Clara Isabel Di Tella dio la nota positiva de la jornada para la delegación argentina en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023: se consagró campeona panamericana en la prueba de espada individual en esgrima luego de superar en la final a la peruana María Luisa Doig y consiguió la primera medalla de oro para un argentino en esta competencia desde la de Mario De Brelaz en San Juan 1979.

“Arranqué sin confianza y la fui recuperando a lo largo del día. Tuve un año no muy bueno en términos de resultados, así que no sabía bien que esperar. Venía a dar lo mejor de mi y estoy muy contenta de haber llegado hasta esta instancia”, comentó después de alcanzar la final y lo ratificó una vez confirmado el color de su medalla.

La esgrimista de 30 años, que compitió con la camiseta de Racing debajo de la chaqueta eléctrica, le había ganado en semifinales a la chilena Analía Fernández Canales en un duelo en el que tuvo al público en contra y así se aseguraba, de mínima, una medalla de plata. Sin embargo, no iba a conformarse con eso, fue por más y se quedó con el oro en una ajustada definición. Llegó a estar 9-9 y el desenlace era incierto, pero logró sacar lo mejor de sí en el momento indicado.

“No sabría decirte como lo hice. Me preparé mucho con todo mi equipo: entrenadores, preparador físico, nutricionista, coach mental. Son momentos en los que no haces conexiones, pero tu cuerpo las hace por vos. Es la única explicación que puedo dar”, dijo en declaraciones a TyC Sports, una vez consumada su victoria y aún desbordada por la emoción del momento.

La hija de Rafael Di Tella, olímpico en esgrima en Seúl 1988 y Barcelona 1992 que luego se convirtió en un destacado economista, absorbió la pasión de su padre desde muy pequeña. Y lo hizo junto a su hermano menor, Pascual, quien también participó de estos Panamericanos e irrumpió en la zona mixta para abrazarla.

“Tengo mucha admiración por mi hermana”, dijo Pascual ante la pregunta del periodista de la cadena que tiene los derechos televisivos, mientras intentaba contener las lágrimas. Luego, se fundieron en un abrazo y se alejaron de los flashes para seguir festejando en un contexto de mayor privacidad.

La esperaba para otro abrazo su padre, quien debe haber recordado su pasado como esgrimista al ver competir a su hija. Y su madre, que también fue deportista, aunque en su caso se desempeñó en esquí alpino y llegó a participar en unos Juegos Olímpicos de Invierno. De cuna de deportistas, nació una campeona panamericana.

“Tienen prohibido venir a verme, pero esta vez no los pude frenar”, comentó, entre risas. Después, rompió con esa frialdad. “Estoy muy agradecida con toda mi familia. También con mis amigas, con las que empecé a hacer esgrima. Me siguen en todos los torneos, prenden velitas por mi, me acompañan a pesar de los resultados. Muchas gracias”, cerró.

Isabel había hablado de “sensaciones amargas” cuando tuvo que conformarse con el bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 (su hermano había obtenido la de plata en aquella oportunidad) tras caer derrotada en semifinales con la venezolana Patrizia Piovesan. Ahora logró dar un paso más al subirse al escalón más alto del podio.

Y nadie podrá decir que tuvo el camino allanado, ya que en cuartos de final le ganó por 15-13 a la ítalo-brasileña Nathalie Moellhausen, que fue campeona mundial por equipos (2009) e individual (2019), ganadora del Campeonato Panamericano en 2015 y triple medallista en Juegos Panamericanos.

Di Tella nació en Oxfordshire, Inglaterra, luego vivió en Estados Unidos y después se asentó en la Argentina, pero siempre, aquí y allá, el deporte siempre estuvo en su vida y en la de su hermano: ella probó con el vóleibol y él con el básquet, aunque ambos ya habían tenido un contacto con la espada, siguiendo los pasos de papá. Es que Rafael Matías Di Tella, hijo del excanciller Guido Di Tella, fue uno de los esgrimistas más destacados del país. Y allí terminaría guiando el destino a sus hijos.

Igualmente, Isabel no descuidó los estudios, sino todo lo contrario. Se graduó en Matemáticas en Harvard y apenas terminó su participación en Lima, con aquella medalla de bronce que la empujó a seguir mejorando, se fue a Boston para cursar un doctorado en Economía en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), también el mismo palo de su padre. Una carrera marcada por el esfuerzo y enorme dedicación.

Y tanto sacrificio le da sus frutos. Ya había sido campeona en los Juegos Suramericanos de Cochabamba 2018, ganadora de un Campeonato Panamericano y ahora, en sus cuartos Juegos Panamericanos, obtuvo el mejor resultado de su carrera. Ya sueña con los Juegos Olímpicos de París 2024, para los que deberá ganarse un lugar a través de buenos resultados que le permitan crecer en el ranking o mediante la vía alternativa del Preolímpico.