Sociedad
“Monstruos del nazismo”: del cuñado de Hitler que se escondió en Santa Cruz al oficial de las SS que veraneaba en Miramar
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Uno a uno, los personajes más oscuros que estuvieron detrás del ”mayor y más horrendo crimen de la historia de la humanidad” en un libro que se descarga gratis acá.
El libro que leerán está escrito en un lenguaje claro y puede ser leído por cualquier lector interesado, tenga o no una exhaustiva experiencia en la Historia. Pueden leerlo sin temor a los golpes bajos ni a descripciones detalladas de asesinatos y torturas que linden lo macabro, no porque no hayan existido sino porque la información está por sobre el amarillismo.
Aquí no hay una enumeración de batallas que termine por marear al lector sino que hay una narración de los hechos, focalizando en los protagonistas. Hitler, Goebbels, Hoess, Mengele, Eichmann, Bormann, Göring, Fegelein, el cuñado de Hitler, y un menos conocido Walter Kutschmann, quien acabó sus días relativamente tranquilo en una Miramar soleada en la Argentina.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta la caída de las Torres Gemelas, la pregunta clave acerca de cómo un puñado de jerarcas nazis pudo matar a millones de personas le quitaba el sueño a más de uno. Como si fuera poco, la cuestión no era solo el asesinato de inocentes, mujeres embarazadas y niños; a ello se agregaba el uso sistemático de la muerte y haber vuelto mero “objeto de productividad y de recaudación” a un cuerpo o a un cadáver.
Mientras los prisioneros pudieran trabajar dentro de los campos y fueran productivos para los nazis se les permitía vivir. Un cadáver, a su vez, era una fuente de piezas de oro de su dentadura, de grasa en su cuerpo -si había-, y también de cabellos. Hasta entonces, el mundo no había convivido con una civilización que pusiera en marcha un modo sistemático para enriquecerse con la muerte.
¿Cómo pudo pasar algo así? Muchos de los sobrevivientes de los campos de concentración acabaron suicidándose al cabo de años o décadas porque no soportaron el peso de la pregunta. ¿Eran los nazis unos simples monstruos? ¿Esas personas estaban locas? Y si eran monstruos, ¿por qué la gente no los detectó a tiempo para detenerlos?
II
Cien años atrás, en 1923, Adolf Hitler intentó un golpe de Estado para hacerse con el gobierno de Alemania. Fue a la cárcel y allí escribió su ideario: Mi lucha. Para cuando salió de prisión se convirtió en la cabeza del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, ganó las elecciones y así arrancó la tragedia. Nadie podría haber vaticinado que tras ese intento fallido, ese hombre podía desatar la masacre más sanguinaria del siglo XX. Pero lo hizo.
No estaba solo sino apoyado y sostenido por compañeros -o secuaces, como prefieran llamarlos – y el plan no se forjó en un solo día. El resultado todos lo conocemos: las infames cámaras de gas del Holocausto adonde perdieron la vida 6 millones de judíos, y un total de 15 millones de personas en los campos de concentración. En definitiva, una guerra en la que se calcula que murieron 55 millones de personas y un continente partido en dos.
Quienes llevan adelante cada capítulo de este libro poseen una vasta trayectoria en el oficio de informar. El primer texto pertenece al gran periodista Adolfo Serra, autor de varios libros -uno de ellos específicamente sobre el nazismo – y dueño de una carrera dentro del cuarto poder. Cuando llamamos “cuarto poder” al periodismo, lo hacemos pensando en gente como él, que puede abrir los ojos a una sociedad. Desafortunadamente, Serra falleció unos pocos años atrás: el capítulo que él escribe en el libro fue una nota publicada en Infobae en 2019.
“El Holocausto: el mayor y más horrendo crimen de la historia de la humanidad” es la cita que usa Alfredo Serra para abrir su artículo. Comienza con Winston Churchill a la cabeza y termina igual. No en vano.
A lo largo de estos ensayos, el lector se interiorizará en que los crímenes de nazismo no fueron organizados por ciudadanos comunes sino que se trató de hombres del poder, políticos y militares, quienes manipularon a la sociedad con la demagogia o con el terror, para tener a la gente bajo control. Ni siquiera los kapos (presos que fueron utilizados para realizar trabajos administrativos dentro de los campos de concentración) eran ciudadanos comunes obrando según su sadismo particular, y el excelente artículo de Matías Bauso sobre ellos narra con detalle la historia de los primeros treinta delincuentes que fueron enviados en marzo del ‘33 a Dachau, el primer campo de concentración nazi.
Estos 30 kapos tuvieron que tatuar los números, desde el 31 al 758, de los prisioneros políticos que allí se hallaban. La idea no surgió tras un plebiscito a la población sino que un político militar o civil de los que estaban en el poder decidió que 30 presos eran la franja social ideal para someter a otros presos.
Bauso da una cabal idea del horror cuando menciona los partidos de fútbol que se jugaron en los campos de concentración. Remarco aquí una aclaración de Bauso: los prisioneros no jugaban al fútbol por solaz y para pasarlo lindo, porque obviamente estaba prohibido en Auschwitz. Jugaban para hacérselo pasar lindo a los equipos alemanes. Los equipos de los prisioneros tenían que jugar poniendo toda su energía y entusiasmo y, si perdían el partido, podían perder la vida, literalmente. La clase de diversión que tenían en mente los romanos cuando construyeron sus circos, dos milenios atrás.

III
La vida privada de Adolf Hitler y sus allegados genera curiosidad. Cuando pensamos que era un demonio queremos conocer a quienes lo rodearon desde más cerca, porque tal vez allí esté la clave. Alberto Amato y Daniel Cecchini indagan en la infancia y los amores de Adolf. Cuentan que el padre le daba azotes y que el mismo Hitler declaró en Mi lucha haberse hecho un temple de acero contando los azotes en lugar de echarse a llorar, como cualquier niño. Cinco de sus hermanos murieron en la niñez, y de los sobrevivientes, Paula y él llegaron a adultos. A Paula no la soportaba y hasta le pidió que cambiara su apellido; sí, en cambio, sentía inclinación por su media hermana Ángela a quien nombró ama de llaves de su casa de descanso “Nido de Águila”.
A tal punto la quería que su hija, Geli –diminutivo de Ángela– se convirtió en el amor de su tío Adolf, cuando ella contaba 17 años y él, 36. Hitler no se casó con ella y hay quien dice que ni siquiera tenía relaciones sexuales con la sobrina, sin embargo la joven permanecía encerrada en su jaulita de oro en Berlín. Hacia 1931, Geli se pegó un tiro en medio del pecho con la pistola de su tío.
El suicidio se tapó y Adolf no pareció demasiado atribulado, sobre todo porque un tiempito antes había conocido a Eva Braun, una adolescente de casi 18 años. Ella fue su compañera e intentó suicidarse dos veces durante la relación con él. Por cierto, Goebbels, el ministro de propaganda, había pedido a Hitler que la mantuviera escondida ya que era mucho mejor mensaje para el pueblo: “El Führer tiene un solo amor, una sola novia, una sola esposa: Alemania”.
El final de Hitler en el búnker fue la apoteosis de la locura. La megalomanía y la paranoia le eran propias. La crónica de los últimos días narrada en este libro desde diferentes puntos de vista pone en primer plano no sólo la paranoia del Führer, sino la de aquellos encerrados con él. Por ejemplo, Magda Goebbels, que envenenó a sus seis hijos cuando supo de la inminente llegada de los rusos.
Hay dos momentos donde sale a luz el mesianismo de Hitler. El primero, cuando se niega a negociar la rendición y acusa de traidores a todos los que le piden que lo haga para salvar vidas. El segundo, cuando dentro del búnker le piden que piense en su sucesor como mandatario de Alemania y lo comunique por teléfono. El Führer responde con pena que no puede elegir a nadie para ese cargo que no sea él mismo. Estos dos momentos bastan para sospechar.
No obstante, no nos dejemos llevar por facilismos. Ni los malos tratos ni los abusos en la infancia ni los amores desencontrados determinan las acciones criminales de una persona. Me gustaría recomendar la lectura de un poema de Wylslawa Szymborska, ganadora del Premio Nobel de Literatura. Se titula “Primera fotografía de Hitler” y allí no hay nada más que un bebé hermoso como cualquier otro, un bebé cuya vida son chupete y biberón y donde no se oyen los aullidos de los perros ni los pasos del destino.

IV
Que las últimas palabras de Adolf Eichmann antes de ser colgado en la horca hayan sido: “¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria!”, son para ponerle los pelos de punta a cualquier argentino. La huída a Sudamérica de los nazis prófugos fue tomada por criminales de alto y bajo rango. En este libro se encontrarán con el relato del recorrido de Adolf Eichmann. Con motivo del 25 de mayo de 1962, un comando israelí que dijo venir a celebrar los días patrios argentinos se llevó a Eichmann disfrazado de militar israelí y sujeto por varios agentes del Mossad que lo hicieron pasar por borracho. Luego fue juzgado y ejecutado en Jerusalén.
El camino de Josef Mengele, “el ángel exterminador”, médico cirujano que experimentaba con gitanos y con gemelos, también pasó por Buenos Aires. Vivió durante algún tiempo en el barrio de Florida, bajo el apellido “Gregor” y, al enterarse del secuestro de su compañero, huyó a Paraguay primero y a Brasil después. En una playa del Estado de San Pablo tuvo una muerte “linda”, por llamarla así, respecto de la que él daba a sus víctimas con el bisturí. Estaba metiéndose en el agua, cuando un ACV lo derribó de golpe y partió antes de tocar el suelo, sin conocer la agonía.
Muchos de los prófugos nazis habían entrado al país gracias a la aquiescencia del primer gobierno de Perón. En su capítulo del libro, Alberto Amato cita: “Una información muy curiosa lo pone en contacto con Perón. La historia le fue narrada a Uki Goñi por el periodista Tomás Eloy Martínez, que reporteó en profundidad a Perón en su exilio en España, en 1970. Cuenta Goñi que Tomás Eloy Martínez le reveló que Perón le había contado que, en los años 50, visitaba la Quinta de Olivos (que era entonces residencia de fin de semana de los presidentes, la residencia oficial estaba en la calle Austria, donde hoy se alza la Biblioteca Nacional) un alemán ‘especialista en genética’, que solía contarle sus supuestos y raros experimentos científicos. Aquel hombre había ido a despedirse de Perón porque un cabañero paraguayo le iba a pagar una fortuna para mejorar su ganado. “Me mostró -dijo Perón- las fotos de un establo que tenía por allí cerca del Tigre, donde todas las vacas le parían mellizos”, cuenta Goñi en La auténtica Odessa. Tomás Eloy, que olía una noticia a la distancia, quiso saber quién era aquel misterioso alemán. Y Perón: ‘¿Quién sabe…? Era uno de esos bávaros bien plantados, cultos, orgullosos de su tierra. Espere, si no me equivoco, se llamaba Gregor. Eso es, el doctor Gregor’”.
También el cuñado de Hitler, esposo de la hermana de Eva Braun, parece haber desembarcado de un submarino en el puerto de San Julián, Santa Cruz. Se llamó Hermann Fegelein, y según algunas fuentes podría no haber sido fusilado por los rusos cuando intentó escapar del búnker -tal la versión oficial -sino darse a la huida y acabar sus días en San Pablo, Brasil.
Monstruos del nazismo cierra con el caso de Walter Kutschmann, alto militar de las SS y oficial de la Gestapo, que fue localizado en Miramar, Argentina, nada menos que por el periodista Alfredo Serra en dos ocasiones. Una fue para la revista Gente en 1975 y no suscitó mayor conmoción. La segunda, durante la democracia, movilizó lo suficiente como para que se firmara una orden de captura y extradición, aunque la misma no llegó a ejecutarse: Kutschmann murió días antes en el Hospital Fernández de Buenos Aires.
V
El libro que tienen ante sus ojos termina con una nota del periodista Juan Bautista “Tata” Yofre sobre cómo fue el final de Adolf Hitler. Como mencioné antes, el libro empieza y termina con Churchill, para muchos un héroe de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, Yofre planta en el lector la semillita sobre la probidad de los políticos, que nada tiene que ver con la fama o la imagen que logran proyectar. Yofre comenta que la Guerra Fría empezó cuando un teniente coronel soviético, Yurasov, ordenó a sus soldados que destruyeran todo al entrar en Alemania. Que no dejaran en pie nada de una fábrica, ni nada -¡ni siquiera un orinal! – que pudieran utilizar luego los aliados.
Mientras esto ocurría, Winston Churchill pensaba llegar hasta Moscú y tomarla con la Operación Impensable (el plan británico para atacar la URSS). Tal vez el general estadounidense George Patton también tuviera su plan, pero no llegó aún hasta nuestros oídos.

Libros gratis: elegí el tuyo
Biblioteca Leamos es una colección de e-books que se descargan de manera gratuita de la plataforma digital Bajalibros. Aunque su contenido se incrementa permanentemente, en este momento se pueden encontrar, entre otros títulos, Los vientos, de Mario Vargas Llosa, Muchachos y El camino de los héroes, sobre el Mundial de Qatar y la Selección argentina, El gran secreto del retorno de Perón en 1973, del reconocido periodista Juan “Tata” Yofre, El deseo más grande del mundo, de Luciana Mantero, 7 claves para atravesar el cáncer, de Daniela Hacker y Francisco. Diez años del Papa latinoamericano, que repasa la década en la que el Santo Padre argentino ha ejercido como máxima autoridad de la Iglesia de Roma.
Y clásicos como Mujercitas, 1984, Don Quijote de la Mancha o Hamlet. Y obras que apuntan a aliviar algunos de los grandes problemas de esta era, como Cómo combatir el estrés, 60 maneras de vivir sin ansiedad y 60 claves para mejorar tu autoestima. También hay libros como 60 consejos para ser buenos padres, ¿Mito o realidad? Ocho postulados sobre nutrición que conviene revisar, de Francis Holway y Biografía de mi cáncer, de Patricia Kolesnicov.
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Sociedad
Un turista de 21 años se metió al Río Paraná para buscar una pelota y murió ahogado
Publicado
11 horas atráson
12 marzo, 2025Por
Admin
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.

Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).

Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.
Sociedad
Temporal en Bahía Blanca, en vivo: se reactivó el transporte público y será gratis por 30 días
Publicado
11 horas atráson
12 marzo, 2025Por
Admin
La ciudad bonaerense vuelve poco a poco a la normalidad. El funcionamiento de los colectivos, la recolección de residuos y la entrega de donaciones. La atención al público en lugares habilitados para circular. Qué pasará con las clases y el clima
Bahía Blanca se reconstruye después del fuerte temporal que azotó a la ciudad el viernes pasado, provocando grandes daños y destrozos. La ciudad recibió la llegada del.
En el medio de la angustia que prevalece por las personas que aún están desaparecidas, incluyendo a las hermanas Delfina y Pilar Hecker, de uno y cinco años, las autoridades del municipio se mantienen trabajando en su búsqueda.
Por lo pronto las clases estarán suspendidas hoy y mañana debido a las complicadas condiciones de infraestructura en las que se encuentran las instituciones relevadas.
En tanto, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires anunció un paquete de medidas como créditos blandos, subsidios, transporte gratis y beneficios impositivos.
El presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca, Alfredo Dagna, destacó la ayuda de gran parte de las instituciones deportivas de la Argentina: “Es un aluvión de donaciones que vienen. Me han llamado casi todos los presidentes de clubes para decirme que enviaban uno o dos camiones”. E informó que la idea es entregarlo “en forma inmediata” a la gente, ya que hay una situación de desesperación.
Respecto al rol de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Dagna comentó que el organismo se encuentra recibiendo donaciones en el predio de la AFA, en Ezeiza, que provienen de los clubes del interior. Y subrayó que lo que más se necesita son elementos de higiene: “El tema es lo que pueda pasar desde el punto de vista sanitario en la Ciudad”.

En cuanto a medidas, el dirigente relató: “En el fútbol lo que hicimos fue suspender el partido que teníamos ahora, jugábamos el domingo. Tengo dos helicópteros de la Policía Federal en la cancha de fútbol y suben y bajan todos los políticos que vinieron. El club está colapsado con las ayudas”.
Por último y sobre la situación actual en la localidad bonaerense, Dagna calificó al temporal como “una situación difícilmente de entender” y estimó que es poco probable que vuelva a suceder. “Son situaciones que uno las explica y las cuenta, pero el que las vive es una situación traumática porque pierde todo. Eso es como el Juego de la Oca, retrocedes 20 casilleros porque perdés todo. Hechos como estos desbordan cualquier previsibilidad posible”.
En este punto, concluyó: “Es dramático lo que pasó, de tal forma que, toda la ayuda que llega, si bien es un bálsamo para la gente, cuando pase la ayuda la gente va a tener que arrancar de cero. Y eso es lo más preocupante”.
Cómo están las rutas en Bahía Blanca
Según informó Vialidad Nacional, el estado de las rutas nacionales que conectan la ciudad con el resto del país presenta diversas restricciones, incluyendo cortes totales y tramos transitables con precaución.
De acuerdo con el reporte oficial, la Ruta Nacional 3 (RN 3), muestra diferentes niveles de accesibilidad dependiendo del tramo. El segmento entre Azul y el empalme con la Ruta Nacional 229 (RN 229) se encuentra transitable sin inconvenientes. El tramo que conecta la RN 229 con El Triángulo y el que va desde este último punto hasta la calle Charlone (kilómetro 691) requieren precaución debido a las condiciones del camino.
Por otro lado, el tramo entre el Canal Maldonado (kilómetro 692) y el empalme con la Ruta Nacional 33 (RN 33) permanece completamente cerrado al tránsito.

El resto de los tramos de la RN 3 presentan una situación mixta. Desde el empalme con la RN 33 hasta el empalme con la Ruta Nacional 22 (RN 22), el tránsito es posible pero con precaución, mientras que el trayecto entre el empalme con la RN 22 y Patagones está habilitado sin restricciones.
Asimismo, el segmento que conecta el empalme con la RN 3 y Río Colorado, perteneciente a la RN 22, también es transitable con normalidad.

La Ruta Nacional 33 (RN 33) también presenta condiciones variables. El tramo entre el empalme con la RN 3 y La Vitícola está habilitado, pero se recomienda circular con precaución. Por su parte, el trayecto que conecta La Vitícola con Pigüé no presenta inconvenientes. Sin embargo, el tramo que une Pigüé con Trenque Lauquen requiere precaución debido a las condiciones del camino.
En cuanto a la Ruta Nacional 35 (RN 35), el panorama es más crítico. El tramo que conecta Bahía Blanca con el límite de la provincia de La Pampa se encuentra totalmente cerrado.

Por su parte, la Ruta Nacional 228 (RN 228), que conecta Necochea con Tres Arroyos, está habilitada sin restricciones. Por otro lado, la Ruta Nacional 229 (RN 229), que une el empalme con la RN 3 y Balneario Marisol en Punta Alta, es transitable, pero con precaución.
La Ruta Nacional 249 (RN 249), que conecta el empalme con la RN 3 y el empalme con la RN 229 en Punta Alta, también requiere precaución para su tránsito. Asimismo, la Ruta Nacional 252 (RN 252), que abarca el tramo entre la Rotonda de Villa Sarsfield y el puente La Niña, presenta condiciones similares.
Finalmente, la Ruta Nacional 1V03 (RN 1V03), que conecta el empalme con la RN 3 y la Rotonda Ex Indiada, también está habilitada, pero se recomienda circular con precaución.
El Hospital Penna reactiva algunos de sus servicios

El Hospital Provincial José Penna, principal centro de salud de Bahía Blanca, comenzó a recuperar su funcionamiento tras los graves daños sufridos durante el temporal del pasado viernes.
El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires implementó un amplio Plan de Contingencia que incluye la adecuación de espacios, la reorganización de servicios y el envío de recursos humanos y materiales para garantizar la atención médica en la región.
Más de 200 agentes sanitarios fueron enviados al hospital, junto con equipamiento médico, medicamentos, vacunas y personal especializado en salud mental. Estas medidas buscan restablecer la operatividad del establecimiento, que es clave para la atención de la población local.
Sociedad
“¿Dónde está mi bebé?”: la angustia de una madre adolescente y la hazaña de una enfermera en medio de la inundación en Bahía Blanca
Publicado
11 horas atráson
12 marzo, 2025Por
Admin
La tormenta arrasó con el Hospital Penna y decenas de niños tuvieron que ser evacuados de la Neonatología. Saira Delmiro, de 16 años, vivió una odisea para reencontrarse con su hija, Amely. Su historia y la de la enfermera que la salvó
El viernes 7 de marzo, Saira Delmiro (16) se despertó sobresaltada en su casa del barrio 9 de Noviembre, en Bahía Blanca. Eran las cuatro de la madrugada y afuera llovía sin parar. Horas después, cuando ya se había desatado el peor temporal de la historia de la ciudad, llegó a su teléfono un video que le heló la sangre: el hospital Penna, donde su hija Amely llevaba tres semanas internada en el sector de Neonatología, se había inundado.
“Me agarró un ataque de nervios. No veía a mi bebé desde la noche anterior y en las imágenes no aparecía el sector donde ella estaba. Me desesperé. Pensé que no se iba a salvar”, recuerda Saira en diálogo con Infobae.
Amely nació el 15 de febrero pasado, con solo 27 semanas de gestación y un peso de 940 gramos. Desde entonces, la beba pasaba sus días en una incubadora, con respirador y asistencia médica constante. Saira, que recibió el alta tres días después de traerla al mundo, la visitaba dos veces al día. “Trataba de pasar la mayor cantidad de tiempo en la Neonatología. Le cambiaba los pañales, me sacaba leche para que se alimentara y le hablaba permanentemente. Me costaba mucho verla así, tan chiquita y llena de cables”, explica.
A pesar del buen cuidado, en sus primeras semanas de vida, la evolución de Amely era incierta: primero tuvo ictericia (NdR: una afección frecuente en los neonatos que provoca que la piel y las partes blancas de los ojos se tornen amarillas a partir de un exceso de bilirrubina en la sangre) y, luego, una infección que le comprometió los pulmones. “Todo venía siendo muy cuesta arriba”, explica su mamá
Pero la prueba más dura todavía estaba por llegar.

“¿Dónde está mi bebé?“
Después de ver los videos, aquel viernes 7 de marzo, Saira decidió ir al hospital Penna a buscar a su bebé. Llegó alrededor de las 17 y ahí se enteró de que Amely ya no estaba allí. “Pregunté adónde estaba mi hija y me dijeron que la habían trasladado. ‘Ella está bien, pero la llevamos a OSECAC’, me explicó el director de Neonatología. El problema es que eso quedaba pasando el centro y, con mi mamá, no teníamos cómo llegar. Paramos una camioneta que se ofreció a llevarnos, pero tuvimos que bajarnos antes. Cuando salimos del coche, el agua nos llegaba por encima de la cintura y la corriente te llevaba. Tuvimos miedo”, cuenta.
Durante horas, Saira y su madre se quedaron atrapadas en una vereda, sin poder avanzar. “Tuvimos que esperar a que bajara el agua. Estábamos empapadas y embarradas. Al final, empezamos a caminar por calles sin luz. ‘No vamos a llegar’, le decía a mi mamá”, cuenta Saira.

“No tenés nada que agradecer”
Quien repone la otra parte de la historia, ahora, es Luciana Marrero, la enfermera que cobijó a Amely en su pecho, debajo de su ambo, para darle calor y así salvarle la vida. Junto a sus compañeras del Penna, Luciana puso en marcha un operativo de rescate que se extendió durante 18 horas ininterrumpidas hasta que lograron trasladar a todos los recién nacidos a un lugar seguro.
“Actuamos con el corazón y pensando en las madres que no pudieron llegar hasta sus hijos debido a la tormenta. Si no nos saliera del corazón, no podríamos haberlo hecho. La prioridad siempre son los bebés”, comentó la enfermera en una entrevista días atrás.
“A Luciana nunca la había visto porque yo me iba del hospital a las 21 y ella llegaba a las 24. El encuentro fue muy lindo. Me abrazó y me dijo que hizo lo que yo hubiera hecho. Si no fuera por ella, Amely no estaría hoy acá”, asegura Saira.
Pese a la incertidumbre por lo que vendrá, la joven se aferra a la esperanza. “Gracias a Dios, mi casa no se inundó y puedo ir y volver de OSECAC, aunque está mucho más lejos que el Penna. Amely sigue ganando peso y mientras ella esté bien, yo también lo estaré”, se despide Saira.

Volver a ponerse de pie
Tras la inundación, el hospital Penna, que también recibe pacientes de Tres Arroyos, Carmen de Patagones y otras localidades del sur de Buenos Aires, se encuentra en una situación crítica.
Ante la devastación, el personal de la institución solicitó la colaboración de la comunidad para reconstruir la sala de Neonatología y reponer los equipos perdidos. “Bahía necesita de la población. Nuestro sueño es volver a ver nuestra Neo en pie“, aseguraron las enfermeras.


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