Sociedad
Midieron la infelicidad argentina durante la pandemia y después: cuándo fue mayor
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2 años atráson
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Un estudio de la UCA hace foco en el impacto de la crisis del Covid. También analiza esa curva desde 2010 y evalúa la percepción sobre la democracia y las instituciones..
La resaca suele ser más pesada que el exceso. Un poco de eso puede explicar los resultados de una investigación que por primera vez mide cómo quedaron los argentinos después de la crisis inédita del Covid. Los coletazos no sólo se extienden en el tiempo, sino que los sentimientos de infelicidad y depresión se volvieron más profundos tras la pandemia que mientras ésta duró.
El año 2022 fue el primero luego de la crisis sanitaria en el que la gente empezó a recuperar más o menos su vida “normal” y a recoger los pedazos que habían quedado desperdigados en la batalla, un trauma social y económico de los más grandes que se tengan recuerdo. A priori podría pensarse que nada podría superar el sufrimiento de atravesar ese infierno. Pero los argentinos, según una encuesta de la Universidad Católica Argentina (UCA), refutan ese prejuicio.
Ese año de corte (2022) fue elegido por la UCA para medir una serie de variables de la vida de los argentinos que dan cuenta del deterioro experimentado. Los autores del trabajo fueron Carolina Garófalo, Solange Rodríguez Espínola, María Paternó Malavella, Nazarena Bauso y Francisco Laferriere.
El informe se titula “Desigualdades y retrocesos en el desarrollo humano y social 2010-2022. El deterioro del bienestar de los ciudadanos en la pospandemia por Covid-19”. Si bien la pandemia fue una hecatombe global, las estrategias para enfrentarla -mejores o peores- fueron propiedad de cada país y gobierno. Y ese cóctel de decisiones gubernamentales fue en definitiva lo que terminó arrojando el saldo final de la pesadilla.
La investigación de la UCA analiza, en el período mencionado, varios aspectos de la vida de los argentinos: el sentimiento de infelicidad, el malestar psicológico, el déficit del estado de salud percibido, no haber realizado una consulta médica pese a esa percepción y el crecimiento del uso de la salud pública. También evalúa la disconformidad con el funcionamiento de la democracia y la desconfianza en las instituciones.

La investigación dice que “2022 estuvo marcado por un contexto internacional adverso, sobre un escenario local recesivo, con alta inflación y desfavorable en materia de empleo que produjo la pérdida de ingresos y menor consumo de los hogares. Además, la poca mejoría respecto al año 2021 en el ámbito del empleo se debió al incremento de trabajos informales, a un subempleo inestable que empeora las condiciones del bienestar, de la salud, de los proyectos personales, desmejorando la mirada a las instituciones democráticas”.
Agrega que “desde 2010, las desigualdades sociales, económicas y laborales sitúan a las personas con mayor vulnerabilidad en franco deterioro de su bienestar. Así, en un panorama empobrecido, las personas continúan padeciendo carencias no sólo materiales, sino también en aquellas cuestiones subjetivas que hacen a las expectativas de un logro en mejoras de sus derechos a la salud plena, a la igualdad social y a un desarrollo humano que derrame por sus capacidades y habilidades”.
El malestar psicológico evalúa la sintomatología ansiosa y depresiva sin indicar patología o trastorno. Durante el periodo 2010-2022 observaron una tendencia relativamente constante de alrededor del 20%, con valores que fluctúan entre el 18,4 por ciento (2010) y 25,4% (2022).
“La última medición refleja el valor más elevado en la serie, incluso superando a lo reportado en 2020, año de mayores condicionantes negativos por el impacto de la pandemia por Covid”, dicen los investigadores. Explican que “el malestar psicológico aumenta a mayor vulnerabilidad socio-ocupacional: es mayor en el bajo marginal, y alcanza a alrededor de 4 de cada 10 adultos”.
El sentimiento de infelicidad implica sentirse poco o nada feliz, alcanza en promedio a 1 de cada 10 personas de zonas urbanas de Argentina y varía según la clase social. Es mayor en las clases bajas marginales (23,1%) y bajas integradas (14,9%). En este último estrato aumentó con respecto a 2021, al igual que en el sector medio profesional, donde el mismo sentimiento trepó del 7,7 al 11,3 por ciento.
El año de menor infelicidad en la clase media profesional fue 2017, cuando apenas el 3,9 por ciento se sentía de esa manera. De hecho, en esa época fue el sector más feliz de toda la población analizada en la serie 2010-2022.
En cuanto al déficit de proyectos personales, éste se manifiesta en 2 de cada 10 personas en la serie temporal medida. En 2022 arroja un 14,8% y representa un leve descenso respecto de 2021, año de salida de la pandemia. El déficit se acentúa en las clases bajas. En 2022, la falta de proyectos personales fue mayor en el estrato bajo marginal (23,5%).
Otro aspecto clave de la investigación es el estado de salud y los hábitos preventivos. El primero es el estado de salud percibido e identifica personas con problemas de salud y enfermedades crónicas o graves. Paradójicamente, durante los dos años más duros de la pandemia, el indicador alcanzó sus valores más bajos (13% aproximadamente en 2020 y 2021).
“Dicha situación podría explicarse por la prioridad conferida al Covid-19 en ese tiempo y por la baja en la prevalencia de enfermedades asociadas al contacto a partir de las medidas preventivas, entre otras posibles causas”, dicen los autores. En 2022 subió el porcentaje de personas con problemas de salud y enfermedades crónicas a un 14,7%.
Hay dos datos que sobresalen al analizar por grupos etarios el déficit del estado de salud percibido. A partir de los 60 años en adelante hubo un notorio incremento del porcentaje en 2022 con respecto a 2010. Entre los 60 y 75 años, el universo que manifiesta esa percepción negativa pasó del 15,2 al 30,9%. Y entre los mayores de 75 pasó del 10,9 al 36,5%.
En promedio, en 2010 uno de cada diez encuestados indicó no haber realizado una consulta médica a pesar de tener problemas de salud o enfermedades. En los últimos tres años fue un indicador sensible al contexto de la pandemia. En 2020, evidentemente producto de la cuarentena, el 39,9% de esa población no fue al médico y luego ese índice mejoró: alcanzó al 32,9% de los adultos en 2021 y al 17,1% en 2022. Sin embargo, el déficit no ha logrado llegar al valor prepandémico de 2019, cuando fue del 12,6%.
En el rubro que analiza la utilización del sistema público de salud, el indicador presentó su valor más bajo (25,8%) en 2020 y el más alto de la serie en 2022 (32,7%). Las clases bajas y marginales fueron los que más lo demandaron.
Menos del 10% de las personas de clase media profesional, en tanto, dijeron haber realizado la consulta médica en este subsector sanitario a lo largo de toda la serie. Sin embargo, hubo un incremento de la concurrencia entre 2021 y 2022 tanto en la clase media profesional como no profesional.
Democracia, Gobierno y Justicia
Por último, se analiza la percepción sobre el funcionamiento de la democracia y las instituciones. Ahí se observa un fuerte salto en la disconformidad con la democracia entre 2020 y 2022. En 2020, cuando la grieta se achicó por los tiempos más duros de la pandemia, ese sentimiento abarcaba al 32,2% de la clase baja y en 2022 pasó al 52,2%. Y en la clase media no profesional pasó del 37,2 al 48,3% por ciento. Los autores vinculan ese malestar a “la continuidad de las medidas de restricción a la circulación por la pandemia de Covid”.
En cuanto al déficit en la consideración del voto como factor de cambio, aproximadamente un tercio de la población dijo que el voto no funciona como una herramienta para cambiar la realidad social. Y los estratos más bajos reportan los niveles de rechazo más altos.
Con respecto a la confianza en el gobierno nacional, alcanzó su máximo histórico en 2020 con el 49,5% (con un pico de 62,2% en la clase baja), pero para 2022 sufrió una drástica caída en el nivel de apoyo por parte de la población, posicionándose en el segundo valor más bajo de la serie de 12 años (19,7%).

En cuanto a la confianza en la Justicia, la misma fue variando con el paso de los años: en 2018, se registró el valor más bajo de la serie con solo el 7% de la población conforme; y en 2021 el valor más alto con el 25,8%. “Igualmente, el nivel de apoyo que recibe es bastante bajo, en 2010 dos de cada diez personas tenían confianza en la Justicia y para 2022, sólo una de cada diez (21,4% y 18,6% respectivamente)”, consideran los autores.
Por último, el estudio refleja un alto nivel de desconfianza de la gente en los partidos políticos. En 2022, sólo el 8,2% confiaba. Para finalizar, los investigadores reflexionan: “Desde la pospandemia, y bajo las constantes grietas coyunturales que preceden y se agudizan en los últimos años, se necesita un esfuerzo estratégico entre actores políticos y la población en su conjunto a los fines de construir una población con mayor capacidad de desarrollo”.
La muestra incluyó 5.760 casos por año en conglomerados de más de 80 mil habitantes, que incluyeron la Ciudad, el AMBA, Gran Rosario, Gran Córdoba, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo, Gran Mendoza; Mar del Plata, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia, Gran San Juan, Neuquén-Plottier-Cipolletti, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Comodoro Rivadavia y Ushuaia-Río Grande.
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Sociedad
Qué son los exosomas y por qué podrían ser claves en la lucha contra el Alzheimer
Publicado
20 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Un reciente avance científico señala que la función de estas diminutas estructuras celulares resulta decisiva para el intercambio de señales entre neuronas y ofrece nuevas perspectivas para comprender y abordar enfermedades neurodegenerativas hereditarias
Un equipo de la Universidad de Aarhus realizó un hallazgo importante para entender el Alzheimer familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad que afecta la memoria y capacidades cognitivas.
El papel de SORL1 y los mensajes celulares
El estudio, dirigido por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, en colaboración con el Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, se centró en la variante N1358S del gen SORL1. Esta mutación se encontró en casos de Alzheimer de inicio temprano.

El gen SORL1 es responsable de fabricar una proteína llamada SORLA, que tiene la tarea de organizar el transporte de sustancias dentro de las células cerebrales. Hasta ahora se sabía que SORLA ayudaba a evitar la formación de depósitos dañinos relacionados con el Alzheimer, pero los científicos quisieron saber si su función iba más allá de este proceso.
Uno de los grandes descubrimientos es que, aunque la mutación N1358S no cambia la interacción de SORLA con la sustancia relacionada con la formación de placas en el Alzheimer, sí altera el grupo de proteínas con las que suele trabajar.

El análisis detallado reveló que los cambios afectan principalmente a la producción y liberación de exosomas. Estas son pequeñas vesículas que las células utilizan para enviarse mensajes e instrucciones entre sí.
Cuando los científicos compararon células con y sin la mutación, vieron una clara disminución en la cantidad de exosomas liberados por células que tenían la variante N1358S o que carecían del gen SORLA.
Además, los exosomas de estas células eran algo más pequeños y presentaban una consecuencia aún más importante: perdían su capacidad para ayudar en el crecimiento y desarrollo de otras neuronas. En las pruebas, exosomas normales aplicados a neuronas jóvenes estimulaban su maduración, mientras que los provenientes de células con la mutación ya no ofrecían ese beneficio.

El contenido de los exosomas también se vio afectado. Los exosomas de las células modificadas llevaban menos microARNes que apoyan el desarrollo neuronal, y más microARNes con efectos opuestos. Este desequilibrio se asoció con la incapacidad de los exosomas alterados para apoyar la maduración de otras neuronas.
Nuevas pistas para el entendimiento y tratamiento
El descubrimiento llevó a los autores a concluir que SORLA regula la cantidad y la calidad de los exosomas que las células liberan, y que cuando esto falla, la comunicación entre las células se ve interrumpida. Este defecto en el envío de mensajes entre las células cerebrales, y no solo la acumulación de sustancias dañinas, podría estar en el origen del Alzheimer familiar.
La investigación también observó que el papel de SORLA en la fabricación de exosomas existe tanto en neuronas como en microglía, lo que sugiere que su función es amplia dentro del cerebro.
Los investigadores concluyen afirmando que este avance ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad, dirigidas a restaurar la comunicación entre las células cerebrales y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer familiar.
Sociedad
Así luce Britney Spears hoy, a los 44 años
Publicado
20 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
La artista transita una etapa de cambios profundos, con reconciliaciones familiares, vida más reservada en México y nuevos desafíos en torno a su bienestar y privacidad
El 2 de diciembre, Britney Spears celebra su cumpleaños número 44 en medio de una etapa marcada por la transformación y la búsqueda de equilibrio personal. La referente indiscutida del pop desde finales de los 90 festeja un nuevo año de vida tras superar retos personales y familiares, y al iniciar su residencia en México, donde procura mayor tranquilidad y privacidad.
Desde el final de su tutela en 2021, retomó el contacto con sus hijos, Sean Preston y Jayden James, intentando fortalecer los lazos con su familia. Su reciente aparición junto a Kim y Khloé Kardashian en Hidden Hills, California, evidenció su nuevo impulso social y su apertura a vínculos públicos.

En 2025, protagonizó un episodio mediático durante un vuelo privado al encender un cigarrillo y consumir alcohol, lo que provocó una amonestación de las autoridades a su llegada a Los Ángeles. A pesar de estos contratiempos, la cantante asegura estar enfocada en su recuperación y aprendizaje, priorizando su privacidad y salud mental. La búsqueda de autonomía y protección familiar es uno de los pilares en este nuevo capítulo.
Cómo fue la carrera de Britney Spears
Su imagen evolucionó paralelamente a los cambios en la industria y desafíos personales. Spears enfrentó la presión extrema de los medios, factores que propiciaron la tutela legal en 2008. Sin embargo, continuó lanzando música y colaborando con grandes figuras, manteniendo su popularidad y relevancia.

En Las Vegas marcó un precedente al inaugurar una residencia exitosa que inspiró a otros artistas. Talento escénico y espíritu de reinvención permitieron que su figura permaneciera activa durante más de dos décadas en el panorama musical internacional.
Qué le pasó a Britney Spears
En 2008, Britney Spears fue sometida a una tutela que la privó del control sobre sus finanzas y muchas decisiones personales, con el argumento de proteger su salud mental y seguridad. Jamie Spears, su padre, fue nombrado tutor principal, lo que deterioró el vínculo entre ambos.
El arduo proceso legal para terminar la tutela se extendió hasta 2021, convirtiéndose en un caso emblemático de debate público y de movimientos de apoyo. Una vez recuperada su libertad, Spears confesó haber sufrido “daño cerebral” por experiencias traumáticas del régimen legal y expresó sentirse afortunada de “estar viva” tras superar ese periodo adverso. El lanzamiento del libro de Kevin Federline, su exmarido, con nuevas acusaciones sobre la vida familiar, volvió a encender la discusión pública.

Pese a los desafíos prioriza recuperar los vínculos con sus hijos y hermanos, y busca el equilibrio en su salud mental. Después de publicar sus memorias y superar distintas controversias, la artista decidió enfocarse en proyectos personales y mantener distancia de los escenarios por el momento.
Qué se sabe de la vida amorosa de Britney Spears en la actualidad
Tras su separación de Sam Asghari en 2024, Britney Spears optó por la reserva en su vida sentimental. Las noticias actuales no la vinculan con una pareja estable y la cantante protege la intimidad sobre sus relaciones.
Spears privilegia su bienestar y la reconstrucción de su entorno familiar. Eventos sociales como su encuentro con las Kardashian generaron especulaciones en redes, pero la artista evita confirmar novedades amorosas y elige centrarse en su independencia emocional y personal. Su entorno más cercano destaca que respeta su propio tiempo y espacio en esta etapa.

Los premios que recibió Britney Spears a lo largo de su carrera
En más de 20 años de trayectoria, Britney Spears ha sido reconocida con numerosos galardones internacionales. Recibió un Premio Grammy, varios MTV Video Music Awards, y premios en diferentes ceremonias internacionales. Sus discos han alcanzado múltiples certificaciones de platino y oro, consolidando su lugar en la historia musical.
Además de los premios estrictamente musicales, Spears ha sido homenajeada por su impacto en la cultura pop y su influencia en la industria del entretenimiento. Su residencia en Las Vegas revitalizó el formato y sus coreografías y videoclips han dejado huella en varias generaciones. En 2025, sorprendió con el anuncio de su línea de joyería, B Tiny, mostrando una faceta emprendedora y creativa.
Sociedad
Las confesiones de la mujer que fue obligada a casarse a los 3 años con el líder de los “Niños de Dios”: “Mi mamá me entregó”
Publicado
20 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Serena Kelley contó todo lo que vivió en la secta. “Era apenas una ficha dentro de un orden sagrado que solo admitía obediencia”, afirma. Los rastros de la organización de David Berg en Argentina
El tiempo parece no haber pasado en la memoria de Serena Kelley. Al cerrar los ojos, reconoce los pasillos de paredes descascaradas, el olor persistente de sopa recalentada en las cocinas colectivas, las colchas remendadas y los rezos monótonos que llenaban el aire. Pero nada pesa tanto como el día en que, a los tres años, fue obligada por los líderes de la secta Niños de Dios a casarse con su fundador, un hombre de sesenta y siete años llamado David Berg. Aquel “matrimonio” fue una ceremonia fría: nadie lloró, todos aplaudieron, y una multitud de adultos —hombres y mujeres sedientos de redención— entonaron himnos bajo una luz mortecina.
La secta Niños de Dios, nacida en Estados Unidos a finales de los años 60, creció bajo la voluntad absoluta de David Berg, quien exigía la sumisión más extrema y disfrazaba sus violencias con palabras de amor y promesas de salvación. Para los niños, la vida bajo su credo fue una condena: no les fue permitido jugar, dudar, ni siquiera crecer en paz.

Himnos y rutina: el instante donde murió la niñez
La ceremonia sucedió en una sala común, adornada con flores plásticas y mantas mal dobladas. Alguien, con voz solemne, murmuró junto al oído de Serena Kelley:—Sonríe, pequeña. Es un honor. Eres la elegida del profeta.
El trauma de ese instante quedaría suspendido para siempre. “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto, un bien que podía cambiar de manos según la decisión de los mayores”, contó Serena más de treinta años después.
La ceremonia no fue el fin, ni el peor de los males. Solo marcó el principio de una vida tejida en abusos, secretos y silencios impuestos por quienes juraban protegerla. Estados Unidos, América Latina y Europa. La secta dispersó a sus fieles en comunidades cerradas donde la infancia era solo un rastro difuso, rápidamente asfixiado.
La doctrina del abuso
David Berg, quien se hacía llamar “Moisés modernizado”, construyó una estructura cerrada e implacable. Sus seguidores —la familia espiritual— se regían por normas estrictas: rezos al despuntar el alba, trabajo doméstico, evangelización y absoluta devoción al profeta. Fueron miles los niños criados en este régimen. Él grababa cassettes y enviaba largas cartas manuscritas que todos debían memorizar.

Un día, en una de estas grabaciones, Berg insistió: “El Señor exige entrega sin peros. Los niños son del rebaño, y nosotros solo guiamos sus pasos hacia Su gracia”.
Cualquier duda, cualquier resistencia, era castigada con dureza. Temían más el rechazo de la comunidad que el afuera desconocido. Por las noches, mientras la oscuridad envolvía las casas comunes, la madre de Serena le susurraba:“Nada temas, hija. Todo ocurre porque Él lo dispone”.
Los juegos, cuando existían, eran premios fugaces por la obediencia, o máscaras detrás de las cuales se ocultaban castigos y pruebas de disciplina.

El despojo gradual: madre, niña y el silencio
Serena tenía prohibido preguntar por qué ya no dormía con otros niños; por qué la llamaban “esposa pequeña” en voz baja y “elegida” en público. Las respuestas nunca llegaban. Solo quedaba el miedo de los pasillos, el frío de las miradas y la certeza de que su madre ya no podía protegerla. “Iba perdiendo mi voz. Me reconocía cada vez menos cuando me miraba a los espejos polvorientos del lugar”, recuerda.
Salían poco a la calle. Cuando lo hacían, era custodiadas por adultos devotos —llamados “tíos” y “tías”—, que evitaban cualquier contacto con el mundo exterior, temerosos de agentes del demonio, curiosos, periodistas o policías. “Aquí afuera está el infierno. Solo la familia es segura, solo nuestro pastor sabe lo que te conviene”, sentenció un día la madre de Serena ante la menor duda.
La expansión de los Niños de Dios: redes de fe y dolor
La secta Niños de Dios nació en California a finales de los años 60, con David Berg a la cabeza. Pronto, su mensaje —una mezcla de carisma, radicalismo y devoción bíblica— logró arrastrar a decenas y luego miles. Prometía una familia extensa, una comunidad capaz de proteger a sus miembros del veneno del mundo.
La realidad era otra. El “amor libre” y la obediencia estricta camuflaban abusos y sometimiento. Cambiaban de ciudad a menudo, mudándose incluso de país, huyendo de las autoridades y de cualquier rumor peligroso para la organización.
La secta se expandió a América Latina y Europa. El horror se replicaba sin distinción geográfica: todos los niños, todas las niñas eran vulnerables. Nadie escapaba al mandato del profeta.

’}En 1993, la Policía Federal argentina realizó siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. La denuncia era de corrupción de menores y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios.
La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Así lo contó la periodista Emilse Pizarro en una nota publicada en 2019 en Infobae.
La vida de una niña rota: años de miedo continuo
A los seis años, Serena Kelley ya no tenía recuerdos de antes de la secta. Cada cumpleaños era solo una fecha en el almanaque; un día igual a todos, con nuevas obligaciones y promesas de mayor entrega. La infancia, para ella y los demás, era solo una palabra.
—Pronto, el profeta te confiará una misión inmensa —le advirtió una vez una tía, con una sonrisa ahogada.
En la comunidad, la obediencia era condición para la supervivencia. El silencio, una manera de sobrevivir. Llorar o rebelarse traía castigos que iban desde la humillación pública hasta la segregación en habitaciones oscuras.
David Berg gobernaba con mano firme. Los niños eran herramientas, símbolos de pureza y objetos de propiedad espiritual y carnal.

La toma de conciencia fue lenta. Adolescente, Serena Kelley comenzó a escribir pequeños relatos y a leer libros clandestinos que circulaban entre los jóvenes rebeldes de la secta. Descubrió que el mundo exterior no era un abismo, sino una opción.
La huida no fue gloriosa. Llevó tiempo, dudas, amenazas de ostracismo y un trabajo minucioso para frenar el adoctrinamiento instalado desde la cuna. “La libertad aterra al principio. Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola,” cuenta Serena.
Tras su salida, las pesadillas fueron constantes. Los recuerdos volvían con frecuencia. La voz grave de Berg, las miradas de los fieles, las frases envenenadas por la devoción. Nadie la persiguió, pero la vergüenza y la sospecha nunca la abandonaron.
El testimonio y la recuperación
Solo al contar su historia, primero en círculos privados, después en reportajes y foros internacionales de víctimas de sectas, Serena Kelley halló un propósito difícil: luchar por la memoria colectiva y el reconocimiento de los horrores sufridos por los hijos de la secta Niños de Dios.

“No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir en carne propia lo que a mí me arrebataron”, reclama Serena cada vez que toma un micrófono.
Decenas de personas contaron historias similares. Los patrones se repiten: control total, aislamiento, abuso físico y psicológico. Las estructuras legales no siempre llegaron a tiempo. La secta —dispersa y debilitada tras la muerte de Berg en 1994— sobrevivió en pequeñas células, amparada muchas veces por la inacción judicial y el olvido social.
En una carta pública leída en una conferencia para sobrevivientes de sectas en Los Ángeles, Serena Kelley resumió el sentido de su lucha:
“A quienes me piden que olvide, les digo: sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide. Hablo por todas las que no pudieron, las que aún callan, las que murieron esperando otra oportunidad de ser libres”.
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