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Fue campeón del mundo con Argentina, pero se retiró a los 29 años y hoy no tiene ni auto ni celular: “Era un futbolista sin ganas de jugar al fútbol”
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El Negro Ortiz brilló en San Lorenzo, River e Independiente, además de ser uno de los héroes de la Albiceleste en el Mundial 78. Sin embargo, para el icónico wing el fútbol siempre fue un trabajo: “La medalla de campeón la perdí, no extraño nada de esas cosas”
“No toqué la copa tras la final ganada ante Holanda en el Mundial 78, ni lloré por haber sido campeón del mundo. Veía a mis compañeros que estaban desesperados por ir a tocarla y yo ni me acerqué. Soy bastante diferente, porque vivo el fútbol de otra manera, como lo que es, un juego”, reconoce Oscar “El Negro” Ortiz, uno de los 43 jugadores de la historia de nuestro fútbol que ganaron una medalla de campeón en el certamen ecuménico, aunque la perdió con el paso del tiempo.
“Algunas cosas perdí en mudanzas, otras me robaron, y muchas camisetas que tenía se las regalé a mis hijos y a mis nietos. No hay, ni nunca hubo, un cuadro como futbolista en mi casa. Igualmente, no extraño nada de esas cosas, eh. No le doy importancia”, reveló el ex delantero, que disputó seis de los siete partidos del Mundial.
El pasado 8 de abril, el Negro Ortiz cumplió 69 años. Nacido en Chacabuco en 1953, creció rodeado de la humildad en los potreros de la ciudad de Junín, lugar desde donde San Lorenzo se lo llevó para hacerlo debutar con 17 abriles en Primera en 1971. Allí ganó el Metropolitano y el Nacional de 1972, y el Nacional del 74. Luego de cinco temporadas, se fue a Gremio de Porto Alegre, un año después llegó a River, pasó por Huracán y finalizó su carrera en Independiente con apenas 29 años.
“Me quería retirar apenas terminó el Mundial 78, pero seguí jugando por mi familia, por mi madre. Me cansé, porque había varias cosas con las que no estaba de acuerdo. El fútbol no es diferente a la política y son todos iguales, dirigentes y políticos”, enfatizó en un mano a mano con Infobae.
-La selección argentina volverá a enfrentar a Polonia en la fase de grupos de un Mundial. ¿Qué recuerda del aquel último enfrentamiento en la Copa del Mundo del 78?
-Fue en el cuarto partido de la fase de grupos. Ingresé faltando 10 minutos para el final. Fue un partido bastante difícil, porque Ubaldo Fillol le detuvo un penal a Kazimierz Deyna. Resultó ser un juego muy ajustado y parejo. En los primeros 30´ estuvo mejor la selección europea, pero luego lo sacamos adelante. Mario Alberto Kempes la rompió toda. Marcó los dos goles y fue la figura del partido. En sí, ningún encuentro de aquel Mundial fue fácil. Brasil nos tendría que haber ganado, pero el Pato sacó cinco pelotas. Yo me erré un gol que le pegué cruzado al segundo palo y se fue afuera.
-Luego del triunfo frente a los polacos, ¿pensaban que eran firmes candidatos al título?
-No, nunca lo pensamos. En la final ante Holanda íbamos 1 a 1, el Pato saca una pelota fundamental que pega en el palo y se va afuera. Después, le ganamos en el alargue. Luego, hubo un planchazo de Mario por el que zafó de ser expulsado. Si debemos ser lógicos, hay que decir que Holanda no mereció perder la final contra Argentina. Pero no siempre gana el que juega mejor. El fútbol es tan lindo y es un accidente del juego. A veces te atacan todo el tiempo, te generan situaciones que pegan en los palos y termina uno ganando el encuentro, pero no se puede jugar sin palos.

-¿El 6-0 a Perú fue normal o existió algo raro?
-No sé si se vendieron o no, si recibieron guita o no, lo que sí es que le teníamos que hacer cuatro goles y no seis. Cada uno tiene su idea, el hincha piensa que los peruanos se vendieron. Yo no vi nada, y si no vi nada no puedo decir nada. En marzo le habíamos ganado dos partidos, acá y en Lima. Es decir, tal vez deja alguna duda de que varios peruanos caminaron la cancha, pero no sólo pasó en esa Copa, sino que sucedió en varios Mundiales.
-¿Qué balance hacés de tu actuación en dicha Copa?
-Buen balance, aunque pudo haber sido mejor. El primer partido no lo jugué por una molestia muscular, ni al banco fui. Luego, estuve ante Francia, Italia, contra Polonia, Brasil, Perú y luego disputé la final ante Holanda.
-¿Qué te pidió Menotti en aquella final?
-Que me retrasara para agarrar la subida de Johan Neeskens, que manejaba todo. Como era el último partido le dije que sí. Cuando en el segundo tiempo salí para que entrara René Houseman, íbamos ganando 1-0, pero René entró por derecha y pasó Bertoni a mi lugar, ahí perdimos un poco la marca y nos embocaron el empate.
-Luego, la pelota de Rob Rensenbrink que pegó en el palo.
-Si entraba esa no éramos campeones. El fútbol es un accidente. A veces no gana el mejor, aunque lo fuimos. Y no todo es ganar. Holanda perdió dos finales y es un seleccionado inolvidable. Nosotros teníamos un gran equipo, pero con Brasil ligamos, porque tuvieron más chances que nosotros, la única nuestra creo que fue esa pelota en la que fallé en la definición. El Pato Fillol salvó varias, además del penal con Polonia. La primera fase nos costó. Jugamos con Hungría, Francia, Italia, buenas selecciones y de primer nivel.
-¿Fue un título indiscutido?
-Sí, pero creo que siempre le dan más importancia al Mundial 86 que al del 78. No todos, pero sí mucha gente. Dicen que se salió campeón porque jugamos de local, por la dictadura. Yo no les doy bola. Nosotros jugábamos al fútbol, como la mayoría de la gente que continuó trabajando en sus respectivas profesiones, en sus oficios. Después, con el regreso de la democracia, nos enteramos de los desaparecidos y los asesinatos. Pero nosotros estábamos al margen.
-¿Pudiste tocar la Copa del Mundo?
-No, no toqué la Copa del Mundo luego de la final ante Holanda, ni lloré por haber sido campeón. Ganar el Mundial fue lindo, pero no me puso como loco. Veía a mis compañeros que estaban desesperados por ir a tocarla y yo ni me acerqué. Soy bastante diferente, porque vivo el fútbol de otra manera, como lo que es, un juego.
-¿Cuánto dinero cobraron por ser campeones del mundo?
-Nada, muy poquito, no comprabas nada con esa plata. Cobramos 25 mil dólares. El fútbol es así. Hoy existen jugadores que en Argentina no juegan nunca, pero en el exterior la rompen y se hacen millonarios. Pude ir a jugar a Europa muchas veces, pero no quise, porque no me gusta vivir fuera de Argentina. Estuve en Estados Unidos, en Frankfurt (Alemania), pero fui únicamente para conocer la cultura de aquellos países, no por el fútbol en sí.
-¿Conservás algo del Mundial organizado en nuestro país?
-No, regalé todo. No soy de poner fotos en mi casa ni tampoco conservo medallas ni camisetas de aquel Mundial, le di a mis hijos y a mis nietos. En mi casa no tengo fotos ni cuadros vestido de jugador.
-¿Por qué?
-No me parece bien porque tomo al fútbol como lo que es, un juego. No me gusta el fútbol de hoy. Me gustaba jugarlo como yo quería y no siempre tenía ganas de hacerlo. Es decir, no fui un profesional como la mayoría de los futbolistas. Jugué como a mí me gustaba y nada más.
-¿A qué se refiere con que no era un profesional?
-Jugué porque tuve condiciones, pero no era el primero en llegar al entrenamiento ni el último en irme. Hubo partidos que no tenía ganas de jugar. Además, fumaba mientras era un profesional. A los 15 años empecé a pitar cigarrillos y lo dejé cuando me retiré como futbolista. Antiguamente, muchos ex compañeros fumaban, no era el único, pero ahora no está permitido. Por ejemplo, en Europa si te agarran con un cigarro te multan y te suspenden.
-¿Qué se siente haber vestido la camiseta albiceleste?
-Fue lo más importante de mi carrera. Para mí el fútbol es un juego hermoso, pero no he sido un profesional, porque lo tomé como un juego, nada más. Debuté a los 17 años en Primera, me retiré a los 29. Cuando el Flaco Menotti me dijo: “Negro, vamos a España” a disputar el Mundial 82″, le dije que no.
-¿Por qué?
-Porque había estado siete meses concentrado para jugar siete partidos en 1978 y no quería repetir esa experiencia. Yo me preguntaba: “¿Quiero estar cinco meses concentrado para jugar siete partidos?” Por eso le dije que no. Aparte, ya me había sacado el gusto de haber participado de un Mundial.
-¿Tuvo que ver también el contexto político de la Guerra de Malvinas para decidir no ir a disputar el de España 82?
-No. Lo de las Malvinas es otra cosa, aunque nunca estuve de acuerdo con el conflicto bélico. Durante el Mundial del 78, y en plena dictadura militar, nosotros no nos dimos cuenta de que estábamos jugando al fútbol mientras mataban a chicos. Mas allá de la última dictadura, y todo el problema político que atravesaba nuestro país, no estuve de acuerdo con estar cinco meses concentrado, lejos de mi familia. Además, a España fue el 80 por ciento de los que disputaron el anterior mundial, más Diego Armando Maradona.

-¿Los sorprendió que Pelusa se quedara afuera de la lista del 78?
-En los picados se notaba que Diego era un crack, pero no había un clamor para que se quedara. De hecho, no estaba concentrando con nosotros, él venía los días de práctica de fútbol, así fue durante unos meses. Todos sabíamos que uno de los que salía de la lista era Maradona.
-Con Diego compartiste la gira de 1979 con la Selección Mayor, dirigida por Menotti. ¿Qué te pasó en el avión de regreso a Buenos Aires?
-Recuerdo que disputé un empate sin goles entre Argentina y Holanda, ganamos 8 a 7 en los penales, en Berna, que se promocionó como la revancha del Mundial, y me lesioné. Estuve varios días sin poder practicar y le pedí a Cesar que me dejara volver, porque no tenía sentido seguir ahí. Regresé sólo en el avión, desde Escocia, y cuando me desperté a las 6 AM sufrí una parálisis facial.
-¿Producto de qué?
-Según los médicos, sufrí una suba o baja de presión, pero nunca se supo bien qué fue. No fue un problema grave porque seguí jugando al fútbol. Apenas pisé Ezeiza, fui para mi casa y luego me llevaron al Sanatorio Güemes y quedé 20 días internado.
-¿Tuviste miedo de morirte?
-No. Uno no piensa en eso, pero hay cosas que no podía manejar, porque no sabía lo que me estaba pasando. Luego, me habían dicho que fue un problema de presión. Volví a jugar un par de meses después, y terminé mi carrera cuatro años más tarde, en el 83, así que no me afectó en el juego.
-¿Te dejó secuelas en el habla?
-Sí, tengo problemas en el habla, pero no me quiero quedar con eso.
-¿Qué recordás de tu debut profesional en San Lorenzo?
-Llegué con 15 años, procedente de Buenos Aires al Pacifico (BAP), club de Junín, donde nací. Me ponían de 10 y era el goleador de BAP, pero cuando llego al Ciclón me ubicaron de puntero izquierdo. A los 17 debuté en Primera. Mis compañeros tenían 27 años, como Victorio Nicolas Cocco, Toti Veglio, la Oveja Telch, Rafael Albrecht y el Sapo Villar. Cuando cumplí 19, se fue el Lobo Fischer, entonces el Ratón (Ayala) empezó a jugar de 9, Victorio de 10, Chazarreta bajó más, y el Toto Lorenzo me ubicó como un cuarto volante. De esta manera, salí campeón tres veces, dos títulos ganados en 1972 y uno en 1974.
-¿Conservás algo del Viejo Gasómetro?
-No, perdí las medallas de la Selección y de San Lorenzo en una mudanza. Algunas cosas perdí en mudanzas, otras me robaron, y muchas camisetas que tenía se las regalé a mis hijos y a mis nietos. No hay, ni nunca hubo, un cuadro como futbolista en mi casa. Igualmente, no extraño nada de esas cosas, eh. No le doy importancia.
-De tu paso por River, ¿qué recordás?
-River es grande, pero yo salí campeón tres veces con el Ciclón y una con el Rojo de Avellaneda. En el Millonario gané cuatro títulos. Jugué bien en esos tres clubes, no me voy a quedar con uno en particular. Lo quiero a San Lorenzo un poco más, pero jugaba donde me pagaban mejor. No tenía preferencia por algún club en particular.
-¿Por qué fuiste a jugar a Huracán?
-Resulta que en esa época iba a jugar un picado con varios hinchas del Globo que me insistían para que fuera a jugar a Huracán. Al final, fui, pero con una lesión. Hice la pretemporada en Córdoba y jugué 10 partidos. La rompí y ahí me compró Independiente. Cuando llego al Rojo, ya tenía ganas de dejar el fútbol. Estuve una temporada (1982/3) y ahí terminó mi historia.
-¿Sabés que estás considerado como uno de los últimos wines del fútbol argentino?
-La gente me dice que yo fui el último wing que vio. Les respondo que “sí, puede ser”, pero debuto en Primera con la número 10. En mi inicios, jugaba de enganche, no era un wing. Jugaba al estilo Maradona, Ricardo Bochini, Beto Alonso y Juan Román Riquelme. Pero después empecé a jugar de wing y nunca más me saqué la camiseta número 11. Hoy no hay wines en el fútbol local que lleguen al fondo y tiren el centro. No se trabaja en las divisiones inferiores y eso se tiene que hacer.
-Te retiraste a los 29 años. ¿Por qué tan joven?
-Ya no tenía más ganas de ir a entrenar. Estaba el Pato Pastoriza como técnico de Independiente. Un día lo agarro y le comento: “Voy a dejar el fútbol”. Me pregunta: “¿Ahora que te tengo acá no vas a jugar más?”. Entonces, le respondo: “No te quiero joder Pato, no tengo más ganas de jugar, ni de levantarme temprano para ir a entrenar”.
-¿Por qué te dedicaste al fútbol?
-Porque tuve condiciones desde chiquito. Pero no fui un profesional de fútbol, sino uno más que jugó a la pelota. No puedo decir que fui un tipo que me maté haciendo esto y lo otro. No, para nada. Era un futbolista sin ganas de jugar al fútbol. A los 30, me fui un año y medio a Estados Unidos para observar cómo era jugar al soccer. Luego, viví en Frankfurt y me invitaron a hacer una gira por Asia. Entonces, como arranqué temprano como profesional, me retiré también temprano.
-¿Tenés alguna cuenta pendiente?
-No. Cumplí el sueño de ganar una Copa del Mundo. Es más, tras el Mundial 78, y después de conocer todo lo que pasaba en el mundo del fútbol, me quería retirar apenas terminó.
-¿Por qué motivo?
-Seguí jugando por la familia, por mi madre. Me cansé, porque había varias cosas con las que no estaba de acuerdo. El fútbol no es diferente a la política y son todos iguales, dirigentes y políticos.

-¿Pudiste hacer un colchón de dinero para retirarte tan joven?
-Con lo que gané, me compré un gimnasio cerca de mi casa y me puse una galería en Estados Unidos cuando estuve allá. Hoy, vivo del alquiler del gimnasio y del bono que me da la AFA por haber sido campeón del mundo.
-¿Vivís bien económicamente?
-Normal, en el día a día, no me sobra la plata. No tengo coche ni celular. En tres oportunidades estuve muy cerca de chocar con mi familia. Luego de eso, dije: “Nunca más manejo”. Andaba muy rápido, a 180 kilómetros por hora. Tengo buenos reflejos, pero me salvé tres veces de matarme. Dios me dio una cuarta oportunidad y le prometí a mi familia que no iba a conducir nunca más. Porque que haya salido de esos malos momentos no significa que sepa manejar bien. Yo no respetaba las leyes de tránsito y casi me mató tres veces. Tras la última vez, vendí mi coche y nunca más me compré otro. Viajo en colectivo o en taxi; eso no puede ser un problema en mi vida. No hago más cosas de las que no quiero hacer.
-¿A qué te dedicás hoy, Oscar?
-Estaba trabajando hasta antes de la pandemia en el fútbol recreativo de San Lorenzo. Los fines de semana iba a Ciudad Deportiva, pegada al Nuevo Gasómetro, a trabajar con los chicos menores para enseñarles a jugar fútbol. Yo hice dos años de docencia porque nunca me interesó ser entrenador de Primera. Por ahora, sigue todo parado.
-¿Cómo estás de salud?
-Bien. El pasado 8 de abril cumplí 69 años. Tengo dolores de cervical, de la cabeza y del ciático. Pero vamos para adelante.
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River Plate hizo oficial la venta de Franco Mastantuono al Real Madrid: se irá tras el Mundial de Clubes
Publicado
2 días atráson
13 junio, 2025Por
Admin
El Merengue finalmente se quedó con la joya argentina que buscaban los principales clubes de Europa
La novela finalmente terminó. Una promesa de River Plate, que rompe récords y llama la atención de todo el continente, se marcha al Real Madrid, el club que ha transformado la exportación de talento joven en una política de Estado. Franco Mastantuono, a los 17 años, rubricó con su presente un destino reservado solo para unos pocos elegidos.
Los grandes de Europa se codearon por su fichaje, pero fue el Real Madrid quien logró imponerse frente a la tentación que proponía el PSG, reciente campeón de la UEFA Champions League, que incluso desplegó a su director deportivo Luis Campos en Buenos Aires para seducirlo. Tal como anticipó Infobae, el futbolista ya había realizado la revisión médica y acordado un contrato con la institución merengue por seis temporadas (hasta 2031).
En su anuncio, el conjunto de Núñez también aclara que el resto del dinero se dividió de la siguiente manera: € 11,8 millones (USD 13,6 millones) al fisco español, € 1,4 millones (USD 1,6 millones) a Futbolistas Agremiados, € 0,9 millones (USD 1 millón) a Fondos Estructurales AFA, € 3,6 millones (USD 4,1 millones) por el Decreto 510/2023 y € 0,5 millones (USD 0,6 millones) por otras tasas.

La Casa Blanca, por su parte, no profundizó en cuanto a los números de la operación a la hora de anunciar la contratación de la joven joya argentina. “El Real Madrid C. F. comunica que Franco Mastantuono será jugador de nuestro club durante las próximas seis temporadas, desde el 14 de agosto de 2025 hasta el 30 de junio de 2031. Mastantuono se formó en la cantera de River Plate entre 2019 y 2024, y ha formado parte del primer equipo en la pasada temporada 2024-2025. En febrero de 2024, se convirtió en el goleador más joven en la historia de River Plate, equipo con el que ha ganado una Supercopa de Argentina. A sus 17 años, también es el jugador más joven en jugar un partido oficial con la selección de Argentina en toda su historia”, informó.
En el desenlace de su traspaso, otro nombre merece un apartado: Juni Calafat. Para comprender la dimensión de este pase, hay que entender la relevancia que el directivo español tiene en la estructura del Real Madrid. Calafat, de 52 años, Chief Scout y Director de Fútbol Internacional, fue el protagonista silencioso detrás de los fichajes de Vinicius Jr., Rodrygo, Fede Valverde, Militao, Camavinga, Bellingham y Arda Güler, entre otros. Su metodología no reside únicamente en el análisis técnico y el seguimiento de videos, sino en el vínculo personal, la empatía con las familias y la capacidad de interpretar el entorno sudamericano mejor que nadie en Europa.
La intervención de Calafat fue determinante en la puja con el PSG. Ante la avanzada del club francés, el Real Madrid aceleró y envió a Buenos Aires a su principal estratega. El español tomó contacto con el entorno íntimo de Mastantuono, ofreció más que un proyecto deportivo, y tejió el mismo lazo de confianza que supo emplear en anteriores operaciones exitosas. Su presencia, además de ser una declaración de intenciones, inclina hacia el club blanco a casi cualquier talento sudamericano codiciado en el continente.
Fuentes de la negociación indican que Juni fue el principal interlocutor en la fase clave de las charlas con el representante Walter Tamer y la familia Mastantuono. Por eso, el joven acordó un contrato hasta 2031 con el Real Madrid, en una de las operaciones más resonantes de la historia reciente millonaria.
LA HISTORIA DE FRANCO MASTANTUONO:
El informe de Franco Mastantuono en España
La historia de Mastantuono es, ante todo, la de un chico que respiró deporte desde la cuna. Nació el 14 de agosto de 2007 en Azul. Cristian, su padre, fue su guía en los primeros pasos futboleros en River de Azul, la escuelita donde empezó a codearse con la pelota a los tres años, mientras en su casa compartía juegos y rutinas con su madre Sofía y sus hermanos Lucila y Valentín.
Lo extraordinario de su formación radica en que su destino parecía bifurcarse entre dos disciplinas: el fútbol y el tenis. Durante varios años, Franco dividió sus energías entre la genética de un mediocampista incisivo y los movimientos técnicos de un tenista entre los mejores Sub 12 del país. Sus entrenadores en el club Azul lo recuerdan como un talento innato, con una capacidad poco común para resolver situaciones complejas. Físicamente ágil, mentalmente predispuesto y con una táctica asombrosa para la edad, Mastantuono parecía destinado al alto rendimiento sin importar el deporte que eligiera. Ocupaba desde muy chico el top 10 de los juveniles de su categoría, venció a varios de los mejores proyectos nacionales y dejó a los técnicos con la sensación de que en la raqueta también había nacido para estar entre los mejores.
Eligió el fútbol finalmente, no porque el tenis lo haya vencido, sino porque su vocación por la pelota y el césped fue más fuerte. River Plate, a través de un trabajo paciente de su captador Daniel Brizuela, convenció a la familia con argumentos deportivos e institucionales sólidos: “Fue una pulseada de dos años con la familia. Él seguía destacándose en el tenis y nos decían que el fútbol era un juego, pero cuando lo vimos supimos que teníamos que traerlo”, rememoró el encargado de llevárselo a Núñez.
Su llegada formal a River fue en 2019, a los 12 años, aunque la seducción de los cazatalentos millonarios había comenzado antes. En su debut, en la última fecha de una liga local y con apenas un par de entrenamientos en el lomo, jugó como si ya llevara años en el club, contribuyó al título del equipo y rápidamente convenció a todos.

Pocos futbolistas en la historia reciente del fútbol argentino irrumpieron con tanta naturalidad en todas las categorías como Mastantuono. Inicialmente, la zurda exquisita sobresalió en la Séptima y la Octava División, donde no solo fue goleador sino capitán y líder del grupo. Su eventual salto a las Juveniles nacionales llegó rápido: convocado a la Sub 17 y hasta fue llamado por Javier Mascherano a la Sub 20 a los 15 años.
Ya en el club de Núñez, técnicos como Martín Pellegrino y Pablo Fernández coincidieron en cuestiones clave: Franco reúne atributos técnicos superlativos y una mentalidad de competencia fuera de lo usual. Describe Pellegrino: “Es muy vertical, determinante en el uno contra uno, con una pegada formidable; de los que no ves todos los días. Hace rato que no veía a alguien golpear la pelota así”. Fernández, por su parte, le sumó: “Es líder natural, tranquilo, pero de gran personalidad. Y tiene recursos para llegar al gol de todas las formas: pelota parada, media distancia, cabeza”.
La racha de récords, en consecuencia, se dio de manera natural. El 28 de enero de 2024 debutó en Primera frente a Argentinos Juniors, con solo 16 años, 5 meses y 14 días, tercero más joven en estrenarse en el club después de Mateo Mussachio y Tomás Rossi. Apenas un par de semanas después, marcó de zurda un gol ante Excursionistas y se convirtió en el goleador más joven de la historia de River. Luego, su sello ganador se desparramó por todo Sudamérica: en abril de ese año anotó en su primer partido de Copa Libertadores en Asunción, transformándose en el más joven en lograrlo con la camiseta millonaria. Y la obra cumbre: su gol de tiro libre a Boca en el último Superclásico, que le dio a River una victoria memorable y a él el privilegio de ser también el más joven con la banda roja en anotar en ese partido con apenas 17 años, 8 meses y 13 días.
Mientras tanto, en Selección Argentina, la estadística y la historia se rindieron a sus pies. Scaloni lo citó a la Mayor y lo hizo debutar en un partido oficial a los 17 años, 9 meses y 22 días, quedando como el debutante más joven de la historia en ese contexto, superando récords previos de Alejandro Garnacho y Facundo Buonanotte.
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19:20: La pantalla muestra la llegada de Argentina. Primera explosión en un estadio Monumental que comenzaba a llenarse.
Publicado
4 días atráson
11 junio, 2025Por
Admin
La selección de Scaloni mostró carácter en un juego complejo, supo sobreponerse a la desventaja y con uno menos, por la expulsión de Fernández, llegó al empate 1-1.
En un partido cargado de tensión en la previa y que terminó con empujones y muchos nervios, Argentina y Colombia empataron anoche 1-1 en el Monumental por la fecha 16ª de las eliminatorias de Conmebol.
La igualdad premió al campeón del mundo, que nunca bajó los brazos y que cuando se vio en desventaja fue al frente, buscó el gol y no disminuyó en su esfuerzo hasta conseguirlo.
Al mismo tiempo, el resultado castigó a Colombia, porque, después de un inteligente primer tiempo y de irse en ventaja, se quedó sin osadía, se refugió y trató de aguantar sin lograr el objetivo.
La Albiceleste ya sacó su boleto al Mundial 2026 hace rato, pero el juego sirvió para ratificar el presente de Almada y de Álvarez, y mostró que hay equipo para un largo tiempo.
Pegó Colombia
La primera parte tuvo movilidad por ambos lados, una presión alta de Colombia y el intento de manejar con criterio la pelota por el lado de Argentina en cada una de las salidas desde el fondo.
La Albiceleste se vio un poco sorprendida por el juego del Cafetero, quien no le dejó manejar con tranquilidad la pelota y siempre colocó gente cerca de Messi como para que el capitán no pudiera manejar la pelota con simpleza.
La salida rápida y la contra fueron el arma utilizada por el equipo visitante, y desde el juego de James Rodríguez, más la velocidad de Luis Díaz, nació lo mejor del equipo de Lorenzo.
Un par de aproximaciones de los locales hizo que la gente se levantara, pero el campeón no tuvo la precisión habitual en los metros finales.
A los 23, una pelota profunda terminó en los pies de “Lucho” Díaz y el atacante del Liverpool dejó parado a “Cuti”, a Otamendi y a Molina para definir ante la salida del “Dibu”.
La transición paciente y con pases precisos en el campeón del mundo se diluyeron en los metros finales, y aunque hubo un par de buenas combinaciones entre Almada, Julián Álvarez y Messi, el final no fue el soñado por la multitud.
Con el 0-1 colocado en el marcador, los dirigidos por Scaloni se mostraron confundidos y por momentos perdieron la línea.
La chapa del campeón
En la segunda parte, y con la ventaja a su favor, la visita decidió cambiar la manera de jugar y ello fue clave para que el partido tomara un rumbo totalmente distinto, porque el técnico Lorenzo colocó un 4-5-1 y decidió resistir la diferencia.
En su afán por defenderse, dejó en libertad a Messi y el capitán generó juego y, en un par de ocasiones, el equipo estuvo cerca de llegar al gol.
Colombia apostó a una corrida de Díaz, quien en soledad siguió manejando los ataques visitantes y complicando a los locales. Pero pagó la idea de jugar unos metros más atrás.
González exigió a Mier y después el propio González estrelló un remate en el poste. Y cuando Fernández levantó el pie y vio la roja tras pegarle a un adversario y Messi dejó el campo, el campeón siguió jugando mejor, hasta que Almada la clavó cruzada y abajo para poner el empate.
Fue justicia en el Monumental, porque Colombia no se animó a ser protagonista ante Argentina y porque el campeón nunca se da por vencido.
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La calculadora de las Eliminatorias Sudamericanas: quiénes pueden obtener su clasificación al Mundial 2026 en esta fecha
Publicado
5 días atráson
10 junio, 2025Por
Admin
Hay varias selecciones que podrían sellar su boleto a la próxima Copa del Mundo
Las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá, se encuentran en su etapa decisiva. Este martes 10 de junio, la fecha 16 podría definir la clasificación directa de varias selecciones, entre ellas Ecuador, Paraguay y Brasil, dependiendo de los resultados de sus respectivos encuentros y de otros partidos clave.
Ecuador y Paraguay, que ya tienen asegurado el repechaje, podrían confirmar su clasificación directa al Mundial si logran una victoria en sus respectivos partidos contra el combinado incaico y la Canarinha, siempre que Venezuela no gane su encuentro. En caso de que la Vinotinto pierda, un empate también sería suficiente para que ambas selecciones aseguren su lugar sin necesidad de disputar el repechaje.

Por su parte, Brasil, que aún no garantizó su posición entre los siete primeros clasificados, necesita vencer al elenco guaraní para asegurarse, al menos, el repechaje. Si además los venezolanos pierden su partido, el equipo dirigido por Carlo Ancelotti obtendría automáticamente su pase directo al Mundial. Incluso en caso de una derrota ante los paraguayos, el Scratch podría asegurar un lugar en la repesca si Bolivia pierde.
La misma situación que Uruguay corre para Colombia. Con 21 puntos, la selección cafetera se garantizará un puesto en la repesca si logra vencer a la Albiceleste, en condición de visitante y quedaría a un pequeño paso de confirmar su pasaje a Norteamérica.
Más abajo y con menos probabilidades de clasificación aparecen Bolivia, Chile y Perú. La Roja y la Verde tendrán un duelo clave en las aspiraciones de cada uno, en el que un empate no le sirve a ninguno de los dos. A los dirigidos por Ricardo Gareca, que la única forma que tienen de acceder al Mundial es por la vía del repechaje, solo le vale una victoria y esperar que Venezuela no gane. Por su parte, el elenco boliviano podría quedar eliminado en caso de perder y que la Vinotinto obtenga los tres puntos.
El combinado incaico solo tiene una esperanza: terminar séptimo y entrar a la repesca. Opción que puede quedar descartada si el elenco venezolano se impone ante la Uruguay de Bielsa. Con este panorama, se puede dilucidar que Venezuela será el gran juez de esta jornada.
Vale recordar que la única selección sudamericana que ya tiene su boleto sellado es la Argentina, que se encuentra clasificada hace tiempo y que además tiene asegurado el primer puesto.



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