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Sociedad

“Congélenme y despiértenme en 100 años”: una argentina ya aguarda por la vida eterna

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La criopreservación de humanos es una práctica muy cuestionada por los científicos, pero tiene alrededor de 5 mil adeptos en el mundo que pagaron hasta 200 mil dólares. Entre ellos, hay una argentina que se congeló después de morir con la esperanza de que la revivan en el futuro. Su historia

Corría 1986. Rodolfo Goya trabajaba en la Universidad de Michigan y ya investigaba sobre envejecimiento, su área de expertise. Su jefe había recibido un folleto de Alcor, una compañía que impulsaba algo que sonaba a ciencia ficción: se llamaba criopreservación y, en resumidas cuentas, prometía una segunda vida a personas que se congelaran apenas murieran. Su superior ojeó el panfleto con una sonrisa burlona. Morir y revivir en un futuro no era otra cosa más que un disparate. Por casualidad, antes de que ese folleto se perdiera en algún tacho de basura, llegó a sus manos.

-Me pareció fantástico. Enseguida me interesó y me hice un convencido de que la congelación era el método ideal para curar enfermedades que por ahora no tienen cura. Incluso para ofrecer una segunda oportunidad en un futuro.

Rodolfo Goya dirige un grupo de investigación en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). No es un trasnochado: es un referente en materia de envejecimiento. Más bien en desarrollar técnicas que desaceleren la llegada inexorable de la vejez. Inexorable, cree él, solo por ahora. En sus ratos libres también investiga, aunque solo como un aficionado, la criopreservación. Cree en la posibilidad de la vida eterna a tal punto que en 2010 tomó contacto con otra de las compañías más famosas, el Cryonics Institute, y firmó un contrato para congelar su cuerpo una vez muerto.

“La gente se sorprendió. Ninguno de mis familiares ni compañeros se mostró interesado en criopreservarse. Ni siquiera mi esposa”, dice Goya, de 71 años, sin hijos. Todavía no pagó los 28 mil dólares que sale su congelación, pero dispone del dinero en una cuenta en Estados Unidos y -aclara- si muere en, por ejemplo, un accidente aéreo, su familia usará la plata para iniciar el procedimiento.

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Goya habla de la muerte, de morir, con total naturalidad. No dice “fallecer” para suavizar la expresión. Dice “morir” y ya. Él está seguro de que la criónica escalará con el correr de los años, aunque no puede garantizar que alcance los niveles necesarios para “revivir” a un ser humano.

La criónica, dice, se usa para procedimientos que ya son de rutina, para la fertilización in vitro, tanto de animales como de personas. Explica que a una mujer que no puede tener hijos se le da una inyección de hormonas para que produzca óvulos. A esos óvulos se los recoge y se los pone en contacto con los espermatozoides del novio o marido. Se hace la fertilización en un tubo de ensayo. Se le implanta un embrión y se guardan los otros nueve en nitrógeno líquido. “Se le hace criónica al embrión”, concluye.

Ese primer embrión muchas veces no funciona. La mujer termina perdiendo el embarazo. Entonces se descongela un segundo embrión y se lo implanta. Si vuelve a fallar, se descongela un tercero y así hasta lograr el embarazo. “Hay miles de personas caminando por la calle, absolutamente normales, que comenzaron su vida como embriones congelados”.

-¿Y por qué no se puede hacer esto en humanos que ya tuvieron una vida?

-Es un problema de tamaño. Cuando algo es muy pequeño y se puede congelar muy rápido, como pasa con los embriones o con gusanos que son microscópicos, es posible el procedimiento. Pero cuando el congelamiento es lento -y 5 minutos es demasiado lento- se desacomodan las moléculas. Entonces, pasado el tiempo, cuando se descongelan quedan desconfigurados y la persona no revive. El desafío es lograr un método de enfriamiento y descongelación lo suficientemente rápido. El día que la criogenia lo logre será posible.

-¿El principal problema no es que a los embriones se los congela vivos y a los humanos cuando ya están muertos?

-Es cierto. Todos nos damos cuenta de que congelar a un individuo estando vivo, es decir con una eutanasia programada, daría mejores posibilidades. Cuando el individuo muere ocurre inevitablemente un proceso de deterioro, por más que sean pocos minutos los que pasen hasta la congelación. Imaginate que en 5 minutos de falla de circulación sanguínea en el cerebro, ya hay daños irreversibles.

-Entonces, ¿hay posibilidades reales de que funcione?

-La criónica nadie tiene dudas de que es posible. La limitación hoy es tecnológica.

-¿Se puede vaticinar cuántos años?

-No, es como intentar alcanzar la velocidad de la luz en una nave espacial… -se detiene un segundo y recula-. En realidad esto no es tan difícil como alcanzar la velocidad de la luz, pero sí hoy es lejano. En algún momento probablemente se pueda lograr.

En su laboratorio en La Plata, trabaja con gusanos microscópicos. Los congela y los despierta sin mayores inconvenientes. Del otro lado del globo, en Siberia, los tardígrados se congelan de forma natural a los 50 o 60 grados bajo cero que sufren durante los inviernos, pero cuando llega la primavera retoman su vida normal, aunque intrascendente, como si nada hubiera ocurrido. Eso, piensa, es un sustento para la criónica. Aunque en ambos casos lo que sucede es que los gusanos se congelan mientras están vivos. A diferencia de los humanos, pasan a un estado de latencia.

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En Estados Unidos muy pocos científicos hablan de criónica en público. A sus promotores se los tilda de charlatanes. Los profesores interesados en el tema no lo dicen y, entonces, los comités necesitan reclutar científicos extranjeros. Goya integra dos de ellos por su condición de “figurita difícil”, de hombre especializado en envejecimiento.

En 2012, organizó la primera conferencia sobre criopreservación en la Argentina. Invitó a Ben Best, por entonces presidente del Cryonics Institute con sede en Michigan, a disertar en la Facultad de Medicina de la UNLP. Le dijo que no se preocupara, que no sufriría ningún ataque porque en su país, en Argentina, nadie sabía que existía el tema.

Contra todo pronóstico, la conferencia despertó un interés enorme: se trataba de algo raro, la quimera de morir y revivir 50, 100 o 300 años después. Varios medios de comunicación se acercaron y lo entrevistaron. Goya recibió el mote de “primer argentino en buscar la vida eterna”, incluso del “Walt Disney argentino”. Así, un poco de imprevisto, asumió el rol de difusor local de la criónica.

Al poco tiempo, un puñado de entusiastas, no más de una decena, le escribió por Facebook y por mail. Se juntaron y formaron una suerte de “grupo de autoayuda” con él como referencia y punto de contacto con los laboratorios. El objetivo del grupo es ayudar a los argentinos que deseen criopreservarse, lograr que en el país se pueda hacer un primer congelamiento del cuerpo y así estabilizarlo a los pocos minutos de morir.

-Te voy a contar algo -dice y hace una pausa que, en realidad, esconde una vacilación-. Bueno, no sé si debería decírtelo… Nosotros hicimos la primera criopreservación de un cerebro en la Argentina. Creo que es una primicia. Ya hay una argentina criopreservada.

La primera

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La partida de defunción de Beatriz Bilone marca que murió el 9 de septiembre de 2018, a las 9:30, con 78 años.

Veinte años antes María Entraigues-Abramson, cantante y actriz, había tomado conocimiento de la criónica. No recuerda quién le mencionó la palabra, pero sí recuerda que se abalanzó sobre la poca información que había disponible.

En 2006 fue a su primera conferencia en Cambridge, Inglaterra, donde conoció a un experto en mermar la vejez. El experto le preguntó si ya era miembro de Alcor. Ella le respondió que no, que aún estaba estudiando el tema. “¿Qué estás esperando?”, le espetó. Solo un año después viajó a Arizona y se sumó a la compañía.

-Mamá y yo éramos muy unidas -dice María sobre Beatriz-. Ella estaba muy pendiente de todas mis cosas. Y le fascinaba… le fascinaba toda la cuestión del futurismo, la tecnología que avanzaba tan rápido, la extensión de la vida. Teníamos conversaciones larguísimas y desde el momento en que se enteró que existía la posibilidad de criopreservarse, expresó su interés. Decía que quería preservarse.

María reside desde 1992 en Estados Unidos. Con los años, su vínculo con Alcor se fortaleció. Empezó a representar a la empresa en los medios casi como una embajadora, a participar de programas de televisión, a hacer documentales sobre criónica, a difundir una disciplina que siempre fue observada con desdén por la comunidad científica norteamericana. Hoy es directora de divulgación y desarrollo de SENS Research Foundation, una organización radicada en Silicon Valley que busca curar la vejez a través de medicina regenerativa y biotecnología.

Beatriz Bilone, su mamá, se crió con sus abuelos. Sus padres murieron cuando ella tenía apenas 4 años. Se sentía afortunada pese a una niñez de desdicha. Tuvo a su primera hija -Beatriz, como ella- y siete años después a María. Dedicó gran parte de su vida a la educación. Fundó 19 escuelas en el Gran Buenos Aires: fue directora y docente. Pero también fue una escritora voraz, una poetisa entusiasta, hizo teatro, condujo programas de televisión y radio en emisoras de Vicente López. Durante 28 años, coordinó la Casona de María, en Pilar, un espacio que ella misma abrió, un campo que recibía a ancianos para que pasaran un día completo con actividades, juegos y comida.

“Era un tornado, nada la frenaba. Amaba la vida como nadie”, la define su hija. A fines de agosto de 2018, la hospitalizaron. Primero fue una sepsis que lograron curar gracias a un tratamiento experimental. A los días se le perforó un intestino producto de un “Síndrome de Cushing” y no pudo resistir las operaciones. Murió, como la mayoría, por el deterioro que trae la vejez.

-En agosto volví a Buenos Aires. Hice todo lo posible por salvarla y, al mismo tiempo, lideré su criopreservación, que fue la primera y hasta ahora única en Argentina. Y que fue prácticamente un milagro.

Los obstáculos se sucedieron como en una prueba de resistencia. Al no haber antecedentes en el país, no existe regulación para congelar el cuerpo -en este caso el cerebro- de una persona. María nunca mencionó que era para criónica. Lo trataba como una donación: el planteo era que su madre, en teoría, quería donar su cerebro a la ciencia. De hecho, había dejado una carta en la que expresaba ese deseo.

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El cerebro de Beatriz Bilone, recién llegado a las instalaciones de 21St Century Medicine. Su hija María y el biólogo Greg Fahy revisan su estado y luego lo colocan en un tanque de nitrógeno líquido.El cerebro de Beatriz Bilone, recién llegado a las instalaciones de 21St Century Medicine. Su hija María y el biólogo Greg Fahy revisan su estado y luego lo colocan en un tanque de nitrógeno líquido.

María hizo una lista en su cabeza. Necesitaba primero hacer un congelamiento prematuro para detener el deterioro celular. También tenía que conseguir un cirujano que extrajera el cerebro, un lugar donde se pudiera hacer eso, que le entregaran el cuerpo, cumplir con la burocracia de la muerte. Eran demasiadas cosas.

Los médicos le dijeron que no iban a poder hacer la extracción del cerebro. Los cuerpos, todos, se derivan a una casa funeraria. María se detuvo un minuto: en las funerarias extraen órganos, embalsaman cuerpos… Quizás ahí sí podía ser posible. También había que hacer perfusión y en los tanatorios tienen esas “bombas” porque les sacan la sangre a los cuerpos para embalsamarlos. Ellos debían no solo sacar la sangre, sino también introducir los químicos que criopreservan los tejidos.

Después de decenas de llamadas, a la 1 de la mañana dio con una casa funeraria dispuesta a hacer el procedimiento. Al rato, casi por alineación, un médico de su confianza, el doctor Néstor Balmaceda, que la había ayudado a que PAMI financiara los últimos días de su madre en una clínica privada, la llamó por teléfono:

-¿Cómo está tu madre? -le preguntó-.

-Mal, se está muriendo.

-¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

-No sé. Necesito que extraigan el cerebro de su cráneo.

-Yo lo hago -le respondió como si se tratara de un trámite menor-. Soy cirujano retirado. ¿No te acordás?

A contrarreloj se activó el operativo, que contó con la asistencia del grupo de “autoayuda”, formado pocos años antes. Francisco, uno de los miembros, recorrió toda la ciudad para conseguir los químicos. María se puso en contacto con los científicos norteamericanos para que los guiaran en la “microcirugía”. Rodolfo, justo de viaje, siguió la proeza a la distancia.

9:30 Apenas fallecida cubrieron su cabeza con bolsas de hielo.

11:30 Llegó una ambulancia al hospital y pusieron el cuerpo en una caja rodeada de hielo para transportarla a la funeraria, donde arribó a las 12:30.

12:45 El Dr. Balmaceda y el tanatólogo Daniel Carunchio comenzaron a perfundir el cerebro insertando un catéter en la arteria carótida derecha. La perfusión duró una hora y 45 minutos.

16 Empezó la extracción del cerebro.

17:15 Ni bien terminó la extracción colocaron el cerebro en un recipiente de plástico relleno de agua helada.

Después siguió un congelamiento paulatino. Primero el cerebro se guardó en una heladera a 2 grados. El mismo día pasó a un congelador estándar a 16 grados bajo cero. Sobre la medianoche del día siguiente se agregó hielo seco para bajar aún más la temperatura. A las pocas horas se colocó el recipiente con el cerebro, envuelto en toallas, en una caja con hielo seco. Al final, el 12 de septiembre, tres días después de la muerte de Beatriz Bilone, la caja se almacenó en un “ultracongelador”, primero a -70 grados y luego a -80.

El cerebro permaneció en el ultracongelador hasta el 4 de febrero de 2019. Dentro de una caja más grande, rellena de hielo seco, fue trasladada por correo al aeropuerto para su transporte aéreo hasta Los Ángeles, donde está la sede de la 21st Century Medicine, la organización más importante en materia de investigación de criobiología. Ya cuatro años después, hoy, están terminando un estudio para ahora sí, por fin, llevar el cerebro a las instalaciones de Alcor, donde permanecerá años y años, quizás siglos.

-Es una posibilidad -dice María, que también ya tiene un contrato firmado para criopreservarse cuando muera-. Morirse sin criopreservarse te da absolutamente cero posibilidades. Haciendo esto, te da una chance. Quizás sea muy muy pequeña, pero es una chance.

El procedimiento

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1. Si los médicos lo consienten, antes de morir al paciente se le administra heparina, un anticoagulante para que mantenga la sangre fluida.

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2. Una vez muerto, al paciente se le coloca una vía en la arteria carótida y se le infunde una solución criopreservadora para impregnar todo el cerebro con esta solución. También se hace un corte en la vena yugular para eliminar la sangre que vuelve del cerebro.

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3. Se coloca el cadáver cubierto de hielo seco dentro de una caja y se lo envía por avión o vía terrestre al centro criónico elegido.

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4. Ya en el centro criónico, se lo coloca dentro de una bolsa de nylon y se lo cuelga boca abajo dentro de un “termo” gigante llamado criostato, relleno de nitrógeno líquido a -196 grados, donde aguardará por tiempo indefinido.

Preguntas frecuentes

  • ¿Algún mamífero ya fue criopreservado y revivido?
  • No, ninguno. Hasta hoy, solo se pudo reemplazar la sangre de perros y monos con una solución que se enfrió por debajo de los 0 grados, para luego proceder al recalentamiento y reactivación. Los únicos animales que fueron sometidos al proceso de criopreservación -es decir, fueron congelados en nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero y luego reanimados- son los gusanos nematodos. La diferencia es que se los congela mientras están vivos.
  • Suponiendo que en el futuro se pueda desarrollar una tecnología con ese potencial, ¿qué es lo que debería ocurrir para revivir a un paciente? ¿Cómo se pasaría de la descongelación a la reanimación?
  • Cuando la congelación y la descongelación es instantánea en gusanos, las células se mantienen en el mismo lugar donde estaban antes de ser sometidas al congelamiento. Por ende, la gran mayoría de los gusanos consiguen ser reanimados. La complejidad con los humanos es que, primero, solo se los congela una vez muertos. Y segundo, son mamíferos de gran tamaño, que encima se los debería reparar molecularmente.
  • ¿Se puede congelar a una persona viva?
  • No, es ilegal y no hay ninguna empresa que brinde ese servicio. Las organizaciones pretenden que algún día sea posible, en “condiciones cuidadosamente controladas”, para pacientes terminales.
  • ¿Con qué edad reviviría la persona suponiendo que pueda ser reanimada en el futuro?
  • Al revivir, lo haría con la edad cronológica con la que murió. La esperanza de quienes se congelan es que, para el tiempo que sea posible la reanimación, ya existan tecnologías no solo para curar la enfermedad por la que murieron, sino que se hayan logrado avances significativos en el rejuvenecimiento.
  • De funcionar la criopreservación, ¿la persona renacería sin daños?
  • La criónica podría “funcionar” en varios grados. Según Max More, es posible que una persona reviva, pero con alguna pérdida de memoria u otros daños. Por eso la opción de la neuropreservación es requerida. Además de ser menos costosa, el cerebro es más fácil de transportar. Son las únicas células verdaderamente esenciales que deben conservarse. Ahí es donde residen la memoria y la personalidad. Probablemente, dice, sea más fácil reemplazar un cuerpo por un avatar que regenerar uno fallecido.
  • ¿En algún momento una persona podría llegar a ser criopreservada infinita cantidad de veces? Es decir, ¿vivir una vida eterna?
  • La idea de la criónica es que se lleve a cabo una sola vez. Si en algún momento una persona es reanimada, será en un futuro en el que se presume que podrá ser rejuvenecida y vivir indefinidamente. Por lo cual no sería necesario repetir el procedimiento de congelamiento y descongelamiento.

Fuente: Entrevistas de Infobae a Max More, presidente de Alcor Foundation, y a Dennis Kowalski, presidente de Cryonics Institute

El escepticismo

Lo único que sabemos desde el momento cero, la única afirmación que podemos hacer respecto a nuestro destino es que en algún momento moriremos. No sabemos cuándo ni cómo, pero sí que sucederá. Es la única predicción ajena al más mínimo margen de error.

Cuando el envite es tal que desafía una máxima tan contundente, reina el escepticismo. La inmensa mayoría de los científicos que opinan sobre las posibilidades de que la criopreservación de humanos funcione son tajantes: no hay ninguna posibilidad, dicen, de que se invente una tecnología capaz de revivir y darle una vida eterna a una persona que murió y permanece congelada.

Juan Carlos Izpisúa, biólogo español, una de las máximas referencias en el campo de la medicina regenerativa, comparó la criopreservación con “congelar un filete”, un pedazo de carne. “Si uno congela un filete putrefacto, cuando lo vuelva a descongelar seguirá putrefacto. Si uno congela un filete que está bien, estará bien, pero seguirá estando muerto. No se resucita. Me resulta muy difícil de entender ese argumento de que se puede congelar un órgano o un organismo entero que ha dejado de funcionar. Estamos hablando de algo que no tiene sentido”.

Y las opiniones en esa línea se multiplican.

Otro experto, Ken Miller, codirector del Centro de Neurociencia Teórica de la Universidad de Columbia en Nueva York, también desechó la hipótesis de que congelar solo el cerebro de un humano sea más viable. “Han de pasar al menos miles de años antes de que sepamos y comprendamos realmente cómo funciona el cerebro hasta el punto en que se puedan tomar todas las piezas y volver a unirlas y convertirlas en una mente. Es demasiada la complejidad. Son niveles y niveles y niveles y niveles, que están más allá de la imaginación”.

Y pese al rechazo casi unánime de la comunidad científica, un grupo -por ahora pequeño- hace oídos sordos a las advertencias. O incluso conociendo las dificultades, como la argentina Beatriz Bilone, eligen “jugarse un pleno”.

Quienes llegan a desembolsar varios miles de dólares en una apuesta más que improbable tienen diferentes motivaciones, cuenta Max More, presidente de Alcor. La mayoría quiere seguir disfrutando de la vida, de los viejos hábitos y de los póstumos, aprendiendo de un mundo que mutará y, asumen, se volverá cada vez más interesante. “Quieren criopreservarse porque no creen que haya ninguna obligación de morir solo porque nuestro cuerpo nos falla”, dice el ejecutivo.

El científico platense Rodolfo Goya cita al tecnólogo Ray Kurzweil, una de las mentes detrás de Google, para zanjar su propia disyuntiva: “Alguna vez escribió que no deberíamos celebrar nuestras propias limitaciones”. Para él, la muerte no le da sentido a la vida. Al contrario, piensa que nadie que goce de buena salud física o mental estaría dispuesto a abandonarla. “Con la muerte se acaba todo. Si no jugás tu carta criónica y vas a parar bajo tierra, no tenés ninguna opción”, dice y acomoda sus pensamientos: “Nuestra filosofía -la mía- es esa. Jugar nuestra carta”.

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Qué son los exosomas y por qué podrían ser claves en la lucha contra el Alzheimer

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Un reciente avance científico señala que la función de estas diminutas estructuras celulares resulta decisiva para el intercambio de señales entre neuronas y ofrece nuevas perspectivas para comprender y abordar enfermedades neurodegenerativas hereditarias

Un equipo de la Universidad de Aarhus realizó un hallazgo importante para entender el Alzheimer familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad que afecta la memoria y capacidades cognitivas.

El papel de SORL1 y los mensajes celulares

El estudio, dirigido por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, en colaboración con el Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, se centró en la variante N1358S del gen SORL1. Esta mutación se encontró en casos de Alzheimer de inicio temprano.

La salud cerebral depende en gran medida de la comunicación eficiente entre neuronas y células de soporte, que permite procesar información, almacenar recuerdos y coordinar funciones vitales (Freepik)

El gen SORL1 es responsable de fabricar una proteína llamada SORLA, que tiene la tarea de organizar el transporte de sustancias dentro de las células cerebrales. Hasta ahora se sabía que SORLA ayudaba a evitar la formación de depósitos dañinos relacionados con el Alzheimer, pero los científicos quisieron saber si su función iba más allá de este proceso.

Uno de los grandes descubrimientos es que, aunque la mutación N1358S no cambia la interacción de SORLA con la sustancia relacionada con la formación de placas en el Alzheimer, sí altera el grupo de proteínas con las que suele trabajar.

La proteína SORLA, producida aLa proteína SORLA, producida a partir del gen SORL1, interviene en mecanismos que van más allá de la prevención de sustancias dañinas, facilitando que las células cerebrales gestionen y transmitan señales de forma adecuada (Imagen Ilustrativa Infobae)

El análisis detallado reveló que los cambios afectan principalmente a la producción y liberación de exosomas. Estas son pequeñas vesículas que las células utilizan para enviarse mensajes e instrucciones entre sí.

Cuando los científicos compararon células con y sin la mutación, vieron una clara disminución en la cantidad de exosomas liberados por células que tenían la variante N1358S o que carecían del gen SORLA.

Además, los exosomas de estas células eran algo más pequeños y presentaban una consecuencia aún más importante: perdían su capacidad para ayudar en el crecimiento y desarrollo de otras neuronas. En las pruebas, exosomas normales aplicados a neuronas jóvenes estimulaban su maduración, mientras que los provenientes de células con la mutación ya no ofrecían ese beneficio.

Las vesículas conocidas como exosomasLas vesículas conocidas como exosomas transportan instrucciones y materiales entre las células; los cambios en su cantidad y contenido pueden afectar el desarrollo y la protección de las neuronas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El contenido de los exosomas también se vio afectado. Los exosomas de las células modificadas llevaban menos microARNes que apoyan el desarrollo neuronal, y más microARNes con efectos opuestos. Este desequilibrio se asoció con la incapacidad de los exosomas alterados para apoyar la maduración de otras neuronas.

Nuevas pistas para el entendimiento y tratamiento

El descubrimiento llevó a los autores a concluir que SORLA regula la cantidad y la calidad de los exosomas que las células liberan, y que cuando esto falla, la comunicación entre las células se ve interrumpida. Este defecto en el envío de mensajes entre las células cerebrales, y no solo la acumulación de sustancias dañinas, podría estar en el origen del Alzheimer familiar.

La investigación también observó que el papel de SORLA en la fabricación de exosomas existe tanto en neuronas como en microglía, lo que sugiere que su función es amplia dentro del cerebro.

Los investigadores concluyen afirmando que este avance ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad, dirigidas a restaurar la comunicación entre las células cerebrales y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer familiar.

 

 

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Así luce Britney Spears hoy, a los 44 años

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La artista transita una etapa de cambios profundos, con reconciliaciones familiares, vida más reservada en México y nuevos desafíos en torno a su bienestar y privacidad

El 2 de diciembre, Britney Spears celebra su cumpleaños número 44 en medio de una etapa marcada por la transformación y la búsqueda de equilibrio personal. La referente indiscutida del pop desde finales de los 90 festeja un nuevo año de vida tras superar retos personales y familiares, y al iniciar su residencia en México, donde procura mayor tranquilidad y privacidad.

Desde el final de su tutela en 2021, retomó el contacto con sus hijos, Sean Preston y Jayden James, intentando fortalecer los lazos con su familia. Su reciente aparición junto a Kim y Khloé Kardashian en Hidden Hills, California, evidenció su nuevo impulso social y su apertura a vínculos públicos.

Britney Spears se aleja deBritney Spears se aleja de los paparazzi y opta por una vida más reservada, compartiendo momentos cotidianos en redes sociales (REUTERS/Mario Anzuoni/File Photo)

En 2025, protagonizó un episodio mediático durante un vuelo privado al encender un cigarrillo y consumir alcohol, lo que provocó una amonestación de las autoridades a su llegada a Los Ángeles. A pesar de estos contratiempos, la cantante asegura estar enfocada en su recuperación y aprendizaje, priorizando su privacidad y salud mental. La búsqueda de autonomía y protección familiar es uno de los pilares en este nuevo capítulo.

Cómo fue la carrera de Britney Spears

Su imagen evolucionó paralelamente a los cambios en la industria y desafíos personales. Spears enfrentó la presión extrema de los medios, factores que propiciaron la tutela legal en 2008. Sin embargo, continuó lanzando música y colaborando con grandes figuras, manteniendo su popularidad y relevancia.

La carrera de Britney SpearsLa carrera de Britney Spears revolucionó la música pop con éxitos como ‘…Baby One More Time’ y una residencia histórica en Las Vegas (Foto AP/Chiang Ying-ying)

En Las Vegas marcó un precedente al inaugurar una residencia exitosa que inspiró a otros artistas. Talento escénico y espíritu de reinvención permitieron que su figura permaneciera activa durante más de dos décadas en el panorama musical internacional.

Qué le pasó a Britney Spears

En 2008, Britney Spears fue sometida a una tutela que la privó del control sobre sus finanzas y muchas decisiones personales, con el argumento de proteger su salud mental y seguridad. Jamie Spears, su padre, fue nombrado tutor principal, lo que deterioró el vínculo entre ambos.

El arduo proceso legal para terminar la tutela se extendió hasta 2021, convirtiéndose en un caso emblemático de debate público y de movimientos de apoyo. Una vez recuperada su libertad, Spears confesó haber sufrido “daño cerebral” por experiencias traumáticas del régimen legal y expresó sentirse afortunada de “estar viva” tras superar ese periodo adverso. El lanzamiento del libro de Kevin Federline, su exmarido, con nuevas acusaciones sobre la vida familiar, volvió a encender la discusión pública.

Britney Spears mantiene su vidaBritney Spears mantiene su vida amorosa en reserva tras la separación de Sam Asghari, priorizando la independencia emocional y el entorno familiar

Pese a los desafíos prioriza recuperar los vínculos con sus hijos y hermanos, y busca el equilibrio en su salud mental. Después de publicar sus memorias y superar distintas controversias, la artista decidió enfocarse en proyectos personales y mantener distancia de los escenarios por el momento.

Qué se sabe de la vida amorosa de Britney Spears en la actualidad

Tras su separación de Sam Asghari en 2024, Britney Spears optó por la reserva en su vida sentimental. Las noticias actuales no la vinculan con una pareja estable y la cantante protege la intimidad sobre sus relaciones.

Spears privilegia su bienestar y la reconstrucción de su entorno familiar. Eventos sociales como su encuentro con las Kardashian generaron especulaciones en redes, pero la artista evita confirmar novedades amorosas y elige centrarse en su independencia emocional y personal. Su entorno más cercano destaca que respeta su propio tiempo y espacio en esta etapa.

Con más de veinte añosCon más de veinte años de trayectoria, Spears suma premios Grammy, MTV y el lanzamiento de su línea de joyería B Tiny en 2025 (Grosby)

Los premios que recibió Britney Spears a lo largo de su carrera

En más de 20 años de trayectoria, Britney Spears ha sido reconocida con numerosos galardones internacionales. Recibió un Premio Grammy, varios MTV Video Music Awards, y premios en diferentes ceremonias internacionales. Sus discos han alcanzado múltiples certificaciones de platino y oro, consolidando su lugar en la historia musical.

Además de los premios estrictamente musicales, Spears ha sido homenajeada por su impacto en la cultura pop y su influencia en la industria del entretenimiento. Su residencia en Las Vegas revitalizó el formato y sus coreografías y videoclips han dejado huella en varias generaciones. En 2025, sorprendió con el anuncio de su línea de joyería, B Tiny, mostrando una faceta emprendedora y creativa.

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Las confesiones de la mujer que fue obligada a casarse a los 3 años con el líder de los “Niños de Dios”: “Mi mamá me entregó”

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Serena Kelley contó todo lo que vivió en la secta. “Era apenas una ficha dentro de un orden sagrado que solo admitía obediencia”, afirma. Los rastros de la organización de David Berg en Argentina

El tiempo parece no haber pasado en la memoria de Serena Kelley. Al cerrar los ojos, reconoce los pasillos de paredes descascaradas, el olor persistente de sopa recalentada en las cocinas colectivas, las colchas remendadas y los rezos monótonos que llenaban el aire. Pero nada pesa tanto como el día en que, a los tres años, fue obligada por los líderes de la secta Niños de Dios a casarse con su fundador, un hombre de sesenta y siete años llamado David Berg. Aquel “matrimonio” fue una ceremonia fría: nadie lloró, todos aplaudieron, y una multitud de adultos —hombres y mujeres sedientos de redención— entonaron himnos bajo una luz mortecina.

La secta Niños de Dios, nacida en Estados Unidos a finales de los años 60, creció bajo la voluntad absoluta de David Berg, quien exigía la sumisión más extrema y disfrazaba sus violencias con palabras de amor y promesas de salvación. Para los niños, la vida bajo su credo fue una condena: no les fue permitido jugar, dudar, ni siquiera crecer en paz.

David Berg, el líder de la secta “Niños de Dios”

Himnos y rutina: el instante donde murió la niñez

La ceremonia sucedió en una sala común, adornada con flores plásticas y mantas mal dobladas. Alguien, con voz solemne, murmuró junto al oído de Serena Kelley:—Sonríe, pequeña. Es un honor. Eres la elegida del profeta.

El trauma de ese instante quedaría suspendido para siempre. “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto, un bien que podía cambiar de manos según la decisión de los mayores”, contó Serena más de treinta años después.

La ceremonia no fue el fin, ni el peor de los males. Solo marcó el principio de una vida tejida en abusos, secretos y silencios impuestos por quienes juraban protegerla. Estados UnidosAmérica Latina y Europa. La secta dispersó a sus fieles en comunidades cerradas donde la infancia era solo un rastro difuso, rápidamente asfixiado.

La doctrina del abuso

David Berg, quien se hacía llamar “Moisés modernizado”, construyó una estructura cerrada e implacable. Sus seguidores —la familia espiritual— se regían por normas estrictas: rezos al despuntar el alba, trabajo doméstico, evangelización y absoluta devoción al profeta. Fueron miles los niños criados en este régimen. Él grababa cassettes y enviaba largas cartas manuscritas que todos debían memorizar.

La secta de David BergLa secta de David Berg tuvo seguidores en varias partes del mundo

Un día, en una de estas grabaciones, Berg insistió: “El Señor exige entrega sin peros. Los niños son del rebaño, y nosotros solo guiamos sus pasos hacia Su gracia”.

Cualquier duda, cualquier resistencia, era castigada con dureza. Temían más el rechazo de la comunidad que el afuera desconocido. Por las noches, mientras la oscuridad envolvía las casas comunes, la madre de Serena le susurraba:“Nada temas, hija. Todo ocurre porque Él lo dispone”.

Los juegos, cuando existían, eran premios fugaces por la obediencia, o máscaras detrás de las cuales se ocultaban castigos y pruebas de disciplina.

Serena Kelley con su familiaSerena Kelley con su familia cuando era parte de la secta “Niños de Dios”

El despojo gradual: madre, niña y el silencio

Serena tenía prohibido preguntar por qué ya no dormía con otros niños; por qué la llamaban “esposa pequeña” en voz baja y “elegida” en público. Las respuestas nunca llegaban. Solo quedaba el miedo de los pasillos, el frío de las miradas y la certeza de que su madre ya no podía protegerla. “Iba perdiendo mi voz. Me reconocía cada vez menos cuando me miraba a los espejos polvorientos del lugar”, recuerda.

Salían poco a la calle. Cuando lo hacían, era custodiadas por adultos devotos —llamados “tíos” y “tías”—, que evitaban cualquier contacto con el mundo exterior, temerosos de agentes del demonio, curiosos, periodistas o policías. “Aquí afuera está el infierno. Solo la familia es segura, solo nuestro pastor sabe lo que te conviene”, sentenció un día la madre de Serena ante la menor duda.

La expansión de los Niños de Dios: redes de fe y dolor

La secta Niños de Dios nació en California a finales de los años 60, con David Berg a la cabeza. Pronto, su mensaje —una mezcla de carisma, radicalismo y devoción bíblica— logró arrastrar a decenas y luego miles. Prometía una familia extensa, una comunidad capaz de proteger a sus miembros del veneno del mundo.

La realidad era otra. El “amor libre” y la obediencia estricta camuflaban abusos y sometimiento. Cambiaban de ciudad a menudo, mudándose incluso de país, huyendo de las autoridades y de cualquier rumor peligroso para la organización.

La secta se expandió a América Latina y EuropaEl horror se replicaba sin distinción geográfica: todos los niños, todas las niñas eran vulnerables. Nadie escapaba al mandato del profeta.

Serena fue obligada a casarseSerena fue obligada a casarse con el líder de la secta cuando tenía apenas 3 años

’}En 1993, la Policía Federal argentina realizó siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. La denuncia era de corrupción de menores y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios.

La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Así lo contó la periodista Emilse Pizarro en una nota publicada en 2019 en Infobae.

La vida de una niña rota: años de miedo continuo

A los seis años, Serena Kelley ya no tenía recuerdos de antes de la secta. Cada cumpleaños era solo una fecha en el almanaque; un día igual a todos, con nuevas obligaciones y promesas de mayor entrega. La infancia, para ella y los demás, era solo una palabra.

—Pronto, el profeta te confiará una misión inmensa —le advirtió una vez una tía, con una sonrisa ahogada.

En la comunidad, la obediencia era condición para la supervivencia. El silencio, una manera de sobrevivir. Llorar o rebelarse traía castigos que iban desde la humillación pública hasta la segregación en habitaciones oscuras.

David Berg gobernaba con mano firme. Los niños eran herramientas, símbolos de pureza y objetos de propiedad espiritual y carnal.

Serena Kelley intenta rehacer suSerena Kelley intenta rehacer su vida tras el trauma que vivió en su niñez

La toma de conciencia fue lenta. Adolescente, Serena Kelley comenzó a escribir pequeños relatos y a leer libros clandestinos que circulaban entre los jóvenes rebeldes de la secta. Descubrió que el mundo exterior no era un abismo, sino una opción.

La huida no fue gloriosa. Llevó tiempo, dudas, amenazas de ostracismo y un trabajo minucioso para frenar el adoctrinamiento instalado desde la cuna. “La libertad aterra al principio. Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola,” cuenta Serena.

Tras su salida, las pesadillas fueron constantes. Los recuerdos volvían con frecuencia. La voz grave de Berg, las miradas de los fieles, las frases envenenadas por la devoción. Nadie la persiguió, pero la vergüenza y la sospecha nunca la abandonaron.

El testimonio y la recuperación

Solo al contar su historia, primero en círculos privados, después en reportajes y foros internacionales de víctimas de sectas, Serena Kelley halló un propósito difícil: luchar por la memoria colectiva y el reconocimiento de los horrores sufridos por los hijos de la secta Niños de Dios.

Serena a los 3 añosSerena a los 3 años cuando fue obligada a casarse con el líder de los “Niños de Dios”

No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir en carne propia lo que a mí me arrebataron”, reclama Serena cada vez que toma un micrófono.

Decenas de personas contaron historias similares. Los patrones se repiten: control total, aislamiento, abuso físico y psicológico. Las estructuras legales no siempre llegaron a tiempo. La secta —dispersa y debilitada tras la muerte de Berg en 1994— sobrevivió en pequeñas células, amparada muchas veces por la inacción judicial y el olvido social.

En una carta pública leída en una conferencia para sobrevivientes de sectas en Los ÁngelesSerena Kelley resumió el sentido de su lucha:

“A quienes me piden que olvide, les digo: sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide. Hablo por todas las que no pudieron, las que aún callan, las que murieron esperando otra oportunidad de ser libres”.

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