El DT había anunciado que sus conclusiones iniciales podían llegar después de esa cantidad de encuentros oficiales, que cumplió el domingo pasado en Junín. La radiografía del puntero de la Liga Profesional.

En una de sus primeras conferencias de prensa, Martín Demichelis había marcado que, para sacar las primeras conclusiones de su trabajo, necesitaba entre 8 y 10 partidos. Ante Sarmiento, en Junín, el técnico de River llegó a la decena de encuentros y, en las consideraciones generales, luego de tres meses de trabajo y de casi sesenta días de competencia, tiene más ítems en el haber que en el debe. Por lo tanto, el balance es positivo.

Desde lo numérico, el arranque es muy promisorio. De los 10 partidos, River ganó ocho y solo perdió dos, por lo que cosechó el 80% de los puntos y así igualó el registro del comienzo del ciclo de Marcelo Gallardo, que también había sacado la misma cantidad de unidades, producto de 7 victorias y 3 empates.

Foto MARCELO CARROLL – Clarín

De las ocho victorias, seis fueron en la Liga Profesional, lo que lo posiciona bien alto, con 18 puntos sobre 24 en juego. Las otras dos fueron en mano a mano. Una, ante Banfield, por las semifinales del Trofeo de Campeones 2020 (jugará la final contra Boca) y la otra, ante Racing de Córdoba, para avanzar de ronda (a los 16avos de final) en la Copa Argentina. Además, tiene 20 goles a favor (dos por partido), le hicieron 7 (menos de un tanto por encuentro) y en 6 cotejos mantuvo la valla invicta.

En cuanto al funcionamiento, fue de menor a mayor. Después de algunos vaivenes y de actuaciones flojas, el equipo fue mutando y de a poco va encontrando una identidad. El click llegó tras la derrota con Arsenal en el Monumental. Para el siguiente encuentro, con Lanús, la formación fue más compacta, con un mediocampo más armado y más allá de no haber hecho un buen partido en La Fortaleza, el triunfo sirvió para alivianar tensiones.

Entonces, River empezó a reconstruirse y llegaron muy buenas actuaciones ante Racing de Córdoba, Godoy Cruz y Sarmiento. Y con un equipo más ordenado, y apostando al control de pelota, a los pases, a las sociedades, a jugar más corto entre líneas, a ocuparse más de las características propias que de las del rival, fue apareciendo la solidez.

Los regresos de Paulo Díaz, Nicolás De La Cruz (al margen de su lesión) y Rodrigo Aliendro, más el talento de Nacho Fernández y la experiencia de Franco Armani, Enzo Pérez y Milton Casco ayudaron a acomodar al equipo. Y se potenciaron otros jugadores, a los que Demichelis les dio mucha confianza, como son los casos de Leandro González Pirez, José Paradela y Lucas Beltrán, goleador con 5 tantos en lo que va del año. Y Enzo Díaz, uno de los refuerzos, se afianza en el lateral izquierdo.

Foto Maxi Failla – Clarín

En cuanto a la columna del debe, todavía debe acomodarse mejor defensivamente. Más allá de buenos momentos puntuales de algunos de sus defensores, colectivamente todavía hay algunas falencias, que obedecen a la manera de retroceder. Pasó con Sarmiento, por ejemplo, en un contraataque extraño que le generó el equipo de Junín a partir de una falla individual y de un mal posicionamiento para defender en ataque.

Otra de las cuestiones a resolver es la eficacia para definir. Si bien hizo 20 goles, hay partidos en los que le cuesta concretar en base a lo que genera. Y más allá del gran momento de Beltrán y de volantes que llegan a pisar el área rival, Borja bajó su nivel y Rondón no termina de engancharse por el momento.

“Tanto los buenos resultados como los malos nos hicieron ir mirando, repasando y sosteniendo un mecanismo, el cual a veces por detalles podés ganar o perder, te hacen goles, hacés goles… Corregimos constantemente para estar cerca de la excelencia, que en el fútbol es imposible. El equipo terminó otra vez en cero, es gratificante eso. Soy un convencido que de atrás para adelante por la cantidad de volumen que tenemos terminar siendo un equipo súper competitivo”, afirmó Demichelis.

En definitiva, el técnico es consciente de que siempre hay cosas por mejorar, pero está conforme con lo hecho hasta ahora. Sabe que va dando pasos seguros y que va agarrando confianza para transmitírsela a sus jugadores. Y, tras su primer balance, sueña con que su equipo a futuro se convierta en “una máquina”, que a los hinchas de River les dé gusto ver.