Se trata de una terapéutica calificada como la “de más alto precio de la región” que se brindará mediante la “estrategia de riesgo compartido” a todos los pacientes con esta patología. Los detalles
El Ministerio de Salud informó que proveerá una terapia génica para el tratamiento de la atrofia muscular espinal. Según indicaron mediante un comunicado, se trata del medicamento Onasemnogén Abeparvovec, que “posee un valor de venta comercial de más de 2 millones de dólares y es el de más alto precio de la región y el segundo más caro a nivel mundial”. Asimismo, indicaron que esta medida se realizará mediante la “innovadora estrategia de riesgo compartido”.
“Con un acuerdo histórico de riesgo compartido, el Estado asegurará el acceso a la terapia génica para el tratamiento de la Atrofia Muscular Espinal (AME), el de más alto precio de la región y el segundo más caro del mundo”, anunció Carla Vizzotti mediante un mensaje en redes sociales. Y agregó: “El Ministerio de Salud cubrirá el tratamiento para todas y todos los pacientes que cumplan con los criterios médicos para su indicación, independientemente de dónde vivan y de qué cobertura tengan”.
En ese sentido, desde la cartera sanitaria explicaron que “a partir de la innovadora estrategia de riesgo compartido, el Estado nacional garantizará el acceso a la terapia génica de Novartis para el tratamiento de AME (también conocida como Zolgensma) independientemente del tipo de cobertura de las y los pacientes. La inversión superará los 15 millones de dólares”.
Los expertos aseguran que es de suma importancia el diagnóstico y tratamiento precoz ante la enfermedad / Archivo
Esta medida se alcanzó luego de la firma de la Resolución 21/2023, la cual permite dar inicio a la compra de la “primera terapia génica recombinante aprobada en el país por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para el tratamiento de la Atrofia Muscular Espinal (AME)”.
“El medicamento Onasemnogén Abeparvovec, con el cual se realiza la terapia génica, posee un valor de venta comercial de más de 2 millones de dólares y es el de más alto precio de la región y el segundo más caro a nivel mundial. Como parte del acuerdo, el Estado nacional lo adquirirá a un precio de 1,3 millones de dólares (más IVA)”, informaron en un comunicado.
Al tiempo que explicaron que, con esta estrategia, “Estado nacional realizará una inversión superior a los 15 millones de dólares para garantizar el tratamiento de esta patología independientemente del tipo de cobertura –pública exclusiva, privada o de la seguridad social– con que cuenten las y los pacientes que cumplan con los criterios definidos, los cuales serán evaluados por la Comisión Nacional para Pacientes con Atrofia Muscular Espinal (CONAME)”.
El tratamiento que ahora será adquirido por el Estado nacional se trata de una “suerte” de reemplazo genético / (Gettyimages)
“La iniciativa constituye una estrategia de abordaje integral que garantiza el acceso, marcando un importante hito en la integración del sistema de salud”, señalaron desde el Ministerio de Salud y aseguraron que “las pautas de riesgo compartido implican que los pagos serán cumplimentados en tanto los resultados observados en los pacientes concuerden con lo esperado de acuerdo a la evidencia científica disponible”.
Gracias a este acuerdo, la Argentina se convierte “en el primer país de la región en realizar desde el sector público una adquisición bajo estos criterios, que a partir de una inversión eficiente aseguran la sostenibilidad del sistema y la equidad en el acceso”. “Cuando se trabaja con las sociedades científicas y las sociedades civiles, con la industria farmacéutica y con evidencia científica, junto a los familiares y el sector privado, se llega a acuerdos que favorecen a la gente”, indicó Vizzotti durante el encuentro del que fueron parte representantes del Laboratorio Novartis y diferentes actores que intervinieron en el proceso.
“Es una inversión superior a los 15 millones de dólares que le va a cambiar la vida a quienes nacen con esta enfermedad. Articulando con el sector privado, el Estado llega para proteger a quienes el mercado no protege. Eso se llama equidad”, destacó Vizzotti y recalcó: “‘Riesgo compartido’ significa que el Estado pagará por los tratamientos siempre y cuando se verifiquen los hitos de evolución de las y los pacientes que los reciben”.
Gracias a esta estrategia, los pacientes con esta patología podrán recibir este tratamiento, denominado como el segundo más caro del mundo
Vale destacar que desde la cartera sanitaria adelantaron que “la semana próxima se realizará una reunión de trabajo con financiadores para comunicar la estrategia y los próximos pasos en su implementación”.
En qué consiste la terapia génica que comprará el Ministerio de Salud
Según algunas estimaciones, se calcula que uno de cada 6.000 bebés que nace cada año tiene esta enfermedad que afecta las neuronas que controlan el movimiento de los brazos, las piernas, el tórax, la cara, la garganta y la lengua. En su forma más frecuente y agresiva, la patología se denomina como atrofia muscular espinal tipo 1. Si un diagnóstico certero y precoz, además de un tratamiento correcto, los niños con esta dolencia pueden fallecer o requerir asistencia mecánica para respirar antes de los 2 años.
Esta medicación, que fue aprobada por la ANMAT en abril de 2021, busca resolver el trastorno en el gen asociado a la enfermedad y está destinada a menores de 2 años con AME tipo1. Su principio activo es Onasemnogén Abeparvovec, aunque también se la conoce como AVX-101 porque fue el nombre que recibió durante los ensayos clínicos. Se trata de una terapia de reemplazo genético que consiste en una única dosis. Se aplica una vez en la vida del niño a través de una infusión intravenosa durante una hora.
La terapia se enfoca en la raíz genética de la enfermedad: reemplaza el gen SMN1 mutado o ausente del paciente por una copia humana sana y funcional del gen. Es decir que introduce directamente un gen SMN1 sano que genera un aumento de la expresión de la proteína en las motoneuronas mejorando o devolviendo la funcionalidad del movimiento. Otra diferencia es el modo de administración, ya que se administra por única vez y por vía endovenosa.
Un cardiólogo que estudia a los “superancianos” identifica el único hábito que garantiza vivir muchos años y con buena salud: “Es lo único que reduce nuestro reloj biológico”
Tras analizar los factores que comparten los “superancianos”, el reconocido cardiólogo Eric Topol concluye que la longevidad depende, sobre todo, de una costumbre cotidiana
El doctor Eric Topol, cardiólogo y genetista estadounidense, lleva décadas investigando los secretos de la longevidad. Su reciente libro, Super Agers: An Evidence-based Approach to Longevity (Superancianos: una aproximación a la longevidad basada en pruebas), recopila los resultados de años de análisis sobre personas que superan los 80 años manteniendo la salud y la vitalidad. La publicación aún no ha salido en español, pero ya ha generado debate en foros especializados y en medios de comunicación de todo el mundo.
A sus 70 años, Topol profundiza en los factores genéticos y ambientales que permiten a algunas personas vivir más allá de las ocho décadas en óptimas condiciones. Según compartió en The Mel Robbins Podcast, “la actividad física es la única costumbre de vida que muestra un efecto concreto sobre el envejecimiento del cuerpo. Otros factores, como la alimentación y las relaciones sociales, también resultan importantes. Pero la actividad física me parece crucial”, sostiene. Combatir la vida sedentaria se alza, así, como la instrucción básica que subraya el cardiólogo.
Pocas son las personas que consiguen cruzar la barrera de los 90 manteniéndose activos y en buena forma. Lejos de secretos inalcanzables o fórmulas mágicas, Topol defiende que la clave se encuentra “más cerca de lo que creemos” y apuesta por rutinas sencillas. En su recorrido profesional – es reconocido como uno de los diez principales expertos mundiales en longevidad -, el médico afirma que pequeños cambios diarios pueden prevenir enfermedades que encabezan la mortalidad global: cáncer, cardiopatías y trastornos neurodegenerativos.
El deporte es “lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico” (Imagen Ilustrativa Infobae)
El deporte es “lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico”
“Sabemos que estas enfermedades tardan al menos 20 años en desarrollarse, así que estamos en condiciones de prevenirlas, sobre todo en personas con mayor riesgo”, afirma. “Tenemos una oportunidad de evitar esas patologías que surgen con la edad”. Para el especialista, modificar ciertos hábitos no supone un esfuerzo desmedido: “No se trata de pastillas ni de trucos mágicos. Podemos trabajar con lo que ya está en nuestras manos”.
El ejercicio – según Topol – destaca por encima del resto de recomendaciones. Basta con observar cómo se estructura la rutina diaria y plantear cambios sencillos en movimiento, dieta y ocio para encarrilar la salud a largo plazo. El cardiólogo recomienda especialmente aquellas actividades dirigidas a trabajar la musculatura en resistencia y los ejercicios de fuerza de prensión (la capacidad que tiene una persona para apretar o suspender objetos en el aire con las manos), dos prácticas que han mostrado una eficacia notable frente al deterioro físico vinculado al paso de los años.
También atribuye al ejercicio beneficios frente a trastornos como la depresión o las enfermedades inflamatorias. “Es fabuloso. Se habla de esto desde hace años, pero ahora hemos entrado en la era de los relojes biológicos, lo que nos permite observar cómo envejecemos realmente”, comenta Topol. “El descubrimiento de la epigenética ha permitido establecer lo que conocemos como ‘edad biológica’, distinta a la cronológica”.
“Resulta que el ejercicio es lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico. El espacio entre tu verdadera edad y la edad biológica puede ampliarse”, destaca Topol. La recomendación estándar es realizar 30 minutos de ejercicio, cinco días a la semana, aunque el propio cardiólogo reconoce que incluso con dos sesiones semanales ya se obtienen beneficios. “No es sobre volverte más fuerte, es también sobre mejorar tu equilibrio”, insiste. “Nada de lo que podamos hablar supera al ejercicio si hablamos de reducir nuestro proceso de envejecimiento. No lo sabríamos si no hubiese toda esa ciencia detrás”.
Topol subraya que el ejercicio se ha revelado como el hábito más eficaz para mejorar la salud y prolongar la vida. Para quienes buscan una clave en la longevidad de los llamados “superancianos”, el mensaje queda claro: moverse no solo alarga los años, sino que también los llena de salud y vitalidad.
Durante la mediana edad, esta condición asociada a cambios hormonales interfiere con rutinas básicas y deteriora el bienestar general, advierten desde National Geographic. Cuáles son los síntomas y por qué es esencial el diagnóstico oportuno
Alcanzar el estante de la cocina, atarse el pelo o solo levantar los brazos pueden ser acciones que, aunque simples, se vuelven un desafío inesperado para muchas mujeres en la mediana edad, especialmente después de los 40 años.
Esto se debe a que, a medida que el cuerpo comienza a atravesar los primeros cambios hormonales que anticipan la menopausia (o la propia etapa menopáusica), ciertas dolencias musculoesqueléticas, antes poco visibilizadas, adquieren protagonismo. Según National Geographic, una de estas patologías es la capsulitis adhesiva, conocida popularmente como síndrome del “hombro congelado”.
Actualmente, esta condición ganó relevancia debido a su impacto prolongado y a la necesidad de repensar su diagnóstico y tratamiento desde una perspectiva informada y equitativa. Es que eldolor persistente y la rigidez en el hombro afectan de manera desproporcionada a mujeres de mediana edad, con una alta prevalencia e impacto en la calidad de vida.
Descripción y síntomas del hombro congelado
La capsulitis adhesiva limita el movimiento del hombro y puede prolongarse entre uno y tres años, afectando la calidad de vida (Créditos: Freepik)
El hombro congelado se caracteriza por una restricción progresiva y dolorosa del movimiento en la articulación, tanto en acciones activas como pasivas.
De acuerdo con la Cleveland Clinic, la enfermedad se divide en tres fases:
Congelación: dolor y rigidez aumentan de forma progresiva.
Congelada: disminuye el dolor, pero persiste la rigidez, lo que dificulta las actividades cotidianas.
Descongelación: el rango de movimiento mejora de manera gradual.
Este proceso puede extenderse entre uno y tres años. En algunos casos, la recuperación total no se alcanza.
Vale destacar que, en la fase inicial, el dolor suele ser intenso por la noche y la movilidad del hombro se reduce. En la etapa intermedia, la rigidez se acentúa y puede producirse atrofia muscular. Finalmente, durante la recuperación, disminuye el dolor y mejora la movilidad, aunque no siempre se restablece por completo.
Desde Mayo Clinic advierten que, aunque en la mayoría de los casos se resuelven con el tiempo, la afección puede resultar incapacitante durante su evolución.
Cuáles son los factores de riesgo
Tres fases del hombro congelado: dolor inicial, rigidez persistente y recuperación parcial del movimiento (Créditos: Freepik)
Diversos reportes indican que entre el 2% y el 5% de la población desarrolla capsulitis adhesiva. Su frecuencia aumenta significativamente en mujeres de entre 40 y 60 años, especialmente en la transición menopáusica, profundiza National Geographic.
El mismo medio señala que cerca del 75% de los casos se presentan en mujeres, y más del 70% de quienes atraviesan la menopausia padecen síntomas musculoesqueléticos. Es más, una de cada cuatro desarrolla alguna forma de discapacidad funcional.
Aunque sus causas exactas no están completamente establecidas, se estima que el hombro congelado se origina por un proceso inflamatorio que provoca el engrosamiento y la contracción de la cápsula articular. Sobre este punto, el estudio de Climacteric vincula este mecanismo con la disminución de estrógenos durante la menopausia, lo que contribuye a la aparición de síntomas musculoesqueléticos como el dolor articular y la rigidez.
En cuanto a los factores de riesgo, Mayo Clinic identifica a los antecedentes de diabetes, trastornos tiroideos, enfermedades neurológicas o cardiovasculares, así como la inmovilización prolongada del hombro.
Vale destacar que la afección presenta mayor prevalencia entre personas de origen asiático, donde se la conoce como “hombro de los cincuenta años”, según relata National Geographic.
Los ejercicios de amplitud de movimiento, acompañados de un compromiso sostenido con la rehabilitación, son fundamentales para la recuperación (Créditos: Freepik)
Por otro lado, un estudio publicado en Climacteric propuso el término “síndrome musculoesquelético de la menopausia” para describir síntomas asociados al descenso de estrógenos, como capsulitis adhesiva, artralgia y pérdida de masa muscular.
Al tiempo que una investigación publicada en Journal of Clinical Medicine documentó la alta frecuencia de dolor de hombro en mujeres menopáusicas y las barreras diagnósticas que enfrentan.
Contexto histórico y falta de investigación
Durante décadas, el hombro congelado fue una enfermedad poco comprendida y subestimada por la comunidad médica. National Geographic destaca que hasta hace poco existían escasos estudios sobre sus causas y tratamientos, en parte por un sesgo de género en la investigación.
La cirujana ortopédica Jocelyn Wittstein, citada por el medio, afirmó que “el solo hecho de ser mujer es un factor de riesgo para el hombro congelado” y señaló que la mayoría de los cirujanos ortopédicos no experimentan la menopausia, lo que contribuye a la falta de urgencia en el abordaje de esta afección.
Las radiografías permiten descartar patologías como artritis o lesiones óseas (Créditos: Freepik)
En 2024, Wittstein y su equipo introdujeron el concepto de síndrome musculoesquelético de la menopausia, para describir síntomas como dolor articular, pérdida de masa muscular, disminución de densidad ósea y progresión de la osteoartritis. La revista Climacteric, en ese tono, subrayó la relevancia de esta terminología para aumentar la conciencia médica y social sobre los efectos musculoesqueléticos del climaterio.
Diagnóstico: criterios y relevancia de la detección temprana
Durante años, el hombro congelado fue poco atendido en la práctica clínica. National Geographic vincula esta omisión con un sesgo de género. En ese marco, Jocelyn Wittstein insistió en que el factor de riesgo de ser mujer fue históricamente desestimado y atribuyó esa omisión al desconocimiento clínico de la experiencia menopáusica.
Estas afirmaciones sobre el síndrome musculoesquelético en la menopausia adquirieron respaldo desde la revista Climacteric, ya que se documentó la frecuencia y el impacto de estos síntomas en mujeres en transición hormonal.
El estudio en Journal of Clinical Medicine reforzó esta perspectiva al mostrar la elevada prevalencia de dolor de hombro y la falta de estrategias diagnósticas eficaces, lo que prolonga el sufrimiento y retrasa el tratamiento adecuado.
La detección temprana del hombro congelado mejora el pronóstico con tratamientos como fisioterapia e hidrodilatación (Créditos: Freepik)
Lo cierto es que el diagnóstico del hombro congelado es clínico. Se basa en la historia de dolor y rigidez progresiva, y en la limitación del rango de movimiento activo y pasivo. La Cleveland Clinic explica que el examen físico incluye la evaluación comparativa con el otro hombro.
Las radiografías permiten descartar patologías como artritis o lesiones óseas, y técnicas como la resonancia magnética o la ecografía ayudan a confirmar el diagnóstico.
Su identificación oportuna es clave. Intervenir en las primeras fases mejora el pronóstico y acorta la duración de los síntomas. Sobre este punto, y a modo de ejemplo, el estudio publicado en Journal of Ultrasound demostró que la hidrodilatación guiada por ecografía, combinada con fisioterapia, resulta más eficaz si se aplica antes de alcanzar la rigidez completa.
Tratamientos actuales y evidencia disponible
El tratamiento del hombro congelado evolucionó, aunque aún no hay un protocolo unificado. Las estrategias incluyen fisioterapia, analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides (orales o inyectables), hidrodilatación y, en casos refractarios (resistes a los tratamientos tradicionales), cirugía.
La fisioterapia es el pilar del abordaje conservador. Mayo Clinic y Cleveland Clinic coinciden en que los ejercicios de amplitud de movimiento, acompañados de un compromiso sostenido con la rehabilitación, son fundamentales para la recuperación.
Las infiltraciones con corticoides alivian los síntomas en las etapas iniciales, aunque su efecto es transitorio. La hidrodilatación —inyección intraarticular de solución salina y corticoides guiada por ecografía— mostró buenos resultados, especialmente al combinarse con fisioterapia personalizada.
La investigación clínica reciente prioriza un abordaje integral y temprano del síndrome musculoesquelético en mujeres menopáusicas (Créditos: Freepik)
El trabajo publicado en Climacteric cita estudios clínicos que muestran que estos tratamientos logran buenos resultados si se inician a tiempo, reduciendo la necesidad de intervenciones más invasivas.
Respecto a la terapia hormonal, National Geographic y la revista Climacteric señalaron que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) podría prevenir o aliviar los síntomas musculoesqueléticos, incluido el hombro congelado.
La Dra. Kathleen Jordan, directora médica de Midi Health, afirmó a National Geographic que la TRH es una de las intervenciones más eficaces para el dolor articular vinculado al hipoestrogenismo, aunque debe evaluarse caso por caso.
Las opciones quirúrgicas quedan reservadas, entonces, a cuadros en los que el tratamiento conservador falla. El estudio de Journal of Clinical Medicine advirtió que muchas mujeres menopáusicas no acceden de forma temprana a tratamientos adecuados debido a la subestimación de su dolor, lo que retrasa intervenciones efectivas.
La terapia hormonal y la fisioterapia personalizada son clave para aliviar los síntomas del hombro congelado y mejorar la movilidad (Créditos: Freepik)
El reconocimiento del hombro congelado como parte del síndrome musculoesquelético amplió la investigación clínica y mejoró el enfoque terapéutico. National Geographic destacó, en ese sentido, que una nueva generación de especialistas en salud femenina favoreció el acceso a tratamientos basados en evidencia.
En paralelo, Climacteric resaltó el rol de intervenciones complementarias como el ejercicio de resistencia y la suplementación con vitamina D, magnesio y vitamina K2 para preservar la masa ósea y muscular en mujeres posmenopáusicas. La hidrodilatación guiada y la fisioterapia personalizada continúan como intervenciones de primera línea, sobre todo si se aplican en fases tempranas.
Ambas prácticas tienen múltiples beneficios para el organismo. En el Día Mundial de la Bicicleta, un repaso por sus efectos en la prevención de enfermedades cardíacas, control metabólico y fortalecimiento muscular
Cada 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca fomentar su uso por sus múltiples beneficios sociales, ambientales y de salud.
“La bicicleta contribuye a un aire más limpio y menos congestión y hace que la educación, la atención de la salud y otros servicios sociales sean más accesibles para las poblaciones más vulnerables”, han divulgado desde la ONU. “Practicar actividades deportivas de intensidad moderada, como caminar, montar en bicicleta o hacer deporte, tiene grandes beneficios para la salud. El deporte no tiene edad”, remarcaron.
En 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un análisis al respecto de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien apuntó: “Caminar y andar en bicicleta mejora la salud y hace que las ciudades sean más sostenibles. Cada paso que damos y cada paseo ayudan a reducir la congestión, la contaminación atmosférica y las enfermedades. No obstante, debemos hacer que los desplazamientos a pie y en bicicleta sean seguros, para que más personas opten por estas opciones más saludables y ecológicas”.
En este contexto, como se ve, caminar y pedalear se posicionan como dos prácticas que contribuyen a reducir el sedentarismo y mejorar el bienestar físico. Pero entre ambas opciones, ¿cuál resulta más eficaz para proteger, específicamente, la salud cardiovascular?
Caminar y andar en bici son dos actividades saludables y amigables con el medioambiente (Imagen Ilustrativa Infobae)
Caminar o andar en bici: sus beneficios para la salud cardiovascular
En términos de salud del corazón, tanto caminar como pedalear muestran beneficios sólidos. Por ejemplo, los datos de un estudio publicado en BMJ Public Health indicaron lo siguiente.
Tras analizar a 82.297 personas durante 18 años, el trabajo concluyó que “en comparación con los desplazamientos no activos, el uso de la bicicleta se asoció con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, un riesgo un 24% menor de hospitalización por enfermedades cardiovasculares, prescripción de medicación cardiovascular y prescripción por problemas de salud mental”. En cuanto a la caminata, el mismo estudio señaló que las personas “que caminaban al trabajo tenían un riesgo 10% menor de hospitalización por enfermedad cardiovascular y de recibir medicación para tratarla”.
Sin embargo, el trabajo también advirtió sobre un riesgo mayor de lesiones entre ciclistas: “Quienes se desplazaban en bicicleta tenían casi el doble de riesgo de hospitalización por colisiones de tráfico en comparación con los no activos, aunque este fue un evento relativamente infrecuente (83 hospitalizaciones en 18 años)”. Estos eventos reflejan la necesidad de infraestructuras seguras para garantizar los beneficios del ciclismo sin aumentar riesgos viales.
El ciclismo estimula los músculos de las piernas, activando especialmente glúteos, muslos y pantorrillas (Imagen Ilustrativa Infobae)
En 2022, la OMS publicó un informe en el que apuntó: “Andar en bicicleta y caminar puede ayudar a combatir el sobrepeso y reducir la inactividad física. Los desplazamientos activos se asocian con una disminución de aproximadamente el 10% del riesgo de enfermedad cardiovascular y una disminución del 30% del riesgo de diabetes tipo 2″.
Fortalecimiento muscular, según la intensidad que se busca
Tanto caminar como andar en bicicleta activan los músculos de las piernas. Según una revisión de Public Health England, “el ciclismo se asocia con mejoras en la composición corporal” y permite reducir el porcentaje de grasa corporal cuando se lo realiza con frecuencia.
El mismo informe destacó que andar en bicicleta “beneficia la capacidad cardiorrespiratoria en adultos”, lo que implica también un refuerzo de la musculatura involucrada en la resistencia aeróbica. Por su parte, caminar actúa sobre músculos estabilizadores, fortalece los tobillos y las caderas, y mejora el equilibrio, especialmente en personas mayores o con movilidad reducida. Además, se asocia con mejoras en la salud musculoesquelética de mujeres posmenopáusicas y personas con dolor lumbar crónico, según precisó el análisis.
Si bien el ciclismo podría promover un fortalecimiento más marcado debido a la carga mecánica del pedaleo, caminar también ofrece beneficios relevantes, particularmente en términos de mantenimiento de la masa muscular con bajo impacto en las articulaciones, de acuerdo a los expertos.
Bajar de peso: ambas son buenas alternativas
Ambas actividades son aliadas eficaces en estrategias de control del peso. La OMS ha indicado que caminar “durante 30 minutos o andar en bicicleta durante 20 minutos la mayoría de los días reduce el riesgo de mortalidad en al menos un 10%”.
La OMS señala que caminar 30 minutos o andar en bicicleta 20 reduce al menos un 10 por ciento el riesgo de mortalidad general (Imagen Ilustrativa Infobae)
En el informe de Public Health England detallaron que caminar con regularidad genera descensos en el índice de masa corporal, el perímetro de cintura y el peso, particularmente en personas inactivas o con sobrepeso. El ciclismo, por su parte, está significativamente asociado con una menor grasa corporal en estudios de cohorte y ensayos clínicos, lo que lo posiciona como una herramienta útil para reducir el exceso de peso.