El programa incluye 1.900 bienes de consumo masivo. Los supermercados aseguran que el ritmo de llegada en aceites es lento. El Ministerio de Economía apunta a ampliar el programa con medidas paralelas
A un mes de la implementación del programa Precios Justos, la última iniciativa del Ministerio de Economía para mantener a raya los valores de un grupo de productos de consumo masivo, el Gobierno detectó que el plan comenzó con algunos problemas de abastecimiento en las góndolas de los supermercados e inició rondas de conversaciones con empresas y superficies comerciales para ajustarlo.
Según aseguraron a Infobae fuentes oficiales, en las primeras semanas de vigencia de Precios Justos los inspectores de la Secretaría de Comercio registraron un nivel de desabastecimiento cercano al 25% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en el listado de casi 1.900 productos que forman parte de la canasta controlada y que mantendrán sus precios fijos hasta marzo.
La lectura que hacen en los despachos oficiales que hacen el seguimiento del programa de precios más reciente aseguran que los faltantes pueden estar explicados en un ritmo de reposición de productos en las góndolas más lento de lo ideal o que directamente se haya cortado alguna cadena de provisión. Esta última tesis es la que sostienen, por lo bajo, los ejecutivos supermercadistas y que ese fenómeno tiene lugar con algunos productos en particular.
En la Secretaría de Comercio creen que los incumplimientos de Precios Justos están más concentrados en disponibilidad de productos en las góndolas y en la señalética, uno de los elementos que consideran más sensible para la puesta en marcha de un programa nuevo, que todavía tiene que incorporarse a la costumbre de compra de los clientes y que es una “marca” novedosa para instalar, ya que absorbió a Precios Cuidados, el plan “decano” de control de precios.
La secretaría que encabeza Matías Tombolini se encargó, al inicio del programa, de repartir entre las grandes superficies comerciales, de todos los elementos identificatorios de Precios Justos para las instalaciones de los supermercados. El problema más urgentes, de todas formas, es el del abastecimiento. No detectan, por el momento, incumplimientos que estén relacionados a los precios que tiene el listado de productos. Es decir: lo que se ofrece, se ofrece con los valores acordados.
Sergio Massa, en una de las últimas reuniones para acordar precios, con el sector del calzado
Entre los supermercados consultados por Infobae estiman que el nivel de entrega de productos por parte de las compañías proveedoras es mucho menor. En ese sentido, hablan de un 39% en promedio, con algunos rubros que directamente tienen entregas cortadas, entre las que nombran a los aceites. “Hay corte de entrega de aceites”, acusaron desde el supermercadismo.
Entre las empresas del sector aseguran que en términos generales el abastecimiento es aceptable, aunque de por sí la cadena de comercialización de los aceites tiene particularidades que hace difícil que tengan un nivel de abastecimiento completo en las góndolas. “Las entregas de aceites se enmarcan en un fideicomiso privado que fondea dinero para compensar parte del costo del girasol y eso hace que en determinados momentos las entregas vayan a un ritmo menor, pero se regularizan rápido habitualmente”, mencionó una fuente del sector.
En Comercio comienzan a hablar de la posibilidad de sanciones ante incumplimientos, aunque no se trata de un proceso rápido, sino que los trámites entre una denuncia hasta la aplicación concreta de una multa puede tardar “entre tres o cuatro meses”, explicó una fuente oficial. Recientemente, Comercio estableció multas de hasta un millón de pesos a los incumplimientos en que pudieran incurrir las empresas participantes del programa Precios Justos, con la opción de duplicar ese monto en caso de reincidencias reiteradas.
El decreto que reglamentó el sistema de sanciones determinó que en el caso de ofertas de productos del programa a precios superiores, las multas se ubicarán entre $500.000 a $ 1 millón. Ese mismo rango aplica si ocurre una falta de oferta en cada sucursal de las empresas de al menos el 80% de los productos sin que hubiese como compensación algún producto sustituto.
Las multas por falta de señalética como la que detectaron los inspectores será de entre $200.000 hasta $400.000.Asimismo, la resolución establece multas de $150.000 a $300.000 si se utilizara esa señalética “en la oferta de productos objeto de fiscalización, que no se encuentren incluidos en los Anexos de los convenios correspondientes”.
Precios Justos incluye unos 1900 productos de consumo masivo
Por último, el Gobierno fijó multas de $250.000 a medio millón de pesos al “establecimiento de alguna restricción al número de productos de venta por consumidor o grupo familiar sin que esté previamente autorizado por la Secretaría de Comercio”.
El programa de Precios Justos empezó como una iniciativa que contemplara un grupo grande de productos de consumo masivo en supermercados pero luego contó con medidas adicionales que lo complementaron como idea de referencia de precios.
En las últimas semanas se sumaron, así, el acuerdo con empresas petroleras para mantener a raya los incrementos de precios de combustibles en las estaciones de servicio, que tendrán una suba acotada al 4% por los próximos meses. La cifra no es casual, ya que responde a la expectativa de convergencia del ritmo mensual de inflación al que apunta el equipo económico para bien entrado el 2023.
También se sumó desde este martes el convenio con empresas productoras de insumos difundidos de uso industrial, que incluye materiales decisivos para la cadena de producción fabril como aluminio, vidrio, cartón y plásticos, que firmaron acuerdos particulares para cada caso, también con la intención de que tengan un sendero marcado de posibles aumentos.
Tanto para las empresas de consumo masivo que ingresaron a Precios Justos como a las energéticas que aumentarán de forma controlada las naftas como las firmas fabricantes de insumos industriales tuvieron, como zanahoria para formar parte de los acuerdos, la promesa del Ministerio de Economía de que contarán con un ritmo de acceso a divisas para importar más aceitado.
En los primeros días del mes hubo subas de más del 20%. Las empresas apuntan a la incidencia de las lluvias, que este mes se multiplicaron.
Los precios de la carne volvieron a subir con fuerza en el arranque de marzo, con subas que superaron el 20%, en cortes como el cuadril, que es de los más demandados por los argentinos, según indicaron fuentes del sector.
El preciado alimento venía de una seguidilla de aumentos en febrero, que según las consultoras privadas levantó el nivel de la inflación impactando en la desaceleración que se vio hasta enero. La correlación oficial se conocerá el próximo viernes cuando el Indec publique su Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Pero la escalada continuó en la primera parte de marzo, de acuerdo a información que consignaron las empresas y que pudieron relevar en los comercios las entidades privadas que siguen de cerca la evolución de los precios al público.
La data privada confirma un aumento promedio del 15% sólo la semana pasada, al que se sumó una nueva variación del 10% en las últimas horas. Los cortes que más aumentaron fueron el cuadril, en el orden del 20,5%; la nalga, un 14,6%; y el roast beef, 13,5%. El que menos incremento presentó fue el vacío con una variación del 3,48%.
La aceleración de los precios al consumidor fue noticia ya en febrero, cuando los cortes cárnicos quedaron al tope de los rubros más inflacionarios en todos los informes que se anticipan a la medición oficial.
Por caso, la entidad Consumidores Libres consignó que el segmento fue el que más aumentó en el mes con un promedio del 6,1%, superando ampliamente a los productos de almacén y a los de verdulería que considera para su canasta básica de alimentos.
Para la consultora FIEL el aumento de las carnes promedió el 11,4% levantando el nivel del rubro Alimentos y bebidas, que saltó 3,4% respecto a enero.
PxQ destacó la suba entre las más importantes del segundo mes del año, junto con las de los alquileres de viviendas, los combustibles, los artefactos y equipos eléctricos y muebles.
El peligro de recesión en Estados Unidos no estaba en los cálculos de la mayoría de los analistas. La aversión al riesgo volvió a impactar en acciones y bonos locales, alejando un posible retorno de la Argentina a los mercados este año
Casi nadie tenía en los cálculos al arrancar el 2025 que la economía norteamericana pudiera caer en recesión. Sin embargo, cuando todavía se transita el primer trimestre, ésta es una hipótesis cada vez más fuerte y crecen las chances que esto ocurra en el corto plazo. Incluso Donald Trump no descartó que suceda al ser consultado sobre el tema.
Las bolsas de todo el mundo y en particular Wall Street fueron fuertemente afectadas por esta nueva realidad. El viento de frente, como no podía ser de otra manera, le pegó con fuerza tanto a las acciones como a los bonos argentinos. El riesgo país subió más de 2% hasta los 723 puntos, alejando así cualquier posibilidad de retorno de la Argentina a los mercados de deuda posiblemente por todo el año.
No se puede hablar de un “cisne negro” porque la posibilidad de una recesión siempre está latente. Pero sí de un contexto inesperado, que para muchos es impulsado por el propio presidente norteamericano y su secretario del Tesoro, Scott Bessent. En recientes apariciones, ambos se mostraron despreocupados por la caída de las últimas jornadas en Wall Street y le restaron importancia. El mercado de Nueva York tuvo su peor semana desde septiembre y ayer se profundizó el derrumbe, especialmente en acciones tecnológicas que venían subiendo demasiado rápido.
En las últimas horas empezaron a dar vuelta comentarios sobre una suerte de caída provocada por la propia Casa Blanca. Detrás de este comportamiento estaría la necesidad de enfriar la economía llevándola a una recesión y presionar a la Reserva Federal para que baje la tasa de interés. Los fuertes vencimientos de deuda que tiene por delante el gobierno norteamericano se verían aliviados si sucede esto.
El efecto de corto plazo al menos es negativo para la Argentina por el impacto financiero. No es tan relevante la caída de las acciones, que venían de subas récord en 2024. Sin embargo, hay que seguir de cerca el impacto en los bonos, ya que el deterioro de las últimas semanas complica el ingreso de dólares a través de la cuenta capital. No solo el Gobierno no podrá volver a los mercados de deuda voluntarios, sino que también se le puede complicar el escenario a las empresas si esta crisis no pasa pronto.
El acuerdo con el FMI se vuelve más urgente que nunca, porque a esta altura es la única fuente de financiamiento genuino a la que puede echar mano el Gobierno. No es casualidad que se haya apurado el envío de un DNU al Congreso, aún cuando todavía no hay nada firmado.
Sin embargo, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, se apuró en anunciar que el monto de desembolso ya está acordado, aunque no hubo mayores detalles del mismo. En Wall Street las especulaciones llevaron esa cifra hasta los USD 20.000 millones, aunque en el mercado local son más cautos y estiman un nivel de USD 12.000 a USD 15.000 millones.
Este fortalecimiento de las reservas también tendría otros objetivos. El más importante es asegurarse los recursos para pagar los vencimientos de deuda de julio, que suman USD 4.500 millones, una cifra similar a la de enero pasado.
Pero además el BCRA viene interviniendo en el mercado para evitar presiones sobre los dólares financieros, lo que también implica un stress adicional sobre las reservas. Aunque el FMI podría exigir que el nuevo desembolso no se use para tal fin, el organismo igual tiene dólares liquidos para seguir interviniendo y llegar a las elecciones legislativas sin mayores sobresaltos y sobre todo sin un aumento significativo de la brecha cambiaria.
El informe del Banco Central reflejó un ajuste en las expectativas sobre el tipo de cambio. Se proyecta que el dólar oficial siga un ritmo de depreciación del 1% mensual hasta agosto
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó nuevas proyecciones sobre la evolución del dólar oficial en 2025. El informe, elaborado a partir de las estimaciones de 39 analistas locales e internacionales, reflejó un incremento en los valores previstos para los primeros meses del año, aunque con un leve recorte en el cálculo para diciembre.
Según los datos difundidos, la cotización promedio del dólar mayorista alcanzaría los $1.069 en marzo, lo que representó un ajuste de $3,1 respecto a la encuesta anterior. En los meses siguientes, el tipo de cambio continuaría con aumentos graduales hasta llegar a $1.124 en agosto. De confirmarse este escenario, el Gobierno mantendría el esquema de crawling peg del 1% mensual al menos hasta mediados de año.
Para diciembre, la estimación del REM ubicó el dólar en $1.175, lo que implicó una suba del 18,1% interanual, por debajo del porcentaje esperado para la inflación anual de 23,3%. Asimismo, el pronóstico para los próximos 12 meses situó el dólar en $1.287 en febrero de 2026, con una aceleración en el primer bimestre de ese año, en un contexto en el que el Gobierno prevé la eliminación del cepo cambiario.
El mercado ajustó al alza las proyecciones
El relevamiento mostró que las expectativas sobre el tipo de cambio se modificaron en relación con la encuesta anterior. Para el período entre marzo y julio, los analistas aumentaron sus estimaciones, manteniendo la hipótesis de que el dólar continuará bajo un esquema de ajuste controlado.
De acuerdo con el informe, las proyecciones promedio para cada mes quedaron de la siguiente manera:
Marzo: $1.069
Abril: $1.080
Mayo: $1.091
Junio: $1.102
Julio: $1.113
Agosto: $1.124
Diciembre: $1.175
Próximos 12 meses: $1.287 (febrero 2026)
Estos valores reforzaron la idea de que el crawling peg del 1% mensual seguirá siendo la estrategia principal del Ministerio de Economía y el Banco Central para regular la evolución del tipo de cambio oficial.
Sin embargo, para diciembre, las proyecciones se ubicaron en $1.175, lo que representó un ajuste a la baja de $25 respecto al relevamiento previo. Este dato indicaría que los analistas prevén una menor depreciación del peso en los últimos meses del año.
Inflación y dólar: la brecha entre los pronósticos
Los resultados del REM reflejaron una diferencia significativa entre las proyecciones de inflación y la variación esperada para el dólar. Según los analistas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerraría el año con una suba del 23,3%, mientras que el tipo de cambio oficial se ajustaría un 18,1%.
Las previsiones de inflación
Esta brecha implicaría una apreciación del peso en términos reales, ya que la inflación superaría el ritmo de devaluación del dólar oficial. Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, el Gobierno sostuvo que la política cambiaria debía acompañar un proceso de reducción de la inflación sin acelerar la depreciación del peso.
A pesar de este diferencial, los analistas proyectaron que la evolución del tipo de cambio se acelerará en 2026, especialmente en el primer bimestre. Para febrero del próximo año, el dólar mayorista alcanzaría $1.287, con una suba de $72 respecto al relevamiento anterior.
Las proyecciones del REM no solo incluyen estimaciones sobre el tipo de cambio, sino también sobre el crecimiento económico y la tasa de desempleo. En relación con la actividad económica, el informe indicó que el Producto Bruto Interno (PBI) registraría un crecimiento del 4,8% en 2025, con un avance trimestral del 1% en la primera mitad del año.
Por otro lado, las expectativas sobre el mercado laboral se mantuvieron sin cambios. La tasa de desocupación prevista para el cuarto trimestre de 2024 se ubicó en 7%, mientras que para el mismo período de 2025 la proyección fue de 6,8%.
Los datos del REM sugirieron que los analistas prevén una recuperación gradual de la economía, acompañada de una moderación en el mercado cambiario. Sin embargo, el informe también reflejó una incertidumbre en torno a la evolución del dólar en el mediano plazo, especialmente en un contexto en el que el Gobierno anticipó modificaciones en la política cambiaria para los próximos meses.