Las automotrices locales piden bajar impuestos para ganar competitividad externa. En Corea del Sur, Hyundai fabrica 1,5 millones de autos por año en una sola planta. En la Argentina se esperan 650.000 unidades en total. El impacto de la escala industrial en el precio de los 0km
La industria automotriz argentina vive un año de excelentes resultados, con ventas que superan el 70% en la comparación con 2024, y casi el 40% si los números se contrastan con los de 2023. Las proyecciones que hacen los ejecutivos del sector coinciden en un número cercano a las 650.000 unidades, lo que representaría un crecimiento interanual del 57% sobre el año pasado y uno del 44% contra 2023.
Sin embargo, esos números están lejos todavía de los que el sector mostró en años como 2017 y 2018, con 900.942 y 801.658 unidades respectivamente. Para que eso suceda tiene que haber compradores, tanto nacionales como internacionales, que justifiquen una escala industrial acorde a la capacidad instalada en el país.
La Argentina tiene 11 plantas automotrices, de las cuales sólo una, Toyota, trabaja a tres turnos. La producción industrial actual está en un 50% de su capacidad. Si todas las plantas fabricaran al 100% de sus posibilidades, la producción anual estaría entre 1,1 y 1,2 millones de autos por año, según señalan desde el sector.
En su planta de Ulsan, en Corea del Sur, Hyundai fabrica 1,5 millones de autos por año. Es la fábrica con mayor capacidad industrial del mundo
En el extremo opuesto, la planta más grande del mundo pertenece a Hyundai Motor Company, está situada en la ciudad costera de Ulsan, en Corea del Sur, y ostenta una producción anual de 1.5 millones de autos, con un promedio de producción de un vehículo cada 10 segundos.
Dentro de sus instalaciones hay 5 fábricas de automóviles, una planta de motores y transmisiones, y dos particularidades que la hacen más especial y eficiente aún. Tienen su propia metalúrgica, lo que llaman integración vertical porque producen el acero de sus propios autos, y es la única planta automotriz del mundo que cuenta con un puerto propio, desde el cual se envía el 75% de su producción anual a más de 200 países.
Durante tres turnos que suman 18 horas de producción diaria, se fabrican 17 modelos diferentes de autos, que van desde los Hyundai Santa Fe y Tucson hasta toda la línea de la marca de lujo Genesis.
El util industrial es el mismo para producir 70.000 o 150.000 autos. Las instalaciones industriales argentinas están ocupadas al 50% de su capacidad
Por qué es importante la escala industrial
Hace pocos días, a raíz de un posteo de Federico Pieruzzini, CEO de Eximar, representante oficial de Volvo, Land Rover, Jaguar, Geely y MG en Argentina, surgió el que probablemente sea el otro gran problema de la industria automotriz nacional: los costos por una escala industrial muy baja.
Pieruzzini planteó que “en Argentina, el verdadero problema del mercado automotriz no son los precios, es la brecha que genera la segunda escala del impuesto interno para los autos de lujo. Esa segunda escala encarece el segmento alto, creando un espacio donde las automotrices, por naturaleza, suben los precios de los autos generalistas y semi-premium que no pagan ese impuesto para aumentar sus ‘márgenes’, y como resultado los precios nunca bajan y el mercado pierde competitividad”.
En respuesta a esa idea, Gustavo Micheli, antiguo Director de operaciones de Gestamp Argentina, con una trayectoria de más de 35 años en la industria automotriz, respondió que “el problema de precios es la escala de producción. En Argentina hay 11 terminales que con toda la furia llegaron a producir 800.000 anuales, un promedio de 72.000 unidades cada una. Aún así, esta cifra no es real porque, por ejemplo, Toyota produce por si sola más de 150.000 vehículos actualmente”, escribió en un primer párrafo.
“Pensemos que hay plantas en USA o Europa que producen individualmente 400/500.000 vehículos anuales y el útil industrial es el mismo: línea de prensas, matrices, planta de pintura, etc. Con lo cual, la amortización impacta menos que en nuestras pequeñas plantas. Sin especialización y sin escala, la industria automotriz argentina seguirá penando con costos altos, más allá de la cuestión impositiva”, finalizó Micheli.
Con un mercado local cubierto y una financiación que cubre el 50% de las ventas, la producción automotriz solo puede aumentar con mayores exportaciones.
El tema de la especialización no es nuevo. De hecho, la industria automotriz local está dirigiéndose hacia un esquema de producción que concentre sus recursos en modelos más exportables como son los vehículos utilitarios, especialmente las pick-ups.
“La única manera de exportar más es producir un vehículo que tenga demanda en el mercado exterior. Lo que hizo Ford es la muestra. Sólo fabrican la Ford Ranger, que se vende muy bien acá y se exporta muy bien también. Sin ese tipo de productos, la industria automotriz no va a crecer sino a achicarse”, opinó Micheli ampliando su declaración inicial al dialogar con Infobae.
La realidad parece darle la razón. Este año se confirmaron tres proyectos industriales orientados en esa dirección. Stellantis comenzó a fabricar las pick-up Fiat Titano y RAM Dakota en su planta de Ferreyra, Córdoba, que tendrán una producción estimativa de 65.000 unidades anuales.
Volkswagen anunció la renovación total de la pick-up Amarok para 2027, y la especialización de la fábrica de General Pacheco en un solo vehículo, con lo que se discontinuó la fabricación de Taos en julio, que empezará a llegar importada de México el año próximo.
Renault, en tanto, había anunciado el año pasado que en el segundo semestre de 2026 iniciará la fabricación de la pick-up compacta Renault Niágara (nombre aún no oficial), que tendrá la mayor parte de su producción destinada a los mercados regionales fuera de Argentina.
La especialización en pick-ups es clave para mejorar la demanda de exportaciones. Pero las camionetas argentinas son caras de comprar por la carga impositiva que tienen
Sin embargo, subir las exportaciones no es tan simple. Como se ha reiterado en los últimos años, pero especialmente desde que se abrió la importación irrestricta de automóviles restando cierta protección que favorecía a la industria local, Argentina tiene una carga impositiva de entre el 12% y el 15% sobre la producción y la exportación, contando impuestos nacionales, provinciales y municipales. Dentro de ese peso de impuestos está también la retención a la exportación, lo que resta competitividad a los productos argentinos frente a similares provenientes de otros países.
“Entonces, aumentar la producción, y por lo tanto la escala industrial, está limitado por esa condición. Por más que tengamos vehículos que todos los países de Sudamérica quieran comprar, si no bajamos la carga impositiva no podremos venderlos a precios competitivos. Eso significa que quienes nos compren autos no estarán en igualdad de condiciones con sus competidores, nos terminarán pidiendo menos autos y probablemente ocurran cosas como hemos visto últimamente, que las exportaciones argentinas bajan por menor demanda exterior. No es problema de esos países, sino de nuestros precios”, explicaron desde otra automotriz.
Una mejor escala industrial permitiría que el precio de los autos baje. El beneficio de aumentar las exportaciones redundaría en menores costos para los fabricantes
¿Autos más baratos?
Cuánto podría influir en el costo de los autos si se duplicara la producción es una pregunta que nadie puede responder con una cifra exacta, pero el especialista en industria analiza el planteo desde una ecuación simple.
“Si tenés la misma prensa, moldes y matrices, y las mismas líneas de montaje, o las mismas máquinas para inyectar plástico, no es lo mismo fabricar 150.000 autos por año que fabricar 70.000. Cada panel de chapa o paragolpes que fabriques va a costar menos”, explicó Micheli.
“No hay dudas que duplicando la producción actual, el costo unitario de cada auto bajaría mucho en Argentina. Pero para poder fabricar a tres turnos tenés que tener un mercado de exportación que los compre y no lo tenemos. No porque los autos no sean buenos, sino por el costo de exportación que tienen encima. Si se aumenta la producción por mayores exportaciones, el precio unitario de los autos bajará también para los que se venden en el país”, aseguró el CEO de una terminal en charla fuera de grabación con Infobae.
El ministro de Economía, Luis Caputo, sostuvo que no hay que preocuparse por la meta de acumulación con el FMI, pero varios economistas advirtieron que la compra de divisas mejoraría este indicador clave
De cara a los vencimientos en moneda extranjera de 2026, el equipo económico que lidera el ministro Luis Caputo tiene un plan A y B. El primero de ellos depende de que el riesgo país baje y la Argentina pueda acceder a los mercados internacionales de deuda. Si bien luego de la victoria electoral del oficialismo el indicador que mide el JP Morgan tuvo una baja considerable, parece haber encontrado un piso que lo complica.
El principal interrogante que sobrevuela hoy en el mercado es qué se necesita para que el riesgo país perfore los 600 puntos básicos. Las consultoras privadas calculan que para acceder a una tasa preferencial en los mercados internacionales se necesitaría que esté y se mantenga entre las 400 y 500 unidades.
La variable arrancó diciembre a 648 puntos, a pesar de que a principios de noviembre tocó un mínimo de 598. Esta baja desde los 1.100 estuvo influida por el envión que le dio la victoria en las urnas al Gobierno, pero también la versión que llegó desde Washington D. C. por parte de Bloomberg de que Caputo le adelantó a inversores la recompra de deuda, a la par de modificaciones en el régimen cambiario de bandas.
El viernes las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) cayeron a USD 40.000 millones por el pago de Bopreal y movimientos de encajes de bancos de fin de mes.
No obstante, para el director de la consultora PxQ, Emmanuel Álvarez Agis, la acumulación de reservas internacionales ayudaría a que el riesgo país baje. “Todo esto se basa en el problema libertario de no comprar reservas porque eso implica emitir dinero (…)”, destacó en Ahora Play.
A la vez, el ex viceministro de Economía señaló que el nivel de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se ubica en un peor nivel que el que heredó el oficialismo actual. “Y lo que recibiste es la peor herencia en materia de reservas netas en la historia de la Argentina (…)”, comentó. Y detalló que el riesgo país tiene tres drivers: el político, el fiscal y el de reservas internacionales: “Milei está bien en lo político y bien en lo fiscal, por eso el riesgo vale 650 y no 1.500, pero en el de reservas está horrible”.
A pesar de las advertencias de los analistas, la no compra de reservas no es un problema para el ministro de Economía, Luis Caputo, quien acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de tener netas por USD -2.600 millones para diciembre de 2025. “Lejos de ser algo que nosotros subestimamos, para nosotros es una prioridad, pero hoy por hoy está separado lo que es acumulación de reservas de lo que es el pago de nuestras deudas (…). Hoy estamos en una situación que cambió, se abrieron varias avenidas desde lo financiero. No solo tenemos el swap chino y el apoyo de Estados Unidos, sino que ahora se han abierto otras alternativas que es la que escuchan, también estamos hablando con bancos”, afirmó el ministro durante su participación en la Conferencia Industrial de la UIA.
Para el director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, más allá del buen resultado electoral y del apoyo concreto de los Estados Unidos, el equipo económico aún no logró dar señales respecto a cambios que permitan mejorar la sostenibilidad del actual esquema cambiario lo que complica la baja. “Entre otras cosas, por el momento el pago de USD 4.216 millones el próximo 9 de enero con bonistas debería hacerse activando nuevamente el swap de monedas con el Tesoro de Estados Unidos y/o con los dólares que desembolsó el FMI en abril. Resta ver si en las próximas semanas hay anuncios que den mayor certidumbre sobre la deuda argentina y permitan reducir el riesgo país en el corto plazo”, comentó.
Una postura similar tuvo el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, para quien la publicación del Wall Street Journal sobre que se habría suspendido el préstamo por USD 20.000 millones de bancos norteamericanos para hacer operaciones en el mercado de deuda, generó ruido entre los inversores. “Fue un cambio en las expectativas, al no estar seguro o claro lo que va a pasar con eso, gana peso el tema de la acumulación de reservas”, destacó. Bajo su perspectiva, no hay dudas que la administración libertaria pagará los vencimientos de enero de 2026.
La clave para Tiscornia va a estar en cómo reaccione el Gobierno este mes, cuando quienes compraron dólares para resguardarse en la previa de las elecciones los venda porque necesita pesos y comience a aparecer la cosecha de trigo que será récord. “Si el BCRA aparece comprando los dólares, el Tesoro es más complicado porque no tiene tantos pesos”, concluyó el consultor.
En noviembre se notó una caída notoria en la cantidad demandada de dólares. El Central relajó los encajes para satisfacer la necesidad de moneda local y se espera que el sector privado venda divisas para afrontar el medio aguinaldo y las fiestas
Las próximas semanas tendrán un fuerte incremento de la demanda de dinero, como sucede en cada fin de año. La combinación del pago del medio aguinaldo y los gastos de las fiestas provocan este fenómeno, que según los expertos implica un aumento estacional de la cantidad de pesos equivalente a 10% de la base monetario. Esto implica una suba en pocas semanas cercana a $4 billones.
El dólar oficial ya viene mostrando desde las elecciones legislativas una demanda mucho menor y se alejó del techo de la banda cambiaria. Ayer la cotización minorista cerró a $ 1.475 y el mayorista lo hizo a $ 1.451, sin mayores variaciones respecto al cierre del viernes.
Las necesidades de pesos se pueden abastecer de distinta manera. El Banco Central ya alivió la semana pasada la exigencia de encajes a los bancos, lo que libera fondos. De hecho, en las últimas horas muchas entidades salieron a ofrecer adelantos de corto plazo para que las empresas puedan enfrentar el pago del medio aguinaldo a mediados de mes.
Otra forma es que elBCRA intervenga en elmercado cambiario para comprar dólares e inyecte pesos de manera simultánea. Pero hasta ahora el equipo económico se mostró muy cuidadoso con este esquema, que en realidad es parte de un plan mucho más amplio para remonetizar la economía.
También es factible que aumente la venta de dólares luego de compras récord en los últimos meses. Desde que se abrió el cepo cambiario las compras del público e indirectamente de las empresas superaron los USD 35.000 millones en todo concepto. En octubre, mes electoral, la demanda de dólares neta de libre disponibilidad fue de USD 4.000 millones.
Sin embargo, la expectativa es que a partir de una mejora de la confianza, como está sucediendo ahora, esa compra de dólares afloje notoriamente. Esta reducción en el ritmo de demanda de divisas es lo que le permitió al tipo de cambio acomodarse sin intervención por debajo del techo de la banda cambiaria.
La semana pasada elTesoro norteamericano confirmó que vendió USD 2.500 millones previo a las elecciones para calmar el tipo de cambio y defender el techo de la banda. Se trató de una intervención inédita que cumplió su objetivo. Ahora recompró esas divisas pero le otorgó al Central un swap de monedas por una cifra equivalente para que no hubiera impacto en el nivel de reservas.
El aumento de la demanda de pesos y la presión a la baja del tipo de cambio es un arma de doble filo. Sucede que puede dar la falsa idea de una situación controlada, que puede llevar a una expansión de dinero exagerada con el objetivo de impulsar el nivel de actividad.
El equipo económico quiere evitar una expansión descontrolada de pesos, pese al crecimiento de la demanda. REUTERS/Matias Baglietto
Esto ya ha sucedido en otros períodos, incluso en los gobiernos de Alberto Fernández y también de Mauricio Macri. Todavía se recuerda la decisión del macrismo el 28 de diciembre de 2017 de aumentar el objetivo de inflación para el año siguiente, acompañado de una baja de tasas y mayor expansión monetaria. A los pocos meses estallaba la crisis cambiaria que terminó con un salvataje récord del FMI.
Para fin de año y sobre todo en enero se espera que crezca la demanda de dólares para turismo y en particular para hacer frente al pago de la tarjeta en el caso de los que viajaron al exterior. Pero, más allá de la evolución del dólar en el corto plazo, en el mercado no terminan de ponerse de acuerdo sobre lo que podría ocurrir en 2026.
Según un informe para inversores de Delphos Investment, el tipo de cambio real tendería a mantenerse estable el año próximo. “De hecho el mercado no cree que el techo de la banda permanezca con un ajuste del 1% mensual, como promete Economía, sino que aguarda un incremento del orden del 2% por mes”, señalaron.
Por su parte, Fernando Marengo, economista jefe de Black Toro, opinó que el escenario más probable es el de una apreciación del tipo de cambio: “Si se mantienen estos niveles de confianza van a entrar más dólares por la cuenta capital. Esto va a generar que el dólar tienda a caer y allí se verá en qué nivel el Tesoro o el Central están dispuestos a comprar, pero no debería ser muy lejos de los $ 1.400. Hoy el problema que tenemos por delante no es que el tipo de cambio toque el techo de la banda, sino que caiga rápido”.
Las mediciones de alta frecuencia de las consultoras proyectaron un rango de entre 2,3% y 2,5% para el mes anterior. La estrategia de recorte de subsidios del Gobierno
Terminó noviembre y las consultoras privadas difundieron sus relevamientos de inflación en un mes en el que el Gobierno levantó el pie en los subsidios económicos al transporte y los servicios públicos, a lo que se suma el aumento de la carne, lo que impactaría de lleno en el indicador mensual.
Luego de que en octubre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicara en 2,3%, tercer mes consecutivo de aceleración, la expectativa se focaliza en qué pasó en noviembre y si se logró cortar con esa tendencia. En ese contexto, la decisión del equipo económico de recordar subsidios económicos tras el triunfo electoral podría complicar la dinámica inflacionaria.
Con la confianza que le dieron las urnas, durante el mes pasado el Gobierno primero autorizó un incremento en las boletas de luz y gas del 3,8% promedio y luego en el caso de los colectivos que entran y salen de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) un aumento de casi el 10%. Frente a estos movimientos, las consultoras privadas estiman que la inflación de noviembre se ubicará entre el 2,5% y 2,3%. De confirmarse este último dato, se ubicaría por segundo mes consecutivo en el mismo nivel.
La estimación más “pesimista”, aunque por mínimas diferencias, es de la consultora Eco Go: calcularon que el IPC arrojará 2,5%. Una cifra a la que llegan porque relevaron aumento en el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” del 3%. “Carnes arrancó a subir fuerte a fines de octubre y por la ponderación que tiene, eso empujó bastante el nivel general. Además, regulados viene con incidencia alta también”, explicó el economista de Eco Go, Lucio Garay Méndez.
La inflación de octubre fue de 2,3%, según el Indec.
Desde Equilibra estimaron que el IPC Nacional subió 2,5% impulsado por Regulados (3,3%) y el componente Núcleo (+2,4%), “tras subas significativas en Carnes (4,5%) que impulsaron el rubro de Alimentos y bebidas no alcohólicas (2,8%)”. “Los Regulados (naftas + tarifas) lideraron (+3,3%) y el rubro Carnes subió 4,5% (la Vacuna trepó 5,7%), impulsando AyB no estacionales 2,8% (máximos desde abril). La estabilidad cambiaria trajo calma en bienes del Resto del IPC Núcleo (2,2%)”, especificó Gonzalo Carreras, economista de la consultora.
Según el relevamiento en el Gran Buenos Aires (GBA) de C&T Asesores Económicos, la inflación de noviembre fue del 2,4%. “La dinámica de los precios durante el mes estuvo particularmente influida por tres factores: el precio de la carne vacuna, el Cyber Monday y los servicios regulados“, marcaron.
Si bien la carne ya venía acelerándose desde octubre, en noviembre profundizó esa tendencia y le dio un impulso significativo al rubro de alimentos consumidos en el hogar (que es el de mayor ponderación), que aumentó 2,6% en el mes, por encima del promedio. “El alza del rubro no fue mayor aún debido a una baja de 12 % en las verduras, que constituyen un componente estacional; en otros componentes también hubo algo de moderación con respecto a octubre”, destacó.
Equilibra registró un incremento de la inflación a 2,5% en noviembre.
Otro contrarresto vino por el Cyber Monday. El evento de ofertas virtuales derivó en una reducción de precios en varios rubros durante la primera semana del mes, con particular impacto en equipamiento del hogar, en donde se incluyen diversos electrodomésticos. En lo que hace a servicios regulados, transporte público, electricidad y gas mostraron alzas superiores a las de meses previos.
Un diagnóstico más “optimista” tuvieron en la consultora LCG. Según sus estimaciones,la inflación de noviembre se ubicará en torno al 2,3% nuevamente. En el relevamiento de precios de alimentos y bebidas registraron un incremento del 3,3%. Con una tendencia de fuertes aumentos en las primeras semanas. Siendo la misma proyección general que tienen en Analytica.
Por su parte, el sondeo de Fundación Libertad y Progreso registró una suba de 2,3%. “Con este resultado, la inflación acumulada en el año alcanzaría el 27,7%, mientras que la variación interanual se ubicaría en 31,2%, consolidando veintiún meses consecutivos de desaceleración”, aseguraron desde el think tank liberal.
“A lo largo del mes, la dinámica semanal mostró comportamientos dispares. La primera semana arrancó con un salto del 1,0%, explicado en gran parte por el aumento de precios regulados que, en línea con los meses anteriores, volvieron a traccionar al alza: las prepagas aumentaron alrededor de 2,1% y el transporte registró un avance del 4,1%. Luego, el ritmo se moderó, con incrementos de 0,2% y 0,1% en la segunda y tercera semana, respectivamente, mientras que la última semana cerró con una suba similar a la inicial”, reza el informe.
Para la Fundación Libertad y Progreso, la inflación se mantuvo en 2,3% en noviembre.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publicó el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la mediana de las consultoras encuestadas indicó que en noviembre la inflación sería del 1,9%. Para diciembre anticiparon un 2%; recién en enero de 2026 comenzaría la desaceleración. Vale destacar que las proyecciones se publicaron antes de que el Gobierno oficializara los aumentos en los servicios públicos. El dato oficial del mes previo se dará a conocer el jueves 11 de diciembre por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
La estrategia de recorte
No obstante, todavía quedan precios de la economía atrasados, según la consultora Invecq. “Pese a que haya habido avances significativos —especialmente en el 1.º cuatrimestre de 2024, antes de que el Gobierno comenzara a priorizar la desinflación—, el proceso de realineamiento continúa incompleto. Comparando la estructura vigente con la del 1.º semestre de 2019 —última etapa previa de orden macroeconómico—, la ‘inflación reprimida’ asciende a 4,2 puntos. Los mayores ajustes pendientes se concentran en servicios públicos“, destacaron en un reporte.
Para la consultora Invecq hay atraso en 14 rubros.
Entre los segmentos con retrasos de entre 30 % y 40 % figura “Energía eléctrica y gas”, seguido por Transporte entre un 30 % y 20 %, al igual que Teléfono e internet y combustibles. Sobre esta última variable clave de la economía, un informe de Energía y Economía expuso que Caputo resignó ingresos por más de USD 2.100 millones al no aplicar las actualizaciones correspondientes del impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono en lo que va del año.
Este se oficializó un aumento del 4,3 % (2,3 % por inflación y 2 % por recorte de subsidios) en colectivos, subtes y peajes en CABA; mientras que en la provincia de Buenos Aires se autorizó una suba del 14,8% en colectivos. En simultáneo, el Gobierno oficializó otro incremento en las boletas de luz y gas promedio del 2,8%. Lo que revela la convicción del ministro de Economía, Luis Caputo de avanzar con la estrategia de recorte de subsidios, tal como pactó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).