Durante una llamada, el presidente estadounidense consultó a su homólogo ucraniano la posibilidad de atacar objetivos militares rusos si recibía armamento de largo alcance
“Volodymyr, ¿puedes golpear Moscú? ¿Puedes golpear San Petersburgo también?”. La pregunta, formulada por Donald Trump al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky durante una llamada el 4 de julio, revela un giro inesperado en la postura del presidente estadounidense respecto a la guerra en Ucrania.
Según fuentes citadas por Financial Times y The Washington Post, Trump planteó la posibilidad de que Ucrania atacara objetivos militares en el corazón de Rusia si Estados Unidos proporcionaba armas de largo alcance. Este intercambio, que tuvo lugar tras una conversación previa entre Trump y Vladimir Putin, marca una ruptura con la promesa de campaña del presidente estadounidense de poner fin a la implicación militar de su país en conflictos extranjeros.
La conversación entre Trump y Zelenskyy se produjo después de que el presidente estadounidense calificara de “mala” su llamada con Putin el día anterior. Personas informadas sobre el diálogo entre ambos líderes aseguran que Trump preguntó de forma directa si Ucrania podría atacar objetivos militares en el interior de Rusia en caso de recibir armamento capaz de alcanzar esas distancias. Ante la pregunta, Zelenskyy respondió: “Por supuesto. Podemos si nos das las armas”.
El respaldo de Trump a esta estrategia quedó patente cuando, según las mismas fuentes, describió el objetivo como una forma de “hacerles [a los rusos] sentir el dolor” y forzar al Kremlin a negociar. Un funcionario occidental, al tanto de la llamada, interpretó la conversación como reflejo de un creciente interés entre los aliados occidentales de Ucrania por suministrar armas de largo alcance que permitan “llevar la guerra a los moscovitas”, una idea que, según Financial Times, también ha circulado en privado entre funcionarios estadounidenses en las últimas semanas.
FOTO DE ARCHIVO: Donald Trump y Volodimir Zelensky asisten a una reunión en la cumbre de la OTAN en La Haya el pasado 25 de junio de 2025 (Reuters)
Misma versión fue planteada por el columnista David Ignatius del diario The Washington Post: “La determinación de Trump de presionar a Putin quedó patente en una conversación que mantuvo la semana pasada con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, según me contó una fuente. Trump le preguntó a Zelensky por qué no atacaba Moscú. ‘Podemos hacerlo si nos dais las armas’, respondió Zelensky. Trump dijo que Ucrania debía ejercer más presión sobre Putin, no solo en Moscú, sino también en San Petersburgo”.
La Casa Blanca y la oficina presidencial ucraniana no respondieron a las solicitudes de comentarios de Financial Times. Sin embargo, la conversación entre ambos mandatarios derivó en la entrega de una lista de posibles sistemas de armas para Kiev por parte de Estados Unidos, durante una reunión celebrada en Roma la semana pasada. Tres personas con conocimiento de este encuentro confirmaron que Zelensky recibió un listado de sistemas de ataque de largo alcance que podrían llegar a Ucrania a través de transferencias de terceros países.
Este mecanismo permitiría a Trump eludir la necesidad de aprobación del Congreso para la ayuda militar directa, autorizando la venta de armas a aliados europeos, quienes a su vez las transferirían a Ucrania.
Entre las peticiones ucranianas figuraban los misiles Tomahawk, misiles de crucero de precisión con un alcance aproximado de 1.600 kilómetros. No obstante, tanto la administración Trump como la de Joe Biden han expresado reservas sobre la falta de moderación de Ucrania en el uso de este tipo de armamento, según una fuente familiarizada con la lista compartida con Zelensky.
En una reunión celebrada el lunes en el Despacho Oval con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump anunció un plan para suministrar a Ucrania sistemas de defensa aérea Patriot y misiles interceptores, aunque no mencionó el envío de otros sistemas de armas.
El presidente estadounidense manifestó su descontento con Rusia y su líder por la ausencia de avances hacia un acuerdo para poner fin a la guerra. “Estoy muy decepcionado con el presidente [Vladimir] Putin, porque pensé que habríamos alcanzado un acuerdo hace dos meses”, declaró Trump.
Por su parte, Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y antiguo presidente interino, restó importancia a la postura de Trump. “Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin… A Rusia no le importó”, escribió Medvedev en X.
Fuentes conocedoras de las conversaciones entre Estados Unidos y Ucrania sobre estrategia militar señalaron que uno de los sistemas discutidos fue el Army Tactical Missile System (Atacms). Ucrania ha empleado misiles Atacms suministrados por Estados Unidos, con un alcance de hasta 300 kilómetros (186 millas), para atacar objetivos en territorios ocupados por Rusia y, en ocasiones, en el interior de Rusia. Estos misiles, lanzados desde sistemas HIMARS entregados por la administración Biden, no tienen el alcance suficiente para llegar a Moscú o San Petersburgo.
Rusia ha amenazado en repetidas ocasiones con atacar objetivos occidentales en respuesta al suministro de armamento avanzado a Ucrania, aunque hasta ahora no ha materializado esas amenazas. Tras el primer uso ucraniano del sistema Atacms contra objetivos militares en territorio ruso en noviembre pasado, Putin afirmó que la guerra había “adquirido elementos de carácter global” y respondió con el lanzamiento de prueba del Oreshnik, un misil experimental de alcance intermedio, sobre la ciudad de Dnipró.
Sin embargo, el ataque más audaz de Ucrania se produjo a principios de junio sin este tipo de sistemas de misiles. Ocurrió cuando el servicio de seguridad SBU lanzó enjambres de drones suicidas ocultos en casas prefabricadas introducidas de contrabando en Rusia, atacando la flota de bombarderos estratégicos del país. Estos aviones habían participado en los bombardeos de Moscú sobre ciudades ucranianas durante la guerra. Al menos 12 aeronaves resultaron gravemente dañadas o destruidas en lo que Kiev denominó Operación Telaraña.
El acuerdo del cese del fuego entre el grupo terrorista implica el repliegue de tropas de las Fuerzas de Defensa. Los secuestrados fueron trasladados a hospitales para realizarse chequeos
Hamas liberó a los 20 rehenes vivos restantes que mantenía en Gaza el lunes, como parte de un alto el fuego que pausó dos años de guerra que devastaron el territorio, mataron a decenas de miles de palestinos y dejaron a muchos cautivos en manos de milicianos.
Mientras tanto, los palestinos esperaban la liberación de más de 1.900 prisioneros retenidos por Israel. Los dos primeros autobuses saliendo de la prisión de Ofer a primera hora de la tarde, y la Oficina de Prisioneros manejada por Hamas indicó más tarde que habían llegado a una ciudad cisjordana.
20 secuestrados vivos fueron liberados por el grupo terrorista Hamas
Los 20 rehenes, todos hombres, llegaron de regreso a Israel, donde se reunirán con sus familias y se someterán a chequeos médicos. Se espera que los cuerpos de los 28 rehenes muertos restantes también sean entregados como parte del acuerdo, aunque el momento exacto sigue siendo incierto.
El rehén Alon Ohel saluda al ser liberado (REUTERS/Stoyan Nenov)
Gilboa-Dalal gesticula en Petah Tikva, Israel (REUTERS/Stoyan Nenov)
Aunque quedan grandes interrogantes sobre el futuro de Hamas y Gaza, el intercambio de rehenes y prisioneros elevó las esperanzas de poner fin a la guerra más mortífera entre Israel y el grupo armado.
Se espera que el alto el fuego también venga acompañado de un aumento de la ayuda humanitaria en Gaza, donde algunas zonas están sumidas en la hambruna.
Los hermanos Gali Berman y Ziv Berman arriban al Sheba Medical Center en Ramat Gan, Israel (REUTERS/Hannah McKay)
Eitan Abraham Mor, secuestrado el 7 de octubre de 2023 llega al Rabin Medical Center-Beilinson Hospitalen Petah Tikva, Israel (REUTERS/Stoyan Nenov)
Omri Miran abraza a su esposa Lishay Miran-Lav (Israel Defense Forces/Handout via REUTERS)
Miran, minutos después del reencuentro familiar (Israel Defense Forces/Handout via REUTERS)
Miran y su esposa Lishay (Israel Defense Forces/Handout via REUTERS)
Ziv Berman, trasladado en helicóptero rumbo al hospital para realizarse chequeos en Ramat Gan (REUTERS/Hannah McKay)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a la región, donde planea discutir el acuerdo propuesto por Estados Unidos y los planes de posguerra con otros líderes.
La guerra comenzó cuando milicianos liderados por Hamas lanzaron un ataque sorpresa en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y 251 fueron tomadas como rehenes.
En la ofensiva subsiguiente de Israel, más de 67.000 palestinos han sido asesinados, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no diferencia entre civiles y combatientes, pero dice que alrededor de la mitad de los muertos eran mujeres y niños. El ministerio es parte del gobierno dirigido por Hamas, y la ONU y muchos expertos independientes consideran que sus cifras son la estimación más confiable de las bajas en tiempos de guerra.
El número de muertos crecerá a medida que se saquen cuerpos de los escombros antes inaccesibles por los combates.
La guerra ha destruido grandes extensiones de Gaza y ha desplazado a alrededor del 90% de sus dos millones de residentes. También ha desencadenado otros conflictos en la región, ha provocado protestas en todo el mundo y ha llevado a acusaciones de genocidio que Israel niega.
“Gran parte de Gaza es un páramo”, dijo el jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, a la AP el domingo.
Los rehenes vivos fueron liberados primero
Personas reunidas en una plaza en Tel Aviv lloraron mientras las fotos de los rehenes reuniéndose con sus familias aparecían en pantallas grandes. Los rehenes se han convertido en nombres familiares y sus rostros son conocidos en todo Israel durante los últimos dos años, y decenas de miles de israelíes siguieron los traslados en retransmisiones públicas en todo el país.
Poco después de que los rehenes regresaran, tras ser entregados primero a la Cruz Roja y luego al ejército, Israel publicó las primeras fotos de los rehenes llegando a casa. Una de ellas mostraba a los gemelos de 28 años Gali y Ziv Berman abrazándose al reunirse. Rehenes liberados antes habían dicho que los gemelos de Kfar Aza fueron retenidos por separado.
Las fotos de los primeros siete rehenes liberados el lunes los mostraban pálidos pero menos demacrados que algunos de los rehenes liberados en enero.
Mientras tanto, los palestinos esperaban la liberación de prisioneros. Un vehículo blindado con una bandera israelí disparó gases lacrimógenos y balas de goma a una multitud. Mientras los drones zumbaban sobre sus cabezas, el grupo se dispersó.
El gas lacrimógeno siguió a la circulación de un documento advirtiendo que cualquiera que apoyara lo que llamaba “organizaciones terroristas” corría el riesgo de ser arrestado. El ejército israelí no respondió a preguntas sobre el panfleto, que The Associated Press obtuvo en el lugar.
Los prisioneros programados para ser liberados incluyen a 250 personas que cumplen cadenas perpetuas por condenas en ataques contra israelíes, además de 1.700 capturados en Gaza durante la guerra y retenidos sin cargos. Serán devueltos a Cisjordania o Gaza o enviados al exilio.
Un capítulo doloroso
El regreso de los rehenes cierra un capítulo doloroso para Israel. Desde que fueron capturados en el ataque que desencadenó la guerra, los noticieros han marcado sus días en cautiverio y los israelíes han llevado pines y cintas amarillas en solidaridad. Decenas de miles se han unido a sus familias en manifestaciones semanales pidiendo su liberación.
A medida que la guerra se prolongaba, los manifestantes acusaron a Netanyahu de demorarse por motivos políticos, incluso cuando él acusaba a Hamas de intransigencia. La semana pasada, bajo fuerte presión internacional y creciente aislamiento para Israel, los enemigos acérrimos acordaron el alto el fuego.
Es poco probable que los restos de hasta 28 otros rehenes sean devueltos al mismo tiempo. Un grupo de trabajo internacional trabajará para localizar a los rehenes fallecidos que no sean devueltos dentro de las 72 horas, dijo Gal Hirsch, coordinador de Israel para los rehenes y los desaparecidos.
Los tres académicos recibieron el galardón por sus investigaciones sobre el progreso tecnológico y la destrucción creativa como motores del desarrollo económico sostenido
La Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el lunes el Premio Nobel de Economía 2025 a tres académicos cuyas investigaciones han transformado la comprensión sobre cómo la innovación tecnológica impulsa el crecimiento económico sostenido en las sociedades modernas.
Joel Mokyr, de la Universidad Northwestern (EEUU), Philippe Aghion, del Collège de France, INSEAD y la London School of Economics, y Peter Howitt, de la Universidad Brown (EEUU), fueron galardonados “por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación”, anunció la academia.
Mokyr recibirá la mitad del premio de 11 millones de coronas suecas “por haber identificado los requisitos previos para el crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico”, mientras que Aghion y Howitt compartirán la otra mitad “por la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa”.
Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt fueron galardonados “por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación” (X/Nobel Prize)
El trabajo de los laureados aborda una pregunta fundamental: ¿por qué en los últimos dos siglos el mundo ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes, cuando durante la mayor parte de la historia humana la norma fue el estancamiento?
Del estancamiento al progreso continuo
Durante siglos, los niveles de vida apenas cambiaban de una generación a otra, a pesar de importantes descubrimientos ocasionales. Estos avances a veces mejoraban la calidad de vida, pero el crecimiento siempre terminaba estancándose.
Todo cambió con la Revolución Industrial hace poco más de dos siglos. A partir de Gran Bretaña, y luego extendiéndose a otros países, la innovación tecnológica y el progreso científico comenzaron a alimentarse mutuamente en un ciclo interminable, generando un crecimiento sostenido y notablemente estable.
Mokyr, nacido en 1946 en Leiden, Países Bajos, utilizó fuentes históricas para descubrir las causas de este cambio fundamental. Demostró que para que las innovaciones se sucedan en un proceso autogenerado, no solo es necesario saber que algo funciona, sino también contar con explicaciones científicas de por qué funciona.
Según el historiador económico, antes de la Revolución Industrial la innovación tecnológica se basaba principalmente en conocimiento práctico sin fundamento científico. La gente sabía que algo funcionaba, pero no por qué. Este conocimiento científico limitado dificultaba, incluso imposibilitaba, construir sobre los descubrimientos existentes.
La Revolución Científica de los siglos XVI y XVII cambió esto. Los científicos comenzaron a insistir en métodos de medición precisos, experimentos controlados y resultados reproducibles. Esto mejoró la conexión entre el conocimiento científico y el práctico, facilitando la acumulación de conocimiento útil que podía aplicarse en la producción de bienes y servicios.
Mokyr también enfatizó la importancia de que la sociedad sea abierta a nuevas ideas y permita el cambio. Demostró que el crecimiento sostenido comenzó en Gran Bretaña en parte porque allí había muchos artesanos e ingenieros capacitados que podían transformar ideas en productos comerciales, y porque las instituciones británicas no permitían que los grupos privilegiados bloquearan fácilmente los cambios.
Philippe Aghion, nacido en 1956 en París, y Peter Howitt, nacido en 1946 en Canadá, abordaron las mismas preguntas desde una perspectiva diferente. En un artículo conjunto de 1992, construyeron un modelo matemático de lo que se conoce como destrucción creativa: cuando un producto nuevo y mejor entra al mercado, las empresas que venden los productos anteriores pierden terreno.
La innovación es creativa porque construye sobre ideas nuevas, pero también es destructiva porque las empresas cuya tecnología queda obsoleta son desplazadas del mercado. Este proceso ha cambiado fundamentalmente las sociedades durante los últimos dos siglos.
El modelo de Aghion y Howitt fue pionero porque analizó la economía como un todo interconectado, considerando cómo la producción, la investigación y desarrollo, los mercados financieros y el ahorro de los hogares están vinculados y no pueden analizarse de forma aislada.
Su teoría muestra que las empresas invierten en investigación y desarrollo porque pueden obtener ganancias temporales como líderes del mercado. Sin embargo, esto crea incentivos para que otras empresas mejoren aún más el producto o método de producción. Este ciclo continuo impulsa el crecimiento económico.
Lecciones para el presente
Los laureados demuestran de diferentes maneras cómo la destrucción creativa crea conflictos que deben manejarse de manera constructiva. De lo contrario, la innovación será bloqueada por empresas establecidas y grupos de interés que corren el riesgo de verse perjudicados.
“El trabajo de los laureados muestra que el crecimiento económico no puede darse por sentado. Debemos mantener los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa, para que no volvamos a caer en el estancamiento”, dijo John Hassler, presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas.
El anuncio del lunes marca el cierre de la temporada de premios Nobel de este año. El premio de Economía se conoce oficialmente como Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. El banco central sueco lo creó en 1968, y desde entonces se ha otorgado 56 veces a un total de 96 galardonados.
Los puristas del Nobel insisten en que el premio de Economía no es técnicamente un Premio Nobel, ya que no fue establecido en el testamento original de Alfred Nobel. Sin embargo, siempre se entrega junto con los demás galardones el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Nobel en 1896.
El contingente formará parte de una misión internacional junto a Egipto, Turquía, Qatar y Emiratos Árabes Unidos para coordinar la asistencia humanitaria y monitorear el cumplimiento de la tregua. Operarán desde un centro de coordinación civil-militar fuera de Gaza
El Ejército de Estados Unidos desplegará 200 soldados como parte de una misión internacional destinada a supervisar las labores humanitarias y la implementación de la primera fase del reciente acuerdo de paz entre Israel y Hamas, firmado este miércoles bajo mediación internacional.
El despliegue de estos efectivos forma parte de un equipo conjunto que incluirá a representantes militares de Egipto, Turquía, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, así como a organizaciones no gubernamentales y actores del sector privado.
Las tropas estadounidenses tendrán como tarea principal el apoyo y la observación del cumplimiento de la seguridad durante la tregua en la región, destacaron funcionarios de Washington el jueves.
Según informó el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), los efectivos establecerán un “centro de coordinación civil-militar” en territorio israelí y palestino, pero no tienen previsto ingresar en la Franja de Gaza.
Funcionarios, que hablaron con la agencia AP bajo condición de anonimato para discutir detalles cuya divulgación no estaba autorizada, afirmaron que la función del centro será facilitar el flujo de ayuda humanitaria, así como la asistencia logística y de seguridad en el territorio palestino. Y señalaron que las tropas ya han empezado a llegar a la región y continuarán desplazándose durante el fin de semana para iniciar la planificación y el establecimiento del centro.
El oficial al mando de la misión estadounidense será el almirante Bradley Cooper, quien liderará a un contingente dotado de experiencia en transporte, planificación, seguridad, logística e ingeniería. Según fuentes consultados por agencias de noticias, la misión también prevé compartir los planes de seguridad desarrollados por el propio CENTCOM con las autoridades israelíes, en busca de garantizar la colaboración y evitar incidentes en el terreno compartido.
Soldados israelíes observan la Franja de Gaza, vista desde el lado israelí de la frontera entre Israel y Gaza, el 30 de julio de 2025 (REUTERS/Ronen Zvulun/Archivo)
El acuerdo de paz rubricado esta semana contempla la liberación de rehenes, la tregua inmediata y el inicio de un proceso gradual de desescalada de hostilidades en Gaza. Además, prevé la creación de mecanismos multilaterales para la supervisión, con el objetivo de evitar acciones ofensivas por cualquiera de las partes involucradas y sentar las bases de negociaciones a largo plazo para una solución más amplia y estable en Oriente Medio.
Uno de los funcionarios estadounidenses explicó que el nuevo equipo contribuirá al monitoreo de la implementación del alto el fuego y acompañará la transición hacia un eventual gobierno civil en Gaza. Aunque la ubicación exacta de los militares estadounidenses aún no ha sido determinada, la intención es que el centro de coordinación interactúe con fuerzas de seguridad internacionales y con las Fuerzas de Defensa de Israel para evitar cualquier tipo de confrontación.
El proceso acordado plantea cuestiones abiertas sobre el futuro del territorio palestino, como la disposición de Hamas a deponer las armas, el eventual retiro de tropas israelíes y la composición del gobierno en la Franja de Gaza.
Los funcionarios estadounidenses manifestaron que el objetivo de este despliegue, además de estabilizar la zona, es crear condiciones propicias para futuras negociaciones que amplíen la normalización de relaciones entre Israel y países árabes, citando antecedentes como los Acuerdos de Abraham impulsados por la administración de Donald Trump. Entre los posibles candidatos mencionados para futuras aproximaciones diplomáticas figuran Arabia Saudita, Indonesia, Mauritania, Argelia, Siria y Líbano, según las fuentes.
Las fuerzas participantes y la estructura del despliegue evolucionarán conforme avance la implementación del acuerdo de paz y se definan los siguientes pasos acordados por las partes involucradas.