Seung-Hui Cho tenía antecedentes psiquiátricos, era considerado “un peligro para sí mismo y para otros”, logró comprar dos armas legalmente y desatar una matanza en el campus de Virginia Tech. Dieciocho años después, la serie británica “Adolescencia” vuelve a poner en escena el costado más incómodo del problema: el silencio adulto frente al sufrimiento de los jóvenes
Era un lunes como cualquier otro. El 16 de abril de 2007, el campus de la Universidad Tecnológica de Virginia, conocida como Virginia Tech, amanecía envuelto en la neblina típica de la primavera en Blacksburg, una tranquila localidad al suroeste del estado. Los estudiantes caminaban entre edificios góticos, con mochilas en la espalda y auriculares en los oídos, listos para enfrentar una semana más de clases. Nadie podía imaginar que ese día quedaría grabado para siempre en la historia trágica de Estados Unidos.
A las 7:15, los primeros disparos rompieron la calma. En un dormitorio de la residencia West Ambler Johnston Hall, Seung-Hui Cho, un estudiante de 23 años nacido en Corea del Sur y criado en Virginia, asesinó a dos jóvenes: Emily Hilscher, una estudiante de veterinaria de 18 años, y Ryan Clark, de 22, un residente del campus que había intentado socorrerla. Luego desapareció por casi dos horas.
A las 9:40, Cho volvió a atacar. Esta vez, irrumpió en Norris Hall, un edificio de aulas donde se dictaban clases de ingeniería. Había encadenado las puertas desde adentro para impedir el ingreso de la policía. En el transcurso de unos diez minutos, disparó a mansalva contra estudiantes y profesores. Usó dos pistolas semiautomáticas, una Glock 19 de 9 mm y una Walther P22, y cargadores de alta capacidad. Mató a treinta personas más antes de quitarse la vida.
La masacre dejó un saldo de 33 muertos, incluido el atacante, y más de una veintena de heridos. Fue el tiroteo más letal jamás perpetrado en un centro educativo de Estados Unidos, y uno de los más cruentos en la historia del país.
La última respuesta de las autoridades de Virginia Tech desató críticas sobre la gestión del ataque inicial (AP)
El tirador: señales ignoradas
Seung-Hui Cho era estudiante de literatura inglesa y tenía un largo historial de problemas de salud mental. Desde niño había sido diagnosticado con mutismo selectivo y ansiedad severa. Sus compañeros lo describían como retraído, silencioso hasta la incomodidad. En sus clases, apenas hablaba. Pero escribía.
Los textos que presentaba en sus asignaturas de escritura creativa eran oscuros, plagados de violencia y resentimiento. Algunos profesores alertaron a las autoridades universitarias. En 2005, fue derivado a evaluación psiquiátrica tras comportamientos preocupantes, como el acoso a dos compañeras. Un juez lo declaró “un peligro para sí mismo y para otros”, pero, en lugar de ser internado, fue autorizado a recibir tratamiento ambulatorio. Cho jamás lo siguió.
La universidad no informó a los docentes ni a otros estudiantes sobre su diagnóstico, citando restricciones legales. En ese vacío institucional, Cho continuó su vida académica, alimentando un odio que, eventualmente, se volvería letal.
Antes de cometer la masacre, Cho envió un paquete a la cadena NBC News. En su interior había videos, fotos y una carta de 1.800 palabras. En ellos, se retrataba como un mártir, comparándose con figuras como Jesús y denunciando a los “niños ricos” y la “decadencia” de la sociedad americana. Se refería a la masacre como “una venganza”, una respuesta a años de humillación y aislamiento.
“Ustedes me obligaron a hacerlo”, escribió. Su rostro, serio y desafiante, empuñando las armas frente a la cámara, se volvió una imagen perturbadora, repetida en todos los noticieros del país.
Seung-Hui Cho, estudiante con antecedentes psiquiátricos, perpetró la masacre tras años de señales ignoradas (AP)
Los héroes anónimos
En medio del horror, hubo actos de valor que quedaron grabados en la memoria colectiva. Liviu Librescu, un profesor de 76 años y sobreviviente del Holocausto, bloqueó con su cuerpo la puerta del aula para que sus alumnos escaparan por la ventana. Fue asesinado por Cho, pero salvó la vida de varios estudiantes.
Otro docente, G. V. Loganathan, recibió múltiples disparos mientras daba clase. Su muerte fue casi inmediata, al igual que la de muchos de sus alumnos, sorprendidos por el atacante que entró disparando sin decir palabra.
Muchos sobrevivientes contaron luego que se habían hecho los muertos, que se habían ocultado bajo escritorios o saltado por las ventanas del segundo piso para escapar del horror. El sonido de los disparos se escuchó por todo el edificio, pero la respuesta policial se vio obstaculizada por las puertas encadenadas.
Una de las críticas más duras recayó sobre la administración de Virginia Tech y su demora en alertar sobre los primeros disparos. Tras el doble homicidio en el dormitorio a las 7:15, no se emitió ningún aviso masivo hasta casi las 9:30, cuando Cho ya se dirigía a Norris Hall. Para ese momento, la mayoría de los estudiantes seguía con su rutina diaria, sin saber que un asesino se preparaba para volver a atacar.
El entonces presidente de la universidad, Charles Steger, fue cuestionado por no haber suspendido las clases o cerrado el campus. La explicación oficial fue que se pensó que el primer ataque había sido un hecho aislado. Pero las familias de las víctimas no lo vieron así.
La tragedia desató una oleada de reformas en los protocolos de seguridad escolar, incluyendo sistemas de alerta por mensaje de texto, entrenamiento para emergencias y mejor comunicación entre instituciones educativas y servicios de salud mental. Pero, como suele suceder, el cambio llegó tarde para los que murieron.
Liviu Librescu, profesor y sobreviviente del Holocausto, salvó vidas bloqueando la puerta del aula con su cuerpo (AP)
Ecos actuales
Dieciocho años después, la historia de Virginia Tech resuena con fuerza en la miniserie británica Adolescencia, recientemente estrenada en Netflix. Creada por Jack Thorne y dirigida por Philip Barantini, la serie de seis episodios ficcionaliza una pesadilla parecida: Jamie Miller, un chico de 13 años, es acusado del asesinato de su compañera de escuela. En el centro de la narrativa está su interrogatorio por parte de la psicóloga forense Briony Ariston, con quien despliega, lentamente, su mundo interior.
Cada episodio está filmado en un solo plano secuencia, una elección técnica que intensifica la claustrofobia emocional. Pero lo que más impacta es el guion: el retrato de un adolescente confundido, incapaz de procesar lo que siente y lo que hace, con un entorno adulto que observa pero no escucha.
“Quiero que me digas qué está mal en mí, porque yo no lo sé”, dice Jamie en uno de los momentos más brutales de la serie. La frase, dicha casi en susurro, condensa el corazón del relato: no se trata sólo de entender al victimario; también de preguntarse cómo llegamos hasta él.
Adolescencia no ofrece respuestas fáciles. Tampoco busca redimir. Pero interpela. Fue aclamada por la crítica en Reino Unido y rápidamente escaló al top diez global de Netflix. En foros y redes, muchos padres, docentes y terapeutas la recomiendan como una pieza fundamental para abrir conversaciones sobre salud mental, bullying y la fragilidad de los vínculos adolescentes. Algunos medios la definieron como “la Chernobyl emocional del sistema educativo”.
La serie no está inspirada directamente en Virginia Tech, pero el eco es innegable. Porque, como entonces, los síntomas estaban; la angustia estaba; la violencia latente estaba. Lo que faltaba era alguien que mirara de verdad.
Una herida que no cierra
Virginia Tech intentó recordar a sus muertos con respeto. Se erigió un memorial con piedras talladas con los nombres de cada víctima. Cada año, se realiza una vigilia con velas. Pero el dolor no se borra. Las familias de los estudiantes y profesores asesinados viven con la ausencia diaria. Muchos de ellos se convirtieron en activistas por el control de armas. En Estados Unidos, donde la Segunda Enmienda protege el derecho a portar armas, el tema sigue siendo terreno de batalla política y social.
El asesino se presentó como un “mártir” (AP)
Cho había comprado sus pistolas legalmente, a pesar de su historial psiquiátrico. Tras el tiroteo, se descubrió que su nombre nunca fue incorporado al registro nacional de antecedentes del FBI, que podría haber impedido la compra. Fue otro eslabón en la cadena de fallas que permitieron la tragedia.
Hoy, a casi dos décadas del horror, el nombre de Cho sigue siendo sinónimo de furia contenida, de advertencias desoídas, de un sistema que no supo cuidar a sus jóvenes. Y el campus de Virginia Tech, aunque renovado y lleno de vida, todavía carga con la sombra de aquel lunes de abril en que el tiempo se detuvo.
En una de las piedras del memorial, alguien dejó una frase escrita a mano con marcador negro: “We are Virginia Tech”. No era una afirmación de orgullo, sino de pertenencia al dolor, a la memoria compartida, al compromiso de no olvidar. Porque olvidar sería una segunda muerte.
Advirtió que Tel Aviv sufrirá “consecuencias severas” tras los ataques lanzados por la Fuerza Aérea sobre Teherán y otras instalaciones estratégicas, incluyendo centros nucleares
El jefe del régimen de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, amenazó a Israel afirmando que sufrirá “consecuencias severas” tras los ataques lanzados por la Fuerza Aérea sobre Teherán y otras instalaciones estratégicas, incluyendo centros nucleares.
“Con este crimen, el régimen sionista se ha preparado para un destino amargo y doloroso, y sin duda lo recibirá”, afirmó Khamenei a través de sus cuentas oficiales en redes sociales.
La operación israelí, que resultó en la muerte del comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, forma parte de una respuesta dirigida contra la creciente amenaza nuclear del régimen iraní.
El mensaje incluyó una invocación religiosa y denuncias contra lo que calificó como una agresión directa contra civiles y objetivos científicos. “El régimen debe esperar un castigo severo. La poderosa mano de las fuerzas armadas de la República Islámica no lo abandonará, si Dios quiere”, agregó.
Ataque de Israel a Irán
Además, funcionarios iraníes confirmaron la muerte de varios altos mandos y especialistas vinculados al sector nuclear y de defensa. Khamenei aseguró que los sucesores de los “mártires” retomarán sus funciones “de inmediato”.
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El ataque israelí se produjo tras informes de inteligencia que indicarían un avance acelerado del programa nuclear iraní.
En paralelo, el portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Abolfazl Shekarchi declaró que el ejército “responderá sin duda a este ataque sionista”. “Israel pagará un alto precio y debe esperar una fuerte respuesta de las fuerzas armadas iraníes”, agregó.
el portavoz del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Abolfazl Shekarchi
Según el mismo vocero, Israel y Estados Unidos “recibirán una bofetada contundente” por la ofensiva llevada a cabo durante la madrugada del viernes.
Así fue el operativo militar
El Ejército israelí calificó como “ofensiva, preventiva, precisa y combinada” la operación lanzada el viernes contra Irán, que incluyó ataques aéreos contra instalaciones militares y nucleares en diversas regiones del país.
“Decenas de aviones del Ejército completaron la primera etapa, que incluyó ataques contra decenas de objetivos militares, incluyendo objetivos nucleares en diferentes zonas de Irán”, informó un comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), mientras en territorio iraní se confirmaron explosiones.
Ataque de Israel a Irán
Las FDI señalaron que Israel había estado monitoreando de cerca los avances nucleares de Irán y que en los últimos meses se registraron “avances significativos” en su capacidad para desarrollar una bomba nuclear, lo que llevó a ejecutar la ofensiva.
El comunicado también mencionó la existencia de miles de misiles balísticos en posesión de Irán, los cuales, según Israel, forman parte de una “amenaza existencial”.
Además, se citó la cooperación iraní con grupos armados en la región, como los hutíes en Yemen y Hezbollah en Líbano, que han llevado a cabo ataques contra Israel.
El gobierno de Netanyahu pretendía ejecutar una misión semejante desde hacía tiempo. No sólo alcanzó plantas atómicas, sino también altos funcionarios del régimen
Explosiones en Irán. Lo que se previó desde las primeras horas de esta semana, finalmente se concretó. En las últimas horas un alto funcionario internacional dijo a Infobae: “Hay rumores en el aire”.
Se refería a la posibilidad de que Israel dispusiera su sistema de misiles y sus poderosos F-35 para ejecutar quirúrgicas operaciones en el corazón del régimen. No sólo en Teherán, su capital, sino en diferentes áreas del territorio. Y altos mandos.
La misión finalmente se conoció y también su nombre: “Operación Nación de Leones”.
Además de la principal ciudad iraní, también se sintieron detonaciones en Natanz -severamente atacada- y Fordow -en el centro del país- donde operan estructuras nucleares, el corazón del conflicto que estas semanas enfrentó a ambas naciones.
Natanz y Fordow son centrales subterráneas y las que más resquemores y sospechas despertaban en Occidente. Irán se vanagloriaba de que ambas eran impenetrables, unas verdaderas fortalezas. Ahora, sólo resta evaluar los daños, que serán minimizados por los ayatolás.
Ataque de Israel a Irán
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Ataque de Israel a Irán
A pesar de lo anunciado del ataque, los radares y los sistemas antimisiles iraníes no fueron suficientes para repeler los bombardeos y la penetración israelí que, al parecer, no fue sólo por aire. Quizás eso tenga una explicación.
De acuerdo a información confidencial a la que accedió Infobae, el Mossad -el servicio secreto israelí- habría dirigido operaciones encubiertas para impedir que sus defensas pudieran accionarse. ¿Hackeo a sus sistemas? Misterio por el momento.
Al tiempo que Israel resolvió comprometer las centrales atómicas iraníes alertó a su población por posibles represalias y dispuso el desplazamiento de todo sus sistemas antiaéreo.
En un comunicado, las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) señalaron que se trató de una “ofensiva combinada basada en inteligencia de alta calidad para golpear el programa nuclear de Irán, y en respuesta a la agresión en curso del régimen iraní contra Israel. Poco después, decenas de jets completaron la primera etapa que incluía ataques contra docenas de objetivos militares, incluidos objetivos nucleares en diferentes zonas de Irán”.
Desde el domingo, Irán venía amenazando no sólo a Israel sino también a EstadosUnidos. Decía que si fracasaban las negociaciones con la CasaBlanca -cuya próxima reunión se esperaba para este próximo domingo con SteveWitkoff, el enviado especial de Donald Trump para Medio Oriente– lanzaría una ofensiva contra objetivos norteamericanos en la región.
También expuso un supuesto informe sobre las centrales nucleares israelíes que formarían parte de sus blancos militares si eso ocurriera.
Fue en medio del duro revés que recibió el régimen del Ayatollah Alí Khamenei por parte del organismo nuclear de las NacionesUnidas que dirige Rafael Grossi. Ese ente aprobó una resolución que condena a Teherán por incumplir sus compromisos en materia atómica.
Este miércoles, ante la inminencia de la ofensiva israelí, Washington anticipó movidas en Medio Oriente y dispuso que gran parte del personal no esencial de las embajadas en Irak, Kuwait y Bahrein abandonara sus posiciones.
Pero no sólo las centrales nucleares iraníes sufrieron golpes. La estructura militar del régimen teocrático, también. En un principio se informó que el general Mohammad Bagheri, una de las máximas autoridades de la Guardia Revolucionaria Islámica había sido alcanzado en el operativo.
Bagheri estaba sancionado por el Reino Unido, por Canadá y por los EstadosUnidos. El general fue uno de los supervisores y principal nexo iraní del programa de drones que Rusia utilizó para atacar Ucrania. Su muerte, desmentida en un primer momento, fue luego ratificada por las autoridades. Festejos en Kiev.
Pero algo peor que ese rumor ocurrió en la madrugada iraní. Además de Bagheri, también fue eliminado el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, el general HosseinSalami -sucesor de QasemSoleimani. Lo confirmó la televisión estatal local.
La cúpula militar iraní se desangra.
El comandante en jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, general de división Hossein Salami, habla durante una ceremonia en Teherán, Irán, 15 de mayo de 2025 (Reuters)
Otros generales iraníes y científicos nucleares también fueron sido alcanzados por los bombardeos israelíes en la madrugada del viernes 13 de junio. Entre los especialistas se encontraban Mohammad-Mehdi Tehranchi, presidente de la Universidad Islámica Azad, y Fereydoun Abbasi, ex jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán.
Israel informó que, además de Salami y Bagheri, también quedaron fuera de carrera el comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria, Amir Alí Hajizadeh. Otro de los alcanzados fue el comandante del Comando Khatem al-Anbiya, Gholam Ali Rashid, estructura encargada de la respuesta militar de emergencia.
En los últimos meses el daño que Israel hizo a Irán y sus sucursales terroristas es incalculable. Le despachó sus peores derrotas desde el nacimiento de la RepúblicaIslámica: de Hassan Nasrallah -jefe de Hezbollah-, pasando por Ismail Haniya -pope de Hamas– ultimado en pleno Teherán y Yahya Sinwar -cerebro de los ataques del 7 de octubre- hasta finalmente Salami. Todos muertos.
“Advierto que cualquiera que intente desafiarnos pagará un alto precio”, dijo el jefe del Ejército israelí, Eyal Zamir. “Estamos entrando en esta operación juntos con un objetivo por delante: garantizar un futuro más seguro para el Estado de Israel y sus civiles, en un esfuerzo unificado y fe, vamos a ganar”.
Hasta última hora del jueves en Washington no se había cancelado la reunión con Irán para tratar el acuerdo nuclear que fue permanentemente boicoteado por la teocracia chiíta. “Game over”, dijo un analista a Infobae al ser consultado sobre el destino de esas conversaciones.
Washington y Pekín avanzaron en un acuerdo preliminar tras dos días de negociaciones en Londres. El entendimiento, que deberá ser validado por Trump y Xi Jinping, incluye compromisos clave sobre tierras raras y tecnología, y abre la puerta a nuevas rondas de diálogo bilateral.
Representantes de Estados Unidos y China lograron un entendimiento preliminar en materia comercial, al finalizar la segunda jornada de negociaciones de alto nivel llevada a cabo en Londres. El acuerdo ahora deberá ser evaluado y aprobado por los presidentes Donald Trump y Xi Jinping para su entrada en vigor.
“Hemos establecido una base concreta para avanzar en la implementación del consenso alcanzado previamente en Ginebra y en línea con la reciente conversación entre nuestros líderes”, afirmó Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, en una conferencia de prensa.
Sus declaraciones fueron respaldadas por el viceministro de Comercio chino, Li Chenggang, quien confirmó los avances y la voluntad de ambas partes de continuar por la vía del diálogo.
Lutnick informó además que regresará a Washington junto al Representante Comercial estadounidense, Jamieson Greer, para presentar el acuerdo al presidente Trump. Una vez que el mandatario chino también dé su aval, “procederemos a activar el marco convenido”, agregó. No obstante, la necesidad de una validación presidencial en ambas capitales refleja que aún quedan aspectos sensibles que requerirán revisión y consenso interno.
El rol estratégico de las tierras raras
Uno de los puntos centrales del entendimiento gira en torno a las restricciones chinas a la exportación de tierras raras hacia Estados Unidos, consideradas clave para diversas industrias tecnológicas y de defensa. Lutnick aseguró que este tema “es un componente fundamental” del acuerdo, y confió en que se resolverá en la etapa de implementación.
Asimismo, adelantó que las restricciones impuestas por Washington a la venta de tecnología avanzada a empresas chinas podrían ser retiradas, siempre que Pekín garantice el flujo de estos minerales estratégicos.
Nuevas rondas en agenda
Fuentes de la delegación china anticiparon que continuarán las conversaciones bilaterales en los próximos meses, en busca de profundizar el entendimiento alcanzado. En tanto, la agencia estatal Xinhua subrayó que el gobierno de Xi Jinping considera que los avances logrados en Londres contribuirán a reforzar la confianza mutua.
Las negociaciones reflejan el carácter estratégico del vínculo económico entre ambas potencias: mientras Estados Unidos busca asegurar el acceso a tierras raras, China presiona por recuperar el acceso a tecnologías de punta, como los microchips de última generación fabricados por empresas estadounidenses.