La emblemática base militar en el Caribe será adaptada para confinar a miles de personas en un giro inesperado de la política migratoria estadounidense
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para establecer un centro de detención en la base naval de Guantánamo Bay, Cuba, con capacidad para albergar a 30.000 migrantes. Según The Washington Post, la instalación estará destinada a inmigrantes indocumentados considerados “criminales peligrosos” mientras esperan su deportación. La medida fue anunciada en la firma de la Ley Laken Riley, la primera legislación aprobada bajo la nueva administración, que endurece las penas para migrantes acusados de delitos menores como robo o violencia.
Según CBS 4 Local, Trump justificó la decisión afirmando que algunos detenidos son “tan peligrosos” que no se puede confiar en que sus países de origen los mantengan bajo custodia. “No queremos que regresen”, declaró el mandatario, destacando que la acción duplicará la capacidad de detención de inmigrantes en Estados Unidos.
La base de Guantánamo, conocida históricamente por albergar a sospechosos de terrorismo tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, será reutilizada para enfrentar lo que la administración ha denominado “la amenaza del crimen migrante”.
La base de Guantánamo, arrendada por Estados Unidos desde 1903, se convierte en un nuevo epicentro de la política migratoria estadounidense. (REUTERS/Bob Strong/File Photo)
Guantánamo Bay: de prisión para terroristas a centro de detención migratoria
Ubicada en el sureste de Cuba, Guantánamo Bay es una base naval estadounidense arrendada en 1903. Su uso como prisión comenzó en 2002, cuando la administración de George W. Bush decidió trasladar allí a sospechosos de terrorismo capturados tras los atentados del 11-S. Según America’s Navy, en su punto máximo la instalación albergó a 800 detenidos, muchos sin cargos formales ni acceso a un juicio justo. En la actualidad, solo permanecen 15 prisioneros, según CBS 4 Local.
A lo largo de los años, Guantánamo ha sido objeto de denuncias por violaciones a los derechos humanos. Organizaciones como The Center for Victims of Torture han documentado casos de tortura y tratos inhumanos, incluyendo simulacros de ahogamiento (waterboarding), privación del sueño y aislamiento prolongado. La prisión se ha convertido en un símbolo de la lucha contra el terrorismo, pero también de la erosión del Estado de derecho.
El expresidente Barack Obama intentó cerrar Guantánamo, pero enfrentó oposición en el Congreso. En 2021, Joe Biden retomó el compromiso, argumentando que la prisión representaba “una mancha en la reputación de Estados Unidos” y que su mantenimiento era costoso e ineficaz. Sin embargo, la prisión siguió en funcionamiento, y ahora Trump ha decidido darle un nuevo propósito.
Los bloques de celdas en Guantánamo han sido escenario de múltiples denuncias por condiciones inhumanas y detenciones indefinidas sin juicio. (REUTERS/Michelle Shephard/Pool/File Photo)
Número de detenidos en Guantánamo por año
Desde su apertura en 2002, el número de detenidos en Guantánamo Bay ha disminuido progresivamente:
2002: 779 detenidos
2003: 684 detenidos
2004: 558 detenidos
2005: 539 detenidos
2006: 455 detenidos
2007: 395 detenidos
2008: 280 detenidos
2009: 242 detenidos
2010: 176 detenidos
2011: 171 detenidos
2012: 166 detenidos
2013: 164 detenidos
2014: 149 detenidos
2015: 122 detenidos
2016: 76 detenidos
2017: 41 detenidos
2018: 40 detenidos
2019: 40 detenidos
2020: 40 detenidos
2021: 39 detenidos
2022: 36 detenidos
2023: 30 detenidos
El estado actual de los detenidos ha variado entre acusados, condenados y liberados, pero muchos han pasado años en la prisión sin enfrentar un juicio.
Estados Unidos amplía el uso de la prisión de Guantánamo, una instalación construida para la guerra contra el terrorismo, pero ahora destinada a la crisis migratoria. (AP Photo, FILE)
Presos célebres y el impacto de Guantánamo en la seguridad global
Guantánamo ha sido el lugar de reclusión de algunos de los sospechosos de terrorismo más notorios. Entre ellos se encuentran:
Khalid Sheikh Mohammed, considerado el “cerebro” de los atentados del 11-S. Fue capturado en 2003 y aún espera juicio.
Abu Zubaydah, presunto alto mando de Al Qaeda, sometido a torturas por la CIA en programas de interrogatorio clandestinos.
Mohamedou Ould Slahi, detenido en Mauritania y encarcelado durante 14 años sin cargos. Su historia inspiró la película The Mauritanian.
Ramzi bin al-Shibh: Conspirador del 11-S, intermediario entre Khalid Sheikh Mohammed y los secuestradores.
Mohammed al-Qahtani: Llamado el “vigésimo secuestrador”, fue detenido en 2001 y liberado en 2022 a Arabia Saudita por problemas psiquiátricos.
Riduan Isamuddin (Hambali): Líder de Jemaah Islamiyah, responsable de los atentados en Bali en 2002 (202 muertos).
Majid Khan: Mensajero de Al Qaeda, financió atentados en Indonesia. Colaboró con EEUU y fue liberado en 2023 en Belice.
A lo largo de los años, miles de personas han pasado por Guantánamo, la mayoría sin ser acusadas formalmente de ningún delito. Muchos detenidos fueron liberados sin explicaciones, tras haber pasado años en condiciones extremas.
La existencia de Guantánamo ha sido utilizada como argumento por grupos extremistas para reclutar nuevos miembros, citando los abusos cometidos en la prisión como justificación para la violencia. Además, gobiernos y organizaciones han criticado su impacto en la credibilidad de Estados Unidos en materia de derechos humanos.
Familiares y activistas han pedido durante años el cierre de Guantánamo, denunciando abusos contra los derechos de los detenidos. (EFE/Andy Rain/Archivo)
Reacciones internacionales y consecuencias políticas
El anuncio de Trump sobre la reutilización de Guantánamo para la detención de migrantes ha provocado fuertes reacciones. Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, denunció la medida como “inhumana” y criticó la permanencia de una base militar en territorio cubano en contra de la voluntad del país. Según France 24, el gobierno cubano ha exigido repetidamente la devolución de la bahía.
En Estados Unidos, organizaciones como American Immigration Council han advertido que el traslado de migrantes a Guantánamo dificultará su acceso a representación legal y aumentará su vulnerabilidad. Según The Washington Post, la ubicación remota de la base hace que el acceso consular sea prácticamente imposible.
La medida también ha generado preocupaciones económicas. Según The Center for Victims of Torture, mantener la prisión cuesta 500 millones de dólares al año, lo que la convierte en la instalación de detención más cara del mundo. Activistas señalan que este gasto podría destinarse a fortalecer el sistema de inmigración y mejorar la seguridad fronteriza.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, criticó la decisión de Estados Unidos de utilizar Guantánamo como centro de detención para migrantes, calificándola de “acto de brutalidad. (REUTERS/Norlys Perez)
Implicaciones para el futuro de Guantánamo
El destino de Guantánamo ha sido un tema recurrente en la política estadounidense. Mientras que la administración Biden intentó cerrarla, Trump ha optado por expandir su uso. La prisión, que alguna vez fue símbolo de la guerra contra el terrorismo, se convierte ahora en un elemento central de la política migratoria.
A largo plazo, el uso de Guantánamo como centro de detención podría enfrentar desafíos legales. En el pasado, tribunales estadounidenses han fallado a favor de los derechos de los detenidos, lo que podría generar litigios en contra de la nueva política de Trump.
La historia de Guantánamo está marcada por la controversia. Desde su apertura en 2002, la prisión ha sido objeto de críticas, denuncias y promesas de cierre que nunca se han materializado. Ahora, con una nueva función, el debate en torno a su existencia continúa, reflejando las tensiones entre seguridad nacional, derechos humanos y política migratoria en Estados Unidos.
El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo como positivo o negativo y no precisó qué asuntos se abordaron ni los alcances del intercambio
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este domingo que habló por teléfono con el dictador venezolano Nicolás Maduro, aunque evitó ofrecer detalles sobre el intercambio.
El anuncio se produjo a bordo del Air Force One, donde el mandatario fue consultado por la prensa acerca de reportes publicados por distintos medios.
“La respuesta es sí”, dijo al confirmar la llamada. Ante preguntas sobre cómo transcurrió la conversación, señaló: “No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica”.
Añadió que se trata de un asunto “muy complicado”, sin ampliar el contenido del diálogo.
La confirmación del contacto ocurre en un contexto de creciente presión por parte de Washington. Según fuentes consultadas , Trump, acompañado por el secretario de Estado Marco Rubio, comunicó a Maduro que Estados Unidos intensificará las acciones militares si no abandona el poder.
El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo con el dictador chavista, Nicolás Maduro, como positivo o negativo (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)
Sobre las distintas versiones de la prensa sobre el contenido de la conversación, un vocero negó que Trump y Maduro estén evaluando un encuentro para negociar una transición.
“Es un invento”, afirmó la fuente a Infobae al descartar cualquier tipo de acercamiento bilateral orientado a otorgar margen de maniobra al régimen chavista.
En este escenario, los líderes opositores Edmundo González Urrutia y María Corina Machado esperan que se produzca un cambio definitivo en el poder para asumir una transición democrática y pacífica.
Las recientes declaraciones de Trump también evidencian el endurecimiento de las acciones sobre el dictador chavista.
Durante el intercambio con los periodistas a bordo del avión presidencial, el mandatario estadounidense argumentó que elespacio aéreo venezolano debía considerarse cerrado porque su gobierno no considera al país “amistoso”.
Aseguró que desde allí ingresó al territorio estadounidense un elevado flujo de personas que, según él, provienen de “cárceles, pandillas y redes de narcotráfico”. Cuando se le preguntó si esa advertencia implicaba acciones militares inminentes, respondió: “No interpreten nada”.
Donald Trump confirmó que habló con el dictador venezolano Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)
Tras la advertencia de Trump, seis aerolíneas internacionales suspendieron vuelos hacia y desde Venezuela, lo que llevó a la dictadura chavista a revocar sus permisos en represalia y acusarlas de “sumarse a las acciones de terrorismo de Estado promovido por el gobierno de los Estados Unidos”.
Entretanto, el senador republicano Markwayne Mullin confirmó que Washington puso sobre la mesa una oferta de salida para Maduro.
“Le dimos la oportunidad de irse. Le dijimos que podía ir a Rusia o a otro país”, afirmó en una entrevista con CNN, precisando que la administración Trump busca elevar la presión sin planear el despliegue de tropas en territorio venezolano.
Mullin, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, subrayó que el objetivo del gobierno es “proteger nuestras propias costas”.
Estas gestiones diplomáticas se desarrollan en medio de un amplio operativo estadounidense cerca de Venezuela.
Trump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto”.
Trump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto” (REUTERS)
Diversos sitios de rastreo de aeronaves han registrado una actividad constante de aviones de combate estadounidenses apenas a unas decenas de kilómetros de las costas venezolanas en los últimos días. Países vecinos como República Dominicana autorizaron a Estados Unidos el uso de infraestructuras aeroportuarias, mientras Trinidad y Tobago albergó ejercicios recientes del Cuerpo de Marines estadounidense.
El refuerzo militar incluye mayor presencia de escuadrones y ataques selectivos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, medidas que Washington justifica como parte de la lucha contra el tráfico de drogas que, según sus informes, coordina el régimen venezolano.
Un despliegue militar sin precedentes en el Caribe intensifica la presión internacional sobre el régimen de Maduro, mientras la oposición busca sumar apoyo interno y externo para propiciar la transición en Venezuela
“Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas para lograr un golpe capaz de variar la suerte del país”. Lo escribió Simón Bolívar en 1823, en una carta desde Guayaquil dirigida al general Antonio José de Sucre, en plena expedición colombiana al Perú.
Pero, aceptadas las licencias históricas, podría ser una cita del “Manifiesto de Libertad” que estos días ha lanzado María Corina Machado, en plena ofensiva contra el régimen de Maduro.
“El pueblo se alzará desde esta oscura era de opresión con una sola misión: la libertad”, asegura en su proclama al pueblo venezolano, después de haber pedido al Ejército que acompañe la transición pacífica: “Se parte del futuro luminoso de Venezuela y no de la ruina que la tiranía destruyó”.
En el remate final, una afirmación epifánica: “Lo que va a pasar ya está pasando. Esa hora decisiva es inminente”.
¿Es así, tal como asegura la líder venezolana? ¿Lo que va a pasar ya está pasando, y la hora decisiva es inminente? Ciertamente, el presente continuo es indiscutible, porque los acontecimientos se están precipitando a un ritmo extraordinario. Pero que ello implique una hora decisiva e inminente, es decir, un momento histórico, es una afirmación tan entusiasta como precipitada.
María Corina Machado publicó el Manifiesto de Libertad
Son tantas las variables que están interfiriendo en la cuestión venezolana, que solo es seguro afirmar dos cosas: una, que ha llegado la hora de Venezuela; y dos, que la rueda que ha empezado a girar ya no puede pararse. Sin embargo, confirmado el movimiento, cualquier análisis que intente descifrar qué dirección tomará, entra en el terreno de la especulación.
Los hechos son claros: Venezuela sufre un régimen criminal asentado en estructuras del narco, infiltrado por la inteligencia cubana, apoyado por Irán y Rusia y gobernado por un poder autárquico y represivo que ha destruido a tal nivel los recursos del país, que su colapso no tiene parangón en la historia reciente de Latinoamérica. Más de un millar de presos políticos, una represión sistémica, una destrucción masiva de la actividad económica, y la perversa impunidad de mantenerse en el poder robando literalmente las elecciones.
A ello cabe añadir la nefasta influencia en todo el eje bolivariano, la exportación de sus estructuras narco en países cercanos, y su capacidad de mimetismo en los entornos vecinos, con Colombia como preocupación urgente.
Si el régimen de Maduro cae, Cuba es insostenible, no en vano sobrevive gracias a la vampirización que perpetra de los recursos venezolanos, y con ella tampoco se mantiene el régimen de Nicaragua. Pero, sobre todo, como avisa la oposición colombiana, la caída de Maduro frenará la bolivarización que Petro lidera en Colombia.
Los dictadores de Cuba y Venezuela: Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)
En definitiva, la caída del régimen es necesaria a todos los niveles: para acabar con la brutal represión que sufre el pueblo venezolano; para luchar contra el crecimiento ingente del narco; para sanear la economía del país y de toda la región; y, en definitiva, para convertir el hub criminal que ahora es Venezuela, en un hub económico y energético que dinamice toda la región.
Pero, con los hechos claros, la cuestión es cómo se consigue que caiga el régimen, y a pesar de que el ruido militar en el Caribe pudiera sugerir que solo hay una posibilidad, lo cierto es que hay cuatro opciones para la caída de Maduro: la intervención militar exterior; la intervención militar interior; la sublevación militar interior, combinada con una insurrección interior; y un pacto con el régimen para una transición pacífica.
Cabría imaginar una quinta, la opción del mantenimiento del régimen, pero ello, a estas alturas, es altamente improbable. La maquinaria política y militar que se ha puesto en marcha es enorme, el momento es oportuno y la degradación del régimen ha entrado en barrena. Además, es impensable que la administración Trump deje inconcluso el proceso que ha iniciado.
Donald Trump prevé hablar con Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)
Primera opción, la intervención americana. De momento, Estados Unidos ha desplegado el 20% de su fuerza naval en el Caribe. Los datos son estridentes: el poderoso USS Gerald R. Ford, miles de marines desplegados, los caza F-35 y los destructores afincados en la base Roosevelt Roads de Puerto Rico, los paseos de los aviones de guerra por los cielos de Curazao, el imponente avión de ataque AC-130J Ghostrider, maniobrando con dos otros aviones de guerra en El Salvador, y para rematar, los viajes del jefe del estado mayor americano, el general Dan Caine, por Puerto Rico y ahora en Trinidad y Tobago.
Es evidente que se trata de un despliegue imponente -el más grande en América Latina desde la invasión de Panamá-, con un poder amenazador indiscutible. Pero, ¿su función es intervenir, asustar, u obligar a pactar? O todo a la vez, que también es posible.
Si fuera el caso, no es imaginable una intervención terrestre, que podría convertir a Venezuela en un nuevo Vietnam. Pero, sin infantería, Estados Unidos podría planificar una intervención con drones y mísiles contra sectores estratégicos, como el Puerto Cabello, el más importante, y clave en el tránsito de drogas.
La guerra sería, sin ninguna duda, asimétrica y probablemente tan rápida como lo fue la intervención en Irán, pero sería un terremoto cuyas réplicas llegarían a Rusia. Además, Trump no es un belicista, sino un negociador, un pactista, y cabe imaginar que esta opción será la última y, si es el caso, combinada con la opción interior.
El portaaviones USS Gerald R. Ford (AP foto/John Clark)
La segunda opción cabalga con la tercera, no en vano parece improbable una sublevación militar contra el régimen, a pesar de la alta deserción que sufre el ejército venezolano. Pero también es alta la corrupción de sus dirigentes, y su implicación con el Cártel de los Soles (llamado así precisamente por la insignia del sol que lleva el ejército en el uniforme), que acaba de entrar en la lista OTE norteamericana de organizaciones terroristas.
En cambio, no es tan improbable que, si se consigue una insurrección general ciudadana, auspiciada por el movimiento de María Corina Machado -que ya demostró su enorme fuerza popular con la masiva abstención en los últimos comicios-, se produzca también el apoyo de parte del ejército. Con ello cuenta la oposición, como también debe contar con la ingente presencia de miembros de la CIA en el país.
Pero esa posibilidad necesitaría de la intervención americana en sectores estratégicos, para garantizar el éxito, y es por ello, probablemente, que se ha producido el gran despliegue militar americano. Como decía Philip Gunson, experto del International Crisis Group, “si la presión no funciona, y no hay respuesta militar de Estados Unidos, la flota debería irse sin haber completado su misión, y eso tendría un precio político enorme”.
La recompensa millonaria de Estados Unidos por la captura de Nicolás Maduro
Finalmente, la cuarta, en línea con “la presión” de la que habla Gunson: el pacto para una transición pacífica. No hay duda de que sería la opción deseable, y si es cierto que Trump está dispuesto a hablar con Maduro, según ha publicado el portal Axios y él mismo ha ratificado, la vía de la negociación podría abrirse. Y una negociación con la oposición a punto de calle y con el poderío militar americano a las puertas, podría tener más visos de tener resultados. Ello si finalmente ocurre, lo cual es tan posible, como improbable.
“Lo que va a pasar, está pasando”, decía Corina, y sin duda está pasando de todo. Pero la situación es muy inflamable y de muy difícil pronóstico. Solo cabe esperar que los acontecimientos se precipiten en la dirección de un futuro libre para Venezuela. También para ello, se puede rememorar a Bolívar cuando decía que era el hombre de las mil dificultades. Las venció a todos. Su memoria acoge la esperanza.
El veredicto contra Ali, declarado culpable del homicidio de Rachel Castillo y de violar sus restos tras exhumarlo, conmociona a la sociedad estadounidense y marca un precedente en la lucha contra la violencia de género
Zarbab Ali, de 28 años, fue declarado culpable por el tribunal del condado de Ventura, en California, del asesinato de su exesposa, Rachel Castillo.
El caso generó profunda conmoción en Estados Unidos por el nivel de violencia y la ausencia de remordimiento mostrada por Ali durante el proceso judicial. Los hechos ocurrieron el 10 de noviembre de 2022, cuando Ali ingresó ilegalmente al departamento de Castillo en Simi Valley, donde la atacó por sorpresa y la apuñaló en repetidas ocasiones.
“Abrí el cuchillo y la apuñalé. Ella intentó huir y defenderse, pero la alcancé”, declaró Ali ante el tribunal, según Paris Match y Ventura County Star.
Ali relató que planeó el crimen durante meses, impulsado por celos y el resentimiento tras la separación y el pago de la pensión alimenticia. La noche del asesinato dejó a sus dos hijas, de 2 y 5 años, al cuidado de sus padres, anticipando que no podría responsabilizarse de ellas después del crimen. “La quería muerta… Me enfurecía que no me dejara pasar página”, explicó en la audiencia.
El juicio se llevó a cabo en la Corte Superior del condado de Ventura, donde el acusado relató con frialdad y detalle cómo ideó y ejecutó el crimen (Ventura County District Attorney’s Office)
Detalles del caso y confesión del acusado
Después de asesinar a Castillo, Ali envolvió el cuerpo en una manta e intentó limpiar el lugar antes de trasladarlo a una zona remota de Antelope Valley.
Allí, la enterró en una tumba poco profunda. Sin embargo, la violencia no terminó. Horas después, cerca de las dos de la madrugada, regresó al sitio, exhumó el cadáver y lo violó. En su confesión policial, que fue proyectada en la sala, afirmó: “Solo para confirmar que soy un monstruo, la violé. Si no hubiera asumido mi naturaleza monstruosa, ella habría muerto inútilmente”. Tras esa acción, volvió a enterrar el cuerpo.
La desaparición de Castillo fue reportada el 10 de noviembre, luego de que su hermana encontrara una gran cantidad de sangre en el apartamento y observara que tanto el teléfono, las llaves como el coche de Rachel seguían allí.
El 13 de noviembre, el cuerpo fue hallado en Antelope Valley por las autoridades. Ali fue arrestado el 14 de noviembre y, tras varias declaraciones, confesó de manera detallada sus actos. Los investigadores y la fiscalía presentaron pruebas contundentes que llevaron al veredicto de culpabilidad.
Zarbab Ali fue arrestado el 14 de noviembre de 2022, apenas un día después de que la policía hallara el cuerpo enterrado de Rachel Castillo en una zona desértica del Antelope Valley (Ventura County District Attorney’s Office)
Impacto en la familia y próxima sentencia
El fiscal David Russell destacó el sufrimiento de los familiares de Rachel: “Nuestros pensamientos están con la familia de Rachel, que ha soportado un dolor inimaginable desde el día en que se la arrebataron”. Russell subrayó que esta condena “asegura que el acusado pase el resto de su vida en prisión y que la comunidad quede protegida de él para siempre”.
Tras el fallo, los familiares de Castillo, entre ellos su tía Renee Redding, expresaron alivio por el veredicto, a la vez que desmintieron los argumentos de Ali sobre una supuesta vida sexual promiscua de la víctima.
“Era una estudiante brillante de máster, no una adicta ni una ninfómana”, declaró Redding al Ventura County Star.
Los allegados de Rachel Castillo enfrentan la imposibilidad de reparar la pérdida, mientras esperan que la condena definitiva brinde algo de justicia el próximo 12 de enero (Familia Castillo)
Castillo, madre de dos hijas pequeñas, cursaba un máster en psicología clínica en la Universidad Pepperdine y aspiraba a ser terapeuta.
Ali fue condenado por homicidio en primer grado, exhumación de cadáver y violación de restos humanos. La sentencia definitiva se dará a conocer el 12 de enero de 2026.
La crudeza de los hechos, la planificación y la total falta de arrepentimiento de Ali convirtieron este caso en uno de los más estremecedores del estado. El recuerdo de Rachel Castillo permanece vivo entre sus seres queridos, quienes destacan el vacío profundo que deja en la vida de sus hijas y familiares.