La ex presidenta ganó centralidad y confrontó, en forma sistemática, con el mandatario. La alianza del justicialismo sobrevivió a una fractura expuesta, pero ingresó en una violenta guerra de poder
La llegada de Javier Milei a la Casa Rosada dio vuelta el escenario político. Lo sacudió y lo fragmentó. El presidente libertario impuso nuevas reglas de convivencia para la política tradicional. Algunas duraron apenas unos meses, otras siguen vigentes hasta hoy. Lo cierto es que la propuesta disruptiva de la campaña electoral se trasladó rápidamente a la gestión de gobierno. Y entonces todas las fuerzas políticas debieron acostumbrarse a lo nuevo, a lo extraño, a lo que no habían vivido antes.
En ese contexto turbulento, innovador, violento y arrasador, la oposición tuvo que entender cómo debía comportarse ante el nuevo fenómeno político que representó la irrupción de Milei, pero también el desembarco de funcionarios sin experiencia de gestión, libertarios de ideas firmes y comunicadores de redes sociales dispuestos a construir un nuevo relato épico. Un cambio de época marcado a fuego.
Rápidamente el plano opositor quedó subdividido en tres posturas disímiles. El peronismo y la izquierda se volcaron al extremo opositor. Fueron, durante todo el año, los principales opositores al Gobierno. Unión por la Patria (UP) seguirá siendo hasta las elecciones de medio término la primer minoría en las dos cámaras legislativas, lo que le permitió tener la fuerza suficiente para condicionar al oficialismo en algunas leyes.
En muchas oportunidades ese freno fue gracias a una articulación con sectores del radicalismo y del bloque que conduce Miguel Pichetto, representantes de una postura intermedia en la oposición. El tercer sector fue el PRO, aliado estratégico de la Casa Rosada, con el que hoy tiene una relación de amor-odio que no termina de ordenarse.
El peronismo no le votó ninguna de las iniciativas y le bloqueó algunas trascendentes. Además le ganó la pulseada cuando se conformó la bicameral de Inteligencia y, en un acuerdo con la UCR, lograron imponer a Martín Lousteau para la presidencia. También lograron derrumbar en Diputados el decreto que autorizaba $100 mil millones de pesos de fondos reservados para la SIDE, obtuvieron la media sanción del financiamiento de Universidades Nacionales y aprobaron la nueva fórmula de movilidad jubilatoria en la Cámara alta.
El presidente del bloque de diputados de Unión por la Patria (UP), Germán Martínez, durante el debate de la ley Bases
Fue en agosto, cuando en UP trataban de asimilar el escándalo en el había quedado envuelto Alberto Fernández por una denuncia de violencia de género realizada por su mujer, Fabiola Yáñez. La victoria que saborearon en el invierno, se derritió con los vetos de Milei a las leyes de financiamiento universitario y movilidad jubilatoria. Vetos que la oposición dura no pudo dar vuelta y que el Gobierno defendió con artimañas políticas, aplicando la lógica del toma y daca, y haciendo sucumbir la promesa de no embarrarse en el subsuelo de la política tradicional. Borraron las primeras hojas del libro libertario.
La CGT hizo dos huelgas generales que provocaron menos ruido del esperado. Tanto que el mes pasado la central obrera decidió dejar sin efecto la convocatoria de Pablo Moyano para hacer un nuevo paro a fin de año. El titular de UPCN, Andrés Rodríguez, puso en palabras lo que la mayoría de los integrantes de la conducción sindical interpretan: “No hay ánimo social para avanzar con un paro”. Esa postura derivó en la fractura del tridente cegetista y el alejamiento del camionero. Pero, al mismo tiempo, fue la aceptación de un clima de época.
La fractura del sindicalismo, dividido en un sector afín al kirchnerismo y otro más dialoguista con la Casa Rosada, le permitió a Milei limitar la fortaleza gremial en la calle. Incluso, en uno de los conflictos con mayor impacto mediático, como fue el de Aerolíneas Argentinas y los principales sindicatos aeronáuticos, pudo forzar un acuerdo luego de acorrarlarlos con la amenaza de venta de la aerolínea de bandera y la quita de beneficios a los pilotos y empleados.
La figura central del peronismo durante el primer año de la gestión libertaria fue Cristina Kirchner. De menor a mayor exposición, fue apropiándose del lugar de líder opositora. Su voz, siempre potente, opacó la de Axel Kicillof y Ricardo Quintela, que arrancaron el año siendo los principales voceros, anclados en una postura bien dura, sin márgenes de negociación con la Casa Rosada.
Ricardo Quintela y Axel Kicillof fueron los dos gobernadores del PJ que más confontaron con el gobierno de Javier Milei
En ese movimiento hacia el lugar donde apuntan los reflectores, CFK jugó también algunas fichas en la interna peronista. Le puso un límite al ascenso de Kicillof, enfrentado con ella y Máximo Kirchner, y se quedó con la centralidad necesaria para empezar a construir una candidatura legislativa para el próximo año. En el peronismo hay un convencimiento bastante uniforme sobre que será candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires.
Durante todo el año la ex presidenta confrontó con Milei en forma sistemática. Por los sueldos de los funcionarios, por las medidas económicas, por su jubilación de privilegio, por la ratificación de su condena en la causa Vialidad y por Edgardo Kueider, el senador peronista que fue detenido en Paraguay con 200 mil dólares sin declarar. Siempre en un lugar antagónico, buscando polarizar al máximo y decidida a responder todas las chicanas y acusaciones del oficialismo.
Así fue ganando un lugar cada vez más preponderante dentro del ecosistema político. Milei la eligió como principal rival. La subió al ring. Ella no dudó ni un minuto en aceptar el desafío. Y anclada en ese lugar virtual del mapa político llegó a la cima del PJ Nacional, desde donde se prepara para tener un rol aún más activo el año que viene y absorber la centralidad opositora.
¿Será candidata a diputada nacional el año que viene? Fiel a su estilo, CFK mantendrá la incógnita hasta último momento. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha sido claro respecto a la voluntad de Milei. Quiere ganarle en las elecciones del año que viene para derrumbar su expresión política. El Gobierno quiere polarizar con ella y herir su liderazgo a fuerza votos. La disputa tiene fecha y lugar.
Sergio Massa se inclinó por el silencio durante todo el año. Cristina Kirchner siguió el camino contrario y peleó por la centralidad opositora (REUTERS)
Entre la dirigencia política existe también una enorme duda. ¿Cristina Kirchner tiene posibilidad de ganar la elección del año que viene? Las encuestas la marcan competitiva. La provincia de Buenos Aires es el lugar donde el kirchnerismo tiene su base de poder y en donde La Cámpora se juega la renovación de varias bancas en el Congreso, la legislatura bonaerense y los concejos deliberantes municipales.
Hay quienes piensan que Milei, a priori, está cometiendo exactamente el mismo error que Macri, cuando eligió a la ex presidenta como principal adversaria. En la elección de medio término del 2017 CFK compitió y perdió. Entró a la Cámara alta por la minoría. Dos años después volvió al gobierno pero como vicepresidenta de La Nación. Macri, al día de hoy, pelea por hacer subsistir su liderazgo y su fuerza política.
Muchos de los principales encuestadores del país coinciden en que el liderazgo de Cristina Kirchner sufrió un daño muy grande y que su intención de voto tiene un techo marcado. Incluso en el territorio bonaerense. Y, además, advierten que la intención del Gobierno es discutir, en las próximas elecciones, si la ex presidenta puede volver a la Casa Rosada o no. Parte del relato político libertario.
Sergio Massa fue protagonista desde su silencio. En público solo hizo una declaración escueta durante la primera marcha universitaria. Nada más. Algunos dirigentes del peronismo entendieron su extremo perfil bajo. Parte de una estrategia política pero también de un convencimiento. La gente no está dispuesta a escuchar lo que el líder del Frente Renovador ya le dijo en la campaña. Otros dirigentes lo cuestionaron por no asomar la cabeza. Le pidieron confrontar con Milei. No sucedió.
De todas formas, desde la Fundación Encuentro, que opera en sus históricas oficinas de Avenida Libertador, han sacado comunicados muy críticos respecto a la política económica de la gestión libertaria. Más temprano que tarde Massa volverá al ruedo. Mañana participará de la cumbre peronista en Moreno, convocada por Máximo Kirchner. Será una aparición pública relevante porque participará de una foto que busca dar muestras de que existe un camino de unidad posible.
El lunes será un día importante para el peronismo. Para su organización, su proyecto electoral y el vínculo que tendrá con el Gobierno en los próximos meses. ¿Habrá foto de unidad para confrontar con Milei? El tiempo y las caras frente a la cámara lo dejarán claro. Lentamente el peronismo se fue corriendo de la incomodidad de los primeros meses, donde el acompamiento público era mayoritario. Ahora siente que puede volver a tomar envión para ser competitivo el año que viene. Pero para eso debe resolver sus problemas internos.
En La Plata mantienen las dudas sobre el accionar de la agrupación ultra K en los acuerdos subterráneos. Entre los intendentes creen que lograrán acercar posturas
Idas y vueltas. Una vez más. Van y vienen los pedidos de apoyo para que el Gobierno bonaerense tenga la habilitación para endeudarse y respire hondo en el medio de una gestión asfixiada por la falta de fondos de la Casa Rosada. Detrás de esas negociaciones cruzadas, permanentes e inestables, está presente la interna del peronismo. La relación tormentosa y furiosa que tienen el kicillofismo y el cristinismo.
Ayer por la tarde, Kicillof hizo un pedido concreto y directo. Tomó la precaución de dejar expuesta la necesidad que tiene su gobierno de obtener el endeudamiento y la situación de debilidad en la que deja a la gestión si la ley no sale. En La Plata se encargaron de reforzarlo. “Si no logramos sacarlo, quedamos en una situación crítica”, precisaron.
“La provincia de Buenos Aires necesita las herramientas para no desproteger a nuestro pueblo. Es una emergencia económica del país y de la provincia. Estamos atravesando una profunda recesión que afecta a todos los sectores”, expresó el Gobernador durante una conferencia de prensa que brindó en La Plata.
Kicillof aseguró que se perdieron “5.000 empresas en la provincia” y “172.000 puestos de trabajo”, además de destacar que hay “mil obras frenadas en todos los rubros” con una gran cantidad de “despidos, suspensiones y cierres de empresas”. El Gobernador habló de “asfixia financiera” por parte del gobierno de Milei.
En la conferencia, que buscó ser una muestra de alineamiento detrás del pedido del Gobernador, había referentes del Frente Renovador, La Cámpora y el peronismo bonaerense, identificado, sobre todo, en los intendentes y el sector sindical.
La cuestión por el endeudamiento deja al descubierto la interna peronista en la Provincia de Buenos Aires (Adrián Escandar)
Sin embargo, hay dos versiones de una misma historia. El presidente del bloque de diputados de Fuerza Patria en la Legislatura Bonaerense, Facundo Tignanelli, es el vocero de la postura del kirchnerismo. En los últimos días no se ha movido un centímetro de su discurso público. Consideró que es necesario sacar la ley de endeudamiento “para poder cumplir con todas las obligaciones que la provincia tiene”. Además, sostuvo que en el peronismo vienen “trabajando para tratar de lograr esa ley tan necesaria”.
La unidad que expresa el legislador camporista, no es decodificada de la misma forma en el kicillofismo, donde desconfían, en forma permanente, de cada una de las negociaciones de la que es parte el cristinismo. “Nos corren el arco todo el tiempo. A la mañana dicen una cosa, a la tarde otra y a la noche una nueva”, se quejó un importante funcionario platense.
En el Gobierno bonaerense y en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) hay una desconfianza permanente sobre cada movimiento del cristinismo. Tiene que ver con que, en el fondo, advierten que la relación política está rota y que nadie de esa tribu quiere que Kicillof sea el candidato a presidente del peronismo ni que se convierta en el sucesor de Cristina Kirchner.
Kicillof en la presentación del Presupuesto 2026
Si no quieren el objetivo de fondo, tampoco van a querer el objetivo a corto plazo. Entonces, el desgaste de la gestión estará siempre presente como una postura del cristinismo para con el kicillofismo. “Quieren ver cuántos nos sacan, cuánto nos debilitan. Están jugando en tándem con algunos sectores de la oposición”, indicaron en una oficina importante de la gobernación.
Entre los intendentes hay una visión más moderada. Creen que no hay “temas sensibles“ sin cerrar y que este miércoles el peronismo llegará con una posición unificada. La clave, entonces, será buscar los votos en los sectores más blandos de la oposición.
La vocación de cerrar acuerdos va a contramano de los sentimientos que atraviesan la relación política entre el kicillofismo y La Cámpora. No se eligen, no se quieren, pero el contexto y las necesidades de ambas partes los lleva a tener que buscar un punto de acuerdo forzado.
En una llamada, de menos de 15 minutos, el presidente de Estados Unidos le dijo al líder del régimen chavista que tenía una semana para abandonar Venezuela con su familia. Ese plazo habría expirado el viernes, según dos fuentes
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se está quedando sin opciones para dimitir y salir de su país bajo un salvoconducto garantizado por Estados Unidos, tras una breve llamada con el presidente estadounidense, Donald Trump, el mes pasado, donde el presidente rechazó una serie de solicitudes del líder venezolano, según cuatro fuentes informadas sobre la llamada.
El llamado, del 21 de noviembre, se produjo después de meses de creciente presión estadounidense sobre Venezuela, incluidos ataques contra presuntos barcos de tráfico de drogas en el Caribe, reiteradas amenazas de Trump de extender las operaciones militares a tierra y la designación del Cártel de los Soles, un grupo que la administración Trump dice incluye a Maduro, como una organización terrorista extranjera.
Maduro y su gobierno siempre han negado todas las acusaciones criminales y dicen que Estados Unidos está buscando un cambio de régimen para tomar el control de los vastos recursos naturales de Venezuela, incluido el petróleo.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa, incluida la eliminación de todas las sanciones estadounidenses y el fin de un caso emblemático que enfrenta ante la Corte Penal Internacional, dijeron tres de las fuentes.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa (REUTERS)
También solicitó el levantamiento de las sanciones a más de 100 funcionarios del gobierno venezolano, muchos de ellos acusados por Estados Unidos de abusos a los derechos humanos, tráfico de drogas o corrupción, según las tres personas.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes.
Trump rechazó la mayoría de sus solicitudes en la llamada, que duró menos de 15 minutos, pero le dijo a Maduro que tenía una semana para salir de Venezuela al destino de su elección junto con sus familiares.
Ese pasaje seguro expiró el viernes, lo que llevó a Trump a declarar el sábado que el espacio aéreo de Venezuela estaba cerrado, dijeron dos de las fuentes. El Miami Herald informó previamente varios detalles de la llamada. La fecha límite del viernes no se había revelado previamente.
Trump confirmó el domingo que había hablado con Maduro, sin proporcionar detalles. La Casa Blanca se negó a dar más detalles, y el Ministerio de Información de Venezuela, encargado de todas las consultas de prensa del gobierno, no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes (REUTERS)
El gobierno de Trump ha declarado que no reconoce a Maduro, en el poder desde 2013, como presidente legítimo de Venezuela. Maduro se proclamó reelegido el año pasado en unas elecciones nacionales que Estados Unidos y otros gobiernos occidentales calificaron de farsa y que, según observadores independientes, obtuvo una victoria abrumadora de la oposición.
El lunes, al dirigirse a los manifestantes, Maduro juró “absoluta lealtad” al pueblo venezolano.
No está claro si Maduro aún puede presentar una nueva propuesta que incluya un salvoconducto. Trump se reunió este lunes con sus principales asesores para abordar la campaña de presión sobre Venezuela, entre otros temas, según informó un alto funcionario estadounidense.
Una fuente con sede en Washington informada sobre las discusiones internas de la administración Trump no descartó la posibilidad de una salida negociada de Maduro, pero enfatizó que aún quedan desacuerdos significativos y detalles importantes sin resolver.
La recompensa millonaria por la captura del dictador Nicolás Maduro
Estados Unidos ha aumentado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro y ofrece 25 millones de dólares por otros altos funcionarios del gobierno, incluido el ministro del Interior, Diosdado Cabello, acusado en Estados Unidos de presunto narcotráfico, entre otros delitos. Todos han negado las acusaciones.
La administración de Maduro ha solicitado otra llamada con Trump, según las tres fuentes.
El oficialismo podría presentar un bloque de 94 miembros. Mientras, busca que los gobernadores le quiebren la bancada al peronismo
El mundo libertario se encamina a tener el primer festejo parlamentario con la nueva composición del Congreso de la Nación.
Luego del fallido intento por Lorena Villaverde en el Senado, el bloque de LLA tendrá algo para mostrar a la exigente Casa Rosada que solo quiere triunfos y no perdona derrotas. Por estas horas estará ingresando el documento que lleva la firma de Gabriel Bornoroni con el listado de los legisladores que conformarán el bloque de LLA y se quedaría con la primera minoría de laCámara de Diputados.
“En solo 4 años pasamos de dos diputados –Javier Milei y Victoria Villarruel– a ganar la presidencia y sumar 94, 95 diputados” señala, exultante, un diputado de LLA que va a empezar a transitar su tercer año de mandato en pocos días.
Mientras la oposición buscaba reorganizarse y trabajaba sus propias versiones de los proyectos de reformas, el oficialismo se dedicó a salir de caza por el recinto y se llevó en solo un mes más de 14 diputados.
Al término de la elección, el bloque de LLA iba a estar conformado por 79 legisladores. Hubo un principio de conversación con el PRO por un interbloque y el partido amarillo aseguró que iba a apostar por la independencia. Luego de esa decisión, y antes de que comenzara noviembre, se fueron Damián Arabia, Sabrina Ajmechet, Laura Rodríguez Machado, Patricia Vásquez y Silvana Giuidici. Luego se sumaron Marilú González Estevarena, Belén Avico, Carlos Almena y en las últimas horas Verónica Razzini y Alejandro Bongiovanni.
Verónica Razzini junto a Patricia Bullrich y Martín Menem
A este grupo se le sumó el bloque de los radicales con peluca con el tucumano Mariano Campero, el cordobés Luis Picat y el correntino Federico Tournier. Hasta acá, los libertarios sumaban 91 diputados.
Pero los pases no parecen haber terminado y en las últimas horas los libertarios apuestan a sumar entre tres y cuatro diputados más y, por otro lado, incentivan a los gobernadores peronistas no kirchneristas para que se vayan del bloque de UP y armen uno nuevo.
En lo que se refiere a posibles incorporaciones al mundo libertario, se espera la llegada de José Nuñez y de Lorena Petrovich, ambos del PRO. Esta última asumirá para completar el mandato de Silvia Lospennato y todos tienen en Patricia Bullrich su terminal política.
De completarse todos estos pases, el bloque que conduce el cordobés Gabriel Bornoroni llegará a la sesión preparatoria con 94 diputados.
Ese número los dejaría a las puertas de arrebatarle al peronismo la primera minoría y ya sin “peceras” a dónde ir a pescar, la estrategia libertaria se concentró en “empujar” a los gobernadores peronistas a romper el bloque en el Congreso. Principalmente al catamarqueño Raúl Jalil que viene amagando desde hace tiempo con retirar a sus legisladores del bloque de UP.
El peronismo logró contener en las urnas la cantidad de legisladores y el 27 de octubre el bloque que conduce Germán Martínez amaneció con 98 integrantes.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y el de Tucumán, Osvaldo Jaldo (NA)
Pero al poco tiempo el tucumano Javier Noguera anunció que no iba a asumir en el bloque y se iba a Independencia, el bloque del gobernador de esa provincia, Osvaldo Jaldo. Un camino similar seguiría el diputado por San Luis, Jorge “Gato” Fernández.
Pero lo que busca el oficialismo es que los cuatro diputados catamarqueños que responden todos al gobernador Raúl Jalil; o los siete santiagueños que responden a Gerardo Zamora.
“No necesitamos que los gobernadores rompan, necesitamos que uno solo lo haga, con eso nos alcanza”, reconoció un libertario que transita los pasillos de Diputados.
Las negociaciones se mantienen. El oficialismo promete a los gobernadores vía el ministro del Interior, Diego Santilli, y la oposición les recuerda que en dos años no les cumplieron la promesa.
“No sé que van a hacer los catamarqueños, lo que sí te adelanto es que los santiagueños están adentro” aseguró una alta fuente del bloque del peronismo en Diputados.
Los bloques tienen tiempo hasta hoy para presentar su conformación por lo que las negociaciones continuarán durante toda la jornada. En el oficialismo la expectativa es la de pegar el “zarpazo” y quedar como la primera minoría que, más allá del título, los deja muy bien posicionados para lo que será el reparto de las sillas en las comisiones; y con una posición de fortaleza que habrá que ver cómo se traduce en el recinto.