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Sociedad

Somos Mamás Resilientes: una red de vida, amor y acompañamiento donde buscan «hablar el mismo idioma»

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El colectivo propone “acompañarse y acompañar” a quienes tienen hijas e hijos con diagnósticos de patologías graves. Comparten historias, consejos, ideas. Reclaman por los pocos espacios que existen para madres de niños enfermos.

Hablar el mismo idioma, de eso se trata. Victoria González Pondal, Melina Leanza y Julieta Díaz Braceli no se conocían hasta hace pocos meses. Tienen distintas historias y carreras. Pero como mamás las tres se toparon con diagnósticos graves para sus hijos e hijas. Eso las marcó y las cruzó en el camino.

Desde ese lugar decidieron armar tribu, tejer redes. Formaron el colectivo Somos Mamás Resilientes para acompañarse y acompañar a quienes pasan por lo mismo. “Maternar en la enfermedad es una dimensión distinta. La necesidad de tener esta tribu es la de hablar un mismo idioma”, postulan.

“En este camino tan doloroso que nos tocó nos encontramos con familiares y amigos que escuchan con mucho amor. Pero entre nosotras hablamos un idioma único. Entendemos cosas que nadie entiende. Sabemos qué es lo que necesita la otra, qué es lo que necesita que le digan y qué es lo que necesita que callen. Creemos que hay muy pocos espacios para madres de niños enfermos. Somos quienes los estamos cuidando y tenemos pocos o ningún espacio para que se nos cuide a nosotras. Formar esta red de contención nos aporta un montón”, define Victoria González Pondal, de 45 años.

Maestra jardinera y diplomada en educación inclusiva, es mamá de Isabel, de 11 años, y Joaco, de 18. Cuando el mayor tenía tres años le diagnosticaron autismo. A los diez supo que tenía síndrome de Tourette. A los 17 le detectaron un linfoma de mediastino de más de tres litros. Con esa historia a cuestas se dedica a acompañar.

“Siempre me preguntan ‘¿hiciste terapia?’. No, me contacto con gente que está en la misma. Es tremendamente sanador. Porque te devuelve a la perspectiva de decir ‘lo mío no es lo peor del mundo. Hay gente que está igual o peor’. Se va entretejiendo una red en la que nos podemos sostener de una manera distinta. El proyecto está en pañales”, dice con metáfora maternal sobre lo mucho que tienen por delante desde Somos Mamás Resilientes.

Foto: Pedro Pérez

Un café y un match

Julieta Diaz Braceli tenía un nene de cuatro años y estaba embarazada de siete meses cuando supo que su hija Amelia, de dos años, tenía leucemia mieloide aguda. Tuvo que cambiar de obstetra para tener uno en el mismo sanatorio donde su niña debía permanecer para recibir quimioterapia.

Durante los cinco meses de internación solo pudo salir para el parto. Luego volvieron a la habitación hospitalaria la nena en tratamiento, la beba recién nacida y la mamá, mientras el mayor lloraba porque extrañaba. La sola idea es abrumadora. Pero la experiencia dio lugar a la herramienta.

“Son momentos tan difíciles, tan tensos, tan dolorosos, que es muy difícil poder hablar de eso con personas que no pasaron por lo mismo. Con las chicas decimos que uno se apoya en la familia, en los amigos, pero no se genera lo mismo que cuando una habla con otra mamá que pasó por lo mismo y tuvo el mismo dolor. La necesidad está en eso, en generar esos espacios para que podamos hablar en lugares seguros, hacer catarsis, quejarnos o hablar de cosas banales si queremos, entendiendo al 100% que la otra mamá pasó o está pasando por lo mismo”, comparte.

Cuando el tratamiento de su hija –que continúa- le dio un respiro, invitó a tomar un café a dos madres con las que interactuaba en la virtualidad. “Nos encontramos sabiendo que era una cita a ciegas y hubo match. Fue hermoso. Hablamos de los sentimientos más profundos y fuertes con personas completamente desconocidas. Pero hubo una sintonía que se generó que hizo que cuando terminamos ese café dijéramos ‘esto hay que hacerlo con más mamás’. Así se empezó a gestar esta red”, cuenta, también con metáfora maternal.

Todo empezó en mayo. En junio presentaron nombre y logo en Instagram. En julio convocaron a un primer encuentro virtual para mamás con hijos e hijas con enfermedades graves, en tratamiento, tras la recuperación o en duelo. En agosto fue el segundo. Mientras crece la comunidad, comparten en redes historias, consejos, ideas para combatir el tiempo eterno de las internaciones o la vida en aislamiento cuando la quimioterapia arrasa las defensas y salir no es una opción.

“Se habla poco de cáncer infantil y uno de los objetivos que tenemos como red es darle visibilidad. Por ejemplo armar charlas adaptadas a niños de primaria y a adolescentes, poder contarles que existe esta realidad y cómo podemos acompañar a familias y niños que están atravesando esta situación. El espacio claramente hacía falta, porque tuvo mucha aceptación en muy poco tiempo”, remarca Julieta.

Días y noches de hospital

Melina Leanza no durmió durante las 26 noches en las que su hijo Enzo estuvo internado para recibir un trasplante de médula y curarse del síndrome de Wiskott-Aldrich. “Me la pasaba mirándolo, porque todo el tiempo nos decían que le podía pasar algo y había que cuidarlo”. La alerta constante la había adquirido desde el diagnóstico, porque esa enfermedad dejaba a su niño casi sin plaquetas: un bebé que no podía golpearse.

“Hace unos días dimos una charla y una de las cosas que compartimos es que cuando alguien tiene un hijo de repente tiene una responsabilidad. Muchas responsabilidades, pero la más grande es mantenerlo con vida. Y cuando pasan este tipo de cosas, con diagnósticos tan fuertes, la vida de tu hijo ya no depende de vos. El desafío más importante es confiar en otra persona. Dependía de algo más grande, de los médicos, de los enfermeros, de un donante”, dice sobre una de las muchas sensaciones que comparten quienes hablan ese mismo idioma de maternar en la enfermedad.

Melina habla desde un living lleno de globos, porque Enzo está cumpliendo dos años. Antes de esa edad, habían advertido los médicos, tenía que estar trasplantado. Pero el donante de médula 100% compatible que se necesitaba nunca apareció. Recibió la donación de su papá, con entre 50 y 60% de compatibilidad. La incertidumbre y el miedo eran enormes. Hace poquito Melina recibió el resultado del proceso: Enzo ya es un nene sano.

Somos Mamás Resilientes: una red de acompañamiento

El acompañamiento entre quienes pasan por lo mismo es también para estas esperas: la donación que no aparece, el resultado del estudio que indica si el tratamiento está dando resultado o no, la cuenta de plaquetas o glóbulos blancos que se aprende en el camino sin haber estudiado medicina.

“Cuando sos mamá tenés los problemas de la fiebre, el moco, la otitis, el cumpleaños, llevarlo a fútbol. Mil cosas que ahora, habiendo pasado por esta experiencia, digo que no me vuelva a ahogar en un vaso de agua. Ojalá –desea Victoria- que nuestra experiencia y la de otras mamás a las que les tocó batallar con esto sean el telescopio por el cual otras madres que no están viviendo esto puedan mirar y decir ´valoro lo que tengo. Valoro que tengo un hijo que está sano, que puede ir al colegio. Una forma de valorarlo y agradecer es acercarse al que más lo necesita”.

El encuentro en Parque Patricios este último viernes.
Foto: Pedro Pérez
Concientizar también es la tarea

Antes de embarcarse en el colectivo Somos Mamás Resilientes y antes de celebrar que Enzo se curó, Melina Leanza transitó durante largos meses la angustia de esperar un llamado que confirmara el hallazgo de un donante de médula ósea 100% compatible para su niño. Ese llamado llegó una vez, pero la alegría duró poco: al mes le anunciaron que ya no estaba disponible, por motivos que nunca conoció ya que la donación es anónima.

Durante esa larga búsqueda Melina y su compañero trataron de visibilizar la necesidad de contar con más personas inscriptas en el registro de posibles donantes. “Donar no duele, la espera sí”, es el lema que eligió ella para difundir que el proceso es sencillo, que es un acto solidario inmenso y que cualquier persona puede ser la única en el mundo compatible con aquel o aquella que busca una oportunidad de vida.

Según la información del Incucai, para ser donante se requiere “gozar de buen estado de salud, tener entre 18 y 40 años y pesar más de 50 kilos. Quienes quieran donar pueden dirigirse a los centros de donantes, que funcionan en los Servicios de Hemoterapia de 180 centros de donación de todo el país, y en el momento de donar sangre dar el consentimiento para ingresar en el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas”.

En su camino Julieta también tuvo que encarar la búsqueda de donante de médula para su hija Amelia. Gracias a que la quimioterapia dio buen resultado, el trasplante dejó de ser necesario. Pero la donante igual apareció. Juana, la bebé que estaba en la panza cuando su hermana fue diagnosticada con cáncer, es 100% compatible con Amelia.

Foto: Pedro Pérez
Regalos para mamás “en situación de vulnerabilidad emocional y social”

Lo que empezó como catarsis por chat dio lugar a un colectivo que crece y a encuentros virtuales pero también actividades presenciales, algunas en forma de mimo. Para este Día de la Madre, desde Somos Mamás Resilientes lograron organizar una entrega de regalos a mamás en situación difícil.

El armado de los obsequios fue, de hecho, el primer encuentro presencial que abrió el grupo. “Todo empezó con una idea que nos parecía ‘muy ambiciosa’ de hacer llegar a las mamás que tienen a sus hijitos internados graves un mimo por su día. La idea original era unos chocolates, una cremita… algo chiquito para 20 mamás”, cuentan Victoria González Pondal, Melina Leanza y Julieta Díaz Braceli. “La generosidad se nos fue de las manos, nos cruzamos con personas increíbles y terminamos consiguiendo más de 15 productos para 200 mamás en situación de vulnerabilidad emocional y social”.

Así llegaron a seis fundaciones y hospitales de CABA y Provincia de Buenos Aires. Una de las metas del grupo es llegar a todo el país, tener “delegadas” en cada provincia y extender la red de acompañamiento por todo el mapa.

“En este camino nos estamos encontrando con mil cosas distintas a las que habíamos pensado. Nunca lo habíamos encarado como una acción social, sino más de contención emocional. Pero surgió esta necesidad del regalo. Durante todo el proceso hay gente que no puede ni salir de la habitación de su hijo. Poder acercarles algo es un mimo”, resalta Victoria. “Es una realidad que nadie quiere tocar, ni ver, ni imaginar que le puede pasar. Pero está. Y nadie está exento. Por eso todo lo que sea visualizar y hablar suma un montón”.

Foto: Pedro Pérez
Foto: Pedro Pérez

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Qué son los exosomas y por qué podrían ser claves en la lucha contra el Alzheimer

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Un reciente avance científico señala que la función de estas diminutas estructuras celulares resulta decisiva para el intercambio de señales entre neuronas y ofrece nuevas perspectivas para comprender y abordar enfermedades neurodegenerativas hereditarias

Un equipo de la Universidad de Aarhus realizó un hallazgo importante para entender el Alzheimer familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad que afecta la memoria y capacidades cognitivas.

El papel de SORL1 y los mensajes celulares

El estudio, dirigido por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, en colaboración con el Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, se centró en la variante N1358S del gen SORL1. Esta mutación se encontró en casos de Alzheimer de inicio temprano.

La salud cerebral depende en gran medida de la comunicación eficiente entre neuronas y células de soporte, que permite procesar información, almacenar recuerdos y coordinar funciones vitales (Freepik)

El gen SORL1 es responsable de fabricar una proteína llamada SORLA, que tiene la tarea de organizar el transporte de sustancias dentro de las células cerebrales. Hasta ahora se sabía que SORLA ayudaba a evitar la formación de depósitos dañinos relacionados con el Alzheimer, pero los científicos quisieron saber si su función iba más allá de este proceso.

Uno de los grandes descubrimientos es que, aunque la mutación N1358S no cambia la interacción de SORLA con la sustancia relacionada con la formación de placas en el Alzheimer, sí altera el grupo de proteínas con las que suele trabajar.

La proteína SORLA, producida aLa proteína SORLA, producida a partir del gen SORL1, interviene en mecanismos que van más allá de la prevención de sustancias dañinas, facilitando que las células cerebrales gestionen y transmitan señales de forma adecuada (Imagen Ilustrativa Infobae)

El análisis detallado reveló que los cambios afectan principalmente a la producción y liberación de exosomas. Estas son pequeñas vesículas que las células utilizan para enviarse mensajes e instrucciones entre sí.

Cuando los científicos compararon células con y sin la mutación, vieron una clara disminución en la cantidad de exosomas liberados por células que tenían la variante N1358S o que carecían del gen SORLA.

Además, los exosomas de estas células eran algo más pequeños y presentaban una consecuencia aún más importante: perdían su capacidad para ayudar en el crecimiento y desarrollo de otras neuronas. En las pruebas, exosomas normales aplicados a neuronas jóvenes estimulaban su maduración, mientras que los provenientes de células con la mutación ya no ofrecían ese beneficio.

Las vesículas conocidas como exosomasLas vesículas conocidas como exosomas transportan instrucciones y materiales entre las células; los cambios en su cantidad y contenido pueden afectar el desarrollo y la protección de las neuronas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El contenido de los exosomas también se vio afectado. Los exosomas de las células modificadas llevaban menos microARNes que apoyan el desarrollo neuronal, y más microARNes con efectos opuestos. Este desequilibrio se asoció con la incapacidad de los exosomas alterados para apoyar la maduración de otras neuronas.

Nuevas pistas para el entendimiento y tratamiento

El descubrimiento llevó a los autores a concluir que SORLA regula la cantidad y la calidad de los exosomas que las células liberan, y que cuando esto falla, la comunicación entre las células se ve interrumpida. Este defecto en el envío de mensajes entre las células cerebrales, y no solo la acumulación de sustancias dañinas, podría estar en el origen del Alzheimer familiar.

La investigación también observó que el papel de SORLA en la fabricación de exosomas existe tanto en neuronas como en microglía, lo que sugiere que su función es amplia dentro del cerebro.

Los investigadores concluyen afirmando que este avance ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad, dirigidas a restaurar la comunicación entre las células cerebrales y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer familiar.

 

 

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Así luce Britney Spears hoy, a los 44 años

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La artista transita una etapa de cambios profundos, con reconciliaciones familiares, vida más reservada en México y nuevos desafíos en torno a su bienestar y privacidad

El 2 de diciembre, Britney Spears celebra su cumpleaños número 44 en medio de una etapa marcada por la transformación y la búsqueda de equilibrio personal. La referente indiscutida del pop desde finales de los 90 festeja un nuevo año de vida tras superar retos personales y familiares, y al iniciar su residencia en México, donde procura mayor tranquilidad y privacidad.

Desde el final de su tutela en 2021, retomó el contacto con sus hijos, Sean Preston y Jayden James, intentando fortalecer los lazos con su familia. Su reciente aparición junto a Kim y Khloé Kardashian en Hidden Hills, California, evidenció su nuevo impulso social y su apertura a vínculos públicos.

Britney Spears se aleja deBritney Spears se aleja de los paparazzi y opta por una vida más reservada, compartiendo momentos cotidianos en redes sociales (REUTERS/Mario Anzuoni/File Photo)

En 2025, protagonizó un episodio mediático durante un vuelo privado al encender un cigarrillo y consumir alcohol, lo que provocó una amonestación de las autoridades a su llegada a Los Ángeles. A pesar de estos contratiempos, la cantante asegura estar enfocada en su recuperación y aprendizaje, priorizando su privacidad y salud mental. La búsqueda de autonomía y protección familiar es uno de los pilares en este nuevo capítulo.

Cómo fue la carrera de Britney Spears

Su imagen evolucionó paralelamente a los cambios en la industria y desafíos personales. Spears enfrentó la presión extrema de los medios, factores que propiciaron la tutela legal en 2008. Sin embargo, continuó lanzando música y colaborando con grandes figuras, manteniendo su popularidad y relevancia.

La carrera de Britney SpearsLa carrera de Britney Spears revolucionó la música pop con éxitos como ‘…Baby One More Time’ y una residencia histórica en Las Vegas (Foto AP/Chiang Ying-ying)

En Las Vegas marcó un precedente al inaugurar una residencia exitosa que inspiró a otros artistas. Talento escénico y espíritu de reinvención permitieron que su figura permaneciera activa durante más de dos décadas en el panorama musical internacional.

Qué le pasó a Britney Spears

En 2008, Britney Spears fue sometida a una tutela que la privó del control sobre sus finanzas y muchas decisiones personales, con el argumento de proteger su salud mental y seguridad. Jamie Spears, su padre, fue nombrado tutor principal, lo que deterioró el vínculo entre ambos.

El arduo proceso legal para terminar la tutela se extendió hasta 2021, convirtiéndose en un caso emblemático de debate público y de movimientos de apoyo. Una vez recuperada su libertad, Spears confesó haber sufrido “daño cerebral” por experiencias traumáticas del régimen legal y expresó sentirse afortunada de “estar viva” tras superar ese periodo adverso. El lanzamiento del libro de Kevin Federline, su exmarido, con nuevas acusaciones sobre la vida familiar, volvió a encender la discusión pública.

Britney Spears mantiene su vidaBritney Spears mantiene su vida amorosa en reserva tras la separación de Sam Asghari, priorizando la independencia emocional y el entorno familiar

Pese a los desafíos prioriza recuperar los vínculos con sus hijos y hermanos, y busca el equilibrio en su salud mental. Después de publicar sus memorias y superar distintas controversias, la artista decidió enfocarse en proyectos personales y mantener distancia de los escenarios por el momento.

Qué se sabe de la vida amorosa de Britney Spears en la actualidad

Tras su separación de Sam Asghari en 2024, Britney Spears optó por la reserva en su vida sentimental. Las noticias actuales no la vinculan con una pareja estable y la cantante protege la intimidad sobre sus relaciones.

Spears privilegia su bienestar y la reconstrucción de su entorno familiar. Eventos sociales como su encuentro con las Kardashian generaron especulaciones en redes, pero la artista evita confirmar novedades amorosas y elige centrarse en su independencia emocional y personal. Su entorno más cercano destaca que respeta su propio tiempo y espacio en esta etapa.

Con más de veinte añosCon más de veinte años de trayectoria, Spears suma premios Grammy, MTV y el lanzamiento de su línea de joyería B Tiny en 2025 (Grosby)

Los premios que recibió Britney Spears a lo largo de su carrera

En más de 20 años de trayectoria, Britney Spears ha sido reconocida con numerosos galardones internacionales. Recibió un Premio Grammy, varios MTV Video Music Awards, y premios en diferentes ceremonias internacionales. Sus discos han alcanzado múltiples certificaciones de platino y oro, consolidando su lugar en la historia musical.

Además de los premios estrictamente musicales, Spears ha sido homenajeada por su impacto en la cultura pop y su influencia en la industria del entretenimiento. Su residencia en Las Vegas revitalizó el formato y sus coreografías y videoclips han dejado huella en varias generaciones. En 2025, sorprendió con el anuncio de su línea de joyería, B Tiny, mostrando una faceta emprendedora y creativa.

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Las confesiones de la mujer que fue obligada a casarse a los 3 años con el líder de los “Niños de Dios”: “Mi mamá me entregó”

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Serena Kelley contó todo lo que vivió en la secta. “Era apenas una ficha dentro de un orden sagrado que solo admitía obediencia”, afirma. Los rastros de la organización de David Berg en Argentina

El tiempo parece no haber pasado en la memoria de Serena Kelley. Al cerrar los ojos, reconoce los pasillos de paredes descascaradas, el olor persistente de sopa recalentada en las cocinas colectivas, las colchas remendadas y los rezos monótonos que llenaban el aire. Pero nada pesa tanto como el día en que, a los tres años, fue obligada por los líderes de la secta Niños de Dios a casarse con su fundador, un hombre de sesenta y siete años llamado David Berg. Aquel “matrimonio” fue una ceremonia fría: nadie lloró, todos aplaudieron, y una multitud de adultos —hombres y mujeres sedientos de redención— entonaron himnos bajo una luz mortecina.

La secta Niños de Dios, nacida en Estados Unidos a finales de los años 60, creció bajo la voluntad absoluta de David Berg, quien exigía la sumisión más extrema y disfrazaba sus violencias con palabras de amor y promesas de salvación. Para los niños, la vida bajo su credo fue una condena: no les fue permitido jugar, dudar, ni siquiera crecer en paz.

David Berg, el líder de la secta “Niños de Dios”

Himnos y rutina: el instante donde murió la niñez

La ceremonia sucedió en una sala común, adornada con flores plásticas y mantas mal dobladas. Alguien, con voz solemne, murmuró junto al oído de Serena Kelley:—Sonríe, pequeña. Es un honor. Eres la elegida del profeta.

El trauma de ese instante quedaría suspendido para siempre. “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto, un bien que podía cambiar de manos según la decisión de los mayores”, contó Serena más de treinta años después.

La ceremonia no fue el fin, ni el peor de los males. Solo marcó el principio de una vida tejida en abusos, secretos y silencios impuestos por quienes juraban protegerla. Estados UnidosAmérica Latina y Europa. La secta dispersó a sus fieles en comunidades cerradas donde la infancia era solo un rastro difuso, rápidamente asfixiado.

La doctrina del abuso

David Berg, quien se hacía llamar “Moisés modernizado”, construyó una estructura cerrada e implacable. Sus seguidores —la familia espiritual— se regían por normas estrictas: rezos al despuntar el alba, trabajo doméstico, evangelización y absoluta devoción al profeta. Fueron miles los niños criados en este régimen. Él grababa cassettes y enviaba largas cartas manuscritas que todos debían memorizar.

La secta de David BergLa secta de David Berg tuvo seguidores en varias partes del mundo

Un día, en una de estas grabaciones, Berg insistió: “El Señor exige entrega sin peros. Los niños son del rebaño, y nosotros solo guiamos sus pasos hacia Su gracia”.

Cualquier duda, cualquier resistencia, era castigada con dureza. Temían más el rechazo de la comunidad que el afuera desconocido. Por las noches, mientras la oscuridad envolvía las casas comunes, la madre de Serena le susurraba:“Nada temas, hija. Todo ocurre porque Él lo dispone”.

Los juegos, cuando existían, eran premios fugaces por la obediencia, o máscaras detrás de las cuales se ocultaban castigos y pruebas de disciplina.

Serena Kelley con su familiaSerena Kelley con su familia cuando era parte de la secta “Niños de Dios”

El despojo gradual: madre, niña y el silencio

Serena tenía prohibido preguntar por qué ya no dormía con otros niños; por qué la llamaban “esposa pequeña” en voz baja y “elegida” en público. Las respuestas nunca llegaban. Solo quedaba el miedo de los pasillos, el frío de las miradas y la certeza de que su madre ya no podía protegerla. “Iba perdiendo mi voz. Me reconocía cada vez menos cuando me miraba a los espejos polvorientos del lugar”, recuerda.

Salían poco a la calle. Cuando lo hacían, era custodiadas por adultos devotos —llamados “tíos” y “tías”—, que evitaban cualquier contacto con el mundo exterior, temerosos de agentes del demonio, curiosos, periodistas o policías. “Aquí afuera está el infierno. Solo la familia es segura, solo nuestro pastor sabe lo que te conviene”, sentenció un día la madre de Serena ante la menor duda.

La expansión de los Niños de Dios: redes de fe y dolor

La secta Niños de Dios nació en California a finales de los años 60, con David Berg a la cabeza. Pronto, su mensaje —una mezcla de carisma, radicalismo y devoción bíblica— logró arrastrar a decenas y luego miles. Prometía una familia extensa, una comunidad capaz de proteger a sus miembros del veneno del mundo.

La realidad era otra. El “amor libre” y la obediencia estricta camuflaban abusos y sometimiento. Cambiaban de ciudad a menudo, mudándose incluso de país, huyendo de las autoridades y de cualquier rumor peligroso para la organización.

La secta se expandió a América Latina y EuropaEl horror se replicaba sin distinción geográfica: todos los niños, todas las niñas eran vulnerables. Nadie escapaba al mandato del profeta.

Serena fue obligada a casarseSerena fue obligada a casarse con el líder de la secta cuando tenía apenas 3 años

’}En 1993, la Policía Federal argentina realizó siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. La denuncia era de corrupción de menores y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios.

La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Así lo contó la periodista Emilse Pizarro en una nota publicada en 2019 en Infobae.

La vida de una niña rota: años de miedo continuo

A los seis años, Serena Kelley ya no tenía recuerdos de antes de la secta. Cada cumpleaños era solo una fecha en el almanaque; un día igual a todos, con nuevas obligaciones y promesas de mayor entrega. La infancia, para ella y los demás, era solo una palabra.

—Pronto, el profeta te confiará una misión inmensa —le advirtió una vez una tía, con una sonrisa ahogada.

En la comunidad, la obediencia era condición para la supervivencia. El silencio, una manera de sobrevivir. Llorar o rebelarse traía castigos que iban desde la humillación pública hasta la segregación en habitaciones oscuras.

David Berg gobernaba con mano firme. Los niños eran herramientas, símbolos de pureza y objetos de propiedad espiritual y carnal.

Serena Kelley intenta rehacer suSerena Kelley intenta rehacer su vida tras el trauma que vivió en su niñez

La toma de conciencia fue lenta. Adolescente, Serena Kelley comenzó a escribir pequeños relatos y a leer libros clandestinos que circulaban entre los jóvenes rebeldes de la secta. Descubrió que el mundo exterior no era un abismo, sino una opción.

La huida no fue gloriosa. Llevó tiempo, dudas, amenazas de ostracismo y un trabajo minucioso para frenar el adoctrinamiento instalado desde la cuna. “La libertad aterra al principio. Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola,” cuenta Serena.

Tras su salida, las pesadillas fueron constantes. Los recuerdos volvían con frecuencia. La voz grave de Berg, las miradas de los fieles, las frases envenenadas por la devoción. Nadie la persiguió, pero la vergüenza y la sospecha nunca la abandonaron.

El testimonio y la recuperación

Solo al contar su historia, primero en círculos privados, después en reportajes y foros internacionales de víctimas de sectas, Serena Kelley halló un propósito difícil: luchar por la memoria colectiva y el reconocimiento de los horrores sufridos por los hijos de la secta Niños de Dios.

Serena a los 3 añosSerena a los 3 años cuando fue obligada a casarse con el líder de los “Niños de Dios”

No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir en carne propia lo que a mí me arrebataron”, reclama Serena cada vez que toma un micrófono.

Decenas de personas contaron historias similares. Los patrones se repiten: control total, aislamiento, abuso físico y psicológico. Las estructuras legales no siempre llegaron a tiempo. La secta —dispersa y debilitada tras la muerte de Berg en 1994— sobrevivió en pequeñas células, amparada muchas veces por la inacción judicial y el olvido social.

En una carta pública leída en una conferencia para sobrevivientes de sectas en Los ÁngelesSerena Kelley resumió el sentido de su lucha:

“A quienes me piden que olvide, les digo: sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide. Hablo por todas las que no pudieron, las que aún callan, las que murieron esperando otra oportunidad de ser libres”.

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