Intentó calzarse los guantes, pero una lesión frenó su carrera.
Se pasó del otro lado del mostrador: ya superó el centenar de combates profesionales.
La curiosa relación con el Maradona más famoso.
Treinta y seis campeonas mundiales desde la reglamentación de la actividad en el país, el 25 de marzo de 2001, son la imagen más visible del boxeo femenino argentino. Sin embargo, el iceberg es mucho más amplio y no solo incluye centenares de pugilistas profesionales y aficionadas, sino también mujeres que han ido ocupando otros espacios: juezas, como Mirta Jara y Carolina Mayorquim; fiscales, como Miriam Santos; dirigentes, como Eva Gatica. El arbitraje no ha quedado al margen de esta tendencia y en ese terreno Analía Maradona sobresale por mucho más que por su apellido.
“Todavía es raro ver a una mujer dirigiendo una pelea. Es necesario tener una personalidad fuerte para hacer esto, no cualquiera se sube a un ring a dirigir y a separar a dos mastodontes que quizás pesan 80 o 90 kilos”, asegura Maradona, quien ya superó el centenar de combates profesionales en un deporte con el que se vinculó tarde, pero al que le dedicó buena parte de su tiempo y su esfuerzo durante los últimos 23 años.
Su primer recuerdo asociado al pugilismo se remonta a la infancia: su padre mirando peleas por televisión en tiempos en que (casi) nadie pensaba en mujeres en acción sobre un cuadrilátero. Su relación con la actividad deportiva comenzó con la práctica de judo cuando tenía seis años. En la adolescencia probó con el kickboxing y el full contact durante tres años. “Pero era mala con los pies, me gustaba más usar las manos”, recuerda.
A los 25 años, cuando ya tenía una hija de dos, probó con el boxeo en el club Río de la Plata de Villa Urquiza bajo la tutela del chileno Tony Sánchez, quien allí forma peleadores desde 1986. “En aquel momento, yo era la única mujer en ese gimnasio, pero no me achiqué. Después de un tiempo, mi entrenador me vio condiciones, porque era ágil y tenía buena técnica, y me hizo guantear con los chicos que practicaban ahí. Alguno me cagó a piñas, pero eso no me asustó, sino que me sirvió para querer seguir aprendiendo”, sostiene.
Después de meses de trabajo, Sánchez la incentivó para que tramitara la licencia amateur en la Federación Argentina de Box (FAB). Lo hizo e incluso llegó a debutar en un combate que ganó en el club Independiente de Beccar. “Ese día fue inolvidable. Fui acompañada por mi familia, hasta mi hija fue a verme. Me sentía una campeona”, destaca. Sin embargo, una rotura de ligamentos en el hombro derecho, de la que no pudo recuperarse plenamente, la llevó a clausurar prematuramente su carrera a los 26 años.
Analía Maradona cuenta durante un combate correspondiente a las finales de los Juegos Evita 2013 que se realizaron en Mar del Plata.
“Si no hubiese sido por la lesión, creo que habría llegado a ser profesional. Pero hay que decidir con la cabeza y no con el corazón, por eso preferí dejar. Igualmente no quería separarme de ese amor que era el boxeo”, cuenta. Por recomendación de su entrenador, hizo el curso de director técnico en la FAB en 2011. Y a principios de 2012, el histórico dirigente Oscar Seleme, quien era el director de la Escuela Argentina de Boxeo (que hoy lleva su nombre), le sugirió que hiciera también el curso de formación para árbitros y jueces.
“Me dijo: ‘Yo te veo pasta para ser árbitro’. A mí nunca se me había cruzado por la cabeza hacer un curso o ser árbitro. Que en 2012 él haya observado eso me hace pensar que tuvo una visión de futuro, Siempre le agradezco que haya visto ese no sé qué en mí y también les agradezco a los profesores que me enseñaron y confiaron en que una mujer podía estar a la par de los hombres en esto”, resalta Maradona, quien reconoce como un referente en su formación a Antonio Zaragoza y también destaca a Rodolfo Stella y a Jorge Basile, ya jubilados como árbitros y hoy jueces.
-¿En qué consiste principalmente la formación de un árbitro de boxeo?
-Lo más importante es estudiar el reglamento argentino, leerlo y releerlo. Yo sigo haciéndolo porque debemos saber cómo actuar cuando pasan esas cosas que nunca pasan hasta que pasan. Por ejemplo, que dos boxeadores caigan al mismo tiempo, algo que me pasó hace poco (NdeR: en una contienda entre Sol Baumstarh y la venezolana Leiryn Flores en el estadio de la FAB). O que se corte la luz o caiga un boxeador fuera del ring. Hay que saber qué hacer en situaciones como esas, no podés quedarte congelada ni preguntarle a alguien, tenés que resolver. Y hay que resolver en cuestión de segundos. Porque estamos hablando de dos personas que se están pegando y los golpes no son caramelos.
Analía Maradona arbitró más de 700 combates amateur entre 2012 y 2021.
Hace apenas 12 años, el arbitraje era un territorio muy poco habitado por las mujeres. El grupo con el que Maradona realizó el curso estaba integrado por 20 personas: 18 hombres, ella y Carolina Mayorquim, quien hoy es jueza profesional. Lentamente las cosas están cambiando: este año nueve mujeres (sobre 59 personas inscriptas) están realizando ese mismo curso que dicta la FAB y otras 90 (sobre 545) están haciendo el de director técnico.
En diciembre de 2012, cuando había completado su formación, pero todavía no había recibido el resultado del examen final, Maradona arbitró su primera pelea: “Había un festival amateur en la FAB y fuimos a trabajar todos lo que habíamos hecho el curso. Yo estaba más nerviosa que el día que hice mi primera pelea como boxeadora porque en este caso era responsable de dos atletas. Pero salió todo bien”, rememora. Ya con el título otorgado, su primer combate fue en el gimnasio de Atlanta, en Villa Crespo.
Desde entonces, dirigió más de 700 pleitos entre aficionados y recorrió parte del país gracias a esa actividad. En mayo de 2016 recibió el premio con el que la Unión de Periodistas de Boxeo (Uperbox) distinguió al mejor árbitro amateur de la temporada 2015. Además integró la Comisión de la Mujer de la FAB entre 2016 y 2022, y fue docente de la Escuela Argentina de Boxeo. Actualmente es parte de un equipo de evaluación de árbitros amateurs que formó el organismo rector del pugilismo nacional.
Analía Maradona le cuenta a Juan Ramón Guzmán durante el combate que el mexicano perdió con el riojano José Rosa en el estadio de la FAB en junio.
-¿Cuáles son las principales virtudes que debe tener un árbitro de boxeo?
-Hay que tener sangre fría, personalidad, firmeza, responsabilidad y concentración. Tenemos que estar atentos a todo, leer la pelea, mirar a los boxeadores: las caras, los gestos, las respiraciones. Durante una pelea, son los dos boxeadores y vos dentro de un cuadrado, el resto desaparece. Y nuestra primera ley es cuidar al boxeador.
– A propósito de eso, muchas veces desde el periodismo se cuestiona a los árbitros porque se cree que detienen muy prematuramente las peleas.
– Algunos cuestionan que un árbitro detiene demasiado rápido una pelea y otros, que un árbitro deja pegar de más. Nosotros tenemos que estar en el medio de eso. Para hacer un buen trabajo, el árbitro tiene que pasar desapercibido: que los periodistas hablen de la pelea y de la actuación de los boxeadores, pero no de lo que el árbitro hizo o no hizo. Somos humanos y puede pasar que no veamos un golpe, una caída. Los jueces y el fiscal, con los que formamos un equipo, nos pueden ayudar y también está la televisión, que permite revisar una acción en un monitor y decidir. Pero lo ideal es no llegar a eso y ver todo.
Después de casi nueve años de labor en el universo amateur, Maradona debutó en el campo profesional el 21 de agosto de 2021: su primer combate fue el que el salteño Ricardo Cruz le ganó por puntos al misionero Juan Alberto Batista en una velada realizada en el Centro Cultural y Polideportivo Los Hornos. De aquella noche, todavía en plena pandemia de covid-19, atesora una foto que cuelga en una de las paredes de su casa: sus ojos atentos asoman entre dos guantes azules que se cruzan.
Analía Maradona arbitró su primera pelea profesional en agosto de 2021.
“Esa foto es única y encierra un montón de cosas. Mi papá había fallecido una semana antes y yo, antes de empezar el combate, miré hacia arriba y dije: ‘Viejo, si estás ahí, protegeme’. Comenzó la pelea y en el segundo round se cortó la luz en el estadio. Yo creo en las energías y siento que así mi viejo me dijo: ‘Quedate tranquila que acá estoy’”, recuerda.
A menos de tres años de aquel debut, Maradona alcanzó su 100ª pelea rentada el 15 de junio pasado en el gimnasio JCL de Merlo, donde Gisela Quintanilla superó por puntos a Débora Gómez. En este tiempo, tuvo a cargo varios combates por títulos nacionales, sudamericanos y regionales, e incluso uno por un campeonato mundial: el que la uruguaya Maira Moneo le ganó a la boliviana Lizbeth Crespo por el cetro interino ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) el 15 de diciembre de 2023 en el mítico Luna Park. Y en diciembre participará en la 62ª Convención Anual del CMB que se realizará en Hamburgo. Ello le abrirá la puerta para convertirse en la primera árbitra internacional sudamericana reconocida por ese organismo.
Analía Maradona podrá convertirse a fin de año en la primera árbitra internacional sudamericana reconocida por el CMB.
“Mi primer sueño era pasar a profesional y lo logré. El segundo era arbitrar una pelea por un título mundial y también lo logré. Mi próximo gran paso es formar parte de una institución tan importante como el Consejo Mundial de Boxeo. Es hermoso que se vaya dando todo lo que anhelo. Y siento que nadie me regaló todo esto, que lo logré por trabajo, constancia, responsabilidad y por demostrar que tengo ganas de seguir avanzando”, sostiene.
En un ámbito históricamente refractario a la participación de las mujeres, a Maradona le cuesta recordar situaciones de rechazo por su condición o de maltrato, más allá de hechos aislados con técnicos disconformes con el descuento de un punto a su boxeador o con la detención de un combate. Lo que ha recolectado en estos años ha sido, más bien, lo contrario: “El mejor regalo y la mayor muestra de que estoy haciendo las cosas bien ocurren cuando bajo de un ring, me voy de un festival y una o dos personas, a veces hombres grandes que vieron boxeo toda su vida, se acercan y me dicen: ‘La felicito, muy bueno su trabajo’. Esas cosas me llenan el alma y ese es el mejor premio. No que me lo diga un dirigente o un colega, sino la gente que está mirando. Yo no busco la fama, sino el reconocimiento por mi trabajo”.
El apellido, un motivo de orgullo
“¿Tenés algo que ver con Diego?”. La pregunta ha acompañado a Analía Maradona durante sus 48 años de vida, se la han formulado tantas veces que ya ha perdido la cuenta. Sobre un lejano lazo familiar no puede dar certezas, aunque una referencia geográfica los une: sus bisabuelos paternos eran correntinos, al igual que Chitoro, el padre del mejor futbolista de todos los tiempos. De lo que no tiene dudas es del vínculo afectivo que la unió y la une con el crack de Villa Fiorito: “Estoy orgullosa de llevar el apellido por todo lo que Diego nos dio. Él era un ser humano, con virtudes y defectos, pero no me importe lo que haya hecho con su vida, sino lo que hizo con la mía, que fue alegrarme”.
Analía, fanática de Boca, conoció al más famoso de los Maradona durante el verano de 1994 en Mar del Plata, donde ella estaba veraneando y él estaba haciendo la pretemporada con el plantel de Newell’s. Una tarde en que volvía en colectivo del puerto, lo divisó, rodeado de periodistas y reporteros gráficos, en la entrada del hotel donde se alojaba la delegación del club rosarino. Entonces saltó del ómnibus y fue a la caza de su ídolo.
“Me metí entre los fotógrafos y los periodistas, me fui acercando y llegué a estar frente a frente. Le mostré mi documento y le dije: ‘Mirá, Diego, soy Maradona’. Le pedí que nos sacáramos una foto. Me paré al lado de él y la hicimos”, recuerda. Pero justo después de ese disparo, el rollo se agotó. “Muchas veces, las últimas fotos de los rollos salían veladas. Así que nos fuimos corriendo al centro con mi familia a revelarlo. Tuvimos que esperar dos horas y cuando fuimos a retirarlo, la persona que nos atendió me dijo: ‘Te sacaste una foto con Diego’. Entonces supe que había salido”, cuenta.
Analía Maradona muestra su foto con Diego Armando Maradona.
Esa instantánea le permitió conectarse nuevamente con Maradona 11 años después, cuando la producción de “La Noche del 10”, el show que el excapitán del seleccionado conducía en Canal 13 en 2005, convocó a su audiencia a enviar una foto con el astro que encerrara una historia. Analía mandó la suya, que fue seleccionada y exhibida. Además, ella y su padre fueron invitados a la tribuna en el estudio donde se grababa el programa. De allí también se llevó un premio gigante: “Yo había llevado una camiseta de Boca. Cuando terminó el programa, Claudia (Villafañe) pasó cerca de mí y le pedí que hiciera que Diego me la firmara. Se la llevó y al ratito volvió con la camiseta firmada”.
Si aquella vez estuvo detrás de cámara en un set de televisión, otras dos le tocó estar frente a la lente. La primera fue en 2006: interpretó a Imelda La Loba López, una boxeadora que enfrentó a Esperanza La Monita Muñoz, el personaje de Natalia Oreiro en “Sos mi vida”, la novela que la actriz uruguaya coprotagonizó junto a Facundo Arana.
Analía Maradona en “Sos mi vida”, la recordada novela de Canal 13.
“Yo todavía practicaba boxeo y mi entrenador me dijo que estaban buscando a una boxeadora para una novela. Fui al gimnasio del club Unidos de Pompeya. Estaba la Tigresa Acuña, que era quien armaba la escena. Fue una linda experiencia”, rememora. En aquella contienda ficcional, fue noqueada por Oreiro. “Me pagaron para perder”, bromea.
Su segunda intervención actoral fue en “Sos mi hombre”, la novela coprotagonizada por Luciano Castro y Celeste Cid entre agosto de 2012 y junio de 2013: cuando estaba por completar el curso de árbitro en la FAB, la convocaron para interpretar a la réferi de una pelea entre Rosa Montes (Jimena Barón) y Juana La Zorra Torres (Bárbara Lombardo).
Analía Maradona en “Sos mi hombre”, telenovela argentina, emitida por El Trece y producida por Pol-ka.
La carne al asador
“El boxeo es mi cable a tierra”, remarca Analía Maradona. El deporte al que está vinculada desde hace más de dos décadas es solo una porción de su vida laboral. La otra transcurre de lunes a viernes en El Patio de los Duendes, el emprendimiento gastronómico que gestiona junto a su madre y su hija en Saavedra, y que nació en abril de 2002 como una consecuencia más de la crisis que se había llevado puesto al gobierno de Fernando de la Rúa.
En 2000, cuando la empresa neerlandesa Philips cerró la planta en la que producía lámparas a la vera de la Avenida General Paz y mudó sus actividades a Brasil, su padre fue uno de los 130 operarios que quedaron desempleados. Durante dos años trabajó como remisero, pero el rédito económico no era acorde a la exigencia. En ese tiempo, Analía trabajaba en un laboratorio de microbiología y había sufrido una reducción en sus horas de labor. Esa combinación llevó a los Maradona a lanzarse a la aventura gastronómica con algunas mesas para 15 comensales en el patio de la casa familiar, en la calle Posta al 4700.
En estos 22 años, el emprendimiento fue creciendo. Para ello, fue necesario incorporar espacios de la vivienda para el uso de los clientes: primero la terraza, luego el comedor y finalmente un deck en el frente. Hoy atienden a 100 comensales por día. “Hubo que remar mucho, pasamos tiempos muy difíciles en los que tuvimos que pensar si seguíamos adelante. Pero algo nos decía que siguiéramos. Y valió la pena hacerlo”, explica Analía.
Al igual que en el boxeo los fines de semana, Maradona ocupa los viernes en El Patio de los Duendes un espacio tradicionalmente reservado a los hombres: la parrilla. En 2012, el año en que hizo el curso de árbitro, también se capacitó como asadora: su padre, quien era el encargado de esa tarea, le transfirió sus conocimientos desde cero y, a partir de entonces, ella tomó el relevo. “Fui aprendiendo y me gusta hacerlo, disfruto estar ahí. Y me pasa lo mismo que en el boxeo cuando bajo de un ring y me felicitan: muchas veces se acercan hombres y me dicen: ‘Muy bueno el vacío, estaba espectacular’. Esos son premios al corazón”, revela.
La Academia superó por penales al Matador y se metió entre los mejores cuatro de la competencia. En semifinales chocará ante Boca
Racing venció a Tigre en una dramática definición por penales y las redes sociales se inundaron de bromas, memes y reacciones. El duelo, válido por los cuartos de final del Torneo Clausura 2025, mantuvo en vilo a los hinchas de ambos equipos en el Cilindro de Avellaneda y finalizó pasada la medianoche tras expulsiones, alargue y una tanda de penales, lo que contribuyó al ingenio de los usuarios. El partido concluyó con una emotiva definición por 4-2 en los penales a favor de la Academia, que avanzó a la semifinal, donde enfrentará a Boca Juniors.
Entre las imágenes más compartidas sobresalió la figura de Adrián Maravilla Martínez, quien algunas varias oportunidades de gol. Los usuarios aprovecharon una bandera que circula en cada partido de Racing en la que se lleva la cuenta de los goles convertidos por el delantero. A esa bandera ahora se le suman chistes sobre las ocasiones que desperdicia el goleador de la Academia o su merma en el nivel tras la salida de Maxi Salas rumbo a River, situaciones que fueron motivo de innumerables publicaciones con referencias a situaciones cotidianas en las que se falla justo antes de alcanzar un objetivo.
El horario de finalización del encuentro fue otro de los focos principales para la creatividad digital. El comienzo a las 21.30 y la extensión del juego hasta entrada la madrugada motivaron imágenes sobre hinchas llegando tarde a sus casas o cómo resistían el sueño.
La actuación de Joaquín Laso, defensor de Tigre y ex jugador de Independiente, también propulsó una ola de comentarios cuando malogró su penal. Tras el fallido disparo, la expresión de Facundo Cambeses, arquero del conjunto de Avellaneda, también se transformó rápidamente en meme.
El árbitro Andrés Merlos recibió atención de los internautas debido a su labor y una noche plagada de polémicas. Parte de los memes, además, anticipaban la conferencia de prensa de Gustavo Costas, director técnico del conjunto de Avellaneda, y las protestas que podría plantear por el desgaste del equipo de cara a la semifinal ante el conjunto de Claudio Úbeda.
Desde lo futbolístico, las acciones más determinantes sucedieron en tiempo suplementario, cuando Racing volvió a marcar un gol que fue anulado por posición adelantada y se produjeron dos expulsiones. Asimismo, los intentos de Tigre fueron fácilmente neutralizados hasta la serie de penales. Allí, Facundo Cambeses se transformó en figura tras atajar dos disparos y garantizar la presencia de su equipo entre los cuatro mejores del torneo.
Con la clasificación, la Academia enfrentará al Xeneize en una semifinal que ya acapara la atención de la mayoría del fútbol argentino. Por la otra parte del cuadro también habrá un emparejamiento electrizante, ya que se librará una nueva edición del Clásico de La Plata: Gimnasia se medirá contra Estudiantes.
En La Bombonera, el equipo de Claudio Úbeda eliminó a los dirigidos por Nico Diez y sumó su sexta victoria al hilo. Espera en semis por el ganador de Racing-Tigre
Boca Juniors avanzó a las semifinales del Torneo Clausura tras vencer por 1-0 a Argentinos Juniors en el estadio Alberto J. Armando (La Bombonera). El único gol del encuentro lo marcó Ayrton Costa en los primeros minutos, asegurando la clasificación del equipo local, que ahora espera por el ganador del cruce entre Racing y Tigre.
El equipo dirigido por Úbeda consolidó su candidatura al título al sumar su sexta victoria en siete partidos. Durante el partido, Agustín Marchesín fue determinante al evitar el empate en varias ocasiones, destacándose especialmente ante remates de Diego Porcel y Alan Lescano.
El Millonario necesitaba que el Granate siguiera en carrera por el Torneo Clausura, pero su derrota ante Tigre lo complicó. Qué necesita para participar del máximo certamen continental
La derrota de River Plate ante Racing por los octavos de final del Torneo Clausura en el Cilindro de Avellaneda, eliminó una de las chances que le quedaban al conjunto dirigido por Marcelo Gallardo para poder clasificarse a la Copa Libertadores 2026. Era la única en la que dependía de sí mismo.
Al no poder ser campeón, la Banda dejó atada a otros tres equipos su suerte para lograr un boleto para la fase previa del torneo internacional: lo conseguirá si se libera un cupo en la tabla anual, donde River Plate terminó en el cuarto puesto.
Sin embargo, una de estas tres posibilidades se esfumó esta noche, con la eliminación de Lanús del Torneo Clausura. Es que con la reciente conquista del Granate en la Sudamericana, la combinación extra a su favor era que el equipo de Mauricio Pellegrino se consagrara campeón del Clausura para liberar un cupo por la Tabla Anual que caería para los de Núñez.
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El artículo 27.10 del Reglamento de la Liga Profesional así lo indica: “Si un equipo argentino resultara Campeón de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, el mismo obtendrá una plaza adicional a la Copa Conmebol Libertadores 2026. Si este equipo ganador de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, ya ocupara alguna de las posiciones clasificatorias previstas en los artículos 27.1., 27.2., 27.4., 27.5. o 27.6., su lugar será ocupado por el siguiente equipo mejor ubicado de la Tabla General de Posiciones 2025 (artículo 24), según corresponda (River Plate), produciéndose el reordenamiento de Posiciones en las plazas de la Copa Conmebol Libertadores 2026 de acuerdo a la reglamentación aquí aludida, hasta cubrir la totalidad de las mismas (incluidas la Copa Conmebol Libertadores 2026 y Sudamericana 2026)“.
El equipo de Gallardo ya había visto cerrarse otras vías de clasificación tras ser eliminado de la Copa Libertadores por Palmeiras y de la Copa Argentina por Independiente Rivadavia. Por este motivo, la tabla anual se había transformado en la última esperanza para el club de Núñez. Si no logra el objetivo, River Plate deberá conformarse con disputar la próxima edición de la Copa Sudamericana, un desenlace que marcaría el cierre de un año adverso para la institución.
River Plate fue campeón de la Copa Libertadores en cuatro ocasiones: 1986, 1996, 2015 y 2018, las últimas dos bajo la conducción técnica de Gallardo. Hace siete años la coronación llegó con el valor agregado de vencer en la final a Boca Juniors en el recordado partido disputado en el Estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
Poder estar presente en la venidera Copa Libertadores representa un desafío deportivo por el prestigio del certamen, pero también un objetivo por lo económico. En caso de no conseguirlo por primera vez en doce años River Plate no disputará el principal torneo de clubes del continente.