El titular de la mutual judía, Amos Linetzky, aseguró que el Código Penal quedó viejo y obstaculiza la lucha contra el terrorismo.
El presidente junto a su hermana Karina y varias figuras del gabinete participaron del acto pero se ubicaron entre los familiares de las víctimas y el público.
Entre el público, ubicado en primera fila bajo el escenario montado sobre Pasteur al 600, Javier Milei participó del 30° aniversario del atentado terrorista a la Asociación Mutual Judía Argentina (AMIA). Custodiado por un fuerte operativo de seguridad a su alrededor, el Presidente entró a las 9.30, y se quedó durante todo el acto al igual que el año anterior cuando todavía era candidato.
Desde allí el mandatario escuchó atento el crítico discurso del presidente de la AMIA, Amos Linetzky, que ocupó la centralidad del acto. “Treinta años sin una sola persona respondiendo por este ataque. Treinta años en los que el Estado de Argentina ha mirado para otro lado colmado de falencias demoras y errores (…) y la pobre actuación de una fiscalía”, acusó Linetzky para enseguida lanzar un fortísimo reclamo al Congreso y la Justicia por la falta de leyes para prevenir e investigar el terrorismo: “¿Cuántas décadas más tienen que pasar? ¡Hagan su trabajo!”, exigió en sintonía con la línea que desgranó en la entrevista que dio a Clarín en la víspera al acto.
El dirigente habló ante cientos de personas, familiares de los 85 muertos del ataque con un coche bomba al edificio de la mutual el 18 de julio de 1994. También entre los asistentes lo escucharon varios ministros del gobierno libertario: Guillermo Francos (jefe de Gabinete); Patricia Bullrich (Seguridad); Diana Mondino (Exteriores), Luis Petri (Defensa); Mariano Cúneo Libarona (Justicia); el vocero presidencial Manuel Adorni y autoridades de la Ciudad, empezando por el jefe de Gobierno, Jorge Macri.
Durante el acto también hablaron, entre otros, los familiares de seis victimas del ataque: Mirta Strier, Emiliano Brikman, Nestor Basiglio, Romina Bolán e Ileana Mercovich. Y en primera fila se vio además Luis Czysewki, papá de Paola Czyzewski, otra víctima del atentado.
Linetsky recordó que en junio pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos consideró que Argentina era responsable por “no haber adoptado medidas razonables para prevenir el atentado”. Y de no cumplir “con sus deber de investigar con la debida diligencia y dentro del plazo razonable el atentado y su encubrimiento”.
El titular de la AMIA se pronunció luego del doloroso ulular de las sirenas a las 9.53, que marca la hora del estallido que destruyó el viejo edificio comunitario que se levantaba en Pasteur 633. Luego siguió el minuto de silencio bajo la conducción de la actriz y modelo Stefi Roitman, de la colectividad judía y quien fue elegida como “locutora” del acto porque nació el 18 de julio de 1994, y este jueves cumplió los mismos 30 años del atentado.
Al inicio del acto algunos familiares se enojaron con la organización pero pronto la situación se distendió. Había más público de lo habitual y entre ellos estaban parte de los 200 dirigentes de todo el mundo que el miércoles participaron de la cumbre antiterrorista que organizaron el Congreso Judío Mundial. Varios funcionarios se corrieron del lugar, como el presidente de la DAIA, el embajador ante Israel, Axel Wahnish y el procurador general de la provincia Julio Contegrand. Le siguieron algunos ministros y permitieron el paso de las familias a una mejor posición cerca del escenario.
“Todavía hay muchos puntos que no sabemos, cómo dónde se armó la camioneta bomba y de dónde obtuvieron los explosivos”, dijo Linetzky para luego asegurar que “claramente se estableció la responsabilidad de Hezbolá e Irán” en el ataque. En ese sentido agregó: “Valoramos de manera muy positiva la reciente decisión del gobierno nacional de declarar a Hamás como organización terrorista”.
Sin nombrar en ningún momento a Milei, que lo escuchó atentamente junto a su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, Linetzky se refirió así al anunció del gobierno libertario de que Hamas pasaba a integrar el registro de organizaciones consideradas como terroristas por la legislación argentina. Lo mismo había hecho Mauricio Macri con Hezbollah pero en 2019. La Justicia, que apunta como responsable a la milicia shiita logró en 2006 que Interpol aceptara un pedido de captura internacional para ocho iraníes, algunos ya fallecieron otros siguen siendo muy influyentes dentro del régimen de los ayatolas.
Además, para este 30° aniversario del ataque, el gobierno de Milei presentó un proyecto de ley sobre el largamente dilatado juicio en ausencia, que podría ser utilizado para los iraníes acusados de ser responsables por la voladura. En su momento, también el ex candidato a presidente y ex ministro de Economía Sergio Massa, tuvo su proyecto de juicio en ausencia y la promesa de declarar terrorista a Hamas, también responsable de la masacre en territorio israelí del 7 de octubre pasado, en la que murieron 1.200 personas y 250 fueron capturadas como rehenes. Ese último ataque llevó a Israel a lanzar un fuerte contragolpe sobre la Franja de Gaza que ya lleva mas de 38.000 muertos y que fue defendido este jueves por Linetzky en su discurso.
“Sin duda, Teherán no olvidará las políticas anti-iraníes de Buenos Aires. Pero Irán ha demostrado que no juega fácilmente en el tablero de ajedrez del enemigo, en el momento adecuado y en la posición correcta, impondrá su propio juego al enemigo y hará que se arrepienta de su enemistad con Irán“, indicó en la víspera del acto en la AMIA un editorial del diario Teherán Times, la voz del gobierno iraní, que a través de la cancillería ya había tildado las expresiones del presidente Milei de “iranofóbicas”.
“No hay nadie razonable que dude que sectores del gobierno fanático de Irán están detrás de estas atrocidades”, aseveró Milei el miércoles al participar en una cumbre contra terrorismo y antisemitismo organizada por el Congreso Judío Latinoamericano y la DAIA. “Es la misma mano negra que hace poco la justicia argentina terminó de ratificar como responsable de los atentados en nuestra tierra. Para ser claros y que no haya dudas: el terrorismo de ese trágico 7 de octubre es exactamente el mismo terrorismo que nos atacó a nosotros hace 30 años”, señaló.
El mandatario igual cambió sus anteriores referencias al “terrorismo islámico”, que molestaba al mundo musulmán -hubo una protesta de 50 países contra esa expresión- y la cambió por la de “terrorismo iraní”.
Este jueves el gobierno libertario respondió a las amenazas de Irán. El jefe de gabinete, Guillermo Francos, resaltó que le “llama un poco la atención la impunidad con la que se hacen este tipo de amenazas”, pero indicó que “uno no puede someterse a los que pretenden infundir miedo y terror“.
“A nosotros no nos amenaza nadie. A la Argentina no la amenaza nadie, porque la que fue amenazada, golpeada fue la Argentina”, agregó -por su parte- Bullrich.
Después el propio Milei retuiteó a uno de sus voceros, Javier Lanari, que escribió: “Es entendible que Irán se sienta cómodo con el kirchnerismo. Ellos no iban a la AMIA y ofrecían pactos para encubrir a los asesinos. Hoy eso se acabó. Nadie va a amedrentar al Presidente Milei con una cobarde amenaza. Todo lo contrario…”.
En una visita a un hospital psiquiátrico, un médico notó que dos pacientes gritaban tristes por la memoria María. Ambos estaban enamorados, pero uno había sido su pareja y el otro no. El espejismo de vivir una buena vida cuando se alcanza un objetivo
El médico sanitarista estaba supervisando distintos establecimientos asistenciales. Un día le tocó el turno a un hospital psiquiátrico. Conversó un rato con el director y salieron juntos a recorrer la institución.
En el recorrido, el director le señalaba las principales áreas, quiénes trabajaban ahí, cuáles eran sus roles. En determinado momento le propuso ir al pabellón donde estaban los enfermos.
Pasaron por distintos lugares hasta que llegaron a un lugar en donde estaban los pacientes más enfermos. Cada uno se encontraba solo en un cuarto, el cual tenía las paredes acolchadas por si se querían golpear o autolesionar. Varios, adicionalmente, tenían un chaleco de fuerza, el cual restringía mucho los movimientos, especialmente los brazos, con el mismo fin de intentar protegerlos de sí mismos. Tanto el director como el supervisor observaban por la pequeña ventana que tenía cada habitación para poder ver a los pacientes.
En un momento se escuchaban los gritos de una persona. En la medida que se fueron acercando a esa habitación, se podía escuchar con nitidez los gritos desesperados del paciente.
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Ambos médicos observaron al paciente por la ventanilla, y cuando siguieron caminando, el supervisor le preguntó al director:
-¿Qué le pasó a este paciente?
–Se enamoró de María, pero lamentablemente fue un amor no correspondido. Y quedó totalmente trastornado, fuera de sí.
El supervisor escuchó y los dos siguieron visitando a otros pacientes.
Más adelante, nuevamente se fueron escuchando otros gritos. En la medida que se acercaron, pudieron entender qué decían:
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Al llegar frente a la habitación acolchada, y ver al paciente con chaleco de fuerza, como todos los de ese sector, el supervisor miró al director, buscando un diagnóstico.
-¿Este también fue un amor no correspondido?, preguntó entre risas.
-No. Este hombre también se enamoró de María, solo que en este caso, ella se enamoró de él, así que fue un amor correspondido. Y así quedó…
Dos problemas tiene la vida: no conseguir lo que queremos y conseguir lo que queremos.
Nos pasamos la vida persiguiendo objetivos. Convencidos de que si los logramos, nuestra vida cambiará para siempre. De una vez por todas será buena, como nosotros nos merecemos.
Sin embargo, la realidad nos enseña que al igual que estos dos pacientes, esa mirada es una trampa. Pensar que la vida será buena cuando logremos tal o cual cosa es solo un espejismo.
Si no logramos nuestro objetivo, nos sentimos frustrados. Y si lo logramos, descubrimos que no ofrece la plenitud y felicidad que buscábamos.
¿Entonces? ¿Para qué seguir persiguiendo la línea del horizonte, que se mueve cada vez que nos acercamos?
En EE. UU. habían estudiado cuál era el sueldo que hacía más felices a las personas. Eran 4.200 dólares. O sea que solo servía para satisfacer las necesidades básicas de tener casa, comida, un seguro de salud, una educación. No es poco.
Lo curioso es que de todas las variables que analizaban para medir la felicidad de esas personas (centralmente qué tan tranquilos y contentos vivían), cuanto más ganaban, peor era. O sea que una persona que ganaba 6.000 dólares vivía peor que la que tenía ingresos por 4.000. Y si ganaba 10.000, peor aún.
Pensar que cuando pase este problema o logremos aquel objetivo, finalmente seremos felices, nunca resulta. O somos capaces de ser felices con nuestra vida tal como es, o no lo seremos nunca.
¿Y vos? ¿Cuál es esa trampa inaccesible que te impide ser feliz?
* Juan Tonelli es speaker y escritor. El texto es parte del libro “Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”. www.youtube.com/juantonelli
La madrugada del temporal, la casa y el lugar de trabajo de Evangelina Benítez quedaron bajo casi dos metros de agua. Su hijo menor, que estaba solo en la vivienda, logró salvarse trepando a la terraza con su gato en brazos
La noche del jueves 6 de marzo, Evangelina Benítez cenó con sus dos hijos en su casa de Bahía Blanca. Antes de despedirse, le propuso al menor, Luca, que se quedara a dormir, pero él prefirió volver a su hogar, ubicado en la calle Sarmiento 824, donde vive junto a su padre, Luis Alberto “Titi” Chiaradía, y su hermano mayor, Marco. “Sabíamos que iba a llover porque estaba pronosticado, pero estábamos más pendientes de la posibilidad de que cayera granizo, como había pasado a principios de febrero”, cuenta Evangelina a Infobae.
Horas después, la peor tormenta en la historia de la ciudad dejó la casa familiar, donde también funcionaba su estudio jurídico, sumergida bajo 1,85 metros de agua. “Perdí todo. Desde la terraza, mi hijo vio cómo los expedientes y mis libros flotaban junto a un escritorio donde tenía 10 mil dólares guardados bajo llave en un cajón”, detalla, a una semana del temporal que dejó un saldo de 16 fallecidos y 200 evacuados, según el último parte que emitió el Municipio.
Adelante de la casa funcionaba el estudio jurídico de Evangelina, que es abogada y escribana (Foto/Gustavo Gavotti)
“Mamá, entró agua a casa”
Evangelina tiene 54 años, dos hijos de 19 y 25, y es abogada y escribana. Según recuerda, el viernes pasado se despertó a las 4 de la madrugada con el sonido de la lluvia. Dos horas después, su teléfono sonó. Era Luca. “Mamá, entró agua a casa y ya me llega a los tobillos. ¿Qué hago?”, le dijo el joven, que estaba solo en el domicilio. Desde su casa, en una zona alta de la ciudad, ella intentó tranquilizarlo. “Subí lo que puedas a la mesa, poné todo a resguardo”, le dijo.
Hasta ese momento, lo que más le preocupaba a Luca era su auto: un Ford fiesta azul que había dejado estacionado enfrente de su casa. “Tengo que correrlo porque me lo va a llevar el agua”, pensó. Cuando quiso salir, se dio cuenta de que si abría la puerta el agua entraría de golpe. “Lo que hice fue abrir la ventana del estudio de mi vieja, que daba a la calle, y salí por ahí”, le cuenta Luca a este medio.
Al auto entró por el baúl. Descalzo y en cuero lo llevó hasta una estación de servicio cercana y volvió corriendo. Al regresar, el agua ya le llegaba a las rodillas. “Agarré un balde y empecé a sacar, pero por cada uno que llenaba, entraban cinco más”, detalla. “El agua entraba por todos lados, de a chorros”, dice, todavía incrédulo.
Antes del temporal, Evangelina con sus dos hijos: Luca (19) y Marco (25) (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Desde su domicilio, a unas 25 cuadras, Evangelina intentaba comunicarse con su hijo, pero Luca no contestaba. “Me desesperé: llamaba al padre, que estaba en Monte Hermoso; a mi otro hijo, que estaba en la casa de su novia”, recuerda.
“No le contestaba el teléfono porque estaba hablando con mi viejo”, explica ahora Luca. Según cuenta, su papá intentó calmarlo y le indicó que subiera a la terraza. Cuando se dispuso a hacerlo, el vidrio de la puerta de entrada se rompió y el agua ingresó a la casa con la misma fuerza que cuando se abre una compuerta. “Perdimos todo, perdimos todo”, alcanzó a decirle antes de que la llamada se cortara.
Desesperado y con el agua a la cintura, Luca siguió el consejo de su padre e intentó subir a la terraza. “En el camino me chocaba con la mesa, las sillas, los colchones, todo…”, cuenta. Cuando finalmente llegó a la ventana de la cocina, trató de abrirla, pero estaba trabada. “Ya está, me muero acá”, dice que pensó. Después de forcejear un rato, logró destrabarla, trepó al techo y se metió debajo del tanque de agua. Desde ahí, dice, vio a sus vecinos con sus perros y entonces recordó a su gato, Rocky. Sin pensarlo, volvió a bajar.
“El agua seguía entrando de a chorros”, cuenta. Llegó hasta la cocina y lo vio: estaba subido a la heladera, que flotaba a pocos centímetros del techo. Trató de agarrarlo, pero el animal, aterrorizado, se resistió. Tomó una canasta de mimbre, lo metió adentro y volvió a subir.
Rocky, el gato de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
“Volver a casa fue horroroso”
Mientras Luca estaba en el techo con Rocky, su hermano mayor, Marco, logró contactarse con unos vecinos, que juegan con ellos al rugby en el Club Sportiva Bahía Blanca, para que rescataran al joven. “Cuando me enteré de que estaba a salvo, me calmé un poco, pero hasta que no lo vi con mis propios ojos no estuve tranquila”, cuenta Evangelina.
Al día siguiente, cuando el agua bajó, regresó a la casa. “La sensación fue espantosa. Horrorosa. Estaba todo destruido. De los 16 muertos que reportaron, diez fueron de esa zona. Es que estamos a 40 metros del arroyo Napostá“, indica.
Lo primero hizo apenas ingresó fue sacar sus títulos universitarios y algunos cerificados que se salvaron porque estaban colgados bien altos. “De las carpetas con los expedientes no quedó nada”, lamenta.
“La respuesta de los amigos de mis hijos me emocionó”, aseguró Evangelina (Foto/Gustavo Gavotti)
Así quedó el auto de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Todos somos uno
Además de perder la casa familiar y su estudio jurídico, también se esfumó el dinero que guardaba en su escritorio: 10.000 dólares. “Yo los tenía bajo llave en un cajón y el mueble se fue flotando. Lo peor fue que en el momento que mi hijo me llamó, cuando recién arrancó la tormenta, no se lo comenté porque no se me cruzó por la cabeza. Jamás imaginé que podía pasar algo así. Creo que nadie en Bahía Blanca lo pensó”, dice.
Y sigue: “Es como que uno no termina de caer. El lunes recién me aflojé y me vine a llorar a mi casa para que no me vieran mis hijos. Igual lo mío son todas cosas materiales. El resto, mientras tengamos salud, de alguna manera lo vamos a solucionar”.
Al día siguiente, los amigos de Luca y Marco, del Club Sportiva de Bahía Blanca, fueron a ayudar a limpiar la casa (Foto/Gustavo Gavotti)
Al día siguiente, Evangelina regresó a la casa. Las marcas del agua se ven en la pared y en la tulipa de vidrio de la lámpara (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Entre la angustia por pérdida material, Evangelina dice que sintió una sensación “plancentera y feliz” al saber que sus hijos eran queridos. “La respuesta de sus amigos me emocionó. Al día siguiente, cuando íbamos a empezar a limpiar, comenzaron a llegar de a poco. Eran como 20. En un momento me quedé parada mirando cómo entraban y salían, sacaban, ponían. Me dejó una sensación tan linda”, cuenta y comparte un video de ese día.
En la secuencia, que figura a continuación, se ve cómo los jóvenes acomodan muebles en la vereda, sacan barro con el secador y basura.
“Yo les decía a Luca y Marco: ‘A pesar de todo, ustedes hoy tienen dónde dormir o dónde darse una ducha de agua caliente; pero hay gente a la que no le quedó nada’. Lo importante es poder brindar ayuda a esas personas a las que no les quedó nada”, se despide.
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Video del día después de la inundación
¿Cómo ayudar?
En medio de la emergencia, las campañas solidarias se extendieron a nivel nacional para asistir a las miles de familias que han perdido sus pertenencias, enfrentando ahora condiciones de extrema vulnerabilidad.
Para sumarse como voluntario y colaborar con limpieza, logística (vehículo), salud o clasificación de recursos, carga y descarga hacer click en este link.
Para enviar de dinero, tanto desde Argentina como el exterior del país, siguen habilitados los alias BAHIAXBAHIA y BAHIAXBAHIA.USD. También se habilitó una caja de ahorro en dólares CA U$D 6229-516687/0 CBU: 0140305104622951668702
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.
Fuentes policiales precisaron a Infobae que, alrededor de las 16 horas, un grupo de turistas jugaba con una pelota dentro del área delimitada por boyas. En determinado momento, la víctima perdió la pelota y cruzó la zona habilitada hacia aguas más profundas. Al no hacer pie y no saber nadar, comenzó a ahogarse.
El cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.
Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Hasta el momento, el cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa hoy, confirmaron las fuentes. Las playas de Santa Elena, ubicadas a 150 kilómetros de la capital provincial, tienen una extensión de 300 metros.
El trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Un turista falleció el pasado 4 de febrero en Río Ceballos, Córdoba, convirtiéndose en la novena víctima fatal por ahogamiento del verano en la provincia. Identificado como Lucas Iván Paz, el joven de 24 años ingresó a un río en las proximidades del camino Pozos Verdes, en el barrio La Quebrada, con el objetivo de visitar una cascada junto a su hermana.
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).
Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 años falleció en La Toma.
Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.