En los hogares, asegura un experto, el suministro está garantizado.
Pero traerá problemas a los taxis.
Y el impacto a las industrias puede trasladarse a los precios.
La sensación quizás haya surgido en la cocina o intentando calefaccionar -con estufa- algún ambiente de la casa, pero hay usuarios que vienen percibiendo el gas un poco light, lo que contrasta con las engrosadas facturas que por estas horas se deslizan bajo las puertas. En medio de una crisis energética que cuesta entender y dejando de lado toda teoría conspirativa sobre la calidad del gas en los hogares (“seguro lo rebajan con algo”), ofrecemos, acá, un abc del problema y las aclaraciones de hasta qué punto la crisis del gas podría afectar en el día a día.
Las noticias de este miércoles hablan de taxis que no pueden o no podrán cargar GNC. También, que a varias industrias -o sea, grandes consumidores- les cerraron la llave del gas. Sin embargo, entender el meollo del problema y dimensionar su alcance parece difícil.
Cristian Folgar, economista especializado en energía, docente de la UBA y la UNSAM y dos veces subsecretario de Combustibles (en 2001 y de 2003 a 2007), tranquilizó al explicar que “lo último que se toca es el gas de los hogares“. Según dijo, frenar el consumo residencial no solo es casi imposible desde el punto de vista logístico sino que “hacerlo sería una locura”.
Ahora bien, ¿por qué en algunos hogares los alimentos se cuecen más lento y las estufas calientan menos? ¿Y por qué las estaciones de GNC tienen orden de no despachar gas? Los recurrentes cortes de luz en Argentina, situación que siempre recae en los ciudadanos, traen preguntas y los peores fantasmas.
Veamos el fondo de la cuestión para entender qué pasa y qué podría pasar con el gas.
Crisis del gas y el mito del frío polar
A la vista, hay dos problemas de origen que es indispensable detallar: el primero es el freno a la obra pública de parte del Gobierno de Javier Milei, un tema que no le compete a estas líneas, pero que impacta en la cuestión del gas.
Si bien el Gobierno actual y el anterior se acusan mutuamente, una de las obras públicas frenadas en estos meses fue el famoso gasoducto Néstor Kirchner, que este año iba a duplicar su producción y evitar que se debiera importar tanto gas como la Argentina suele traer desde afuera cada año, haga o no tanto frío como estuvo haciendo en estos días.
Porque, explicó Folgar, “más allá de que los meteorólogos hace tiempo vienen advirtiendo que este iba a ser un invierno anticipado y más frío, el tema no agarró desprevenido a nadie. La gente prende las estufas cuando hace 9ºC o cuando hace 0°C. Siempre hay un momento de frío en el invierno y se prenden las estufas. Es indistinto si hay ola polar o no porque la gente enciende las estufas igual y no es que se prendan más estufas si el frío es mayor”.
En otras palabras: todos los años la Argentina importa equis cantidad de gas. Este año, esa decisión se suspendió porque la producción local se iba a duplicar, gracias a los avances con el gasoducto mencionado. Pero como se suspendieron las obras, eso no ocurrió. El Gobierno debió entonces salir a las apuradas a comprar cargamentos de gas, que llegan por barco, algo que por supuesto lleva su tiempo. Estamos en ese “mientras tanto”.
El gas, una cuestión de abastecimiento
Folgar explicó la noticia puntual de este martes por la noche: “Lo que pasó fue que dos plantas compresoras de un gasoducto que viene desde Neuquén y se llama Centro Oeste salieron de servicio”. Quiere decir que dos plantas compresoras dejaron de funcionar, de modo que “el gasoducto transportó menos energía y eso obligó a empezar a hacer cortes en la zona, en Córdoba y Santa Fe, fundamentalmente”.
Pero, ¿qué es un gasoducto y para qué sirve una planta compresora? Son tecnicismos clave si uno quiere entender por qué cocinar un pollo al horno podría llevar más que lo usual en estos días.
“A un gasoducto vos le inyectás gas en una punta y lo transporta hasta la otra. Pero es clave el balance entre lo que ponés y lo que sacás: si la velocidad de entrada es la misma que la de salida, mantenés la presión. Si, en cambio, sacás más gas del que entra, bajás la presión. Y si metés más gas del que sale, subís la presión”, explicó Folgar. Desde ya, hay un presión mínima permitida y una presión máxima que garantiza la estabilidad de un gasoducto.
Qué hacen en todo esto las plantas compresoras, no es tan difícil como parece. Para que el gas se mueva de una punta a la otra, uno debe “empujarlo”. Justamente es lo que hacen las plantas compresoras, que cada cierto tiempo elevan la presión del gas, a fin de “moverlo”. Desde ya, si una o más plantas compresoras dejan de funcionar, la capacidad de transporte se vuelve menor, la presión cae (siempre que el consumo se sostenga) y se vuelve necesario parar la producción porque se pueden tocar los niveles mínimos permitidos y con ellos está el riesgo de que se despresuricen los caños, un tema paralelo que abriría otro capítulo de problemas.
Pero “este es el evento puntual de lo que ocurrió este martes por la noche. No ocurre habitualmente, pero quedaron sin funcionar dos plantas compresoras y entonces se debió suspender el abastecimiento a ciertos consumidores”, repasó el experto.
Por qué algunos taxistas podrían tener problemas con el gas
Como se ve, ninguno de estos problemas empezó el martes o esta semana. “Cada año, cuando la gente empieza a prender las estufas, uno se ve obligado a sacar usuarios del sistema porque no alcanza para abastecer a todos en el mismo momento. El tema es que las industrias paradas tuvieron que salir a comprar barcos de gas, algo que se tendría que haber previsto”, opinó Folgar.
Algunos de los que pagarán los platos rotos serán los taxistas, pero ¿cómo se define a quiénes les toca “salir del sistema” momentáneamente?
El economista lo detalló: “Fuera de los consumidores chicos, en la industria hay tres tipos de contratos. Por un lado, los ‘firmes’. Por otro, los ‘firmes con ventana’, que son consumidores a los que les podés cortar el gas algunos días del año. Y, además, los ‘interrumpibles’; es decir, aquellos a los que la distribuidora les puede cortar las veces que precise para darles gas a otros usuarios con mayor prioridad”.
“En CABA, el GNC ‘interrumpible’ estaba en cero este martes, pero los ‘firmes’ andaban bien. Sin embargo, en Córdoba, por ejemplo, ante la situación de emergencia, se les había pedido a todas las estaciones de servicio que fueran ‘a cero’”, repasó Folgar y advirtió que un pedido así, en una situación de emergencia, podría tener alcance nacional.
Sin dudas “puede haber un problema con los taxis en estos días. La mayoría tienen motor naftero, o sea que son duales, pero no todos, y además la nafta es más cara. Algunos quizás decidan trabajar a través de las aplicaciones tipo Uber o Cabify, pero otros quizás por ahí definan no trabajar porque no les parezca rentable. Quizás digan ‘o ando a GNC o no ando‘”.
Del gas en los hogares a otros bienes y servicios
Hasta que lleguen las nuevas importaciones de gas, una pregunta lógica es si de las industrias frenadas podrían derivarse otros problemas. Por ejemplo, faltantes de stock en ciertos rubros de consumo. Folgar desestimó esa posibilidad, al menos por ahora.
“Tendría que haber cortes durante muchos días para que ocurriera. Las industrias tienen combustibles alternativos, más caros, desde ya, pero pueden usarlos. Claro que esto podría generar un impacto en los precios, pero siempre en la medida en que el problema se extienda en el tiempo. De momento, no parece que fuera ese el escenario”, evaluó.
Por fin, ¿por qué las estufas podrían estar más perezosas? “Sobre el poder calorífero del gas, los motivos pueden ser varios”, dijo Folgar, aunque estimó que seguramente no se deba a un tema con la composición del gas, o sea, “que se le hayan quitado ciertos hidrocarburos que definen su poder calorífero”. En cambio, consideró que “principalmente es un tema de presión”.
Ahora cobra sentido la explicación de arriba. Porque, “cuando hay mucho consumo, baja la presión en las redes. Y cuando cambia la potencia con la que sale el gas, puede generarse esa sensación de que calienta menos porque hay menos abastecimiento”.
“En este momento debe haber menos presión en algunos lugares, pero seguramente sea por zonas. Incluso, en barrios puntuales donde la red está más demandada”, estimó Folgar, y concluyó: “Las redes que traen gas para GNC y las que llevan gas a las casas son básicamente las mismas. El producto es el mismo, aunque las estaciones de servicio tengan caños más grandes. Sin embargo, en los hogares no hay riesgo. Lo último que se toca son las casas de familia”.
El ministro de Economía, Luis Caputo, sostuvo que no hay que preocuparse por la meta de acumulación con el FMI, pero varios economistas advirtieron que la compra de divisas mejoraría este indicador clave
De cara a los vencimientos en moneda extranjera de 2026, el equipo económico que lidera el ministro Luis Caputo tiene un plan A y B. El primero de ellos depende de que el riesgo país baje y la Argentina pueda acceder a los mercados internacionales de deuda. Si bien luego de la victoria electoral del oficialismo el indicador que mide el JP Morgan tuvo una baja considerable, parece haber encontrado un piso que lo complica.
El principal interrogante que sobrevuela hoy en el mercado es qué se necesita para que el riesgo país perfore los 600 puntos básicos. Las consultoras privadas calculan que para acceder a una tasa preferencial en los mercados internacionales se necesitaría que esté y se mantenga entre las 400 y 500 unidades.
La variable arrancó diciembre a 648 puntos, a pesar de que a principios de noviembre tocó un mínimo de 598. Esta baja desde los 1.100 estuvo influida por el envión que le dio la victoria en las urnas al Gobierno, pero también la versión que llegó desde Washington D. C. por parte de Bloomberg de que Caputo le adelantó a inversores la recompra de deuda, a la par de modificaciones en el régimen cambiario de bandas.
El viernes las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) cayeron a USD 40.000 millones por el pago de Bopreal y movimientos de encajes de bancos de fin de mes.
No obstante, para el director de la consultora PxQ, Emmanuel Álvarez Agis, la acumulación de reservas internacionales ayudaría a que el riesgo país baje. “Todo esto se basa en el problema libertario de no comprar reservas porque eso implica emitir dinero (…)”, destacó en Ahora Play.
A la vez, el ex viceministro de Economía señaló que el nivel de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se ubica en un peor nivel que el que heredó el oficialismo actual. “Y lo que recibiste es la peor herencia en materia de reservas netas en la historia de la Argentina (…)”, comentó. Y detalló que el riesgo país tiene tres drivers: el político, el fiscal y el de reservas internacionales: “Milei está bien en lo político y bien en lo fiscal, por eso el riesgo vale 650 y no 1.500, pero en el de reservas está horrible”.
A pesar de las advertencias de los analistas, la no compra de reservas no es un problema para el ministro de Economía, Luis Caputo, quien acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de tener netas por USD -2.600 millones para diciembre de 2025. “Lejos de ser algo que nosotros subestimamos, para nosotros es una prioridad, pero hoy por hoy está separado lo que es acumulación de reservas de lo que es el pago de nuestras deudas (…). Hoy estamos en una situación que cambió, se abrieron varias avenidas desde lo financiero. No solo tenemos el swap chino y el apoyo de Estados Unidos, sino que ahora se han abierto otras alternativas que es la que escuchan, también estamos hablando con bancos”, afirmó el ministro durante su participación en la Conferencia Industrial de la UIA.
Para el director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, más allá del buen resultado electoral y del apoyo concreto de los Estados Unidos, el equipo económico aún no logró dar señales respecto a cambios que permitan mejorar la sostenibilidad del actual esquema cambiario lo que complica la baja. “Entre otras cosas, por el momento el pago de USD 4.216 millones el próximo 9 de enero con bonistas debería hacerse activando nuevamente el swap de monedas con el Tesoro de Estados Unidos y/o con los dólares que desembolsó el FMI en abril. Resta ver si en las próximas semanas hay anuncios que den mayor certidumbre sobre la deuda argentina y permitan reducir el riesgo país en el corto plazo”, comentó.
Una postura similar tuvo el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, para quien la publicación del Wall Street Journal sobre que se habría suspendido el préstamo por USD 20.000 millones de bancos norteamericanos para hacer operaciones en el mercado de deuda, generó ruido entre los inversores. “Fue un cambio en las expectativas, al no estar seguro o claro lo que va a pasar con eso, gana peso el tema de la acumulación de reservas”, destacó. Bajo su perspectiva, no hay dudas que la administración libertaria pagará los vencimientos de enero de 2026.
La clave para Tiscornia va a estar en cómo reaccione el Gobierno este mes, cuando quienes compraron dólares para resguardarse en la previa de las elecciones los venda porque necesita pesos y comience a aparecer la cosecha de trigo que será récord. “Si el BCRA aparece comprando los dólares, el Tesoro es más complicado porque no tiene tantos pesos”, concluyó el consultor.
En noviembre se notó una caída notoria en la cantidad demandada de dólares. El Central relajó los encajes para satisfacer la necesidad de moneda local y se espera que el sector privado venda divisas para afrontar el medio aguinaldo y las fiestas
Las próximas semanas tendrán un fuerte incremento de la demanda de dinero, como sucede en cada fin de año. La combinación del pago del medio aguinaldo y los gastos de las fiestas provocan este fenómeno, que según los expertos implica un aumento estacional de la cantidad de pesos equivalente a 10% de la base monetario. Esto implica una suba en pocas semanas cercana a $4 billones.
El dólar oficial ya viene mostrando desde las elecciones legislativas una demanda mucho menor y se alejó del techo de la banda cambiaria. Ayer la cotización minorista cerró a $ 1.475 y el mayorista lo hizo a $ 1.451, sin mayores variaciones respecto al cierre del viernes.
Las necesidades de pesos se pueden abastecer de distinta manera. El Banco Central ya alivió la semana pasada la exigencia de encajes a los bancos, lo que libera fondos. De hecho, en las últimas horas muchas entidades salieron a ofrecer adelantos de corto plazo para que las empresas puedan enfrentar el pago del medio aguinaldo a mediados de mes.
Otra forma es que elBCRA intervenga en elmercado cambiario para comprar dólares e inyecte pesos de manera simultánea. Pero hasta ahora el equipo económico se mostró muy cuidadoso con este esquema, que en realidad es parte de un plan mucho más amplio para remonetizar la economía.
También es factible que aumente la venta de dólares luego de compras récord en los últimos meses. Desde que se abrió el cepo cambiario las compras del público e indirectamente de las empresas superaron los USD 35.000 millones en todo concepto. En octubre, mes electoral, la demanda de dólares neta de libre disponibilidad fue de USD 4.000 millones.
Sin embargo, la expectativa es que a partir de una mejora de la confianza, como está sucediendo ahora, esa compra de dólares afloje notoriamente. Esta reducción en el ritmo de demanda de divisas es lo que le permitió al tipo de cambio acomodarse sin intervención por debajo del techo de la banda cambiaria.
La semana pasada elTesoro norteamericano confirmó que vendió USD 2.500 millones previo a las elecciones para calmar el tipo de cambio y defender el techo de la banda. Se trató de una intervención inédita que cumplió su objetivo. Ahora recompró esas divisas pero le otorgó al Central un swap de monedas por una cifra equivalente para que no hubiera impacto en el nivel de reservas.
El aumento de la demanda de pesos y la presión a la baja del tipo de cambio es un arma de doble filo. Sucede que puede dar la falsa idea de una situación controlada, que puede llevar a una expansión de dinero exagerada con el objetivo de impulsar el nivel de actividad.
El equipo económico quiere evitar una expansión descontrolada de pesos, pese al crecimiento de la demanda. REUTERS/Matias Baglietto
Esto ya ha sucedido en otros períodos, incluso en los gobiernos de Alberto Fernández y también de Mauricio Macri. Todavía se recuerda la decisión del macrismo el 28 de diciembre de 2017 de aumentar el objetivo de inflación para el año siguiente, acompañado de una baja de tasas y mayor expansión monetaria. A los pocos meses estallaba la crisis cambiaria que terminó con un salvataje récord del FMI.
Para fin de año y sobre todo en enero se espera que crezca la demanda de dólares para turismo y en particular para hacer frente al pago de la tarjeta en el caso de los que viajaron al exterior. Pero, más allá de la evolución del dólar en el corto plazo, en el mercado no terminan de ponerse de acuerdo sobre lo que podría ocurrir en 2026.
Según un informe para inversores de Delphos Investment, el tipo de cambio real tendería a mantenerse estable el año próximo. “De hecho el mercado no cree que el techo de la banda permanezca con un ajuste del 1% mensual, como promete Economía, sino que aguarda un incremento del orden del 2% por mes”, señalaron.
Por su parte, Fernando Marengo, economista jefe de Black Toro, opinó que el escenario más probable es el de una apreciación del tipo de cambio: “Si se mantienen estos niveles de confianza van a entrar más dólares por la cuenta capital. Esto va a generar que el dólar tienda a caer y allí se verá en qué nivel el Tesoro o el Central están dispuestos a comprar, pero no debería ser muy lejos de los $ 1.400. Hoy el problema que tenemos por delante no es que el tipo de cambio toque el techo de la banda, sino que caiga rápido”.
Las mediciones de alta frecuencia de las consultoras proyectaron un rango de entre 2,3% y 2,5% para el mes anterior. La estrategia de recorte de subsidios del Gobierno
Terminó noviembre y las consultoras privadas difundieron sus relevamientos de inflación en un mes en el que el Gobierno levantó el pie en los subsidios económicos al transporte y los servicios públicos, a lo que se suma el aumento de la carne, lo que impactaría de lleno en el indicador mensual.
Luego de que en octubre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicara en 2,3%, tercer mes consecutivo de aceleración, la expectativa se focaliza en qué pasó en noviembre y si se logró cortar con esa tendencia. En ese contexto, la decisión del equipo económico de recordar subsidios económicos tras el triunfo electoral podría complicar la dinámica inflacionaria.
Con la confianza que le dieron las urnas, durante el mes pasado el Gobierno primero autorizó un incremento en las boletas de luz y gas del 3,8% promedio y luego en el caso de los colectivos que entran y salen de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) un aumento de casi el 10%. Frente a estos movimientos, las consultoras privadas estiman que la inflación de noviembre se ubicará entre el 2,5% y 2,3%. De confirmarse este último dato, se ubicaría por segundo mes consecutivo en el mismo nivel.
La estimación más “pesimista”, aunque por mínimas diferencias, es de la consultora Eco Go: calcularon que el IPC arrojará 2,5%. Una cifra a la que llegan porque relevaron aumento en el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” del 3%. “Carnes arrancó a subir fuerte a fines de octubre y por la ponderación que tiene, eso empujó bastante el nivel general. Además, regulados viene con incidencia alta también”, explicó el economista de Eco Go, Lucio Garay Méndez.
La inflación de octubre fue de 2,3%, según el Indec.
Desde Equilibra estimaron que el IPC Nacional subió 2,5% impulsado por Regulados (3,3%) y el componente Núcleo (+2,4%), “tras subas significativas en Carnes (4,5%) que impulsaron el rubro de Alimentos y bebidas no alcohólicas (2,8%)”. “Los Regulados (naftas + tarifas) lideraron (+3,3%) y el rubro Carnes subió 4,5% (la Vacuna trepó 5,7%), impulsando AyB no estacionales 2,8% (máximos desde abril). La estabilidad cambiaria trajo calma en bienes del Resto del IPC Núcleo (2,2%)”, especificó Gonzalo Carreras, economista de la consultora.
Según el relevamiento en el Gran Buenos Aires (GBA) de C&T Asesores Económicos, la inflación de noviembre fue del 2,4%. “La dinámica de los precios durante el mes estuvo particularmente influida por tres factores: el precio de la carne vacuna, el Cyber Monday y los servicios regulados“, marcaron.
Si bien la carne ya venía acelerándose desde octubre, en noviembre profundizó esa tendencia y le dio un impulso significativo al rubro de alimentos consumidos en el hogar (que es el de mayor ponderación), que aumentó 2,6% en el mes, por encima del promedio. “El alza del rubro no fue mayor aún debido a una baja de 12 % en las verduras, que constituyen un componente estacional; en otros componentes también hubo algo de moderación con respecto a octubre”, destacó.
Equilibra registró un incremento de la inflación a 2,5% en noviembre.
Otro contrarresto vino por el Cyber Monday. El evento de ofertas virtuales derivó en una reducción de precios en varios rubros durante la primera semana del mes, con particular impacto en equipamiento del hogar, en donde se incluyen diversos electrodomésticos. En lo que hace a servicios regulados, transporte público, electricidad y gas mostraron alzas superiores a las de meses previos.
Un diagnóstico más “optimista” tuvieron en la consultora LCG. Según sus estimaciones,la inflación de noviembre se ubicará en torno al 2,3% nuevamente. En el relevamiento de precios de alimentos y bebidas registraron un incremento del 3,3%. Con una tendencia de fuertes aumentos en las primeras semanas. Siendo la misma proyección general que tienen en Analytica.
Por su parte, el sondeo de Fundación Libertad y Progreso registró una suba de 2,3%. “Con este resultado, la inflación acumulada en el año alcanzaría el 27,7%, mientras que la variación interanual se ubicaría en 31,2%, consolidando veintiún meses consecutivos de desaceleración”, aseguraron desde el think tank liberal.
“A lo largo del mes, la dinámica semanal mostró comportamientos dispares. La primera semana arrancó con un salto del 1,0%, explicado en gran parte por el aumento de precios regulados que, en línea con los meses anteriores, volvieron a traccionar al alza: las prepagas aumentaron alrededor de 2,1% y el transporte registró un avance del 4,1%. Luego, el ritmo se moderó, con incrementos de 0,2% y 0,1% en la segunda y tercera semana, respectivamente, mientras que la última semana cerró con una suba similar a la inicial”, reza el informe.
Para la Fundación Libertad y Progreso, la inflación se mantuvo en 2,3% en noviembre.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publicó el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la mediana de las consultoras encuestadas indicó que en noviembre la inflación sería del 1,9%. Para diciembre anticiparon un 2%; recién en enero de 2026 comenzaría la desaceleración. Vale destacar que las proyecciones se publicaron antes de que el Gobierno oficializara los aumentos en los servicios públicos. El dato oficial del mes previo se dará a conocer el jueves 11 de diciembre por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
La estrategia de recorte
No obstante, todavía quedan precios de la economía atrasados, según la consultora Invecq. “Pese a que haya habido avances significativos —especialmente en el 1.º cuatrimestre de 2024, antes de que el Gobierno comenzara a priorizar la desinflación—, el proceso de realineamiento continúa incompleto. Comparando la estructura vigente con la del 1.º semestre de 2019 —última etapa previa de orden macroeconómico—, la ‘inflación reprimida’ asciende a 4,2 puntos. Los mayores ajustes pendientes se concentran en servicios públicos“, destacaron en un reporte.
Para la consultora Invecq hay atraso en 14 rubros.
Entre los segmentos con retrasos de entre 30 % y 40 % figura “Energía eléctrica y gas”, seguido por Transporte entre un 30 % y 20 %, al igual que Teléfono e internet y combustibles. Sobre esta última variable clave de la economía, un informe de Energía y Economía expuso que Caputo resignó ingresos por más de USD 2.100 millones al no aplicar las actualizaciones correspondientes del impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono en lo que va del año.
Este se oficializó un aumento del 4,3 % (2,3 % por inflación y 2 % por recorte de subsidios) en colectivos, subtes y peajes en CABA; mientras que en la provincia de Buenos Aires se autorizó una suba del 14,8% en colectivos. En simultáneo, el Gobierno oficializó otro incremento en las boletas de luz y gas promedio del 2,8%. Lo que revela la convicción del ministro de Economía, Luis Caputo de avanzar con la estrategia de recorte de subsidios, tal como pactó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).