La luz solar, los horarios en que comemos y dormimos son señales externas que ayudan a regular el reloj interno, afirma Juan Antonio Madrid.
El descanso es uno de esos temas que vuelven en forma reiterativa, ya que muchas veces no “le encontramos la vuelta”. Uno de los motivos es que su resolución parece inabordable: las causas de no dormir pueden entrar en una amplia gama de posibilidades que van desde el insomnio y el estrés a los trastornos del sueño.
El hecho de que las causas resulten difíciles de resolver, puede hacernos caer en el mismo lugar y resignarnos a que dormir mal es un destino.
A pesar de esto, en la actualidad la ciencia ofrece respuestas. La mentada higiene del sueño propone, mediante la implementación de simples rutinas, crear las condiciones para que el descanso se produzca.
Solemos entender el momento de descansar como el que se inicia en el instante en el que nos acostamos, y pretendemos caer rendidos a las bondades del sueño. Probablemente sea hora de comprender que podemos implementar cambios para descansar mejor. Y que esos cambios implican prestar atención a lo que hacemos durante el día.
La cronobiología tiene mucho para enseñarnos en esta dirección. En una nota reciente de Clarín, Juan Antonio Madrid, considerado uno de los mayores exponentes a nivel internacional en dicha ciencia, explicaba las causas biológicas por las cuales cuesta más dormir a medida que envejecemos, y daba pautas para conseguirlo.
En esta segunda entrega de la extensa charla con Madrid -que es también director del Laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia, y autor de “Cronobiología. Una guía para descubrir tu reloj biológico” (Plataforma Editorial)- el profesional comparte ajustes simples que pueden ayudarnos a sentirnos mejor.
— ¿Qué es la cronobiología, el reloj interno y los ritmos circadianos?
— La cronobiología es la ciencia que estudia los ritmos biológicos, es decir, los cambios periódicos previsibles en cualquier función de nuestro cuerpo. Por ejemplo, en la presión arterial; en las hormonas, como la melatonina, que se eleva por la noche, el cortisol que tenemos un pico por la mañana; el propio sueño y la vigilia es otro ritmo biológico, que tiene una repetición, una cadencia de 24 horas.
Pues ese es el objetivo de la cronobiología, el estudio de los ritmos biológicos, de los relojes que originan esos ritmos, y de los sincronizadores que ponen en horas esos relojes.
— ¿Y esos sincronizadores, qué vendrían a ser?
— De nuestros relojes internos, el más importante está en el cerebro, en el hipotálamo, y se llama núcleo supraquiasmático..
Pero también tenemos relojes en todos los órganos: en el hígado, en el corazón, en los músculos, en el tejido adiposo. Esos relojes internos se desajustan diariamente. Lo habitual es que tengan un retraso de unos 15, 20, o 30 minutos cada día, por lo tanto es importante que diariamente los pongamos en hora.
La forma que tenemos de poner en hora no es mirando el reloj de pulsera, eso no lo entienden nuestros relojes biológicos. La forma de sincronizarlo y de ponerlos en hora es a través de señales de tiempo externo. Por ejemplo, la salida y la puesta de sol, es decir, el ciclo de luz-oscuridad natural. También los ponemos en hora con nuestros horarios de comida. Y si son regulares, si son estables, nos ayudan también a sincronizar los relojes.
También nos ayudan los horarios de sueño, si los mantenemos regularmente… Toda señal, que sea regular, que sea previsible, de procedencia del exterior nos puede ayudar a sincronizar nuestros relojes internos.
— ¿Qué pasa, por ejemplo, si una persona tiene ritmos regulares en la semana porque trabaja, pero el fin de semana le cambian absolutamente todos esos parámetros, porque puede descansar más, puede comer más tarde, y relajar las rutinas?
— Este es un problema que estamos detectando en un porcentaje de población muy elevado, sobre todo en jóvenes: durante la semana madrugan, se levantan temprano, se despiertan con un despertador porque tienen que entrar al trabajo, o al colegio, a una determinada hora.
Por una serie de alteraciones en nuestros hábitos, nos estamos yendo a dormir cada vez un poco más tarde, de tal modo que durante la semana nos acostamos tarde, pero nos levantamos muy pronto, y eso ocasiona durante cuatro o cinco días de la semana un déficit de sueño, una privación de sueño.
Cuando llega el fin de semana y no está esa limitación de tener que madrugar, lo que ocurre es que se produce un alargamiento de los tiempos de sueño. Vamos a dormir lo que necesitamos y un poquito más, porque vamos a tratar de recuperar el sueño perdido y experimentamos lo que se llama jet lag social, que se produce cuando cambian nuestros horarios, de dormir, despertar, en la duración del sueño; y también cambian los horarios de las comidas.
Y el jet lag social cuando es superior a unas dos horas aproximadamente se considera una alteración importante de los ritmos biológicos, que tiene consecuencias negativas en la salud.
El sueño es el mejor taller de reparación que tiene nuestro cuerpo, afirma Madrid
— ¿Cuáles son esas consecuencias negativas?
— Depende de la edad, por ejemplo, lo que observamos en adolescentes, es que cuanto más jet lag social experimentan, significa que sus relojes internos están más desajustados con ese tiempo social impuesto por los horarios.
En la medida en que ese desajuste es mayor a las dos horas se producen una disminución en las calificaciones académicas, mayor ausentismo, se produce también un aumento en los marcadores de inflamación, en los marcadores de glicosilación de la hemoglobina que están relacionados con mayores niveles de glucosa, mayor tendencia a tener sobrepeso.
También hay algo que a mí me preocupa mucho, que es una mayor tendencia a la depresión y a los trastornos de estado de ánimo. En general, es una falta de motivación, tienen mayor irritabilidad, menor empatía. Hay una serie de consecuencias que van asociadas, pero en gran medida se deben a que durante la semana estas personas tienen una privación de sueño.
Juan Antonio Madrid, es pionero en el desarrollo de la cronobiología en España. Foto: gentileza
En el caso de los adultos también ocurren efectos muy parecidos, metabólicos y sobre el estado de ánimo.
Es algo que deberíamos de tratar de corregir, pero no porque durante el fin de semana debamos hacer lo mismo que durante la semana, como levantarnos a la misma hora con el despertador, sino intentar corregir durante los días de la semana lo que estamos haciendo, y tratar de acostarnos un poco antes. Ahí es donde estaría la solución.
— ¿Qué pasa si se posterga el sueño en la semana porque es el único momento, la noche, sobre el que la gente puede disponer de su tiempo, entonces decide dormir menos, pero disfrutar mirando una serie o viendo amigos?
— El descanso se posterga porque siempre tenemos algo más importante que hacer: a veces simplemente es mirar hasta las dos de la madrugada una red social como Instagram, o engancharse a una serie y ver dos o tres capítulos. El sueño se posterga porque no tenemos conciencia de su importancia.
El sueño es el mejor taller de reparación que tiene nuestro cuerpo. Necesitamos un tiempo para que los mecánicos que van a arreglar tu hígado, tu páncreas, tu cerebro, que van a consolidar tu memoria; tengan suficiente tiempo para repararlo todo y arreglarlo. Y al día siguiente, pues te vas a encontrar mucho mejor, pero esto es algo que nos cuesta mucho entender.
Yo quiero ser optimista, porque me he dado cuenta que hablábamos hace años de la importancia de ejercicio físico, de la alimentación y cada vez vemos más personas que hacen actividad física, que van al gimnasio, que salen a correr, a caminar, que cuidan más alimentación. Yo creo que con el sueño estamos empezando ya también a cambiar nuestros hábitos y a valorarlo un poquito más.
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.
Fuentes policiales precisaron a Infobae que, alrededor de las 16 horas, un grupo de turistas jugaba con una pelota dentro del área delimitada por boyas. En determinado momento, la víctima perdió la pelota y cruzó la zona habilitada hacia aguas más profundas. Al no hacer pie y no saber nadar, comenzó a ahogarse.
El cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.
Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Hasta el momento, el cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa hoy, confirmaron las fuentes. Las playas de Santa Elena, ubicadas a 150 kilómetros de la capital provincial, tienen una extensión de 300 metros.
El trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Un turista falleció el pasado 4 de febrero en Río Ceballos, Córdoba, convirtiéndose en la novena víctima fatal por ahogamiento del verano en la provincia. Identificado como Lucas Iván Paz, el joven de 24 años ingresó a un río en las proximidades del camino Pozos Verdes, en el barrio La Quebrada, con el objetivo de visitar una cascada junto a su hermana.
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).
Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 años falleció en La Toma.
Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.
La ciudad bonaerense vuelve poco a poco a la normalidad. El funcionamiento de los colectivos, la recolección de residuos y la entrega de donaciones. La atención al público en lugares habilitados para circular. Qué pasará con las clases y el clima
En el medio de la angustia que prevalece por las personas que aún están desaparecidas, incluyendo a las hermanas Delfina y Pilar Hecker, de uno y cinco años, las autoridades del municipio se mantienen trabajando en su búsqueda.
Por lo pronto las clases estarán suspendidas hoy y mañana debido a las complicadas condiciones de infraestructura en las que se encuentran las instituciones relevadas.
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca: “El club está colapsado con las ayudas”
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo, confirmó que suspendieron el fútbol en Bahía Blanca, para ayudar a la ciudad
El presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca, Alfredo Dagna, destacó la ayuda de gran parte de las instituciones deportivas de la Argentina: “Es un aluvión de donaciones que vienen. Me han llamado casi todos los presidentes de clubes para decirme que enviaban uno o dos camiones”. E informó que la idea es entregarlo “en forma inmediata” a la gente, ya que hay una situación de desesperación.
Respecto al rol de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Dagna comentó que el organismo se encuentra recibiendo donaciones en el predio de la AFA, en Ezeiza, que provienen de los clubes del interior. Y subrayó que lo que más se necesita son elementos de higiene: “El tema es lo que pueda pasar desde el punto de vista sanitario en la Ciudad”.
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca
En cuanto a medidas, el dirigente relató: “En el fútbol lo que hicimos fue suspender el partido que teníamos ahora, jugábamos el domingo. Tengo dos helicópteros de la Policía Federal en la cancha de fútbol y suben y bajan todos los políticos que vinieron. El club está colapsado con las ayudas”.
Por último y sobre la situación actual en la localidad bonaerense, Dagna calificó al temporal como “una situación difícilmente de entender” y estimó que es poco probable que vuelva a suceder. “Son situaciones que uno las explica y las cuenta, pero el que las vive es una situación traumática porque pierde todo. Eso es como el Juego de la Oca, retrocedes 20 casilleros porque perdés todo. Hechos como estos desbordan cualquier previsibilidad posible”.
En este punto, concluyó: “Es dramático lo que pasó, de tal forma que, toda la ayuda que llega, si bien es un bálsamo para la gente, cuando pase la ayuda la gente va a tener que arrancar de cero. Y eso es lo más preocupante”.
10:28 hsHoy
Cómo están las rutas en Bahía Blanca
El desigual estado de las rutas en Bahía Blanca (Gustavo Gavotti)
Según informó Vialidad Nacional, el estado de las rutas nacionales que conectan la ciudad con el resto del país presenta diversas restricciones, incluyendo cortes totales y tramos transitables con precaución.
De acuerdo con el reporte oficial, la Ruta Nacional 3 (RN 3), muestra diferentes niveles de accesibilidad dependiendo del tramo. El segmento entre Azul y el empalme con la Ruta Nacional 229 (RN 229) se encuentra transitable sin inconvenientes. El tramo que conecta la RN 229 con El Triángulo y el que va desde este último punto hasta la calle Charlone (kilómetro 691) requieren precaución debido a las condiciones del camino.
Por otro lado, el tramo entre el Canal Maldonado (kilómetro 692) y el empalme con la Ruta Nacional 33 (RN 33) permanece completamente cerrado al tránsito.
Los trabajos para recuperar la circulación vial en algunos accesos a la ciudad de Bahía Blanca
El resto de los tramos de la RN 3 presentan una situación mixta. Desde el empalme con la RN 33 hasta el empalme con la Ruta Nacional 22 (RN 22), el tránsito es posible pero con precaución, mientras que el trayecto entre el empalme con la RN 22 y Patagones está habilitado sin restricciones.
Asimismo, el segmento que conecta el empalme con la RN 3 y Río Colorado, perteneciente a la RN 22, también es transitable con normalidad.
El pavimento resquebrajado, producto de las tormentas del viernes pasado
La Ruta Nacional 33 (RN 33) también presenta condiciones variables. El tramo entre el empalme con la RN 3 y La Vitícola está habilitado, pero se recomienda circular con precaución. Por su parte, el trayecto que conecta La Vitícola con Pigüé no presenta inconvenientes. Sin embargo, el tramo que une Pigüé con Trenque Lauquen requiere precaución debido a las condiciones del camino.
En cuanto a la Ruta Nacional 35 (RN 35), el panorama es más crítico. El tramo que conecta Bahía Blanca con el límite de la provincia de La Pampa se encuentra totalmente cerrado.
La Ruta 35, una de las más afectadas por el temporal
Por su parte, la Ruta Nacional 228 (RN 228), que conecta Necochea con Tres Arroyos, está habilitada sin restricciones. Por otro lado, la Ruta Nacional 229 (RN 229), que une el empalme con la RN 3 y Balneario Marisol en Punta Alta, es transitable, pero con precaución.
La Ruta Nacional 249 (RN 249), que conecta el empalme con la RN 3 y el empalme con la RN 229 en Punta Alta, también requiere precaución para su tránsito. Asimismo, la Ruta Nacional 252 (RN 252), que abarca el tramo entre la Rotonda de Villa Sarsfield y el puente La Niña, presenta condiciones similares.
Finalmente, la Ruta Nacional 1V03 (RN 1V03), que conecta el empalme con la RN 3 y la Rotonda Ex Indiada, también está habilitada, pero se recomienda circular con precaución.
10:12 hsHoy
El Hospital Penna reactiva algunos de sus servicios
El acceso a guardia del Hospital José Penna (REUTERS/Juan Sebastián Lobos)
El Hospital Provincial José Penna, principal centro de salud de Bahía Blanca, comenzó a recuperar su funcionamiento tras los graves daños sufridos durante el temporal del pasado viernes.
El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires implementó un amplio Plan de Contingencia que incluye la adecuación de espacios, la reorganización de servicios y el envío de recursos humanos y materiales para garantizar la atención médica en la región.
Más de 200 agentes sanitarios fueron enviados al hospital, junto con equipamiento médico, medicamentos, vacunas y personal especializado en salud mental. Estas medidas buscan restablecer la operatividad del establecimiento, que es clave para la atención de la población local.
La tormenta arrasó con el Hospital Penna y decenas de niños tuvieron que ser evacuados de la Neonatología. Saira Delmiro, de 16 años, vivió una odisea para reencontrarse con su hija, Amely. Su historia y la de la enfermera que la salvó
“Me agarró un ataque de nervios. No veía a mi bebé desde la noche anterior y en las imágenes no aparecía el sector donde ella estaba. Me desesperé. Pensé que no se iba a salvar”, recuerda Saira en diálogo con Infobae.
Amely nació el 15 de febrero pasado, con solo 27 semanas de gestación y un peso de 940 gramos. Desde entonces, la beba pasaba sus días en una incubadora, con respirador y asistencia médica constante. Saira, que recibió el alta tres días después de traerla al mundo, la visitaba dos veces al día. “Trataba de pasar la mayor cantidad de tiempo en la Neonatología. Le cambiaba los pañales, me sacaba leche para que se alimentara y le hablaba permanentemente. Me costaba mucho verla así, tan chiquita y llena de cables”, explica.
A pesar del buen cuidado, en sus primeras semanas de vida, la evolución de Amely era incierta: primero tuvo ictericia (NdR: una afección frecuente en los neonatos que provoca que la piel y las partes blancas de los ojos se tornen amarillas a partir de un exceso de bilirrubina en la sangre) y,luego, una infección que le comprometió los pulmones. “Todo venía siendo muy cuesta arriba”, explica su mamá
Diez días después del nacimiento, el 25 de febrero, los médicos le advirtieron a Saira que la beba tenía alto riesgo de mortalidad. “Antes de irme, me pidieron que me despidiera de ella, pero me negué. No quería transmitirle toda mi angustia”, recuerda y se le entrecorta la voz. Sin embargo, su hija resistió. “Le hicieron un drenaje, le sacaron el líquido y, para sorpresa de todos, mejoró. Ella es muy fuerte“, dice.
Pero la prueba más dura todavía estaba por llegar.
La primera imagen de Amely. La beba nació el 15 de febrero con solo 27 semanas de gestación y un peso de 940 gramos
“¿Dónde está mi bebé?“
Después de ver los videos, aquel viernes 7 de marzo, Saira decidió ir al hospital Penna a buscar a su bebé. Llegó alrededor de las 17 y ahí se enteró de que Amely ya no estaba allí. “Pregunté adónde estaba mi hija y me dijeron que la habían trasladado. ‘Ella está bien, pero la llevamos a OSECAC’, me explicó el director de Neonatología. El problema es que eso quedaba pasando el centro y, con mi mamá, no teníamos cómo llegar. Paramos una camioneta que se ofreció a llevarnos, pero tuvimos que bajarnos antes. Cuando salimos del coche, el agua nos llegaba por encima de la cintura y la corriente te llevaba. Tuvimos miedo”, cuenta.
Durante horas, Saira y su madre se quedaron atrapadas en una vereda, sin poder avanzar. “Tuvimos que esperar a que bajara el agua. Estábamos empapadas y embarradas. Al final, empezamos a caminar por calles sin luz. ‘No vamos a llegar’, le decía a mi mamá”, cuenta Saira.
Finalmente, cerca de las 21:30, llegaron a la clínica. “Entré y dije: ‘Soy la mamá de Amely, una de las bebés que trajeron del Penna’. Ahí me llevaron a la sala de padres para que me cambiara y después nos reencontramos. Cuando la vi, me largué a llorar. No podía creerlo.Creí que no iba a sobrevivir”, dice.
Luciana Marrero, la enfermera que cobijó a Amely en su pecho, debajo de su ambo, para darle calor y así salvarle la vida
“No tenés nada que agradecer”
Quien repone la otra parte de la historia, ahora, es Luciana Marrero, la enfermera que cobijó a Amely en su pecho, debajo de su ambo, para darle calor y así salvarle la vida. Junto a sus compañeras del Penna, Luciana puso en marcha un operativo de rescate que se extendió durante 18 horas ininterrumpidas hasta que lograron trasladar a todos los recién nacidos a un lugar seguro.
“Actuamos con el corazón y pensando en las madres que no pudieron llegar hasta sus hijos debido a la tormenta. Si no nos saliera del corazón, no podríamos haberlo hecho. La prioridad siempre son los bebés”, comentó la enfermera en una entrevista días atrás.
Luciana, quien trabaja en el turno noche de la Neonatología, conocía a Amely, pero no a Saira. Recién se vieron por primera vez días después de la tormenta. “Fue muy emotivo el encuentro. Ella estaba superagradecida por lo que hice. ‘No tenés nada que agradecer. Yo también soy mamá y te entiendo. Vos hubieras hecho lo mismo’, le dije. Me emocionó mucho verla afrontar una tarea tan enorme como la maternidad, siendo tan chiquita”, contó la enfermera a Infobae.
Así fue el encuentro entre Saira Delmiro y Luciana Marrero, la enfermera de neonatología del Hospital Penna de Bahía Blanca, que rescató a su bebé (Video/Telefe Noticias)
“A Luciana nunca la había visto porque yo me iba del hospital a las 21 y ella llegaba a las 24. El encuentro fue muy lindo. Me abrazó y me dijo que hizo lo que yo hubiera hecho. Si no fuera por ella, Amely no estaría hoy acá”, asegura Saira.
Pese a la incertidumbre por lo que vendrá, la joven se aferra a la esperanza. “Gracias a Dios, mi casa no se inundó y puedo ir y volver de OSECAC, aunque está mucho más lejos que el Penna. Amely sigue ganando peso y mientras ella esté bien, yo también lo estaré”, se despide Saira.
Amely, hoy. “Ya pesa más de un kilo. Mientras ella esté bien, yo también lo estaré”, dice su mamá
Volver a ponerse de pie
Tras la inundación, el hospital Penna, que también recibe pacientes de Tres Arroyos, Carmen de Patagones y otras localidades del sur de Buenos Aires, se encuentra en una situación crítica.
Ante la devastación, el personal de la institución solicitó la colaboración de la comunidad para reconstruir la sala de Neonatología y reponer los equipos perdidos. “Bahía necesita de la población. Nuestro sueño es volver a ver nuestra Neo en pie“, aseguraron las enfermeras.
Al cierre de esta nota, según informaron las autoridades locales, la ciudad comienza a reactivarse con la restauración de los medios de transporte y la recolección de basura. En tanto, este lunes, la Policía Científica logró establecer la identidad de 15 de las 16 víctimas fatales, quedando solo una, de entre 50 y 55 años, sin identificar. A su vez, se conoció que el número de evacuados descendió a 523 y que continúa la búsqueda de las hermanas Delfina y Pilar Hecker, de 1 y 5 años, quienes fueron arrastradas por la corriente durante el temporal.