Ayer han caído varios mitos. Uno, la idea de que Milei es invencible. Otro, que el peronismo había muerto: resulta que ahora aparece más vital que nunca. El Gobierno deberá cambiar y rápido. Si eso no ocurre, vendrán tiempos muy agitados
El sábado pasado, pocas horas antes de la elección de ayer, Federico Sturzenegger tuiteó: “En cualquier país, un gobierno que en menos de dos años saca a 12 millones de personas de la pobreza, baja la inflación de 25% por mes a 1,5%, que tiene la economía creciendo al 6% y las exportaciones al 5%, ganaría caminando cualquier elección. Pero esto es Argentina y por eso necesitamos tu voto este domingo. VLLC!”.
Se trata de un tweet interesantísimo en varios aspectos. En principio, es sorprendente la manera en que se refiere a la Argentina como un país anómalo, irracional en comparación con “cualquier país”. Nadie que valore a la sociedad en la que vive se expresa de esa manera. Pero es lo que, evidentemente, él cree: que se trata de una sociedad rara, inferior. Refleja, además, un desconocimiento de cómo funciona el mundo: ¿Con qué país racional comparará? En segundo lugar, llama la atención la manera en que recorta, sesga y miente con las cifras: oculta algunas, tritura otras. Pero, sobre todo, lo que sobresale es una disociación muy fuerte entre lo que él, desde vaya a saber qué lugar, cree que sucede con la gente y la manera en que la gente se siente.
Esa disociación fue puesta de manifiesto ayer de manera muy categórica cuando millones de personas le dijeron a Sturzenegger, y a los demás integrantes del equipo oficial –el presidente Javier Milei entre ellos, claro– lo que piensan de su Gobierno y de sus planes, y de la forma tan curiosa con que los explican. Si hace dos años, la suma del Pro más La Libertad Avanza superó los 49 puntos en la provincia de Buenos Aires, ayer ese agregado se encogió al 33 por ciento. Si entonces habían ganado por 5 puntos, ahora perdieron por 14. Hasta unas horas antes se ilusionaban con colocarle “el último clavo en el ataúd al kirchnerismo”: otra gigantesca disociación. Ahora van a tener que batallar para sostener un Gobierno que está en muy serios problemas.
El resultado electoral admite, como siempre, muchas interpretaciones. Pero hay una que se impone de cajón: evidentemente, la desaceleración de la inflación no alcanza, apostar todo a ese solo elemento es insuficiente. No alcanza a compensar tantas otras cosas que pasaron en estos dos años: la caída del salario real, la caída de las jubilaciones, la reducción del subsidio a los medicamentos para jubilados, las agresiones a los discapacitados, los insultos, los escraches, las persecuciones, la homofobia, el odio al periodismo, los recortes al Garrahan, la corrupción cada vez más escandalosa y un estilo pendenciero, fanfa como si, de repente, en un país tan dolido, un grupo de iluminados se creyera con derecho a insultar a cualquier disidente. Milei ha agredido a muchísima gente, de Lali Espósito a Ian Moche a quien se quiera imaginar. A Axel Kicillof le dijo “enano comunista”, “burro eunuco”. ¿Por qué? ¿Con qué derecho? Evidentemente no era un derecho aceptado por mucha gente.
Así las cosas, ayer han caído varios mitos. Uno, la idea de que Milei es invencible. Como se ve, todo lo contrario. Su imagen no era la de un líder indiscutible sino más bien de alguien que estaba siendo sometido a un examen muy duro. Ahora se revela frágil, quebradiza, evanescente. Otro de los mitos era que Milei había producido un cambio cultural en la Argentina, según el cual la gente estaba dispuesta a sufrir hasta que finalmente llegaran los buenos tiempos. Bueno, tampoco. Y otro más: que el peronismo había muerto. A la vuelta del camino, resulta que el peronismo aparece más vital que nunca, solo dos años después de haber dejado el gobierno en medio de una inflación terrible, dividido, sin líderes, atontado. ¿Qué fue lo que lo trajo de vuelta? Milei, Sturzenegger, Caputo y todos ellos, claro. Pero sería injusto reducir el problema a ellos. Hay un sector muy influyente de la sociedad que cíclicamente cree que solo habrá futuro sin el peronismo y que se ilusiona una y otra vez con su desaparición del mapa. Tal vez sea hora de que piensen que si no hay solución con el peronismo vivo, eso quiere decir que no la habrá: porque, como se ve, no muere.
Una clásica pintada del peronismo en una pared de la provincia de Buenos Aires (Foto: Reuters / Agustín Marcarian)
Fue un domingo terrible para Milei y los suyos, como feliz para el peronismo. Mientras en el bunker de La Libertad Avanza se podía percibir el golpazo, los dirigentes peronistas se abrazaban y festejaban. Mientras tanto, Lali Espósito cantaba y bailaba en su cuarto recital frente a un estadio de Vélez repleto e inmortalizaba el número 3, en referencia a una burla ya habitual hacia la hermana del Presidente. Así de volátiles son las cosas: una demostración categórica de que nadie, ya hace bastante, puede creer que los resultados electorales duran para siempre. Mejor cuidarlos.
La próxima estación será la elección nacional de octubre. Hasta ese momento, el gobierno deberá lidiar con una situación económica muy delicada. Su endeble programa económico ha generado en las últimas semanas una demanda de dólares que crece geométricamente mientras se acaban los recursos para abastecerla. Seguramente, ese proceso se acelerará ahora. ¿Cómo evitar reinstalar el cepo o devaluar antes del 26 de octubre si la demanda crece y crece? De la respuesta a esa pregunta depende que en las nacionales el gobierno sobreviva o termine ante otra tragedia electoral.
Los dos sectores que protagonizan la pelea que desangra al gobierno tienen argumentos válidos para demostrar que la culpa es del otro. El sector de Santiago Caputo podrá argumentar que el armado electoral fue sectario y poco profesional, porque desechó la alianza con sectores de la política en función de quedarse con todo. Pero la gente de Karina Milei tiene derecho a sostener que hubo un aporte invalorable de las fuerzas del cielo con esos programas de streaming donde se pide que repartan armas para tomar el congreso, o se acusa de pedófilos a homosexuales, o se tuitean aberraciones horas antes de un proceso electoral. Las fuerzas del cielo acusan a los rosqueros y viceversa. Tal vez ambos tengan razón. La derrota fue de tal magnitud que sería tonto suscribirlo a un solo sector. Milei, Luis Caputo, Karina Milei, Santiago Caputo, Sebastián Pareja, Federico Sturzenegger, José Luis Espert, Mauricio Macri, Patricia Bullrich, el simpático gordo Dan: los nombres que explican la derrota son muchos y variados.
A lo largo de los últimos meses, el Gobierno quedó enredado en problemas políticos serios, que se manifestaron en un aislamiento parlamentario que no registra antecedentes en la historia democrática argentina; en peleas internas frívolas e incomprensibles; en escenas dramáticas protagonizadas una y otra vez por personajes raros y un tanto patéticos; en incoherencias y mala praxis económica, en problemas morales asociados a la corrupción y en un sinnúmero de conductas donde quedaba pasmada su insensibilidad ante las personas comunes que no la estaban pasando bien. La gracia de los que buscan un límite es que finalmente lo encuentran. Eso se manifestó en prácticamente todas las elecciones que se realizaron este año. Ahora habló la provincia de Buenos Aires, la que –según se dice—se hunde por culpa del peronismo. Y votó lo que votó. Si el Gobierno –y el sector social que representa—es incapaz de leer lo que ocurrió todo se va a poner peor. Tal vez sea así, aún si lo hace.
Pero el problema más serio es el económico. El Presidente ha sostenido que Luis Caputo es el mejor ministro de Economía de la historia. Pero su política ha llevado a este resultado sorprendente. Ambos han sostenido que el superávit fiscal lleva a la prosperidad. ¿Por qué entonces le votan en contra? Evidentemente, o el superávit fiscal es una mentira –como sostienen muchos economistas de la ortodoxia— o no lleva per se a la prosperidad. En cualquier caso, hay algo de la teoría que no funciona, cuando al mismo tiempo se sube la tasa de interés a cualquier lado, se regulan los encajes bancarios, se suelta el dólar, se interviene el dólar, se regula el dólar, se grita que flota el dólar y luego se lo interviene de nuevo. Pero ellos creen que están haciendo todo bien y que la culpa es de los kukas. Es evidente que deben cambiar. La pregunta es: ¿Están psicológicamente preparados para registrar que su destino no es el premio Nobel? Y, si lo están: ¿tienen capacidad técnica e intelectual para imaginar un viraje o lo único que saben es subir la tasa de interés?
Axel Kicillof, acompañado por Verónica Magario y Andrés “Cuervo” Larroque (Foto: Gustavo Gavotti)
La foto del peronismo aparece, mientras, más ordenada que antes de la elección. Axel Kicillof apostó al desdoblamiento y lo impuso contra la opinión de Cristina Kirchner. Esa decisión constituyó al mismo tiempo una desobediencia atípica a su jefa y una fuerte toma de riesgos. Su triunfo lo deposita en una nueva etapa para su ambición de llegar a la presidencia y, por primera vez, genera la expectativa de un kirchnerismo que no sea manejado por la familia Kirchner. Es algo raro: tal vez incluso deje de llamarse kirchnerismo. Todo el peronismo mirará ahora hacia él. “Para Axel, la conducción”, coreaban ayer en La Plata. En el escenario rodeaban al gobernador muchísimos dirigentes pero ninguno de La Cámpora. Más que eso: a su lado ubicó a Andrés Larroque, quien fue la mano derecha de Máximo Kirchner y luego lo abandonó. La política a veces consiste en apostar fuerte y esperar que los planetas se alineen. Eso hizo Kicillof. Milei, su hermana, Caputo, Sturzenegger, el gordo Dan, claro, hicieron su aporte.
¿Y ahora?
No tiene sentido pronosticar el futuro la noche de una elección. Pero parece claro que el Gobierno deberá hacer un esfuerzo enorme. Arrinconado por causas de corrupción, por un creciente descrédito internacional, por una demanda insaciable de moneda extranjera, por peleas internas interminables, y por un aislamiento político inédito, que supo conseguir solito, deberá cambiar y rápido. Si eso no ocurre, vendrán tiempos muy agitados. Para ellos, que gobiernan, y para quienes somos gobernados por ellos.
En La Plata mantienen las dudas sobre el accionar de la agrupación ultra K en los acuerdos subterráneos. Entre los intendentes creen que lograrán acercar posturas
Idas y vueltas. Una vez más. Van y vienen los pedidos de apoyo para que el Gobierno bonaerense tenga la habilitación para endeudarse y respire hondo en el medio de una gestión asfixiada por la falta de fondos de la Casa Rosada. Detrás de esas negociaciones cruzadas, permanentes e inestables, está presente la interna del peronismo. La relación tormentosa y furiosa que tienen el kicillofismo y el cristinismo.
Ayer por la tarde, Kicillof hizo un pedido concreto y directo. Tomó la precaución de dejar expuesta la necesidad que tiene su gobierno de obtener el endeudamiento y la situación de debilidad en la que deja a la gestión si la ley no sale. En La Plata se encargaron de reforzarlo. “Si no logramos sacarlo, quedamos en una situación crítica”, precisaron.
“La provincia de Buenos Aires necesita las herramientas para no desproteger a nuestro pueblo. Es una emergencia económica del país y de la provincia. Estamos atravesando una profunda recesión que afecta a todos los sectores”, expresó el Gobernador durante una conferencia de prensa que brindó en La Plata.
Kicillof aseguró que se perdieron “5.000 empresas en la provincia” y “172.000 puestos de trabajo”, además de destacar que hay “mil obras frenadas en todos los rubros” con una gran cantidad de “despidos, suspensiones y cierres de empresas”. El Gobernador habló de “asfixia financiera” por parte del gobierno de Milei.
En la conferencia, que buscó ser una muestra de alineamiento detrás del pedido del Gobernador, había referentes del Frente Renovador, La Cámpora y el peronismo bonaerense, identificado, sobre todo, en los intendentes y el sector sindical.
La cuestión por el endeudamiento deja al descubierto la interna peronista en la Provincia de Buenos Aires (Adrián Escandar)
Sin embargo, hay dos versiones de una misma historia. El presidente del bloque de diputados de Fuerza Patria en la Legislatura Bonaerense, Facundo Tignanelli, es el vocero de la postura del kirchnerismo. En los últimos días no se ha movido un centímetro de su discurso público. Consideró que es necesario sacar la ley de endeudamiento “para poder cumplir con todas las obligaciones que la provincia tiene”. Además, sostuvo que en el peronismo vienen “trabajando para tratar de lograr esa ley tan necesaria”.
La unidad que expresa el legislador camporista, no es decodificada de la misma forma en el kicillofismo, donde desconfían, en forma permanente, de cada una de las negociaciones de la que es parte el cristinismo. “Nos corren el arco todo el tiempo. A la mañana dicen una cosa, a la tarde otra y a la noche una nueva”, se quejó un importante funcionario platense.
En el Gobierno bonaerense y en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) hay una desconfianza permanente sobre cada movimiento del cristinismo. Tiene que ver con que, en el fondo, advierten que la relación política está rota y que nadie de esa tribu quiere que Kicillof sea el candidato a presidente del peronismo ni que se convierta en el sucesor de Cristina Kirchner.
Kicillof en la presentación del Presupuesto 2026
Si no quieren el objetivo de fondo, tampoco van a querer el objetivo a corto plazo. Entonces, el desgaste de la gestión estará siempre presente como una postura del cristinismo para con el kicillofismo. “Quieren ver cuántos nos sacan, cuánto nos debilitan. Están jugando en tándem con algunos sectores de la oposición”, indicaron en una oficina importante de la gobernación.
Entre los intendentes hay una visión más moderada. Creen que no hay “temas sensibles“ sin cerrar y que este miércoles el peronismo llegará con una posición unificada. La clave, entonces, será buscar los votos en los sectores más blandos de la oposición.
La vocación de cerrar acuerdos va a contramano de los sentimientos que atraviesan la relación política entre el kicillofismo y La Cámpora. No se eligen, no se quieren, pero el contexto y las necesidades de ambas partes los lleva a tener que buscar un punto de acuerdo forzado.
En una llamada, de menos de 15 minutos, el presidente de Estados Unidos le dijo al líder del régimen chavista que tenía una semana para abandonar Venezuela con su familia. Ese plazo habría expirado el viernes, según dos fuentes
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se está quedando sin opciones para dimitir y salir de su país bajo un salvoconducto garantizado por Estados Unidos, tras una breve llamada con el presidente estadounidense, Donald Trump, el mes pasado, donde el presidente rechazó una serie de solicitudes del líder venezolano, según cuatro fuentes informadas sobre la llamada.
El llamado, del 21 de noviembre, se produjo después de meses de creciente presión estadounidense sobre Venezuela, incluidos ataques contra presuntos barcos de tráfico de drogas en el Caribe, reiteradas amenazas de Trump de extender las operaciones militares a tierra y la designación del Cártel de los Soles, un grupo que la administración Trump dice incluye a Maduro, como una organización terrorista extranjera.
Maduro y su gobierno siempre han negado todas las acusaciones criminales y dicen que Estados Unidos está buscando un cambio de régimen para tomar el control de los vastos recursos naturales de Venezuela, incluido el petróleo.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa, incluida la eliminación de todas las sanciones estadounidenses y el fin de un caso emblemático que enfrenta ante la Corte Penal Internacional, dijeron tres de las fuentes.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa (REUTERS)
También solicitó el levantamiento de las sanciones a más de 100 funcionarios del gobierno venezolano, muchos de ellos acusados por Estados Unidos de abusos a los derechos humanos, tráfico de drogas o corrupción, según las tres personas.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes.
Trump rechazó la mayoría de sus solicitudes en la llamada, que duró menos de 15 minutos, pero le dijo a Maduro que tenía una semana para salir de Venezuela al destino de su elección junto con sus familiares.
Ese pasaje seguro expiró el viernes, lo que llevó a Trump a declarar el sábado que el espacio aéreo de Venezuela estaba cerrado, dijeron dos de las fuentes. El Miami Herald informó previamente varios detalles de la llamada. La fecha límite del viernes no se había revelado previamente.
Trump confirmó el domingo que había hablado con Maduro, sin proporcionar detalles. La Casa Blanca se negó a dar más detalles, y el Ministerio de Información de Venezuela, encargado de todas las consultas de prensa del gobierno, no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes (REUTERS)
El gobierno de Trump ha declarado que no reconoce a Maduro, en el poder desde 2013, como presidente legítimo de Venezuela. Maduro se proclamó reelegido el año pasado en unas elecciones nacionales que Estados Unidos y otros gobiernos occidentales calificaron de farsa y que, según observadores independientes, obtuvo una victoria abrumadora de la oposición.
El lunes, al dirigirse a los manifestantes, Maduro juró “absoluta lealtad” al pueblo venezolano.
No está claro si Maduro aún puede presentar una nueva propuesta que incluya un salvoconducto. Trump se reunió este lunes con sus principales asesores para abordar la campaña de presión sobre Venezuela, entre otros temas, según informó un alto funcionario estadounidense.
Una fuente con sede en Washington informada sobre las discusiones internas de la administración Trump no descartó la posibilidad de una salida negociada de Maduro, pero enfatizó que aún quedan desacuerdos significativos y detalles importantes sin resolver.
La recompensa millonaria por la captura del dictador Nicolás Maduro
Estados Unidos ha aumentado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro y ofrece 25 millones de dólares por otros altos funcionarios del gobierno, incluido el ministro del Interior, Diosdado Cabello, acusado en Estados Unidos de presunto narcotráfico, entre otros delitos. Todos han negado las acusaciones.
La administración de Maduro ha solicitado otra llamada con Trump, según las tres fuentes.
El oficialismo podría presentar un bloque de 94 miembros. Mientras, busca que los gobernadores le quiebren la bancada al peronismo
El mundo libertario se encamina a tener el primer festejo parlamentario con la nueva composición del Congreso de la Nación.
Luego del fallido intento por Lorena Villaverde en el Senado, el bloque de LLA tendrá algo para mostrar a la exigente Casa Rosada que solo quiere triunfos y no perdona derrotas. Por estas horas estará ingresando el documento que lleva la firma de Gabriel Bornoroni con el listado de los legisladores que conformarán el bloque de LLA y se quedaría con la primera minoría de laCámara de Diputados.
“En solo 4 años pasamos de dos diputados –Javier Milei y Victoria Villarruel– a ganar la presidencia y sumar 94, 95 diputados” señala, exultante, un diputado de LLA que va a empezar a transitar su tercer año de mandato en pocos días.
Mientras la oposición buscaba reorganizarse y trabajaba sus propias versiones de los proyectos de reformas, el oficialismo se dedicó a salir de caza por el recinto y se llevó en solo un mes más de 14 diputados.
Al término de la elección, el bloque de LLA iba a estar conformado por 79 legisladores. Hubo un principio de conversación con el PRO por un interbloque y el partido amarillo aseguró que iba a apostar por la independencia. Luego de esa decisión, y antes de que comenzara noviembre, se fueron Damián Arabia, Sabrina Ajmechet, Laura Rodríguez Machado, Patricia Vásquez y Silvana Giuidici. Luego se sumaron Marilú González Estevarena, Belén Avico, Carlos Almena y en las últimas horas Verónica Razzini y Alejandro Bongiovanni.
Verónica Razzini junto a Patricia Bullrich y Martín Menem
A este grupo se le sumó el bloque de los radicales con peluca con el tucumano Mariano Campero, el cordobés Luis Picat y el correntino Federico Tournier. Hasta acá, los libertarios sumaban 91 diputados.
Pero los pases no parecen haber terminado y en las últimas horas los libertarios apuestan a sumar entre tres y cuatro diputados más y, por otro lado, incentivan a los gobernadores peronistas no kirchneristas para que se vayan del bloque de UP y armen uno nuevo.
En lo que se refiere a posibles incorporaciones al mundo libertario, se espera la llegada de José Nuñez y de Lorena Petrovich, ambos del PRO. Esta última asumirá para completar el mandato de Silvia Lospennato y todos tienen en Patricia Bullrich su terminal política.
De completarse todos estos pases, el bloque que conduce el cordobés Gabriel Bornoroni llegará a la sesión preparatoria con 94 diputados.
Ese número los dejaría a las puertas de arrebatarle al peronismo la primera minoría y ya sin “peceras” a dónde ir a pescar, la estrategia libertaria se concentró en “empujar” a los gobernadores peronistas a romper el bloque en el Congreso. Principalmente al catamarqueño Raúl Jalil que viene amagando desde hace tiempo con retirar a sus legisladores del bloque de UP.
El peronismo logró contener en las urnas la cantidad de legisladores y el 27 de octubre el bloque que conduce Germán Martínez amaneció con 98 integrantes.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y el de Tucumán, Osvaldo Jaldo (NA)
Pero al poco tiempo el tucumano Javier Noguera anunció que no iba a asumir en el bloque y se iba a Independencia, el bloque del gobernador de esa provincia, Osvaldo Jaldo. Un camino similar seguiría el diputado por San Luis, Jorge “Gato” Fernández.
Pero lo que busca el oficialismo es que los cuatro diputados catamarqueños que responden todos al gobernador Raúl Jalil; o los siete santiagueños que responden a Gerardo Zamora.
“No necesitamos que los gobernadores rompan, necesitamos que uno solo lo haga, con eso nos alcanza”, reconoció un libertario que transita los pasillos de Diputados.
Las negociaciones se mantienen. El oficialismo promete a los gobernadores vía el ministro del Interior, Diego Santilli, y la oposición les recuerda que en dos años no les cumplieron la promesa.
“No sé que van a hacer los catamarqueños, lo que sí te adelanto es que los santiagueños están adentro” aseguró una alta fuente del bloque del peronismo en Diputados.
Los bloques tienen tiempo hasta hoy para presentar su conformación por lo que las negociaciones continuarán durante toda la jornada. En el oficialismo la expectativa es la de pegar el “zarpazo” y quedar como la primera minoría que, más allá del título, los deja muy bien posicionados para lo que será el reparto de las sillas en las comisiones; y con una posición de fortaleza que habrá que ver cómo se traduce en el recinto.