Sergio Zapatilla Sánchez también tuvo experiencias en Ferro, Banfield y Defensa y Justicia. Tras el retiro se desempeñó en la formación, pero hoy prioriza el tiempo con sus seres queridos: “Trabajo de lunes a viernes: sábado y domingo son para mí”
-Disculpe, ¿usted es Zapatilla Sánchez?
La escena, como un paso de comedia efectivo, se repite cada vez que a su auto se sube un pasajero o pasajera futbolera y memoriosa, con vínculo con Boca, Defensa y Justicia, Ferro o Banfield. Ahí, aquel delantero veloz y potente, que supo jugar en Alemania y Bélgica en su tránsito por Europa, exhibe su mejor sonrisa, como ante los fotógrafos de antaño para el flash de la formación. Y se sumerge en los recuerdos mientras maneja como chofer de aplicación.
“Me pasa bastante. Por ahí sube uno y me dice: ‘¿Vos sos Zapatilla?’. Y empezamos a hablar. Es mi mejor carta de presentación, me ayuda. Cuando me conocen, les da confianza que haya sido futbolista y después ya se hacen clientes habituales. Y ya me pongo a disposición para hacer viajes más largos. Voy a la Costa Atlántica, al Interior, a Paraguay…”, se explaya Zapatilla, uno de esos apodos que desbancan al nombre de pila (Sergio) y quedan tatuados en la memoria de los fanáticos.
La historia de Sánchez no es la de un ex futbolista que no encontró la forma de seguir vinculado a la pelota. De hecho, lo estuvo durante una década, como parte de la estructura de Inferiores e Infantiles del Halcón de Varela, el patio de su casa. Pero se dio cuenta de que en esta etapa de su vida la prioridad pasa por recuperar el tiempo que las gambetas le quitaron. O, al menos, le retacearon.
El debut de Zapatilla Sánchez como titular en Boca: 3-0 ante Racing
“Cuando jugué perdí muchas vivencias. Casamientos, cumpleaños, reuniones… Hoy prefiero dedicarle este tiempo a la familia, a los amigos… Vivo con mi viejo. Él está en la casa de adelante y yo atrás, en la misma casa que me construí a los 18 años. Me gusta manejar, hacer viajes largos. Cuando me llevan a Paraguay, de paso visito a gente conocida, por ahí me quedo una semana y me traigo cosas para vender, como celulares. Trabajo de lunes a viernes: sábado y domingo son para mí”, semblantea su actualidad.
Más allá de que hoy sea más un hobby que una ocupación, el fútbol, quedó claro, sobrevuela, omnipresente. El quincho, en donde organiza los asados para los amigos, “es una especie de museo donde tengo mis camisetas y las que cambié”. Aunque hay una que no aparece exhibida, que guarda en un lugar secreto: la de Boca de Maradona, que rescató durante la única semana en la que fueron compañeros.
El Xeneize fue la semilla de todo. “Yo estaba en la Sexta de Defensa. Vino un representante y me dijo que existía la chance de hacer una prueba en Boca. La 73 categoría de Boca era un equipazo, así que pensé que era mentira. Pero fui y me evaluaron durante una semana. En la última práctica, el técnico Ernesto Grillo me dijo que, si jugaba bien contra los titulares, me quedaba. Hice dos goles y quedé”, narra.
En ese camino hacia la élite nació el apodo que lo acompaña hasta hoy, gracias a una ocurrencia para superar un obstáculo. “Fuimos a jugar un torneo Sub 19 a Brasil, a la cancha del Palmeiras. Y ellos tenían el pasto bien alto, para que la pelota no corriera rápido. Nosotros no estábamos acostumbrados, usábamos botines con tapones y vivíamos acalambrados. Hasta que me aburrí y contra la Universidad Católica salí a jugar con zapatillas. Hice dos goles. Y desde ese día pasé a ser Zapatilla para todos”, relata.
Zapatilla en Ferro (último de los agachados) en 1995. En la formación aparecen Néstor Lorenzo (hoy DT de Colombia), Aldo Paredes, Diego Cocca, Jorge Cordon y Raúl Cristian Chaparro, campeón del mundo con la Selección Sub 20 en 1995
Sergio Sánchez vivió un sueño. Día a día se entrenaba con figuras de la talla del Alberto José Márcico o Manteca Martínez. “Eran todos muy buenos con los jóvenes. Nos hablaban y aconsejaban. Nos preguntaban si teníamos novia, dónde y con quiénes vivíamos, si nos cuidábamos… El Beto era un crack, como Riquelme. Y estaban Giunta, Alejandro Mancuso…”, evoca.
El encargado de darle el empujón hacia Primera fue ni más ni menos que César Luis Menotti. Debutó con la casaca auriazul el 24 de julio de 1994, curiosamente ante Ferro, el club en el que posteriormente ganó continuidad. Su primer duelo como titular se dio el 21 de agosto del mismo año, contra Racing, como visitante. Y causó un buen impacto.
“El Flaco, un fenómeno. Me dijo que jugara como en Reserva, sin miedo. Que encarara y que no pasara la pelota hacia atrás. Daba unas charlas increíbles. Tenía mucha paciencia y te daba seguridad y confianza. Tengo una anécdota con él. Un día se acercó y me preguntó cuánto ganaba. ’1200 dólares’, le contesté. ‘No, es poco. Yo a usted lo necesito libre de la cabeza, tranquilo’, me respondió. A los dos meses ganaba 2000. Yo no tuve que hacer nada. Fue mi papá en el fútbol”, confesó.
Navarro Montoya; Diego Soñora, Aldo Paredes, Alejandro Giuntini y Rodolfo Arruabarrena; Alejandro Farías, Raúl Peralta, Márcico; Carranza, Sergio Sánchez y el Polilla Da Silva fueron los titulares aquella jornada en Avellaneda. Un desborde de Zapatilla terminó en el último tanto de Márcico. “Ese día volaba”, deja aflorar la nostalgia.
Con la indumentaria de Defensa y Justicia: tuvo tres etapas en el club
En Boca disputó 13 partidos y anotó un gol. Al año siguiente se fue a préstamo a Ferro. “Fue lo mejor. Ahí me hice jugador profesional, por lo que aprendí, por la experiencia. Hice dos goles, metí varios desbordes y asistencias, jugué siempre de titular. Guardo los mejores recuerdos”, puntualiza. En esa etapa se probó contra Boca en un 2-2 en La Bombonera. Y una entrevista post partido generó ruido.
Zapatilla reclamó ante los micrófonos mayor espacio para los juveniles en un Xeneize que estaba acostumbrado a sacudir los mercados de pases: “Cuando dije eso, salí en todos lados. Pero lo que dije era verdad. Había chicos buenos, que por ahí se iban libres o los daban a préstamo a la B y se terminaban sintiendo fracasados. Boca es difícil. Cuando estaba yo aparecieron Thami, John Jairo Tréllez, Ivo Basay…”.
De regreso de Caballito y antes de mudarse a Banfield, su carrera le regaló otro premio. Una semana de entrenamientos con Maradona en Boca. “El técnico era el Bambino Veira. Una semana me alcanzó para pedirle la camiseta que tengo. Me quedó pendiente comer un asado con Diego. Había hablado con Lalo, su hermano, para juntarnos un día cuando dirigía a Gimnasia. Y al tiempo se nos fue”, se lamenta.
Tras un año en Defensa (tuvo tres etapas) y un paso fructífero por Deportivo Quito le llegó la oportunidad en Europa. En tiempos de scouting, agentes y big data, su desembarco en el Viejo Continente parece surgir de una película en blanco y negro.
Zapatilla, en el Dresden de Alemania
“Tenía grabados mis goles en videocasete. Había un hombre de Varela que se dedicaba a casamientos y fiestas de 15 y me armó el resumen. Mi cuñado, Sergio Bustos, el ex jugador de Racing y Platense, jugó en Alemania y le habían preguntado si conocía un delantero para el Dreden, que estaba en Segunda División. Mandé el video y me citaron a una prueba. La plata era mucho más a la que ganaba acá”, subraya sobre una experiencia que recuerda con cariño.
“Fue mi mejor momento. Allá ya se entrenaba como se entrena hoy en todas partes. Todo con pelota y velocidad. Eso me hizo más rápido. Y la gambeta rioplatense ayudaba, je”, se divierte, como con la redonda. Algo similar le sucedió con su vivencia en Bélgica, con La Louviere. “También fue muy lindo. Era un equipo como Banfield”, cuenta. “Cuando fui a Alemania recién pude comprar mi casa, donde viví con mis hijos. Y con seis meses en Ecuador compré un dúplex en San Bernardo”, completa.
En 2006, los botines dejaron de ser su medio de vida. “Estaba en Almirante Brown, con Giunta como técnico. Me desgarraba mucho y me di cuenta que no daba para más. Lo mío era la velocidad y ya no estaba. Lo habré pensado un mes y dije ‘no va más’”, enumera los pasos que lo llevaron a la decisión.
Aunque pase más tiempo al volante que en el césped, el fútbol sigue siendo parte de su esencia. “Voy a jugar, por ahí me invitan del Senior. Ahora tengo seis kilitos de más, pero me mantengo bien”, avisa. Va a la cancha a ver a Defensa y a Independiente, los clubes de su corazón; también a la Selección cuando juega en el país. Y cuando escucha la pregunta señalada en el auto, a sus espaldas, vuelve a picar como en sus mejores épocas, para asistir al Beto Márcico o al Manteca Martínez en Boca; o a Chaparrito y al Bocón Torres en Ferro.
La Academia superó por penales al Matador y se metió entre los mejores cuatro de la competencia. En semifinales chocará ante Boca
Racing venció a Tigre en una dramática definición por penales y las redes sociales se inundaron de bromas, memes y reacciones. El duelo, válido por los cuartos de final del Torneo Clausura 2025, mantuvo en vilo a los hinchas de ambos equipos en el Cilindro de Avellaneda y finalizó pasada la medianoche tras expulsiones, alargue y una tanda de penales, lo que contribuyó al ingenio de los usuarios. El partido concluyó con una emotiva definición por 4-2 en los penales a favor de la Academia, que avanzó a la semifinal, donde enfrentará a Boca Juniors.
Entre las imágenes más compartidas sobresalió la figura de Adrián Maravilla Martínez, quien algunas varias oportunidades de gol. Los usuarios aprovecharon una bandera que circula en cada partido de Racing en la que se lleva la cuenta de los goles convertidos por el delantero. A esa bandera ahora se le suman chistes sobre las ocasiones que desperdicia el goleador de la Academia o su merma en el nivel tras la salida de Maxi Salas rumbo a River, situaciones que fueron motivo de innumerables publicaciones con referencias a situaciones cotidianas en las que se falla justo antes de alcanzar un objetivo.
El horario de finalización del encuentro fue otro de los focos principales para la creatividad digital. El comienzo a las 21.30 y la extensión del juego hasta entrada la madrugada motivaron imágenes sobre hinchas llegando tarde a sus casas o cómo resistían el sueño.
La actuación de Joaquín Laso, defensor de Tigre y ex jugador de Independiente, también propulsó una ola de comentarios cuando malogró su penal. Tras el fallido disparo, la expresión de Facundo Cambeses, arquero del conjunto de Avellaneda, también se transformó rápidamente en meme.
El árbitro Andrés Merlos recibió atención de los internautas debido a su labor y una noche plagada de polémicas. Parte de los memes, además, anticipaban la conferencia de prensa de Gustavo Costas, director técnico del conjunto de Avellaneda, y las protestas que podría plantear por el desgaste del equipo de cara a la semifinal ante el conjunto de Claudio Úbeda.
Desde lo futbolístico, las acciones más determinantes sucedieron en tiempo suplementario, cuando Racing volvió a marcar un gol que fue anulado por posición adelantada y se produjeron dos expulsiones. Asimismo, los intentos de Tigre fueron fácilmente neutralizados hasta la serie de penales. Allí, Facundo Cambeses se transformó en figura tras atajar dos disparos y garantizar la presencia de su equipo entre los cuatro mejores del torneo.
Con la clasificación, la Academia enfrentará al Xeneize en una semifinal que ya acapara la atención de la mayoría del fútbol argentino. Por la otra parte del cuadro también habrá un emparejamiento electrizante, ya que se librará una nueva edición del Clásico de La Plata: Gimnasia se medirá contra Estudiantes.
En La Bombonera, el equipo de Claudio Úbeda eliminó a los dirigidos por Nico Diez y sumó su sexta victoria al hilo. Espera en semis por el ganador de Racing-Tigre
Boca Juniors avanzó a las semifinales del Torneo Clausura tras vencer por 1-0 a Argentinos Juniors en el estadio Alberto J. Armando (La Bombonera). El único gol del encuentro lo marcó Ayrton Costa en los primeros minutos, asegurando la clasificación del equipo local, que ahora espera por el ganador del cruce entre Racing y Tigre.
El equipo dirigido por Úbeda consolidó su candidatura al título al sumar su sexta victoria en siete partidos. Durante el partido, Agustín Marchesín fue determinante al evitar el empate en varias ocasiones, destacándose especialmente ante remates de Diego Porcel y Alan Lescano.
El Millonario necesitaba que el Granate siguiera en carrera por el Torneo Clausura, pero su derrota ante Tigre lo complicó. Qué necesita para participar del máximo certamen continental
La derrota de River Plate ante Racing por los octavos de final del Torneo Clausura en el Cilindro de Avellaneda, eliminó una de las chances que le quedaban al conjunto dirigido por Marcelo Gallardo para poder clasificarse a la Copa Libertadores 2026. Era la única en la que dependía de sí mismo.
Al no poder ser campeón, la Banda dejó atada a otros tres equipos su suerte para lograr un boleto para la fase previa del torneo internacional: lo conseguirá si se libera un cupo en la tabla anual, donde River Plate terminó en el cuarto puesto.
Sin embargo, una de estas tres posibilidades se esfumó esta noche, con la eliminación de Lanús del Torneo Clausura. Es que con la reciente conquista del Granate en la Sudamericana, la combinación extra a su favor era que el equipo de Mauricio Pellegrino se consagrara campeón del Clausura para liberar un cupo por la Tabla Anual que caería para los de Núñez.
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El artículo 27.10 del Reglamento de la Liga Profesional así lo indica: “Si un equipo argentino resultara Campeón de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, el mismo obtendrá una plaza adicional a la Copa Conmebol Libertadores 2026. Si este equipo ganador de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, ya ocupara alguna de las posiciones clasificatorias previstas en los artículos 27.1., 27.2., 27.4., 27.5. o 27.6., su lugar será ocupado por el siguiente equipo mejor ubicado de la Tabla General de Posiciones 2025 (artículo 24), según corresponda (River Plate), produciéndose el reordenamiento de Posiciones en las plazas de la Copa Conmebol Libertadores 2026 de acuerdo a la reglamentación aquí aludida, hasta cubrir la totalidad de las mismas (incluidas la Copa Conmebol Libertadores 2026 y Sudamericana 2026)“.
El equipo de Gallardo ya había visto cerrarse otras vías de clasificación tras ser eliminado de la Copa Libertadores por Palmeiras y de la Copa Argentina por Independiente Rivadavia. Por este motivo, la tabla anual se había transformado en la última esperanza para el club de Núñez. Si no logra el objetivo, River Plate deberá conformarse con disputar la próxima edición de la Copa Sudamericana, un desenlace que marcaría el cierre de un año adverso para la institución.
River Plate fue campeón de la Copa Libertadores en cuatro ocasiones: 1986, 1996, 2015 y 2018, las últimas dos bajo la conducción técnica de Gallardo. Hace siete años la coronación llegó con el valor agregado de vencer en la final a Boca Juniors en el recordado partido disputado en el Estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
Poder estar presente en la venidera Copa Libertadores representa un desafío deportivo por el prestigio del certamen, pero también un objetivo por lo económico. En caso de no conseguirlo por primera vez en doce años River Plate no disputará el principal torneo de clubes del continente.