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Cuál es el “amortiguador” del Gobierno para afrontar el impacto de un shock externo sobre la marcha de la economía

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Expectativa por un mercado global más volátil por la tensión en Medio Oriente. El riesgo país volvió a subir por encima de los 700 puntos y mantiene al país fuera del financiamiento en Wall Street

La posibilidad concreta de que los mercados financieros globales operen con alta volatilidad por la tensión en crecimiento en Medio Oriente pone bajo presión algunos de los aspectos del plan económico. Una aversión al riesgo entre los inversores internacionales quitará posibilidades de financiamiento al programa oficial y el Gobierno buscará dar un mensaje de mayor austeridad.

En ese contexto, la necesidad de dólares del sector público en el marco de la actual fase del plan económico puede darse de frente con un clima inversor adverso. En las últimas semanas el Banco Central flexibilizó las barreras de ingreso y salida de capitales del exterior para facilitar la puesta en marcha del nuevo Bonte 2030, que permite captar dólares de inversores a cambio de un títulos en pesos.

Ahora que el cepo está rumbo a su extinción, el costo del dinero de la economía está más arbitrado con las tasas internacionales

Un informe reciente de GMA Capital arriesgó una explicación sobre por qué el riesgo país se mantiene elevado y qué factores podrían hacerlo bajar. “Ahora que el cepo está rumbo a su extinción, el costo del dinero de la economía está más arbitrado con las tasas internacionales. En rigor, el modelo de paridad de tasas opera con mayor fuerza”, definió.

Reservas y cuenta corriente

“Esto significa que la tasa de interés de Argentina refleja el costo internacional, la inflación esperada más una prima de riesgo, de la cual el riesgo país forma parte. De ahí la importancia de abatir este último componente”, aseguró GMA Capital. “¿Qué podría hacer que la prima de riesgo prosiga su recorte? Por lo pronto, el pedido del mercado es que el BCRA acumule reservas netas y que el oficialismo obtenga un buen resultado en las elecciones de octubre”, concluyeron.

“El Gobierno consiguió los dólares del FMI para un programa que implicaba un dólar y una tasa de interés más altos, priorizando la acumulación de reservas”, continuó, pero el programa luego buscó priorizar “la baja en la inflación y el rebote del crédito al sector privado y de la actividad”. “El riesgo país cayó, pero se estancó en torno a los 700 puntos básicos. La decisión de no comprar dólares no termina de cerrar a quienes hacen las cuentas y miran: el aumento en las importaciones mientras se estancan las exportaciones, el aumento del turismo emisivo mientras se desploma el receptivo y el creciente desequilibrio externo”, concluyó el informe de la consultora.

Mejor prevenir que curar

En el Gobierno reconocen que el frente externo puede representar un viento de frente concreto que lleve volatilidad a los activos argentinos, y por esa razón aceleraron el ajuste para poder mostrar ante el mercado (y ante el Fondo Monetario Internacional, en la misión técnica que iniciará en los próximos días), un compromiso fiscal más alto de lo previsto. El presidente Javier Milei había instruido a sus funcionarios, en los días previos al anuncio del acuerdo con el FMI, fijar un objetivo de superávit primario más alto del previsto, desde 1,3% del PBI hasta 1,6 puntos del Producto. Una diferencia de unos 2,5 billones de pesos.

“Lo mejor que se puede hacer es ser más ortodoxos que nunca en lo fiscal y monetario”, repiten como un mantra en el equipo económico. Un economista con buen diálogo con los funcionarios del Ejecutivo también consideró que “hoy el inversor quiere seguridad, no busca rendimiento, y la Argentina nunca le dio seguridad a ningún inversor”.

Esa señal fiscal de mayor ajuste puede verse, a su vez, desafiado por la propia dinámica de ingresos y gastos. Un informe del Grupo SBS consideró: “Seguimos dando al gobierno el beneficio de la duda respecto a la meta de superávit fiscal primario de 1,6 puntos porcentuales del PBI para este año. Reiteramos que la historia de inversión de Argentina en el mediano/largo plazo se podrá volver sosteniblemente atractiva en caso de poder afrontar con éxito los desafíos en materia fiscal, recordando lo fundamental de este ancla”, apuntó ante clientes.

Por su parte, la consultora LCG también consideró que es alcanzable esa meta de 1,6% del PBI de superávit. “En un escenario de menores ingresos afectados por la eliminación del Impuesto PAIS; la reducción de Bienes Personales y el recorte de aranceles y retenciones (por ahora, en el caso de la soja sólo temporal), la convergencia fiscal demandará una nueva ola de ajuste”, mencionó y anticipó que probablemente se concentrará en subsidios y gastos operativos, junto con “en aquellas áreas que preserven nichos de ineficiencia todavía no corregidos, tal como sucedió en los últimos meses”.

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Donald Trump confirmó que habló con el dictador venezolano Nicolás Maduro

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El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo como positivo o negativo y no precisó qué asuntos se abordaron ni los alcances del intercambio

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este domingo que habló por teléfono con el dictador venezolano Nicolás Maduro, aunque evitó ofrecer detalles sobre el intercambio.

La respuesta es sí”, dijo al confirmar la llamada. Ante preguntas sobre cómo transcurrió la conversación, señaló: “No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica”.

La confirmación del contacto ocurre en un contexto de creciente presión por parte de Washington. Según fuentes consultadas , Trump, acompañado por el secretario de Estado Marco Rubio, comunicó a Maduro que Estados Unidos intensificará las acciones militares si no abandona el poder.

El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo con el dictador chavista, Nicolás Maduro, como positivo o negativo (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

Sobre las distintas versiones de la prensa sobre el contenido de la conversación, un vocero negó que Trump y Maduro estén evaluando un encuentro para negociar una transición.

Es un invento”, afirmó la fuente a Infobae al descartar cualquier tipo de acercamiento bilateral orientado a otorgar margen de maniobra al régimen chavista.

En este escenario, los líderes opositores Edmundo González Urrutia y María Corina Machado esperan que se produzca un cambio definitivo en el poder para asumir una transición democrática y pacífica.

Las recientes declaraciones de Trump también evidencian el endurecimiento de las acciones sobre el dictador chavista.

Durante el intercambio con los periodistas a bordo del avión presidencial, el mandatario estadounidense argumentó que el espacio aéreo venezolano debía considerarse cerrado porque su gobierno no considera al país “amistoso”.

Aseguró que desde allí ingresó al territorio estadounidense un elevado flujo de personas que, según él, provienen de “cárceles, pandillas y redes de narcotráfico”. Cuando se le preguntó si esa advertencia implicaba acciones militares inminentes, respondió: “No interpreten nada”.

Donald Trump confirmó que hablóDonald Trump confirmó que habló con el dictador venezolano Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)

Tras la advertencia de Trump, seis aerolíneas internacionales suspendieron vuelos hacia y desde Venezuela, lo que llevó a la dictadura chavista a revocar sus permisos en represalia y acusarlas de “sumarse a las acciones de terrorismo de Estado promovido por el gobierno de los Estados Unidos”.

Entretanto, el senador republicano Markwayne Mullin confirmó que Washington puso sobre la mesa una oferta de salida para Maduro.

Le dimos la oportunidad de irse. Le dijimos que podía ir a Rusia o a otro país”, afirmó en una entrevista con CNN, precisando que la administración Trump busca elevar la presión sin planear el despliegue de tropas en territorio venezolano.

Mullin, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, subrayó que el objetivo del gobierno es “proteger nuestras propias costas”.

Estas gestiones diplomáticas se desarrollan en medio de un amplio operativo estadounidense cerca de Venezuela.

Trump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto”.

Trump advirtió esta semana queTrump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto” (REUTERS)

Diversos sitios de rastreo de aeronaves han registrado una actividad constante de aviones de combate estadounidenses apenas a unas decenas de kilómetros de las costas venezolanas en los últimos días. Países vecinos como República Dominicana autorizaron a Estados Unidos el uso de infraestructuras aeroportuarias, mientras Trinidad y Tobago albergó ejercicios recientes del Cuerpo de Marines estadounidense.

El refuerzo militar incluye mayor presencia de escuadrones y ataques selectivos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, medidas que Washington justifica como parte de la lucha contra el tráfico de drogas que, según sus informes, coordina el régimen venezolano.

(Con información de AFP)

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Venezuela en el paradigma

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Un despliegue militar sin precedentes en el Caribe intensifica la presión internacional sobre el régimen de Maduro, mientras la oposición busca sumar apoyo interno y externo para propiciar la transición en Venezuela

Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas para lograr un golpe capaz de variar la suerte del país”. Lo escribió Simón Bolívar en 1823, en una carta desde Guayaquil dirigida al general Antonio José de Sucre, en plena expedición colombiana al Perú.

El pueblo se alzará desde esta oscura era de opresión con una sola misión: la libertad”, asegura en su proclama al pueblo venezolano, después de haber pedido al Ejército que acompañe la transición pacífica: “Se parte del futuro luminoso de Venezuela y no de la ruina que la tiranía destruyó”.

¿Es así, tal como asegura la líder venezolana? ¿Lo que va a pasar ya está pasando, y la hora decisiva es inminente? Ciertamente, el presente continuo es indiscutible, porque los acontecimientos se están precipitando a un ritmo extraordinario. Pero que ello implique una hora decisiva e inminente, es decir, un momento histórico, es una afirmación tan entusiasta como precipitada.

Son tantas las variables que están interfiriendo en la cuestión venezolana, que solo es seguro afirmar dos cosas: una, que ha llegado la hora de Venezuela; y dos, que la rueda que ha empezado a girar ya no puede pararse. Sin embargo, confirmado el movimiento, cualquier análisis que intente descifrar qué dirección tomará, entra en el terreno de la especulación.

Los hechos son claros: Venezuela sufre un régimen criminal asentado en estructuras del narco, infiltrado por la inteligencia cubana, apoyado por Irán y Rusia y gobernado por un poder autárquico y represivo que ha destruido a tal nivel los recursos del país, que su colapso no tiene parangón en la historia reciente de Latinoamérica. Más de un millar de presos políticos, una represión sistémica, una destrucción masiva de la actividad económica, y la perversa impunidad de mantenerse en el poder robando literalmente las elecciones.

A ello cabe añadir la nefasta influencia en todo el eje bolivariano, la exportación de sus estructuras narco en países cercanos, y su capacidad de mimetismo en los entornos vecinos, con Colombia como preocupación urgente.

Si el régimen de Maduro cae, Cuba es insostenible, no en vano sobrevive gracias a la vampirización que perpetra de los recursos venezolanos, y con ella tampoco se mantiene el régimen de Nicaragua. Pero, sobre todo, como avisa la oposición colombiana, la caída de Maduro frenará la bolivarización que Petro lidera en Colombia.

Los dictadores de Cuba yLos dictadores de Cuba y Venezuela: Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)

En definitiva, la caída del régimen es necesaria a todos los niveles: para acabar con la brutal represión que sufre el pueblo venezolano; para luchar contra el crecimiento ingente del narco; para sanear la economía del país y de toda la región; y, en definitiva, para convertir el hub criminal que ahora es Venezuela, en un hub económico y energético que dinamice toda la región.

Pero, con los hechos claros, la cuestión es cómo se consigue que caiga el régimen, y a pesar de que el ruido militar en el Caribe pudiera sugerir que solo hay una posibilidad, lo cierto es que hay cuatro opciones para la caída de Maduro: la intervención militar exterior; la intervención militar interior; la sublevación militar interior, combinada con una insurrección interior; y un pacto con el régimen para una transición pacífica.

Cabría imaginar una quinta, la opción del mantenimiento del régimen, pero ello, a estas alturas, es altamente improbable. La maquinaria política y militar que se ha puesto en marcha es enorme, el momento es oportuno y la degradación del régimen ha entrado en barrena. Además, es impensable que la administración Trump deje inconcluso el proceso que ha iniciado.

Donald Trump prevé hablar conDonald Trump prevé hablar con Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)

Primera opción, la intervención americana. De momento, Estados Unidos ha desplegado el 20% de su fuerza naval en el Caribe. Los datos son estridentes: el poderoso USS Gerald R. Ford, miles de marines desplegados, los caza F-35 y los destructores afincados en la base Roosevelt Roads de Puerto Rico, los paseos de los aviones de guerra por los cielos de Curazao, el imponente avión de ataque AC-130J Ghostrider, maniobrando con dos otros aviones de guerra en El Salvador, y para rematar, los viajes del jefe del estado mayor americano, el general Dan Caine, por Puerto Rico y ahora en Trinidad y Tobago.

Es evidente que se trata de un despliegue imponente -el más grande en América Latina desde la invasión de Panamá-, con un poder amenazador indiscutible. Pero, ¿su función es intervenir, asustar, u obligar a pactar? O todo a la vez, que también es posible.

Si fuera el caso, no es imaginable una intervención terrestre, que podría convertir a Venezuela en un nuevo Vietnam. Pero, sin infantería, Estados Unidos podría planificar una intervención con drones y mísiles contra sectores estratégicos, como el Puerto Cabello, el más importante, y clave en el tránsito de drogas.

La guerra sería, sin ninguna duda, asimétrica y probablemente tan rápida como lo fue la intervención en Irán, pero sería un terremoto cuyas réplicas llegarían a Rusia. Además, Trump no es un belicista, sino un negociador, un pactista, y cabe imaginar que esta opción será la última y, si es el caso, combinada con la opción interior.

El portaaviones USS Gerald R.El portaaviones USS Gerald R. Ford (AP foto/John Clark)

La segunda opción cabalga con la tercera, no en vano parece improbable una sublevación militar contra el régimen, a pesar de la alta deserción que sufre el ejército venezolano. Pero también es alta la corrupción de sus dirigentes, y su implicación con el Cártel de los Soles (llamado así precisamente por la insignia del sol que lleva el ejército en el uniforme), que acaba de entrar en la lista OTE norteamericana de organizaciones terroristas.

En cambio, no es tan improbable que, si se consigue una insurrección general ciudadana, auspiciada por el movimiento de María Corina Machado -que ya demostró su enorme fuerza popular con la masiva abstención en los últimos comicios-, se produzca también el apoyo de parte del ejército. Con ello cuenta la oposición, como también debe contar con la ingente presencia de miembros de la CIA en el país.

Pero esa posibilidad necesitaría de la intervención americana en sectores estratégicos, para garantizar el éxito, y es por ello, probablemente, que se ha producido el gran despliegue militar americano. Como decía Philip Gunson, experto del International Crisis Group, “si la presión no funciona, y no hay respuesta militar de Estados Unidos, la flota debería irse sin haber completado su misión, y eso tendría un precio político enorme”.

La recompensa millonaria de EstadosLa recompensa millonaria de Estados Unidos por la captura de Nicolás Maduro

Finalmente, la cuarta, en línea con “la presión” de la que habla Gunson: el pacto para una transición pacífica. No hay duda de que sería la opción deseable, y si es cierto que Trump está dispuesto a hablar con Maduro, según ha publicado el portal Axios y él mismo ha ratificado, la vía de la negociación podría abrirse. Y una negociación con la oposición a punto de calle y con el poderío militar americano a las puertas, podría tener más visos de tener resultados. Ello si finalmente ocurre, lo cual es tan posible, como improbable.

Lo que va a pasar, está pasando”, decía Corina, y sin duda está pasando de todo. Pero la situación es muy inflamable y de muy difícil pronóstico. Solo cabe esperar que los acontecimientos se precipiten en la dirección de un futuro libre para Venezuela. También para ello, se puede rememorar a Bolívar cuando decía que era el hombre de las mil dificultades. Las venció a todos. Su memoria acoge la esperanza.

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