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El cardenal peruano Pedro Barreto destacó la lucha del papa León XIV contra los abusos en la Iglesia

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También recordó que Prevost estuvo a cargo de la comisión contra ataques sexuales en Perú y recibió apoyo de Francisco. “En varias partes del mundo todavía esperan las víctimas para poder decir que en la Iglesia no hay impunidad”, sostuvo en diálogo con Infobae

(Enviada especial al Vaticano) – El cardenal peruano Pedro Barreto ha sido una figura clave del proceso de renovación eclesial impulsado durante el pontificado de Francisco. Es ex vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana y de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), primer presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), ex Arzobispo de Huancayo y uno de los impulsores más firmes de una Iglesia con rostro amazónico, comprometida con los territorios, las culturas originarias y los desafíos sociales y ambientales. A pocos días de la entronización del Papa León XIV, dialogó con Infobae sobre los consensos que marcaron el cónclave, el papel latinoamericano en la vida de la Iglesia y los desafíos internos que el nuevo pontífice deberá afrontar.

Barreto destaca que el nuevo Papa fue explícito al reclamar una adhesión firme a las orientaciones del Concilio Vaticano II: “Esto deriva en un deseo de paz, de unidad y sobre todo de armonía, que debemos nosotros buscar como Iglesia, de servir como él mismo lo dijo, como el fermento de esta masa para iluminar a la luz del Evangelio la realidad compleja, difícil del mundo de hoy”.

Al referirse a la elección del nombre pontificio, explicó que León XIV es una respuesta a una “nueva Revolución Industrial causada por la inteligencia artificial” y establece un paralelismo con León XIII: “Su antecesor, a fines del siglo XIX, emitió la encíclica Rerum Novarum, ‘renovar todas las cosas en la persona de Cristo’, para iluminar el proceso que entonces se vivía con la primera Revolución Industrial”.

Cardenal Barreto se refirió a la elección de Robert Prevost como sucesor del papa Francisco. | Fotocomposición: Infobae Perú (Camila Calderón) / PUCP/ EFE

Barreto, que participó en seis de las doce congregaciones generales de cardenales previas al cónclave, señala que durante esos encuentros se delinearon “consensos fundamentales”, que León XIV representa con claridad. “Lo primero es continuar ese verbo, esa acción de continuar lo iniciado, pero al mismo tiempo con su propia experiencia personal”, afirma.

Entre los puntos centrales de la agenda de León XIV mencionó la sinodalidad, la misión, la reforma de la Curia y “la lucha frontal contra los abusos sexuales”. Barreto recuerda que Prevost “en el Perú fue presidente de la comisión contra los abusos sexuales” y que recibió el apoyo directo del Papa Francisco en esa tarea. “En varias partes del mundo todavía esperan las víctimas para poder decir que en la Iglesia no hay impunidad”.

Además, el cardenal también remite al documento Praedicate Evangelium, que define la actual reforma de la Curia vaticana: “El Papa León XIV estuvo dos años como prefecto del Dicasterio para los Obispos y, podríamos decir, a cargo de esta construcción de la paz y la transparencia económica”.

Barreto traza una línea de continuidad entre el pontificado de Francisco y la elección de León XIV, no solo en términos pastorales, sino también desde una perspectiva territorial. América Latina —sostiene— ha sido un laboratorio vivo para la renovación de la Iglesia desde la recepción del Concilio Vaticano II. “La Iglesia latinoamericana, a través del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe, organizó en 1968 una asamblea de los obispos latinoamericanos para aplicar las orientaciones del Concilio Vaticano II en América Latina y el Caribe. Esto en ninguna parte de la Iglesia Católica se dio”.

Esa impronta se consolidó en 2007, durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil. Allí, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio fue nombrado presidente de la Comisión de Redacción de un documento final que marcó un giro decisivo en la pastoral de la región. “Tuvo un impacto muy fuerte para dinamizar la renovación de la Iglesia, invitándonos a todos a ser discípulos misioneros”, recuerda Barreto.

Ese impulso no se detuvo. “Este camino continúa aún hoy, y dio un paso más con lo que debió ser la VI Conferencia General del Episcopado, pero que, bajo la guía del Papa Francisco, se concretó en la I Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”. Celebrada en 2021, esta asamblea —considerada un anticipo del Sínodo de la Sinodalidad— expresó la maduración de una Iglesia que, desde el sur global, propone una forma de caminar juntos. Según Barreto, el entonces cardenal Prevost —hoy León XIV— acompañó ese proceso de cerca.

10/05/2025 El Papa León XIV10/05/2025 El Papa León XIV reza ante la tumba del Papa Francisco.

Su compromiso con los territorios no fue circunstancial, sostiene. Como presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), Barreto da testimonio de una relación continua y concreta. “Francisco delegó en el cardenal Prevost el acompañamiento cercano a la CEAMA. Y yo tuve oportunidad de hablar innumerables veces en los últimos meses. Él me alentó a seguir caminando juntos”.

La CEAMA, impulsada por el Papa Francisco tras el Sínodo Panamazónico, fue concebida como una estructura inédita para pensar una Iglesia con rostro amazónico, capaz de escuchar las voces del territorio. “La Amazonía tiene 7 millones de kilómetros cuadrados, viven 35 millones de personas, de las cuales 3 millones son miembros de pueblos indígenas. Hay más de 340 pueblos indígenas con diversidad de lenguas, más de 200 lenguas propias”, describe.

En respuesta a esa complejidad, la CEAMA adoptó un modelo de participación ampliado y plural. “Participan todos los bautizados y bautizadas, poniendo énfasis también en que participen activamente, con voz y con voto, laicos, algunos de ellos de pueblos indígenas”. Además, las mujeres ocupan un lugar central en esa estructura. “La mujer en los pueblos originarios y en la Iglesia también cumple un rol —yo diría— de un liderazgo natural, eficaz, humilde y al mismo tiempo muy fuerte. En la presidencia de la CEAMA, somos cinco personas, dos de ellas son mujeres, las dos son de pueblos originarios”.

Desde esa experiencia, Barreto afirma que el nuevo Papa no solo hereda una agenda, sino que ha formado parte de ella desde sus inicios. “El Papa Francisco era un hijo de migrantes que nació en Argentina, en Latinoamérica, y también él —León XIV— nació en Chicago, pero gran parte de su vida estuvo trabajando en el Perú, en América Latina, y tiene la nacionalidad peruana”.

Para el cardenal, León XIV es un Papa con sensibilidad global, pero también con una vivencia concreta de las periferias. Lo que está en juego, según Barreto, es una forma de ser Iglesia, nacida en los márgenes, modelada por el diálogo, la escucha y la experiencia. En León XIV reconoce entonces a alguien que no llega desde afuera, sino que ha caminado desde adentro los procesos de renovación que ahora le tocará conducir. Y concluye: “Esta alegría la tenemos que transformar en un compromiso de ser una Iglesia que camina, una Iglesia en movimiento, una Iglesia servidora de la humanidad, donde las alegrías y tristezas, las angustias y las esperanzas de los hombres de hoy —como dice el documento Gozos y esperanzas del Concilio Vaticano II— sean también de la Iglesia”.

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Donald Trump confirmó que habló con el dictador venezolano Nicolás Maduro

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El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo como positivo o negativo y no precisó qué asuntos se abordaron ni los alcances del intercambio

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este domingo que habló por teléfono con el dictador venezolano Nicolás Maduro, aunque evitó ofrecer detalles sobre el intercambio.

La respuesta es sí”, dijo al confirmar la llamada. Ante preguntas sobre cómo transcurrió la conversación, señaló: “No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica”.

La confirmación del contacto ocurre en un contexto de creciente presión por parte de Washington. Según fuentes consultadas , Trump, acompañado por el secretario de Estado Marco Rubio, comunicó a Maduro que Estados Unidos intensificará las acciones militares si no abandona el poder.

El presidente de Estados Unidos evitó calificar el diálogo con el dictador chavista, Nicolás Maduro, como positivo o negativo (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

Sobre las distintas versiones de la prensa sobre el contenido de la conversación, un vocero negó que Trump y Maduro estén evaluando un encuentro para negociar una transición.

Es un invento”, afirmó la fuente a Infobae al descartar cualquier tipo de acercamiento bilateral orientado a otorgar margen de maniobra al régimen chavista.

En este escenario, los líderes opositores Edmundo González Urrutia y María Corina Machado esperan que se produzca un cambio definitivo en el poder para asumir una transición democrática y pacífica.

Las recientes declaraciones de Trump también evidencian el endurecimiento de las acciones sobre el dictador chavista.

Durante el intercambio con los periodistas a bordo del avión presidencial, el mandatario estadounidense argumentó que el espacio aéreo venezolano debía considerarse cerrado porque su gobierno no considera al país “amistoso”.

Aseguró que desde allí ingresó al territorio estadounidense un elevado flujo de personas que, según él, provienen de “cárceles, pandillas y redes de narcotráfico”. Cuando se le preguntó si esa advertencia implicaba acciones militares inminentes, respondió: “No interpreten nada”.

Donald Trump confirmó que hablóDonald Trump confirmó que habló con el dictador venezolano Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)

Tras la advertencia de Trump, seis aerolíneas internacionales suspendieron vuelos hacia y desde Venezuela, lo que llevó a la dictadura chavista a revocar sus permisos en represalia y acusarlas de “sumarse a las acciones de terrorismo de Estado promovido por el gobierno de los Estados Unidos”.

Entretanto, el senador republicano Markwayne Mullin confirmó que Washington puso sobre la mesa una oferta de salida para Maduro.

Le dimos la oportunidad de irse. Le dijimos que podía ir a Rusia o a otro país”, afirmó en una entrevista con CNN, precisando que la administración Trump busca elevar la presión sin planear el despliegue de tropas en territorio venezolano.

Mullin, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, subrayó que el objetivo del gobierno es “proteger nuestras propias costas”.

Estas gestiones diplomáticas se desarrollan en medio de un amplio operativo estadounidense cerca de Venezuela.

Trump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto”.

Trump advirtió esta semana queTrump advirtió esta semana que los esfuerzos para frenar el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto” (REUTERS)

Diversos sitios de rastreo de aeronaves han registrado una actividad constante de aviones de combate estadounidenses apenas a unas decenas de kilómetros de las costas venezolanas en los últimos días. Países vecinos como República Dominicana autorizaron a Estados Unidos el uso de infraestructuras aeroportuarias, mientras Trinidad y Tobago albergó ejercicios recientes del Cuerpo de Marines estadounidense.

El refuerzo militar incluye mayor presencia de escuadrones y ataques selectivos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, medidas que Washington justifica como parte de la lucha contra el tráfico de drogas que, según sus informes, coordina el régimen venezolano.

(Con información de AFP)

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Venezuela en el paradigma

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Un despliegue militar sin precedentes en el Caribe intensifica la presión internacional sobre el régimen de Maduro, mientras la oposición busca sumar apoyo interno y externo para propiciar la transición en Venezuela

Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas para lograr un golpe capaz de variar la suerte del país”. Lo escribió Simón Bolívar en 1823, en una carta desde Guayaquil dirigida al general Antonio José de Sucre, en plena expedición colombiana al Perú.

El pueblo se alzará desde esta oscura era de opresión con una sola misión: la libertad”, asegura en su proclama al pueblo venezolano, después de haber pedido al Ejército que acompañe la transición pacífica: “Se parte del futuro luminoso de Venezuela y no de la ruina que la tiranía destruyó”.

¿Es así, tal como asegura la líder venezolana? ¿Lo que va a pasar ya está pasando, y la hora decisiva es inminente? Ciertamente, el presente continuo es indiscutible, porque los acontecimientos se están precipitando a un ritmo extraordinario. Pero que ello implique una hora decisiva e inminente, es decir, un momento histórico, es una afirmación tan entusiasta como precipitada.

Son tantas las variables que están interfiriendo en la cuestión venezolana, que solo es seguro afirmar dos cosas: una, que ha llegado la hora de Venezuela; y dos, que la rueda que ha empezado a girar ya no puede pararse. Sin embargo, confirmado el movimiento, cualquier análisis que intente descifrar qué dirección tomará, entra en el terreno de la especulación.

Los hechos son claros: Venezuela sufre un régimen criminal asentado en estructuras del narco, infiltrado por la inteligencia cubana, apoyado por Irán y Rusia y gobernado por un poder autárquico y represivo que ha destruido a tal nivel los recursos del país, que su colapso no tiene parangón en la historia reciente de Latinoamérica. Más de un millar de presos políticos, una represión sistémica, una destrucción masiva de la actividad económica, y la perversa impunidad de mantenerse en el poder robando literalmente las elecciones.

A ello cabe añadir la nefasta influencia en todo el eje bolivariano, la exportación de sus estructuras narco en países cercanos, y su capacidad de mimetismo en los entornos vecinos, con Colombia como preocupación urgente.

Si el régimen de Maduro cae, Cuba es insostenible, no en vano sobrevive gracias a la vampirización que perpetra de los recursos venezolanos, y con ella tampoco se mantiene el régimen de Nicaragua. Pero, sobre todo, como avisa la oposición colombiana, la caída de Maduro frenará la bolivarización que Petro lidera en Colombia.

Los dictadores de Cuba yLos dictadores de Cuba y Venezuela: Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)

En definitiva, la caída del régimen es necesaria a todos los niveles: para acabar con la brutal represión que sufre el pueblo venezolano; para luchar contra el crecimiento ingente del narco; para sanear la economía del país y de toda la región; y, en definitiva, para convertir el hub criminal que ahora es Venezuela, en un hub económico y energético que dinamice toda la región.

Pero, con los hechos claros, la cuestión es cómo se consigue que caiga el régimen, y a pesar de que el ruido militar en el Caribe pudiera sugerir que solo hay una posibilidad, lo cierto es que hay cuatro opciones para la caída de Maduro: la intervención militar exterior; la intervención militar interior; la sublevación militar interior, combinada con una insurrección interior; y un pacto con el régimen para una transición pacífica.

Cabría imaginar una quinta, la opción del mantenimiento del régimen, pero ello, a estas alturas, es altamente improbable. La maquinaria política y militar que se ha puesto en marcha es enorme, el momento es oportuno y la degradación del régimen ha entrado en barrena. Además, es impensable que la administración Trump deje inconcluso el proceso que ha iniciado.

Donald Trump prevé hablar conDonald Trump prevé hablar con Nicolás Maduro (REUTERS/Anna Rose Layden)

Primera opción, la intervención americana. De momento, Estados Unidos ha desplegado el 20% de su fuerza naval en el Caribe. Los datos son estridentes: el poderoso USS Gerald R. Ford, miles de marines desplegados, los caza F-35 y los destructores afincados en la base Roosevelt Roads de Puerto Rico, los paseos de los aviones de guerra por los cielos de Curazao, el imponente avión de ataque AC-130J Ghostrider, maniobrando con dos otros aviones de guerra en El Salvador, y para rematar, los viajes del jefe del estado mayor americano, el general Dan Caine, por Puerto Rico y ahora en Trinidad y Tobago.

Es evidente que se trata de un despliegue imponente -el más grande en América Latina desde la invasión de Panamá-, con un poder amenazador indiscutible. Pero, ¿su función es intervenir, asustar, u obligar a pactar? O todo a la vez, que también es posible.

Si fuera el caso, no es imaginable una intervención terrestre, que podría convertir a Venezuela en un nuevo Vietnam. Pero, sin infantería, Estados Unidos podría planificar una intervención con drones y mísiles contra sectores estratégicos, como el Puerto Cabello, el más importante, y clave en el tránsito de drogas.

La guerra sería, sin ninguna duda, asimétrica y probablemente tan rápida como lo fue la intervención en Irán, pero sería un terremoto cuyas réplicas llegarían a Rusia. Además, Trump no es un belicista, sino un negociador, un pactista, y cabe imaginar que esta opción será la última y, si es el caso, combinada con la opción interior.

El portaaviones USS Gerald R.El portaaviones USS Gerald R. Ford (AP foto/John Clark)

La segunda opción cabalga con la tercera, no en vano parece improbable una sublevación militar contra el régimen, a pesar de la alta deserción que sufre el ejército venezolano. Pero también es alta la corrupción de sus dirigentes, y su implicación con el Cártel de los Soles (llamado así precisamente por la insignia del sol que lleva el ejército en el uniforme), que acaba de entrar en la lista OTE norteamericana de organizaciones terroristas.

En cambio, no es tan improbable que, si se consigue una insurrección general ciudadana, auspiciada por el movimiento de María Corina Machado -que ya demostró su enorme fuerza popular con la masiva abstención en los últimos comicios-, se produzca también el apoyo de parte del ejército. Con ello cuenta la oposición, como también debe contar con la ingente presencia de miembros de la CIA en el país.

Pero esa posibilidad necesitaría de la intervención americana en sectores estratégicos, para garantizar el éxito, y es por ello, probablemente, que se ha producido el gran despliegue militar americano. Como decía Philip Gunson, experto del International Crisis Group, “si la presión no funciona, y no hay respuesta militar de Estados Unidos, la flota debería irse sin haber completado su misión, y eso tendría un precio político enorme”.

La recompensa millonaria de EstadosLa recompensa millonaria de Estados Unidos por la captura de Nicolás Maduro

Finalmente, la cuarta, en línea con “la presión” de la que habla Gunson: el pacto para una transición pacífica. No hay duda de que sería la opción deseable, y si es cierto que Trump está dispuesto a hablar con Maduro, según ha publicado el portal Axios y él mismo ha ratificado, la vía de la negociación podría abrirse. Y una negociación con la oposición a punto de calle y con el poderío militar americano a las puertas, podría tener más visos de tener resultados. Ello si finalmente ocurre, lo cual es tan posible, como improbable.

Lo que va a pasar, está pasando”, decía Corina, y sin duda está pasando de todo. Pero la situación es muy inflamable y de muy difícil pronóstico. Solo cabe esperar que los acontecimientos se precipiten en la dirección de un futuro libre para Venezuela. También para ello, se puede rememorar a Bolívar cuando decía que era el hombre de las mil dificultades. Las venció a todos. Su memoria acoge la esperanza.

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