Sociedad
La tasa de natalidad cayó 40% en Argentina y los hogares sin hijos ya son mayoría
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Un estudio del Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral mostró la abrupta caída de nacimientos en menos de una década. Además, reveló que crecen las familias monoparentales y en la mayoría de las viviendas no hay menores de 18 años
La tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014. Se trata de una de las disminuciones más bruscas en América Latina.
Los datos surgen de un estudio realizado por el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral. Las cifras mostraron que el país experimenta un cambio en su estructura demográfica mediante el incremento de la población de adultos mayores y el aumento de mujeres al frente del hogar, entre otros factores.
El análisis, basado en los datos de INDEC, mostró que los hogares sin niños crecieron de manera sostenida, representando el 57% del total en el censo de 2022, frente al 44% registrado en 1991.
Los porcentajes están casi invertidos entre los dos extremos analizados: en 1991, en el 56% de las viviendas había menores de 18 años y en el 44% no. Mientras que hoy las cifras son 57% (sin hijos menores) versus 44% (con hijos menores), lo que muestra cómo cambió la composición de los hogares, debido tanto a la caída de nacimientos como al envejecimiento de la población.
Los resultados se dieron a conocer el jueves 15 de mayo, en el marco del Día Internacional de la Familia. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), esta fecha busca “crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje que existen para los niños y las niñas y los jóvenes”.

“A pesar de que el concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, evolucionando de acuerdo a las tendencias mundiales y los cambios demográficos, las Naciones Unidas consideran que la familia constituye la unidad básica de la sociedad”, han postulado desde la ONU.
Otro cambio importante en las dinámicas familiares es el aumento de los hogares unipersonales, que ahora representan el 25% del total en comparación con el 13% en 1991.
En paralelo, los hogares monoparentales, en su mayoría liderados por mujeres, también muestran un marcado incremento. En tanto, la población de adultos mayores creció considerablemente, con los mayores de 85 años que aumentaron del 1,5% al 11,8% de la población total desde 1991.
Baja de natalidad: una tendencia en transformación

El descenso en la tasa de natalidad en Argentina resalta no solo cambios demográficos sino también sociales que afectan las decisiones de planificación familiar en el país.
Consultada por Infobae, la doctora en Ciencias Jurídicas y Decana del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral Lorena Bolzon, quien además es una de las autoras del estudio, analizó que “como ocurre con los grandes cambios sociales, este fenómeno responde a múltiples factores”, entre los que mencionó las condiciones económicas del país, la incertidumbre respecto al futuro, la migración de muchos jóvenes al exterior, al tiempo que sostuvo que “la postergación de la maternidad en favor de la formación académica y el desarrollo profesional es cada vez más común entre las mujeres argentinas”.
Los cambios en los patrones de maternidad en el país indican un claro desplazamiento, con la edad promedio para tener el primer hijo ahora situada entre los 30 y los 34 años.
En cifras concretas del trabajo, el promedio de hijos por mujer bajó a 1,4 a nivel nacional, con un mínimo alarmante de 0,9 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

“El descenso en la tasa de natalidad, como transición demográfica, podría verse como un problema desde una perspectiva económica o como un desafío a pensar políticas sociales a futuro para otra composición social”, evaluó en este punto Vilda Discacciati, coordinadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Salud de la Universidad Hospital Italiano.
“De cualquier manera, no debería pensarse como consecuencia de políticas que permiten decisiones no-reproductivas de la mujer, por el contrario marca la importancia de diseñar estrategias que den soporte a las necesidades del envejecimiento de la sociedad”, amplió.
En el análisis de los cambios en las estructuras familiares en Argentina, se observó un incremento en los hogares sin hijos o sin menores de 18 años durante las últimas tres décadas.
Según los datos, mientras que en 1991 el 44% de los hogares no contaba con hijos menores, para 2022 este porcentaje ascendió al 57%, reflejando un incremento de 13 puntos porcentuales en treinta años.
Incremento de hogares unipersonales y monoparentales

El crecimiento de los hogares unipersonales es una tendencia notable en Argentina, donde los hogares con un solo miembro aumentaron considerablemente en los últimos treinta años. Según el estudio, en 1991, estos representaban solo el 13% del total, pero para 2022, el porcentaje había ascendido a un 25%.
En la mirada de la doctora en Humanidades y miembro del Consejo de Dirección del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, María Dolores Dimier de Vicente, estos cambios reflejan “una sociedad con una marcada tendencia al individualismo, en la que predominan vínculos sociales y familiares más frágiles”. Este escenario, señala, puede tener consecuencias a largo plazo, ya que “las funciones que cumplieron las familias a lo largo de varias décadas —desde el cuidado hasta el sostenimiento emocional y económico— no son fácilmente reemplazables”, lo que podría acarrear desafíos personales y sociales significativos.

Asimismo, los hogares monoparentales, particularmente aquellos con jefatura femenino, muestran un aumento considerable, según el estudio. Desde 1991 hasta 2010, más del 50% de estos hogares estaban encabezados por mujeres, y actualmente el 80% continúa bajo esta configuración. El crecimiento de estos tipos de hogares superó el ritmo de crecimiento poblacional: entre 2010 y 2022, los hogares aumentaron un 31%, mientras que la población sólo creció un 15% en el mismo periodo, siempre de acuerdo al trabajo.
Consultada al respecto, Discacciati señaló que esto evidencia “primero y más literal que la mujer empieza a hacerse visible en el trabajo no reproductivo (por motivación personal o por necesidad económica)”, al tiempo que analizó: “Se debería favorecer el trabajo doméstico compartido, que aunque son algunos de los elementos en los cuales los movimientos de mujeres han tenido influencia para favorecer estos cambios, quizás se requiera aun de mayor participación del varón cis en los cuidados y el trabajo doméstico, fundamentalmente de crianza para motivar el deseo de descendencia”.
Aumento en la población de adultos mayores

Según datos del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, en 2022, los mayores de 85 años constituyeron el 11,8% de la población total, comparado con el 1,5% registrado en 1991.
Este incremento no solo resalta una tendencia de sobre-envejecimiento, representada por el aumento en el índice de cobertura en individuos de 85 años y más por cada 100 individuos de 65 años y más, sino que también muestra un índice de incremento del 5,0 al 10,4 entre 1970 y 2022, según el estudio.
Para la magíster en Econometría y becaria doctoral del Conicet con sede en el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral María Sol González, “donde hay niños y adultos mayores se ve una presencia femenina más marcada, lo que implica una alta dosis de tareas de cuidado a cargo de mujeres de todas las edades. Si el hogar, además, sólo depende de un adulto, se observa que en ocho de cada diez casos la jefatura es monomarental, ello acrecienta no sólo las tareas de cuidado, sino también la necesidad de salir a buscar recursos para la subsistencia de toda la familia”.

En el análisis de las investigadoras, “esto incrementa la situación de vulnerabilidad, que también afecta directamente a sus hijos y, en muchos casos, a los adultos mayores que dependen de ellas”.
“Este escenario subraya la necesidad urgente de diseñar políticas públicas que reconozcan y acompañen estas nuevas configuraciones familiares, distribuyendo de manera más equitativa las responsabilidades de cuidado y garantizando redes de apoyo efectivas”, concluyeron.
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Sociedad
Tras las fuertes lluvias, cómo estará el tiempo en el AMBA durante el inicio de la semana
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3 días atráson
13 octubre, 2025Por
Admin
De acuerdo con el pronóstico del SMN, las condiciones comenzarían a mejorar a partir de hoy
Tras un fin de semana largo marcado por la inestabilidad y la presencia de fuertes tormentas, inicia una nueva semana y llega con una leve mejoría en el tiempo. Si bien no se esperan lluvias en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el cielo estará mayormente nublado. También se espera un aumento en la temperatura.
Hacia el interior de la provincia de Buenos Aires, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), habrá nubosidad variable, con mayor presencia de nubes en el este bonaerense, desde Punta Indio hasta Miramar.

Ya para el martes se prevé que cesen las alertas para todo el territorio bonaerense. Asimismo, el tiempo tendrá una leve mejoría en el AMBA. Si bien la temperatura mínima será de 16 °C y la máxima solamente aumentará a 24 °C, habrá menos viento y el cielo estará más despejado.
En la previa del fin de semana volverá a registrarse un descenso en la temperatura. Aunque la mínima continuará en 17 °C, la máxima solamente alcanzará los 23 °C.
Las alertas que están vigentes en el resto del país
El SMN lanzó advertencias para Chubut (Meseta de Escalante – Sarmiento – Sudoeste de Florentino Ameghino) y Santa Cruz (Meseta de Deseado – Meseta de Magallanes) para este lunes por viento.
Estas áreas serán afectadas por vientos del sector oeste con velocidades entre los 40 y 60 km/h, con ráfagas que pueden alcanzar los 90 km/h.

De la misma manera, el organismo emitió una alerta amarilla para el martes en Mendoza (zona baja de Malargüe) por viento Zonda y en San Luis (zona baja de Belgrano – zona baja de Juan Martín de Pueyrredón), La Rioja (General Juan Facundo Quiroga – General San Martín – Rosario Vera Peñaloza) y Catamarca (Ambato – Ancasti – Capayán – Capital – El Alto – Fray Mamerto Esquiú – La Paz – Paclín – Santa Rosa – Valle Viejo – Zona serrana de Pomán) por viento.
El área de Mendoza afectada por viento Zonda tendrá velocidades estimadas entre 30 y 45 km/h con ráfagas que podrían alcanzar los 65 km/h. Este fenómeno puede provocar reducción de la visibilidad, aumento repentino de la temperatura y condiciones de humedad relativa muy bajas.
Por ello, el SMN recomienda asegurar los elementos que puedan volarse, mantenerse alejado de los árboles, ya que la fuerza del viento podría quebrar alguna de sus ramas, no estacionar vehículos bajo los árboles y mantener las viviendas cerradas de la manera más hermética posible.

Además, aconsejaron contar con una mochila de emergencias que incluya una linterna, una radio, documentos personales y un teléfono, elementos considerados fundamentales para afrontar cualquier eventualidad. Además, subrayaron la importancia de mantenerse informado a través de los canales oficiales, lo que permite recibir actualizaciones y alertas en tiempo real.
Sociedad
Un adolescente fue detenido por el crimen de una chica de 14 años en una fiesta clandestina en Quilmes
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3 días atráson
13 octubre, 2025Por
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La Policía bonaerense capturó este domingo a A.S., de 17 años, mientras que otro joven, de 18 y apodado “Capucha”, continúa prófugo por el homicidio
Tras el homicidio de Melody Cerdan Avendaño, la adolescente de 14 años que recibió un disparo en su rostro, en medio de un confuso episodio ocurrido durante una fiesta clandestina en Quilmes, personal de la DDI capturó, en las últimas horas, a un sospechoso de 17, indicaron fuentes policiales a Infobae.
Las fuentes precisaron que la aprehensión de presunto homicida, identificado como A.S., se concretó este domingo y su localización fue posible tras las tareas investigativas efectuadas por personal de las divisiones Homicidios y Unidades Investigativas de la DDI Quilmes.
Ahora la Policía se encuentra tras los rastros de T.G., alias “Capucha”, quien también habría participado de la disputa que terminó con la muerte de Melody.
Melody murió tras recibir un balazo en la cabeza mientras participaba de una fiesta clandestina en la Villa La Iapi, en la ciudad de Bernal Oeste, partido de Quilmes.
El escenario del hecho fue una vivienda particular donde, según publicaciones difundidas en redes sociales, se celebraban habitualmente encuentros a los que se accedía mediante el pago de una entrada de 500 pesos y en los que también se vendían bebidas alcohólicas. La reunión derivó en una pelea entre dos adolescentes, pero luego la violencia escaló y se desató el caos.
Testigos informaron que la situación se descontroló rápidamente y produjo pánico, corridas y gritos. En medio de la confusión, Melody fue alcanzada por un disparo que le quitó la vida casi de manera instantánea.
Luego de ello, y según informó el portal La Noticia de Quilmes, algunos de los asistentes a la reunión llamaron de inmediato al 911, y personal del Comando de Patrullas departamental acudió junto a una ambulancia del SAME que trasladó de urgencia a la joven al hospital Iriarte. Los médicos de turno confirmaron su fallecimiento pese a los esfuerzos por reanimarla.
El hecho derivó en un operativo a cargo de agentes de la Comisaría Séptima de Quilmes y de la Fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil N°1 de Quilmes, dependiente del Departamento Judicial local.
Los investigadores buscan establecer la secuencia precisa, identificar a quienes portaban armas y determinar quién disparó el proyectil mortal.
Durante la madrugada permanecieron demorados varios adolescentes que estuvieron involucrados en los disturbios, mientras que el personal policial se abocó a tomando declaraciones de posibles testigos. Se secuestraron teléfonos celulares para analizar audios, mensajes y videos compartidos en redes sociales que pudieran aportar elementos para reconstruir la escena.
Además, la Policía continúa revisando las grabaciones de cámaras de seguridad públicas y privadas ubicadas en la cercanía de la vivienda. El objetivo es rastrear movimientos de los asistentes antes, durante y después de la fiesta, y detectar posibles vehículos sospechosos que hayan abandonado la zona poco después del hecho.
Según la familia, muchas personas habrían presenciado el crimen, pero existe temor a represalias y falta de confianza en las autoridades.
Sociedad
Está postrada hace siete años y pide acceder a la eutanasia: “Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”
Publicado
3 días atráson
13 octubre, 2025Por
Admin
María vive en Moreno, tiene 63 años y una enfermedad autoinmune irreversible que avanza sobre sus articulaciones y huesos. La Corte bonaerense debe resolver su caso
El botón de descarga del inodoro no anda. No importa porque María, la dueña y única habitante estable de esta casita en el fondo de un terreno en La Reja, Moreno, no va al baño de su casa hace siete años. No puede. Una enfermedad autoinmune la tiene postrada en su cama, así que los ocho o diez pasos que separan su cama del inodoro son un abismo infranqueable.
No puede comer si nadie le corta tan chiquito como se les corta a los bebés de seis meses que apenas ingieren sólidos, o si la galletita no se deshizo en el café con leche. No sabe por cuánto tiempo podrá apenas eso a la hora de comer: la parálisis, dice, empieza a apropiarse también de la deglución. No puede quedarse dormida si nadie acomoda las almohadas como las necesita y si esa misma persona no le pone pañales limpios.

María quiere morirse. Y necesita, como para todas las demás acciones desde hace casi una década, ayuda. En noviembre del año pasado, a través de un defensor oficial y con el acompañamiento de su única hija, Mariela, y de su hermana Bety, presentó un recurso de amparo para acceder a un proceso de eutanasia. Pide asistencia legal para morir sin que nadie sea penalizado por el proceso, algo que no está legislado en la Argentina y que por eso intenta gestionar por la vía judicial. No tiene dudas sobre lo que pide, y dice: “Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”.

“Esto no es vida”
María del Carmen Ludueña supo con certeza en 2001 de dónde venían los dolores articulares que habían empezado varios años antes. En enero de ese año, y gracias a la intervención de un médico reumatólogo del Hospital Nuestra Señora de Luján, le pudo poner nombre a su cuadro: artritis reumatoidea poliarticular, seropositiva y erosiva en curso grave, resistente a antiinflamatorios, corticoides e hidroxicloroquina. A eso se le sumaba el diagnóstico de osteoporosis con alto riesgo de fractura.
“Los dolores habían empezado en unas vacaciones, en Entre Ríos. Un día me desperté con los pies completamente hinchados y doloridos, ahí empezó todo”, reconstruye María, que se acuerda de cada fecha, de cada médico, de cada internación, de cada droga a la que su cuerpo se fue volviendo resistente. Dolían los pies y las manos, pero sobre todo las rodillas. A veces, todavía le duele la rodilla izquierda, que le amputaron en mayo de este año: es el síndrome del miembro fantasma, que le hace sentir dolor incluso en las partes de su cuerpo que ya no están ahí.
“Yo al Dr. Somma, que es el médico que finalmente logró diagnosticarme, le pregunté si la enfermedad me podía dejar en silla de ruedas. Me dijo que sí. Entonces le pregunté si me podía dejar completamente postrada en una cama. Me dijo que sí. Y yo le agradecí, porque me dijo la verdad y porque hasta ese momento nadie me sabía decir qué iba a pasarme”, cuenta María en la cama desde la que se escucha la tele puesta en un noticiero y se ve el dibujo que hizo su nieta más chica, pegado en una de las puertas del placard.
“Los síntomas eran cada vez peores. Se hinchaba más, dolía más, se deformaban más las manos y los pies”, cuenta María, que igual seguía trabajando. “Yo estaba sola con mi hija, que todavía era chica. Siempre me arreglé para que no nos faltara nada. Así que me arrastraba, arrastraba mis pies, pero iba. Trabajé limpiando casas, en un hotel, me armé un negocito en mi casa. Pero en un momento no pude más”.

La enfermedad autoinmune que sufre María tiene tratamiento pero no tiene cura. En sus formas más graves, deforma articulaciones, cartílagos y huesos. Destruye la estructura ósea y articular del cuerpo. Y duele. Todos los días, a todas las horas. María perdió su pierna izquierda -del muslo para abajo- porque la prótesis que tuvieron que ponerle después de que su rodilla se destruyera fue rechazada por su cuerpo y sufrió una infección casi mortal. Su brazo derecho está doblado a la altura del codo, paralizado, como sus dedos, estirados en distintas direcciones, rígidos.
El riesgo alto de fracturas, producto de la artritis y la osteoporosis, se cobró sus facturas. María tuvo dos caídas graves. “La última fue la que me postró, hace siete años. Yo pensé que con rehabilitación iba a poder recuperarme, pero no pude más nada. Mi cuerpo ya no pudo recuperarse y fui perdiendo cada vez más movilidad”, describe María. Sobre su cama, hay una estructura que, en otras condiciones, le permitiría agarrarse para poder levantarse, o al menos acomodarse en la cama por sus propios medios.
El colchón antiescaras en el que duerme se lo provee PAMI: está roto, se desinfla. La cama ortopédica, indicada por su médica, llegó la semana pasada: PAMI demoró casi un año en darle acceso a esa prestación. Los remedios e insumos que la médica solicita pero que PAMI no provee se pagan con la jubilación de 270.000 pesos que cobra María mensualmente: al menos 70.000 se van en la farmacia.
“¿Quién me puede decir que esto es vida? Esto no es vida, esto es una tortura. Me hablan de darme las mejores condiciones para que tenga la mayor calidad de vida posible, ¿qué calidad de vida? Esto es un calvario, yo lo único que pido es clemencia, que alguien me escuche y me ayude”, dice María. La palabra “calvario” se repite una, dos, diez veces. Es la que más usa para contar cómo es esa permanencia a perpetuidad en la cama en la que la acomodan, la alimentan, le alcanzan agua o una chata, le cambian los pañales para irse a dormir, le cambian el canal del televisor, le dan la pastilla que la ayuda a parar de pensar y dormir.
Cinco proyectos, ninguna ley
Argentina sancionó la Ley de Muerte Digna en 2012. Se trata de la posibilidad de que una persona, ante una enfermedad incurable o terminal, rechace tratamientos médicos que prolonguen artificialmente su vida o causen un sufrimiento desmesurado. Sin embargo, la asistencia legal para morir, también llamada eutanasia activa, no está legislada.

Ahora mismo, y contemplando la Cámara de Diputados y el Senado, hay cinco proyectos de ley para regular la eutanasia que fueron presentados en el Congreso de la Nación y que aún tienen estado parlamentario, es decir, que pueden debatirse. Mariana Juri, Rodolfo Suárez y Miguel Ángel Pichetto son algunos de los legisladores que impulsan alguno de esos proyectos, denominados, según el caso, “Ley de Buena Muerte”, “Buena muerte médicamente asistida” o “Régimen legal de asistencia para terminar con la propia vida”, entre otros. En caso de no debatirse en lo que queda del año legislativo, los cinco proyectos perderán el estado parlamentario y deberán volver a presentarse desde cero.
Como no hay ley que la ampare, María acudió a la vía judicial para que su caso en particular sea evaluado. “El juzgado de primera instancia rechazó el recurso de amparo in limine, es decir, de cuajo, sin interiorizarse con la historia y la situación de María. Simplemente determinó ‘esto no es legal, no se hace’. Apelamos y la Cámara volvió a rechazarlo, así que estamos ante la Corte de la Provincia, donde presentamos un recurso extraordinario”, explica Pablo Molins, defensor oficial en Moreno y abogado de María.
La Corte, que tiene nombrados sólo a tres de los siete jueces que tiene previstos, dio traslado del expediente que cuenta la historia y el pedido de María tanto a la Procuraduría como al Ministerio de Salud provincial para que lo revisen. Esa cartera sería, en última instancia y si se da lugar al pedido de María, la que determine quién le prestaría la asistencia legal para morir. Esa persona, a la vez y por adelantado, debería ser despenalizada.
“La Corte provincial está sobrepasada de trabajo. La Provincia es el mayor distrito judicial del país, por lejos, así que sabemos que puede tardar en definirse, pero es importante algo que pidió el Ministerio Público: que los jueces de ese organismo se acerquen a conocer de cerca la historia de María”, describe Molins.
“Si yo hubiera podido hacer algo, ya lo hubiera hecho”
“Después de la última caída, yo tenía la esperanza de que me iba a recuperar e iba a poder seguir caminando. Con mis dificultades, pero que iba a poder. Pero no me pude levantar más de la cama, mi cuerpo se deterioró muy rápido y ya no pude más. Si yo hubiera podido hacer algo para irme, para morirme, ya lo hubiera hecho. Pero ni siquiera tengo fuerza ni movilidad para eso”, dice María. Habla, concretamente, del suicidio. “Cuando tuve la oportunidad de tomar algo o de tirarme debajo de un tren, todavía tenía la esperanza de que iba a mejorar. Pero la caída me postró y ya no pude hacer nada”, dice.

La decisión de pedir asistencia legal para morir llegó el año pasado. “Una vez que decidí, decidí. Nunca fui y vine con eso, estoy completamente decidida y por eso lo pido. No quiero esta supuesta vida. Mi mejor calidad de vida es que me saquen de este calvario. Esto es demasiado para un ser humano, no puedo más”, asegura María.
Habló con su familia sobre su decisión: “Les dije que yo no quiero vivir más así, que tomé esta decisión. Mi hermana me ayudó a contactar a los abogados para que me ayuden, y gracias a Dios me escucharon. Ahora necesito que me escuchen los jueces”.
No extraña nada, dice María. “No extraño nada porque sé que no puedo hacer nada de lo que extrañe, así que me mentalicé para no entrar esos pensamientos, porque no hay nada de lo que yo podía hacer que ahora pueda seguir haciendo”. No puede jugar al voley como hizo hasta casi los 40 años. No puede cuidar a sus nietos de 15 y de 9. No puede trabajar. No puede subir o bajar de un colectivo. No puede cocinar, ni cambiar de canal el televisor, ni caminar hasta el baño, ni comer una galletita que no venga disuelta en el café con leche que toma con bombilla.
Dice que cree en Dios. “Necesito creer en algo porque creer es como un apoyo, pero esto me lleva a creer cada vez menos, porque si hay un Dios, ¿por qué no me ayuda? ¿por qué no me ayuda lo que sea que haya en el universo”. María llora y, de a ratos, también llora Mariela, su hija, de 41 años.
Mariela vive con sus dos hijos en la casa más grande del terreno, la casa donde su mamá la crió y donde ahora ella atiende a las clientas que buscan arreglarse las uñas o las cejas pero que a fin de cada mes escasean. “Ahora hay una cuidadora de PAMI 8 horas por día, pero antes hacía todo yo”.
Ahora mismo, Mariela se ocupa de todos los trámites ante PAMI y junto a los abogados, de insistir cuando algunos remedios no llegan, de preguntar para cuándo la cama ortopédica. De cortar la comida bien chiquita, limpiar las comisuras de su mamá, acercarle el vaso con agua y la pajita, bajar el volumen de la tele, abrigarla, desabrigarla, acomodarle los almohadones. De acompañarla en este deterioro irreversible que empezó por los dedos de los pies y ahora está paralizando casi completamente todas las cervicales.
“Soy hija única, ya no tengo a mi papá. Es mi mamá y me duele pensar en no tenerla conmigo porque es mi compañera, la que me escucha, la que me pelea, la que me da consejos”, dice Mariela, llora y sigue: “Pero sé lo que sufre, sé cómo es su vida, los dolores que tiene, lo que le toca vivir. Por eso entiendo lo que pide y la acompaño”.

—María, ¿cómo te imaginás el momento que pedís que llegue? El de que alguien te ayude a morir.
—Creo que sería un momento feliz. Que me iría contenta y que libraría mucho a mi hija. Por eso pido que alguien me escuche y se ponga de mi lado. Que alguien trate de vivir un minuto como yo vivo las 24 horas del día. Mirando un techo que ya me sé de memoria, con dolores que no paran. Siento un cansancio de cuerpo y de mente que no puedo describir, por eso quisiera cerrar los ojos e irme. No sé qué me espera después de eso, pero creo que va a ser mejor que lo que tengo ahora.

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