En retirada, la dictadura quiso hacer un acto para sacarle réditos a la Gesta de Malvinas y autocelebrarse, pero para los excombatientes era una oportunidad de reencontrarse después de haber sobrevivido a la contienda bélica con el Reino Unido en el Atlántico Sur y comenzar a organizarse para reclamar sus derechos como veteranos de Guerra.
Esos sentimientos encontrados coincidieron en un acto organizado el 4 de diciembre de 1982, en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, por las autoridades del Comando de la X Brigada de Infantería del Ejército, para condecorar a «todos aquellos que participaron de las operaciones militares en Malvinas para rendirles un justo homenaje».
Pero lo que pretendía ser una suerte de parada cívico militar se convirtió en una acción de protesta de los exconscriptos contra sus antiguos mandos, que estuvo cerca de desmadrarse en medio de consignas y repudios contra ese desprestigiado régimen castrense.
“Era una oportunidad de juntarnos, recordar a los compañeros que estuvieron con nosotros y empezar a ver cómo canalizábamos las demandas de atención médica y reinserción laboral que necesitábamos. Para nosotros era un reencuentro entre los colimbas”, señaló en diálogo con Tiempo Jorge Di Pietro, exsoldado e integrante del Centro de Excombatientes de Berisso y Ensenada, que estuvo presente en ese acto y que desde hace años milita por los derechos de los veteranos de Malvinas.
La idea era realizar la ceremonia por la mañana, horas antes de un partido que Gimnasia debía disputar ante Deportivo Italiano por el campeonato de la Primera B Metropolitana. A los antiguos soldados les dijeron que debían ubicarse en un campo auxiliar, adyacente al campo de juego del estadio Juan Carmelo Zerrillo.
En medio de los abrazos y las lágrimas de emoción que se producían entre pibes de 20 años que habían peleado juntos en una guerra, comenzaron las órdenes cerradas de los efectivos militares para ordenar a los exsoldados en formaciones, como si aún fueran uniformados. En las tribunas, los familiares de los exsoldados se dieron cuenta de lo que pasaba y el clima comenzó a enrarecerse.
Eran 2500 exconscriptos que estaban en el campo de juego. El general Juan Carlos Trimarco del I Cuerpo del Ejército, los interventores de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de La Plata, Jorge Rubén Aguado y Abel Román; el jefe de la Policía bonaerense, Fernando Verplaetsen; el comandante de la X Brigada, coronel Alberto Ramón Schollaert, y el director de la Escuela Naval Militar, contraalmirante Mario Palet, se encontraban en las plateas techadas del estadio desde donde encabezaban la ceremonia.
Primero fueron condecorados oficiales y suboficiales, que muchos soldados cuestionaban por la conducta que habían tenido en la batalla o por haberlos sometidos a maltratos y abusos durante la guerra. “Eran los militares que nos habían maltratado en Malvinas y los que nos quisieron imponer el silencio cuando habían vuelto de las islas y nos mandaron a Campo de Mayo, donde nos decían que de lo que había pasado no podíamos hablar ni con nuestras familias porque nos harían Consejos de Guerra”, recordó Di Pietro.
En medio de los discursos, los excolimbas empezaron a entonar: “Ahí están/ ahí están/ los que en Malvinas fueron para atrás/”. En tanto, desde las tribunas, los familiares e invitados cantaban “Vení, vení/ cantá conmigo/ que un amigo vas a encontrar/ sin policías ni militares/ la dictadura se va a acabar/”. Juntos como si estuvieran en una manifestación, los colimbas empezaron a entonar: ”Se va acabar/ Se va a acabar/ La dictadura militar”…
Un suboficial del Ejército, Julio Noé Tantén, sacó un arma con el propósito de amedrentar a los pibes y hacerlos callar. “Un compañero le tiró una piña y le voló la gorra”, afirmó Di Pietro. Los veteranos de guerra de 20 años terminaron tirando las medallas sin nombre que les habían dado contra los militares y se fueron de la cancha cantando “Argentina/ Argentina/ Argentina”.Las autoridades militares trataron de restarle trascendencia al hecho. Pero Trimarco (quien murió acusado por delitos de lesa humanidad en Entre Ríos) debió entregarle un informe al jefe del Ejército, Cristino Nicolaides.
Voceros castrenses, consulados por los pocos medios de prensa que se interesaron por informar de esos incidentes, adjudicaron las reacciones a “las secuelas de guerra”. No hubo sanciones ni sumarios sobre los hechos en la cancha de Gimnasia en esa mañana de sábado.
En diciembre de 2022, 40 años después de esa fallida ceremonia, la Comisión de Derechos Humanos de Gimnasia organizó un homenaje para los colimbas que protagonizaron ese auténtico acto de resistencia contra la dictadura genocida. “Todo eso sirvió para empezar a unirnos, y comenzar un proceso que nos permitió pelear por nuestros derechos como excombatientes”, apuntó el exsoldado de Malvinas.
Desde 2007, se sigue en los tribunales federales de Río Grande una causa por las torturas y abusos que sufrieron los soldados en Malvinas a manos de sus mandos militares. En un fallo reciente, la Cámara Federal de Casación Penal sostiene que los hechos que son investigados deben ser considerados como delitos de lesa humanidad en cumplimiento de los tratados internacionales suscriptos por Argentina. “Esa causa es producto de la militancia y la lucha que dimos durante todos estos años”, indicó a Tiempo Argentino Fernando Magno, integrante del Centro de Excombatientes Malvinas Argentina (Cecim) de La Plata, que querella en esa investigación.
Espionaje a exsoldados de Malvinas
En archivos desclasificados de la disuelta Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) fueron hallados legajos que daban cuenta de los seguimientos y tareas de espionaje que padecieron, aún en democracia, los exsoldados de Malvinas que intentaban organizarse y militar por sus derechos.
El 16 de diciembre de 1982 –en coincidencia con la realización de la marcha de la Multipartidaria a Plaza de Mayo-, la DIPPBA da cuenta de la conformación de una Coordinadora de Excombatientes de Malvinas, que estaba -según se consignaba en este informe de inteligencia- impulsada por “organizaciones de izquierda que intentaban capitalizar” la derrota en Malvinas.
«La Federación Juvenil Comunista ha logrado hacerse cargo del tema ex combatientes, adelantándose a todo intento oficial de regular y/ o impulsar esta actividad. (…) Conformados e influidos de esta manera, los centros de ex combatientes se han convertido en entidades opositoras al PRN 1/8Proceso de Reorganización Nacional3/8 y las FF.AA», según se sostiene en el legajo 20020 de la DIPPBA, que puede consultarse en los archivos que hoy son administrados por la Comisión Provincial de la Memoria (CPM).
En ese informe se da cuenta de que la Coordinadora de Excombatientes había sido conformada en octubre y era impulsada por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. «Me acuerdo de que una vez, nos juntamos en un centro de estudiantes correntinos en La Plata, y había unos tipos en un Dodge 1500, estacionados cerca de la puerta. Les llevamos pizza para cargarlos. Después, nos enteramos de que hubo reuniones en las que había infiltrados, con tipos de los servicios que se hacían pasar por excombatientes», remarcó Magno, que estuvo presente en ese acto fallido organizado en La Plata.
«Nunca imaginaron que los excombatientes íbamos a tener tanta convicción para seguir adelante y mantener un compromiso con nuestros compañeros que quedaron allá, en las islas. Ese es el compromiso que tenemos los veteranos de guerra que seguimos organizados», concluyó Fernando.