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Epuyén: vecinos acusan al gobernador de abandonar a víctimas de los incendios

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Denuncian la subejecución de los recursos enviados por Nación, la asignación de dinero a áreas no afectadas y la ayuda prioritaria a propietarios. La solidaridad llega de la comunidad y los artistas.

Casi nadie durmió en Epuyén la noche del 15 de enero cuando se desató el incendio forestal que produjo decenas de víctimas aún abandonadas a su suerte por el gobernador chubutense Ignacio Torres, quien prometió reconstruir lo destruido pero en los hechos sólo destinó para los damnificados una pequeña parte de los 7 mil millones de pesos enviados por el Estado nacional. Ya pasaron 74 días de aquella jornada fatal, y las 76 familias que lo perdieron todo reciben a cuentagotas una asistencia insuficiente que sólo alcanza para humillarlos, aunque ahora logren  conciliar un poco mejor el sueño gracias a la organización y la solidaridad que los abraza desde toda la Argentina.

El lunes 3 de febrero Torres recibió 7 mil millones de pesos por Resolución de la Jefatura de Gabinete (2025-25-APN-VGI#JGM) para atender “la emergencia ígnea”, y al día siguiente firmó el decreto 80/25 por el que camufló esos fondos en nueve partidas de difícil trazabilidad y amplia discrecionalidad de uso. Del total, sólo 2 mil millones tienen como destino aparente a las víctimas, con una subejecución del 50 por ciento.

El gobernador envió 1850 millones para Vialidad Provincial pese a que el incendio en Epuyén y otras tres localidades no afectó rutas y caminos, aunque sí pudo dañar algo de la maquinaria pesada utilizada en cortafuegos u otras tareas. También destinó 800 millones a Infraestructura y 500 a Servicios Públicos para reparar tendidos eléctricos y cañerías de agua aun cuando el incendio transcurrió por bosques, campos y plantaciones de pinos abandonadas por la empresa mixta Bosques del Epuyén.

Otros 500 millones fueron para el Ministerio de Salud, gran ausente en la tragedia; 700 millones para el área de Bosques; 300 para Seguridad; 150 a Producción y 200 para Desarrollo Humano.

No obstante, Torres decidió que los damnificados recibieran apenas 350 mil pesos por familia sólo durante cuatro meses para la compra de alimentos, y una cifra igual por el mismo lapso para alquilar una vivienda, pagados con los fondos de  Desarrollo Humano. El 1 de junio, con temperaturas bajo cero, lluvias y nevadas, las 76 familias quedarán en la calle.

También ofreció 20 millones de pesos para comprar materiales de construcción  que solo recibirán quienes comprueben ser propietarios del lote. Y nada más que una casa por terreno, aunque se hayan quemado varias. Quedan fuera los inquilinos o quienes vivían en una ocupación precaria: para ellos ni compasión.

Los fondos para construir provienen de los restantes 2 mil millones que, según el anexo 5, el gobernador entregó a la Secretaría General para atender la “emergencia climática”, pero que sólo reciben unas 50 familias con título de propiedad. Equivalen a la mitad de dinero presupuestado.

La asignación de la escasa asistencia a las víctimas desnuda la matriz ideológica que define la gestión del gobernador, con la supremacía absoluta de la propiedad privada: no asigna recursos a las personas que lo necesitan sino a quienes revistan carácter de propietarios; restaura la propiedad pero descarta al ser humano.

“La asignación de los recursos llama la atención, es notorio que no están destinados a las víctimas. No está el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) que podría hacer las casas o las reparaciones. Como está presentado, lo pueden gastar en cualquier cosa”, analizó para Tiempo Argentino la exministra de Economía de Chubut, Gabriela Dufour.

Economista y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia, Dufour explicó que “se pierde la trazabilidad del dinero y se otorga una excesiva discrecionalidad. Se dificulta hacer un seguimiento del uso y de la atención a las víctimas: hay que mirarlo muy de cerca y pedir informes desde la Legislatura”, aconsejó.

Justamente eso hizo la diputada provincial peronista Norma Arbilla, quien junto con el legislador Santiago Vasconcellos, del FIT, redactaron un pedido de informes que el Gobierno debió responder el viernes 29. Pero no lo hizo.

“La distribución de fondos es sumamente discrecional”, cuestionó la legisladora Arbilla, y precisó: “Lo que percibo es que no están puestos los 7 mil millones a la reconstrucción de Epuyén, como se había establecido originalmente”.

Solamente los ministerios de Seguridad y Producción respondieron parcialmente el pedido de informes de Arbilla y Vasconcellos. Seguridad destinó la mitad de sus 500 millones a comprar equipamiento, uniformes y orugas para camionetas 4×4, y para cubrir viáticos del subsecretario de Protección Ciudadana, Eduardo Pérez, quien por estar ”abocado al incendio”, cobró 3.630.944 pesos. Más de lo que diez familias de Epuyén reciben por mes de asistencia alimentaria.

Producción repuso alambrados y elementos rurales por 43,3 millones de pesos a 22 estancias de Trevelín y Atilio Viglione. Entre ellos el establecimiento La Batea, del empresario José Daniel Solís, acusado de ordenar a tres peones desatar el incendio en Viglione para darle aprovechamiento agropecuario.

Enfrentadas al abandono oficial y en proceso de organización comunitaria, las víctimas del incendio tuvieron el viernes 21 un momento de paz abrazadas por las 10 mil personas que asistieron a un festival organizado por el Centro Cultural Antu Quillen, de Epuyén, que contó con la participación solidaria de León Gieco, Raly Barrionuevo, Loli Molina, Chango Spasiuk, Eruca Sativa, Lisandro Aristimuño, Magdalena Fleitas y Perota Chingó, entre otros.

Fueron unas horas de música y comunidad, contención y abrazo, en que las víctimas del incendio lograron romper el cerco informativo que les impone en Chubut la cadena paraoficial de medios que blinda a Torres y encubre las consecuencias de sus actos.

Leyeron un documento que calificó de “mentiroso” al gobernador, cuestionaron que “la ayuda que ofrece no sólo es insuficiente, sino que tampoco está garantizado el acceso a lo poco que se ofrece”, y denunciaron: “Hacen campaña con las migajas que nos da; hacen campaña con nuestro dolor”. «

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El día que los soldados de Malvinas repudiaron a la dictadura

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En diciembre de 1982, los excolimbas se manifestaron en un acto del Ejército. Fue el punto de partida para organizar la lucha de los veteranos de guerra.

En retirada, la dictadura quiso hacer un acto para sacarle réditos a la Gesta de Malvinas y autocelebrarse, pero para los excombatientes era una oportunidad de reencontrarse después de haber sobrevivido a la contienda bélica con el Reino Unido en el Atlántico Sur y comenzar a organizarse para reclamar sus derechos como veteranos de Guerra.

Esos sentimientos encontrados coincidieron en un acto organizado el 4 de diciembre de 1982, en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, por las autoridades del Comando de la X Brigada de Infantería del Ejército, para condecorar a «todos aquellos que participaron de las operaciones militares en Malvinas para rendirles un justo homenaje».

Pero lo que pretendía ser una suerte de parada cívico militar se convirtió en una acción de protesta de los exconscriptos contra sus antiguos mandos, que estuvo cerca de desmadrarse en medio de consignas y repudios contra ese desprestigiado régimen castrense.

“Era una oportunidad de juntarnos, recordar a los compañeros que estuvieron con nosotros y empezar a ver cómo canalizábamos las demandas de atención médica y reinserción laboral que necesitábamos. Para nosotros era un reencuentro entre los colimbas”, señaló en diálogo con Tiempo Jorge Di Pietro, exsoldado e integrante del Centro de Excombatientes de Berisso y Ensenada, que estuvo presente en ese acto y que desde hace años milita por los derechos de los veteranos de Malvinas.

La idea era realizar la ceremonia por la mañana, horas antes de un partido que Gimnasia debía disputar ante Deportivo Italiano por el campeonato de la Primera B Metropolitana. A los antiguos soldados les dijeron que debían ubicarse en un campo auxiliar, adyacente al campo de juego del estadio Juan Carmelo Zerrillo.

En medio de los abrazos y las lágrimas de emoción que se producían entre pibes de 20 años que habían peleado juntos en una guerra, comenzaron las órdenes cerradas de los efectivos militares para ordenar a los exsoldados en formaciones, como si aún fueran uniformados. En las tribunas, los familiares de los exsoldados se dieron cuenta de lo que pasaba y el clima comenzó a enrarecerse.

Eran 2500 exconscriptos que estaban en el campo de juego. El general Juan Carlos Trimarco del I Cuerpo del Ejército, los interventores de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de La Plata, Jorge Rubén Aguado y Abel Román; el jefe de la Policía bonaerense, Fernando Verplaetsen; el comandante de la X Brigada, coronel Alberto Ramón Schollaert, y el director de la Escuela Naval Militar, contraalmirante Mario Palet, se encontraban en las plateas techadas del estadio desde donde encabezaban la ceremonia.

Primero fueron condecorados oficiales y suboficiales, que muchos soldados cuestionaban por la conducta que habían tenido en la batalla o por haberlos sometidos a maltratos y abusos durante la guerra. “Eran los militares que nos habían maltratado en Malvinas y los que nos quisieron imponer el silencio cuando habían vuelto de las islas y nos mandaron a Campo de Mayo, donde nos decían que de lo que había pasado no podíamos hablar ni con nuestras familias porque nos harían Consejos de Guerra”, recordó Di Pietro.

En medio de los discursos, los excolimbas empezaron a entonar: “Ahí están/ ahí están/ los que en Malvinas fueron para atrás/”. En tanto, desde las tribunas, los familiares e invitados cantaban “Vení, vení/ cantá conmigo/ que un amigo vas a encontrar/ sin policías ni militares/ la dictadura se va a acabar/”. Juntos como si estuvieran en una manifestación, los colimbas empezaron a entonar: ”Se va acabar/ Se va a acabar/ La dictadura militar”…

Un suboficial del Ejército, Julio Noé Tantén, sacó un arma con el propósito de amedrentar a los pibes y hacerlos callar. “Un compañero le tiró una piña y le voló la gorra”, afirmó Di Pietro. Los veteranos de guerra de 20 años terminaron tirando las medallas sin nombre que les habían dado contra los militares y se fueron de la cancha cantando “Argentina/ Argentina/ Argentina”.Las autoridades militares trataron de restarle trascendencia al hecho. Pero Trimarco (quien murió acusado por delitos de lesa humanidad en Entre Ríos) debió entregarle un informe al jefe del Ejército, Cristino Nicolaides.

Voceros castrenses, consulados por los pocos medios de prensa que se interesaron por informar de esos incidentes, adjudicaron las reacciones a “las secuelas de guerra”. No hubo sanciones ni sumarios sobre los hechos en la cancha de Gimnasia en esa mañana de sábado.

En diciembre de 2022, 40 años después de esa fallida ceremonia, la Comisión de Derechos Humanos de Gimnasia organizó un homenaje para los colimbas que protagonizaron ese auténtico acto de resistencia contra la dictadura genocida. “Todo eso sirvió para empezar a unirnos, y comenzar un proceso que nos permitió pelear por nuestros derechos como excombatientes”, apuntó el exsoldado de Malvinas.

Desde 2007, se sigue en los tribunales federales de Río Grande una causa por las torturas y abusos que sufrieron los soldados en Malvinas a manos de sus mandos militares. En un fallo reciente, la Cámara Federal de Casación Penal sostiene que los hechos que son investigados deben ser considerados como delitos de lesa humanidad en cumplimiento de los tratados internacionales suscriptos por Argentina. “Esa causa es producto de la militancia y la lucha que dimos durante todos estos años”, indicó a Tiempo Argentino Fernando Magno, integrante del Centro de Excombatientes Malvinas Argentina (Cecim) de La Plata, que querella en esa investigación.

Espionaje a exsoldados de Malvinas

En archivos desclasificados de la disuelta Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) fueron hallados legajos que daban cuenta de los seguimientos y tareas de espionaje que padecieron, aún en democracia, los exsoldados de Malvinas que intentaban organizarse y militar por sus derechos.

El 16 de diciembre de 1982 –en coincidencia con la realización de la marcha de la Multipartidaria a Plaza de Mayo-, la DIPPBA da cuenta de la conformación de una Coordinadora de Excombatientes de Malvinas, que estaba -según se consignaba en este informe de inteligencia- impulsada por “organizaciones de izquierda que intentaban capitalizar” la derrota en Malvinas.

«La Federación Juvenil Comunista ha logrado hacerse cargo del tema ex combatientes, adelantándose a todo intento oficial de regular y/ o impulsar esta actividad. (…) Conformados e influidos de esta manera, los centros de ex combatientes se han convertido en entidades opositoras al PRN 1/8Proceso de Reorganización Nacional3/8 y las FF.AA», según se sostiene en el legajo 20020 de la DIPPBA, que puede consultarse en los archivos que hoy son administrados por la Comisión Provincial de la Memoria (CPM).

En ese informe se da cuenta de que la Coordinadora de Excombatientes había sido conformada en octubre y era impulsada por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. «Me acuerdo de que una vez, nos juntamos en un centro de estudiantes correntinos en La Plata, y había unos tipos en un Dodge 1500, estacionados cerca de la puerta. Les llevamos pizza para cargarlos. Después, nos enteramos de que hubo reuniones en las que había infiltrados, con tipos de los servicios que se hacían pasar por excombatientes», remarcó Magno, que estuvo presente en ese acto fallido organizado en La Plata.

«Nunca imaginaron que los excombatientes íbamos a tener tanta convicción para seguir adelante y mantener un compromiso con nuestros compañeros que quedaron allá, en las islas. Ese es el compromiso que tenemos los veteranos de guerra que seguimos organizados», concluyó Fernando.

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Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas

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Hubo excombatientes qom, wichí, mocoví y mapuches. Pero fueron ignorados por el relato oficial. Piden ser incorporados en la lucha por la soberanía nacional.

“La base del genocidio, secuestro, apropiación de bebés, todos los elementos que tuvo la última dictadura militar, son los mismos componentes que tuvo el proceso de genocidio indígena (…) ¿Por qué asociarlo con Malvinas? Un ejemplo: los abuelos de uno de nuestros excombatientes fueron muertos en (la masacre de) Napalpí (en 1924). Insisto en esto: hubo una continuidad”, le dijo hace unos años el historiador y referente qom Juan Chico al politólogo e investigador Pedro Munaretto, en una entrevista sobre la visibilización de la presencia qom en la Guerra de Malvinas, uno de los aspectos de esa contienda sobre los que aún resta mucho por conocer.

Chico falleció a mediados del 2021, víctima de coronavirus. Entre su gran legado está el libro “Los qom de Chaco en la guerra de Malvinas”, pieza clave para destapar esa mirada relegada sobre las islas. Munaretto avanza en su investigación académica para contribuir con ese objetivo. “Visibilizar esa presencia tiene que ver con contar historias de personas que merecen protagonismo igual que el resto. Pero diferenciadamente: sin que se les borren las marcas identitarias, de las cuales ellos no quieren renegar. Y para plantear justamente políticas soberanas que sean más humanistas”, aseguró el investigador, en diálogo con Tiempo.

Y agregó: “Implica un gran desafío. Tender puentes entre mundos que hasta ahora han sido muy distintos. Hay una sociedad argentina que es sensible a las diversidades. Pero creo que hay otro fragmento que ve las cuestiones indígenas como una amenaza a los símbolos nacionales. Tradicionalmente la Nación se constituyó como una antítesis frente a ese enemigo indígena. Otros países fueron más sincréticos. Argentina fue bastante categórica en la construcción del nosotros y los otros y esa frontera. Y también desde el lado del progresismo, de las militancias, de la academia: poder incorporar esas diversidades en narrativas más abarcadoras. Los ex combatientes qom plantean esos desafíos. Incorporarlos en la soberanía nacional es un desafío político desde muchos lugares”.

Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas

Los combatientes indígenas

Según los estudios encabezados por Chico, unos 100 ex combatientes provenían de los pueblos qom, wichi, mocoví y mapuche. “No hay estadísticas oficiales. El libro de Juan es uno de los primeros trabajos sobre la cuestión para empezar a contar. A contar las historias y a contar los números. Falta un montón por hacer”, remarcó Munaretto, licenciado y magister en Ciencia Política, doctorando en Antropología Social en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín y miembro del Núcleo de Estudios sobre Pueblos Indígenas (NESPI).

“El mundo malvinero es bien heterogéneo –sostuvo-. Plantear la cuestión étnica es una forma de humanizar los reclamos argentinos. No pueden darse por sentados eliminando las diferencias. Argentina es un país colonizador de espacios habitados por indígenas. No podemos plantear la historia argentina negándola. Y qué mejor que traer los testimonios de indígenas que dicen hay otra forma de reclamar la soberanía argentina”.

Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas

Historias con nombre y apellido

Aunque aún resta mucho por conocer, emergieron algunas historias de ex combatientes pertenecientes a comunidades indígenas. Como la de Martín Raninqueo, bonaerense de origen mapuche, que tras su paso por Malvinas pudo hablar sobre la guerra a través de sus canciones y poemas. O la de Simón Antieco, de Chubut, señalado hasta ahora como el único combatiente mapuche muerto durante la contienda. O la de Mario Vilca Condorí: de origen kolla, tenía 16 años, fue el soldado más joven y murió en el hundimiento del ARA General Belgrano.

Mario no fue el único de la familia kolla Vilca Condorí en pelear en Malvinas. También lo hicieron sus hermanos Juan Bautista y Anastacio. Pero ellos volvieron. Mario dejó su vida en las islas. En el 40° aniversario de la guerra, los dos sobrevivientes se reunieron en Salta para homenajearlo.

En diálogo con la ya extinta agencia estatal Télam, Anastacio contó que Juan Bautista decidió ingresar a la Marina y con el tiempo lo siguieron él y Mario: «La situación económica de mis padres de pronto cayó y se tornó desesperante. Ahí empezamos a buscar un lugar para estudiar sin demandar gastos». Así fue como partieron tres de los nueve hermanos de la familia Vilca Condorí, de la comunidad kolla de Los Naranjos, en la zona de yungas del departamento Orán, a unos 300 kilómetros al norte de la capital salteña.

«Si bien el objetivo final general, que era posicionarnos en las islas y no perder la batalla, no se dio, fue una experiencia importante», consideró Anastacio. Y dijo que la guerra le despertó una inquietud por la lucha de los pueblos originarios: «en Malvinas pude ver cómo, desde un lugar extraño a nuestra propia soberanía, venían países a apropiarse de nuestro territorio, disponiendo de nuestros derechos».

También comparó la situación con la que se vivía en su comunidad. Su paso por Malvinas lo «ayudó muchísimo a reflexionar sobre la identidad y el amor que uno siente por su Patria», y despertó en él «un principio de cooperación y solidaridad con la comunidad».

Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas

Napalpí y Malvinas

Para Pedro Munaretto, investigador sobre la presencia de excombatientes originarios en la contienda en las islas, hay un emblema que une esas luchas con las historias previas de las comunidades indígenas. Es el monumento Memorial Napalpí, levantado en 2020 en la comuna de Colonia Aborigen ubicada a 146 kilómetros al noreste de Resistencia, allí donde en 1924 más de 400 qom y mocoi fueron asesinados por las fuerzas de seguridad.

“Alrededor se unen todas las historias: hay una parte donde están enterrados restos humanos que el cementerio de La Plata tenía exhibidos como trofeos después que el Estado argentino conquistó esas tierras. Y también hay una parte como recuerdo de los caídos indígenas en Malvinas, en el mismo monumento. En ese evento hay una síntesis de unas muertes entrelazadas donde los ex combatientes indígenas se relacionan con una historia más larga y extra malvinera”, detalló Munaretto.

En ese lugar, reconocido en 2021 como sitio de memoria por parte de la entonces Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, se instaló en fondo negro y con las típicas barras blancas a un lado las demandas de «Memoria», «Verdad» y Justicia» y la leyenda «Aquí se cometieron delitos de lesa humanidad».

Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas
Foto: @originariosAR

«Estos carteles estamos acostumbrados a verlos relacionados solo con los crímenes de la última dictadura pero nuestro historiador Juan Chico venía diciendo a través de sus investigaciones y trabajos que si hubiéramos sido conscientes del genocidio indígena que se venía cometiendo quizás no hubiéramos llegado a las situaciones que se llegó después», contó en ese acto una de las referentes de la Fundación Napalpí, Ana Noriega.

Chaco, además, fue la primera provincia que instauró una fecha de reconocimiento a sus ex combatientes por fuera del calendario típicamente malvinero. Es el 26 de agosto, en honor a la revuelta organizada por el Gaucho Antonio Rivero ese día de 1833, cuando había comenzado la usurpación de las islas por parte de Gran Bretaña.

“Tal como se encuentra documentado, en esa fecha (Rivero) fue parte de la gesta que intentó recuperar las islas Malvinas, acompañado de dos criollos y siete originarios”, explicó el historiador qom Juan Chico al referirse a la importancia de esa conmemoración. En una entrevista para La Tinta, dijo en 2018: “La participación de nuestros pueblos indígenas no solo se remonta a 1982 (…) Es importante empezar a dejar sentado la presencia indígena en la defensa de nuestra soberanía”.

Los invisibles de la guerra: la participación de 100 soldados indígenas
La Masacre de Napalpí

 

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Murió un hombre de 35 años en una fiesta de electrónica

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Fue en el Autódromo Óscar y Juan Gálvez, en CABA. La Justicia investiga las causas

Un hombre de 35 años fue encontrado sin vida en el medio de una fiesta de electrónica realizada en la noche del martes en el Autódromo Óscar y Juan Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires.

En un contexto de alta aglomeración, el hombre se descompensó y quedó tendido en plena zona de baile. Fue allí que otras personas que participaban de la fiesta lo encontraron y dieron aviso a emergencias.

El flyer con el queEl flyer con el que se promocionaba la fiesta

Ante la advertencia, el personal médico presente en el autódromo se movilizó hasta el lugar y lo sacó del medio del campo para poder auxiliarlo.

Le realizaron maniobras de reanimación sin éxito, aunque resultaron sin éxito: aproximadamente a las 3:30 am se constató su muerte, según señalaron a Infobae.

En el caso interviene la Fiscalía Criminal y Correccional N.° 41 que dispuso tomar declaración al personal médico, a los efectivos policiales y a los organizadores del evento. Asimismo, se esperan los resultados de la autopsia, que determinarán las causas del deceso.

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