Los indicadores de un posible inicio de tendencia positiva en la producción industrial en el inicio de 2025 entusiasman al gobierno y sus seguidores y preocupan en la misma proporción a otros que miran de cerca la evolución de la actividad secundaria de la economía.

Entre quienes están preocupados se destaca el hecho de que el aparente repunte de la producción, especialmente de sectores como el automotriz y el de los alimentos, se produce en relación con el muy mal inicio de 2024, en los primeros días del gobierno de La Libertad Avanza, y en medio del brutal ajuste que la administración aplicó desde su primer minuto al mando del Ejecutivo.

Un informe reciente de la  UIA dio cuenta del mismo avance y subrayó la relación con el momento de indicadores como el patentamiento de maquinaria agrícola, que dio un salto interanual del 109,8% en el segundo mes del año; o la liquidación de divisas del sector aceitero, que creció 45,5% comparado con el mismo período de 2024; entre otras actividades que en conjunto le dan forma a cierto nivel de dinámica alcista del complejo industrial en el arranque del año.

El informe de la patronal fabril subraya no obstante que la base de comparación es muy baja, con lo cual, indirectamente, le pone paños fríos al entusiasmo del oficialismo, que agita este y otros resultados similares como frutos del programa económico en marcha.

A contramano de eso, la entidad advirtió que “si bien comenzaron a observarse ciertas mejoras al interior de la industria, a nivel agregado (es decir, el conjunto de la industria) el mes de enero se ubica en los mismos niveles que el último semestre de 2024”. Una encuesta de la central fabril reveló que las empresas con caídas predominan por sobre las que muestran resultados positivos, con el costo de producción como la preocupación más destacada.

En forma adicional, los números de la apertura importadora empiezan a preocupar seriamente. Una encuesta del Observatorio Pyme con datos del cuarto trimestre de 2024 confirmó un aumento de la importación desde China y Brasil y de la pérdida de mercado de industrias locales.

La encuesta dice que frente al contexto de apreciación cambiaria, el 18% de las pyme sustituyó insumos que compraba en el país por producción importada y que un 7% reemplazó producción terminada propia por manufacturas de origen extranjero.

Lo peor es la expectativa para este año, porque un 30% de los encuestados confirmó sus expectativas de aumentar sus importaciones de insumos y otro 18% aseveró que incrementará sus adquisiciones de producción terminada, dos factores que impactarán en la recuperación del sector y en el empleo industrial.