El Gobierno apuró un anuncio para evitar que las dudas se apoderen del mercado. Ahora resta conocer el contenido del acuerdo, tanto sobre los desembolsos como sobre el funcionamiento del régimen cambiario en los próximos meses
Aunque todavía no se conoce el texto acordado entre el equipo económico y el staff del FMI, mucho menos la letra chica, el acuerdo es un paso fundamental para llevar tranquilidad a los inversores. El propio comunicado enviado por el Gobierno ayer por la noche aclara que la ayuda del organismo “permitirá fortalecer el balance del Banco Central”. Esto implica un incremento de las reservas y la consiguiente cancelación de deuda del Tesoro colocada en el BCRA.
Aunque no brinda mayores detalles, el comunicado también señala que el objetivo es “continuar con el proceso de desinflación y de liberación de las restricciones cambiarias”. Por ahora no hay detalles de cuál será el ritmo para avanzar en esa dirección, pero el propio Javier Milei se comprometió que el proceso será completado como máximo a fin de año.
Todo indica que el anuncio del Gobierno buscó calmar ansiedades de los inversores, luego que el Presidente indicara que el acuerdo sería enviado al Congreso “en los próximos días”. Unas horas antes, desde Washington, la vocera del FMI, Julie Kozack, había indicado que “se seguía trabajando” con las autoridades argentinas. De hecho, al menos ayer no hubo comunicado alguno por parte de los técnicos del Fondo, algo que es esperable que ocurra en las próximas horas.
UBS anticipó un desembolso total de USD 20.000 millones (REUTERS/Denis Balibouse/File Photo)
Por supuesto que la principal incógnita sigue vinculada al desembolso que podría comprometer el organismo y la duración del programa. Un banco norteamericano se había jugado por un monto total valuado en USD 20.000 millones. De esa cifra, el equivalente a USD 12.000 millones serían Derechos Especiales de Giro para fortalecer las reservas del Central. Y según esta versión quedarían USD 8.000 millones de “libre disponibilidad”.
La gran duda de los inversores por estas horas es si finalmente parte del desembolso serán fondos frescos que le permitirán al BCRA tener un mayor poder de fuego, especialmente para evitar presiones exageradas sobre el tipo de cambio.
Otros, sin embargo, dudan que el FMI le permita al Gobierno utilizar parte del préstamo para mantener un determinado tipo de cambio.
Todo indica, por otra parte, que el Gobierno aceleró las negociaciones con el FMI para llegar a un acuerdo rápido y no estirarlo hasta fines de abril, que era una de las posibilidades. Sin embargo, un contexto internacional mucho menos favorable y más volátil hacían peligroso que no se produjeran novedades durante tanto tiempo. De hecho, hasta hace pocas también se especulaba con la posibilidad que no hubiera ningún entendimiento.
Esta promesa de un rápido cierre de las negociaciones fue clave para que los precios de los bonos muestre cierta recuperación en los últimos días, un contraste con las fuertes caídas que sufrieron Wall Street y los activos de mercados emergentes.
El riesgo país venía aumentando en las últimas semanas, en medio de un contexto internacional adverso y los problemas del Central para acumular reservas. Sin embargo, ya esta semana los bonos rebotaron desde sus mínimos anuales y el riesgo país retrocedió desde los 780 puntos básicos a principios de semana hasta 714 puntos ayer.
La expectativa ahora es que el fortalecimiento de reservas por el desembolso del Fondo más las compras del Central lleven mayor certeza sobre los futuros pagos de deuda que debe enfrentar el Gobierno.
Para los inversores se trata de un año de transición, que incluye el acuerdo con el FMI, las elecciones legislativas y finalmente la salida del cepo cambiario a fin de año. Si todo esto se da, la expectativa es que el riesgo país retroceda hasta los 500 puntos o incluso menos hacia fines de 2025.
En los primeros días del mes hubo subas de más del 20%. Las empresas apuntan a la incidencia de las lluvias, que este mes se multiplicaron.
Los precios de la carne volvieron a subir con fuerza en el arranque de marzo, con subas que superaron el 20%, en cortes como el cuadril, que es de los más demandados por los argentinos, según indicaron fuentes del sector.
El preciado alimento venía de una seguidilla de aumentos en febrero, que según las consultoras privadas levantó el nivel de la inflación impactando en la desaceleración que se vio hasta enero. La correlación oficial se conocerá el próximo viernes cuando el Indec publique su Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Pero la escalada continuó en la primera parte de marzo, de acuerdo a información que consignaron las empresas y que pudieron relevar en los comercios las entidades privadas que siguen de cerca la evolución de los precios al público.
La data privada confirma un aumento promedio del 15% sólo la semana pasada, al que se sumó una nueva variación del 10% en las últimas horas. Los cortes que más aumentaron fueron el cuadril, en el orden del 20,5%; la nalga, un 14,6%; y el roast beef, 13,5%. El que menos incremento presentó fue el vacío con una variación del 3,48%.
La aceleración de los precios al consumidor fue noticia ya en febrero, cuando los cortes cárnicos quedaron al tope de los rubros más inflacionarios en todos los informes que se anticipan a la medición oficial.
Por caso, la entidad Consumidores Libres consignó que el segmento fue el que más aumentó en el mes con un promedio del 6,1%, superando ampliamente a los productos de almacén y a los de verdulería que considera para su canasta básica de alimentos.
Para la consultora FIEL el aumento de las carnes promedió el 11,4% levantando el nivel del rubro Alimentos y bebidas, que saltó 3,4% respecto a enero.
PxQ destacó la suba entre las más importantes del segundo mes del año, junto con las de los alquileres de viviendas, los combustibles, los artefactos y equipos eléctricos y muebles.
El peligro de recesión en Estados Unidos no estaba en los cálculos de la mayoría de los analistas. La aversión al riesgo volvió a impactar en acciones y bonos locales, alejando un posible retorno de la Argentina a los mercados este año
Casi nadie tenía en los cálculos al arrancar el 2025 que la economía norteamericana pudiera caer en recesión. Sin embargo, cuando todavía se transita el primer trimestre, ésta es una hipótesis cada vez más fuerte y crecen las chances que esto ocurra en el corto plazo. Incluso Donald Trump no descartó que suceda al ser consultado sobre el tema.
Las bolsas de todo el mundo y en particular Wall Street fueron fuertemente afectadas por esta nueva realidad. El viento de frente, como no podía ser de otra manera, le pegó con fuerza tanto a las acciones como a los bonos argentinos. El riesgo país subió más de 2% hasta los 723 puntos, alejando así cualquier posibilidad de retorno de la Argentina a los mercados de deuda posiblemente por todo el año.
No se puede hablar de un “cisne negro” porque la posibilidad de una recesión siempre está latente. Pero sí de un contexto inesperado, que para muchos es impulsado por el propio presidente norteamericano y su secretario del Tesoro, Scott Bessent. En recientes apariciones, ambos se mostraron despreocupados por la caída de las últimas jornadas en Wall Street y le restaron importancia. El mercado de Nueva York tuvo su peor semana desde septiembre y ayer se profundizó el derrumbe, especialmente en acciones tecnológicas que venían subiendo demasiado rápido.
En las últimas horas empezaron a dar vuelta comentarios sobre una suerte de caída provocada por la propia Casa Blanca. Detrás de este comportamiento estaría la necesidad de enfriar la economía llevándola a una recesión y presionar a la Reserva Federal para que baje la tasa de interés. Los fuertes vencimientos de deuda que tiene por delante el gobierno norteamericano se verían aliviados si sucede esto.
El efecto de corto plazo al menos es negativo para la Argentina por el impacto financiero. No es tan relevante la caída de las acciones, que venían de subas récord en 2024. Sin embargo, hay que seguir de cerca el impacto en los bonos, ya que el deterioro de las últimas semanas complica el ingreso de dólares a través de la cuenta capital. No solo el Gobierno no podrá volver a los mercados de deuda voluntarios, sino que también se le puede complicar el escenario a las empresas si esta crisis no pasa pronto.
El acuerdo con el FMI se vuelve más urgente que nunca, porque a esta altura es la única fuente de financiamiento genuino a la que puede echar mano el Gobierno. No es casualidad que se haya apurado el envío de un DNU al Congreso, aún cuando todavía no hay nada firmado.
Sin embargo, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, se apuró en anunciar que el monto de desembolso ya está acordado, aunque no hubo mayores detalles del mismo. En Wall Street las especulaciones llevaron esa cifra hasta los USD 20.000 millones, aunque en el mercado local son más cautos y estiman un nivel de USD 12.000 a USD 15.000 millones.
Este fortalecimiento de las reservas también tendría otros objetivos. El más importante es asegurarse los recursos para pagar los vencimientos de deuda de julio, que suman USD 4.500 millones, una cifra similar a la de enero pasado.
Pero además el BCRA viene interviniendo en el mercado para evitar presiones sobre los dólares financieros, lo que también implica un stress adicional sobre las reservas. Aunque el FMI podría exigir que el nuevo desembolso no se use para tal fin, el organismo igual tiene dólares liquidos para seguir interviniendo y llegar a las elecciones legislativas sin mayores sobresaltos y sobre todo sin un aumento significativo de la brecha cambiaria.
El informe del Banco Central reflejó un ajuste en las expectativas sobre el tipo de cambio. Se proyecta que el dólar oficial siga un ritmo de depreciación del 1% mensual hasta agosto
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó nuevas proyecciones sobre la evolución del dólar oficial en 2025. El informe, elaborado a partir de las estimaciones de 39 analistas locales e internacionales, reflejó un incremento en los valores previstos para los primeros meses del año, aunque con un leve recorte en el cálculo para diciembre.
Según los datos difundidos, la cotización promedio del dólar mayorista alcanzaría los $1.069 en marzo, lo que representó un ajuste de $3,1 respecto a la encuesta anterior. En los meses siguientes, el tipo de cambio continuaría con aumentos graduales hasta llegar a $1.124 en agosto. De confirmarse este escenario, el Gobierno mantendría el esquema de crawling peg del 1% mensual al menos hasta mediados de año.
Para diciembre, la estimación del REM ubicó el dólar en $1.175, lo que implicó una suba del 18,1% interanual, por debajo del porcentaje esperado para la inflación anual de 23,3%. Asimismo, el pronóstico para los próximos 12 meses situó el dólar en $1.287 en febrero de 2026, con una aceleración en el primer bimestre de ese año, en un contexto en el que el Gobierno prevé la eliminación del cepo cambiario.
El mercado ajustó al alza las proyecciones
El relevamiento mostró que las expectativas sobre el tipo de cambio se modificaron en relación con la encuesta anterior. Para el período entre marzo y julio, los analistas aumentaron sus estimaciones, manteniendo la hipótesis de que el dólar continuará bajo un esquema de ajuste controlado.
De acuerdo con el informe, las proyecciones promedio para cada mes quedaron de la siguiente manera:
Marzo: $1.069
Abril: $1.080
Mayo: $1.091
Junio: $1.102
Julio: $1.113
Agosto: $1.124
Diciembre: $1.175
Próximos 12 meses: $1.287 (febrero 2026)
Estos valores reforzaron la idea de que el crawling peg del 1% mensual seguirá siendo la estrategia principal del Ministerio de Economía y el Banco Central para regular la evolución del tipo de cambio oficial.
Sin embargo, para diciembre, las proyecciones se ubicaron en $1.175, lo que representó un ajuste a la baja de $25 respecto al relevamiento previo. Este dato indicaría que los analistas prevén una menor depreciación del peso en los últimos meses del año.
Inflación y dólar: la brecha entre los pronósticos
Los resultados del REM reflejaron una diferencia significativa entre las proyecciones de inflación y la variación esperada para el dólar. Según los analistas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerraría el año con una suba del 23,3%, mientras que el tipo de cambio oficial se ajustaría un 18,1%.
Las previsiones de inflación
Esta brecha implicaría una apreciación del peso en términos reales, ya que la inflación superaría el ritmo de devaluación del dólar oficial. Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, el Gobierno sostuvo que la política cambiaria debía acompañar un proceso de reducción de la inflación sin acelerar la depreciación del peso.
A pesar de este diferencial, los analistas proyectaron que la evolución del tipo de cambio se acelerará en 2026, especialmente en el primer bimestre. Para febrero del próximo año, el dólar mayorista alcanzaría $1.287, con una suba de $72 respecto al relevamiento anterior.
Las proyecciones del REM no solo incluyen estimaciones sobre el tipo de cambio, sino también sobre el crecimiento económico y la tasa de desempleo. En relación con la actividad económica, el informe indicó que el Producto Bruto Interno (PBI) registraría un crecimiento del 4,8% en 2025, con un avance trimestral del 1% en la primera mitad del año.
Por otro lado, las expectativas sobre el mercado laboral se mantuvieron sin cambios. La tasa de desocupación prevista para el cuarto trimestre de 2024 se ubicó en 7%, mientras que para el mismo período de 2025 la proyección fue de 6,8%.
Los datos del REM sugirieron que los analistas prevén una recuperación gradual de la economía, acompañada de una moderación en el mercado cambiario. Sin embargo, el informe también reflejó una incertidumbre en torno a la evolución del dólar en el mediano plazo, especialmente en un contexto en el que el Gobierno anticipó modificaciones en la política cambiaria para los próximos meses.