La soja, el petróleo y la industria automotriz fueron los sectores más dinámicos. En contraste, la cebada, el litio, los porotos y otros minerales metalíferos registraron caídas en sus ventas al exterior
El comercio exterior argentino mostró señales de recuperación en 2024, con el 86% de los complejos exportadores alcanzando un saldo positivo en sus operaciones. El buen desempeño se vio impulsado por la mejora en los precios internacionales de algunos productos clave y por una mayor competitividad en ciertos sectores estratégicos.
De acuerdo a las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en 2024 se realizaron exportaciones por USD 79.721 millones, lo que dejó como resultado una mejora del 19,4% en relación a los USD 66.789 millones que se exportaron en 2023.
Ahora bien, si se analizan esos números totales, se encuentra que de los 30 principales complejos exportadores argentinos, 26 lograron resultados positivos el año pasado y sólo cuatro cayeron.
Uno de los crecimientos más marcados se dio en la soja, sector que explica uno de cada cuatro dólares que exporta la Argentina. Según informó el Indec, el complejo sojero logró una facturación de USD 19.624 millones por sus envíos al exterior durante el 2024, lo que marcó un repunte del 40,7% en relación al 2023.
Los principales socios comerciales del complejo sojero fueron India (USD 2.933 millones), China (USD 2.211 millones), Vietnam (USD 1.615 millones) y Arabia Saudita (USD 616 millones). La balanza comercial fue superavitaria en USD 16.370 millones y registró un incremento interanual de 97,8%, atribuible al aumento en las ventas (40,7%) y a la disminución de las importaciones (-42,6%).
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Es importante recordar que el anteaño pasado la temporada fue seriamente afectada por la sequía, fenómeno climático que provocó la pérdida de miles de toneladas de producción y de miles de millones de dólares de facturación. Es por eso que la soja y otros productos del agro lograron diferencias a favor tan altas en 2024.
El segundo complejo exportador en importancia es el petrolero-petroquímico, que representa el 13% de las exportaciones totales. En 2024, ese sector por sí sólo exportó USD 10.402 millones, lo que se tradujo en una recuperación del 23,3%.
En ese caso, los principales mercados de exportación fueron Chile (USD 2.912 millones), Estados Unidos (USD 2.393 millones), Brasil (USD 1.484 millones) y Paraguay (USD 529 millones).
En el período analizado la balanza comercial fue superavitaria en USD 5.309 millones, en contraste con el déficit de USD 337 millones registrado en el año anterior, gracias a un aumento de las exportaciones (USD 1.962 millones) y a una reducción de las importaciones de USD 3.684 millones.
El podio se completa con la industria automotriz, que aporta uno de cada diez dólares que exporta la Argentina. De acuerdo al informe presentado por el Indec, las fábricas automotrices exportaron 1,2% más que en 2023.
La industria automotriz exportó más de USD 9.008 millones en 2024 (EFE)
De acuerdo con el organismo de estadísticas, los cuatro principales socios comerciales de la industria automotriz se encuentran en Sudamérica. El primer lugar por lejos lo ocupa Brasil, que en 2024 pagó USD 6.422 millones por los vehículos fabricados en la Argentina. Le siguieron Chile (USD 393 millones), Perú (USD 350 millones) y Colombia (USD 344 millones).
En ese caso, la balanza comercial fue deficitaria en USD 2.079 millones, mientras que el año anterior registró un saldo negativo de USD 2.100 millones.
Más atrás aparecen el complejo maicero (creció 13,1% en relación al 2023), el de oro y plata (29,1%), el de carne y cuero bovinos (6,9%), el sector triguero (91,3%), el pesquero (12,9%), el complejo de girasol (2,4%) y el lácteo (8,3%).
Las cuatro excepciones
Los cuatro complejos exportadores que cayeron durante el 2024 están fuera del top ten. El más importante es el complejo de la cebada, que con USD 1.211 millones exportados, sufrió una caída del 8,7% en comparación al 2024.
Fue significativa también la caída del litio. Si bien la producción viene creciendo con fuerza, los envíos al exterior totalizaron USD 654 millones en 2024, lo que dejó como resultado un saldo negativo de 22,7%.
En términos porcentuales, fue más grande la caída de los porotos, que sufrieron una baja interanual del 37,5%. En total, ese complejo exportó USD 203 millones el año pasado.
Finalmente, se debe mencionar al rubro de “otros minerales metalíferos”. La caída fue grande (26,2%), pero se trata de un rubro que tiene muy baja participación en el total, con sólo USD 23 millones exportados durante el 2024.
En los primeros días del mes hubo subas de más del 20%. Las empresas apuntan a la incidencia de las lluvias, que este mes se multiplicaron.
Los precios de la carne volvieron a subir con fuerza en el arranque de marzo, con subas que superaron el 20%, en cortes como el cuadril, que es de los más demandados por los argentinos, según indicaron fuentes del sector.
El preciado alimento venía de una seguidilla de aumentos en febrero, que según las consultoras privadas levantó el nivel de la inflación impactando en la desaceleración que se vio hasta enero. La correlación oficial se conocerá el próximo viernes cuando el Indec publique su Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Pero la escalada continuó en la primera parte de marzo, de acuerdo a información que consignaron las empresas y que pudieron relevar en los comercios las entidades privadas que siguen de cerca la evolución de los precios al público.
La data privada confirma un aumento promedio del 15% sólo la semana pasada, al que se sumó una nueva variación del 10% en las últimas horas. Los cortes que más aumentaron fueron el cuadril, en el orden del 20,5%; la nalga, un 14,6%; y el roast beef, 13,5%. El que menos incremento presentó fue el vacío con una variación del 3,48%.
La aceleración de los precios al consumidor fue noticia ya en febrero, cuando los cortes cárnicos quedaron al tope de los rubros más inflacionarios en todos los informes que se anticipan a la medición oficial.
Por caso, la entidad Consumidores Libres consignó que el segmento fue el que más aumentó en el mes con un promedio del 6,1%, superando ampliamente a los productos de almacén y a los de verdulería que considera para su canasta básica de alimentos.
Para la consultora FIEL el aumento de las carnes promedió el 11,4% levantando el nivel del rubro Alimentos y bebidas, que saltó 3,4% respecto a enero.
PxQ destacó la suba entre las más importantes del segundo mes del año, junto con las de los alquileres de viviendas, los combustibles, los artefactos y equipos eléctricos y muebles.
El peligro de recesión en Estados Unidos no estaba en los cálculos de la mayoría de los analistas. La aversión al riesgo volvió a impactar en acciones y bonos locales, alejando un posible retorno de la Argentina a los mercados este año
Casi nadie tenía en los cálculos al arrancar el 2025 que la economía norteamericana pudiera caer en recesión. Sin embargo, cuando todavía se transita el primer trimestre, ésta es una hipótesis cada vez más fuerte y crecen las chances que esto ocurra en el corto plazo. Incluso Donald Trump no descartó que suceda al ser consultado sobre el tema.
Las bolsas de todo el mundo y en particular Wall Street fueron fuertemente afectadas por esta nueva realidad. El viento de frente, como no podía ser de otra manera, le pegó con fuerza tanto a las acciones como a los bonos argentinos. El riesgo país subió más de 2% hasta los 723 puntos, alejando así cualquier posibilidad de retorno de la Argentina a los mercados de deuda posiblemente por todo el año.
No se puede hablar de un “cisne negro” porque la posibilidad de una recesión siempre está latente. Pero sí de un contexto inesperado, que para muchos es impulsado por el propio presidente norteamericano y su secretario del Tesoro, Scott Bessent. En recientes apariciones, ambos se mostraron despreocupados por la caída de las últimas jornadas en Wall Street y le restaron importancia. El mercado de Nueva York tuvo su peor semana desde septiembre y ayer se profundizó el derrumbe, especialmente en acciones tecnológicas que venían subiendo demasiado rápido.
En las últimas horas empezaron a dar vuelta comentarios sobre una suerte de caída provocada por la propia Casa Blanca. Detrás de este comportamiento estaría la necesidad de enfriar la economía llevándola a una recesión y presionar a la Reserva Federal para que baje la tasa de interés. Los fuertes vencimientos de deuda que tiene por delante el gobierno norteamericano se verían aliviados si sucede esto.
El efecto de corto plazo al menos es negativo para la Argentina por el impacto financiero. No es tan relevante la caída de las acciones, que venían de subas récord en 2024. Sin embargo, hay que seguir de cerca el impacto en los bonos, ya que el deterioro de las últimas semanas complica el ingreso de dólares a través de la cuenta capital. No solo el Gobierno no podrá volver a los mercados de deuda voluntarios, sino que también se le puede complicar el escenario a las empresas si esta crisis no pasa pronto.
El acuerdo con el FMI se vuelve más urgente que nunca, porque a esta altura es la única fuente de financiamiento genuino a la que puede echar mano el Gobierno. No es casualidad que se haya apurado el envío de un DNU al Congreso, aún cuando todavía no hay nada firmado.
Sin embargo, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, se apuró en anunciar que el monto de desembolso ya está acordado, aunque no hubo mayores detalles del mismo. En Wall Street las especulaciones llevaron esa cifra hasta los USD 20.000 millones, aunque en el mercado local son más cautos y estiman un nivel de USD 12.000 a USD 15.000 millones.
Este fortalecimiento de las reservas también tendría otros objetivos. El más importante es asegurarse los recursos para pagar los vencimientos de deuda de julio, que suman USD 4.500 millones, una cifra similar a la de enero pasado.
Pero además el BCRA viene interviniendo en el mercado para evitar presiones sobre los dólares financieros, lo que también implica un stress adicional sobre las reservas. Aunque el FMI podría exigir que el nuevo desembolso no se use para tal fin, el organismo igual tiene dólares liquidos para seguir interviniendo y llegar a las elecciones legislativas sin mayores sobresaltos y sobre todo sin un aumento significativo de la brecha cambiaria.
El informe del Banco Central reflejó un ajuste en las expectativas sobre el tipo de cambio. Se proyecta que el dólar oficial siga un ritmo de depreciación del 1% mensual hasta agosto
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó nuevas proyecciones sobre la evolución del dólar oficial en 2025. El informe, elaborado a partir de las estimaciones de 39 analistas locales e internacionales, reflejó un incremento en los valores previstos para los primeros meses del año, aunque con un leve recorte en el cálculo para diciembre.
Según los datos difundidos, la cotización promedio del dólar mayorista alcanzaría los $1.069 en marzo, lo que representó un ajuste de $3,1 respecto a la encuesta anterior. En los meses siguientes, el tipo de cambio continuaría con aumentos graduales hasta llegar a $1.124 en agosto. De confirmarse este escenario, el Gobierno mantendría el esquema de crawling peg del 1% mensual al menos hasta mediados de año.
Para diciembre, la estimación del REM ubicó el dólar en $1.175, lo que implicó una suba del 18,1% interanual, por debajo del porcentaje esperado para la inflación anual de 23,3%. Asimismo, el pronóstico para los próximos 12 meses situó el dólar en $1.287 en febrero de 2026, con una aceleración en el primer bimestre de ese año, en un contexto en el que el Gobierno prevé la eliminación del cepo cambiario.
El mercado ajustó al alza las proyecciones
El relevamiento mostró que las expectativas sobre el tipo de cambio se modificaron en relación con la encuesta anterior. Para el período entre marzo y julio, los analistas aumentaron sus estimaciones, manteniendo la hipótesis de que el dólar continuará bajo un esquema de ajuste controlado.
De acuerdo con el informe, las proyecciones promedio para cada mes quedaron de la siguiente manera:
Marzo: $1.069
Abril: $1.080
Mayo: $1.091
Junio: $1.102
Julio: $1.113
Agosto: $1.124
Diciembre: $1.175
Próximos 12 meses: $1.287 (febrero 2026)
Estos valores reforzaron la idea de que el crawling peg del 1% mensual seguirá siendo la estrategia principal del Ministerio de Economía y el Banco Central para regular la evolución del tipo de cambio oficial.
Sin embargo, para diciembre, las proyecciones se ubicaron en $1.175, lo que representó un ajuste a la baja de $25 respecto al relevamiento previo. Este dato indicaría que los analistas prevén una menor depreciación del peso en los últimos meses del año.
Inflación y dólar: la brecha entre los pronósticos
Los resultados del REM reflejaron una diferencia significativa entre las proyecciones de inflación y la variación esperada para el dólar. Según los analistas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerraría el año con una suba del 23,3%, mientras que el tipo de cambio oficial se ajustaría un 18,1%.
Las previsiones de inflación
Esta brecha implicaría una apreciación del peso en términos reales, ya que la inflación superaría el ritmo de devaluación del dólar oficial. Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, el Gobierno sostuvo que la política cambiaria debía acompañar un proceso de reducción de la inflación sin acelerar la depreciación del peso.
A pesar de este diferencial, los analistas proyectaron que la evolución del tipo de cambio se acelerará en 2026, especialmente en el primer bimestre. Para febrero del próximo año, el dólar mayorista alcanzaría $1.287, con una suba de $72 respecto al relevamiento anterior.
Las proyecciones del REM no solo incluyen estimaciones sobre el tipo de cambio, sino también sobre el crecimiento económico y la tasa de desempleo. En relación con la actividad económica, el informe indicó que el Producto Bruto Interno (PBI) registraría un crecimiento del 4,8% en 2025, con un avance trimestral del 1% en la primera mitad del año.
Por otro lado, las expectativas sobre el mercado laboral se mantuvieron sin cambios. La tasa de desocupación prevista para el cuarto trimestre de 2024 se ubicó en 7%, mientras que para el mismo período de 2025 la proyección fue de 6,8%.
Los datos del REM sugirieron que los analistas prevén una recuperación gradual de la economía, acompañada de una moderación en el mercado cambiario. Sin embargo, el informe también reflejó una incertidumbre en torno a la evolución del dólar en el mediano plazo, especialmente en un contexto en el que el Gobierno anticipó modificaciones en la política cambiaria para los próximos meses.