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El trágico adiós de la mujer de voz angelical que tomaba un jarabe para vomitar, pesaba cuarenta kilos y padecía anorexia nerviosa

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Karen Carpenter tenía 32 años cuando el viernes 4 de febrero de 1983 su corazón se detuvo. Era una de las cantantes más influyentes en la historia de la música y había aprendido a disimular su extrema delgadez. Su mamá era una mujer controladora y su hermano, un hombre envidioso. El final de una artista que llegó a ingerir hasta noventa pastillas por día porque creía que tenía un cuerpo gordo

Su voz es casi todo lo que queda de ella en el universo. Aunque están, también, sus huesos. Polvo que canta. Porque esa voz angelada ilumina el aire. Sobre todo a los que somos de esa época, escucharla nos sobrecoge y eriza la piel.

Esta es la dramática historia de cómo un ser con un talento especial, una de las mejores voces de los años ‘70, se convirtió en alguien profundamente infeliz. Al punto de ver su imagen tan distorsionada que la piel y el alma se le secaron por dentro.

En el año 1975 los lectores de la revista Playboy la eligieron como la mejor baterista del año. Curiosamente fue ese mismo año que alcanzó a pesar solo 41 kilos

La exigida niña cantora

Karen Anne Carpenter llegó al mundo el 2 de marzo de 1950, en New Haven, en el estado de Connecticut, Estados Unidos, dentro de una familia de clase media. Tenía un hermano tres años mayor, Richard Carpenter. Sus padres, Agnes Reuwer Tatum (entonces 35 años) y Harold Bertram Carpenter (42), eran metodistas. Agnes era quien llevaba las riendas de su casa y quien detentaba el poder familiar absoluto. Karen pasó su vida buscando ser aprobada por ella. Agnes era estricta y exigente mientras que Harold compartía con sus hijos la pasión por la música. Los tres disfrutaban, en el sótano de la casa, de la colección de discos de Harold. Fue en ese tiempo que los hermanos se volvieron inseparables. Richard se reveló enseguida como un talentoso para el piano. Agnes lo detectó de inmediato e insistió que debían mudarse a California para que su hijo pudiese desarrollar sus habilidades. Pusieron la casa en venta y, en 1963, se instalaron en Downey, cerca de Los Ángeles y de los estudios musicales.

En 1965 Con Richard y un amigo llamado Wes Jacobs formaron una banda de jazz: Richard Carpenter Trio. Tocaban en boliches de Hollywood. En 1966 ganaron un importante concurso musical de jóvenes talentos, Battle of the Bands, que se llevó a cabo en el Hollywood Bowl. Eso trajo aparejado su primer contrato con la discográfica RCA. Pero las cosas no prosperaron y no pudieron hacer ningún disco por lo que Wes Jacobs abandonó el grupo.

Richard tenía fe en el potencial de la voz de Karen. Estaba convencido de que su hermana era un diamante en bruto: era contralto, poseía una voz angelical perfecta con registros bajos. Se esmeró e hizo para ella arreglos musicales que pudieran explotar al máximo esas virtudes.

Sus canciones parecían estar fuera de todo catálogo de la realidad. A fines de los años 60 y comienzos de los 70 la sociedad entera vibraba al son de los reclamos sobre la guerra de Vietnam. Armaron otro grupo llamado Spectrum con John Bettis, pero volvieron a fracasar. Bettis también los abandonó. Richard, con la ayuda de su madre, consiguió que sus demos circularan por distintas empresas discográficas.

Un día la suerte tocó la puerta. Herb Alpert, fundador de A&M Records, les prestó atención. Les gustó mucho lo que hacían. Comenzó el éxito en abril de 1969. Encima les dieron libertad de acción absoluta. Fue el mismo Alpert quien les sugirió grabar la canción (They long to be) Close to you. El tipo sabía. Esa canción llegó al número uno del ránking en 1970. Luego vinieron los Grammy. Los hermanos eran un suceso en el mundo musical. Ya todos hablaban de ellos y Karen se convertía en la belleza etérea que endulzaba los oídos. Luego llegaron Top of the World, Please Mr Postman, We´ve only just begun, There´s a kind of hush… clásicos que hoy pertenecen a todos los tiempos.

Sus giras las llevaban por el mundo, ganaron un Oscar a la mejor canción original e incluso, a pedido del presidente Nixon, llegaron a cantar en la Casa Blanca en 1972.

Top of The World – Karen Carpenter

Los ricos también lloran

Karen ya tenía suficiente dinero para hacer lo que quisiera. Sobre todo pretendía vivir sola. Su madre dominante se opuso. Dentro de esa casa solo se hacía lo que ella decía.

La familia de clase media ideal no era lo que el mundo creía. Intramuros había tristeza en dosis enfermantes. Richard había empezado a tomar sedantes hipnóticos para combatir su persistente insomnio. Karen padecía una angustia. Eso sí: los discos se vendían como el pan.

La prensa estaba tras ellos. A Karen lo que dijeran la afectaba. Comentaban que era “rellenita” o “gordita”. Con su propia inseguridad a cuestas, esos adjetivos empezaron, literalmente, a matarla. De a poco iría muriendo. Empezó cuanta dieta se le cruzó por delante y aumentó la cuota de ejercicio físico. A las giras viajaba con su personal trainer. La obsesión por la imagen que daba crecía a la par que su fama.

Había encontrado una manera de bajar de peso: comía y, luego, abusaba del jarabe de ipecacuana para provocarse vómitos. Además, empezó a consumir otros laxantes. Llegó a ingerir hasta noventa pastillas por día.

A la par de sus desórdenes alimenticios, en 1975, fue elegida por los lectores de la revista Playboy como la mejor baterista del año. Pesaba por entonces 40 kilos. El mundo la escuchaba embelesado, ¿nadie veía lo evidente?

En 1979 Richard tuvo que ser internado en la clínica Quaaludes para tratar su adicción a los somníferos.

El mánager de Karen, Jerry Weintraub, la convenció para que no perdiera ese tiempo y que grabara un disco como solista. Los ejecutivos del sello discográfico le bajaron el pulgar. No funcionó y perdieron medio millón de dólares. Pero lo cierto es que detrás de ese veto de la empresa estaban los celos de Richard que lo había boicoteado.

Entre la madre excesivamente controladora, sin una vida propia y un hermano enfermo de envidia, su existencia era un infierno. Nadie se ocupaba de lo que ocurría dentro de la Karen profunda. Para su madre Agnes eran los caprichos de una chica exitosa. Solo eso. Karen siguió introduciendo en su cuerpo venenos que la secaban por dentro.

Los medios habían empezado aLos medios habían empezado a tratarla de “rellenita” y “gordita”. Insegura, comenzó a verse como no era. Ya por el año 1973 presentaba síntomas de graves desórdenes alimenticios (Gijsbert Hanekroot/Redferns)

El amor ausente y la negación

Fue en una gira Europea que sus adicciones quedaron expuestas. En una farmacia parisina pretendió comprar montañas de laxantes. A su vuelta fue enviada a Nueva York para una consulta con un experto en desórdenes alimenticios llamado Steven Levenkron. Él armó una reunión familiar que terminó pésimo. Fue incomprendido en la importancia que pretendió darle al tema. No querían ver la raíz del problema: Karen requería contención.

Cada vez la joven se desmayaba más y no podía con su cuerpo. Andaba triste y desangelada cuando se enamoró locamente de Tom Burris. Él era separado, trabajaba en el negocio inmobiliario y era bastante más grande que ella. Pero, una semana antes del ansiado matrimonio, se confesó: tenía hecha una vasectomía por lo que no podría tener hijos.

Karen soñaba con hijos. Se atacó al punto que quiso suspender la boda. Pero Agnes lo impidió: las invitaciones ya estaban enviadas y sería un escándalo muy contraproducente para su carrera, esgrimió. Se casaron en 1981.

Agnes empujaba a Karen a sus abismos.

El casamiento fue un gran error: Burris lo hacía por dinero, estaba tapado de deudas y anhelaba la fortuna de su mujer. Una vez casados comenzó a burlarse de Karen diciéndole que era una bolsa de huesos.

Un año después sobrevino el divorcio.

El 20 de septiembre de 1982 Karen debió ser internada en un hospital en Nueva York para ser alimentada por vena. Con el tiempo pudo volver a consumir alimentos sólidos, pero vivía mintiendo. Decía siempre que había comido. Por otro lado, no concurría a las playas ni se ponía traje de baño para evitar ser mirada. Su flacura despertaba horror. Fue nominada en la lista de la revista Rolling Stone entre las 100 más grandes cantantes de todos los tiempos, pero para las fotos ocultaba siempre sus escasos kilos debajo de montañas de ropa. Había aprendido a simular, era una experta fingiendo. Nadie tenía que ver que ya no tenía pechos ni carne alguna sobre sus huesos.

El 16 de diciembre de ese mismo año volvió a Los Ángeles. Desconsolada por su fracaso amoroso se refugió en el trabajo. Con su hermano grabaron lo que sería su último LP: Made in America. Durante la promoción del disco dieron un reportaje a la BBC.

La periodista le preguntó si era verdad que Karen sufría “la enfermedad del adelgazamiento”. Karen lo negó.

Sus conductas destructivas continuaron. Provocaban un deterioro irreversible en su músculo cardíaco. Karen estaba escuálida, era un alambre moviéndose sobre las tablas.

Karen Carpenter nunca había tenidoKaren Carpenter nunca había tenido demasiada autoestima; su madre, según señalan todos sus biógrafos, tenía debilidad por Richard. Para cuando los Carpenter comenzaron a grabar su primer disco, en 1969, pesaba 50 kilos

Trinos de tristeza

La noche del 3 de febrero de 1983 Karen durmió en la casa de sus padres. Al día siguiente tenía que firmar los papeles de divorcio. La recorría una pena infinita.

En la mañana del viernes 4 de febrero su madre Agnes escuchó un golpe proveniente del piso superior. Subió corriendo. Desplomada en el suelo estaba lo que quedaba de su joven hija de 32 años.

En la casa de Downey afuera estallaba el sol. Dentro se había desatado la tormenta final.

Agnes llamó a los gritos a Harold quien intentó revivir a su hija Karen con la ayuda de la casera. Mientras, la ambulancia iba en camino. La llevaron al Hospital Downey Community donde veinte minutos más tarde la declararon fallecida.

El médico forense Ronald Kornblun fue el responsable de realizar la autopsia para certificar la causa. Al profesional le llamaron poderosamente la atención las marcas de agujas que presentaba el cuerpo Karen. Eran las pruebas contundentes de que había sido alimentada por vena en los meses previos. El reporte llevó el número N° 83-1611 y sostuvo que el motivo de la muerte fue “irregularidades en los latidos causados por desequilibrios químicos asociados con la anorexia nerviosa”. Lo cierto es que el jarabe de ipecacuana del que la víctima abusaba disminuyen los niveles de potasio y puede producir arritmias y que el corazón se detenga.

Los padres rechazaron de cuajo el informe forense. Dijeron que en el departamento de Karen no había rastros ni frascos vacíos de ipecacuana. Richard también aseguró que su hermana nunca consumió ninguna sustancia que pudiera dañar sus cuerdas vocales, admitió que solo tomaba laxantes “para regular el peso”.

Eso se llama negación. Karen tenía anorexia nerviosa.

La familia de Karen había suprimido la existencia de un problema evidente en cada escenario. Algo que estaba a la vista del mundo que observaba impávido el declive físico de Karen Carpenter.

Close To You – Karen Carpenter

Su eterno legado

Con el tiempo, artistas como Madonna, K.D.Lang y Shania Twain han reconocido la influencia musical de Karen Carpenter en sus carreras. Hubo un disco en homenaje al dúo para el que se unieron varias bandas musicales y que llevó por título Si yo fuera un Carpenter. En 1988 se lanzó la película The Karen Carpenter Story, dirigida por Joseph Sargent y, también, aunque no figura en los créditos, por el propio hermano de Karen, Richard. La actriz que la encarnó fue Cyntia Gibb y en el filme se cuenta su vida y su batalla contra la anorexia y la bulimia en una versión light de la tragedia. Más picante fue la realizada por Todd Haynes en 1989: Superstar: The Karen Carpenter Story. Protagonizada por muñecos (Karen es una Barbie), narra una versión crítica de la familia y de su entorno: Richard es mostrado como un explotador ególatra y como el hijo preferido de su madre mientras Karen es una enferma sometida por la industria cruel, una familia voraz y la prensa amarilla. Esta película casi no pudo verse: Richard Carpenter le hizo juicio a Haynes quien no poseía los derechos para reproducir las canciones. La justicia mandó a destruir las copias y, en 1990, salió de circulación.

En 2010, un libro reconstruyó la tragedia de Karen: Pequeña chica triste: la vida de Karen Carpenter, de Randy L. Schmidt. Resulta una mirada más amable sobre la familia. Pero hubo varios libros sobre su historia que fueron viendo la luz entre los 150 millones de discos vendidos en todo el mundo.

La epidemia de los trastornos alimenticios siguió su curso en el planeta y continúa haciendo estragos en el presente. Más del 90 por ciento de los afectados son mujeres y se calcula que hoy el 9% de la población femenina mundial sufre algún tipo de desorden de la alimentación. La falta de alimento daña neuronas, provoca fatiga y pérdida de la menstruación, debilita los huesos, afecta la concentración, produce anemia severa y lastima al corazón.

Durante ocho larguísimos años Karen experimentó este trastorno peligroso. Pero poco se hablaba por entonces de bulimia y anorexia.

Verse gorda frente al espejo, vomitar lo que habíamos ingerido con ansiedad extrema, eran moneda frecuente para las chicas que transitábamos la adolescencia por esos años en los que se sabía tanto menos que ahora. Para muchas, incluida la que escribe esta nota, la muerte de Karen Carpenter fue un shock y un aviso con grandes letras rojas. Con eso no se juega. Con esa conducta podés morirte. A veces, funciona el susto; otras, no alcanza.

Hace 42 años Karen fue fagocitada por la angustia del espejo. Nos quedó la maravilla de su voz.

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Rubén Zalazar, el hombre que murió intentando salvar a las nenas desaparecidas en Bahía Blanca

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Era oriundo de la provincia de Río Negro, trabajador de Andreani y padre de dos hijos menores de edad. Su fallecimiento fue confirmado la tarde del domingo.

A tres días del trágico temporal que azotó a Bahía Blancael saldo de víctimas fatales asciende a 16 personas. Entre ellas se encuentra Rubén Zalazar, el hombre que intentó rescatar a Delfina y Pilar, dos niñas que aún permanecen desaparecidas.

Su cuerpo fue hallado este domingo por la tarde, según informó el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso.

Zalazar era rionegrino, trabajador de la empresa de correos Andreani. Había viajado desde Viedma a Bahía Blanca. En su intento por regresar, quedó varado debido al temporal y fue arrastrado por el agua en la zona de El Cholo, Cerri. Uno de los epicentros de las mayores inundaciones, al igual que Ingeniero White.

Durante la catástrofe, según relata La Nueva, logró sostener en brazos a Pilar Hecker, una de las dos niñas desaparecidas.

Las menores viajaban junto a sus padres hacia la casa de unos parientes en Mayor Buratovich para refugiarse de la tormenta. Sin embargo, en plena Ruta 3, el auto en el que se trasladaban, conducido por Andrés Hecker, quedó atrapado en el agua y fue arrastrado por la corriente.

El valor de Zalazar

Al intentar auxiliarlos, Zalazar y la familia fueron llevados por la fuerza del agua. La madre de las niñas logró ser rescatada con vida, pero la búsqueda de las pequeñas continúa.

«La camioneta se quedó, se detuvo, se empezó a llenar de agua, ellos subieron a los techos para tratar de estar lejos del agua, a resguardo, y estaban arriba del techo y vino más agua y en cuestión de segundos se fueron arrastrados», relató el ministro Alonso a la prensa.

Zalazar era oriundo de la provincia de Río Negro y padre de dos hijos menores de edad. Tras la confirmación de su fallecimiento, el vicegobernador rionegrino, Pedro Pessatti, expresó sus condolencias: «con profunda tristeza recibimos la noticia del hallazgo sin vida de Rubén Zalazar, el chofer rionegrino, hijo de Viedma, que perdió la vida intentando ayudar en medio de esta tragedia».

Inundaciones Bahía Blanca zalazar

Asimismo, destacó su valentía y sacrificio: «su gesto de grandeza y heroicidad nos conmueve y nos recuerda la grandeza de quienes arriesgan todo por los demás. Expresamos nuestras condolencias a su familia y seres queridos, y seguimos con esperanza la búsqueda de Delfina y Pilar».

El hallazgo del cuerpo de Zalazar se logró luego de identificar su camioneta, un elemento clave en la investigación. Alejandro Marengo, hermano de la mediática Rocío Marengo, aportó información crucial tras rastrear la zona con su avioneta.

«Nosotros tenemos campo en Mayor Buratovich. Cuando se empezó a hablar de esta camioneta que faltaba, que no la encontraban y que las nenas estaban en el techo, mi hermano fue porque conoce muy bien la zona. El campo nuestro da a la costa y conoce muy bien de marea, de agua y de todo. Salió con su avioneta a rastrillar la zona. Automáticamente, sacó las fotos y las envió al municipio que pudo localizar la camioneta. Como mi hermano, todo el mundo está haciendo lo que está a su alcance», explicó Rocío.

Por su parte, el intendente, Federico Susbielles, advirtió sobre la situación de las niñas, en conferencia de prensa: «hay una denuncia realizada y un registro visual de la situación que nos hace presumir, lamentablemente, un mal desenlace. En un vuelo vimos la camioneta a la izquierda, saliendo de la ruta».

 

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Bahía Blanca: «Más del 70% de los bahienses sufrió daños o lo perdió todo»

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Así lo confirmó el intendente Federico Susbielles. Destacó que en materia de seguridad “no hubo ningún tipo de incidente ni situaciones vinculadas a la violencia”.

En conferencia de prensa, el intendente de Bahía Blanca Federico Susbielles detalló que el agua cede “paulatinamente” en las zonas afectadas, pero que “más del 70 % de los bahienses han tenido daños graves o lo han perdido todo”, lo cual, según la cantidad de habitantes detallada por el propio jefe comunal, daría una cifra de más de 238.000 personas afectadas.

“La situación del agua ha ido cediendo paulatinamente, Ingeniero White, Boulevard y Saladero empiezan a retomar la normalidad, del mismo modo que el casco histórico. Queda la calle final antes del ingreso a puerto, que tiene aproximadamente 30 centímetros de agua. Estamos trabajando con gente de hidráulica para ver de qué manera la vamos a desagotar”, explicó el jefe comunal.

Susbielles también sostuvo que en el caso de General Daniel Cerri todavía hay agua en una zona de quintas, “sin riesgo para la gente que está en el lugar”, mientras que el Ejército trabaja con camiones especiales para asistir a las familias afectadas.

En cuanto a los barrios 17 de Agosto, Viajantes del Sur y Villa Hipódromo, el alcalde bahiense explicó que “son ollas, hondonadas”, por lo que se trabaja con tres bombas para drenar el agua de manera progresiva.

Seguridad en Bahía Blanca

“En materia de seguridad, ayer no hubo ningún tipo de incidente ni situaciones vinculadas a la violencia. Quiero resaltar el grado de civismo de nuestra comunidad, que estuvo en su casa y con ese aporte logró mantener la paz” ponderó Susbielles al agradecer al Ministerio de Seguridad bonaerense, que mantiene más de 700 efectivos en la ciudad.

Asimismo, el jefe comunal destacó el trabajo “articulado con las fuerzas federales” y mencionó la presencia de la ministra de Seguridad nacional Patricia Bullrich, además de Prefectura, Gendarmería y la Policía Federal Argentina, las cuales operan en conjunto.

El intendente recordó que Bahía Blanca es una ciudad de 340.000 habitantes y que “desde muchos rincones de la Argentina están preparando ayuda para la ciudad, que está en proceso de llegada”.

“Hemos logrado distribuir 100 toneladas de alimentos, más de 18.000 litros de lavandina y estamos en proceso de distribuir 1.300 colchones, de los cuales nos quedan 300 en stock», explicó.

“Hubo que conformar los centros de evacuados, tenemos 500.  Entendemos el dolor y la angustia de nuestros vecinos, estamos tratando de llegar a todos los rincones de la ciudad. Más del 70% de los bahienses han tenido daños graves y muchas familias lo han perdido todo”, reconoció.

En cuanto a los servicios públicos, sostuvo que en materia de energía se recuperó el 70% del servicio eléctrico de la ciudad, a través de la empresa EDES, encargada del suministro.

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Por qué el temporal trágico de Bahía Blanca demuestra que se necesita más Estado y más ciencia

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Advertencias de especialistas desoídas. Recortes presupuestarios del Gobierno nacional en áreas claves como Emergencias e Infraestructura Hidráulica. Obras que son necesarias, en un momento donde se rechaza la obra pública. Y el cambio climático que demanda acciones urgentes para mitigar y adaptar a las ciudades para eventos cada vez más extremos.

Que lluevan casi 350 milímetros en 4 horas suena imposible de contrarrestar para cualquier distrito en cualquier circunstancia, sin embargo el temporal trágico de Bahía Blanca demostró algunas certezas: que ya sea para prevenir, mitigar o reconstruir, se necesita más Estado y más ciencia. Dos entes denostado por la actual gestión nacional embanderada en el mote de La Libertad Avanza.

Paula Zapperi es Doctora en Geografía, investigadora del CONICET y trabaja en la UNS de Bahía Blanca. Se especializa en Hidrografía Urbana y estudia las inundaciones en esa ciudad. Ya en su tesis doctoral de 2012 anticipaba lo que pasó en Bahía Blanca, describía su ubicación y la importancia de cauces de agua de la zona, resaltando que la localidad se encuentra emplazada en la cuenca inferior del arroyo Napostá cuyo curso la atraviesa en su interior: «En el sector norte se erigen áreas parquizadas en torno a su cauce y aguas abajo se han efectuado obras de entubado», especialmente en lo que respecta al Canal Maldonado.

Y advertía: «el aumento de ocurrencia de tormentas de verano de los últimos años expone a la ciudad a precipitaciones intensas por lo que el mantenimiento y mejoramiento del sistema de desagües pluviales es fundamental para evitar los inconvenientes generados por los anegamientos».

El ataque a las ciencias y las universidades

Eventos como el del viernes pasado demuestra la importancia de escuchar más a los trabajos científicos que los estudian y los alertan. Sin embargo, a comienzos de este año, el Gobierno nacional emitió la Resolución 10/2025, avanzando (una vez más) sobre el sector científico y universitario. Apoyado en los medios afines de siempre, vendió la medida como un ajuste hacia «piqueteros» aludiendo a la disolución de supuestos convenios con ese tipo de asociaciones, que en realidad son ínfimos, casi inexistentes, en el mapa científico nacional. Lo que sí existen son numerosos fondos y alianzas con organizaciones nacionales e internacionales, instituciones del sector y otras jurisdicciones, que se van a perder a causa de la flamante decisión del Ejecutivo: cortan las investigaciones que no estén «al servicio del crecimiento económico y desarrollo estratégico del país».

«Resulta imperioso que la evaluación de los programas se realice verificando su correlato con el Plan Estratégico definido para el 2024-2025, el cual tiene su eje en la redefinición y reorientación de las estructuras institucionales y sistemas de evaluación relacionados con la gestión del conocimiento y la promoción de la ciencia y la tecnología, con una política orientada a la generación de conocimiento y el desarrollo de tecnologías al servicio del crecimiento económico y desarrollo estratégico del país, con asiento en las temáticas de agroindustria, energía y minería, economía del conocimiento y la innovación y salud», plantea la Resolución 10 de la Jefatura de Ministros, liderada por Guillermo Francos, a cargo de la Secretaría de Ciencia.

Y continúa: «Que, en este sentido, corresponderá dar por finalizados aquellos programas cuyos objetos no encuentren asidero en el citado Plan Estratégico. Que las medidas que se adopten deberán realizarse procurando soluciones que reduzcan las contingencias presentes y futuras para el ESTADO NACIONAL y en definitiva de todos los argentinos, minimizando los riesgos y costos a su mínima expresión«.

En ese marco, aceptarán solo las que estén desarrolladas en un valor mayor al 30% de ejecución. El resto entrará «en revisión» o directamente se cerrará. Siempre y cuando no sean los temas de interés del gobierno. El cambio climático y las ciencias sociales, son de los temas considerados «no estratégicos».

Según el gobierno, ajustarán $ 1867 millones destinados a investigación en 70 programas sociales. Desde el organismo explicaron a medios amigos que esos programas «no cumplen con el grado de pertinencia y aporte efectivo al desarrollo» del área. En algunos casos hasta se exigirá la devolución del dinero destinado.

La Federación de Docentes Universitarios (FEDUN), la de Sindicatos Universitarios de América del Sur (FESIDUAS) y la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos (FEDLATCI) expresaron que la resolución «plantea la eliminación de las investigaciones científicas relacionadas con las ciencias sociales, el medio ambiente y el calentamiento global entre otras, lo que representa un ataque directo al avance del conocimiento y un grave retroceso en las políticas públicas orientadas al desarrollo sostenible y la soberanía científica nacional. Esta medida refleja una postura negacionista que desconoce la importancia estratégica de la ciencia y la tecnología para abordar los desafíos globales y locales».

A raíz de esta Resolución, el bloque de Unión por la Patria denunció penalmente a Francos por «abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público». Incluye un pedido de “no innovar” con la medida del Gobierno.

Advertencias y obras necesarias en Bahía

El periodista de La Nueva, Juan Florín, publicó en las últimas horas que el ingeniero hidráulico Luis Ferraz advertía mucho tiempo atrás que Bahía Blanca era una ciudad vulnerable y que ya en las enormes lluvias de abril de 1980 que afectaron a Azul y Olavarría, Bahía se había salvado por apenas 50 kilómetros porque esa lluvia no cayó sobre la vertiente sur de las sierras.

Mencionó las terribles inundaciones de 1933 y 1944 en el sudoeste bonaerense, con varios muertos: «junto a la de 1884, las últimas grandes en Bahía, pero en ese caso, con 160 milímetros de lluvia, el Napostá alcanzó un caudal de al menos 500 m3 de agua por segundo, obligando a la construcción del canal Maldonado. Y más acá en el tiempo, el 28 de febrero de 2001, 200 milímetros se descargaron sobre la cuenca alta del río Sauce Grande, generando un impresionante torrente de agua que fue a parar al dique Paso de las Piedras».

Es decir, había antecedentes. Y la UNS y la UTN hace tiempo vienen alertando sobre esto: «ya en los 80 el ingeniero Ferraz tenía evaluadas las zonas que se iban a inundar con una lluvia de 200 milímetros. Otros especialistas, como el ingeniero Jorge Luque, señalaron que en una lluvia de 300 milímetros, como la que sacudió a La Plata en 2013, iba a generar inundaciones en toda la ciudad, salvo en la zona alta, es decir, algo muy similar a lo que pasó ahora».

¿Los efectos de una catástrofe de este tipo se podrían haber morigerado? «Se trata de obras muy grandes que son para concretar ante eventos excepcionales, obras que ningún gobierno quiere encarar. Además de mantener en impecable estado el canal Maldonado, el cauce del arroyo Napostá y el entubado, una medida muy necesaria sería reemplazar el antiguo puente ferroviario que está (si es que aún quedó en pie) sobre el canal Maldonado, a la altura de calle Don Bosco, porque eso reduce mucho la capacidad de evacuación del agua hacia el mar. Pero también hay obras más importantes. Principalmente una: la construcción de un dique a la altura del Puente Canessa, que sirva para embalsar el agua del arroyo Napostá, regulando sus crecidas y, al mismo tiempo, generando un lago para uso turístico y agua destinada a la industria».

Apuntó que de las tres obras que históricamente se recomendaron para evitar inundaciones: canal Maldonado, profundización del Napostá y dique en Canessa, sólo esta última no se concretó: «repasemos, el canal puede absorber 260 m3 por segundo, el entubado 40 m3/s como máximo y una lluvia de 200 mm aporta 500 m/s, es decir, las defensas no alcanzan ni por asomo. Imaginate con una lluvia como esta última, que fue bastante mayor».

Capital Humano

Más allá de que en las últimas horas salió en sus redes a intentar proclamar una ayuda para Bahía Blanca (¿habrán destinado a esta ciudad los alimentos a punto de vencerse y las frazadas que tenían amontonadas en los depósitos y que debían haber entregado a los comedores y movimientos sociales?), hay un Ministerio nacional que no se está destacando por su presencia: el de Capital Humano, de Sandra Pettovello.

El 5 de marzo, hace tan solo 72 horas, la ministra y su par de Justicia, Mariano Cuneo Libarona, firmaron el decreto 151/2025 en el que avanzaron con el despido de 2.000 trabajadores de la extinta cartera de Desarrollo Social.

Entre las áreas derogadas (Artículo 14. Anexo 8), se encontraba la Dirección Nacional de Asistencia en Situaciones de Emergencia Social, dependencia que se encontraba bajo la órbita de la Subsecretaría de Políticas Sociales y que podría haber colaborado en la asistencia a los damnificados por el temporal. 

Allí también se enmarcaba la Dirección de Emergencias, que tenía a su cargo las coordinaciones de Asistencia Crítica, la de Asistencia Institucional y la de Asistencia Social Directa.

En su decisión de disolver la Dirección Nacional de Emergencias, Capital Humano echó o puso a disponibilidad a sus 485 empleados. Esta Dirección tenía como objetivo brindar asistencia frente a catástrofes con el envío de insumos y profesionales para la contención de las personas damnificadas.

Sin infraestructura hidráulica a nivel nacional

Desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) enfatizan que a la falta de previsión climática en el desarrollo de políticas públicas se le suman decisiones gubernamentales orientadas a la subejecución presupuestaria y la reducción de áreas del Estado claves para el abordaje de emergencias.

Por ejemplo, con la ejecución del proyecto “Apoyo para la Expansión de Obras de Adaptación a Extremos Climáticos” —enmarcado, en el Presupuesto nacional, dentro del programa de «Desarrollo de la Infraestructura Hidráulica», dependiente de la Secretaría de Obras Públicas— cayó de $37.155 millones en 2023 a apenas $46,6 millones en 2024: una reducción del 99,96% en términos reales.

“Esta caída responde a dos factores principales: por un lado, el recorte en el presupuesto vigente del proyecto, que pasó de $37.307 millones a $24.989 millones; y por otro, a la decisión política de ejecutar solo el 0,2% de su presupuesto”, denuncian.

“Las inundaciones en Bahía Blanca constituyen una tragedia que nos obliga a abordar con urgencia la necesidad de adaptarnos al cambio climático para evitar nuevas pérdidas y daños. Esta situación subraya la importancia de que Argentina implemente políticas integrales de acción climática, que contemplen una estrategia nacional de alerta temprana y protocolos que contemplen la salud y el cambio climático; y sostenga un presupuesto adecuado para paliar los daños y las pérdidas que sufre la población con este tipo de eventos, especialmente los grupos más vulnerables”, indican desde la organización ambiental.

Hacerle frente (y adaptarse) al cambio climático

Desde FARN subrayan que actualmente convivimos con impactos del cambio climático que ya son irreversibles, como los cambios en los patrones de precipitaciones o los cambios extremos de temperaturas: «cuando hablamos de pérdidas y daños ya llegamos tarde. El objetivo para prevenir y reducir los impactos de estos fenómenos debe ser la adaptación».

Entre las amenazas climáticas identificadas y reportadas por Argentina en su Primer Reporte Bienal ante la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, se espera un incremento en la frecuencia e intensidad de lluvias torrenciales así como un aumento en el nivel del mar que afectará tanto a la costa argentina como al Río de la Plata: «de acuerdo al reporte, esto podría generar inundaciones permanentes en algunas zonas de nuestro país, sobre todo en la costa sur de la provincia de Buenos Aires».

Foto: NA

Remarcan que lo sucedido en Bahía Blanca es una muestra más de cómo el cambio climático está alterando el patrón de los fenómenos climáticos: «la infraestructura de la ciudad no estuvo preparada para manejar los niveles de agua que cayeron en un corto período de tiempo, desbordando la capacidad de drenaje. Esto puso en evidencia la falta de una planificación urbana adecuada, así como de planes de respuesta rápida ante eventos climáticos extremos».

Negar la existencia del cambio climático y sus impactos impide llevar adelante políticas públicas orientadas a prevenir y reducir los daños que vimos durante este fin de semana. Y las advertencias desde la ciencia climática vienen incrementándose hace décadas: «la planificación urbana debe adaptarse a las nuevas realidades climáticas, mejorando los sistemas de drenaje y rediseñando las infraestructuras para resistir eventos climáticos extremos. Además, se debe avanzar en políticas de prevención y en la construcción de una conciencia colectiva sobre la necesidad de un desarrollo más sostenible y resiliente ante los cambios que ya estamos experimentando».

Más obra pública, más Estado

Ante el reclamo de la intendencia y la gobernación, el Gobierno nacional anunció el envío de 10.000 millones de pesos para tareas de «reconstrucción». La pregunta es: si hay plata, ¿no debería el Ejecutivo tomar nota de tragedias como la de Bahía e invertir en obra pública en todo el país en lugar de ufanarse de no hacerlas? Es necesario reconstruir rutas, pero mientras el Estado nacional sigue cobrando el impuesto al combustible, del cual casi un tercio debe ir a Vialidad Nacional para obras viales, en 2024 apenas transfirió menos de la mitad de lo que corresponde. No invertir en infraestructura es sinónimo de perder vidas.

Por las dudas, desde Nación ya advirtieron que «el plan de para reconstruir la ciudad (en referencia a Bahía Blanca) es un tema que tiene que ver con el municipio y con la provincia».

En FARN completan: “la reconstrucción de las comunidades afectadas es solo el primer paso. Es necesario, para reducir la vulnerabilidad del territorio ante las amenazas climáticas ya identificadas y evitar futuros desastres, implementar en su totalidad el Plan Nacional de Adaptación y construir resiliencia en las ciudades”.

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