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El testimonio de la amiga secreta de Diego Maradona: cuando le contuvo las lágrimas y la trastienda de su despedida más íntima

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Se llama María Fernanda Márquez Miranda, conoció al Diez a mediados de 1996 y, aunque nunca se mostró públicamente con él, se convirtió en su confidente durante varios años hasta que perdió su contacto. “Él siempre decía que lo que le gustaba de mí, era que yo lo trataba como un tipo común”, contó

Mirá que sos rara vos”, le dijo Diego Maradona cuando la conoció, a mediados de 1996. Pero María Fernanda Márquez Miranda no era rara. Simplemente era distinta a las mujeres que él solía conocer en aquellas largas noches en las que la droga y el alcohol eran protagonistas. Cuentan, los que saben, que el Diez llegó a enamorarse de ella. Pero que la respetaba demasiado. Y que prefirió conformarse con su amistad antes que intentar algo más y correr el riesgo de perderla para siempre. Porque ella logró ver al hombre más allá del ídolo. Y lo hizo muy lejos de las cámaras.

—Para saber un poco de usted, ¿qué edad tiene, a qué se dedica, tiene hijos…?

—¿Y cómo lo conoció a Diego?

—Yo estaba cenando con mi prima en un restaurante y boliche que se llamaba Sky Ranch. Me acuerdo que yo siempre decía que el día que lo conociera a Maradona le iba a decir que era el mejor jugador del mundo y le iba a pedir una foto. Pero, cuando lo vi, me quedé muda. Es más, junto a él estaba Leo Sucar, que es mi amigo, y me lo quiso presentar. Pero cuando Diego me iba a dar un beso le corrí la cara…

—¿Por qué?

—¡Por los nervios que me agarraron! Cuando me calmé y reaccioné, lo busqué a mi amigo para decirle que por favor me lo presentara. Y él me dijo: “Fer, te saludó y le diste vuelta la cara”. Entonces le dije que había sido por la emoción, que le prometía que no lo iba a volver a hacer. Así que nos acercamos de nuevo y él, súper humilde, se presentó diciendo: “Soy Diego”.

"Esa noche lo conocí a Diego y años más tarde me firmó la foto. Por eso la tengo en un cuadro", cuenta Fernanda“Esa noche lo conocí a Diego y años más tarde me firmó la foto. Por eso la tengo en un cuadro”, cuenta Fernanda

—¿Entonces?

—Yo le dije: “Soy Fernanda”. Y lo primero que se me ocurrió comentarle fue: “¡Qué lindos zapatos tenés!”. A lo que él me contestó diciéndome la marca.

—¿Y qué marca eran?

—Versace.

—Claro.

—Entonces se quedó como helado.

—Era evidente que no se esperaba un elogio a su calzado…

—¡Totalmente! Ahí me dijo: “¿Mirá que sos rara vos, eh? Nunca nadie me miró los zapatos cuando me presentaron”. Pero a mí me salió eso. La cosa es que él estaba en una mesa de la izquierda intentando cenar, porque la verdad es que la gente no lo dejaba comer en paz. Y al rato nos invitó a mi prima y a mí, que estábamos esperando a otras amigas, a que nos sumáramos con ellos. Pero lo mío era una torpeza tras otra…

—¿Qué pasó?

—Yo trataba de mostrarme lo más natural posible, pero no me salía. Como yo no tomo alcohol, me llevé el vaso de gaseosa con limón que tenía en mi mesa. Y Diego me dijo: “Pero mirá que te estoy invitando, eh”.

—¿Pensó que lo hacía para no gastar?

—Exacto. Y yo le dije: “Ya sé que me estás invitando, pero como veo que están tomando alcohol y yo no tomo”. Entonces él me respondió: “Pero yo te juro que si te pedís una gaseosa con limón yo te la pago igual, no hace falta que te traigas la de tu mesa”.

"Este es un altar que tengo de Diego en mi casa, donde está el único autógrafo que le pedí para mí, porque siempre le pedía para otros, y los dos frasquitos del perfume Angel qué él usaba", describe Fernanda“Este es un altar que tengo de Diego en mi casa, donde está el único autógrafo que le pedí para mí, porque siempre le pedía para otros, y los dos frasquitos del perfume Angel qué él usaba”, describe Fernanda

—Suena lógico.

—Yo estaba muy nerviosa. Y él siguió: “¡Mirá que sos rara, eh! Me mirás los zapatos, no tomás alcohol…”. Pero al rato nos sentamos y empezamos a charlar. Y ahí pude empezar a conocer al otro Diego, al que no se podía ver por la televisión. Justo era la época en la que a Guillermo Cóppola lo habían metido preso. Y me acuerdo que en el programa de Mauro Viale se hablaba todos los días de ese tema. Así que era todo un escándalo.

—Era una época complicada para Maradona en cuanto a las adicciones…

—Gracias a Dios yo nunca lo vi en mal estado. Sí te puedo decir que algunas veces lo noté como más exaltado y todo eso. Pero bueno, el champagne era moneda corriente en sus mesas…

—¿Cómo continuó la noche?

—Yo en ese momento estaba de novia con el que después fue mi marido y padre de mis hijos, que casualmente también se llama Diego. Él no había ido conmigo ese día, así que le pedí a Maradona si lo podía llamar para saludarlo.

—¿Lo llamó?

—Sí, fue tan amable que lo llamó. Pero era un jueves, día laboral, a la una de la mañana. ¡Imaginate que te llamen a esa hora y te digan: “Hola, soy Maradona”! Mi novio no le creyó y le cortó. Así que lo volvió a llamar y le dijo: “Acá estoy con tu novia, Fernanda”. La cuestión es que se pusieron a charlar. Y, cuando yo quise regresar a mi casa, Diego me acompañó a tomarme un taxi y me pidió el teléfono para ver si llegaba bien.

—¿Se lo dio?

—Le di el de mi casa, porque en esa época eran muy pocos los que tenían teléfonos celulares. Y, efectivamente, calculó cuánto tiempo podía tardar y me llamó para chequear que había llegado bien. Ese fue el primer llamado.

Fernanda junto a Maradona el día que el astro invitó a merendar a sus hermanos para conocerlosFernanda junto a Maradona el día que el astro invitó a merendar a sus hermanos para conocerlos

—¿Y cuál fue el siguiente?

—En ese momento Diego estaba viviendo en hoteles. Lo digo en plural, porque se mudaba de uno a otro cada vez que la prensa averiguaba dónde estaba. Así que me llamó para que fuera con mi novio a cenar con él adonde estaba parando, para que él también pudiera conocerlo personalmente. Así que comimos, charlamos y nos intercambiamos los teléfonos para seguir en contacto. Es sabido que Maradona cambiaba los celulares todo el tiempo porque enseguida se lo viralizaban. Pero pudimos entablar una relación muy linda durante años. Y él siempre decía que lo que le gustaba de mí, era que yo lo trataba como un tipo común.

—¿Pudo llegar al ser humano más allá del ídolo?

—Claro. Yo siempre había sido fanática suya. Pero no sé, me salió naturalmente tratarlo como a cualquier otra persona. Y a él le gustaba eso. Por darte un ejemplo, un día me llamaba para pedirme que fuera a visitarlo, me decía que me mandaba un auto. Y yo yo le respondía que no podía porque estaba planchando. Entonces él se reía y me increpaba: “¡Mirá que sos un personaje vos! ¿Le estás diciendo que no a Diego Armando Maradona porque estás planchando?”. Pero yo le decía: “Sí, estoy planchando”.

—¿Y de qué le hablaba en esos encuentros? ¿Mencionaba a sus hijas, Dalma y Gianinna?

—Muchísimo. La experiencia más movilizante que tuve con él, fue una vez que se puso a llorar en mi falda. Estaba llorando como un nene diciendo que él no podía cumplirle la promesa que le había hecho a Dalma de llevarla al cine, porque la gente no se lo permitía. A él le daban las películas para que las viera en su casa. Pero él quería ir al cine con sus hijas como todos los padres y no podía. Esas situaciones lo ponían muy mal. Como otro día que Gianinna le había pedido que la llevara a un shopping y tampoco le pudo dar el gusto.

—¿Le hacía referencia a Claudia Villafañe?

—Sí. En ese momento ellos estaban que iban y venían, pero él siempre la valoró como mujer. Hablaba maravillas de ella y remarcaba el amor que sentía hacia sus hijas.

Un ejemplar del libro Yo soy el Diego dedicado para Fernanda y su maridoUn ejemplar del libro Yo soy el Diego dedicado para Fernanda y su marido

—¿De Diego Junior decía algo? Porque Jana nació el mismo año en que ustedes se conocieron y Dieguito llegó mucho después…

—No, no, no… Nunca me habló de él. Pero de las nenas sí.

—Se decía que en esa época no iba a visitarlas mucho porque no quería que ellas lo vieran mal. ¿Le consta esto?

—Sí, eso también me lo decía. Yo siempre le puse las cosas en claro, en el sentido de que yo no tomaba alcohol, no era una chica de la noche ni consumía drogas, así que él nunca se presentó conmigo estando mal. Ni hizo nada delante mío. Pero sí sabía que en ese momento Diego estaba luchando contra sus adicciones.

—¿Y usted intentaba ayudarlo de alguna manera? En aquella época las drogas eran un tabú y había menos herramientas para tratar el tema…

—Tal cual. Siempre se habló del entorno de Maradona. Y era cierto, porque sacando a Guillermo era como que todos se la creían más que él. Diego era una persona súper humilde. Por lo menos, el Diego que yo conocí. Y quería compartir todo lo que tenía. Si te invitaba a tomar algo, por ejemplo, te insistía para que te pidieras más y más. Para darte una idea, un día invitó a merendar a mis hermanos, Axel y Guido, para poder conocerlos. Y los esperó con comida como para quince personas.

—¡Qué momento para sus hermanos!

—Imaginate, estaban enloquecidos. En ese momento, Diego estaba en un hotel céntrico y me pidió que fuera con ellos. Le causaba mucha gracia que uno se llamara Axel. Me decía: “¿Va a venir a verme Axel Rose?”. Y estaba muy entusiasmado por verlos. Pero cuando subimos a la habitación nos abrió él mismo, no era que tenía un séquito de asistentes como alguno se puede imaginar. Él nos estaba esperando, nos servía la gaseosa, nos convidaba las masitas…Y en un momento les dijo preocupado: “Chicos, no tengo ningún regalo para darles”. Mis hermanos no podían emitir una palabra de la emoción. ¡Y él encima quería hacerles un regalo!

—De más está decir que a Maradona le gustaban mucho las mujeres y que usted es particularmente atractiva, así que imagino que en más de una oportunidad la debe haber querido cortejar…

—Sí y no.

Fernanda y Diego en uno de sus tantos encuentros de amigosFernanda y Diego en uno de sus tantos encuentros de amigos

—¿Cómo sería eso?

—Él respetaba muchísimo que yo tuviese novio. Y, sobre todo, que fuera alguien a quien él conocía. Así que, aunque siempre me decía que yo era muy linda y que si me hubiera encontrado soltera la cosa hubiera sido distinta, nunca intentó nada más. Porque, además, en ese momento yo estaba con todos los preparativos de mi boda. Y de hecho, cuando me casé en el ‘98, lo invité a la fiesta.

—¿Fue?

—No, nos dijo a mi novio y a mí que nos agradecía mucho la invitación pero que no iba a ir, porque si no nos iba a opacar la celebración.

—Muy sensato de su parte…

—Es que era cierto. Estando Maradona, nadie le iba a prestar atención a los recién casados.

—Y su novio y luego marido, ¿no sentía celos de su relación con Diego?

—No, porque él casi siempre estaba con nosotros. Me acuerdo que Diego nos invitaba a cenar o a ir a La Diosa, que también era boliche bailable, pero íbamos los dos juntos. Y era al contrario: Maradona se ponía celoso si nosotros íbamos a saludar a otro famoso. Una vez, por ejemplo, estaba Alejandro Lerner y yo le dije que me encantaría conocerlo. Pero él me respondió: “Ustedes están conmigo. ¿Quién es Alejandro Lerner al lado mío?”.

—Convengamos que era bastante posesivo con sus afectos…

—Sí, era como si fueran de su propiedad. Pero nunca hubo celos que tuvieran que ver con la pareja.

"Este plato me lo firmó Diego antes de irse a Cuba en una cena. La frase dice mucho de lo que él sentía...", confiesa Fernanda“Este plato me lo firmó Diego antes de irse a Cuba en una cena. La frase dice mucho de lo que él sentía…”, confiesa Fernanda

—Le pregunto como mujer: más allá del amor que sentía por su novio, ¿nunca tuvo la fantasía de estar con el ídolo?

—No, porque la persona superó ampliamente lo que yo esperaba del crack del fútbol. Era tan terrenal, a pesar de ser la persona más conocida mundialmente. Fijate que todos, incluida yo, moríamos por conocerlo y por poder compartir algo con él. Pero él era un tipo humilde. Y yo siempre valoré más la amistad que él me dio que cualquier otra cosa. El hecho de que me contara su vida, que no tuviera tapujos a la hora de llorar adelante mío y que quisiera a mi familia me conmovía. Por darte un ejemplo, a uno de mis hermanos que se había ido a vivir a los Estados Unidos le mandó una copia autografiada del libro Yo soy el Diego. Eso habla de cómo era él.

—Si hubiera pasado otra cosa entre ustedes, tal vez, luego se habría perdido esa amistad. ¿Es así?

—Claro, pero más allá de eso, cuando lo conocí yo ya estaba planeando mi casamiento. Y, después de la boda, seguimos la relación. De hecho, yo quedé embarazada de mi primer hijo y tenía fecha de parto para el 30 de octubre, día del cumpleaños de Diego, aunque después se adelantó y nació el 28. Pero lo sentí como un homenaje a él.

—En el 2000 Maradona tuvo su gran crisis en Punta del Este y, después, se decidió su internación en Cuba. ¿Usted siguió en contacto con él en ese tiempo?

—Sí. El episodio que mencionás fue terrible. Y yo lo viví con mucha angustia. Justo en ese momento había perdido su número, por esto que te contaba que siempre cambiaba su teléfono. Pero después, por intermedio de un amigo, lo pude recuperar y me pude volver a comunicar con él. Nosotros nunca nos peleamos y, los períodos en los que no hablábamos, fue por esto. Pero yo tampoco quería ser un estorbo para su familia con todo lo que estaba viviendo. Así que preferí manejarme a través de otras personas para saber cómo estaba.

—Debe haber sufrido mucho por él.

—Fue muy complicado. Después, cuando se fue a Cuba, yo me puse contenta porque pensé que quizá iba a poder estar más tranquilo para afrontar el tratamiento que necesitaba. Y ahí empezamos a hablar de nuevo. Hasta nos invitó a mi marido y a mí a que fuéramos a visitarlo a la isla, pero yo le expliqué que ese no era el plan y que él tenía que ocuparse de su salud. “La idea es que estés allá solo o con tus seres más cercanos”, le dije. En ese momento estaba mucho con Claudia y con sus padres, don Diego y doña Tota.

"Tengo tatuado el 10 hecho por el propio Maradona", cuenta Fernanda“Tengo tatuado el 10 hecho por el propio Maradona”, cuenta Fernanda

—¿Alguna vez se los presentó?

—No.

—¿Y a Laura Cibilla que era su novia de entonces?

—Yo sabía de ella, pero tampoco me la presentó. A la única que vi una vez que fui a visitarlo a un hotel con mi marido fue a Gianinna, que era muy chiquita. La saludamos y compartimos un ratito, pero nada más. No conocí a nadie más de su círculo íntimo. Mi relación era solo con él.

—¿Hasta cuándo siguieron en contacto?

—Más o menos hasta fines de 2002. Ahí le perdí el rastro por este tema de los celulares y de la gente que lo empezó a rodear, que ya era bastante diferente.

—En 2003 Cóppola dejó de trabajar con él y cambió parte de su entorno…

—Claro. Y ya con la gente nueva que se sumó a Diego yo no me di.

—O sea que el resto de la historia la siguió por los medios.

—Exacto. También por boca de algún amigo en común que nos quedó. Pero ya no hablamos Diego y yo de manera directa.

—¿Cómo siguió su vida?

—Estuve casada, di a luz a mi hija menor y después de un tiempo me separé. Pero digamos que tuve una vida normal.

Otro de los recuerdos firmados que Maradona le regaló a FernandaOtro de los recuerdos firmados que Maradona le regaló a Fernanda

—¿Les contó a sus hijos sobre su amistad con Maradona?

—Sí, por supuesto. Ellos lo vieron en fotos. Yo tengo en mi casa muchas cosas firmadas por Diego, desde un plato hasta un libro. Y hasta tengo los envases de los perfumes que él me regalaba, el Angel que usó siempre. También están las camisetas que tiene su papá. Y la verdad es que siempre les contamos las historias que vivimos con él. Mi hijo, que es fanático, dice que le hubiera gustado conocerlo. Y yo lo intenté pero, lamentablemente, no fue posible llegar a él.

—Para entonces se había cerrado demasiado su entorno, ¿verdad?

—Exactamente.

—¿Qué pasó cuando se enteró de la muerte de Diego?

Se me vino el mundo abajo. Sé que puede sonar fuerte. Pero, aunque ya hacía muchos años que no lo veía, era una persona a la que yo quería de verdad. Siempre me demostró una amistad, un cariño y un respeto fabuloso. Me acuerdo que, ese día, yo llegaba de trabajar cuando leí un mensaje de mi hijo que decía: “No puedo parar de llorar”. Yo, asustada, le pregunté: “¿Qué pasó?”. Y él me puso: “Murió el Diego”. Yo no lo podía creer. Enseguida prendí la tele y, cuando vi la noticia, me desmoroné. Estaba en la cocina, me arrodillé en el piso y exploté en llanto. No podía admitir que fuese cierto. Porque su salud siempre estuvo pendiente de un hilo, pero….

—¿Las veces que había vencido a la muerte le hacían creer que era inmortal?

—Tal cual. Me quedé viendo la tele, esperando que dijeran que era una fake news. Pero bueno, lamentablemente, no lo fue.

—Usted tuvo acceso al sepelio íntimo en Casa Rosada, al que solo pudieron ingresar unas pocas personas. ¿Cómo vivió ese momento?

—Fue súper movilizante. Como recordarás, era en plena pandemia, así que yo no salía mucho. Estaba en un sector privado, no con el público que era multitudinario, pero igual éramos bastantes. Y es difícil poner en palabras lo que viví ahí. Pero terminé de entender que va a ser difícil que lo dejen descansar en paz. Porque yo tenía adelante mío su cajón. Y me enteraba por los medios que se decían cosas que no eran ciertas, que ahí no estaban ocurriendo.

Fernanda en una foto actualFernanda en una foto actual

—¿Se refiere a las supuestas indicaciones para que censuraran el ingreso de ciertas personas?

—Sí, ese tipo de cosas. O que hablaran de la presencia de algunos que realmente no habían ido.

—¿Cómo quiénes?

—No importan los nombres. Pero yo no vi ninguna de las situaciones que se mencionaron. No vi a nadie pidiendo que no dejaran entrar al alguien. Las hijas, Dalma y Gianinna, estaban ahí despidiendo a su padre. También la vi a Jana, que estaba muy mal, pero nadie la dejó de lado. Todas estaban unidas en ese momento. Igual que Claudia, a la que todos se acercaban para darle el pésame. No pasó nada raro.

—¿Alguien preguntó quién era usted?

—Que yo sepa, no. Yo había llegado con un par de amigos y me mantuve al margen, porque no conocía a nadie más. Sin embargo, ¿viste cuando se armó el lío con la gente, que empezaron las corridas y tuvieron que cerrar todo?

—Sí.

—Dalma, su marido, Gianinna y Jana estaban al lado del cajón, viendo a la gente que pasaba. Y Claudia me dijo: “Por favor, traeme a las nenas”. Ella estaba adentro de un salón en el que había un servicio de catering, más resguardada, donde estábamos la mayoría de los que habíamos participado de la despedida íntima. Así que fui a buscarlas. Y me vi en la situación de tener que agarrar la Copa del Mundo para que nadie se la llevara. Se la di a Fernando Burlando. Y acompañé a las chicas hasta donde estaba su mamá.

—Es increíble que, sin que nadie la conociera, terminara ayudando a la familia de Diego en ese momento tan triste….

—Sí. Ahora que lo decís, fue muy loco… Porque Claudia, sin conocerme, me pidió por favor que buscara a sus hijas. Gritaba desesperada: “¡¿Dónde están las nenas?!”. Entonces yo le dije: “Están al lado del cajón. ¿Querés que las llame?”. Y me rogó que lo hiciera. Así que yo salí de ese lugar resguardado y logré convencer a las chicas de que fueran con ella.

—Se cumple el cuarto aniversario del fallecimiento de Maradona. ¿Qué le pasa en estos días?

—Siento mucha tristeza. Es como que no termino de caer, o que no lo quiero aceptar… Me cuesta creer que ya no está más. Y me dolió mucho cuando ganamos el mundial. ¿Cómo podía ser que él no estuviera? También me pega mucho la fecha de su cumpleaños, porque no tengo a quién saludar ni con quien festejar. Pero la verdad es que tengo muy lindos recuerdos con Diego y prefiero quedarme con eso. Él hacía que todos fueran partícipes de sus reuniones y la pasaran espectacular.

—Habiendo logrado ese grado de intimidad con él, ¿podría decir que logró ser feliz?

—La felicidad está compuesta de pequeños momentos. Y yo pienso que Diego, en muchos momentos, fue feliz. Sobre todo, con su familia. Me lo dijo.

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Qué son los exosomas y por qué podrían ser claves en la lucha contra el Alzheimer

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Un reciente avance científico señala que la función de estas diminutas estructuras celulares resulta decisiva para el intercambio de señales entre neuronas y ofrece nuevas perspectivas para comprender y abordar enfermedades neurodegenerativas hereditarias

Un equipo de la Universidad de Aarhus realizó un hallazgo importante para entender el Alzheimer familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad que afecta la memoria y capacidades cognitivas.

El papel de SORL1 y los mensajes celulares

El estudio, dirigido por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, en colaboración con el Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, se centró en la variante N1358S del gen SORL1. Esta mutación se encontró en casos de Alzheimer de inicio temprano.

La salud cerebral depende en gran medida de la comunicación eficiente entre neuronas y células de soporte, que permite procesar información, almacenar recuerdos y coordinar funciones vitales (Freepik)

El gen SORL1 es responsable de fabricar una proteína llamada SORLA, que tiene la tarea de organizar el transporte de sustancias dentro de las células cerebrales. Hasta ahora se sabía que SORLA ayudaba a evitar la formación de depósitos dañinos relacionados con el Alzheimer, pero los científicos quisieron saber si su función iba más allá de este proceso.

Uno de los grandes descubrimientos es que, aunque la mutación N1358S no cambia la interacción de SORLA con la sustancia relacionada con la formación de placas en el Alzheimer, sí altera el grupo de proteínas con las que suele trabajar.

La proteína SORLA, producida aLa proteína SORLA, producida a partir del gen SORL1, interviene en mecanismos que van más allá de la prevención de sustancias dañinas, facilitando que las células cerebrales gestionen y transmitan señales de forma adecuada (Imagen Ilustrativa Infobae)

El análisis detallado reveló que los cambios afectan principalmente a la producción y liberación de exosomas. Estas son pequeñas vesículas que las células utilizan para enviarse mensajes e instrucciones entre sí.

Cuando los científicos compararon células con y sin la mutación, vieron una clara disminución en la cantidad de exosomas liberados por células que tenían la variante N1358S o que carecían del gen SORLA.

Además, los exosomas de estas células eran algo más pequeños y presentaban una consecuencia aún más importante: perdían su capacidad para ayudar en el crecimiento y desarrollo de otras neuronas. En las pruebas, exosomas normales aplicados a neuronas jóvenes estimulaban su maduración, mientras que los provenientes de células con la mutación ya no ofrecían ese beneficio.

Las vesículas conocidas como exosomasLas vesículas conocidas como exosomas transportan instrucciones y materiales entre las células; los cambios en su cantidad y contenido pueden afectar el desarrollo y la protección de las neuronas (Imagen Ilustrativa Infobae)

El contenido de los exosomas también se vio afectado. Los exosomas de las células modificadas llevaban menos microARNes que apoyan el desarrollo neuronal, y más microARNes con efectos opuestos. Este desequilibrio se asoció con la incapacidad de los exosomas alterados para apoyar la maduración de otras neuronas.

Nuevas pistas para el entendimiento y tratamiento

El descubrimiento llevó a los autores a concluir que SORLA regula la cantidad y la calidad de los exosomas que las células liberan, y que cuando esto falla, la comunicación entre las células se ve interrumpida. Este defecto en el envío de mensajes entre las células cerebrales, y no solo la acumulación de sustancias dañinas, podría estar en el origen del Alzheimer familiar.

La investigación también observó que el papel de SORLA en la fabricación de exosomas existe tanto en neuronas como en microglía, lo que sugiere que su función es amplia dentro del cerebro.

Los investigadores concluyen afirmando que este avance ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad, dirigidas a restaurar la comunicación entre las células cerebrales y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer familiar.

 

 

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Así luce Britney Spears hoy, a los 44 años

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La artista transita una etapa de cambios profundos, con reconciliaciones familiares, vida más reservada en México y nuevos desafíos en torno a su bienestar y privacidad

El 2 de diciembre, Britney Spears celebra su cumpleaños número 44 en medio de una etapa marcada por la transformación y la búsqueda de equilibrio personal. La referente indiscutida del pop desde finales de los 90 festeja un nuevo año de vida tras superar retos personales y familiares, y al iniciar su residencia en México, donde procura mayor tranquilidad y privacidad.

Desde el final de su tutela en 2021, retomó el contacto con sus hijos, Sean Preston y Jayden James, intentando fortalecer los lazos con su familia. Su reciente aparición junto a Kim y Khloé Kardashian en Hidden Hills, California, evidenció su nuevo impulso social y su apertura a vínculos públicos.

Britney Spears se aleja deBritney Spears se aleja de los paparazzi y opta por una vida más reservada, compartiendo momentos cotidianos en redes sociales (REUTERS/Mario Anzuoni/File Photo)

En 2025, protagonizó un episodio mediático durante un vuelo privado al encender un cigarrillo y consumir alcohol, lo que provocó una amonestación de las autoridades a su llegada a Los Ángeles. A pesar de estos contratiempos, la cantante asegura estar enfocada en su recuperación y aprendizaje, priorizando su privacidad y salud mental. La búsqueda de autonomía y protección familiar es uno de los pilares en este nuevo capítulo.

Cómo fue la carrera de Britney Spears

Su imagen evolucionó paralelamente a los cambios en la industria y desafíos personales. Spears enfrentó la presión extrema de los medios, factores que propiciaron la tutela legal en 2008. Sin embargo, continuó lanzando música y colaborando con grandes figuras, manteniendo su popularidad y relevancia.

La carrera de Britney SpearsLa carrera de Britney Spears revolucionó la música pop con éxitos como ‘…Baby One More Time’ y una residencia histórica en Las Vegas (Foto AP/Chiang Ying-ying)

En Las Vegas marcó un precedente al inaugurar una residencia exitosa que inspiró a otros artistas. Talento escénico y espíritu de reinvención permitieron que su figura permaneciera activa durante más de dos décadas en el panorama musical internacional.

Qué le pasó a Britney Spears

En 2008, Britney Spears fue sometida a una tutela que la privó del control sobre sus finanzas y muchas decisiones personales, con el argumento de proteger su salud mental y seguridad. Jamie Spears, su padre, fue nombrado tutor principal, lo que deterioró el vínculo entre ambos.

El arduo proceso legal para terminar la tutela se extendió hasta 2021, convirtiéndose en un caso emblemático de debate público y de movimientos de apoyo. Una vez recuperada su libertad, Spears confesó haber sufrido “daño cerebral” por experiencias traumáticas del régimen legal y expresó sentirse afortunada de “estar viva” tras superar ese periodo adverso. El lanzamiento del libro de Kevin Federline, su exmarido, con nuevas acusaciones sobre la vida familiar, volvió a encender la discusión pública.

Britney Spears mantiene su vidaBritney Spears mantiene su vida amorosa en reserva tras la separación de Sam Asghari, priorizando la independencia emocional y el entorno familiar

Pese a los desafíos prioriza recuperar los vínculos con sus hijos y hermanos, y busca el equilibrio en su salud mental. Después de publicar sus memorias y superar distintas controversias, la artista decidió enfocarse en proyectos personales y mantener distancia de los escenarios por el momento.

Qué se sabe de la vida amorosa de Britney Spears en la actualidad

Tras su separación de Sam Asghari en 2024, Britney Spears optó por la reserva en su vida sentimental. Las noticias actuales no la vinculan con una pareja estable y la cantante protege la intimidad sobre sus relaciones.

Spears privilegia su bienestar y la reconstrucción de su entorno familiar. Eventos sociales como su encuentro con las Kardashian generaron especulaciones en redes, pero la artista evita confirmar novedades amorosas y elige centrarse en su independencia emocional y personal. Su entorno más cercano destaca que respeta su propio tiempo y espacio en esta etapa.

Con más de veinte añosCon más de veinte años de trayectoria, Spears suma premios Grammy, MTV y el lanzamiento de su línea de joyería B Tiny en 2025 (Grosby)

Los premios que recibió Britney Spears a lo largo de su carrera

En más de 20 años de trayectoria, Britney Spears ha sido reconocida con numerosos galardones internacionales. Recibió un Premio Grammy, varios MTV Video Music Awards, y premios en diferentes ceremonias internacionales. Sus discos han alcanzado múltiples certificaciones de platino y oro, consolidando su lugar en la historia musical.

Además de los premios estrictamente musicales, Spears ha sido homenajeada por su impacto en la cultura pop y su influencia en la industria del entretenimiento. Su residencia en Las Vegas revitalizó el formato y sus coreografías y videoclips han dejado huella en varias generaciones. En 2025, sorprendió con el anuncio de su línea de joyería, B Tiny, mostrando una faceta emprendedora y creativa.

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Las confesiones de la mujer que fue obligada a casarse a los 3 años con el líder de los “Niños de Dios”: “Mi mamá me entregó”

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Serena Kelley contó todo lo que vivió en la secta. “Era apenas una ficha dentro de un orden sagrado que solo admitía obediencia”, afirma. Los rastros de la organización de David Berg en Argentina

El tiempo parece no haber pasado en la memoria de Serena Kelley. Al cerrar los ojos, reconoce los pasillos de paredes descascaradas, el olor persistente de sopa recalentada en las cocinas colectivas, las colchas remendadas y los rezos monótonos que llenaban el aire. Pero nada pesa tanto como el día en que, a los tres años, fue obligada por los líderes de la secta Niños de Dios a casarse con su fundador, un hombre de sesenta y siete años llamado David Berg. Aquel “matrimonio” fue una ceremonia fría: nadie lloró, todos aplaudieron, y una multitud de adultos —hombres y mujeres sedientos de redención— entonaron himnos bajo una luz mortecina.

La secta Niños de Dios, nacida en Estados Unidos a finales de los años 60, creció bajo la voluntad absoluta de David Berg, quien exigía la sumisión más extrema y disfrazaba sus violencias con palabras de amor y promesas de salvación. Para los niños, la vida bajo su credo fue una condena: no les fue permitido jugar, dudar, ni siquiera crecer en paz.

David Berg, el líder de la secta “Niños de Dios”

Himnos y rutina: el instante donde murió la niñez

La ceremonia sucedió en una sala común, adornada con flores plásticas y mantas mal dobladas. Alguien, con voz solemne, murmuró junto al oído de Serena Kelley:—Sonríe, pequeña. Es un honor. Eres la elegida del profeta.

El trauma de ese instante quedaría suspendido para siempre. “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto, un bien que podía cambiar de manos según la decisión de los mayores”, contó Serena más de treinta años después.

La ceremonia no fue el fin, ni el peor de los males. Solo marcó el principio de una vida tejida en abusos, secretos y silencios impuestos por quienes juraban protegerla. Estados UnidosAmérica Latina y Europa. La secta dispersó a sus fieles en comunidades cerradas donde la infancia era solo un rastro difuso, rápidamente asfixiado.

La doctrina del abuso

David Berg, quien se hacía llamar “Moisés modernizado”, construyó una estructura cerrada e implacable. Sus seguidores —la familia espiritual— se regían por normas estrictas: rezos al despuntar el alba, trabajo doméstico, evangelización y absoluta devoción al profeta. Fueron miles los niños criados en este régimen. Él grababa cassettes y enviaba largas cartas manuscritas que todos debían memorizar.

La secta de David BergLa secta de David Berg tuvo seguidores en varias partes del mundo

Un día, en una de estas grabaciones, Berg insistió: “El Señor exige entrega sin peros. Los niños son del rebaño, y nosotros solo guiamos sus pasos hacia Su gracia”.

Cualquier duda, cualquier resistencia, era castigada con dureza. Temían más el rechazo de la comunidad que el afuera desconocido. Por las noches, mientras la oscuridad envolvía las casas comunes, la madre de Serena le susurraba:“Nada temas, hija. Todo ocurre porque Él lo dispone”.

Los juegos, cuando existían, eran premios fugaces por la obediencia, o máscaras detrás de las cuales se ocultaban castigos y pruebas de disciplina.

Serena Kelley con su familiaSerena Kelley con su familia cuando era parte de la secta “Niños de Dios”

El despojo gradual: madre, niña y el silencio

Serena tenía prohibido preguntar por qué ya no dormía con otros niños; por qué la llamaban “esposa pequeña” en voz baja y “elegida” en público. Las respuestas nunca llegaban. Solo quedaba el miedo de los pasillos, el frío de las miradas y la certeza de que su madre ya no podía protegerla. “Iba perdiendo mi voz. Me reconocía cada vez menos cuando me miraba a los espejos polvorientos del lugar”, recuerda.

Salían poco a la calle. Cuando lo hacían, era custodiadas por adultos devotos —llamados “tíos” y “tías”—, que evitaban cualquier contacto con el mundo exterior, temerosos de agentes del demonio, curiosos, periodistas o policías. “Aquí afuera está el infierno. Solo la familia es segura, solo nuestro pastor sabe lo que te conviene”, sentenció un día la madre de Serena ante la menor duda.

La expansión de los Niños de Dios: redes de fe y dolor

La secta Niños de Dios nació en California a finales de los años 60, con David Berg a la cabeza. Pronto, su mensaje —una mezcla de carisma, radicalismo y devoción bíblica— logró arrastrar a decenas y luego miles. Prometía una familia extensa, una comunidad capaz de proteger a sus miembros del veneno del mundo.

La realidad era otra. El “amor libre” y la obediencia estricta camuflaban abusos y sometimiento. Cambiaban de ciudad a menudo, mudándose incluso de país, huyendo de las autoridades y de cualquier rumor peligroso para la organización.

La secta se expandió a América Latina y EuropaEl horror se replicaba sin distinción geográfica: todos los niños, todas las niñas eran vulnerables. Nadie escapaba al mandato del profeta.

Serena fue obligada a casarseSerena fue obligada a casarse con el líder de la secta cuando tenía apenas 3 años

’}En 1993, la Policía Federal argentina realizó siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. La denuncia era de corrupción de menores y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios.

La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Así lo contó la periodista Emilse Pizarro en una nota publicada en 2019 en Infobae.

La vida de una niña rota: años de miedo continuo

A los seis años, Serena Kelley ya no tenía recuerdos de antes de la secta. Cada cumpleaños era solo una fecha en el almanaque; un día igual a todos, con nuevas obligaciones y promesas de mayor entrega. La infancia, para ella y los demás, era solo una palabra.

—Pronto, el profeta te confiará una misión inmensa —le advirtió una vez una tía, con una sonrisa ahogada.

En la comunidad, la obediencia era condición para la supervivencia. El silencio, una manera de sobrevivir. Llorar o rebelarse traía castigos que iban desde la humillación pública hasta la segregación en habitaciones oscuras.

David Berg gobernaba con mano firme. Los niños eran herramientas, símbolos de pureza y objetos de propiedad espiritual y carnal.

Serena Kelley intenta rehacer suSerena Kelley intenta rehacer su vida tras el trauma que vivió en su niñez

La toma de conciencia fue lenta. Adolescente, Serena Kelley comenzó a escribir pequeños relatos y a leer libros clandestinos que circulaban entre los jóvenes rebeldes de la secta. Descubrió que el mundo exterior no era un abismo, sino una opción.

La huida no fue gloriosa. Llevó tiempo, dudas, amenazas de ostracismo y un trabajo minucioso para frenar el adoctrinamiento instalado desde la cuna. “La libertad aterra al principio. Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola,” cuenta Serena.

Tras su salida, las pesadillas fueron constantes. Los recuerdos volvían con frecuencia. La voz grave de Berg, las miradas de los fieles, las frases envenenadas por la devoción. Nadie la persiguió, pero la vergüenza y la sospecha nunca la abandonaron.

El testimonio y la recuperación

Solo al contar su historia, primero en círculos privados, después en reportajes y foros internacionales de víctimas de sectas, Serena Kelley halló un propósito difícil: luchar por la memoria colectiva y el reconocimiento de los horrores sufridos por los hijos de la secta Niños de Dios.

Serena a los 3 añosSerena a los 3 años cuando fue obligada a casarse con el líder de los “Niños de Dios”

No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir en carne propia lo que a mí me arrebataron”, reclama Serena cada vez que toma un micrófono.

Decenas de personas contaron historias similares. Los patrones se repiten: control total, aislamiento, abuso físico y psicológico. Las estructuras legales no siempre llegaron a tiempo. La secta —dispersa y debilitada tras la muerte de Berg en 1994— sobrevivió en pequeñas células, amparada muchas veces por la inacción judicial y el olvido social.

En una carta pública leída en una conferencia para sobrevivientes de sectas en Los ÁngelesSerena Kelley resumió el sentido de su lucha:

“A quienes me piden que olvide, les digo: sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide. Hablo por todas las que no pudieron, las que aún callan, las que murieron esperando otra oportunidad de ser libres”.

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