Esta enfermedad que aún no encuentra cura, pero se acerca cada vez más a la cronicidad -en algunos tipos-, representa el principal problema de salud pública en la región y evidencia las brechas en la infraestructura y la atención médica de los diferentes países. Cómo afecta esto al diagnóstico y a los tratamientos
La incidencia de cáncer se disparará a un 50% en América Latina para 2040, alerta la OMS. Aquí una vista microscópica de un cúmulo de células cancerígenas (Imagen ilustrativa Infobae)
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, con 10 millones de fallecimientos a nivel global. La ciencia avanza sin descanso en hallar la cura definitiva de alrededor de los más de 100 tipos que existen. Así, la enfermedad se acerca cada vez más y de la mano de la combinación de terapéuticas, las clásicas y las de última generación – inmunoterapias, anticuerpos monoclonales y las más nuevas con ARN mensajero- a la cronicidad del mal.
En América Latina y el Caribe, un estudio reciente reveló que los tipos de cáncer más comunes en la región son el de próstata con 225.985 casos (14,6% del total), seguido por el de mama, con 220.124 diagnósticos (14,2%), colorrectal con 145.120 casos (9,4%) y pulmón, que afecta a 105.306 personas (6,8%).
Se suma que en la región, la atención de salud en general y la oncológica en particular, se enfrenta a múltiples desafíos que rodean a cada paciente. Allí estarán cifradas las expectativas de cuán virtuoso o no será el camino para enfrentar el mal. Y aparecen dos conflictos difíciles de resolver en la actualidad, por un lado las desigualdades y los problemas de acceso frente al diagnóstico temprano; y por el otro, la falta de acceso al/ a los tratamiento/s.
Los expertos en salud señalan que la infraestructura sanitaria, la disponibilidad de tratamientos y las capacidades de diagnóstico varían considerablemente según el país y el nivel socioeconómico del paciente. Esta desigualdad genera brechas profundas en los resultados, especialmente en lo que respecta al cáncer, ya que el acceso a la atención oportuna y adecuada es uno de los principales factores que determinan la supervivencia de los pacientes.
Según proyecciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para el año 2045 se estima que la región de las Américas alcanzará los 6,7 millones de casos de cáncer. Esta cifra alerta sobre la magnitud del desafío que enfrentan los sistemas de salud públicos en la región, que ya lidian con las complejidades de una enfermedad que abarca más de 100 tipos diferentes y puede surgir en prácticamente cualquier órgano o tejido del cuerpo.
La otra cara: sube el cáncer entre los más jóvenes
La detección temprana es clave en América Latina, pero muchos países carecen de programas eficaces de prevención, lo que deriva en diagnósticos tardíos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Pese a los enormes desafíos que el cáncer plantea en todo el mundo, también se registran avances notables en el tratamiento y la supervivencia. Elinforme anual de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer(AACR, por sus siglas en inglés), publicado el mes pasado porInfobae, destacó una noticia alentadora: la tasa de mortalidad por cáncer en Estados Unidos disminuyó 33% en las últimas tres décadas (1991 a 2021).
Los nuevos tratamientos y avances en métodos de detección mejoraron las tasas de supervivencia, incluso para tipos de cáncer muy letales como el de pulmón o el melanoma, según explicó la doctora Jane Figueiredo, investigadora del Cedars Sinai de Los Ángeles, y coautora del estudio.
Así puede observarse en el ritmo acelerado de aprobación de nuevas terapias: el informe de la AACR indicó la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó 15 tratamientos nuevospara enfermedades oncológicas, lo que refleja el ritmo acelerado de innovación científica frente al cáncer.
El informe también hizo hincapié en un fenómeno alarmante: el incremento en los diagnósticos de cáncer en edades más tempranas, especialmente en menores de 50 años.
Este aumento plantea nuevas preguntas sobre la prevención de factores de riesgo vinculados al estilo de vida, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la exposición a la contaminación ambiental, la obesidad y el sedentarismo. Según los expertos, estos factores no solo influyen en el desarrollo del cáncer, sino que también contribuyen a su diagnóstico en etapas más avanzadas, cuando el tratamiento resulta más complejo.
El cáncer es la segunda causa de muerte mundial, con 10 millones de fallecimientos, y refleja las desigualdades en América Latina (freepik)
En agosto de este año, un estudio publicado en The Lancet Public Healthindica que la Generación X (menores de 50) y los millenials (menores de 35) en Estados Unidos tienen un mayor riesgo de desarrollar 17 tipos de cáncer, como el de mama, páncreas y gástrico, en comparación con generaciones anteriores.
“Los resultados se suman a las pruebas del aumento del riesgo de cáncer en las generaciones posteriores al ‘baby boom’”, señaló Hyuna Sung, autora principal y líder de la investigación, quien es científica principal de vigilancia y ciencia de equidad en salud de la Sociedad Americana del Cáncer.
El trabajo incluyó datos de más de 23 millones de pacientes diagnosticados con 34 tipos de cáncer, recopilados entre 2000 y 2019, lo que permitió detectar que las tasas de incidencia son hasta tres veces mayores en los nacidos en 1990 comparado con 1955 para ciertos tipos de cáncer. Estas cifras sirven como un indicativo temprano del impacto futuro del cáncer en Estados Unidos.
“Sin intervenciones efectivas, podría aumentar la carga total de cáncer”, advirtió Ahmedin Jemal, vicepresidente de ciencias de la vigilancia y la equidad en la salud de la Sociedad Americana contra el Cáncer. Y esto para una región con bolsones de pobreza profundos como América Latina resuena como una muy mala noticia.
Como anticipó el año pasado Infobae, durante su participación en el Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) 2023 en Chicago, la investigación oncológica transita un momento de esplendor, impulsada por la medicina de precisión. Gracias a avances en genética, identificación de biomarcadores, tecnología e inteligencia artificial, ahora se puede ofrecer un tratamiento más eficaz y personalizado basado en el perfil genético y el historial médico de cada paciente.
El problema del estilo de vida del Siglo XXI
En Estados Unidos, la tasa de mortalidad por cáncer disminuyó un 33% entre 1991 y 2021, con avances significativos en tratamiento y detección (Imagen Ilustrativa Infobae)
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, un amplio estudio publicado enBMJ Oncology reveló que los diagnósticos de cáncer en menores de 50 años crecieron 79% desde 1990 a nivel mundial. En 2019, se reportaron 1.82 millones de nuevos casos en este grupo etario, y se proyecta un aumento del 31% en su incidencia y un 21% en las muertes asociadas para 2030.
Este análisis, que abarcó 29 tipos de cáncer en 204 países, señaló que el cáncer de mama lidera en nuevos casos y muertes, mientras que los de tráquea y próstata presentan un crecimiento más acelerado.
En 2019, las tasas más altas de cánceres de aparición temprana se registraron en América del Norte, Australia, Asia y Europa occidental. Pero los países de ingresos bajos y medios también se vieron afectados, con las tasas de mortalidad más altas entre los menores de 50 años en Oceanía, Europa oriental y Asia central, informaron los investigadores.
Además, en los países de ingresos bajos y medios, el cáncer de aparición temprana tuvo un impacto mucho mayor en las mujeres que en los hombres, tanto en términos de muertes como de mala salud posterior.
El doctor Diego Kaen (MP 1898), presidente de la Asociación Argentina de Oncología (AAOC), explicó a Infobae que no existe una única razón que explique el aumento de casos en menores de 50 años. “La causa es multifactorial. Son múltiples las razones que nos muestran este incremento de la frecuencia en los diagnósticos. Por supuesto, el estilo de vida es un factor importante y eso está totalmente demostrado: el mayor estrés y la disminución de la actividad física influyen. También es cierto que hoy se hacen mejores diagnósticos, somos más precisos y más efectivos a la hora de diagnosticar un cáncer, y esto también es un motivo”, detalló el especialista.
Avances científicos: el ADN y la transformación en el tratamiento del cáncer
En América Latina, la detección temprana es un factor clave para reducir las tasas de mortalidad asociadas al cáncer (Imagen Ilustrativa Infobae)
La investigación oncológica ha dado pasos gigantes en las últimas décadas, especialmente gracias al entendimiento profundo de cómo los cambios en el ADN pueden desencadenar el desarrollo de células cancerosas. Este avance ha permitido desarrollar terapias más precisas y personalizadas, basadas en las mutaciones genéticas específicas de cada tumor.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) juega un papel fundamental. Investigadores de Mayo Clinic desarrollaron algoritmos impulsados por IA que prometen mejorar la investigación y los tratamientos oncológicos.
“Esto fomenta una nueva era en el diseño de algoritmos de IA dirigidos e informados para resolver problemas científicos, comprender mejor las enfermedades y guiar la medicina individualizada”, afirmó el doctor Hu Li, investigador principal en Mayo Clinic.
Estos avances no solo permiten una detección más temprana del cáncer, sino que también están facilitando el desarrollo de tratamientos dirigidos a mutaciones genéticas específicas, lo que contribuyó a duplicar las tasas de supervivencia al cáncer en los últimos 40 años.
Cáncer de próstata y colorrectal: un desafío en América Latina
En América Latina, las personas de bajos recursos suelen enfrentar barreras económicas que les impiden acceder a tratamientos adecuados, como quimioterapias, radioterapias o cirugías especializadas (Imagen Ilustrativa Infobae)
En América Latina, los cánceres de próstata y colorrectal se destacan como dos de los más frecuentes y letales. Ambos representan un desafío crítico para los sistemas de salud de la región, donde las barreras de acceso y la detección tardía continúan siendo factores que complican el tratamiento y reducen las tasas de supervivencia.
El cáncer de próstata es la segunda causa de mortalidad por cáncer en hombres en América Latina, y la detección temprana es clave para evitar complicaciones graves. Los exámenes de antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal son las pruebas más comunes para detectar este tipo de cáncer, recomendadas a partir de los 50 años o antes si hay factores de riesgo, como antecedentes familiares.
Sin embargo, muchos hombres en la región no se someten a estos exámenes de manera regular, lo que retrasa los diagnósticos y reduce las posibilidades de un tratamiento temprano.
El doctor Juan Sade (MN 105141), jefe de la Unidad Genitourinaria del Instituto Alexander Fleming, explicó a Infobae que, aunque el cáncer de próstata no presenta síntomas específicos en sus etapas tempranas, la detección precoz es esencial. “Todos los hombres sufrimos agrandamiento prostático benigno a lo largo de los años, y muchos de nosotros tenemos síntomas asociados a ese agrandamiento. Pero cuando el tumor alcanza etapas avanzadas, se puede manifestar con sangre en la orina, obstrucción urinaria o dolor en los huesos, que ya son signos de que ha hecho metástasis”, detalló Sade.
Cáncer colorrectal: prevención y detección
El cáncer en menores de 50 años creció un 79% globalmente desde 1990, según un estudio en BMJ Oncology (Imagen Ilustrativa Infobae)
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente a nivel mundial, con más de 1,9 millones de casos nuevos registrados en 2020. Este tipo de tumor afecta al colon o al recto y representa aproximadamente el 10% de todos los casos de cáncer. Aunque es más común en personas mayores, su riesgo puede reducirse considerablemente con hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio regular, evitar el consumo de tabaco y limitar la ingesta de alcohol.
El doctor Federico Esteso (MN 108803), subjefe de Tumores Digestivos en el Instituto Alexander Fleming, afirmó que existen varios factores de riesgo ambientales que contribuyen al desarrollo del cáncer colorrectal.
“El consumo excesivo de calorías y de carnes rojas, el alto nivel de grasas saturadas, el alcohol, el tabaquismo, la falta de actividad física y la obesidad son algunos de los factores que aumentan el riesgo”, explicó Esteso en Infobae. Además, subrayó la importancia de una dieta rica en frutas y verduras, que puede reducir significativamente la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Juan Manuel O’Connor, oncólogo clínico (MN 102684), jefe del área de Tumores Gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming (IAF), destacó que esta enfermedad tiene un origen multifactorial y que, frecuentemente, no es posible identificar qué la desencadenó .
“En la práctica, encontramos pacientes jóvenes, sin factores de riesgo evidentes y en buen estado general, que presentan una mayor incidencia de tumores en el lado izquierdo del intestino grueso y en el recto, sin poder atribuirlo a los factores de riesgo conocidos”, describió. La microbiota, es decir, la composición de la flora bacteriana intestinal, es un área de estudio intensivo y las modificaciones en la misma son consideradas como otro factor de riesgo en investigación constante.
Los estudios genéticos permiten detectar mutaciones vinculadas a distintos tipos de cáncer a través de análisis moleculares (Imagen Ilustrativa Infobae)
Signos y síntomas del cáncer colorrectal:
Cambios en los hábitos intestinales (diarrea o estreñimiento por varios días)
Sensación de evacuación incompleta
Sangrado rectal con sangre roja brillante o sangre en las heces
Cólicos, dolor abdominal, debilidad y pérdida de peso inexplicable
En cuanto al cáncer de próstata es una de las principales causas de muerte por tumores en hombres en la región. En países como Argentina, las cifras son comparables a las de los países más desarrollados en Norteamérica y Europa. El doctor Sade precisó que aproximadamente “uno de cada siete u ocho hombres desarrollará cáncer de próstata a lo largo de su vida”.
A pesar de esto, el diagnóstico de este tipo de cáncer sigue siendo un desafío, ya que en sus etapas tempranas no suele presentar síntomas específicos.
El agrandamiento prostático benigno, que muchos hombres experimentan con la edad, puede provocar síntomas parecidos, lo que complica el diagnóstico. “Cuando el tumor está en una fase avanzada, puede manifestarse con síntomas como sangre en la orina, obstrucción urinaria o dolor en los huesos, pero esto ocurre cuando ya ha invadido la vejiga o ha hecho metástasis en los huesos”, explicó el doctor Sade. Esto hace que la detección precoz sea fundamental, ya que “sin estudios de control, el paciente podría no detectar los síntomas a tiempo, lo que llevaría a un diagnóstico tardío”.
El cáncer surge cuando células dañadas o anómalas se reproducen de forma descontrolada y se diseminan a otras partes del cuerpo, según define la Asociación Americana de Cáncer(Imagen Ilustrativa Infobae)
En cuanto a las herramientas de detección, el uso de pruebas como el antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal han sido objeto de debate en la comunidad médica. El doctor Gustavo Villoldo (MN 100654), sujeto del Servicio de Urología del Instituto Alexander Fleming, comentó: “Ha habido controversia sobre el uso del PSA para la detección temprana, y el debate se ha centrado en si debería seguir utilizándose de manera rutinaria”.
Esta controversia surgió debido a que, durante años, la prueba se sobreutilizó, lo que llevó a un número elevado de falsos positivos y diagnósticos innecesarios que causaron efectos secundarios no deseados, como incontinencia urinaria o impotencia sexual . Entre los síntomas más comunes del cáncer de próstata en fases avanzadas se incluyen dificultad para orinar, sangre en la orina o en el semen, y dolor al eyacular o al orinar.
El papel de la detección temprana y el tratamiento oportuno
En América Latina, la detección temprana es un factor clave para reducir las tasas de mortalidad asociadas al cáncer. La región registra más de 726.000 muertes por cáncer cada año, en contraste con los 1,5 millones de casos diagnosticados anualmente. A pesar de que el cáncer es tratable si se detecta en sus primeras fases, muchos países de la región carecen de programas eficaces de prevención que promuevan exámenes de rutina, lo que provoca que muchos casos sean diagnosticados cuando ya están en etapas avanzadas.
Es en este contexto donde las políticas públicas juegan un papel crucial, organizaciones como Policy Wisdom, en colaboración con Pfizer, han desarrollado herramientas como los Policy Scorecards para evaluar las políticas públicas sobre el cáncer de próstata y colorrectal en América Latina. Estas estrategias ofrecen a los gobiernos una guía para mejorar los servicios de prevención y tratamiento oncológico en la región, con el objetivo de reducir la brecha entre la incidencia de cáncer y las tasas de mortalidad.
Al respecto, la doctora Yéssika Moreno, directora Médica para Pfizer, advirtió: “Es conocido que en Latinoamérica hay escasez de especialistas en oncología y para los sistemas sanitarios, es un reto satisfacer la demanda actual. Desde radiooncólogos hasta especialistas en cuidados paliativos, debe darse prioridad a la creación de programas de formación que aumenten el número y las competencias de los profesionales sanitarios. Es importante la inversión en capacitación de personal especializado en oncología para que América Latina pueda hacer frente al aumento previsto de la demanda provocado por la carga del cáncer en la próxima década″.
“La Generación X y los millenials en EE.UU. tienen mayor riesgo de desarrollar 17 tipos de cáncer, alertan estudios recientes.” (Imagen Ilustrativa Infobae)
Tres claves en los sistemas de salud de América Latina
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan los sistemas de salud en la región es el diagnóstico tardío de la enfermedad, debido principalmente a la falta de acceso a tecnologías avanzadas. Además, en los países en desarrollo un gran porcentaje de la población no tiene seguros de salud que cubran estos procedimientos, lo que provoca retrasos en el tratamiento y disminuyen sus posibilidades de supervivencia.
El nivel socioeconómico es otro factor determinante en los resultados de salud relacionados con el cáncer. Las personas de bajos recursos suelen enfrentar barreras económicas que les impiden acceder a tratamientos adecuados, como quimioterapias, radioterapias o cirugías especializadas. En muchos casos, estos pacientes deben recurrir a los servicios de salud públicos, que a menudo están saturados y carecen de los recursos necesarios para ofrecer tratamientos de calidad de manera oportuna.
Esta desigualdad en el acceso es aún más notable en las zonas rurales, donde el acceso a atención especializada es extremadamente limitado. Los pacientes que viven en estas áreas suelen tener que viajar largas distancias para recibir tratamiento, lo que genera costos adicionales que muchas veces no pueden cubrir. Además, la falta de infraestructura médica adecuada en estas regiones profundiza aún más las diferencias en los resultados de salud entre las zonas urbanas y rurales.
Un bajo consumo de energía puede afectar el metabolismo, la recuperación muscular y hasta la salud ósea. Cómo mejorar la dieta para evitar problemas a largo plazo
A menudo se subestima la importancia de una alimentación adecuada para el rendimiento físico. Los expertos en nutrición deportiva advierten que no consumir suficientes calorías en relación con el gasto energético puede desencadenar una serie de problemas metabólicos, hormonales y de salud en general.
El impacto de la baja disponibilidad de energía en el cuerpo
El cuerpo necesita un equilibrio entre la energía que consume y la que gasta. Cuando esta ecuación se rompe y la ingesta calórica no es suficiente para cubrir las demandas diarias, se puede desarrollar una condición conocida como deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S).
Esta afección afecta múltiples funciones biológicas, desde la regulación hormonal hasta la densidad ósea, el estado de ánimo y el sistema inmunológico.
La deficiencia energética relativa en el deporte (RED-S) afecta funciones biológicas clave como la regulación hormonal y la densidad ósea (Imagen ilustrativa Infobae)
Rebecca McConville, dietista deportiva y autora de Finding Your Sweet Spot, explicó a la revista de salud SELF que muchas personas pueden sufrir esta deficiencia sin darse cuenta.
No siempre es una cuestión de restricción intencional de calorías, sino que factores como la falta de planificación en la alimentación o la desinformación sobre las necesidades nutricionales pueden contribuir al problema.
Señales de advertencia de la falta de energía
Identificar los síntomas de una ingesta calórica insuficiente es clave para evitar consecuencias graves. Entre las señales más comunes, los especialistas destacaron en SELF las más importantes o impactantes.
1- Pérdida de motivación y fatiga extrema
Las sesiones de ejercicio que antes resultaban manejables comienzan a sentirse extenuantes. A medida que el cuerpo se queda sin energía disponible, la sensación de agotamiento se vuelve más frecuente, incluso después de descansar.
“Presta atención a lo que te dicen tus pensamientos. Si constantemente dices: ‘Esto es muy difícil. Esto apesta. ¿Por qué estoy haciendo esto? Esto no es divertido’, eso es señal de que tienes poca energía”, explicó Stephanie Roth-Goldberg, terapeuta especializada en psicología del deporte y recuperación de trastornos alimentarios.
Al finalizar el ejercicio uno se siente cansado y eso está bien y es normal. Lo que no debe ocurrir es sentirse sin energía para realizar tareas cotidianas como jugar con hijos, mascotas, llevar las bolsas de las compras y demás.
2- Problemas digestivos
Estreñimiento, hinchazón y alteraciones en la microbiota intestinal pueden ser señales de que el cuerpo está en modo de conservación de energía, afectando el funcionamiento del sistema digestivo.
Además, la insuficiencia de energía puede desequilibrar el sistema digestivo y modificar la microbiota intestinal, desencadenando molestias como diarrea o dolor abdominal.
McConville señaló que, ante molestias digestivas, muchas personas tienden a eliminar ciertos alimentos o grupos alimenticios, como los lácteos o el gluten, en un intento de aliviar los síntomas.
3- Desequilibrios hormonales
En las mujeres, la ausencia o irregularidad del ciclo menstrual puede ser un indicador de baja disponibilidad de energía. En los hombres, una caída en los niveles de testosterona puede manifestarse en una disminución del deseo sexual.
McConville explicó que una disminución repentina en el interés sexual podría ser una estrategia del cerebro para ahorrar energía, lo que indica un posible desequilibrio que no debe pasarse por alto.
Problemas digestivos como estreñimiento o hinchazón pueden indicar que el cuerpo está en modo de conservación de energía (Imagen Ilustrativa Infobae)
4- Trastornos del sueño
La dificultad para conciliar el sueño o los despertares nocturnos pueden ser resultado de un metabolismo alterado por la falta de nutrientes. Bajos niveles de azúcar en sangre durante la noche pueden generar episodios de ansiedad y afectar la calidad del descanso, según McConville en SELF.
5- Sensación constante de frío y cambios en la piel y el cabello
La ralentización del metabolismo como respuesta a la falta de energía puede hacer que las personas se sientan más frías de lo normal.
La dietista deportiva Holley Samuel, advirtió en SELF que los desequilibrios hormonales, la falta de micronutrientes y el déficit de proteínas pueden afectar la piel, el cabello y las uñas.
Algunas personas experimentan caída o debilitamiento del cabello, piel deteriorada y uñas frágiles. Además, señaló que este problema va más allá de una simple deficiencia y no puede resolverse solo con suplementos como la biotina.
6- Atracones de comida
Un patrón frecuente en quienes no consumen suficiente energía durante el día es la aparición de episodios de hambre extrema en la tarde o la noche, lo que puede generar un ciclo de restricción y sobrealimentación difícil de romper.
“Si le das a la gente la cantidad adecuada de calorías, pero las distribuyes a lo largo del día de manera uniforme y se alimentan antes y después de los entrenamientos, tendrán un buen equilibrio energético”, aseveró Samuel.
7- Aumento de peso inesperado
Aunque pueda parecer contradictorio, la falta de calorías puede ralentizar el metabolismo y provocar una mayor acumulación de grasa corporal como mecanismo de defensa del organismo, aseguró McConville.
Atracones nocturnos pueden surgir por una distribución inadecuada de calorías durante el día (Imagen Ilustrativa Infobae)
8- Alteraciones en la frecuencia cardíaca y niveles de colesterol
Un metabolismo desacelerado puede reflejarse en una frecuencia cardíaca inusualmente baja. Al mismo tiempo, los desbalances hormonales pueden elevar los niveles de colesterol LDL, asociado a un mayor riesgo cardiovascular, de acuerdo con el artículo de SELF.
9- Mayor riesgo de lesiones y recuperación lenta
Las fracturas óseas fueron durante mucho tiempo una consecuencia asociada a los trastornos alimentarios. La insuficiencia de nutrientes esenciales para la salud ósea, como el calcio y la vitamina D, junto con un bajo nivel de energía, puede alterar el equilibrio hormonal y debilitar los huesos, aumentando el riesgo de fracturas por estrés.
Sin embargo, expertos en medicina deportiva advirtieron que la falta de energía también compromete la recuperación muscular, según SELF
Los desequilibrios hormonales pueden interferir en la reparación de los tejidos después del ejercicio, haciendo que músculos, tendones y articulaciones sean más vulnerables al dolor y las lesiones. Además, los tiempos de recuperación pueden prolongarse, lo que dificulta el proceso de sanación.
Cómo corregir la falta de energía
Recuperar el equilibrio energético requiere un enfoque integral que combine cambios en la alimentación y ajustes en la rutina de ejercicio. Los especialistas recomendaron:
Consultar a un experto: un dietista deportivo o un profesional de la salud con experiencia en nutrición deportiva puede evaluar las necesidades energéticas individuales y ayudar a planificar una dieta adecuada.
Ajustar la alimentación: es clave distribuir mejor las comidas a lo largo del día, asegurando un consumo adecuado de carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
Prestar atención a los signos del cuerpo: identificar síntomas tempranos y hacer ajustes oportunos puede prevenir problemas de salud a largo plazo.
La advertencia fue planteada por el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires. ¿Hay vacunas disponibles para una campaña masiva? La población objetivo supera por mucho el stock confirmado por Nación. Además, en 2024 fue desoída una recomendación de la CONAIN.
Ante el brote de sarampión iniciado en la Ciudad de Buenos Aires en febrero, que ya se expandió hacia territorio bonaerense y lleva ocho casos confirmados, el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires emitió un comunicado para advertir que “sin una campaña de vacunación efectiva, el brote de sarampión es imparable”.
“Nuestra entidad solicita a las autoridades nacionales y provinciales en materia sanitaria, instrumentar y/o reforzar todas las políticas para plasmar campañas vacunatorias e informativas, de modo de garantizar de manera efectiva la salud de la población”, difundió días atrás.
¿Hay vacunas disponibles para una campaña masiva? Este diario consultó al Ministerio de Salud sobre el stock de vacuna triple viral, la que incluye protección contra el sarampión (además de rubéola y paperas). La respuesta fue: “vacunas tienen que entrar vía OPS (hay compradas 500 mil), pero están con problemas de abastecimiento porque se las acaparan USA e Inglaterra. Hay falta de stock mundial”.
Luego, desde la cartera que conduce Mario Lugones añadieron que “hay más de 200 mil repartidas y disponibles en las jurisdicciones y MinSal tiene más de 30 mil en stock”.
Los números no dan
Según el informe de coberturas de 2023, la población objetivo ese año era de 487.796 bebés de un año para la primera dosis, y 682.154 para la dosis de refuerzo, en el quinto año de vida. En total, 1.169.950. Pese a la baja de natalidad que se viene registrando, las cifras actualizadas no varían demasiado: en 2023 hubo 460.902 nacidos vivos (bebés que cumplieron un año a lo largo de 2024) y en 2020 esa cifra fue de 533.299: es la población que cumple cinco este año.
Sea cual sea el dato que se tome de referencia, ni las 200 mil distribuidas, ni las 30 mil en stock en manos de Nación, ni las 500 mil en espera ya compradas a la Organización Panamericana de la Salud resultan suficientes para la población objetivo actual. A ella hay que sumarle la población con esquema incompleto que no se vacunó en los años previos, cuando le correspondía, y la indicación de dosis extra –por el momento, en Provincia de Buenos Aires- para personas de 13 meses a 4 años que hayan tenido contacto con casos confirmados, así como para bebés de entre 6 y 11 meses que hayan tenido contacto con esos casos (para este grupo se denomina ‘dosis cero’ y no cuenta para el esquema regular a completar luego).
De acuerdo al informe antes mencionado, la cobertura en 2023 para la primera dosis fue del 81,6% a nivel nacional, con casos muy por debajo de ese promedio, como CABA, con el 66%. Para la segunda dosis el resultado fue marcadamente peor: 54,8% promedio en todo el país.
Acefalía y recomendaciones desoídas
El panorama se agrava por la situación de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI), el área que se ocupa de las vacunas en el Ministerio de Salud. Tras el despido del 30% del equipo, otra gran parte presentó su renuncia ante la imposibilidad de sostener las políticas básicas, como explicaron los profesionales mediante un comunicado. Luego, fue la directora nombrada por la actual gestión quien dio un paso al costado. Así, el área quedó acéfala.
Este lunes, el Ministerio de Salud mantuvo una reunión con la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn), el organismo técnico que asesora a las autoridades para la toma de decisiones en materia de vacunación. No hubo un resultado cerrado aún: el encuentro continuará este jueves.
Pero lo cierto es que, según figura en las actas –publicadas días atrás- por el Ministerio de Salud, la CoNaIn ya había emitido en agosto del año pasado recomendaciones para evitar el avance del sarampión. Esas recomendaciones no se tradujeron en medidas.
“La CoNaIn recomienda avanzar en la modificación del CNV (Calendario Nacional de Vacunación) con la disminución de la edad de aplicación de la segunda dosis de SRP (sarampión, rubéola y parotiditis) a los 15- 18 meses”, plantearon por entonces desde la comisión de especialistas. Además, “sugiere promover acciones para elevar las coberturas de Vacunación de las primeras y segundas dosis, reforzar la Vigilancia Epidemiológica de las EFE (Enfermedades Febriles Exantemáticas) y avanzar en el recupero de esquemas para cerrar brechas en cada cohorte de edad”.
Sin campañas en los medios masivos de comunicación, en plena proliferación de discursos antivacunas y con las coberturas en descenso, la situación no hizo más que empeorar. El brote en curso se da con el área de Vacunas de Nación desmantelada y sin siquiera stock sólido de gammaglobulina, necesaria para la profilaxis en caso de contacto con enfermos: “quedan muy pocas, porque se demoró un proceso de compra”, confirmó a Tiempo la propia cartera sanitaria. “Debería entrar en breve”, prometió.
La meta es el 95%
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo. Para prevenir brotes se necesita una cobertura de al menos el 95 por ciento.
La alarma no sólo está encendida en la Argentina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica ante al aumento de casos en varios países de la región de las Américas. Hasta la semana epidemiológica 8 de este año (21 de febrero de 2025) se habían confirmado 268 contagios -incluyendo una defunción- en Argentina, Canadá, Estados Unidos y México. “Este aumento representa un incremento significativo en comparación con el mismo período de 2024, cuando se registraron 60 casos durante las primeras ocho semanas del año”, contrastó el organismo.
Para completar esquemas se necesitan dos dosis, y no hay que esperar a cumplir cinco años para la segunda. “En el antiguo esquema de vacunación antisarampionosa, que se llamaba ‘ingreso escolar’, la segunda dosis se colocaba a los cinco años. Hoy por hoy, es en diferentes cohortes. Este año deben aplicarse a todos los niños nacidos en el 2020, sin necesidad de que tengan cinco años cumplidos”, explicó Liliana Bertoni, jefa de Epidemiología de San Juan.
Fundamental para la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección cardiovascular, este nutriente es vital en funciones biológicas clave que el cuerpo no puede realizar sin ella
Las vitaminasson compuestos esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano. Aunque en pequeñas cantidades, su presencia es vital para numerosos procesos biológicos, desde la regulación de las funciones metabólicas hasta el mantenimiento de los sistemas inmunológico, óseo y cardiovascular.
Sin la cantidad adecuada de vitaminas, el cuerpo no podría realizar funciones clave, lo que podría resultar en una serie de trastornos y enfermedades. Entre todas las vitaminas, la vitamina Kocupa un lugar destacado debido a su influencia en la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección de los vasos sanguíneos.
En este contexto, la vitamina K, especialmente en su forma K2 (menaquinona), ha generado creciente interés en la investigación médica debido a sus posibles beneficios más allá de la coagulación, como la protección ósea y cardiovascular. A pesar de ser menos conocida que otras vitaminas, su deficiencia puede traer consecuencias graves, como problemas en la coagulación sanguínea, mayor riesgo de fracturas óseas y enfermedades arteriales.
La falta de vitamina K favorece la calcificación arterial, un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares graves como la hipertensión y la arteriosclerosis – (Imagen Ilustrativa Infobae)
Cuáles son los síntomas de deficiencia de la vitamina K
La deficiencia de vitamina K puede ser silenciosa al principio, pero con el tiempo puede manifestarse en síntomas graves que afectan la coagulación sanguínea, los huesos y el sistema cardiovascular. Estos son cinco de los síntomas más destacados asociados con la falta de vitamina K en el organismo.
Sangrado excesivo y moretones frecuentes: la vitamina K juega un papel esencial en la coagulación sanguínea al activar proteínas clave, como la protrombina, que son necesarias para detener el sangrado. Según un estudio de la Universidad de Harvard, la deficiencia de vitamina K puede interferir con este proceso, lo que lleva a una coagulación sanguínea deficiente y, como resultado, a un sangrado más prolongado y a la aparición de moretones con facilidad. Este síntoma es particularmente evidente en personas que sufren heridas o cirugías, donde el sangrado puede ser más difícil de controlar.
Osteoporosis y mayor riesgo de fracturas: la vitamina K es clave para la mineralización ósea. Esta vitamina ayuda a activar proteínas como la osteocalcina, que regula la fijación del calcio en los huesos. La deficiencia de vitamina K puede contribuir a una mayor pérdida de densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas y osteoporosis. Según un artículo publicado en la revista The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, las personas con niveles bajos de vitamina K tienen mayor probabilidad de sufrir fracturas óseas, especialmente en las caderas.
Calcificación arterial y enfermedades cardiovasculares: la calcificación de las arterias es un proceso patológico en el cual el calcio se acumula en los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a un endurecimiento arterial y aumentar el riesgo de hipertensión y enfermedades del corazón. La vitamina K desempeña un papel crucial en la inhibición de este proceso, activando proteínas como la matrix Gla-protein (MGP), que impide que el calcio se deposite en las arterias. La deficiencia de vitamina K puede contribuir a la calcificación arterial.
Fatiga inexplicable y debilidad general: la falta de vitamina K también puede provocar fatiga generalizada, ya que esta vitamina está involucrada en varios procesos metabólicos, incluida la regulación de la producción de energía. En una revisión publicada en Nutrition Reviews, se destacó que los déficits vitamínicos pueden influir en la capacidad del cuerpo para generar energía celular, lo que podría traducirse en una sensación persistente de cansancio y debilidad.
Alteraciones en la coagulación durante procedimientos médicos: las personas con niveles bajos de vitamina K pueden experimentar dificultades durante procedimientos médicos, como cirugías o intervenciones invasivas, debido a la alteración en la coagulación sanguínea. Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) señala que aquellos con deficiencia de vitamina K tienen mayor probabilidad de experimentar hemorragias excesivas durante procedimientos quirúrgicos, ya que su cuerpo no produce suficiente proteína coagulatoria.
La deficiencia de vitamina K compromete la mineralización ósea, aumentando la probabilidad de fracturas y desarrollando osteoporosis – (Imagen Ilustrativa Infobae)
Por qué la vitamina K es importante para el organismo
La vitamina K es indispensable para una serie de funciones biológicas fundamentales, especialmente para la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección cardiovascular.
En términos de coagulación, esta vitamina facilita la activación de diversas proteínas que permiten que la sangre forme coágulos eficaces cuando es necesario. Sin suficiente vitamina K, el riesgo de sangrados excesivos aumenta, lo que pone en peligro la salud, especialmente en situaciones de trauma o durante cirugías.
Además, la vitamina K tiene un impacto directo en la salud ósea, ya que activa la osteocalcina, una proteína que permite que el calcio se deposite correctamente en los huesos, fortaleciendo su estructura y evitando la pérdida de densidad ósea. La deficiencia de vitamina K puede llevar a un mayor riesgo de fracturas y enfermedades como la osteoporosis.
En términos cardiovasculares, la vitamina K previene la calcificación de las arterias, lo cual es crucial para evitar enfermedades cardiovasculares graves como la arteriosclerosis y la hipertensión.
Las yemas de huevo son buenas fuentes de vitamina K (Imagen Ilustrativa Infobae)
Qué alimentos contienen vitamina K
La vitamina K se encuentra principalmente en alimentos de origen animal y en productos fermentados. Algunas de las mejores fuentes de esta vitamina incluyen:
Alimentos fermentados: el natto, un alimento tradicional japonés hecho de soja fermentada, es extremadamente rico en vitamina K, especialmente en su forma K2. Otros alimentos fermentados, como el chucrut y ciertos quesos curados (como el gouda y el queso suizo), también contienen cantidades significativas de vitamina K.
Carnes y vísceras: la carne de res, el pollo y especialmente el hígado son fuentes importantes de vitamina K, particularmente en su forma K2, que es valioso para la salud ósea y cardiovascular.
Pescados grasos: el salmón y otros pescados grasos contienen vitamina K, que es clave para el mantenimiento de la salud cardiovascular y ósea.
Huevos y lácteos: las yemas de huevo y ciertos quesos son buenas fuentes de vitamina K. Los productos lácteos de animales alimentados con pasto, como la mantequilla, también contienen este nutriente.