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El salario en el epicentro del conflicto universitario: docentes con diez años de antigüedad cobran $ 200.000

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Historias de profesoras y profesores que dedican su tiempo a las facultades a cambio de sueldos que en la mayoría de los casos no superan la línea de la pobreza. De las tareas ad honorem a la necesidad de sumar otros laburos. Una crónica indispensables para estos tiempos de desinformación.

Lucía se recibió en 2011 de licenciada en ciencias biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas. Comenzó su carrera docente en un programa de extensión de Educación en Cárceles. Desde 2016 da clases de Biología Celular en el Ciclo Básico Común (CBC). Ese mismo año se recibió de doctora en química biológica por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Más adelante concluyó un posdoctorado en genética del Aedes aegypti, el mosquito que transmite el dengue. Fueron 14 años continuos de formación entre la carrera, el doctorado y el posdoctorado, todo en tiempo y forma. Por dar clases en el CBC cobró el último mes $200.000. Tiene un cargo de ayudante de primera con dedicación simple (10 horas semanales). “Cobro eso porque incluye la antigüedad y el adicional por el doctorado”, aclara como si fuera mucho.

Este año el movimiento universitario irrumpió con fuerza en la escena política. Pero desde el 23 de abril, cuando millones de personas se movilizaron en todo el país ante la amenaza de cierre de las universidades nacionales, hay un reclamo que no ha cesado: el de docentes y no docentes que piden por la recomposición salarial.

Docentes pobres

Los docentes recibieron 90,4% de aumento desde que asumió el gobierno de Javier Milei hasta septiembre. En el mismo período, la inflación ascendió a 152,9%. Pero el porcentaje de aumento, insuficiente a la vista, no explica el problema de fondo, y es que los salarios del sector se encuentran por debajo de la línea de pobreza. En algunos casos, por debajo de la de indigencia. Los gremios denunciaron que estos aumentos fueron otorgados unilateralmente por la cartera educativa sin discusión alguna en negociaciones paritarias.

Pedro es licenciado y doctor en física. Se especializó en astrofísica y su tesis doctoral se tituló «Formación de galaxias: modelos de la materia oscura y la física bariónica». Desde hace un año y medio hace un posdoctorado. Tiene dos cargos en la UBA: dicta Cosmología en la Facultad de Ciencias Exactas y Análisis Matemático 2 en Ingeniería. Cobra $250.000 por los dos cargos. “Mi sueldo como docente cayó, pero los compensé con una beca posdoctoral, que me implica mucho más laburo”, aclara Pedro.

Pedro.
Foto: Gentileza

Son muchos los docentes que pueden llegar a fin de mes únicamente gracias al ingreso de una beca de investigación. Y viceversa, muchos investigadores que buscan en la docencia un refuerzo para sus salarios, también afectados por el ajuste en el Estado.

-¿Cuál es la situación que ves entre tus colegas?

-Mi trabajo principal es en el Conicet. Ahí a todo el mundo se le depreció su salario, pero hay dos realidades distintas entre quienes dan clases y quienes no. Porque si bien los que dan clases pueden ganar un poco más, también suelen estar mucho más explotados. Dar clases hoy implica mucho más laburo, porque hay menos docentes por curso.

Cargos y cargas

El cargo que tienen Lucía y Pedro es el más extendido en la UBA. Según el último censo de la UBA, un 76,9% de la docencia tiene un cargo de auxiliar. Esta categoría agrupa a los ayudantes de primera, de segunda y a los jefes de trabajos prácticos. Es el docente que está al frente de la comisión, prepara clases, corrige exámenes y continúa su formación para brindar contenido actualizado y de calidad. Un ayudante de primera con dedicación simple, con hasta cinco años de antigüedad, cobró de bolsillo en septiembre 128.000 pesos.

Un docente con dedicación simple puede tener hasta un máximo de cinco cargos: esto implicaría un salario máximo de 640.000 de pesos por 50 horas semanales. Un empleado de comercio, por ejemplo, un cajero que recién ingresa, cobra $837.877 bruto por 48 horas semanales. Según las últimas estimaciones del Indec, una familia de cuatro integrantes necesitó 964.620 pesos en septiembre para no ser pobre.

Lucía.
Foto: Gentileza

El martes pasado, Lucía dio una clase pública en la puerta del pabellón del CBC Paternal. Les avisó antes a los estudiantes la modalidad por si alguno prefería faltar: “vinieron muchísimos. Desde el primer día hablamos con ellos de nuestra situación salarial y del presupuesto, nunca tuvimos una respuesta negativa o agresiva”.

Antes de arrancar, hablaron sobre las afirmaciones del gobierno acerca de que a la universidad pública van los ricos: «una chica contó que ella era la primera en su familia en acceder a la universidad. Frente a la consulta de si había más personas en esa situación, muchos levantaron la mano. Por supuesto que hay muchos otros que no llegan. Pero eso solo se profundizará en este cuadro de ajuste. Para que acuda más gente, lo primero es que sea pública y gratuita”.

Dedicación exclusiva por menos de 800 mil pesos

Priscila da clases de Inmunología de los Procesos Infecciosos y Parasitología Superior en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Es docente desde 2013, se recibió de licenciada en Ciencias Biológicas de Exactas y se doctoró en la de Farmacia y Bioquímica. Tiene un cargo de ayudante de primera interina con dedicación exclusiva, con una carga horaria de 40 horas semanales. Su último sueldo neto fue de $791.449 pesos. Una docente con dedicación exclusiva sólo puede tener otro cargo, pero de dedicación simple, 10 horas semanales más.

–¿Tuviste que hacer algo en este último tiempo para paliar la caída del salario? 

–Por ahora estoy usando mis ahorros para llegar a fin de mes. Si esto se prolonga, es muy probable que tenga que buscar otro empleo. Estoy esperando el alta para el ingreso a la carrera como investigadora del Conicet que me salió el año pasado, pero dada la escasa voluntad del gobierno por cumplir la ley, es muy probable que no salga. Somos cientos los que esperamos que se cumpla con lo prometido. Queremos hacer ciencia y docencia de calidad en el Estado, no irnos del país o terminar trabajando para una transnacional que vive de los recursos materiales y culturales de la Argentina.

Priscila.
Foto: Gentileza

Por el honor

Mariana dicta clases en la materia Historia de los Sistemas Económicos de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Es docente desde 2007. “El último mes cobré $188.000 porque tengo bastante antigüedad”, expone.

Empezó como ayudante alumna: «mi nombramiento fue en 2009, pero no cobré salario desde esa época porque fui ad honorem mucho tiempo”.

Bajo el eufemismo del trabajo ad honorem muchos docentes se desempeñan gratis hasta que la cátedra consigue una renta para ese cargo, pero a veces esa retribución nunca llega. En muchas facultades de la UBA la enseñanza se sostiene gracias a estos docentes que no perciben un sueldo, no tienen ART ni pueden contar con la obra social.

Mariana.
Foto: Gentileza

Luján es docente de la cátedra de Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología, tiene un cargo de ayudante de primera con dedicación simple, con dos comisiones a cargo. Integra la cátedra desde 2012. Al igual que Mariana, estuvo cinco años como ad honorem. Gana $120.000 por las dos comisiones, una a la tarde y otra a la noche.

Pero su actividad docente no se reduce a estar frente a clase: “por fuera, hacemos actividades, reuniones de cátedra, corregimos parciales, somos directoras de tesis de grado. En este momento, dirijo alrededor de 20 tesis de manera gratuita, es algo que nos exigen, pero no nos pagan”.

Luján es licenciada en Psicología, profesora universitaria, magíster en Género y Políticas Públicas y actualmente cursa un doctorado en Estudios Territoriales de la Universidad Nacional de Quilmes. “Todo eso lo vas haciendo por tu cuenta, lo vas pagando vos”, advierte Luján.

“Por todas esas tareas cobro $120.000 por mes, pero hay un detalle más, comparto la mitad de mi renta con un compañero ad honorem –aclara–. Hay otros 15 compañeros que dan clases, investigan o trabajan en tareas de extensión, pero no cobran salario”.

Del aula a la oficina

Para llegar a fin de mes, además de su actividad en la universidad, Luján trabaja en una oficina. Atiende en consultorio, y brinda charlas y talleres para empresas y organizaciones. Trabaja entre 10 y 14 horas por día. “Todos los que participan en la cátedra tienen al menos dos trabajos. Muchos tienen ocupaciones que no tienen nada que ver con su profesión, gente con amplio recorrido profesional y con mucha formación académica que no puede vivir únicamente de la docencia y la investigación”, explica.

Jimena es Jefa de Trabajos Prácticos con dedicación simple en Economía del CBC. El mes pasado cobró por ese cargo $259.441. Además es ad honorem en Historia del Pensamiento Económico en la Facultad de Ciencias Económicas. Ahí comparten una renta de ayudante de primera con dedicación simple entre tres compañeros.

Es docente desde 2001 cuando ingresó como ad honorem. La designación llegó siete años después: “el sueldo hace tiempo que no es suficiente para los gastos que tengo. Me dedico también a la investigación, que por suerte es una actividad vinculada, pero muchos necesitan buscar otras ocupaciones. Que un docente no pueda dedicarse de pleno a la docencia, a formarse, a realizar tareas de investigación, implica un deterioro para la calidad educativa”.

Jimena.
Foto: Gentileza

Y aporta: “la caída del poder adquisitivo del salario viene de hace años, pero ahora directamente está colapsado y se suma al desfinanciamiento del funcionamiento de las facultades”.

Es cierto que la caída del poder adquisitivo de los sueldos de la docencia universitaria no es un fenómeno exclusivo de estos diez meses. Sin embargo, lo abrupto del descenso desde diciembre casi no tiene precedentes. Según el índice de Precios al Consumidor que publica el Indec, el sueldo básico de un ayudante de primera con dedicación simple podía comprar en mayo de 2016 unos 106 kilos de pan, en mayo de 2019 pudo comprar 74, y en septiembre de 2024 le alcanzó para 54 kilos. Algo parecido sucedió con el asado: mientras en mayo de 2016 compraba 32 kilos, en mayo de 2019 le alcanzó para 28, y solo para 22 kilos en septiembre de 2024.

Crónica de una fuga… de cerebros

Hace unos días, la decana de la Facultad de Agronomía Adriana Rodríguez comunicó en entrevistas radiales que más de 30 profesores de esa casa de estudios renunciaron a sus cargos. Algo similar sucedió en la Facultad de Ciencias Veterinarias. El decano Alejo Pérez Carrera informó que, como resultado de los magros sueldos, renunció cerca del 10% de la planta docente de esa facultad para dedicarse a otra actividad profesional. En el mismo sentido, en la sede Las Heras de la Facultad de Ingeniería colgaron una bandera que decía: “14/10, renunciaron 104 docentes”.

Consultada por su continuidad como docente, Jimena reconoce que probablemente tenga que dejar el cargo que no tiene renta: “sostener una actividad ad honorem se hace cada vez más pesado”. Lucía, docente de biología, confiesa: «lo he pensado últimamente, por el esfuerzo que implica desplazarme hasta la sede y porque no hay prácticamente ningún tipo de insumo por parte de la universidad. Por ejemplo, este cuatrimestre nos dieron tres marcadores y un trapo para borrar, y dijeron que ya no se puede garantizar la recarga. Si sigo, es por mi compromiso con la universidad pública y para defender la tarea docente”.

Luján, profesora de la Facultad de Psicología, no piensa en dejar su cargo docente: «soy una piba pobre del conurbano que gracias a la universidad pública me surgieron posibilidades que cambiaron mi vida radicalmente. Cuando empecé la carrera en 2001, viajaba colada en el tren para poder ir a cursar porque en mi casa no había un mango. Estoy agradecida por mis docentes, muchos de ellos ad honorem. Agradecida por la educación y la salud pública también, porque soy profesional de la salud mental. Por todo eso, no pienso dejar la docencia. Ahora, ¿si me alcanza para vivir? La respuesta es no”.

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Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

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La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La meta era desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. El grupo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

Pese a las políticas que desfinancian y buscan desprestigiar al sector de la ciencia y técnica en Argentina, el sector sigue demostrando su altísimo nivel. Diez estudiantes universitarios locales ganaron el mundial aeroespacial que impulsa la NASA. Se trata de la CanSat Competition, un evento anual de relevancia internacional que consiste en desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. Además de subir al podio, el equipo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

El grupo campeón está integrado por Ezequiel Bolzicco, Daniela Maradei, Thomas Marthi y Agustin Pilotto en Estructura y Materiales; Agustin Haarth, Santiago Agosti, Emanuel Albornoz y Rafael Dalzotto en Hardware; Micaela Perillo en Software; Santiago Bolzicco en Operaciones, y Eduardo Barbier como Advisor. Son estudiantes de las carreras de Ingeniería Mecánica, Electrónica, Industrial, Informática y Bioingeniería.

Comenzaron a trabajar en enero, en el marco de una iniciativa extra curricular no obligatoria para participar en la competición internacional de ingeniería organizada por la American Astronautical Society (AAS) con el respaldo de la NASA, Lockheed Martin, Siemens y otras instituciones.

La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La competencia se divide en varias etapas, desde el prediseño hasta la misión final. El equipo argentino alcanzó un 99% de cumplimiento técnico en la primera entrega, lo que les permitió clasificarse como uno de los cinco mejores grupos a nivel global antes de viajar a la ciudad de Virginia, donde el certamen comenzó el 3 de junio y terminó este lunes, con el triunfo.

Un mini satélite

El equipo del ITBA tenía la misión de diseñar, construir y lanzar un satélite funcional del tamaño de una lata de gaseosa. Debía transmitir datos en tiempo real, registrar video aéreo y medir variables ambientales durante su descenso controlado desde una altura de 700 metros.

“El satélite se lanza a 700 metros, se abre y unas aspas comienzan a girar a 18 kilómetros por hora en caída. Va girando como un helicóptero. Nosotros usamos una antena direccional que tenemos que ir apuntando a donde va a estar el satélite y ahí empieza la toma de datos”, explicó antes de la final Thomas Marthi, estudiante de Ingeniería Electrónica del ITBA, en diálogo con Infobae. “El dispositivo no entra en órbita, pero transmite datos como temperatura, presión y posición tras ser lanzado”, detalló por su parte Daniela Maradei, estudiante de Ingeniería Mecánica.

El objetivo de la competición es hacer una simulación de un proyecto real aeroespacial, tal como ocurre en la industria. Por eso los dispositivos fueron evaluados por profesionales con trayectoria en la NASA.

Varios de los ganadores ya habían participado en ediciones anteriores de la competencia, y el ITBA había sido finalista en 2021, 2022 y 2024. Solo faltaba el triunfo definitivo.

Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

Más logros

El triunfo del equipo argentino en Estados Unidos no fue el único logro del área en el último tiempo. A fines de mayo, un equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se ubicó entre los cinco mejores en el mundial de satélites enlatados organizado por la Universidad Nacional de México. El grupo fue seleccionado entre más de 100 equipos participantes.

Los participantes fueron Clara Telesca, Pedro Monczor, Pilar Risso, Santiago Perez Garber y Juan Valle, estudiantes de las carreras de Física y Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
Se habían anotado en diciembre de 2024, y tras superar las primeras cuatro etapas recibieron la premiación que los ubicó entre los mejores cinco equipos de la competencia.

A la Luna

Las promesas universitarias argentinas tienen su correlato en el regreso de la exploración humana del espacio profundo después de más de 50 años, que contará con la presencia de un microsatélite desarrollado por investigadores locales.

Se trata del microsatélite ATENEA, resultado de un esfuerzo conjunto entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e instituciones académicas y científicas, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Todo tiene aún más valor en el contexto de crisis sin precedentes que atraviesa el sector científico, tecnológico y universitario por las políticas de ajuste –a la par de ataques discursivos– del Gobierno nacional.

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Pluriempleo y sobreocupación: las dos caras de la pérdida del poder adquisitivo y la precarización

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En 2024, el pluriempleo tocó un inédito 12,4%, mientras que la sobreocupación -personas que trabajan más de 45 horas semanales- continuó creciendo. Esto demuestra que la sobreexplotación se muestra como una alternativa a los bajos salarios.

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Cayó en default Albanesi, uno de los grandes grupos energéticos del país

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No pagó una pequeña fracción de intereses correspondientes a una deuda de corto plazo de U$S 220 millones. En total adeuda U$S 1100 millones.

El Grupo Albanesi formalizó este jueves el default de su deuda. El hecho, si bien previsible y anunciado un mes antes por la propia empresa, impactó en los medios financieros locales y del exterior y podría derivar en una nueva venta de activos argentinos, cuyo nivel de riesgo aumentará.

El default de Albanesi sucedió una vez vencidos los 30 días de negociaciones entre la empresa y sus acreedores. En realidad, lo que dejaron de pagar las dos subsidiarias de Albanesi –Generación Mediterránea (Gemsa) y Central Térmica Roca– es una fracción (un tramo de los intereses) de una deuda de corto plazo de U$S 220 millones y una total del grupo de U$S 1100 millones.

El recurso de Albanesi

Albanesi envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un texto en el que aseguró: “Vencido el plazo de gracia previsto en los términos y condiciones de las Obligaciones Negociables y no habiéndose efectuado el pago de los intereses correspondientes, se ha configurado un Supuesto de Incumplimiento”.

El incumplimiento corresponde al bono Clase XXXIX, identificado en los mercados por el ticker MR390, con vencimiento en 2031. Se trata de un título que había despertado el interés de los inversores por su tasa del 11% anual en dólaresmuy por encima de los rendimientos promedio del sector energético local.

En el mismo comunicado a la CNV, Albanesi consignó que, con la ayuda de sus asesores financieros y legales, locales e internacionales, inició “un proceso de reordenamiento financiero”. Agregó que “el objetivo final es readecuar la carga de nuestras obligaciones al flujo de caja generado por nuestras operaciones».

También anticipó que está «analizando distintas alternativas para resolver esta situación a la mayor brevedad posible, buscando priorizar la continuidad de su operación y preservar los intereses de sus acreedores».

electricidad albanesi

Tiempo observó dos semanas atrás que el desequilibrio financiero de Albanesi empezó con la decisión del gobierno nacional de pagar acreencias acumuladas con un bono y no con cash. Y que luego se acentuó con la modificación de las condiciones cambiarias, que cortó la bicicleta financiera a la que muchas empresas apelaron para arrancar otra con nuevas condiciones.

Pero en ese cambio, las empresas que tomaron deudas en dólares para transformar esos fondos en pesos y ganar renta con las elevadas tasas de interés, perdieron el beneficio y terminaron quedándose con deudas en dólares a tasas elevadas. Albanesi emitió el bono Clase XXXIX el 30 de octubre de 2024, con un valor nominal de US$ 350,25 millones, y posteriormente realizó una emisión adicional el 8 de noviembre de 2024 por US$ 3,7 millones a una tasa de interés del 11%. Ese nivel de renta solo era pagable con la bicicleta financiera (o «carry trade»,en la jerga del sector). Insostenible.

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