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Sociedad

Tuvo cáncer, su hijo mayor murió intoxicado y cuando pensó en terminar con su vida, el amor más fuerte la iluminó

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Laura Padula tiene 51 años. A los 35 sufrió un cáncer de mama que la hizo temer por el futuro de sus hijos sin ella. Pero fue Santiago el que tuvo que despedir por un accidente doméstico cuando apenas tenía ocho años. Cómo dejaron atrás los pensamientos más ominosos junto a su esposo y el regalo que la vida le tenía reservado

“El que se va primero espera al otro”. Eso le dijo Laura Padula a su hijo Santiago cuando pensó que podía morir de cáncer de mama. Hoy, el que espera a su mamá es Santiago, que murió a los ocho años en un terrible accidente doméstico.

”Hubo un hecho importantísimo en mi adolescencia: a los 15 años conocí a mi esposo, Rodrigo. Fue muy gracioso. Un señor mayor abrió un almacén en la esquina de casa. Para las fiestas un sobrino llegó para ayudarlo. Fui con una amiga y le comenté ‘me encanta ese chico de ojos verdes’. Lo cómico es que Rodrigo no tiene ojos verdes. Pero empezamos a hablar y nos pusimos de novios. La anécdota es que el almacén duró tres meses y nosotros seguimos juntos”.

Laura y Rodrigo estuvieron nueve años de novios. Se casaron a los 24 años, el 8 de marzo de 1997. “No suele ocurrir esto de enamorarse a los 15 años y saber que esa persona va a ser el padre de tus hijos. Nosotros funcionamos desde el amor. Todo fue siempre muy armonioso. ¡Y mirá que nos pasó de todo!”.

Laura y Rodrigo, el día de su boda

Cuando cumplieron seis años de casados decidieron tener hijos. El 14 de septiembre de 2002 nació Santiago, a quien apodaron “Tato”. “Fue fantástico. Un hijo hermoso. El sábado pasado debería haber cumplido 22 años. La idea de familia se forjaba, todo se encaminaba bellamente”.Cuatro años más tarde, en mayo de 2006, nació su segundo hijo, Joaquín. “La idea de ser cuatro nos completó como familia. Era una misión cumplida”, subraya Laura. Sin embargo, el destino le guardaba la primera zancadilla.

El enemigo silencioso

Cuando Joaquín tenía dos años, a Laura le diagnosticaron cáncer de mama. Para ella fue un impacto. “Nadie espera tener ese diagnóstico a los 35 años. Mi vieja había tenido cáncer, entonces a la médica le pareció oportuno hacer un control. Y en el estudio me lo detectaron”, recuerda.

Rápidamente, le practicaron una mastectomía. En el lapso de seis meses, comenzó con quimioterapia. “Fue la primera vez que en la familia se habló del tema de la muerte. Para mí no es un dato menor, Joaco era muy chiquito, pero pude hablarlo con Santi, que tenía cinco años en el momento del diagnóstico. Hubo conversaciones muy hermosas. No quería decirle ‘mamá se muere’, entonces se me ocurrió decírselo de un modo tierno, como hacemos las mamás con los hijos, cuidándolos. Le dije ‘el primero que se va espera al otro’. Y es una frase muy importante en nuestras vidas, por todo lo que ocurrió después”.

Durante el tratamiento, Laura puso lo mejor de sí. “Soy una persona con mucho humor, muy graciosa. Y mis hijos igual. Santi me decía ‘hola mi cancherita’. Y como usaba peluca, cuando venían sus amigos me pedía: ‘mamá, sacate el pelo falso y mostralés cómo tenés’. Y le respondía ‘no hijo, que después van a soñar’. Todo era muy natural. A mí me gusta ser concreta: cuando tuve cáncer la palabra fue cáncer. El tratamiento era quimioterapia. Les dije que se me iba a caer el pelo e iba a estar frágil. Tampoco hoy me gusta pensar que Santi me mira desde una estrellita…”.

Laura junto a su familia en unas viejas vacaciones: su esposo Rodrigo y sus hijos Santiago y JoaquínLaura junto a su familia en unas viejas vacaciones: su esposo Rodrigo y sus hijos Santiago y Joaquín

El tratamiento duró seis meses. Luego de ese período, Laura estaba “operativa”, como señala. “De todas formas, entendí que faltaban las operaciones de reconstrucción, que eran parte de mi belleza, del crecimiento del pelo, empezar a verme más linda. Puedo decir que mi cáncer duró seis meses”.

Luego de superar la enfermedad, Laura era una mujer que se comía la vida. “Me sentía todopoderosa. Que lo peor ya me había pasado”. Otra vez estaba en el centro de una familia fuerte, la que siempre había soñado. “Mis hijos vieron cómo con semejante dolor físico se podía continuar. Rodri siempre me acompañó. Tuvimos las conversaciones más tremendas que te puedas imaginar. Yo nunca había entrado a un quirófano, excepto para una cesárea. El día que entré le dije ‘Rodri, sos joven, enamorate de una buena mujer, que sea hermosa mamá para nuestros hijos. Tenés mi ok’. Él me abrazó y me dijo ‘Laura, estoy con vos’. A mí nunca me gustó la frase ‘todo va a estar bien’. Con que me acompañen en lo que venga, es suficiente. Y Rodri me demostró el tamaño de hombre que tengo a mi lado. Yo sabía que estaba destrozado, pero fue un pilar”.

Al volver a la vida, Laura priorizó la relación con su familia por sobre lo laboral. “Habíamos logrado pasar lo peor, era todo felicidad”.

Hoy no recuerda todo el proceso de su cáncer como algo traumático. Quizás por todo lo que debió atravesar después.

Santiago murió a los 8 añosSantiago murió a los 8 años

El accidente

El 7 de agosto de 2011, Santiago tenía 8 años. Era fin de semana y Esteban, su padrino, el mejor amigo de la familia, los invitó a cenar a su departamento de Ciudad Jardín. Esteban no tenía hijos y ese era su nuevo hogar. Ni Laura ni Rodrigo lo conocían. “Comimos, nos reímos, charlamos. Pusimos a Sabina en la tele. Bailé con Santi, bailé con Joaco. Cuando fue la hora de pegar la vuelta, Tato me dijo que se quería quedar a dormir. Le dije que tenía un cumple al otro día, que no le había llevado el cepillo de dientes. Lo miré a Rodri y me hizo un gesto como ‘qué rompebolas’. Y dejé que se quedara. Esteban también me pidió ‘dejalo al Chino’, por Joaquín. Pero estaba dormido y le dije que no”.

Cuando se iban, Santiago le gritó desde la puerta: “¡Ma, ¿me das otro beso?!”. Laura volvió y le estampó un beso en la mejilla. “Guau, qué despedida —recuerda hoy—. Fue como besar una nube”.

A la mañana siguiente, Laura llamó a Esteban. Habían quedado en ir a un asado en el club SITAS. No le respondía. Se alarmó. “No era una situación normal. Rodri me dijo ‘se debe haber quedado sin batería’ y le pedí ir al departamento”. Fueron, tocaron timbre, y nada… “‘Seguro que no tenían leche y fueron a desayunar a un bar, o capaz ya se fueron al club’, me tranquilizó Rodri”. Pasaron por los lugares donde podían estar, y ni noticias. Llegaron al club, donde estaban sus amigos, Viviana y Luciano. Pero nadie había visto a Esteban ni a Santiago. Se puso muy nerviosa. Llamó a la madre de Esteban, que tenía llaves del departamento, pero no la atendió. “Ahí le dije a Rodri si no habría pasado algo con las estufas. Él cambió de tono y me dijo que iba para allá. Me quedé con el Chino y Vivi, y Lu acompañó a Rodrigo”.

Se quedó con el teléfono en la mano. A los pocos minutos, Rodrigo la llamó. “Atendí y me dijo: ‘Los dos están muertos’”.

Laura entró en shock. Comenzó a correr hacia la entrada del club, donde Luciano la pasaría a buscar. “Le grité a Vivi que no viniera, que me cuidara al Chino y me fui”.

Mientras iba al departamento de Esteban, para ver lo que jamás hubiera querido ver, Laura golpeaba el auto. Cuando arribaron había policías y mucha gente. Vio a Rodrigo en el suelo, llorando en un ataque de nervios. La policía no la dejó entrar. “Entonces me trepé al techo del patrullero y empecé a saltar. Alguien me agarró del pantalón y me dijo ‘baje, va a entrar’. Lo hice con Rodri. Encontramos a mi amigo y a mi hijo abrazados, tirados en la bañera. Los policías me contaron que fue una pérdida de monóxido, que Santi se había intoxicado primero y vomitó. Y Esteban, que dormía, lo escuchó y lo llevó al baño para mojarlo y animarlo. Y ahí cayó él también, intoxicado…”

SantiagoSantiago

Lo que ocurrió dentro de Laura, el desastre que sucedió en su interior, es intransferible, excepto para quien haya vivido el espanto de perder a un hijo: “Se me derrumbó la vida. Yo tenía un hijo sano y feliz. Y de pronto no lo tenía más. Sentí que no había más familia. No tenía idea de cómo mierda continuar. Y después fue el dolor de no poder despedirme, de no poder correr a un médico. Hubiera hecho cualquier cosa por Santi, y no tuve ni esa posibilidad”.

Luego, lo siguiente que recuerda Laura, es que su casa se llenó de gente. Ella sólo pensó en Joaquín, y en cómo le daría la noticia. “Supe que sería un antes y un después en su vida. Nos juntamos con Rodri y le hablamos: ‘Santi se murió y no lo vamos a ver más’. Nos abrazamos y no supimos qué hacer”.

Entonces, Laura y Rodrigo tocaron fondo. Ese lugar oscuro y horrible donde sólo quedan dos opciones: permanecer ahí o tomar impulso para salir.”Estábamos en el garaje de casa y le dije a Ro: ‘Nos vamos a matar los tres. Es así, no hay vuelta. Vamos a ver cómo, pero lo vamos a hacer’. Él me miró y sin decir palabras sentí que coincidía conmigo en que la muerte de Santi era insoportable. Y en esa microescena que te cuento, apareció el Chino caminando en cuatro patas. Me di cuenta que aunque mi casa estaba llena de gente, nadie le estaba dando bola y ahí me iluminé: ‘Le estoy cagando la vida’. ¿Cómo podía decidir por la vida de él? Y así, en un segundo, hicimos un pacto: ‘Vamos con todo por la felicidad del Chino’. Y lo que en un primer momento fue eso, me di cuenta que era el instinto de supervivencia que tenemos y nos permite continuar y, de algún modo, avanzar”.

Los tres comenzaron, por separado, a hacer terapia. Encontraron que morir en vida por la pérdida de Santiago sería olvidar que tenían otro hijo por quien luchar. “Nuestro foco estuvo en que Joaco no fuera la sombra de su hermano muerto. La decisión fue tener un hijo feliz. En casa se lloró y se llora cada vez que hay que hacerlo. Y nos reímos también. Entendimos que ser felices no es para cualquiera”.

Rodrigo y Laura: después de pensar en terminar todo, el renacimientoRodrigo y Laura: después de pensar en terminar todo, el renacimiento

La nueva vida

Cuando Laura cumplió 40 años, sintió unas ganas fuertes de volver a ser mamá. “No me hallaba con un solo hijo. Yo hablaba en plural de ellos. Pero tenía uno. Así que fui a mi oncólogo, como cada seis meses, y le dije ‘no me hagas las recetas porque voy a abandonar el tratamiento porque quiero ser mamá de nuevo’. Me habló de estadísticas, del riesgo, que no me lo aconsejaba. Desde mi lado le expliqué que en mi vida las estadísticas no corrían. Que no conocía a nadie que hubiera tenido cáncer y que se le había muerto un hijo”.

Laura entendió que el riesgo era volver a tener cáncer. Morir en lugar de generar una nueva vida. Y dejar a su esposo y su hijo solos. Más solos. “Cuando salí de esa consulta charlé con Rodrigo sobre ser papás de nuevo. Le dije ‘vamos con todo, aunque haya riesgos’. Y me respondió ‘te sigo a donde vayas’. Volví al oncólogo y me dio seis meses para intentarlo”.

Con Rodrigo fueron a un centro de fertilidad, que Laura rebautizó como “Centro de Felicidad”, y hablaron con el director. Por las circunstancias que rodeaban su vida, lo que en otras pacientes tardan dos años, a ella se lo hicieron en seis meses. Al final, fueron dos años de intentarlo. Pero nada sucedió.

Laura con Manuel, su tercer hijo, nacido luego de pensar que nunca volvería a ser madreLaura con Manuel, su tercer hijo, nacido luego de pensar que nunca volvería a ser madre

”No tuve éxito. Todo fue súper invasivo. Mi oncólogo me pedía que volviera. Y mi médico de fertilidad me dijo que la única opción era la ovodonación, que alguien me donara óvulos y se armara el embrión con Rodri. Logramos tres embriones. Era diciembre y mi médico, por mi fecha de ovulación, debía cerrar el quirófano por un protocolo de desinfección. Quedamos en que al regresar de las vacaciones, en marzo, me los implantaba”.

Laura, Rodrigo y Joaquín se fueron a Bariloche. Durante el viaje, su hijo le lanzó: “¿Mamá, vos tenés un bebé en la panza, no?”. Llegaron y cuatro días más tarde, Laura fue a una farmacia. Compró un test de embarazo. Y el resultado fue positivo. Había quedado embarazada de forma natural, sin necesidad de los embriones. Llamó al médico y viajó urgente para hacerse una ecografía. “Yo estaba convencida de que todo saldría mal. Pensé que me iba a morir. Y a todo esto, ya tenía 42 años, una quimio y la tristeza…”.

Nada de eso lo impidió. La nueva vida amaneció luego de 9 meses. Y el amor fue más fuerte que el temor. “Me costó amarlo en la panza. Me di cuenta, después, de por qué no quedaba embarazada. Y era por miedo de volver a amar a un hijo y que se muera. Tan simple como eso. Cuando alguien donó los óvulos, mi cuerpo se relajó. Y lo logré. Me hicieron todos los estudios que te imagines. Costó confiar en la vida de nuevo. Y decidimos contarle al Chino que tendría un hermano”.

El 9 de octubre de 2014 nació Manuel. “Fue un parto bello”, cuenta Laura.

Laura, Manuel, Joaquín y RodrigoLaura, Manuel, Joaquín y Rodrigo

La señales

Hoy son cuatro: Rodrigo, Laura, Joaquín y Manuel. “Renovamos el amor a nuestro hijo y a nuestra familia. Y ahora a la vida me la morfo, me la vivo entera. Soy re plena, muy feliz. Sé que es extraño que alguien a quien se le muere un hijo diga que es feliz, pero no lo puedo ocultar”.

Sin embargo, Santiago no desapareció de la vida de Laura. Está, y muy presente. “Cuando vos tenés un hijo, no sabés lo que puede ocurrir. Lo importante es que nació y tuvimos la oportunidad de conocernos y vivir juntos. ¿Cuánto? El tiempo que tenía que ser. Aprendí que la vida es hoy y no es una frase. Lo más importante que te puede pasar en la vida es amar sin importar. Puedo bancarme que mi hijo no esté al lado mío porque lo amo. Creo en un amor libre y enorme. Santi está haciendo de las suyas. No sé bien dónde, porque también creo que la muerte es un paso. Lo que sí te puedo decir es que me da señales.”.

Hoy, en Instagram, Laura revive a Santiago a través de la cuenta @amaramares.oficial. La imagen principal es la torre Eiffel. Y esa es una de las señales de las que habla: “Nunca entendimos por qué era un apasionado de París. Nosotros nunca viajamos, Europa era un imposible. Pero Santi reconocía lugares como los canales de Venecia o la torre Eiffel. En su cuarto tenía un planisferio donde recortábamos monumentos y él los pegaba. Cada vez que hablábamos de vacaciones, decía ‘a París’. Y nosotros era ‘no, hijo, a Miramar’. Cuando Santi murió, esta pasión era tan evidente que la gente comenzó a regalarme torres. Alguien, nunca supe quién, hasta hizo un montaje con una foto suya en la torre Eiffel y me la envió. Fue una bomba. Nunca supe que tanta gente me quería”.

Pero la primera señal fue apenas dos meses después de la muerte de Santiago. Y el primer Día de la Madre sin él. “Vino mi familia y la de Rodri a comer. Era una tristeza total. Como una pata de elefante pisándonos el pecho. A las cuatro o cinco de la tarde, Joaco nos pide ‘¿vamos a andar en bici’?. Fuimos. Él en la bici y atrás nosotros dos como almas en pena por las calles de Haedo. De repente pisó algo. Rodri se acercó, lo agarró y era una torre Eiffel chiquita. Y ahí me cayó la ficha de las señales…”. En 2023, los cuatro viajaron a París. Y cumplieron el sueño de Santiago.

La familia en la torre Eiffel, el monumento parisino que amaba SantiagoLa familia en la torre Eiffel, el monumento parisino que amaba Santiago

El 14 de septiembre —cuatro días atrás—, Santiago hubiera celebrado sus 22 años. Laura nunca más volvió a festejar ese día. Hasta el último sábado, cuando Manuel tomó la comunión. “Las señales sólo son señales para quien las siente como tales. Todo puede tener una lógica: esa Torre Eiffel que encontramos se le cayó a una señora. Pero yo sentí que me cayó a mí. Y que la comunión de Manu sea el mismo día del cumpleaños de Tato significa mucho para nosotros. ¿Qué pienso yo? Que Tato quiere que festejemos. Y que está contento con cómo llevamos nuestra vida”.

La conclusión de la psicóloga Valeria Schwalb

La vida sin duda puede presentarnos dificultades. Sabemos que todos las atravesaremos en mayor o menor medida. No podemos decidir qué es lo que nos ocurrirá, pero sí podemos elegir cómo transitarlo. El cómo iremos a vivirlo es subjetivo y personal.

El modo en el que nos paramos ante cada circunstancia modifica ampliamente cómo esta impactará en nuestras vidas. Laura es una mujer con un enorme sentido del humor, con una inmensa capacidad creativa y un amor inconmensurable.

Estas son características que despliegan las personas resilientes. Seres que son capaces de salir adelante de situaciones adversas fortalecidos y con mucho para poder ofrecer a los demás.

Laura pudo seguir adelante en su vida, trabajar sus duelos, sumergirse en cada proceso. Hoy es una esposa enamorada, una mujer emprendedora, alegre y resiliente. Transmite su experiencia para ayudar a otros. Es un ejemplo de lucha y motivación.

La comunión de Manuel, el tercer hijo de Laura y Rodrigo, fue el 14 de septiembre, el mismo día que el cumpleaños de su hermano Santiago, a quien no conocióLa comunión de Manuel, el tercer hijo de Laura y Rodrigo, fue el 14 de septiembre, el mismo día que el cumpleaños de su hermano Santiago, a quien no conoció

¿Cómo se sigue viviendo luego de pasar situaciones que nunca pensamos llegar a vivir?¿Cómo no perder los sueños y las metas a pesar de las piedras en el camino? ¿Cómo volver a vivir, sonreír y agradecer todo lo que sí es posible aún cuando los golpes fueron tan grandes?

Es tanto lo que puede aprenderse de quienes sufrieron como ella, porque al mismo tiempo que nos acercamos a historias de dolor, nos enriquecen con herramientas para poder inspirarnos a desplegar nuevos recursos frente a aquellas situaciones para las que poco se nos enseña en esta vida.

Una experiencia dolorosa también puede ser un motor para el desarrollo espiritual y el crecimiento personal.

Las historias resilientes aportan luz para que uno pueda identificarse y entender que de todo podemos salir adelante si aprendemos a amarnos y a amar con el alma, si dejamos de luchar con el cruel camino de los por qué, si comprendemos que el amor no tiene muerte y que el deseo de vivir puede ser más fuerte que cualquier temor.

La Lic. Valeria Schwalb es psicóloga especialista en duelo y resiliencia. MN 358 67 @resilienciaenred

Sociedad

Licencia de conducir digital: estas son las personas que no podrán hacer el trámite online

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Dos distritos todavía exigen realizar la gestión de manera presencial, a pesar de los cambios implementados por el nuevo sistema nacional

Hasta el momento, 21 jurisdicciones de Argentina activaron la posibilidad de realizar renovaciones o ampliaciones de la licencia de conducir a través de medios digitales en forma plena, en el marco de la implementación del Sistema Nacional de Licencias de Conducir (SINALIC), mientras que otra adhirió en forma parcial. Esta herramienta permite a los conductores gestionar su documentación sin necesidad de acercarse físicamente a un centro emisor.

Durante la primera jornada de aplicación, 19 de las 24 provincias del país ya se encontraban adheridas al sistema. En los días posteriores, varias más confirmaron su integración al SINALIC, llevando el total a 22. No obstante, dos distritos continuaron operando con el esquema anterior: Buenos Aires y Formosa.

Buenos Aires y Formosa son las únicas provincias que aún exigen que los trámites vinculados a la renovación de la licencia de conducir se realicen de forma presencial en los registros habilitados. Esto significa que los ciudadanos de esos territorios deben continuar con los mecanismos previos a la digitalización, sin acceso a la nueva modalidad remota.

Buenos Aires y Formosa siguenBuenos Aires y Formosa siguen exigiendo trámites presenciales para gestionar el carnet de conducir

Las autoridades porteñas explicaron que los exámenes psicofísicos pueden realizarse en 19 centros distribuidos por toda la ciudad. En esos espacios se lleva adelante la totalidad de los chequeos médicos requeridos en pocos minutos, utilizando equipamiento homologado. De esta forma, la Ciudad Autónoma mantiene un sistema paralelo, independiente del SINALIC.

Incorporación progresiva

La adhesión al nuevo esquema nacional fue progresiva. En un principio, la licencia digital sólo estaba disponible en 19 provincias, pero con el correr de los días se sumaron más jurisdicciones. Actualmente, las que forman parte del sistema son:

  • Ciudad Autónoma de Buenos Aires (con adhesión parcial)
  • Santa Fe
  • Córdoba
  • Neuquén
  • Mendoza
  • Catamarca
  • Chaco
  • Salta
  • Jujuy
  • Santiago del Estero
  • Tucumán
  • Chubut
  • Corrientes
  • Misiones
  • La Rioja
  • Entre Ríos
  • San Luis
  • La Pampa
  • Tierra del Fuego
  • San Juan
  • Santa Cruz
  • Río Negro

Cada una de estas provincias permite a sus ciudadanos realizar la renovación o ampliación de su licencia de conducir nacional desde una computadora o dispositivo móvil, sin necesidad de asistir físicamente a una dependencia estatal.

Un caso destacado fue el de la provincia de Córdoba, que no sólo adhirió al sistema nacional, sino que también comenzó a compartir su información con el Sistema Nacional de Antecedentes de Tránsito (SINAT). Además, Córdoba delegó facultades para la emisión de licencias profesionales de carácter interjurisdiccional, algo que nunca había hecho previamente, constituyendo un cambio relevante para la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).

Cómo realizar el trámite

Para iniciar el proceso de renovación o ampliación en una provincia adherida, las personas deben ingresar al portal oficial del SINALIC: lncargentina.seguridadvial.gob.ar. Allí, el sistema solicita validar la identidad del usuario mediante el número de CUIL y la clave correspondiente a la aplicación Mi Argentina.

Si la persona aún no tiene creado su perfil en Mi Argentina, debe generarlo previamente. Esa cuenta almacena la documentación personal del ciudadano dentro de la plataforma de trámites oficiales del Estado.

Córdoba compartió por primera vezCórdoba compartió por primera vez sus antecedentes viales con el sistema nacional y delegó funciones clave

Una vez validada la identidad, el sistema permite seleccionar uno de los dos trámites posibles: renovación o ampliación de la licencia. En el caso de la renovación, se visualizan las categorías habilitadas por el carnet vigente. Al confirmar la operación, el usuario debe pagar el Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito (CENAT), necesario para continuar con el trámite. Este pago se realiza mediante un enlace directo al sitio correspondiente o a través de medios electrónicos habilitados en la plataforma.

El CENAT tiene una validez de 30 días, por lo que resulta fundamental obtener turno para el examen psicofísico dentro de ese plazo. El sistema impide avanzar si el certificado no fue abonado y registrado, aunque permite reanudar el trámite desde el punto donde se interrumpió, sin pérdida de datos.

Luego de pagar y validar el CENAT, el usuario accede al listado de profesionales homologados para realizar el examen psicofísico obligatorio, paso que puede cumplirse sin salir de la plataforma. Una vez completado y aprobado este examen, los resultados son cargados automáticamente por los prestadores habilitados.

La licencia digital se genera dentro de la app Mi Argentina. Quienes deseen obtener una versión física del documento deben solicitarla aparte, lo cual implica un costo adicional por la impresión. Esa opción queda a criterio del titular y no es obligatoria.

Limitaciones de alcance

Si bien el nuevo sistema representa una ampliación de las herramientas digitales en materia de tránsito, no incluye a todo el país. Buenos Aires y Formosa no adoptaron la normativa, y por el momento no hay un cronograma oficial que anticipe su incorporación.

En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la implementación se limita a licencias profesionales, excluyendo a quienes conduzcan vehículos particulares. No obstante, el distrito dispone de su propio sistema de trámites en línea y de centros habilitados para realizar los exámenes correspondientes.

En este contexto, el avance hacia la digitalización del trámite de licencias muestra una fuerte dispersión territorial, con distintos grados de implementación según la provincia. A pesar de los esfuerzos del gobierno nacional, persisten excepciones que limitan el alcance de la política.

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La Justicia ordenó levantar la clausura de todas la ferias que funcionan en La Salada

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Lo decidió el juez federal Luis Armella. La fiscal había pedido que se reabra la feria de Urkupiña con un plan de blanqueo

El juez federal Luis Armella ordenó hoy levantar la clausura de las tres ferias que funcionan en el predio de La Salada, mientras continúa la investigación por lavado de dinero, asociación ilícita y evasión impositiva. En la resolución, a la que accedió Infobae, el magistrado determinó que la fiscal Cecilia Incardona deberá decidir el momento y las circunstancias de la reapertura.

Armella dispuso que que levante la clausura de las tres ferias que funcionan en la megaferia de La Salada: Punta Mogote, Ocean y Urkupiña.

La fiscal Cecilia Incardona, que llevó adelante la investigación durante dos años, había dictaminado a favor de levantar la clausura de la feria de Urkupiña, tal como adelantó este medio. Pero lo hizo con una serie de condiciones que apuntan al blanqueo general de la operación.

Fiscalización aleatoria semanal de la actividad del interventor y/o representante legal.

Inspecciones aleatorias de cada uno de los puestos de venta, mediante un sistema rotativo y sorpresivo.

Registración de cada uno de los comerciantes en la categoría fiscal que corresponda (monotributo, responsable inscripto, etc.). Control y exigencia de la facturación respectiva tanto de venta como de compra.

. Remisión de un informe semanal al Juzgado y a la Fiscalía de cada inconsistencia detectada y las medidas tomadas al respecto.

La feria de La Salada, un enorme complejo de más de seis mil puestos en Ingeniero Budge (Lomas de Zamora), había sido clausurada el 22 de mayo, tras una serie de allanamientos. Ese día fueron detenidos Jorge Castillo, el llamado “Rey de La Salada”, que cayó en su mansión de Luján, Aldo Presa, su histórico administrador, y varios de sus allegados. En cambio, Enrique Antequera, jefe de la feria Urkupiña, todavía continúa prófugo.

A partir de ese momento, los feriantes comenzaron a realizar cortes y protestas en la Municipalidad de Lomas de Zamora e incluso en la puerta de la Fiscalía que llevó adelante de la investigación. La presión finalmente desembocó en la reapertura dispuesta este viernes.

La investigación y las escuchas sobre toda la organización

Durante más de un año, la Policía Federal escuchó las conversaciones de Jorge Castillo y sus familiares más cercanos. El empresario se cuidaba mucho al hablar por teléfono pero cada tanto daba pistas sobre su vida y su patrimonio. En las escuchas, autorizadas por la justicia federal, Castillo y sus familiares hablan de operaciones inmobiliarias, compra de armas, y hasta de viajes por el mundo.

Al momento de imputarlo, la fiscal Cecilia Incardona acusó a Castillo, entre otras cosas, por la compra de un paquete turístico para conocer dos destinos exclusivos: Emiratos Árabes y las playas de Maldivas. El “Rey de La Salada” viajó junto a su mujer, su suegra, y sus cuatro hijos entre el 27 de diciembre de 2024 y el 20 de enero de este año. Según las estimaciones de los investigadores, el tour habría costado casi 85 mil dólares.

Los preparativos comenzaron a mediados del año pasado. Las escuchas revelaron que la mujer de Castillo, Natalia Luengo, ahora detenida, comenzó a contactarse con agencias de viaje en agosto. El plan inicial era comprar una casa en el barrio Costa Esmeralda, pero terminaron optando por el viaje a Emiratos Arabes y Maldivas para pasar el Fin de Año.

El 6 de agosto, en una charla con su mamá, Luengo confirma que prefiere ir “a los shoppings más exclusivos del mundo”.

– Natalia Luengo: Llamé a una agencia, porque primero Jorge me dijo “Bueno, está bien, seña la casa esa”, viste, que señé lo de allá en Costa Esmeralda.

– Nilda Arrieta: Sí ….

– NL: Pero yo anoche también, ya viste, a la tipa le dan la mano y yo ya voy por todo. (risas). Ya que está. Bueno mandé a varias agencias, y una que es muy conocida que me presupueste a Maldivas …. Uno dice que es caro pero ¿qué es caro? (risas) Y mirá, 12 días en Maldivas y 7 días en Dubái, con aéreo, 8.800 por persona, no es tan caro… Casi 70.000 dólares.

-NA: ¿Qué es hotel nada más?

-NL: Hotel y aéreo

-NA: Y escúchame, ¿Qué es lo que hay en Dubai? ¿Qué es lo que hay de lindo en Dubai?

-NL: Bueno, en Dubái iríamos primero al desierto, quiero conocer lo que es el desierto…

-NA: ¿Ahí es dónde están los camellos?

-NL: SI, sí. Y están los shoppings más exclusivos del mundo. Es todo..

Los teléfonos de Castillo y su mujer eran escuchados las 24 horas del día. El registro de las comunicaciones revela cada ingreso a su casa del country “Haras Argentino Farm Club”, en el partido de Luján, por los llamados que hacía la seguridad. Hay decenas de nombres que luego fueron investigados.

Las llamadas a los teléfonos de la pareja revelaron, además, operaciones inmobiliarias, datos de cuentas bancarias y domicilios desconocidos. El 29 de abril de 2024, la mujer de Castillo se comunica con una inmobiliaria de Luján para alquilar una propiedad en la calle Lavalle al 400, en esa misma localidad. Y el 4 de mayo, la guardia del barrio le avisa a la mujer que había llegado una persona para reunirse con Castillo por la venta de un campo “de acá de Torres”.

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Sociedad

Aumentó la desocupación en CABA y ya afecta a 132.000 personas

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Según los datos oficiales, el 7,8% de la población activa busca trabajo, pero no lo encuentra. La cifra marca un leve aumento respecto al mismo periodo de 2024, cuando alcanzó el 7,5 por ciento

Durante el primer trimestre de 2025, la desocupación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) alcanzó el 7,8% de la Población Económicamente Activa (PEA), lo que representa a unas 132.000 personas sin empleo. Este porcentaje refleja un leve incremento en comparación con el mismo período de 2024, cuando la tasa de desocupación era del 7,5%, según el Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires.

El informe también destaca una marcada desigualdad de género en el acceso al empleo. La desocupación afecta al 7,1% de los hombres económicamente activos, mientras que entre las mujeres asciende al 8,6%. Esta brecha evidencia las barreras persistentes que enfrentan las mujeres en el mercado laboral porteño, lo que agrava las tensiones en un contexto de empleo ya frágil.

Otro indicador relevante es el aumento de la subocupación, que alcanzó el 8,7%, creciendo 1,2 puntos porcentuales en comparación con el primer trimestre de 2024. Este incremento se debe principalmente al componente no demandante, es decir, personas que trabajan menos de 35 horas semanales y no buscan activamente ampliar su carga laboral. Este fenómeno refleja una precarización en las condiciones laborales, ya que muchas personas no logran acceder a empleos de tiempo completo o con mejores condiciones.

La calidad del empleo

En cuanto a la calidad del empleo, el informe revela que el 74,5% de la población ocupada es asalariada, un porcentaje que no ha variado respecto al año anterior. Sin embargo, dentro de este grupo, el 25,4% no recibe aportes jubilatorios, lo que pone de manifiesto un alto nivel de informalidad en el mercado laboral. Además, el 7,6% de quienes trabajan en unidades económicas lo hacen bajo condiciones contractuales precarias, como contratos temporales o por tiempo determinado, lo que limita su estabilidad laboral.

El 8,7% de los trabajadoresEl 8,7% de los trabajadores son subocupados en CABA

Por otro lado, el informe señala que los puestos de trabajo con duración de entre 35 y 45 horas semanales alcanzan el 45,4%, apenas por debajo del registro de un año atrás (46,1%). La misma dinámica tienen la población ocupada que declara trabajar más de 45 horas semanales, que incluye al 26,4% (era 27,3% en el primer trimestre de 2024).

Por otro lado, la proporción de trabajadores por cuenta propia se mantuvo en el 20,8%, sin cambios respecto al mismo período de 2024. Aunque este segmento no muestra crecimiento, tampoco ha logrado absorber la presión sobre el empleo formal, lo que contribuye a la persistencia de un escenario laboral frágil.

En síntesis, aunque los indicadores generales de actividad y empleo no presentan variaciones significativas y algunos indicadores a nivel macro se han “acomodado”, el aumento de la desocupación y la subocupación refleja un mercado laboral que sigue siendo vulnerable. Las desigualdades de género, los altos niveles de informalidad y la precarización de las condiciones laborales continúan siendo desafíos estructurales que afectan a miles de trabajadores en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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