Salud
La educación es uno de los más importantes factores protectores contra la demencia
Publicado
1 año atráson
Por
Admin
Un estudio realizado en varios países de América latina y los EE.UU. muestra que hay una correlación estrecha entre años de estudio, atrofia cerebral y fortaleza de las conexiones cerebrales en la adultez.
Suele pensarse en la educación exclusivamente desde el punto de vista laboral, profesional y económico, como el camino que conduce al ascenso social. Todo esto es cierto, pero pasa por alto un aspecto crucial: de acuerdo con un estudio internacional liderado por el neurocientífico argentino Agustín Ibáñez, director del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral de la Universidad Adolfo Ibáñez, de Santiago, Chile, y fundador y codirector del Consorcio para Expandir la Investigación sobre la Demencia en América Latina (RedLat), la educación es además un determinante crucial de la salud pública y una de las principales protecciones contra la demencia.
En el trabajo, que hoy se publica en la revista Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association, un grupo de 40 autores de varios países de América latina y los Estados Unidos analizaron con resonancia magnética y aprendizaje automático las huellas que ésta imprime en el cerebro y encontraron una reveladora asociación entre los años de educación recibida, el volumen del cerebro y la fortaleza de las conexiones cerebrales. Los resultados son consistentes con la diferente prevalencia de ciertas demencias en ambas regiones.
“Desde el punto de vista epidemiológico, es bien conocido que la educación es un factor protector del cerebro, que incrementa la reserva cognitiva y reduce el riesgo de demencia –comenta Ibáñez–. ¿Pero cuáles son sus huellas neurobiológicas, lo que en inglés se llama biological embedding? Eso se estudió mucho menos. En general, es una variable que no se toma en consideración, no hay trabajos que aborden de forma sistemática cómo la variabilidad en la educación modula los marcadores cerebrales del envejecimiento y la demencia”.
Ibáñez decidió responder esta pregunta analizando resonancias magnéticas preexistentes de 1.412 adultos mayores con demencia y 625 libres de neurodegeneración en México, Colombia, Perú, Chile, Argentina y los Estados Unidos (población no latina). “En un universo muy robusto para este tipo de estudios, comparamos la atrofia y la conectividad cerebral asociada con la educación en países latinoamericanos y en Norteamérica –detalla–. Lo primero que encontramos fue que, efectivamente, a mayor educación, menor atrofia (mayor volumen de sustancia gris), más volumen cerebral y mayor conectividad cerebral. Pero después empezamos a buscar otras cosas. Por ejemplo, nos fijamos en las diferencias en conectividad y en volumen que habían entre los cerebros de los Estados Unidos y de Latinoamérica. Encontramos una diferencia importante y fuertemente asociada con la educación. Sabemos que los latinos tenemos más vulnerabilidad cerebral que los estadounidenses, pero nosotros encontramos que esas diferencias se explicaban entre un 24 y hasta un 98% por la educación, algo muy, muy notable”.
Desde hace tiempo se sabe que el nivel educativo (entre otras cosas, un indicador clave del nivel socioeconómico), tiene efectos protectores contra los problemas de salud y el deterioro cognitivo. Lo que hace este estudio es examinar en detalle cómo influye en la estructura y función del cerebro, tanto en el envejecimiento saludable como en la enfermedad de Alzheimer y la degeneración lobular frontotemporal.
La atrofia cerebral es uno de los sellos distintivos del envejecimiento y de la demencia. Generada por la muerte neuronal, es difícil estimarla, ya que es imposible dilucidar si el menor volumen se debe a que se perdieron neuronas propiamente dichas o astrocitos [células grandes en forma de estrella que se encargan de proporcionar soporte y nutrición a las células nerviosas, regular su excitabilidad, participar en la reparación y regeneración del tejido nervioso y facilitar su comunicación].
“Es una medida gruesa –explica Ibáñez–. Lo único que podemos hacer es calcular un volumen general. Pero también encontramos el mismo efecto en las conexiones activas del cerebro”. Para evitar sesgos en el estudio, los científicos también controlaron otros factores, como la edad, el sexo, el volumen craneal, el tipo de resonador.
Los efectos fueron particularmente pronunciados en enfermedad de Alzheimer, algo que coincide con otras evidencias de que el ambiente, sobre todo lo que los investigadores llaman el “exposoma social” (la pobreza, los determinantes sociales de la salud) juega un rol preponderante en su desarrollo.
“En la demencia frontotemporal también encontramos estos efectos, pero más atenuados –destaca Ibáñez–. Esto es interesante, porque sugiere que esta patología podría tener, aunque todavía no lo sabemos con certeza, un mayor componente genético. Entre el 25 y el 35% de los casos de demencia frontotemporal estarían asociados con mutaciones genéticas, mientras que en el Alzheimer esa proporción alcanza al 5%. Quiere decir que la demencia más frecuente, la más masiva, está mucho más asociada con bajo nivel de educación y la ‘reserva cerebral’ que ésta proporciona”.
El mismo patrón se observa en el envejecimiento. “En los números estamos mucho peor los latinos –subraya Ibáñez–. Nuestra prevalencia actual, que está subestimada, porque tenemos alrededor de un 70% de personas que nunca reciben diagnóstico, es muy superior a la de los Estados Unidos. De hecho, la prevalencia en este último país está tendiendo a aplanarse; en cambio, en América latina aumenta. Las proyecciones estiman que para 2050 crecerá entre un 100 y un 250%. Esto es consistente con lo que sabemos, que los factores prevenibles explican un porcentaje más alto de la demencia en nuestra región, aproximadamente el 56% de los casos, mientras que en los países de altos ingresos, incluido Estados Unidos, es más o menos el 35 o 40%”.
Y agrega: “Es sabido que la pobreza y la desigualdad tienen un impacto muy fuerte [en el cerebro], pero ahora vemos cómo la educación, que es una medida muy importante de desigualdad, tiene una asociación directa con los marcadores cerebrales del envejecimiento y la demencia. Además, en el caso de la demencia encontramos asociaciones con áreas críticas, como el hipocampo y el giro temporal (en el caso de los pacientes con Alzheimer), y también con áreas orbitofrontales, en la demencia frontotemporal”.
Como todo estudio científico, éste también tiene sus limitaciones. Ibáñez aclara que la medida tomada como referencia para la evaluación es simplemente el número de años durante los que los incluidos en el trabajo recibieron educación formal. “Es una medida malísima –reconoce–. Pero basando nuestras estimaciones en los años de educación encontramos un efecto robusto. Ahora estamos empezando a incluir otros parámetros: calidad de la educación, ingresos, desempeño… Se podrá decir que es un indicador muy ‘grueso’; por ejemplo, no habla sobre cómo le fue a alguien en el colegio, apenas tomamos en cuenta cuántos años sobrevivió en un medio académico. Sin embargo, incluso con esa medida tan simple, encontramos un efecto muy fuerte de la educación en el cerebro, lo cual hace pensar que en realidad las disparidades pueden tener un impacto incluso mayor”.
Estos hallazgos tienen una enorme trascendencia; en especial, si se tiene en cuenta que los tratamientos actuales para la demencia son muy costosos, y sus beneficios reales parecen modestos. Por otro lado, ya se sabe cómo mejorar la calidad y el acceso a la educación. “Es algo que sí podemos hacer y podría no solo prevenir la demencia, sino generar resiliencia cerebral”, subraya Ibáñez.
Para Andrea Goldin, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella, que no participó del trabajo, se trata de un estudio “muy interesante” y que “se publicó en una revista muy buena”. “Encontrar algo en varios países/contextos muestra cierta ‘generalización’ de los resultados, que es muy deseable porque incrementa las chances de que lo descubierto aporte algo significativo –comenta la científica–. Analizan cómo la estructura y la conectividad cerebral son modificadas por los años de educación. También intentan dilucidar si la incidencia de demencia está modulada por el nivel socioeconómico; o sea, por la limitación de oportunidades educativas que se dan en América latina producto de desigualdades socioeconómicas”.
Goldin apunta que hay algunas diferencias entre las muestras. Los sujetos control de América latina son casi cinco años más jóvenes que los de EE.UU, mientras que los pacientes son de dos a cinco años mayores. Si bien en Norteamérica tienen más años de educación en promedio, los controles tienen ‘solo’ dos años de diferencia, mientras que los pacientes tienen entre 3,5 y casi seis. Y agrega que algo importante es que [además de analizar neuroimágenes] controlan con un test que evalúa el estado cognitivo general; de los típicos que toman los neurólogos en el consultorio, que miden cómo están las personas de memoria, atención, razonamiento, etc. Estas medidas son equivalentes entre las dos poblaciones, la norteamericana y la latinoamericana.
“Si bien es un estudio super interesante, transversal y bien hecho, es de correlación, no permite establecer causalidad –dice Goldin–. Por ejemplo, no toman en cuenta estilos de vida diferentes. Por otro lado, ‘más’ no es ‘mejor’. No necesariamente por tener mayor volumen en alguna área cerebral, las personas piensan o resuelven problemas ‘mejor’. Lo que sí es notable, es que prácticamente toda la varianza en estructura y funcionalidad cerebral entre pacientes con Alzheimer es explicada por la educación (mientras que en los controles y en pacientes con demencia frontotemporal, es del 30% o menos). Lo que demuestra que las disparidades en educación impactan enormemente más en la incidencia de Alzheimer que en otras neurodegenerativas”.
Para la científica, hay un concepto clave para entender este tema: el de reserva cognitiva. “Es una medida de la resiliencia que tienen las redes neurales frente a la disrupción –explica–. Este concepto permite explicar las diferencias individuales en la susceptibilidad que tienen distintas personas frente al deterioro cognitivo (y funcional) producto de cambios cerebrales, sean por la edad o por enfermedad. La reserva cognitiva es una suerte de mecanismo compensatorio que se genera gracias a la plasticidad neural. Distintas actividades que vamos realizando a lo largo de nuestra vida nos van dejando ‘un resto’ guardado en el cerebro del que podremos echar mano cuando la cabeza nos empiece a fallar. Se cree que la reserva se incrementa por participación en actividades estimulantes (uso creativo del ocio e interacción social); por tener mejores ocupaciones (más complejas, que requieren más ‘trabajo mental’); por tener mayor cociente intelectual y más años de educación.
“Lo que se observa en la literatura es que más años de educación se asocian con menor incidencia de demencia y con un retraso en sus comienzos. Pero, ojo, porque también se ve que se asocian con una progresión más ‘abrupta’ de la enfermedad. De hecho, una hipótesis es que la reserva cognitiva de algún modo enmascara los primeros indicios de disfuncionalidad y, cuando estos se ven, es porque los cambios fisiológicos están muy avanzados y los pacientes ya no pueden lidiar con ellos, o no tanto como antes”.
De acuerdo con Sebastián Lipina, investigador del Conicet y director de la Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, Cemic-Conicet), que aclara que su grupo se especializa en el estudio del impacto de las privaciones en autorregulación en niños sin trastornos (no en adultos con neurodegeneración), para interpretar estos resultados es importante diferenciar bien lo que es causalidad de lo que es asociación.
“Las asociaciones son importantes, porque nos muestran qué pasa con un fenómeno (la neurodegeneración) cuando cambia otro (nivel de educación alcanzado) –explica–. En esencia, nos muestran cómo se comportan dos variables, pero no nos dicen que una causa la otra ni tampoco nos hablan de qué mecanismos están implicados. Obviamente, encontrar mecanismos causales es difícil… Por otro lado, un diseño sincrónico, en el que se estudia a las personas en un único momento de su desarrollo, no es lo mismo que otro longitudinal, cuando se las sigue a lo largo del tiempo. [El análisis] sincrónico y asociativo orienta, pero no define ni causalidad ni desarrollo. Por último, no hay dos casos ni historias iguales, por lo que es importante tener en mente las diferencias intra e interindividuales. Por ejemplo, dos personas de la misma edad, que tienen la misma cantidad de años de educación, y que desarrollan neurodegeneración pueden ser diferentes en muchos otros aspectos de sus trayectorias de desarrollo. Los científicos solemos cometer el error de no considerar estas diferencias y pensar en términos universales”.
De lo que no hay duda es de que, gracias a la plasticidad cerebral, mantenerse estimulado desde el punto de vista cognitivo fortalece las redes neurales. Y esto correlaciona negativamente con nivel socioeconómico, que es peor en América Latina que en los EE.UU.
“Una aclaración, tal vez obvia, pero pertinente –agrega Goldin–: la plasticidad es la capacidad del cerebro de modificarse físicamente por las experiencias, conscientes e inconscientes, que vivimos. Como nuestras conductas, emociones y sensaciones son producto de ese cerebro, cuando éste cambia físicamente, también lo hacen nuestras conductas, emociones y sensaciones. Cuando aprendemos algo que va a perdurar en el tiempo, eso se guarda en alguna parte de nuestro cerebro y eso implica cambio. Uso el término ‘aprender’ en su concepción más amplia. Aprendemos los nombres y las caras de las personas que queremos, lo que les gusta más, cuándo fue la última vez que nos vinieron a visitar los nietos y qué les cocinamos. Para poder hacerlo, el cerebro fue cambiando. Cuando esos cambios se hacen más difíciles de concretar o de ser encontrados (en el nivel fisiológico y molecular), empezamos a olvidarnos de algunas cosas. Un estudio en el que participé, pero que sobre todo desarrolló y lideró Julia Hermida, muestra que no solo hay diferencias en las oportunidades de estimulación entre pobres y no pobres, o entre más y menos pobres, sino que la clave está en la cantidad de posibilidades de estimulación que ofrece el entorno. El tema no es si los norteamericanos van en promedio más que nosotros a la universidad. El tema es qué calidad de actividades desafiantes para la cognición tienen y tenemos (desafiantes y no frustrantes, porque lidiar con el manejo de nuestra economía diaria es tremendamente desafiante, pero es tan abrumador que termina siendo contraproducente). Creo que algo que nos deja este trabajo como enseñanza para pensar políticas públicas es que resulta clave generar mejores oportunidades de estimulación. Con la escuela, con clubes, con actividades extracurriculares; fomentar actividades sociales, culturales, recreativas de calidad. Ya sabíamos que estas acciones van a impactar en nuestro funcionamiento cerebral. Lo que este paper viene a agregar ahora es que eso, además, tiene una ventaja de salud pública aparejada, porque puede disminuir el riesgo de tener enfermedad de Alzheimer”.
Y concluye Ibáñez: “Dado el profundo impacto de la educación en la salud del cerebro, se requieren intervenciones y políticas personalizadas para mitigar estas disparidades, especialmente en regiones como América latina, donde las desigualdades socioeconómicas son más pronunciadas”. En esto, como en otros múltiples aspectos, más que el ADN importa el PBI y la equidad en su distribución.
Fuente: eldestape
Te sugerimos
Salud
Cómo influye la cocción del huevo en su valor nutricional
Publicado
15 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Optar por técnicas suaves y evitar aceites facilita la digestión, promueve el adecuado uso de micronutrientes y contribuye a una alimentación enfocada en el bienestar general
La capacidad del huevo para adaptarse a distintas formas de preparación lo convirtió en uno de los pilares de la alimentación mundial. No obstante, el modo en que se cocina puede modificar de manera significativa el aporte de proteínas, vitaminas y minerales. Desde la seguridad alimentaria hasta el impacto en la biodisponibilidad de nutrientes esenciales, el proceso de cocción va mucho más allá del simple cambio de textura y sabor.
Cuál es la forma más saludable de comer huevo

No obstante, exponer el huevo a temperaturas excesivas puede reducir la presencia de antioxidantes como la luteína y la zeaxantina, dos compuestos esenciales para la salud ocular y especialmente sensibles al calor. Por ello, los métodos como hervir los huevos o cocinarlos al vapor son los más recomendados por los especialistas.
Estas técnicas no solo preservan la mayoría de los nutrientes, sino que también disminuyen el riesgo de infecciones alimentarias, ya que eliminan la posible presencia de patógenos en el alimento. Además, evitan la incorporación de aceites o grasas adicionales, haciéndolos aptos para personas que buscan una dieta baja en grasas o controlar su consumo calórico.

Como recalca el estudio citado, la clara contiene el 60% de la proteína total del huevo, mientras que la yema aporta la mayoría de las vitaminas y minerales, así como la colina, fundamental para el desarrollo cerebral, especialmente en mujeres embarazadas y niños en crecimiento. Por estas razones, la elección de un método de cocción adecuado resulta determinante para aprovechar las virtudes nutricionales del huevo.

Nutrición sin dramas
$15.999 ARS

La nutrición ortomolecular
$12.999 ARS

El milagro metabólico (Edición mexicana)
$26.107,98 ARS

Ayuno intermitente saludable
$14.199,99 ARS

Energía y nutrición
$7.299,99 ARS

La Dieta Slow
$10.299,99 ARS

La vida después del reseteo
$13.499 ARS

Nutrición (de)mente
$11.499 ARS

La microbiota estresada
$12.999 ARS

¿Mito o realidad? Ocho postulados sobre nutrición que conviene revisar
Gratis

La dieta pegana
$13.999 ARS
Cómo afecta la forma de cocinar el huevo en su valor nutricional
El impacto del tipo de cocción va mucho más allá del simple contenido calórico. Freír los huevos, según un análisis en Science Direct, puede llevar a que absorban entre el 64% y el 88% del aceite o manteca utilizada, multiplicando fácilmente la cantidad de grasa presente en la ingesta final.
Aunque los ácidos grasos originales del huevo permanecen estables, la fritura expone el alimento a compuestos oxidativos y, si el aceite es reutilizado o calentado durante largos periodos, pueden generarse sustancias potencialmente nocivas para el organismo.

Por el contrario, hervir o cocinar al vapor contribuye a conservar los micronutrientes esenciales, como proteínas, colina, vitamina D y folato, fundamentales para diversas funciones fisiológicas, desde la regulación del metabolismo hasta el mantenimiento de los huesos. Además, estos métodos evitan que se añadan calorías indeseadas y ayudan a promover la saciedad, característica ampliamente valorada en regímenes de control de peso.
Para quienes deben disminuir la ingesta de colesterol, se recomienda optar por la clara, que contiene una menor concentración de esta sustancia, mientras aporta una parte importante de las proteínas totales del huevo. Conforme destacan entidades como Mayo Clinic, es clave evitar añadir ingredientes ricos en grasas como manteca, panceta o queso, para no aumentar el perfil calórico del plato. De esta manera, es posible disfrutar de todo el potencial nutricional del huevo con un mínimo de riesgo para la salud cardiovascular.

Cuántos huevos se pueden comer por día
Durante años el consumo de huevo estuvo inmerso en la polémica, principalmente por su presunta relación directa con el aumento del colesterol en sangre. Sin embargo, investigaciones recientes han desmentido este mito. Según la Comisión Internacional del Huevo (IEC) y estudios de la Universidad de Castilla, el huevo, sobre todo la yema, contiene colesterol dietético, pero su impacto en el colesterol sanguíneo resulta ser mucho menor de lo que tradicionalmente se pensaba.
Además, existe evidencia científica que asocia un consumo regular de huevos con la mejora del perfil lipídico, en particular con el aumento de la lipoproteína Apolipoproteína A1, conocida como “colesterol bueno”, lo que contribuye a la protección frente a enfermedades cardiovasculares.

Para la mayoría de las personas sanas, la ingestión de un huevo diario se considera segura y beneficiosa, pues aporta alrededor de seis gramos de proteína de alta calidad, todos los aminoácidos esenciales y nutrientes clave para la salud muscular y metabólica.
Asimismo, expertos de la Universidad de Castilla sostienen que consumir uno o hasta dos huevos al día dentro de una dieta equilibrada no implica riesgos significativos en adultos sin contraindicaciones médicas específicas. Se recomienda adaptar la cantidad conforme a las particularidades individuales, como el estado de salud, la actividad física y el consumo total de grasas saturadas y calorías en la dieta diaria.
Salud
Tos convulsa en Argentina: confirmaron la muerte de siete niños y remarcaron la importancia de la vacunación
Publicado
15 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
El último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud detalló las cifras y la situación a nivel nacional de los casos de coqueluche. Cuáles son las regiones más comprometidas
El incremento de casos de coqueluche, también conocida como tos convulsa, preocupa a las autoridades sanitarias: hay notificaciones en 20 jurisdicciones y una marcada concentración en las regiones Centro y Sur, especialmente en la Provincia de Buenos Aires y en relación con el brote de Tierra del Fuego, según datos del Ministerio de Salud.
Entre las semanas uno y 47 de 2025 -mediados de noviembre-, se reportaron 5.110 casos sospechosos, de los cuales 688 fueron confirmados, lo que representa una incidencia acumulada de 1,45 casos por cada 100.000 habitantes. Este aumento supera las cifras registradas en el mismo período desde 2020 y se sitúa por encima de los registros de 2023, año en el que la provincia de Salta notificó el mayor número de casos.
“Existen vacunas seguras y efectivas para prevenir la infección por Bordetella pertussis. Sin embargo, se registra a nivel mundial, regional y nacional un descenso progresivo de las coberturas que redunda en una acumulación de personas susceptibles a contraer la enfermedad”, repasaron en el documento.

“A partir de la semana 27 de 2025 -principios de julio- se registra un nuevo ascenso, inicialmente asociado al brote en Ushuaia (Tierra del Fuego) y al aumento de casos confirmados en la Región Centro, especialmente en la provincia de Buenos Aires. En las últimas semanas el crecimiento continúa en curso, con notificaciones provenientes de múltiples jurisdicciones del país, predominando en las regiones Centro y Sur (particularmente casos relacionados con el brote en Río Grande, Tierra del Fuego)“, escribieron en el Boletín.
La coqueluche, también conocida como tos convulsa o tos ferina, es una enfermedad respiratoria aguda prevenible mediante vacunación, que puede afectar a personas de todas las edades.
Sin embargo, los lactantes y niños pequeños presentan las tasas más elevadas de morbilidad y mortalidad. Los adolescentes y adultos jóvenes pueden cursar la enfermedad de manera leve o atípica, aunque también pueden presentar las manifestaciones clásicas, constituyéndose en una fuente relevante de transmisión hacia los más pequeños.
La importancia de la vacunación
La vacunación se mantiene como la principal herramienta de prevención y protección frente a la coqueluche. El Ministerio de Salud subraya la necesidad de mejorar las coberturas y reducir las desigualdades entre jurisdicciones. Provincias como Tierra del Fuego, La Pampa, Jujuy, Neuquén, Mendoza y San Juan exhiben altas tasas de vacunación, con buen inicio de esquemas y refuerzos sostenidos, lo que se traduce en una menor acumulación de personas susceptibles.
En contraste, Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Formosa, Santa Fe, Corrientes y Misiones presentan coberturas intermedias o bajas, especialmente en los refuerzos administrados a los cinco y once años, donde se observan los valores más críticos. En el caso de las embarazadas, la cobertura también varía considerablemente entre provincias, con algunas alcanzando niveles óptimos y otras manteniéndose en rangos subóptimos.
En Argentina, el esquema de vacunación contempla la administración de la vacuna con componente pertussis a los dos, cuatro, seis, quince a dieciocho meses y a los cinco años. Desde 2009, se incorporó la dosis a los once años para reducir los reservorios en adolescentes. En 2012, se recomendó la vacunación contra la tos convulsa para todas las personas gestantes a partir de la semana veinte de gestación, y en 2013 esta indicación se integró al Calendario Nacional de Vacunación.

El objetivo es lograr el pasaje transplacentario de anticuerpos y proteger al lactante durante los primeros meses de vida, disminuyendo así la morbi-mortalidad en este grupo. Las recomendaciones actuales establecen la aplicación de la vacuna dTpa (triple bacteriana acelular) después de la semana veinte de gestación, en cada embarazo, sin importar la edad, antecedentes de vacunación ni el tiempo transcurrido desde el embarazo anterior.
La introducción de las vacunas antipertussis ha permitido reducir la incidencia global de la enfermedad. En este contexto, la vigilancia epidemiológica resulta esencial para evaluar el impacto de la vacunación, monitorear tendencias nacionales, identificar poblaciones en riesgo y orientar estrategias de prevención y control. La coqueluche presenta un patrón cíclico, con picos epidémicos cada tres a cinco años, y su desarrollo clínico se divide en tres fases: catarral, paroxística y de convalecencia. Las formas clínicas pueden variar desde leves hasta graves, especialmente en lactantes menores de seis meses.
Según Mayo Clinic, la tos ferina es una infección de las vías respiratorias altamente contagiosa. En muchas personas, se manifiesta como una tos seca intensa seguida de un sonido agudo al inhalar, similar a un chillido. Antes de la introducción de la vacuna, la tos ferina era considerada una enfermedad propia de la infancia, pero actualmente afecta principalmente a niños que no han completado el esquema de vacunación y a adolescentes y adultos que han perdido la inmunidad.

Las muertes asociadas a la tos ferina son poco frecuentes, aunque ocurren con mayor frecuencia en bebés. Por este motivo Mayo Clinic enfatiza la importancia de que las mujeres embarazadas y quienes estarán en contacto directo con el bebé reciban la vacuna contra la tos ferina. Una vez que se produce el contagio, los signos y síntomas suelen aparecer entre siete y diez días después, aunque en ocasiones pueden demorar más. Inicialmente, los síntomas son leves y se asemejan a los de un resfriado común: moqueo, congestión nasal, ojos enrojecidos y llorosos, fiebre y tos.
Después de una o dos semanas, los síntomas se agravan debido a la acumulación de mucosidad espesa en las vías respiratorias, lo que provoca una tos incontrolable. Los ataques graves y prolongados de tos pueden inducir vómitos, enrojecimiento o coloración azulada del rostro, fatiga extrema y, en ocasiones, terminan con un sonido silbante y chillón al inhalar aire. No obstante, muchas personas no presentan este sonido característico, y en adolescentes o adultos, una tos seca persistente puede ser el único indicio de la enfermedad. En los bebés, la tos puede estar ausente, pero pueden experimentar dificultades respiratorias o incluso pausas temporales en la respiración.
Mayo Clinic recomienda consultar al médico si una persona o su hijo presentan ataques de tos prolongados que provoquen vómitos, cambios de coloración en la piel, dificultad para respirar, pausas notables en la respiración o inhalaciones acompañadas de un sonido chillón.
Salud
El síntoma inesperado que muchas personas ignoran y que puede indicar hipertensión, según expertos
Publicado
1 semana atráson
25 noviembre, 2025Por
AdminProfesionales de la salud señalan que ciertos cambios sutiles en el organismo pueden servir como una advertencia temprana de un desbalance en la presión, permitiendo una detección más rápida y una intervención oportuna
La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más comunes en la población adulta, y suele asociarse a síntomas ampliamente reconola Institución de Mayo Clinic.
El impacto de la presión arterial alta en la retina

Cuando la presión arterial se mantiene en niveles elevados durante un tiempo prolongado, estos diminutos vasos sufren un deterioro progresivo: se estrechan, se endurecen e incluso pueden romperse o filtrar líquido hacia el interior de la retina, reportó la American Academy of Ophthalmology. Este daño interfiere de manera significativa en la capacidad de la retina para enfocar, provocando alteraciones visuales que van desde una ligera falta de nitidez hasta la pérdida severa de la visión.
¿Cómo se manifiesta la visión borrosa por hipertensión?
Algunas personas notan la dificultad para leer o identificar detalles a corta distancia, según reportó la Fundación Española del Corazón. Otras, encuentran complicado distinguir objetos lejanos o sufren una reducción en la claridad visual frente a pantallas o en ambientes de baja iluminación.
Es posible percibir áreas menos nítidas en el campo visual, destellos de luz o la presencia de manchas flotantes que distorsionan la percepción normal de las imágenes.

A medida que la presión arterial sigue sin control, pueden aparecer síntomas más severos: pérdida parcial o total de la visión, visión doble, dolores de cabeza persistentes e incluso hinchazón ocular. Estos cambios advierten sobre un compromiso progresivo de la retina y del nervio óptico, tejidos altamente sensibles al entorno metabólico y vascular.
Mecanismos detrás de la visión borrosa hipertensiva
El origen de la visión borrosa está directamente vinculado con el daño estructural que la hipertensión produce en la retina. Cuando los vasos sanguíneos se ven sometidos a una presión superior a la normal, su muro se debilita y aumenta la permeabilidad, permitiendo la filtración de líquidos o sangre hacia los tejidos oculares,reportó el National Eye Institute.

Además, cuando el flujo sanguíneo se altera por el engrosamiento de las paredes arteriales, la retina deja de recibir la cantidad adecuada de oxígeno y nutrientes. Como resultado, se genera un edema macular, pequeñas hemorragias o incluso lesiones en el nervio óptico, todas ellas responsables de la pérdida de definición en la visión.
Uno de los mayores desafíos clínicos es que la visión borrosa suele aparecer de manera silenciosa, y muchas personas se adaptan paulatinamente al descenso de la agudeza visual. Sin embargo, este síntoma no debe ser subestimado. En el paciente hipertenso, la aparición de visión poco clara es una señal objetiva de que la retina está recibiendo un daño evidente y que existe riesgo de pérdida visual permanente.

Así, cualquier alteración visual en una persona con presión alta debe ser motivo suficiente para consultar con un especialista y descartar la presencia de retinopatía hipertensiva.
Diagnóstico y abordaje multidisciplinar
Ante la queja de visión borrosa en personas con hipertensión, el diagnóstico requiere una evaluación oftalmológica completa. El examen de fondo de ojo mediante oftalmoscopio revela los cambios arteriales, eventuales hemorragias, filtraciones y signos de inflamación, según Mayo Clinic.

Pruebas de imagen como la tomografía de coherencia óptica (OCT) aportan información valiosa al mostrar el estado de las capas retinianas y detectar acumulaciones de líquido que justifiquen la visión borrosa.
La coordinación entre el oftalmólogo y el médico encargado del tratamiento de la hipertensión es prioritaria, ya que la clave de la recuperación reside en el control eficaz de la presión arterial y en el seguimiento cercano de los cambios visuales.
Los mejores memes del triunfo de Racing a Tigre: de los goles errados de Maravilla Martínez a la hora que terminó el partido
Cómo influye la cocción del huevo en su valor nutricional
Tos convulsa en Argentina: confirmaron la muerte de siete niños y remarcaron la importancia de la vacunación
Increíble hallazgo cerca de Punta del Este: encontraron la especie de tortuga más grande del mundo
El impactante tatuaje de la Copa del Mundo que se hizo Dibu Martínez: la dedicatoria a “la banda del mate” y una frase especial
La inflación anual de Estados Unidos trepó a 8,6% en mayo y es la más alta en 40 años
Con gol de Ayrton Costa, Boca Juniors le ganó a Argentinos y se clasificó a las semifinales del Clausura
Tienen 13 y 15 años, robaron un auto y chocaron en Villa Lugano tras una persecución policial
ARCA denunció por lavado de dinero a la financiera vinculada a las coimas en la Agencia de Discapacidad
Mas Leidas
-
Economia16 horas atrásAccidentes de trabajo: la “industria del juicio” se acerca a un pico de demandas que se concentran en 9 provincias
-
Economia16 horas atrásCon más demanda estacional de pesos, el tipo de cambio enfrenta presiones a la baja en diciembre
-
Economia16 horas atrásCon más demanda estacional de pesos, el tipo de cambio enfrenta presiones a la baja en diciembre
-
Politica16 horas atrásMás detalles de la conversación telefónica entre Trump y el dictador Maduro
-
Economia16 horas atrásLa inflación volvió a quedar por encima de 2% en noviembre, según consultoras privadas
-
Politica16 horas atrásKarina Milei reordena el mapa político en la provincia de Buenos Aires para medir fuerzas con Kicillof en la Legislatura
-
Deportes15 horas atrásLos mejores memes del triunfo de Racing a Tigre: de los goles errados de Maravilla Martínez a la hora que terminó el partido
-
Deportes2 días atrásCon gol de Ayrton Costa, Boca Juniors le ganó a Argentinos y se clasificó a las semifinales del Clausura
