En los USD 200.000 millones en efectivo dentro del país fuera del sistema financiero podría estar la respuesta que el equipo económico precisa para volver a acumular divisas. Todas las otras opciones requieren más tiempo.
El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo y Santiago Bausili, presidente del Banco Central. REUTERS/Matias BagliettoREUTERS
Si bien todos los dólares suman para un Banco Central con reservas netas negativas, el blanqueo de capitales que lanzó el Gobierno aparece como la apuesta oficial más inmediata para acumular divisas. El discurso del equipo económico incluyó distintas alternativas para engordar las arcas del Central, desde fondos frescos que llegan del FMI, préstamos de bancos internacionales, aceleración de las exportaciones, inversiones a través del RIGI y algunas otras. Pero los dólares del colchón están más cerca y, gracias al blanqueo, podrían tardar mucho menos en llegar.
Un informe de la consultora 1816 explica que el blanqueo en marcha apunta a “movilizar dólares” y no a otra cosa. “El principal objetivo de este blanqueo no es aumentar la recaudación impositiva y por eso es tan barato (…) Tampoco parece diseñado para reducir la brecha, porque la multa se paga directamente en dólares, es decir, no genera demanda de pesos pero sí aumentará las reservas netas”.
Cuánto
Si bien esos dólares pueden reactivar la actividad económica y sacarla de la recesión, el diseño del blanqueo apunta a que los USD 200.000 millones que se estima que hay en efectivo, los famosos dólares del colchón, se regularicen y queden depositados dentro del sistema. Para ello, destaca 1816, la flexibilidad es total: el depositante no paga multas hasta USD 100.000, tiene muchas opciones para invertir y puede combinarlas siempre que los deje depositados hasta diciembre de 2025. Incluso puede retirarlos antes de la fecha y pagar la penalidad, que es del 5% (en el blanqueo de Macri, en 2016, era del 10%).
La única estimación oficial acerca de cuánto aparece en el último Staff Report del FMI, en el que consta que el Gobierno le informó al Fondo que espera recaudar un 0,3% del PBI, lo que tomando la penalidad del 5% “implicaría que se blanqueen más de USD 40.000 millones considerando que no pagan multa ni los primeros USD 100.000 regularizados ni los stock que vayan a las cuentas especiales”.
Cuándo
La clave del blanqueo no es solo cuánto va a ingresar, sino también cuándo. La fecha límite para ese blanqueo minorista, en cash y sin multas, terminará el 30 de septiembre. Los bancos ya abrieron las cuentas especiales pero el proceso es lento y los fondos empezarán a acumularse poco antes de la fecha de cierre y, con ello, impactar en las reservas.
La apuesta oficial: el blanqueo de efectivo, que hasta 100.000 dólares no paga ninguna multa
En un documento de FIEL, el economista Daniel Artana explica que es difícil hacer una estimación, “pero luego de cuatro años de regulaciones e impuestos intrusivos y excesivos debería haber fondos que quieran volver al circuito legal. En todo caso, habrá que ver qué porcentaje de esos fondos se reingresa al país.”
Los tiempos son un factor importante para quitarle relevancia a las otras opciones que hoy tiene el gobierno para acumular reservas en el Banco Central y con ello darle a los mercados dos señales: que la salida del cepo está más cerca y que tiene los dólares necesarios, tal como ya dijo, para pagar los próximos compromisos, en particular los de enero próximo: capital e intereses de los bonos en dólares.
RIGI
Una de esas alternativas son las inversiones que ingresarán a través del RIGI, donde el Gobierno se jacta de contar con varios proyectos cuantiosos anunciados. Pero los tiempos no ayudan: “La demora en reglamentar la ley y los tiempos que insume presentar los informes técnicos requeridos más ejecutar las inversiones sugieren que no habrá un ingreso significativo de dólares en lo que resta del año”, explicó Artana.
Tampoco hay grandes expectativas por recibir fondos frescos por parte del Fondo Monetario en el marco de la renegociación de un nuevo acuerdo. Es difícil que el FMI acceda a ello mientras no se avance en dos cuestiones que siempre critica en sus informes: quitar el dólar blend para los exportadores y eliminar las restricciones cambiarias.
La posibilidad de que el Fondo aporte ese dinero fue enfatizada desde el discurso oficial durante gran parte del año y luego se fue diluyendo, al tiempo que se cambiaba el discurso: la necesidad de conseguir dólares fue transformándose en la necesidad de secar la plaza de pesos.
La puesta en marcha de un préstamo repo con un grupo de bancos internacionales también luce difícil de implementar en el corto plazo. Esta semana, Bloomberg informó que el Gobierno ya inició esas gestiones con Santander por un monto de USD 1.000 millones, algo que no fue confirmado ni desmentido por el banco español. “Tal vez esa noticia sea una punta de lanza para ver si se empieza a negociar en serio. Mientras haya un riesgo país de 1.500 puntos, es muy complejo que prospere un préstamo de esa clase, y menos con los montos que se necesita para salir de las reservas netas negativas”, explicaron en otro banco.
El incremento de las exportaciones tampoco ayuda para acumular reservas. Tras un julio con números en rojo, en lo que va de agosto el BCRA tuvo compras netas por modestos USD 200 millones en el mercado. Con la fase 2 de su plan, el equipo económico privilegió otro objetivo, el de reducir la brecha cambiaria. Por eso, vende en el segmento financiero los dólares que ya compró en el mercado mayorista.
El mecanismo vuelve aún menos atractiva la liquidación para los exportadores, ya que hace bajar el contado con liqui, donde ponen el 20% de sus divisas. De ese modo, el agroexportador sigue esperando que pase una de tres cosas para acelerar sus ventas: que suba el precio de la soja (hoy, un 30% por debajo que un año atrás), que se desarme el cepo o que haya alguna baja en las retenciones. Por ahora, nada de eso parece estar cerca.
El índice de precios al por mayor tuvo una caída nominal por primera vez en 17 años. El Banco Central emitirá deuda en dólares hacia compañías que tengan dividendos pendientes con sus casas matrices y que quedaron atrapados por el cepo cambiario
El Gobierno buscará dar otro paso de la adenda que incluyó en la fase 3 de su plan económico: el Banco Central iniciará la ronda de licitaciones de bonos Bopreal en dólares para dar salida a dividendos que tengan empresas multinacionales atrapados por el cepo cambiario de los últimos años y, a cambio, absorberá pesos. El objetivo de fondo sería propiciar, con menos pesos en la calle, una baja mayor de la inflación y garantizar que no vuelva a la zona del 2% en los próximos meses para llegar así hasta las elecciones.
La cuarta serie del bono Bopreal -un título emitido en moneda extranjera por parte del BCRA, cuyos intereses la autoridad monetaria luego pagará con reservas- tendrá una primera prueba ante el mercado este miércoles. El monto límite de emisión es de USD 3.000 millones, por lo que el Gobierno podría absorber la cantidad de pesos equivalente, unos $3,5 billones.
En el equipo económico insisten en que el Bopreal tiene esa doble función de saldar deudas comerciales -esta nueva emisión también podrá ser dirigida a este tipo de pasivos- y también para contraer más la cantidad de pesos. Según la visión oficial, eso prepararía el terreno para una desaceleración mayor de la inflación. En mayo fue de 1,5% mensual, para junio las proyecciones privadas con información hasta la segunda semana son dispares.
Este martes el Gobierno se envalentonó con el dato de inflación mayorista de mayo, que marcó una caída nominal de 0,3%, algo que no sucedía desde 2008. Para LCG la rapidez con la que el índice mayorista baja más rápido que el general tiene que ver, en principio, con la propia composición de la canasta. Los precios mayoristas solo toman en consideración bienes, sin servicios.
“Con mayor incidencia de bienes en la estructura del índice mayorista, la convergencia de la inflación mayorista a la baja es más acelerada que la minorista, afectada por servicios cuyos precios siguen moviéndose al 2,7% mensual”, mencionó esa consultora.
“Cuando los servicios aumentan sistemáticamente por arriba de los bienes, en algún momento los niveles de precios tienen que equipararse, y eso suele ocurrir con aumentos más altos en bienes que con deflación de servicios, lo que esta dinámica augura un piso inercial”, continuó esa consultora.
Bopreal 4: de qué se trata y qué busca el Gobierno
La nueva emisión del Bopreal Serie 4 mantiene el objetivo de absorber los pesos retenidos en el sistema financiero vinculados a operaciones del sector privado no regularizadas. Según explicó Portfolio Personal Inversiones (PPI), se trata de un “bono bullet con vencimiento el 31 de octubre de 2028”, que “devengará una tasa nominal anual del 3%, pagadera de forma semestral (abril y octubre)”.
Al igual que las series previas, “se suscribe en pesos al tipo de cambio oficial del día previo a la licitación y se paga en dólares estadounidenses”, aunque si se activa la opción de rescate anticipado, “la cancelación se realiza en pesos al tipo de cambio oficial”, precisó el informe.
PPI indicó que, a partir del 30 de septiembre, el bono “será desdoblado en dos strips (tipos), replicando la mecánica utilizada en la Serie 1”. El strip A, equivalente a un tercio del valor nominal original, “tendrá opción de rescate anticipado a favor del tenedor a partir del 30 de abril de 2028”. En cambio, el strip B, que representa los dos tercios restantes, “no contará con dicha opción”.
En cuanto al uso fiscal del instrumento, el Gobierno dispuso que aquellos que posean tenencias de la Serie 4 podrán utilizarlos para cancelar obligaciones impositivas y aduaneras. El valor máximo total que podrá utilizarse para la cancelación de obligaciones fiscales y aduaneras se fijó en USD 1.000 millones. El período para su utilización se estableció entre el 30 de abril y el 31 de octubre de 2028.
El lanzamiento busca captar demanda vinculada a activos no distribuidos del sector privado. En este sentido, PPI recordó que el objetivo es “mitigar los ‘pesos atrapados’ remanentes, enfocados en dividendos no distribuidos, préstamos entre compañías y deuda comercial antigua”.
En términos de stock, “la deuda de los importadores cayó desde un récord de USD 58.800 millones a fines de marzo de 2024, previo a que se emitieran todas las series de Bopreal, a USD 53.648 millones a diciembre de 2024”, según los datos oficiales más recientes. A pesar de ese retroceso, “el stock de deuda comercial saltó alrededor de USD 25.500 millones desde diciembre de 2021”.
Entre enero y abril de este año, el BCRA reportó una reducción adicional de USD 3.315 millones en deuda de importadores, de acuerdo con el Informe de Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario. En paralelo, aunque no hay cifras oficiales, “se estima que los dividendos retenidos llegan a USD 7.000 millones”, concluyó el informe.
Una estimación detallada muestra los valores involucrados al adquirir este tipo de vehículo fuera de los canales oficiales y sin intermediarios
El Gobierno nacional anunció un régimen simplificado de importación de vehículos que permite a cualquier persona traer un auto desde el exterior sin necesidad de pasar por concesionarios ni terminales automotrices. La medida, difundida por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, incluye tanto autos nuevos como usados, además de vehículos de trabajo como camiones para uso petrolero o maquinaria para minería.
Durante una entrevista, Sturzenegger explicó que el nuevo esquema parte del principio de que si un auto circula legalmente en Estados Unidos o Europa, también debería poder circular en la Argentina. Según sus palabras, el trámite se simplifica: en lugar de solicitar una licencia específica, el comprador debe realizar una verificación técnica vehicular (VTV) nacional y completar el proceso correspondiente.
La reforma se integra dentro de un proceso de desregulación del comercio exterior que apunta a reducir costos para consumidores y sectores productivos. Si bien la implementación aún depende de una reglamentación técnica, muchos interesados comenzaron a evaluar las posibilidades concretas de aplicar el nuevo mecanismo.
Uno de los casos más representativos para calcular los costos involucrados es el del Tesla Model Y, un vehículo eléctrico de tracción trasera ofrecido en Uruguay por la empresa Autoimport SAS, importadora independiente de modelos Tesla. El precio publicado para este modelo es de USD 69.900 IVA incluido. El origen del vehículo es extrazona, ya que Tesla no produce en el Mercosur ni en México. Por lo tanto, se aplica la estructura de costos detallada por el Gobierno para importaciones fuera del área regional preferencial.
A efectos de estimar el costo real de traer el Tesla Model Y en forma particular, es necesario recalcular el precio base sin el IVA uruguayo, que asciende al 22%. El resultado es un valor FOB aproximado de USD 57.295, sobre el cual se construyen el resto de los gastos.
Entre los componentes adicionales a considerar figuran:
Flete y seguro: USD 2.500
Arancel de importación: 35% del valor FOB, lo que representa aproximadamente USD 20.053
Tasa estadística: 3% sobre el FOB, equivalente a USD 1.719
Logística local: USD 1.000
Impuestos provinciales y nacionales: una carga aproximada del 10% sobre el subtotal anterior
IVA del 21%, que se aplica al total acumulado
El desglose completo con aranceles incluidos arroja un subtotal de USD 82.567 antes de impuestos internos e IVA. Sobre ese monto, se suman USD 8.256 por tributos provinciales y otros cargos. A partir de ahí, el nuevo subtotal asciende a USD 90.823. Finalmente, el 21% de IVA representa USD 19.073 adicionales. El costo total estimado de traer el vehículo es de USD 109.896.
Pese al anuncio político, la medida todavía no tiene aplicación práctica efectiva. La implementación depende de una reglamentación pendiente por parte de la Secretaría de Industria y Comercio. Por ahora, importar un vehículo en forma particular continúa siendo legal, pero requiere superar barreras técnicas y administrativas.
Entre los requisitos actuales figuran la Licencia de Configuración de Modelo (LCM), que otorga el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), y la Licencia de Configuración Ambiental (LCA), emitida por la Subsecretaría de Ambiente. El proceso involucra tiempos largos y costos elevados, y normalmente lo completan las terminales o importadores profesionales.
El Tesla Model Y que se comercializa en Uruguay tiene un valor de USD 69.900 con IVA incluid
El nuevo esquema propone reemplazar la LCM por un Certificado de Seguridad Vehicular (CSV), cuyo propósito es unificar criterios y validar automáticamente vehículos que cumplan normas internacionales aceptadas por la Argentina. Esta herramienta se encuadra dentro de las modificaciones introducidas por el decreto 196/2025, que reformó la Ley Nacional de Tránsito.
Además del componente económico, existen otras variables técnicas que deben tenerse en cuenta. Las automotrices suelen adaptar los vehículos a las condiciones de cada país: tipo de combustible, normas de emisión, calidad de rutas y otros factores. En Argentina rige actualmente la normativa Euro 5. Si el modelo no se adapta a ese estándar, puede presentar fallas mecánicas o problemas de homologación.
Otro punto relevante es la documentación técnica del vehículo. El nuevo régimen proyecta un sistema de homologaciones abiertas, con información pública sobre las especificaciones de los modelos. Esto permitiría a los particulares consultar directamente las características necesarias para avanzar con el trámite. En el caso de autos que no se vendan oficialmente en el país, se deberá recurrir a la fábrica o a la autoridad competente del país de origen para obtener los documentos que acrediten el cumplimiento de estándares.
Sin embargo, la existencia de normas internacionales no garantiza por sí sola la aprobación en Argentina. Por ejemplo, algunas versiones de modelos vendidos en otros países no incluyen Control de Estabilidad (ESP), un requisito obligatorio a nivel local. Esto implica que un vehículo legal en Europa podría no ser aprobado si su versión no cumple los mínimos exigidos en el país.
También se debe tener en cuenta la cuestión de los repuestos. Si el modelo no está presente en el mercado argentino, la reparación de cualquier falla depende de importar las piezas, lo cual aumenta tanto los tiempos como los costos. En ese contexto, muchas compañías de seguros aplican primas más altas o directamente no ofrecen cobertura total, limitándose al seguro contra terceros.
En paralelo, el Gobierno está evaluando una ampliación del régimen para incluir la importación de autos usados, bajo condiciones más flexibles. Esta opción podría atraer a quienes buscan modelos no disponibles localmente. No obstante, el riesgo operativo y logístico es mayor que en el caso de unidades nuevas.
En sectores industriales específicos, como el minero o el petrolero, la importación de camiones usados o repuestos se presenta como una oportunidad relevante. Según Sturzenegger, operadores vinculados a la actividad hidrocarburífera estiman que podrían reducir hasta un 40% sus costos operativos gracias a este nuevo esquema.
La aplicación del régimen todavía depende de la publicación de la reglamentación técnica. Desde el Ministerio de Desregulación indicaron que el texto estaría listo en dos semanas, aunque la demora ya superó el mes desde que se publicó el decreto correspondiente.
En el caso puntual del Tesla Model Y, la estimación concreta permite dimensionar el desafío económico de traer un vehículo eléctrico en forma individual. El costo puede superar los USD 109.000, con una estructura de gastos que se compone principalmente de impuestos, flete, logística y el valor FOB original.
Un informe LatinFocus Economics de junio incluyó nuevas proyecciones sobre variables clave para Argentina este año y el 2026. Qué esperan los consultores nacionales e internacionales para el tipo de cambio, inflación y actividad
Un relevamiento entre más de 50 consultoras y bancos privados, locales e internacionales arrojó este mes que este año la economía crecerá más de lo previsto, que la inflación se sostiene en una tendencia decreciente y que el tipo de cambio mantendrá una devaluación moderada.
Se trata del informe LatinFocus, que elaborado y publica todos los meses la consultora internacional FocusEconomics. El panel de analistas ajustó las proyecciones de crecimiento, inflación, tasa de interés y tipo de cambio para 2025 y 2026, en un contexto en el que algunos indicadores oficiales ya mostraron señales de reactivación o desaceleración.
Respecto de la actividad, la proyección de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) para 2025 se ubicó en 5%, lo que representó una suba de 0,1 puntos porcentuales respecto al mes anterior. Para 2026, los analistas calcularon una expansión de 3,4%, con una leve desaceleración respecto al año previo. Las estimaciones se apoyaron en el respaldo financiero del FMI, la baja de la inflación, la caída de las tasas de interés y las reformas promercado impulsadas por el Gobierno.
En el plano industrial, el informe estimó un crecimiento de la producción de 5,5% para 2025, aunque con un ajuste a la baja de 0,8 puntos porcentuales respecto al mes anterior. Para 2026, el incremento proyectado fue de 3,6%. Los analistas señalaron que el sector industrial mostró señales de recuperación después del desplome sufrido durante 2024, a raíz de la inflación y el ajuste fiscal.
Qué proyectan en materia de inflación
En términos inflacionarios, LatinFocus calculó que el índice de precios al consumidor aumentará 42,6% en promedio en 2025, lo que implicó una corrección a la baja de 1,3 puntos porcentuales. Para 2026, proyectó un avance de los precios del 23,6%. Las previsiones reflejaron una tendencia descendente de la inflación, impulsada por la disciplina fiscal, la menor depreciación del peso, una mayor competencia interna, la baja de precios internacionales de commodities y la reducción de controles a las importaciones.
En mayo, según datos oficiales, la inflación interanual cayó a 43,5%, desde el 47,3% registrado en abril, y marcó el nivel más bajo desde marzo de 2021. El dato mensual mostró un incremento de precios del 1,5%, por debajo del 2,78% del mes anterior.
En términos inflacionarios, LatinFocus calculó que el índice de precios al consumidor aumentará 42,6% en promedio en 2025
En relación con la tasa de política monetaria, el informe de FocusEconomics indicó que el Banco Central la redujo desde el 32% al 29% a fines de enero, acumulando una baja de 104 puntos porcentuales desde fines de 2023. El consenso previó una continuidad en la tendencia descendente. Para fin de 2025, los analistas anticiparon una tasa del 26,58%, y para 2026, del 19,19%.
Qué pasará con el dólar
Por el lado del tipo de cambio, el informe señaló que el Banco Central adoptó desde abril un nuevo régimen de flotación controlada con una banda entre $1.000 y $1.400 por dólar, y los analistas proyectan que el dólar finalizará 2025 en $1.337,7 y escalará a $1.568,4 en 2026, siguiendo una trayectoria devaluatoria moderada.
En cuanto al sector real, el informe complementó sus proyecciones con datos oficiales. La actividad económica, medida por el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), subió 5,6% interanual en marzo, su quinto mes consecutivo de crecimiento. Sectores como la construcción, el comercio minorista y los servicios financieros lideraron las mejoras, mientras que la administración pública, la educación y la salud registraron retrocesos por efecto del ajuste fiscal.
El EMAE cayó 1,8% en términos mensuales, revirtiendo el alza de 0,7% en febrero. Sin embargo, la tendencia mejoró: la variación anual promedio se elevó a 1,1%, desde un valor nulo el mes previo.
En el frente industrial, la producción creció 8,5% interanual en abril, contra un avance de 5% en marzo, y acumuló cinco meses de expansión. En la comparación mensual, la actividad subió 2,2% desestacionalizado, luego de una baja del 3,9% en marzo. La variación promedio anual mejoró de -4,8% a -2,7%.
Entre los factores estructurales, el reporte LatinFocus señaló que el crecimiento promedio del PBI será del 2,2% entre 2024 y 2026, frente al 4,7% observado entre 2021 y 2023. Para el trienio 2027–2029, se estimó un alza promedio del 2,9%.
El déficit fiscal, medido como porcentaje del PBI, bajará desde -3,9% en 2021–2023 a un superávit de 0,2% entre 2024 y 2026. En el período 2027–2029, se previó un ligero desequilibrio de -0,2%.
La deuda pública en relación al PBI también mostrará una reducción significativa. Pasará del 106,6% en el trienio 2021–2023 al 77,2% entre 2024 y 2026, y descenderá al 65,2% en 2027–2029. En tanto, la cuenta corriente permanecerá cerca del equilibrio, con una variación estimada del -0,1% del PBI tanto en el mediano como en el largo plazo.
Entre las medidas destacadas por el informe, se mencionó la eliminación gradual de los aranceles a productos electrónicos, lo que buscará bajar los costos de importación, moderar la inflación y estimular el consumo privado.