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Nadie se hace cargo de Alberto Fernández: ni las feministas, ni CFK, ni los que por años vieron en él al mejor antikirchnerista

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Nadie se hace cargo de Alberto Fernández: ni las feministas, ni CFK, ni los que por años vieron en él al mejor antikirchnerista.

Nadie se hace cargo hoy de Alberto Fernández. Ni su gran electora, la que lo entronizó y lo acompañó como vice en la gestión; ni los que durante más de diez años lo promovieron como la mejor espada contra el kirchnerismo -astilla del mismo palo, la que más molesta-, y que para esa faena lo elevaron al rango de estadista y lo elogiaron al infinito por virtudes y logros imaginarios, hasta que CFK les arrebató esa arma y la volvió contra ellos, en una exitosa maniobra de corto plazo, provechosa para su facción pero desastrosa para el país.

Y, porque el doblez fue su imagen de marca, a los argentinos que a lo largo y ancho del país respetaron y padecieron las restricciones por la pandemia, Alberto Fernández les respondió con el vacunatorio VIP, las fiestas clandestinas del poder y, sobre todo, con infinita soberbia.

Alberto Fernández, en uno de los aununcios de extensión de la cuarentena (Foto: Franco Fafasuli)Alberto Fernández, en uno de los aununcios de extensión de la cuarentena (Foto: Franco Fafasuli)Franco Fafasuli

Ninguno de los que hoy pretende no conocerlo cuestionó este uso descarado de supuestas causas femeninas -supuestas, reitero- para tapar la mediocridad de una gestión que no encaró los problemas prioritarios de la Argentina, las verdaderas desigualdades y las carencias más urgentes. La Mesa del Hambre se diluyó con la misma rapidez con que engordaba la burocracia del Ministerio de la Mujer y etcéteras.

Pero Fernández no fue el único que “usó” al feminismo: todos (y especialmente todas) usaron y abusaron del feminismo. Mejor dicho, esgrimieron una supuesta defensa de la causa de las mujeres en provecho personal o sectorial.

Las feministas fueron las primeras en usar a las mujeres. En primer lugar, se arrogaron una representación que nadie les otorgó.

Hoy, una legisladora joven que pasó sin pena ni gloria por la banca trata de “psicópata” al ex presidente por haber supuestamente bastardeado una causa que ella por cierto no honró con ninguna iniciativa recordable (su reclamo de subsidio menstrual desmerece aun más la causa). Ahora pretenden que Alberto Fernández cargue con toda la culpa por la defraudación.

No se escuchó a las feministas protestar cuando, mientras la gente necesita trabajo, educación, salud y libertad de movimientos, la demanda insatisfecha detectada por el oficialismo fue la del no binarismo: el capricho de personas que dicen que no se identifican con ninguno de los dos sexos pasó a ser la prioridad de gestión.

En plena pandemia, el presidente Alberto Fernández anunciaba la puesta en marcha del DNI para personas no binarias, flanqueado por su jefe de Gabinete, Wado de Pedro (de La Cámpora), y por la Ministra de Género, Elizabeth Gómez AlcortaEn plena pandemia, el presidente Alberto Fernández anunciaba la puesta en marcha del DNI para personas no binarias, flanqueado por su jefe de Gabinete, Wado de Pedro (de La Cámpora), y por la Ministra de Género, Elizabeth Gómez Alcorta

No protestaron cuando el transgenerismo copó el discurso borrando el sustantivo mujer e imponiendo una jerga alucinante: persona gestante, menstruante, persona con útero, etc.

En nombre de las mujeres se montó una política de agresión al sexo opuesto, de estigmatización del varón, de enemistad y apartheid sexual. En nombre de las mujeres, a través de la ESI, se les dice a niños y adolescentes que la heterosexualidad es una imposición (¿del capitalismo?), una conspiración, y se promueve abiertamente la transición de género.

Alberto Fernández es denunciado por violencia de género, pero para las feministas la culpa es del actual gobierno por cerrar el Ministerio de la Mujer… Recordemos que la violencia de género fue el argumento eternamente esgrimido para justificar la existencia de una cartera cuya eficacia en la materia fue igual a cero. Lo confirmarían las declaraciones de la ex primera dama, Fabiola Yáñez, de que pidió ayuda a ese ministerio y no se la dieron.

Por algún raro mecanismo mental las chiques se convencen de que el escándalo que envuelve al ex Presidente feminista les da la razón en algo. Reclaman por los puestos perdidos y desafían: a ver si ahora la gente entiende esto de la violencia de género. Tal vez crean que, en este país, antes de que aparecieran ellas, estaba bien visto pegarle a una mujer.

El feminismo de tercera ola se cree fundacional pero llega cuando las mujeres estamos en pleno ejercicio de nuestros derechos, que tampoco les debemos a ellas. Ni el voto (1951), ni la emancipación civil (años 60), ni el cupo femenino (1991) fueron arrancados a los varones por un movimiento de mujeres. Antes bien, fueron resultado de iniciativas conjuntas, mixtas, o incluso motorizadas por los varones. No existió un movimiento feminista masivo ni fuerte en la Argentina en los años de mayores avances para la mujer.

Sin embargo las feministas presumen de que, gracias a ellas, hoy las mujeres denuncian.

Las feminsitas fueron la claque de la gestión de Alberto Fernández, de la que hoy reniegan (Franco Fafasuli)Las feminsitas fueron la claque de la gestión de Alberto Fernández, de la que hoy reniegan (Franco Fafasuli)

El feminismo fue una tapadera de la mala política. Y de los malos políticos. No hay patriarcado en la Argentina así que no sabemos que es lo que volteó el ex presidente. No existe en este país ninguna ley -ni penal, ni civil- que consagre la superioridad del varón sobre la mujer. Ninguna. Es insólito que lo ignoren quienes dicen ser peronistas porque fue el Justicialismo el que puso a la mujer en igualdad con el varón en materia de participación política (Perón con el voto, Menem con el cupo).

Pero “las y los” siguen luchando contra el Patriarcado, una lucha cómoda que sólo requiere discursos y además genera muchas ventajas, materiales e inmateriales. Pensemos que a la última gestión kirchnerista no le bastó con un Ministerio que llegó a tener una planta de 1300 personas, sino que en cada cartera del Gabinete nacional creó una Secretaría o Dirección de la Mujer o de género, con los correspondientes cargos y presupuestos.

El feminismo, antes que una lucha, ha sido un privilegio: declararse feminista era garantía de notoriedad, trampolín hacia nombramientos, designaciones y promociones -cuando no condición mecesaria para ello-, tanto en el ámbito político como en el académico.

Tampoco se hacen cargo de Alberto Fernandez los kirchneristas que ya no saben qué credo feminista recitar para curarse en salud, sin ver que no hacen más que reincidir en la impostura.

Por caso, 39 legisladores de Unión por la Patria reafirmaron su “convicción política respecto a que en estos casos siempre le creemos a la víctima”. Entre los firmantes, seguramente hay varios abogados, que alegremente se saltean el principio de la presunción de inocencia, porque, si le creemos siempre y en todo lugar a la (presunta) víctima ¿para qué queremos tribunales? ¿Desde cuándo una denuncia equivale a una condena? También es abogada Anabel Fernandez Sagasti, senadora hiper cristinista que dijo sin sonrojarse: “Siempre, en todos los casos, sin excepción: le creo a ella. Sin importar ideologías, partidos, amistades, nada. Repito, sin excepciones”. ¿Sin importar las pruebas tampoco?

La senadora Anabel Fernández Sagasti (en la foto con Cristina Fernández de Kirchner) es abogada, pero sostiene que basta con la palabra de la víctima para condenarLa senadora Anabel Fernández Sagasti (en la foto con Cristina Fernández de Kirchner) es abogada, pero sostiene que basta con la palabra de la víctima para condenar

Tampoco La Cámpora, agrupación ya no tan juvenil, se hace cargo de la parte que le toca en los fallos de esa gestión: la foto que reveló la fiesta de Olivos en plena cuarentena estuvo precedida por la campaña “La Cámpora te vacuna”, un intento de apropiación partidaria de una política estatal.

Ni siquiera pueden exhibir una trayectoria impecable en la materia que hoy causa escándalo. En 2018, cuando Julián Eyzaguirre, máximo referente universitario de la agrupación, fue denunciado por acosar sexualmente a varias compañeras –al parecer exigía favores íntimos a cambio de incluirlas en las listas para el Centro de Estudiantes- y por reiteradas violencias contra sus parejas, La Cámpora se limitó a desplazarlo de la universidad y refugiarlo en la Legislatura porteña.

Eso sí, en ese momento, la agrupación tenía una Responsable Nacional de Género. Curiosamente el cargo lo ocupaba la Intendenta que hoy más critica a Alberto Fernández y que, insultando la inteligencia del público, pretende hacer creer que hasta CFK fue víctima de violencia por parte del presidente que ella misma designó.

La muy cristinista Mayra Mendoza aprovechó para arremeter contra todos los heterosexuales, como corresponde a una cultora del transfeminismo: “Dado el perfil de Alberto Fernández, hombre varón cis que evidenció no poder asumir la conducción política de una mujer como Cristina Fernández, y que siempre se preocupó por saber si iba a estar herido en su masculinidad, tiene todas las características de poder haber ejercido violencia de género”, fue su dictamen. La acusación descansa.

O sea, si el ex presidente agredió a su mujer la culpa es de todos los varones heterosexuales.

Tampoco se hacen cargo de Alberto Fernández los justicialistas que permitieron que un “socialdemócrata” confeso completara hasta el paroxismo el contrabando ideológico de un movimiento cuyos líderes fundadores jamás hubieran avalado el verso del feminismo de tercera ola, caballo de Troya de un furibundo antinatalismo y de la desnaturalización de la persona humana.

A fines del 2020, el entonces presidente, traicionando promesas hechas, forzó la legalización del aborto, para colmo con un proyecto bestial redactado por su amiga Vilma Ibarra -principal ideóloga y diseñadora de la política de género de la gestión de Alberto Fernández- que no fija límite temporal para terminar con la vida de un ser humano en gestación, contra lo que sostienen sus propagandistas. Una flagrante contradicción con la doctrina justicialista pero natural en un hombre que se definió como “más hijo de la cultura hippie que de las 20 verdades peronistas”.

Vilma Ibarra fue la secretaria Legal y Técnica del gobierno de Alberto Fernández y la diseñadora de su política de género (Reuters)Vilma Ibarra fue la secretaria Legal y Técnica del gobierno de Alberto Fernández y la diseñadora de su política de género (Reuters)AGUSTIN MARCARIAN | REUTERS

Este contrabando ideológico, que Fernández extendió con entusiasmo y complicidad de la mayoría de los referentes del PJ (que ahora lo renunciaron), fue habilitado en realidad por Néstor y Cristina Kirchner aunque esta última hoy no quiera hacerse cargo del estrago.

La ESI, lo no binario, la falsa brecha salarial de género y el aborto también configuran una traición a la identidad política en cuyo nombre gobernaron. La última gestión kirchnerista creyó que podía venderles a los argentinos una realidad paralela. Una en la cual los problemas del país se resolvían con gestión menstrual, DNI asexuado y penes de madera.

En el 2021, esa impostura sufrió un primer revés en las urnas. No entendieron y siguieron adelante, con el resultado conocido.

La género-manía a la que Alberto Fernández le abrió las compuertas con anuencia, acompañamiento y hasta fervor de las activistas no ha sido un aporte a la condición de la mujer ni ha mejorado nuestras sociedades. Sólo ha sido una distracción, una excusa cómoda. Seguimos padeciendo injusticias sociales gravísimas, marginalidad, violencia, tráficos ilegales, desempleo.

En 50 años sin feminismo, las mujeres logramos votar y ser votadas, y alcanzamos la igualdad de derechos con los varones.

En 20 años de ultrafeminismo y transfeminismo, la causa de las mujeres ha sido alevosamente utilizada por gobiernos (nacionales, provinciales y distritales) para disimular su mediocridad, con la complicidad activa de un ejército de “empoderadas” que hoy no quieren hacerse cargo de su triste legado.

Fuente: infobae

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Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

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La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La meta era desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. El grupo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

Pese a las políticas que desfinancian y buscan desprestigiar al sector de la ciencia y técnica en Argentina, el sector sigue demostrando su altísimo nivel. Diez estudiantes universitarios locales ganaron el mundial aeroespacial que impulsa la NASA. Se trata de la CanSat Competition, un evento anual de relevancia internacional que consiste en desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. Además de subir al podio, el equipo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

El grupo campeón está integrado por Ezequiel Bolzicco, Daniela Maradei, Thomas Marthi y Agustin Pilotto en Estructura y Materiales; Agustin Haarth, Santiago Agosti, Emanuel Albornoz y Rafael Dalzotto en Hardware; Micaela Perillo en Software; Santiago Bolzicco en Operaciones, y Eduardo Barbier como Advisor. Son estudiantes de las carreras de Ingeniería Mecánica, Electrónica, Industrial, Informática y Bioingeniería.

Comenzaron a trabajar en enero, en el marco de una iniciativa extra curricular no obligatoria para participar en la competición internacional de ingeniería organizada por la American Astronautical Society (AAS) con el respaldo de la NASA, Lockheed Martin, Siemens y otras instituciones.

La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La competencia se divide en varias etapas, desde el prediseño hasta la misión final. El equipo argentino alcanzó un 99% de cumplimiento técnico en la primera entrega, lo que les permitió clasificarse como uno de los cinco mejores grupos a nivel global antes de viajar a la ciudad de Virginia, donde el certamen comenzó el 3 de junio y terminó este lunes, con el triunfo.

Un mini satélite

El equipo del ITBA tenía la misión de diseñar, construir y lanzar un satélite funcional del tamaño de una lata de gaseosa. Debía transmitir datos en tiempo real, registrar video aéreo y medir variables ambientales durante su descenso controlado desde una altura de 700 metros.

“El satélite se lanza a 700 metros, se abre y unas aspas comienzan a girar a 18 kilómetros por hora en caída. Va girando como un helicóptero. Nosotros usamos una antena direccional que tenemos que ir apuntando a donde va a estar el satélite y ahí empieza la toma de datos”, explicó antes de la final Thomas Marthi, estudiante de Ingeniería Electrónica del ITBA, en diálogo con Infobae. “El dispositivo no entra en órbita, pero transmite datos como temperatura, presión y posición tras ser lanzado”, detalló por su parte Daniela Maradei, estudiante de Ingeniería Mecánica.

El objetivo de la competición es hacer una simulación de un proyecto real aeroespacial, tal como ocurre en la industria. Por eso los dispositivos fueron evaluados por profesionales con trayectoria en la NASA.

Varios de los ganadores ya habían participado en ediciones anteriores de la competencia, y el ITBA había sido finalista en 2021, 2022 y 2024. Solo faltaba el triunfo definitivo.

Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

Más logros

El triunfo del equipo argentino en Estados Unidos no fue el único logro del área en el último tiempo. A fines de mayo, un equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se ubicó entre los cinco mejores en el mundial de satélites enlatados organizado por la Universidad Nacional de México. El grupo fue seleccionado entre más de 100 equipos participantes.

Los participantes fueron Clara Telesca, Pedro Monczor, Pilar Risso, Santiago Perez Garber y Juan Valle, estudiantes de las carreras de Física y Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
Se habían anotado en diciembre de 2024, y tras superar las primeras cuatro etapas recibieron la premiación que los ubicó entre los mejores cinco equipos de la competencia.

A la Luna

Las promesas universitarias argentinas tienen su correlato en el regreso de la exploración humana del espacio profundo después de más de 50 años, que contará con la presencia de un microsatélite desarrollado por investigadores locales.

Se trata del microsatélite ATENEA, resultado de un esfuerzo conjunto entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e instituciones académicas y científicas, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Todo tiene aún más valor en el contexto de crisis sin precedentes que atraviesa el sector científico, tecnológico y universitario por las políticas de ajuste –a la par de ataques discursivos– del Gobierno nacional.

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Pluriempleo y sobreocupación: las dos caras de la pérdida del poder adquisitivo y la precarización

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En 2024, el pluriempleo tocó un inédito 12,4%, mientras que la sobreocupación -personas que trabajan más de 45 horas semanales- continuó creciendo. Esto demuestra que la sobreexplotación se muestra como una alternativa a los bajos salarios.

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Cayó en default Albanesi, uno de los grandes grupos energéticos del país

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No pagó una pequeña fracción de intereses correspondientes a una deuda de corto plazo de U$S 220 millones. En total adeuda U$S 1100 millones.

El Grupo Albanesi formalizó este jueves el default de su deuda. El hecho, si bien previsible y anunciado un mes antes por la propia empresa, impactó en los medios financieros locales y del exterior y podría derivar en una nueva venta de activos argentinos, cuyo nivel de riesgo aumentará.

El default de Albanesi sucedió una vez vencidos los 30 días de negociaciones entre la empresa y sus acreedores. En realidad, lo que dejaron de pagar las dos subsidiarias de Albanesi –Generación Mediterránea (Gemsa) y Central Térmica Roca– es una fracción (un tramo de los intereses) de una deuda de corto plazo de U$S 220 millones y una total del grupo de U$S 1100 millones.

El recurso de Albanesi

Albanesi envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un texto en el que aseguró: “Vencido el plazo de gracia previsto en los términos y condiciones de las Obligaciones Negociables y no habiéndose efectuado el pago de los intereses correspondientes, se ha configurado un Supuesto de Incumplimiento”.

El incumplimiento corresponde al bono Clase XXXIX, identificado en los mercados por el ticker MR390, con vencimiento en 2031. Se trata de un título que había despertado el interés de los inversores por su tasa del 11% anual en dólaresmuy por encima de los rendimientos promedio del sector energético local.

En el mismo comunicado a la CNV, Albanesi consignó que, con la ayuda de sus asesores financieros y legales, locales e internacionales, inició “un proceso de reordenamiento financiero”. Agregó que “el objetivo final es readecuar la carga de nuestras obligaciones al flujo de caja generado por nuestras operaciones».

También anticipó que está «analizando distintas alternativas para resolver esta situación a la mayor brevedad posible, buscando priorizar la continuidad de su operación y preservar los intereses de sus acreedores».

electricidad albanesi

Tiempo observó dos semanas atrás que el desequilibrio financiero de Albanesi empezó con la decisión del gobierno nacional de pagar acreencias acumuladas con un bono y no con cash. Y que luego se acentuó con la modificación de las condiciones cambiarias, que cortó la bicicleta financiera a la que muchas empresas apelaron para arrancar otra con nuevas condiciones.

Pero en ese cambio, las empresas que tomaron deudas en dólares para transformar esos fondos en pesos y ganar renta con las elevadas tasas de interés, perdieron el beneficio y terminaron quedándose con deudas en dólares a tasas elevadas. Albanesi emitió el bono Clase XXXIX el 30 de octubre de 2024, con un valor nominal de US$ 350,25 millones, y posteriormente realizó una emisión adicional el 8 de noviembre de 2024 por US$ 3,7 millones a una tasa de interés del 11%. Ese nivel de renta solo era pagable con la bicicleta financiera (o «carry trade»,en la jerga del sector). Insostenible.

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