Las personas con asma y alergias respiratorias son más vulnerables a los virus respiratorios y el frío.
Cuánto puede demandar la recuperación total y qué señales indican que hay que consultar.
El invierno tiene banda de sonido propia, en la que se mezclan toses, estornudos, catarro, sibilancias, soplidos de nariz. Los intérpretes del concierto son adultos y niños afectados por resfríos y cuadros gripales y bronquiales, entre otras afecciones respiratorias, lo que se traduce en guardias llenas y demora en la atención médica a domicilio.
Según el último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), el “ascenso pronunciado” de las notificaciones de gripe se dio entre mediados de abril y principios de junio y aunque en las últimas semanas se verificó un menor número de detecciones, “los casos permanecen en valores altos”, de acuerdo a la vigilancia de virus respiratorios que lleva adelante la red nacional de laboratorios.
Lo que se registra predominantemente son casos de gripe A (sobre todo H3N2). En las primeras 29 semanas del año se reportaron 136 muertes con diagnóstico de influenza.
También promediando el otoño comenzaron a incrementarse las notificaciones de casos de virus sincicial respiratorio (VSR), que provoca cuadros de bronquiolitis en bebés y afecta también a personas mayores.
El boletín de la cartera sanitaria destaca que además de influenza (gripe), VSR y SARS-COV-2 (que provoca covid), se detecta la circulación de otros virus respiratorios: parainfluenza (que causan desde resfrío común hasta un síndrome seudogripal o neumonía), adenovirus (causante del resfrío común) y metapneumovirus (genera infecciones respiratorias especialmente en niños).
Alejandro Videla, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral y ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), dijo a Clarín que la dinámica observada en ese centro de salud coincide con lo reportado por el BEN. “Hemos tenido una carga de trabajo muy grande desde mayo hasta hace unas dos o tres semanas por el aumento sostenido de la circulación del virus de la influenza y una gran cantidad de casos de internaciones por el segundo virus respiratorio importante, que es el VSR”, afirmó.
“La actividad de COVID ha sido baja y lo que sí hemos visto han sido cuadros de reagudización de asma y de enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), con VSR e influenza actuando como desencadenantes (algunas veces ambos al mismo tiempo)”, añadió.
Las personas con enfermedades alérgicas respiratorias tienen más predisposición adquirir infecciones. Foto Shutterstock.
¿Más casos o más severos que otros años? No, según las cifras oficiales y los especialistas consultados. De hecho, según el BEN, hubo menos notificaciones de enfermedad tipo influenza (ETI), neumonías y bronquiolitis que durante el mismo período de 2023.
“Si bien este invierno ha hecho más frío y durante las dos semanas de temperaturas más bajas tuvimos más casos de infecciones virales respiratorias, sobre todo influenza y VSR en los niños, no tenemos un alerta por aumento de casos“, dijo a este diario Alicia De Falco, presidenta de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
Videla, por su parte, añadió que es frecuente que durante el receso escolar baje un poco la circulación de los virus respiratorios.
Pero esta semana no solo vuelven los chicos al colegio en varias provincias, sino que después de la tregua que dieron en los últimos días, regresaron las temperaturas bajas, aunque no extremas como las de inicio de este mes (la Ciudad de Buenos Aires no atravesaba una ola de frío desde 2013 y hubo alerta roja por frío extremo en casi una decena de jurisdicciones).
Ante ese panorama, es frecuente que reaparezca la pregunta sobre si el frío enferma.
¿El frío enferma?
El frío no es el causante de las infecciones respiratorias, pero sí ejerce un rol.
Por un lado, hay virus que son más estacionales que otros, como el de la influenza, que provoca la gripe, y que tiene -tradicionalmente- su temporada alta entre mayo y agosto (aunque eso se modificó un poco después de la pandemia). También los del resfrío común. El de COVID, en cambio, ha circulado mucho durante temporadas de verano.
“El problema no es tanto el frío en sí mismo -reconoció Videla-. Algunos investigadores postulan que cuando hace frío llega menos cantidad de sangre a las mucosas y entonces llegan menos defensas, pero la interpretación más habitual de por qué es que los virus respiratorios circulan más en invierno es por el hacinamiento, estar en lugares mal ventilados, con las ventanas cerradas, compartir medios de transporte entre personas con síntomas respiratorios.”
Es decir, si bien el frío propicia ciertas condiciones que favorecen el contagio, son los virus y las bacterias los que ocasionan las infecciones, y no el estado del tiempo.
Pero hay excepciones. En épocas de frío, “las personas que padecen enfermedades alérgicas respiratorias tienen más predisposición a adquirir infecciones especialmente desencadenadas por virus”, advirtió De Falco.
Frío, asma, EPOC y alergias
“Los pacientes con enfermedades alérgicas respiratorias tienen una hiperirritabilidad de la vía aérea, que reacciona más al frío produciendo moco y congestión, tanto nasal como bronquial”, explicó la médica alergista.
El frío, sumó Videla, puede producir empeoramientos de asma y de EPOC porque actúa como un “irritante inespecífico”. Si bien los virus respiratorios funciona con frecuencia como desencadenantes de esos empeoramientos (con irritación, mayor producción de moco y alteración de la capacidad de los pulmones para depurar los gérmenes), “los cambios de temperatura por sí mismos también lo pueden causar”.
Es que las bajas temperaturas aumentan la predisposición de la vía aérea (que arranca en la nariz y se extiende hasta el último alvéolo, grafica De Falco) para la absorción de ciertos alergénos y la penetración de partículas virales.
El problema no termina ahí para las personas que viven con alergias y/o enfermedades respiratorias crónicas. “Muchas veces, cuando se instala la infección viral, pasan unos días y se sobreinfectan con bacterias. Esta es la causa de la recuperación más lenta de las infecciones, tanto de la vía aérea superior, como de la vía inferior”, comentó la médica.
A raíz de eso, a las personas que viven con alergias respiratorias (como rinitis, asma, rinosinusitis crónica, niños con broncoespasmo y asma infantil), la especialista aconseja reforzar las medidas preventivas, entre las que menciona evitar aglomeraciones o lugares mal ventilados y/o usar barbijo, y “estar en contacto con sus médicos alergólogos, porque hoy en día tenemos terapias muy accesibles que pueden mantener bajo control la enfermedad”.
La vacunación (contra gripe, neumococo, VSR, COVID) es una herramienta fundamental para evitar cuadros graves y hospitalización en niños y adultos que tengan indicación de recibirlas.
¿Cuánto puede demorar la recuperación total tras una infección respiratoria?
Según el neumonólogo, la recuperación total puede variar bastante. En casos de enfermedades comunes, como la gripe o el resfriado común, generalmente los síntomas duran entre 5 y 7 días. “Para el séptimo día, la mayoría de las personas suele experimentar una notable mejoría”.
La recuperación de una neumonía (una infección de la parte baja del aparato respiratorio que afecta a los pulmones), en una persona sana puede demandar entre una semana y 10 días. “Sin embargo, en personas con enfermedades coexistentes o en ancianos, la recuperación completa de la capacidad funcional y la desaparición total de los síntomas puede tomar varias semanas”, aclaró Videla.
Lo que puede durar mucho tiempo una vez resuelta la infección es la tos. La llamada tos posinfecciosa afecta a alrededor de uno de cada cuatro adultos y puede durar hasta 8 semanas.
“En general, lo que preocupa cuando la tos se prolonga a lo largo del tiempo es que venga acompañada de silbidos, de ronquidos audibles o dificultad respiratoria; de fiebre o de pérdida de peso y/o sudoración nocturna; o cuando pasa el umbral de las dos o tres semanas. Y si pasan más de 8 semanas seguro hay que consultar, porque es muy poco probable que sea una tos postinfecciosa”, sostuvo Videla.
—¿Cuándo se puede sospechar de un agravamiento del cuadro o de una neumonía?
—En general, lo primero que se debe hacer es consultar a un médico -dijo Videla-. No es necesario realizar una radiografía de tórax de manera automática, ya que en la mayoría de los cuadros afectan la vía aérea alta, la cual no se detecta mediante una radiografía. El médico puede determinar la presencia de ruidos pulmonares anormales al examinar al paciente. Si no hay ruidos pulmonares anormales, no se recomienda hacer una radiografía de tórax.
Sin embargo, si el médico detecta síntomas respiratorios y ruidos pulmonares alterados, entonces sí es recomendable hacerla. En casos de fiebre (definida como una temperatura superior a 37.5°C en al menos dos ocasiones o 38°C en una ocasión), que persiste por más de 48 a 72 horas, es prudente consultar a un médico.
Las personas con diabetes, asma, EPOC o aquellas mayores de 65 años deben tener un control más temprano, dentro de las primeras 48 horas si la fiebre no mejora. En un adulto sano, se puede esperar hasta 72 horas antes de consultar.
Urgencia, emergencia y lo que puede esperar
En la misma línea, desde el Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, donde funciona una guardia de otorrinolaringología 24 horas durante todo el año, subrayan la importancia de diferenciar entre una urgencia, una emergencia y un cuadro que puede esperar.
Es que durante el invierno, la guardia se llena de pacientes con problemas respiratorios, de garganta y auditivos, sobre todo los fines de semana. Pero no todos requieren atención inmediata.
“Los casos más comunes en adultos son dolor de garganta, resfriados, tos y rinitis, mientras que en los niños predominan los dolores de oído, los tapones de cera, la otitis externa y sangrados de nariz intermitentes, pero no en todos los casos se requiere acudir a la guardia. La gran mayoría de las afecciones que vemos pueden resolverse en un consultorio“, comentó Sofia Luzzi, de la División Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas.
Entender las diferencias fundamentales entre una emergencia y una urgencia resulta clave para no colapsar las guardias y poder así darle prioridad a lo que no puede esperar, resaltó.
“Mientras que la emergencia trata de situaciones críticas que ponen en riesgo la vida y requieren intervención médica inmediata (un sangrado nasal incontrolable en una persona mayor que está anticoagulada, dificultad respiratoria por lesiones, por ejemplo), las urgencias son situaciones que también requieren atención rápida, pero no son potencialmente peligrosas para la vida. Estos casos deben ser atendidos pronto para evitar complicaciones, como infecciones de la garganta, dolores de oído u episodios de fiebre alta persistente”, resaltó.
Muchas veces, pacientes y familiares acuden a la guardia por ansiedad o miedo, especialmente durante la noche, pensando que serán atendidas más rápido, lo cual no siempre es el caso.
¿Cuándo se debe acudir a la guardia? “En caso de dolores de garganta severos que no ceden con analgésicos (ibuprofeno o paracetamol en 48-72 horas), resfriados complicados y episodios de fiebre alta persistente (38°C o más), sinusitis agudas, sangrados de nariz persistentes en personas mayores con historial de hipertensión”, precisó Luzzi.
En cambio, “no revisten urgencia los tapones de cera, sangrados leves de nariz en niños, resfríos o dolores de garganta leves que pueden manejarse en casa con medicación básica y fiebres leves o pasajeras”.
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Un bajo consumo de energía puede afectar el metabolismo, la recuperación muscular y hasta la salud ósea. Cómo mejorar la dieta para evitar problemas a largo plazo
A menudo se subestima la importancia de una alimentación adecuada para el rendimiento físico. Los expertos en nutrición deportiva advierten que no consumir suficientes calorías en relación con el gasto energético puede desencadenar una serie de problemas metabólicos, hormonales y de salud en general.
El impacto de la baja disponibilidad de energía en el cuerpo
El cuerpo necesita un equilibrio entre la energía que consume y la que gasta. Cuando esta ecuación se rompe y la ingesta calórica no es suficiente para cubrir las demandas diarias, se puede desarrollar una condición conocida como deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S).
Esta afección afecta múltiples funciones biológicas, desde la regulación hormonal hasta la densidad ósea, el estado de ánimo y el sistema inmunológico.
La deficiencia energética relativa en el deporte (RED-S) afecta funciones biológicas clave como la regulación hormonal y la densidad ósea (Imagen ilustrativa Infobae)
Rebecca McConville, dietista deportiva y autora de Finding Your Sweet Spot, explicó a la revista de salud SELF que muchas personas pueden sufrir esta deficiencia sin darse cuenta.
No siempre es una cuestión de restricción intencional de calorías, sino que factores como la falta de planificación en la alimentación o la desinformación sobre las necesidades nutricionales pueden contribuir al problema.
Señales de advertencia de la falta de energía
Identificar los síntomas de una ingesta calórica insuficiente es clave para evitar consecuencias graves. Entre las señales más comunes, los especialistas destacaron en SELF las más importantes o impactantes.
1- Pérdida de motivación y fatiga extrema
Las sesiones de ejercicio que antes resultaban manejables comienzan a sentirse extenuantes. A medida que el cuerpo se queda sin energía disponible, la sensación de agotamiento se vuelve más frecuente, incluso después de descansar.
“Presta atención a lo que te dicen tus pensamientos. Si constantemente dices: ‘Esto es muy difícil. Esto apesta. ¿Por qué estoy haciendo esto? Esto no es divertido’, eso es señal de que tienes poca energía”, explicó Stephanie Roth-Goldberg, terapeuta especializada en psicología del deporte y recuperación de trastornos alimentarios.
Al finalizar el ejercicio uno se siente cansado y eso está bien y es normal. Lo que no debe ocurrir es sentirse sin energía para realizar tareas cotidianas como jugar con hijos, mascotas, llevar las bolsas de las compras y demás.
2- Problemas digestivos
Estreñimiento, hinchazón y alteraciones en la microbiota intestinal pueden ser señales de que el cuerpo está en modo de conservación de energía, afectando el funcionamiento del sistema digestivo.
Además, la insuficiencia de energía puede desequilibrar el sistema digestivo y modificar la microbiota intestinal, desencadenando molestias como diarrea o dolor abdominal.
McConville señaló que, ante molestias digestivas, muchas personas tienden a eliminar ciertos alimentos o grupos alimenticios, como los lácteos o el gluten, en un intento de aliviar los síntomas.
3- Desequilibrios hormonales
En las mujeres, la ausencia o irregularidad del ciclo menstrual puede ser un indicador de baja disponibilidad de energía. En los hombres, una caída en los niveles de testosterona puede manifestarse en una disminución del deseo sexual.
McConville explicó que una disminución repentina en el interés sexual podría ser una estrategia del cerebro para ahorrar energía, lo que indica un posible desequilibrio que no debe pasarse por alto.
Problemas digestivos como estreñimiento o hinchazón pueden indicar que el cuerpo está en modo de conservación de energía (Imagen Ilustrativa Infobae)
4- Trastornos del sueño
La dificultad para conciliar el sueño o los despertares nocturnos pueden ser resultado de un metabolismo alterado por la falta de nutrientes. Bajos niveles de azúcar en sangre durante la noche pueden generar episodios de ansiedad y afectar la calidad del descanso, según McConville en SELF.
5- Sensación constante de frío y cambios en la piel y el cabello
La ralentización del metabolismo como respuesta a la falta de energía puede hacer que las personas se sientan más frías de lo normal.
La dietista deportiva Holley Samuel, advirtió en SELF que los desequilibrios hormonales, la falta de micronutrientes y el déficit de proteínas pueden afectar la piel, el cabello y las uñas.
Algunas personas experimentan caída o debilitamiento del cabello, piel deteriorada y uñas frágiles. Además, señaló que este problema va más allá de una simple deficiencia y no puede resolverse solo con suplementos como la biotina.
6- Atracones de comida
Un patrón frecuente en quienes no consumen suficiente energía durante el día es la aparición de episodios de hambre extrema en la tarde o la noche, lo que puede generar un ciclo de restricción y sobrealimentación difícil de romper.
“Si le das a la gente la cantidad adecuada de calorías, pero las distribuyes a lo largo del día de manera uniforme y se alimentan antes y después de los entrenamientos, tendrán un buen equilibrio energético”, aseveró Samuel.
7- Aumento de peso inesperado
Aunque pueda parecer contradictorio, la falta de calorías puede ralentizar el metabolismo y provocar una mayor acumulación de grasa corporal como mecanismo de defensa del organismo, aseguró McConville.
Atracones nocturnos pueden surgir por una distribución inadecuada de calorías durante el día (Imagen Ilustrativa Infobae)
8- Alteraciones en la frecuencia cardíaca y niveles de colesterol
Un metabolismo desacelerado puede reflejarse en una frecuencia cardíaca inusualmente baja. Al mismo tiempo, los desbalances hormonales pueden elevar los niveles de colesterol LDL, asociado a un mayor riesgo cardiovascular, de acuerdo con el artículo de SELF.
9- Mayor riesgo de lesiones y recuperación lenta
Las fracturas óseas fueron durante mucho tiempo una consecuencia asociada a los trastornos alimentarios. La insuficiencia de nutrientes esenciales para la salud ósea, como el calcio y la vitamina D, junto con un bajo nivel de energía, puede alterar el equilibrio hormonal y debilitar los huesos, aumentando el riesgo de fracturas por estrés.
Sin embargo, expertos en medicina deportiva advirtieron que la falta de energía también compromete la recuperación muscular, según SELF
Los desequilibrios hormonales pueden interferir en la reparación de los tejidos después del ejercicio, haciendo que músculos, tendones y articulaciones sean más vulnerables al dolor y las lesiones. Además, los tiempos de recuperación pueden prolongarse, lo que dificulta el proceso de sanación.
Cómo corregir la falta de energía
Recuperar el equilibrio energético requiere un enfoque integral que combine cambios en la alimentación y ajustes en la rutina de ejercicio. Los especialistas recomendaron:
Consultar a un experto: un dietista deportivo o un profesional de la salud con experiencia en nutrición deportiva puede evaluar las necesidades energéticas individuales y ayudar a planificar una dieta adecuada.
Ajustar la alimentación: es clave distribuir mejor las comidas a lo largo del día, asegurando un consumo adecuado de carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
Prestar atención a los signos del cuerpo: identificar síntomas tempranos y hacer ajustes oportunos puede prevenir problemas de salud a largo plazo.
La advertencia fue planteada por el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires. ¿Hay vacunas disponibles para una campaña masiva? La población objetivo supera por mucho el stock confirmado por Nación. Además, en 2024 fue desoída una recomendación de la CONAIN.
Ante el brote de sarampión iniciado en la Ciudad de Buenos Aires en febrero, que ya se expandió hacia territorio bonaerense y lleva ocho casos confirmados, el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires emitió un comunicado para advertir que “sin una campaña de vacunación efectiva, el brote de sarampión es imparable”.
“Nuestra entidad solicita a las autoridades nacionales y provinciales en materia sanitaria, instrumentar y/o reforzar todas las políticas para plasmar campañas vacunatorias e informativas, de modo de garantizar de manera efectiva la salud de la población”, difundió días atrás.
¿Hay vacunas disponibles para una campaña masiva? Este diario consultó al Ministerio de Salud sobre el stock de vacuna triple viral, la que incluye protección contra el sarampión (además de rubéola y paperas). La respuesta fue: “vacunas tienen que entrar vía OPS (hay compradas 500 mil), pero están con problemas de abastecimiento porque se las acaparan USA e Inglaterra. Hay falta de stock mundial”.
Luego, desde la cartera que conduce Mario Lugones añadieron que “hay más de 200 mil repartidas y disponibles en las jurisdicciones y MinSal tiene más de 30 mil en stock”.
Los números no dan
Según el informe de coberturas de 2023, la población objetivo ese año era de 487.796 bebés de un año para la primera dosis, y 682.154 para la dosis de refuerzo, en el quinto año de vida. En total, 1.169.950. Pese a la baja de natalidad que se viene registrando, las cifras actualizadas no varían demasiado: en 2023 hubo 460.902 nacidos vivos (bebés que cumplieron un año a lo largo de 2024) y en 2020 esa cifra fue de 533.299: es la población que cumple cinco este año.
Sea cual sea el dato que se tome de referencia, ni las 200 mil distribuidas, ni las 30 mil en stock en manos de Nación, ni las 500 mil en espera ya compradas a la Organización Panamericana de la Salud resultan suficientes para la población objetivo actual. A ella hay que sumarle la población con esquema incompleto que no se vacunó en los años previos, cuando le correspondía, y la indicación de dosis extra –por el momento, en Provincia de Buenos Aires- para personas de 13 meses a 4 años que hayan tenido contacto con casos confirmados, así como para bebés de entre 6 y 11 meses que hayan tenido contacto con esos casos (para este grupo se denomina ‘dosis cero’ y no cuenta para el esquema regular a completar luego).
De acuerdo al informe antes mencionado, la cobertura en 2023 para la primera dosis fue del 81,6% a nivel nacional, con casos muy por debajo de ese promedio, como CABA, con el 66%. Para la segunda dosis el resultado fue marcadamente peor: 54,8% promedio en todo el país.
Acefalía y recomendaciones desoídas
El panorama se agrava por la situación de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI), el área que se ocupa de las vacunas en el Ministerio de Salud. Tras el despido del 30% del equipo, otra gran parte presentó su renuncia ante la imposibilidad de sostener las políticas básicas, como explicaron los profesionales mediante un comunicado. Luego, fue la directora nombrada por la actual gestión quien dio un paso al costado. Así, el área quedó acéfala.
Este lunes, el Ministerio de Salud mantuvo una reunión con la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn), el organismo técnico que asesora a las autoridades para la toma de decisiones en materia de vacunación. No hubo un resultado cerrado aún: el encuentro continuará este jueves.
Pero lo cierto es que, según figura en las actas –publicadas días atrás- por el Ministerio de Salud, la CoNaIn ya había emitido en agosto del año pasado recomendaciones para evitar el avance del sarampión. Esas recomendaciones no se tradujeron en medidas.
“La CoNaIn recomienda avanzar en la modificación del CNV (Calendario Nacional de Vacunación) con la disminución de la edad de aplicación de la segunda dosis de SRP (sarampión, rubéola y parotiditis) a los 15- 18 meses”, plantearon por entonces desde la comisión de especialistas. Además, “sugiere promover acciones para elevar las coberturas de Vacunación de las primeras y segundas dosis, reforzar la Vigilancia Epidemiológica de las EFE (Enfermedades Febriles Exantemáticas) y avanzar en el recupero de esquemas para cerrar brechas en cada cohorte de edad”.
Sin campañas en los medios masivos de comunicación, en plena proliferación de discursos antivacunas y con las coberturas en descenso, la situación no hizo más que empeorar. El brote en curso se da con el área de Vacunas de Nación desmantelada y sin siquiera stock sólido de gammaglobulina, necesaria para la profilaxis en caso de contacto con enfermos: “quedan muy pocas, porque se demoró un proceso de compra”, confirmó a Tiempo la propia cartera sanitaria. “Debería entrar en breve”, prometió.
La meta es el 95%
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo. Para prevenir brotes se necesita una cobertura de al menos el 95 por ciento.
La alarma no sólo está encendida en la Argentina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica ante al aumento de casos en varios países de la región de las Américas. Hasta la semana epidemiológica 8 de este año (21 de febrero de 2025) se habían confirmado 268 contagios -incluyendo una defunción- en Argentina, Canadá, Estados Unidos y México. “Este aumento representa un incremento significativo en comparación con el mismo período de 2024, cuando se registraron 60 casos durante las primeras ocho semanas del año”, contrastó el organismo.
Para completar esquemas se necesitan dos dosis, y no hay que esperar a cumplir cinco años para la segunda. “En el antiguo esquema de vacunación antisarampionosa, que se llamaba ‘ingreso escolar’, la segunda dosis se colocaba a los cinco años. Hoy por hoy, es en diferentes cohortes. Este año deben aplicarse a todos los niños nacidos en el 2020, sin necesidad de que tengan cinco años cumplidos”, explicó Liliana Bertoni, jefa de Epidemiología de San Juan.
Fundamental para la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección cardiovascular, este nutriente es vital en funciones biológicas clave que el cuerpo no puede realizar sin ella
Las vitaminasson compuestos esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano. Aunque en pequeñas cantidades, su presencia es vital para numerosos procesos biológicos, desde la regulación de las funciones metabólicas hasta el mantenimiento de los sistemas inmunológico, óseo y cardiovascular.
Sin la cantidad adecuada de vitaminas, el cuerpo no podría realizar funciones clave, lo que podría resultar en una serie de trastornos y enfermedades. Entre todas las vitaminas, la vitamina Kocupa un lugar destacado debido a su influencia en la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección de los vasos sanguíneos.
En este contexto, la vitamina K, especialmente en su forma K2 (menaquinona), ha generado creciente interés en la investigación médica debido a sus posibles beneficios más allá de la coagulación, como la protección ósea y cardiovascular. A pesar de ser menos conocida que otras vitaminas, su deficiencia puede traer consecuencias graves, como problemas en la coagulación sanguínea, mayor riesgo de fracturas óseas y enfermedades arteriales.
La falta de vitamina K favorece la calcificación arterial, un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares graves como la hipertensión y la arteriosclerosis – (Imagen Ilustrativa Infobae)
Cuáles son los síntomas de deficiencia de la vitamina K
La deficiencia de vitamina K puede ser silenciosa al principio, pero con el tiempo puede manifestarse en síntomas graves que afectan la coagulación sanguínea, los huesos y el sistema cardiovascular. Estos son cinco de los síntomas más destacados asociados con la falta de vitamina K en el organismo.
Sangrado excesivo y moretones frecuentes: la vitamina K juega un papel esencial en la coagulación sanguínea al activar proteínas clave, como la protrombina, que son necesarias para detener el sangrado. Según un estudio de la Universidad de Harvard, la deficiencia de vitamina K puede interferir con este proceso, lo que lleva a una coagulación sanguínea deficiente y, como resultado, a un sangrado más prolongado y a la aparición de moretones con facilidad. Este síntoma es particularmente evidente en personas que sufren heridas o cirugías, donde el sangrado puede ser más difícil de controlar.
Osteoporosis y mayor riesgo de fracturas: la vitamina K es clave para la mineralización ósea. Esta vitamina ayuda a activar proteínas como la osteocalcina, que regula la fijación del calcio en los huesos. La deficiencia de vitamina K puede contribuir a una mayor pérdida de densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas y osteoporosis. Según un artículo publicado en la revista The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, las personas con niveles bajos de vitamina K tienen mayor probabilidad de sufrir fracturas óseas, especialmente en las caderas.
Calcificación arterial y enfermedades cardiovasculares: la calcificación de las arterias es un proceso patológico en el cual el calcio se acumula en los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a un endurecimiento arterial y aumentar el riesgo de hipertensión y enfermedades del corazón. La vitamina K desempeña un papel crucial en la inhibición de este proceso, activando proteínas como la matrix Gla-protein (MGP), que impide que el calcio se deposite en las arterias. La deficiencia de vitamina K puede contribuir a la calcificación arterial.
Fatiga inexplicable y debilidad general: la falta de vitamina K también puede provocar fatiga generalizada, ya que esta vitamina está involucrada en varios procesos metabólicos, incluida la regulación de la producción de energía. En una revisión publicada en Nutrition Reviews, se destacó que los déficits vitamínicos pueden influir en la capacidad del cuerpo para generar energía celular, lo que podría traducirse en una sensación persistente de cansancio y debilidad.
Alteraciones en la coagulación durante procedimientos médicos: las personas con niveles bajos de vitamina K pueden experimentar dificultades durante procedimientos médicos, como cirugías o intervenciones invasivas, debido a la alteración en la coagulación sanguínea. Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) señala que aquellos con deficiencia de vitamina K tienen mayor probabilidad de experimentar hemorragias excesivas durante procedimientos quirúrgicos, ya que su cuerpo no produce suficiente proteína coagulatoria.
La deficiencia de vitamina K compromete la mineralización ósea, aumentando la probabilidad de fracturas y desarrollando osteoporosis – (Imagen Ilustrativa Infobae)
Por qué la vitamina K es importante para el organismo
La vitamina K es indispensable para una serie de funciones biológicas fundamentales, especialmente para la coagulación sanguínea, la salud ósea y la protección cardiovascular.
En términos de coagulación, esta vitamina facilita la activación de diversas proteínas que permiten que la sangre forme coágulos eficaces cuando es necesario. Sin suficiente vitamina K, el riesgo de sangrados excesivos aumenta, lo que pone en peligro la salud, especialmente en situaciones de trauma o durante cirugías.
Además, la vitamina K tiene un impacto directo en la salud ósea, ya que activa la osteocalcina, una proteína que permite que el calcio se deposite correctamente en los huesos, fortaleciendo su estructura y evitando la pérdida de densidad ósea. La deficiencia de vitamina K puede llevar a un mayor riesgo de fracturas y enfermedades como la osteoporosis.
En términos cardiovasculares, la vitamina K previene la calcificación de las arterias, lo cual es crucial para evitar enfermedades cardiovasculares graves como la arteriosclerosis y la hipertensión.
Las yemas de huevo son buenas fuentes de vitamina K (Imagen Ilustrativa Infobae)
Qué alimentos contienen vitamina K
La vitamina K se encuentra principalmente en alimentos de origen animal y en productos fermentados. Algunas de las mejores fuentes de esta vitamina incluyen:
Alimentos fermentados: el natto, un alimento tradicional japonés hecho de soja fermentada, es extremadamente rico en vitamina K, especialmente en su forma K2. Otros alimentos fermentados, como el chucrut y ciertos quesos curados (como el gouda y el queso suizo), también contienen cantidades significativas de vitamina K.
Carnes y vísceras: la carne de res, el pollo y especialmente el hígado son fuentes importantes de vitamina K, particularmente en su forma K2, que es valioso para la salud ósea y cardiovascular.
Pescados grasos: el salmón y otros pescados grasos contienen vitamina K, que es clave para el mantenimiento de la salud cardiovascular y ósea.
Huevos y lácteos: las yemas de huevo y ciertos quesos son buenas fuentes de vitamina K. Los productos lácteos de animales alimentados con pasto, como la mantequilla, también contienen este nutriente.