Son de la secundaria y pierden, así, el 14% de los días de clase.
El 38% reconoce que no va a la escuela porque no quiere.
Buenos Aires, Tierra del Fuego y CABA, donde los alumnos más faltan.
“Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es una forma solapada y silenciosa de abandono escolar, es un ‘abandono en cuotas’ que impacta de lleno en la calidad de los aprendizajes”, dirá el docente del nivel secundario Bruno Videla.
Videla es uno de los autores de un nuevo estudio sobre el ausentismo de los estudiantes secundarios en el país, que muestra que 1 de cada 4 (el 26%) falta al menos 20 días por año y en muchos casos (38%) porque “no tienen ganas” de ir a la escuela. Si bien mantienen la escolaridad, esos alumnos pierden, así, el 14% de los días de clase.
Antes de avanzar en esta nota, una aclaración necesaria. En la Argentina no hay estadísticas oficiales sobre ausentismo de los estudiantes. Ningún gobierno provincial lo informa. Los datos surgen de un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, que toma información de un cuestionario adicional que se hace en las pruebas Aprender. En este caso, la última hecha a los alumnos del último año de la secundaria, en 2022.
De modo que el informe lo que refleja es la autopercepción de la cantidad de faltas que tienen los mismos alumnos y sus causas. Los resultados son representativos, porque se trata de un operativo censal, al que deben contestar todos los alumnos del país.
Escuela secundaria. Shutterstock
Volviendo a los números: el 26% de los alumnos dijo que faltaron más de 20 veces en el año. Como era octubre de 2022 ya habían pasado unos 142 días de clase -dependiendo de cada provincia-, entonces esos alumnos faltaron al menos un 14% de los días de clase previstos, explican los autores.
Hay otros datos que resultan llamativos. El porcentaje de inasistencias es similar entre los alumnos de los distintos niveles socioeconómicos, pero hay diferencias entre las provincias.
Los distritos con mayor proporción de chicos que declaran más de 20 faltas son Buenos Aires (36%), Tierra del Fuego (31%) y CABA (28%). En el otro extremo están San Juan (9%), Santiago del Estero (12%) y Jujuy (13%).
El informe del Observatorio de Argentinos por la Educación fue hecho por Videla junto a Martín Nistal y Eugenia Orlicki (del Observatorio).
Impacto en la calidad educativa
El ausentismo estudiantil es uno de los fenómenos que más inciden en la calidad de los aprendizajes. La misma prueba Aprender incluye preguntas para los directores de escuela, y allí ellos refieren que el ausentismo de los alumnos es “el principal problema para el proceso de enseñanza y aprendizaje”.
Así y todo, no hay quien le pueda poner freno al ausentismo estudiantil, que creció tras la pandemia, según comentan los docentes que están frente a las aulas.
Videla le dice a Clarín que el ausentismo estudiantil “impacta bastante en los aprendizajes porque interrumpe un proceso, los alumnos van perdiendo el vínculo con la escuela y con sus pares. A veces vienen unos y faltan otros, a la otra semana al revés y los que no faltaron se aburren si ves de nuevo el mismo tema”.
Estudiantes porteños del último año de la secundaria.
Para Gustavo Zorzoli, ex rector del Colegio Nacional Buenos Aires y presidente de la Fundación Educar en Ciencias, “el ausentismo estudiantil es un obstáculo muy significativo para el aprendizaje, porque se solapa con otro problema: quienes faltan no se ocupan de conseguir aquello que se ha hecho en la escuela durante ese día y tampoco hacen las tareas derivadas de estas”.
“Se ha instalado en las últimas décadas la idea de que faltar no tiene consecuencias administrativas ni educativas. En resumen, da lo mismo ir que no ir a la escuela y esto se verifica todo el tiempo, ya que excepcionalmente un alumno pierde la regularidad por inasistencia”, dice Zorzoli.
Y agrega: “es muy frecuente hoy que un estudiante ante el pedido de un trabajo responda: ‘profe falté, no sabía que había que hacer algo’, y que su profesor sin más dé por buena esa respuesta. Aquí se vulneran dos cuestiones. Una vinculada con lo que debía aprender ese joven durante esa jornada escolar y otra relacionada con el cumplimiento de normas asociadas a la construcción de una responsabilidad progresiva de un estudiante”.
“Al ausentismo de los alumnos se le suma el docente, que se alimentan mutuamente. El impacto depende de la escuela. hay algunas que no impacta muy negativamente en los aprendizajes, en otro caso sí porque se ven permanentemente interrumpidos, y eso es muy malo para aprender”, suma la especialista Guillermina Tiramonti.
Videla dice que “el ausentismo es un problema que crece porque frente a un sistema que permite tantas inasistencias bajo la premisa de que ‘cada escuela se debe adaptar a cada alumno’, algunos que en un principio son cumplidores y asisten regularmente, con el tiempo empiezan a percibir que si faltan cada tanto ‘no pasa nada’. Ese sistema de incentivos roto genera en algunos casos cierta desmotivación”.
“No tenía ganas”
La desmotivación se puede ver, precisamente, en una respuesta de los alumnos. Es cuando les preguntan los motivos por los que faltan. Pueden nombrar hasta tres. El segundo motivo más mencionado es porque “no tenía ganas de ir a la escuela”, después de problemas de salud propios. En tercer lugar, aparece “otro motivo” y es difícil entender a qué se refieren.
“Este es el aspecto sobre el que más debemos poner el foco. Porque hay cuestiones -como las vinculadas a la salud, clima, geográficas, etc.- que la escuela no puede resolver por sí sola. Pero sí puede establecer un sistema de reglas que deje en claro que más allá de la motivación personal de cada alumno, ir o no ir a la escuela no debe dar lo mismo”, dice Videla a Clarín.
“La falta de ganas de ir a la escuela interpela también a las familias, que muchas veces entienden que lo que pasa en la escuela no es más importante que otras actividades, o bien que ir a la escuela puede ser una decisión sometida a la voluntad de los chicos”, suma Videla.
Zorzoli y Tiramonti ponen el acento en el formato de la secundaria.
“Hay una distancia grande entre el ritmo de la escuela, sus prácticas y los conocimientos que imparte y los super estímulos que genera la cultura tecno en la que están sumergidos los chicos. A eso se suma una escasa valoración de padres y alumnos de los aportes de la escuela”, dice Tiramonti.
Para Zorzoli, “estamos frente a una escuela que les propone a todos estudiar básicamente lo mismo, sin tomar en cuenta los intereses y las capacidades de los jóvenes. Una escuela que se llena la boca hablando que es imprescindible acompañar la trayectoria escolar de cada alumno, pero le impone a cada uno una misma trayectoria, no solo en contenido, sino en forma y tiempo. Y eso lo sucede porque los responsables de la educación no quieren transformar uno de los núcleos básicos de la educación argentina: la forma en que se accede y se sostienen los puestos de trabajo docente, ya que probablemente es meterse en un conflicto con los gremios docentes”.
“Debemos preguntarnos sobre las relaciones entre la familia y la escuela: ¿qué pasa con los adultos a la hora de colocar límites al ‘no tengo ganas’ como motivo de inasistencia e impuntualidad? Reconstruir tramas de autoridad entre adultos, donde la familia apoye el trabajo de los docentes y viceversa, resulta fundamental para el cuidado y el aprendizaje de los adolescentes”, señala, por su parte, Viviana Postay, especialista en gestión educativa y docente de nivel superior.
“El informe muestra la importancia que adquirió la falta de sentido de la escuela para los estudiantes y deja abierta la puerta a indagaciones más profundas para terminar de entender cuáles son los otros motivos que están detrás de ‘otro motivo’”, cierran el informe sus autores.
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.
Fuentes policiales precisaron a Infobae que, alrededor de las 16 horas, un grupo de turistas jugaba con una pelota dentro del área delimitada por boyas. En determinado momento, la víctima perdió la pelota y cruzó la zona habilitada hacia aguas más profundas. Al no hacer pie y no saber nadar, comenzó a ahogarse.
El cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.
Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Hasta el momento, el cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa hoy, confirmaron las fuentes. Las playas de Santa Elena, ubicadas a 150 kilómetros de la capital provincial, tienen una extensión de 300 metros.
El trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Un turista falleció el pasado 4 de febrero en Río Ceballos, Córdoba, convirtiéndose en la novena víctima fatal por ahogamiento del verano en la provincia. Identificado como Lucas Iván Paz, el joven de 24 años ingresó a un río en las proximidades del camino Pozos Verdes, en el barrio La Quebrada, con el objetivo de visitar una cascada junto a su hermana.
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).
Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 años falleció en La Toma.
Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.
La ciudad bonaerense vuelve poco a poco a la normalidad. El funcionamiento de los colectivos, la recolección de residuos y la entrega de donaciones. La atención al público en lugares habilitados para circular. Qué pasará con las clases y el clima
En el medio de la angustia que prevalece por las personas que aún están desaparecidas, incluyendo a las hermanas Delfina y Pilar Hecker, de uno y cinco años, las autoridades del municipio se mantienen trabajando en su búsqueda.
Por lo pronto las clases estarán suspendidas hoy y mañana debido a las complicadas condiciones de infraestructura en las que se encuentran las instituciones relevadas.
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca: “El club está colapsado con las ayudas”
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo, confirmó que suspendieron el fútbol en Bahía Blanca, para ayudar a la ciudad
El presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca, Alfredo Dagna, destacó la ayuda de gran parte de las instituciones deportivas de la Argentina: “Es un aluvión de donaciones que vienen. Me han llamado casi todos los presidentes de clubes para decirme que enviaban uno o dos camiones”. E informó que la idea es entregarlo “en forma inmediata” a la gente, ya que hay una situación de desesperación.
Respecto al rol de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Dagna comentó que el organismo se encuentra recibiendo donaciones en el predio de la AFA, en Ezeiza, que provienen de los clubes del interior. Y subrayó que lo que más se necesita son elementos de higiene: “El tema es lo que pueda pasar desde el punto de vista sanitario en la Ciudad”.
Alfredo Dagna, presidente del Club Olimpo de Bahía Blanca
En cuanto a medidas, el dirigente relató: “En el fútbol lo que hicimos fue suspender el partido que teníamos ahora, jugábamos el domingo. Tengo dos helicópteros de la Policía Federal en la cancha de fútbol y suben y bajan todos los políticos que vinieron. El club está colapsado con las ayudas”.
Por último y sobre la situación actual en la localidad bonaerense, Dagna calificó al temporal como “una situación difícilmente de entender” y estimó que es poco probable que vuelva a suceder. “Son situaciones que uno las explica y las cuenta, pero el que las vive es una situación traumática porque pierde todo. Eso es como el Juego de la Oca, retrocedes 20 casilleros porque perdés todo. Hechos como estos desbordan cualquier previsibilidad posible”.
En este punto, concluyó: “Es dramático lo que pasó, de tal forma que, toda la ayuda que llega, si bien es un bálsamo para la gente, cuando pase la ayuda la gente va a tener que arrancar de cero. Y eso es lo más preocupante”.
10:28 hsHoy
Cómo están las rutas en Bahía Blanca
El desigual estado de las rutas en Bahía Blanca (Gustavo Gavotti)
Según informó Vialidad Nacional, el estado de las rutas nacionales que conectan la ciudad con el resto del país presenta diversas restricciones, incluyendo cortes totales y tramos transitables con precaución.
De acuerdo con el reporte oficial, la Ruta Nacional 3 (RN 3), muestra diferentes niveles de accesibilidad dependiendo del tramo. El segmento entre Azul y el empalme con la Ruta Nacional 229 (RN 229) se encuentra transitable sin inconvenientes. El tramo que conecta la RN 229 con El Triángulo y el que va desde este último punto hasta la calle Charlone (kilómetro 691) requieren precaución debido a las condiciones del camino.
Por otro lado, el tramo entre el Canal Maldonado (kilómetro 692) y el empalme con la Ruta Nacional 33 (RN 33) permanece completamente cerrado al tránsito.
Los trabajos para recuperar la circulación vial en algunos accesos a la ciudad de Bahía Blanca
El resto de los tramos de la RN 3 presentan una situación mixta. Desde el empalme con la RN 33 hasta el empalme con la Ruta Nacional 22 (RN 22), el tránsito es posible pero con precaución, mientras que el trayecto entre el empalme con la RN 22 y Patagones está habilitado sin restricciones.
Asimismo, el segmento que conecta el empalme con la RN 3 y Río Colorado, perteneciente a la RN 22, también es transitable con normalidad.
El pavimento resquebrajado, producto de las tormentas del viernes pasado
La Ruta Nacional 33 (RN 33) también presenta condiciones variables. El tramo entre el empalme con la RN 3 y La Vitícola está habilitado, pero se recomienda circular con precaución. Por su parte, el trayecto que conecta La Vitícola con Pigüé no presenta inconvenientes. Sin embargo, el tramo que une Pigüé con Trenque Lauquen requiere precaución debido a las condiciones del camino.
En cuanto a la Ruta Nacional 35 (RN 35), el panorama es más crítico. El tramo que conecta Bahía Blanca con el límite de la provincia de La Pampa se encuentra totalmente cerrado.
La Ruta 35, una de las más afectadas por el temporal
Por su parte, la Ruta Nacional 228 (RN 228), que conecta Necochea con Tres Arroyos, está habilitada sin restricciones. Por otro lado, la Ruta Nacional 229 (RN 229), que une el empalme con la RN 3 y Balneario Marisol en Punta Alta, es transitable, pero con precaución.
La Ruta Nacional 249 (RN 249), que conecta el empalme con la RN 3 y el empalme con la RN 229 en Punta Alta, también requiere precaución para su tránsito. Asimismo, la Ruta Nacional 252 (RN 252), que abarca el tramo entre la Rotonda de Villa Sarsfield y el puente La Niña, presenta condiciones similares.
Finalmente, la Ruta Nacional 1V03 (RN 1V03), que conecta el empalme con la RN 3 y la Rotonda Ex Indiada, también está habilitada, pero se recomienda circular con precaución.
10:12 hsHoy
El Hospital Penna reactiva algunos de sus servicios
El acceso a guardia del Hospital José Penna (REUTERS/Juan Sebastián Lobos)
El Hospital Provincial José Penna, principal centro de salud de Bahía Blanca, comenzó a recuperar su funcionamiento tras los graves daños sufridos durante el temporal del pasado viernes.
El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires implementó un amplio Plan de Contingencia que incluye la adecuación de espacios, la reorganización de servicios y el envío de recursos humanos y materiales para garantizar la atención médica en la región.
Más de 200 agentes sanitarios fueron enviados al hospital, junto con equipamiento médico, medicamentos, vacunas y personal especializado en salud mental. Estas medidas buscan restablecer la operatividad del establecimiento, que es clave para la atención de la población local.
La tormenta arrasó con el Hospital Penna y decenas de niños tuvieron que ser evacuados de la Neonatología. Saira Delmiro, de 16 años, vivió una odisea para reencontrarse con su hija, Amely. Su historia y la de la enfermera que la salvó
“Me agarró un ataque de nervios. No veía a mi bebé desde la noche anterior y en las imágenes no aparecía el sector donde ella estaba. Me desesperé. Pensé que no se iba a salvar”, recuerda Saira en diálogo con Infobae.
Amely nació el 15 de febrero pasado, con solo 27 semanas de gestación y un peso de 940 gramos. Desde entonces, la beba pasaba sus días en una incubadora, con respirador y asistencia médica constante. Saira, que recibió el alta tres días después de traerla al mundo, la visitaba dos veces al día. “Trataba de pasar la mayor cantidad de tiempo en la Neonatología. Le cambiaba los pañales, me sacaba leche para que se alimentara y le hablaba permanentemente. Me costaba mucho verla así, tan chiquita y llena de cables”, explica.
A pesar del buen cuidado, en sus primeras semanas de vida, la evolución de Amely era incierta: primero tuvo ictericia (NdR: una afección frecuente en los neonatos que provoca que la piel y las partes blancas de los ojos se tornen amarillas a partir de un exceso de bilirrubina en la sangre) y,luego, una infección que le comprometió los pulmones. “Todo venía siendo muy cuesta arriba”, explica su mamá
Diez días después del nacimiento, el 25 de febrero, los médicos le advirtieron a Saira que la beba tenía alto riesgo de mortalidad. “Antes de irme, me pidieron que me despidiera de ella, pero me negué. No quería transmitirle toda mi angustia”, recuerda y se le entrecorta la voz. Sin embargo, su hija resistió. “Le hicieron un drenaje, le sacaron el líquido y, para sorpresa de todos, mejoró. Ella es muy fuerte“, dice.
Pero la prueba más dura todavía estaba por llegar.
La primera imagen de Amely. La beba nació el 15 de febrero con solo 27 semanas de gestación y un peso de 940 gramos
“¿Dónde está mi bebé?“
Después de ver los videos, aquel viernes 7 de marzo, Saira decidió ir al hospital Penna a buscar a su bebé. Llegó alrededor de las 17 y ahí se enteró de que Amely ya no estaba allí. “Pregunté adónde estaba mi hija y me dijeron que la habían trasladado. ‘Ella está bien, pero la llevamos a OSECAC’, me explicó el director de Neonatología. El problema es que eso quedaba pasando el centro y, con mi mamá, no teníamos cómo llegar. Paramos una camioneta que se ofreció a llevarnos, pero tuvimos que bajarnos antes. Cuando salimos del coche, el agua nos llegaba por encima de la cintura y la corriente te llevaba. Tuvimos miedo”, cuenta.
Durante horas, Saira y su madre se quedaron atrapadas en una vereda, sin poder avanzar. “Tuvimos que esperar a que bajara el agua. Estábamos empapadas y embarradas. Al final, empezamos a caminar por calles sin luz. ‘No vamos a llegar’, le decía a mi mamá”, cuenta Saira.
Finalmente, cerca de las 21:30, llegaron a la clínica. “Entré y dije: ‘Soy la mamá de Amely, una de las bebés que trajeron del Penna’. Ahí me llevaron a la sala de padres para que me cambiara y después nos reencontramos. Cuando la vi, me largué a llorar. No podía creerlo.Creí que no iba a sobrevivir”, dice.
Luciana Marrero, la enfermera que cobijó a Amely en su pecho, debajo de su ambo, para darle calor y así salvarle la vida
“No tenés nada que agradecer”
Quien repone la otra parte de la historia, ahora, es Luciana Marrero, la enfermera que cobijó a Amely en su pecho, debajo de su ambo, para darle calor y así salvarle la vida. Junto a sus compañeras del Penna, Luciana puso en marcha un operativo de rescate que se extendió durante 18 horas ininterrumpidas hasta que lograron trasladar a todos los recién nacidos a un lugar seguro.
“Actuamos con el corazón y pensando en las madres que no pudieron llegar hasta sus hijos debido a la tormenta. Si no nos saliera del corazón, no podríamos haberlo hecho. La prioridad siempre son los bebés”, comentó la enfermera en una entrevista días atrás.
Luciana, quien trabaja en el turno noche de la Neonatología, conocía a Amely, pero no a Saira. Recién se vieron por primera vez días después de la tormenta. “Fue muy emotivo el encuentro. Ella estaba superagradecida por lo que hice. ‘No tenés nada que agradecer. Yo también soy mamá y te entiendo. Vos hubieras hecho lo mismo’, le dije. Me emocionó mucho verla afrontar una tarea tan enorme como la maternidad, siendo tan chiquita”, contó la enfermera a Infobae.
Así fue el encuentro entre Saira Delmiro y Luciana Marrero, la enfermera de neonatología del Hospital Penna de Bahía Blanca, que rescató a su bebé (Video/Telefe Noticias)
“A Luciana nunca la había visto porque yo me iba del hospital a las 21 y ella llegaba a las 24. El encuentro fue muy lindo. Me abrazó y me dijo que hizo lo que yo hubiera hecho. Si no fuera por ella, Amely no estaría hoy acá”, asegura Saira.
Pese a la incertidumbre por lo que vendrá, la joven se aferra a la esperanza. “Gracias a Dios, mi casa no se inundó y puedo ir y volver de OSECAC, aunque está mucho más lejos que el Penna. Amely sigue ganando peso y mientras ella esté bien, yo también lo estaré”, se despide Saira.
Amely, hoy. “Ya pesa más de un kilo. Mientras ella esté bien, yo también lo estaré”, dice su mamá
Volver a ponerse de pie
Tras la inundación, el hospital Penna, que también recibe pacientes de Tres Arroyos, Carmen de Patagones y otras localidades del sur de Buenos Aires, se encuentra en una situación crítica.
Ante la devastación, el personal de la institución solicitó la colaboración de la comunidad para reconstruir la sala de Neonatología y reponer los equipos perdidos. “Bahía necesita de la población. Nuestro sueño es volver a ver nuestra Neo en pie“, aseguraron las enfermeras.
Al cierre de esta nota, según informaron las autoridades locales, la ciudad comienza a reactivarse con la restauración de los medios de transporte y la recolección de basura. En tanto, este lunes, la Policía Científica logró establecer la identidad de 15 de las 16 víctimas fatales, quedando solo una, de entre 50 y 55 años, sin identificar. A su vez, se conoció que el número de evacuados descendió a 523 y que continúa la búsqueda de las hermanas Delfina y Pilar Hecker, de 1 y 5 años, quienes fueron arrastradas por la corriente durante el temporal.