La central obrera evaluó que la segunda huelga contra Javier Milei tuvo un alto acatamiento, pero ahora espera un gesto del Gobierno para retomar el diálogo.
Desde la Casa Rosada se endurecieron en su mensaje al sindicalismo y el Presidente comparó a la cúpula gremial con faraones y los llamó “la mesa del fracaso”.
Con el trasfondo de la tensión por el debate en el Senado de la ley Bases y el paquete fiscal y las consecuencias socio-económicas del duro plan de ajuste oficial, la CGT llevó a cabo este jueves su segundo paro general contra la administración de Javier Milei a la que le reclamó “rectificar el rumbo” a fin de evitar una escalada en el conflicto.
A diferencia de la protesta del 24 de enero, ésta tuvo un alto acatamiento por la paralización del transporte -sólo circularon algunas líneas de colectivos del AMBA pero casi sin pasajeros-, y la suspensión de la actividad fabril, aunque sí muchos comercios abrieron sus puertas para intentar mitigar las pérdidas que gatilla la actual recesión y hubo gente en las calles.
La huelga provocó fuertes cruces entre referentes del Gobierno y los jefes gremiales. Si bien la conducción cegetista evaluó como “un éxito” la medida de fuerza y amenazó con continuar el plan de lucha en caso que el Ejecutivo no atienda este “llamado de atención”, aguarda que prime la sensatez y se retome el “diálogo social”. No hay, en este sentido, consenso entre las diferentes tribus gremiales para escalar el conflicto y organizar un paro de 36 horas tal como piden los sectores más duros.
Esa supuesta amenaza sindical había sido mencionada por el vocero Manuel Adorni en su habitual conferencia de prensa del mediodía, en la que azuzó que se registraron 138 mil llamadas de ciudadanos a la línea 134 denunciando supuestos amedrentamientos gremiales, que durante la jornada algunos colectiveros de la línea DOTA -que no paralizó sus servicios- fueron “agredidos con piedrazos y pinchaduras de cubiertas” y también se produjeron bloqueos en los accesos a fábricas de San Martín y General Pacheco para impedir su funcionamiento.
El paro tuvo un dispar acatamiento en el comercio y en algunos servicios: durante varios tramos de la jornada las avenidas porteñas se cargaron de autos particulares. La ministra Patricia Bullrich (Seguridad) intentó bien temprano desacreditar el impacto de la protesta al subirse a un colectivo en Constitución pero no pudo pagar el pasaje porque la SUBE que le pasaron no tenia saldo. “No sólo no tenía crédito para pagar, las imágenes mostraron que adentro (del colectivo) no había nadie. La gente se quedó en la casa, que es lo importante”, explicó Héctor Daer, cotitular cegetista, en la conferencia de prensa que brindó la central obrera por la tarde en el salón Felipe Vallese.
El titular del gremio de Sanidad optó por “no responder agresiones” ni “interpretar a Adornis (SIC)” que más temprano había catalogado a los líderes gremiales como “fundamentalistas del atraso”. El líder gremial evaluó la medida de fuerza como “contundente en todo el país” y cuestionó al Gobierno por su política:“Nos están llevando a un extremo”. Pero se hizo tiempo para considerar que el Ejecutivo “debe tomar nota” de los reclamos ” y “reconfigurar su política de ajuste”.
Menos diplomático, como de costumbre, estuvo Pablo Moyano que tildó de “viejo meado” al diputado José Luis Espert que más temprano había insultado a los organizadores de la huelga de 24 horas. Pero el cruce más picante del camionero fue con Luis “Toto” Caputo. “Que Caputo hable de los trabajadores es como que Barreda se ocupe de la familia”, le espetóal recordarle el préstamo con el FMI de 2018. Al atardecer el ministro de Economía le agradeció los “continuos insultos” a los que consideró “bienvenidos, ya que vos sos todo lo que ningún argentino de bien quiere ser. Sos un mero matón al que el país entero detesta”.
Fue, a la postre, el primer paro general que unificó en el reclamo a todas las centrales sindicales y organizaciones sociales sin excepción desde el gobierno de Fernando de la Rúa. En los años del kirchnerismo en el poder e incluso con Mauricio Macri en el sillón de Rivadavia, siempre alguna importante expresión gremial no se plegaba a la protesta. Alberto Fernández, en cambio, no enfrentó medidas de fuerza durante su gestión.
Estuvieron presentes en calle Azopardo el “Peluca” Alejandro Gramajo, de la UTEP, y Gustavo Vera, de La Alameda, que en marzo fue cesanteado del Comité anti-trata cuando éste fue traspasado a Seguridad. Este consenso se produce en espejo con el devenir de la batalla cultural de los libertarios -en la que asimila al sindicalismo como un eslabón más de una “casta” que obturaría el desarrollo del país- y con el plan de ajuste en marcha.
Es por eso que los jefes sindicales congregados en la sede cegetista volvieron a meter presión a los senadores para que rechacen la ley Bases que, entre otras enmiendas, contempla que las pymes de hasta 5 personas podrán contratar empleados bajo la figura del colaborador. “Hay 600 mil empleados formales que podrían pasar a ser informales”, insistió Daer, que adelantó que la semana próxima se reunirán con los bloques de la oposición dialoguista. También utilizó el micrófono para pedir a los diputados que rechacen el DNU 70 que en marzo ya había sido objetado por la Cámara alta.
Pese a los duros cruces y la tensión imperante, en la CGT esperan surjan nuevas instancias de diálogo con el oficialismo. Andrés Rodríguez (UPCN) recordó a Clarín que tras la reunión en Casa Rosada del 16 de abril “quedó abierta una puerta para el diálogo pero no se resolvió nada”. Se mostró atento por la posibilidad de nuevos despidos de estatales. “Son terribles, no hay oferta de trabajo en ninguna otra actividad y si salen de su empleo van a la desocupación. Está fuera de lógica en estas condiciones Argentina”, mencionó acerca de posibles cesantías en firmas como Trenes Argentinos.
Uno de los interlocutores con el gremialismo es el ministro Guillermo Francos (Interior). Pero también hay diálogo del sector con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y con las autoridades de la Superintendencia de Servicios de Salud, que el miércoles recibieron a José Luis Lingieri, el negociador cegetista por los fondos de las obras sociales.
En La Plata mantienen las dudas sobre el accionar de la agrupación ultra K en los acuerdos subterráneos. Entre los intendentes creen que lograrán acercar posturas
Idas y vueltas. Una vez más. Van y vienen los pedidos de apoyo para que el Gobierno bonaerense tenga la habilitación para endeudarse y respire hondo en el medio de una gestión asfixiada por la falta de fondos de la Casa Rosada. Detrás de esas negociaciones cruzadas, permanentes e inestables, está presente la interna del peronismo. La relación tormentosa y furiosa que tienen el kicillofismo y el cristinismo.
Ayer por la tarde, Kicillof hizo un pedido concreto y directo. Tomó la precaución de dejar expuesta la necesidad que tiene su gobierno de obtener el endeudamiento y la situación de debilidad en la que deja a la gestión si la ley no sale. En La Plata se encargaron de reforzarlo. “Si no logramos sacarlo, quedamos en una situación crítica”, precisaron.
“La provincia de Buenos Aires necesita las herramientas para no desproteger a nuestro pueblo. Es una emergencia económica del país y de la provincia. Estamos atravesando una profunda recesión que afecta a todos los sectores”, expresó el Gobernador durante una conferencia de prensa que brindó en La Plata.
Kicillof aseguró que se perdieron “5.000 empresas en la provincia” y “172.000 puestos de trabajo”, además de destacar que hay “mil obras frenadas en todos los rubros” con una gran cantidad de “despidos, suspensiones y cierres de empresas”. El Gobernador habló de “asfixia financiera” por parte del gobierno de Milei.
En la conferencia, que buscó ser una muestra de alineamiento detrás del pedido del Gobernador, había referentes del Frente Renovador, La Cámpora y el peronismo bonaerense, identificado, sobre todo, en los intendentes y el sector sindical.
La cuestión por el endeudamiento deja al descubierto la interna peronista en la Provincia de Buenos Aires (Adrián Escandar)
Sin embargo, hay dos versiones de una misma historia. El presidente del bloque de diputados de Fuerza Patria en la Legislatura Bonaerense, Facundo Tignanelli, es el vocero de la postura del kirchnerismo. En los últimos días no se ha movido un centímetro de su discurso público. Consideró que es necesario sacar la ley de endeudamiento “para poder cumplir con todas las obligaciones que la provincia tiene”. Además, sostuvo que en el peronismo vienen “trabajando para tratar de lograr esa ley tan necesaria”.
La unidad que expresa el legislador camporista, no es decodificada de la misma forma en el kicillofismo, donde desconfían, en forma permanente, de cada una de las negociaciones de la que es parte el cristinismo. “Nos corren el arco todo el tiempo. A la mañana dicen una cosa, a la tarde otra y a la noche una nueva”, se quejó un importante funcionario platense.
En el Gobierno bonaerense y en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) hay una desconfianza permanente sobre cada movimiento del cristinismo. Tiene que ver con que, en el fondo, advierten que la relación política está rota y que nadie de esa tribu quiere que Kicillof sea el candidato a presidente del peronismo ni que se convierta en el sucesor de Cristina Kirchner.
Kicillof en la presentación del Presupuesto 2026
Si no quieren el objetivo de fondo, tampoco van a querer el objetivo a corto plazo. Entonces, el desgaste de la gestión estará siempre presente como una postura del cristinismo para con el kicillofismo. “Quieren ver cuántos nos sacan, cuánto nos debilitan. Están jugando en tándem con algunos sectores de la oposición”, indicaron en una oficina importante de la gobernación.
Entre los intendentes hay una visión más moderada. Creen que no hay “temas sensibles“ sin cerrar y que este miércoles el peronismo llegará con una posición unificada. La clave, entonces, será buscar los votos en los sectores más blandos de la oposición.
La vocación de cerrar acuerdos va a contramano de los sentimientos que atraviesan la relación política entre el kicillofismo y La Cámpora. No se eligen, no se quieren, pero el contexto y las necesidades de ambas partes los lleva a tener que buscar un punto de acuerdo forzado.
En una llamada, de menos de 15 minutos, el presidente de Estados Unidos le dijo al líder del régimen chavista que tenía una semana para abandonar Venezuela con su familia. Ese plazo habría expirado el viernes, según dos fuentes
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se está quedando sin opciones para dimitir y salir de su país bajo un salvoconducto garantizado por Estados Unidos, tras una breve llamada con el presidente estadounidense, Donald Trump, el mes pasado, donde el presidente rechazó una serie de solicitudes del líder venezolano, según cuatro fuentes informadas sobre la llamada.
El llamado, del 21 de noviembre, se produjo después de meses de creciente presión estadounidense sobre Venezuela, incluidos ataques contra presuntos barcos de tráfico de drogas en el Caribe, reiteradas amenazas de Trump de extender las operaciones militares a tierra y la designación del Cártel de los Soles, un grupo que la administración Trump dice incluye a Maduro, como una organización terrorista extranjera.
Maduro y su gobierno siempre han negado todas las acusaciones criminales y dicen que Estados Unidos está buscando un cambio de régimen para tomar el control de los vastos recursos naturales de Venezuela, incluido el petróleo.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa, incluida la eliminación de todas las sanciones estadounidenses y el fin de un caso emblemático que enfrenta ante la Corte Penal Internacional, dijeron tres de las fuentes.
Maduro le dijo a Trump durante la llamada que estaba dispuesto a abandonar Venezuela siempre que él y sus familiares tuvieran una amnistía legal completa (REUTERS)
También solicitó el levantamiento de las sanciones a más de 100 funcionarios del gobierno venezolano, muchos de ellos acusados por Estados Unidos de abusos a los derechos humanos, tráfico de drogas o corrupción, según las tres personas.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes.
Trump rechazó la mayoría de sus solicitudes en la llamada, que duró menos de 15 minutos, pero le dijo a Maduro que tenía una semana para salir de Venezuela al destino de su elección junto con sus familiares.
Ese pasaje seguro expiró el viernes, lo que llevó a Trump a declarar el sábado que el espacio aéreo de Venezuela estaba cerrado, dijeron dos de las fuentes. El Miami Herald informó previamente varios detalles de la llamada. La fecha límite del viernes no se había revelado previamente.
Trump confirmó el domingo que había hablado con Maduro, sin proporcionar detalles. La Casa Blanca se negó a dar más detalles, y el Ministerio de Información de Venezuela, encargado de todas las consultas de prensa del gobierno, no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Maduro pidió a la vicepresidenta Delcy Rodríguez dirigir un gobierno interino de cara a nuevas elecciones, según dos de las fuentes (REUTERS)
El gobierno de Trump ha declarado que no reconoce a Maduro, en el poder desde 2013, como presidente legítimo de Venezuela. Maduro se proclamó reelegido el año pasado en unas elecciones nacionales que Estados Unidos y otros gobiernos occidentales calificaron de farsa y que, según observadores independientes, obtuvo una victoria abrumadora de la oposición.
El lunes, al dirigirse a los manifestantes, Maduro juró “absoluta lealtad” al pueblo venezolano.
No está claro si Maduro aún puede presentar una nueva propuesta que incluya un salvoconducto. Trump se reunió este lunes con sus principales asesores para abordar la campaña de presión sobre Venezuela, entre otros temas, según informó un alto funcionario estadounidense.
Una fuente con sede en Washington informada sobre las discusiones internas de la administración Trump no descartó la posibilidad de una salida negociada de Maduro, pero enfatizó que aún quedan desacuerdos significativos y detalles importantes sin resolver.
La recompensa millonaria por la captura del dictador Nicolás Maduro
Estados Unidos ha aumentado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro y ofrece 25 millones de dólares por otros altos funcionarios del gobierno, incluido el ministro del Interior, Diosdado Cabello, acusado en Estados Unidos de presunto narcotráfico, entre otros delitos. Todos han negado las acusaciones.
La administración de Maduro ha solicitado otra llamada con Trump, según las tres fuentes.
El oficialismo podría presentar un bloque de 94 miembros. Mientras, busca que los gobernadores le quiebren la bancada al peronismo
El mundo libertario se encamina a tener el primer festejo parlamentario con la nueva composición del Congreso de la Nación.
Luego del fallido intento por Lorena Villaverde en el Senado, el bloque de LLA tendrá algo para mostrar a la exigente Casa Rosada que solo quiere triunfos y no perdona derrotas. Por estas horas estará ingresando el documento que lleva la firma de Gabriel Bornoroni con el listado de los legisladores que conformarán el bloque de LLA y se quedaría con la primera minoría de laCámara de Diputados.
“En solo 4 años pasamos de dos diputados –Javier Milei y Victoria Villarruel– a ganar la presidencia y sumar 94, 95 diputados” señala, exultante, un diputado de LLA que va a empezar a transitar su tercer año de mandato en pocos días.
Mientras la oposición buscaba reorganizarse y trabajaba sus propias versiones de los proyectos de reformas, el oficialismo se dedicó a salir de caza por el recinto y se llevó en solo un mes más de 14 diputados.
Al término de la elección, el bloque de LLA iba a estar conformado por 79 legisladores. Hubo un principio de conversación con el PRO por un interbloque y el partido amarillo aseguró que iba a apostar por la independencia. Luego de esa decisión, y antes de que comenzara noviembre, se fueron Damián Arabia, Sabrina Ajmechet, Laura Rodríguez Machado, Patricia Vásquez y Silvana Giuidici. Luego se sumaron Marilú González Estevarena, Belén Avico, Carlos Almena y en las últimas horas Verónica Razzini y Alejandro Bongiovanni.
Verónica Razzini junto a Patricia Bullrich y Martín Menem
A este grupo se le sumó el bloque de los radicales con peluca con el tucumano Mariano Campero, el cordobés Luis Picat y el correntino Federico Tournier. Hasta acá, los libertarios sumaban 91 diputados.
Pero los pases no parecen haber terminado y en las últimas horas los libertarios apuestan a sumar entre tres y cuatro diputados más y, por otro lado, incentivan a los gobernadores peronistas no kirchneristas para que se vayan del bloque de UP y armen uno nuevo.
En lo que se refiere a posibles incorporaciones al mundo libertario, se espera la llegada de José Nuñez y de Lorena Petrovich, ambos del PRO. Esta última asumirá para completar el mandato de Silvia Lospennato y todos tienen en Patricia Bullrich su terminal política.
De completarse todos estos pases, el bloque que conduce el cordobés Gabriel Bornoroni llegará a la sesión preparatoria con 94 diputados.
Ese número los dejaría a las puertas de arrebatarle al peronismo la primera minoría y ya sin “peceras” a dónde ir a pescar, la estrategia libertaria se concentró en “empujar” a los gobernadores peronistas a romper el bloque en el Congreso. Principalmente al catamarqueño Raúl Jalil que viene amagando desde hace tiempo con retirar a sus legisladores del bloque de UP.
El peronismo logró contener en las urnas la cantidad de legisladores y el 27 de octubre el bloque que conduce Germán Martínez amaneció con 98 integrantes.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y el de Tucumán, Osvaldo Jaldo (NA)
Pero al poco tiempo el tucumano Javier Noguera anunció que no iba a asumir en el bloque y se iba a Independencia, el bloque del gobernador de esa provincia, Osvaldo Jaldo. Un camino similar seguiría el diputado por San Luis, Jorge “Gato” Fernández.
Pero lo que busca el oficialismo es que los cuatro diputados catamarqueños que responden todos al gobernador Raúl Jalil; o los siete santiagueños que responden a Gerardo Zamora.
“No necesitamos que los gobernadores rompan, necesitamos que uno solo lo haga, con eso nos alcanza”, reconoció un libertario que transita los pasillos de Diputados.
Las negociaciones se mantienen. El oficialismo promete a los gobernadores vía el ministro del Interior, Diego Santilli, y la oposición les recuerda que en dos años no les cumplieron la promesa.
“No sé que van a hacer los catamarqueños, lo que sí te adelanto es que los santiagueños están adentro” aseguró una alta fuente del bloque del peronismo en Diputados.
Los bloques tienen tiempo hasta hoy para presentar su conformación por lo que las negociaciones continuarán durante toda la jornada. En el oficialismo la expectativa es la de pegar el “zarpazo” y quedar como la primera minoría que, más allá del título, los deja muy bien posicionados para lo que será el reparto de las sillas en las comisiones; y con una posición de fortaleza que habrá que ver cómo se traduce en el recinto.