Adrián tuvo una cita con una chica que había conocido por una aplicación. Lo sedaron y le desvalijaron el departamento.
Con un malestar infernal que le taladraba la cabeza, Adrián (53) tardó apenas un microsegundo en entender lo que había pasado. Los ojos entreabiertos alcanzaban a ver el departamento profanado, los cajones revueltos, la chica con quien había pasado la noche fuera de cuadro. Aturdido, el cuerpo no le respondía para empezar a hacerse cargo de la situación que enfrentaba y se desmayó de nuevo en la cama. Casi cuatro horas después despertó, todavía descompuesto, y pidió el teléfono a un vecino para llamar a un amigo para que venga a ayudarlo y se lo lleve a un hospital. Acababa de ser víctima de otro caso de viudas negras.
Pero lejos de terminar, la historia con la “señorita” (así la llama todavía) que lo acababa de desvalijar recién estaba empezando. Porque no bien se recuperó comenzó un trabajo de detective finísimo, casi obsesivo, para volver a encontrar a la ladrona y resolver un tipo de delito que es cada vez más frecuente y, en muchísimos casos, muy difícil de resolver.
Y que tuvo un resultado positivo: la volvió a encontrar, aunque con un sabor agridulce.
Los casos de viudas negras no son nuevos ni novedosos. Mujeres y varones que concretan encuentros con hombres a quienes seducen y, una vez que están en sus casas, los desvalijan. Pero desde la pandemia para acá hubo un aumento de hechos, en línea con un boom de las estafas de todo tipo.
Es un crecimiento que se vincula con dos factores. Primero que al ser delitos sin armas, las estafas tienen penas mucho menores. Por el otro, la irrupción de plataformas digitales como redes sociales o aplicaciones de citas, hacen que sean una vía para buscar víctimas a mayor escala, incluso de manera automatizada. Ya no hace falta ir a poner el cuerpo al bar para levantar (aunque se sigue haciendo), basta tener un par de perfiles de Tinder que duren hasta que pique una víctima.
Así se mostraba Milagros en Tinder para pescar a sus víctimas.
Así cayó Adrián, quien le contó su caso a Clarín. La historia comenzó hace poco más de un año, en enero de 2023. Había dado match en Tinder con una chica que se llamaba Milagros. No era la primera vez que usaba la app, pero admite que fue al encuentro “con la guardia baja”.
Después de un rato de charla coordinaron por WhatsApp para verse un rato mas tarde en un bar por Palermo Hollywood. Como él estaba cerca, llegó a los pocos minutos. Hasta ahí, todo en regla. Se quedaron tomando algo hasta poco antes de las 3, cuando les prendieron las luces del bar.
“Ella era una chica encantadora, hablaba bien, vestida bien, dijo que estudiaba para acompañante terapéutica en la UAI, que había vivido en Necochea. Charla amena. Me impresionó que era educada”, reconstruye.
Al momento de la cuenta, ella insistió “horrores” para pagar su parte. Ese detalle le terminó de generar confianza a Adrián. Ahora lo lee como una movida más del plan para terminar de bajarle la guardia. De atraparlo. Se fueron caminando a su casa aunque antes pasaron por un quiosco para comprar algo de energizante y champagne.
Llegaron a su casa, a un par de cuadras, y ella preparó las bebidas. Ahí le deslizó benzodiazepina, una droga con un efecto sedante. Luego tuvieron relaciones y salieron al balcón a fumar un pucho. A él le llamó la atención un auto blanco que se estacionó en la calle a la altura de su departamento. Recuerda que se quedó apenas un minuto y arrancó sin que nadie suba o baje. Como le pareció curioso, le comentó a Milagros. Ella no dijo nada. Unos minutos después, perdió el conocimiento.
Las viudas negras aprovechan las aplicaciones de citas para engañar a los que buscan pareja.
Lo que sigue lo pudo reconstruir en base a las cámaras. La chica y otros dos cómplices hombres estuvieron dos horas en su casa revolviendo sus pertenencias. Se llevaron 2.500 dólares y 110 mil pesos, una TV 32”, una laptop, ropa, perfumes, una valija carry-on y su celular entre otras cosas.
Al otro día, cuando Adrián se levantó, un amigo debió ayudarlo a reponerse. Le suministraron suero en el hospital para que se reponga. Hizo la denuncia en la comisaría. Le dijeron que tenga paciencia, pero que se haga pocas esperanzas de encontrarla. Que las expectativas eran bajas
Se lo tomó como un desafío. Por un lado comenzó a escribirles de manera insistente cada dos días pidiendo avances. Por el otro, comenzó su propia investigación. Abrió cuentas paralelas de Tinder y comenzó a patrullar la app de citas para ver si la volvía a encontrar. Puso también algunos amigos a usar sus perfiles para salir a la caza de la viuda.
Las fotos de “Lucia”, las mismas que la de Milagros, la viuda negra que le robó a Adrián.
Y la encontró. Ya no era Milagros, era Nicole. Era Lucía, otra vez era Sofía. Eran siempre las mismas fotos, casi los mismos gustos. La misma tela de araña.
La investigación
Según cuentan fuentes policiales a Clarín, este tipo de bandas suelen ser pequeñas. Funcionan con 4 o 5 miembros, donde hay una o dos chicas que son las caras visibles y un par de hombres que están como soporte al momento de robar o estar atentos haciendo guardia con el coche. Los integrantes pueden intercambiarse de una banda a la otra, pero son grupos chicos.
También hay casos de ‘viudos negros’, aunque son los menos. Estos trabajan para atraer otros hombres. “En 30 años de carrera tuve un solo hombre desvalijando una mujer”, agrega.
“Hay más casos de los que sabemos, creemos que se denuncian apenas la mitad”, resumen desde la policía. Según explica, la mayoría de las personas que son asaltadas prefiere no hacer la denuncia por vergüenza. “A veces tienen novia, esposa o simplemente no quieren quedar mal frente a amigos, vecinos o familia”, resume otra fuente.
Las viudas arman perfiles truchos de apps de citas como Badoo, Tinder, Happn o mismo por Instagram o Facebook. Aplican varios filtros para las imágenes, pero usan fotos reales para que la víctima después no sienta que hay algo raro al momento del encuentro.
En el primer encuentro que Adrián tuvo con la brigada le habían acercado fotos de otras viudas negras que tenía identificadas la Policía, pero ninguna era la que lo había atrapado a él. Cuando la encontró nuevamente en redes, les llevó el dato a los investigadores para ver si podían avanzar, pero le respondieron que la única chance era concretando otra cita para atraparla. Aunque no concretó el match, se la volvió a cruzar varias veces en las distintas redes sociales.
Las aplicaciones de citas son recelosas para compartir información en ocasiones, y suelen hacerlo ante pedidos de organismos oficiales o con pedidos judiciales. Al no tener sedes en Argentina, tardan más en responder oficios. Meta (propietaria de Facebook, WhatsApp e Instagram) en ese sentido es mucho más accesible y responde de mejor manera.
Clarín consultó a Match (la empresa propietaria de Tinder) sobre las medidas de seguridad que piden y por qué se puede permitir que se utilice una misma foto de una persona para distintos perfiles. Desde la empresa no respondieron a la consulta específica pero comentaron algunos datos sobre las medidas de seguridad que toman.
Sin embargo, a partir del mes pasado la plataforma está empezando a reforzar sus medidas de seguridad por la ola de estafas. En Estados Unidos y el Reino Unido implementan un sistema por el cual piden a los nuevos usuarios un pasaporte o registro de conducir para corroborar que el perfil sea real.
El nido de las viudas negras
La investigación de Adrián soltó otro dato relevante más. Con la información del celular que le robaron pudo determinar que el auto que lo desvalijó había salido rumbo a la Villa Zabaleta. La Milagros que lo contactó a él había dicho que era de Parque Patricios. Sus otras versiones de Tinder siempre estaban a radios que, trazados en un mapa, caían en la misma zona. Lo supo porque trazó esos mapas. Los juntó en un documento que presentó a la policía.
Si bien los datos se dan en la zona norte de la capital, como Palermo, Belgrano o Villa Urquiza, las viudas vienen del sur, especialmente de barrios marginales. “La Villa Zabaleta lidera el ranking de viudas negras”, resume una fuente policial. Es el nido de las arañas.
El recorrido de la banda de la viuda negra luego de robarle a Adrián.
Solo durante 2023 la Policía de la Ciudad desbarató siete bandas que trabajaban bajo esa modalidad. Tres de ellas estaban en Zabaleta. “Son lugares de difícil acceso para hacer tareas de campo a veces”, explican.
El número de WhatsApp desde el que contactó Milagros a Adrián estaba vinculado al IMEI de un aparato celular que le dio línea a otros cinco números, dos de las cuales tenían la foto de la chica.
La caída de Milagros
Con esos datos, junto a su propia pesquisa, la policía pudo encontrar perfiles de Facebook e Instagram que coincidían con las fotos de la viuda negra. Una pericia con datos de Renaper permitieron identificar quien era. A partir de esa pista, allanaron su domicilio en mayo del año pasado. No la encontraron, pero su padre estaba tan dolido por enterarse que su hija estaba haciendo estafas que dio datos para hallarla: estaba durmiendo en la casa de su novia.
En el segundo allanamiento la viuda no apareció, pero sí una valija y una tarjeta perteneciente a Adrián. A los pocos días la viuda se entregó. Se le asignó un defensor oficial pero no quedó detenida.
La minuciosa investigación que hizo la víctima, para que luego la Justicia dejara libre a la ladrona.
Si bien el caso terminó con la detención de la chica, lo que vino después a Adrián le generó casi la misma bronca que el robo. Es que, según relata, lo dejaron completamente afuera del proceso penal, aún cuando era la víctima. La fiscalía, junto con el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 21, cerraron un juicio abreviado donde la viuda negra se declaró culpable. Recibió una sentencia de 3 años de prisión en suspenso y trabajo comunitario.
Nunca pisó una celda. Para el juzgado, al ser su primera condena sería “estigmatizante” que vaya a la cárcel.
La viuda negra en otra foto como Nicole.
De todo esto Adrián se enteró después, cuando la condena ya estaba cerrada. Nadie lo llamó. Lo fue a encarar al fiscal, dice que no estaba ni enterado de su caso. “Me atendió con una actitud de pedestal. ‘¿Para qué me molestás?’, me dijo cuando llegué. No había ni leído el caso”, se despachó con bronca.
Su bronca pasa por saber que hizo un trabajo de investigación que no sirvió para resolver nada. “Si no me movía yo, la causa quedaba en la nada. Me lo dijeron ellos mismos. Si tiene condena es porque me moví yo. Estoy tremendamente desilusionado, esperaba que vayan a juicio oral para que cumpliera algo de prisión. Sabía que no era fácil”, resume con resignación.
No solo eso. También esperaba que ayude a encontrar a los cómplices de la banda, o que surjan otras víctimas de la misma viuda negra que lo atacó. Nada de eso pasó. Por la experiencia de la chica que lo engañó, tiene la certeza que no era la primera vez que actuaba.
Con otros filtros, con otras fotos, puede que siga ahí escondida en alguna red social. A la espera del próximo match en Tinder.
Cristian Eduardo Robledo fue declarado culpable del homicidio de Norma Antonia Guevara ocurrido el 20 de octubre de 2024
A casi un año del homicidio que conmocionó a Lomas de Zamora, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 dictó prisión perpetua para Cristian Eduardo Robledo, declarado culpable de asesinar con un arma blanca a su abuela, Norma Antonia Guevara, y de atacar gravemente a su prima de 11 años.
El fallo, emitido el lunes pasado, cierra una etapa judicial marcada por el dolor y el temor de la familia de la víctima, quienes consideraron la condena “un alivio”.
La sentencia puso fin a la causa por un hecho ocurrido la noche del 20 de octubre de 2024, en una vivienda situada en Castelli al 1700, Lomas Oeste.
Allí, Robledo atacó a puñaladas a su abuela dentro del domicilio donde residía, agredió a su prima menor de edad y escapó con dos teléfonos celulares y dinero en efectivo. La investigación estableció que el crimen no respondió a un robo planificado, sino a un episodio de violencia de género en el ámbito familiar.
La reconstrucción del caso expuso una secuencia de extrema violencia que tuvo como escenario la casa familiar de Guevara, de 68 años. Según fuentes judiciales, aquella noche, Robledo, de 24 años, mantuvo una discusión con su abuela, quien se negó a darle dinero. Testimonios recabados por la Fiscalía señalaron que el joven padecía adicción a las drogas y vivía en situación de calle, aunque recibía de forma regular la contención de la mujer.
La zona en donde ocurrió todo
Durante el altercado, Robledo utilizó un cuchillo de cocina para agredir a su abuela. Utilizó el mismo objeto para atacar a su prima de 11 años, quien resultó herida en el cuello. A diferencia de su abuela —que perdió la vida en el acto—, la menor sobrevivió y logró pedir ayuda a los vecinos, quienes alertaron a la Policía y solicitaron atención médica urgente.
La investigación descartó el móvil del robo simple, pese a la sustracción de objetos, e identificó el hecho como homicidio agravado en el contexto de violencia intrafamiliar, según informó el portal La Unión.
El hombre tenía antecedentes delictivos por robo agravado con uso de arma de fuego y denuncias previas por agresión hacia una expareja.
La intervención de la Fiscalía N°2 de Lomas de Zamora, a cargo de Fabiola Juanatey, fue clave para la recopilación de pruebas y testimonios. Las pericias psiquiátricas solicitadas durante la etapa de instrucción concluyeron que Robledo era plenamente consciente de sus actos al momento del crimen, lo que permitió avanzar hacia el juicio oral.
El tribunal consideró probadas las circunstancias que rodearon el hecho: el joven atacó primero a su abuela, la mató a cuchilladas y luego lesionó a su prima. Tras ello, escapó del domicilio con dos teléfonos y dinero, aunque fue capturado a pocas cuadras con las manos ensangrentadas y portando la cuchilla homicida, informó la policía.
El veredicto de prisión perpetua fue dictado en una audiencia celebrada el lunes último por el TOC 2 de Lomas de Zamora.
En los días previos al fallo, la familia hizo público su deseo de que la pena máxima recayera sobre el acusado.
La causa fue instruida por la fiscal Juanatey, especializada en violencia de género y familiar, quien acompañó a la familia durante todo el proceso judicial. La funcionaria solicitó el dictamen pericial y la recolección de evidencia para sostener la imputación por homicidio agravado.
Se trata de la ex pareja de la víctima, quien se cree que la habría empujado tras haber tenido una pelea. Además, se encontraron conversaciones que comprobarían que la joven habría sufrido violencia de género
La investigación sobre la muerte de Camila Soledad González, la joven de 29 años que murió después de haberse caído de un sexto piso en Corrientes, dio un giro determinante tras la imputación de L. L. C., un médico de 50 años y su ex pareja, por homicidio agravado por mediar violencia de género.
La acusación fue ratificada este martes, luego de que la fiscal de Investigaciones N° 1, Lucrecia Troia, solicitara la prisión preventiva del acusado, quien permanece bajo custodia desde el momento del hecho. Asimismo, subrayó que la investigación permitió dar con una serie de pruebas y testimonios que refuerzan la hipótesis de un femicidio.
“Se secuestraron teléfonos, se realizaron pericias en el lugar y el imputado ya declaró en sede judicial”, confirmó la investigadora judicial en declaraciones a Radio Dos. Además de estos elementos, señalaron que la causa cuenta con nuevos testimonios que describieron el contexto de violencia psicológica y control que habría predominado en la relación entre la víctima y el acusado.
Entre los testimonios incorporados, destacó el de una amiga de Camila, quien relató ante la Justicia detalles del vínculo que mantuvo con el médico. En palabras de la fiscal, la testigo habría aportado elementos que “brindan un contexto que refuerza la hipótesis de violencia de género”. También la actual pareja de la víctima prestó declaración ante la Fiscalía y sumó información relevante para la causa.
El edificio desde donde cayó la joven
De acuerdo con la información publicada por Corrientes al Día, también se evaluaría la posibilidad de que el hijo dela joven, de 10 años, sea sometido a una Cámara Gesell. “Se está tramitando, pero no se quiere revictimizar al menor. Habría estado en el lugar del hecho, pero necesitamos escucharlo a él”, explicó la fiscal Troia.
El caso ocurrió el viernes 10 de octubre en un edificio de la calle San Martín al 300, en el barrio Camba Cuá de la capital correntina. La Justicia intenta esclarecer si la caída desde el sexto piso fue un accidente, un suicidio o un femicidio. No obstante, la hipótesis de femicidio cobró fuerza a partir de los mensajes y las conversaciones que evidenciarían que habría existido una relación conflictiva y violenta entre la joven y el principal sospechoso.
La ex pareja fue detenida en el lugar de los hechos y este martes se confirmó su imputación
En los chats recuperados, Camila describía una convivencia marcada por los celos, el control y la manipulación. “La relación se volvió súper tóxica, pero yo opté por no darle bolilla”, escribió a una amiga durante su estadía en Bahía Blanca.
En otro mensaje, relató: “La casa estaba llena de cámaras y me controlaba todo el tiempo”. La presión ejercida por el médico la llevó incluso a eliminar fotos de sus redes sociales, como lo expresó en otro mensaje. “Yo ya entendí, no le sigo el juego”, había escrito la joven.
Tras finalizar la relación con L. L. C., Camila había iniciado un nuevo vínculo sentimental. De hecho, el jueves previo a su muerte, el médico se presentó en el departamento de la joven mientras ella cenaba con su nueva pareja, lo que derivó en una fuerte discusión. Horas más tarde, el acusado regresó al lugar.
El viernes, la joven llevó a su hijo a un entrenamiento de fútbol y tenía previsto reunirse con amigas por la tarde, según quedó registrado en su teléfono. Estos planes, según la Fiscalía, debilitan la hipótesis de que la mujer habría intentado quitarse la vida.
Ese mismo día, la joven cayó desde el sexto piso del edificio. El médico se encontraba en el departamento y fue el primero en ser detenido. Desde entonces, permanece bajo custodia, mientras la fiscalía espera los resultados de la autopsia, que serán determinantes para establecer si existieron lesiones defensivas o signos de haber tenido un forcejeo.
Por el momento, la investigación avanza con la recolección de testimonios de familiares, amigas y allegados, quienes coinciden en describir una relación de pareja marcada por la violencia psicológica y el control extremo. Todos los elementos reunidos hasta el momento complican la situación judicial del médico detenido, de acuerdo con la mirada de la Fiscalía.
El hecho ocurrió en la cárcel de Villa Las Rosas. La víctima recibió una herida en la zona cervical con un arma blanca tumbera
Un joven de 28 años fue asesinado este lunes en el penal de Villa Las Rosas, en Salta, tras ser apuñalado en su celda durante el horario de recreación del pabellón A2. Las cámaras de seguridad de la Unidad Carcelaria 1 registraron el ingreso de cinco internos al lugar donde se produjo el ataque.
Al tomar conocimiento de lo que sucedía, las autoridades trasladaron al joven al hospital San Bernardo, donde los médicos intentaron salvarle la vida mediante una intervención quirúrgica. Horas más tarde, falleció como consecuencia de las lesiones sufridas. Tanto la víctima como los presuntos agresores se encontraban cumpliendo condenas por delitos vinculados al robo.
Por el hecho hay cinco internos sospechados captados, cuando ingresaban a la celda de la víctima, por las cámaras de seguridad del penal
En las redes sociales, el joven asesinado había publicado imágenes en las que aparecía portando un arma de fuego y exhibía una actitud desafiante, acompañando una de las fotografías con la frase: “Me sobran balas”.
La Unidad de Graves Atentados contra las Personas 2 del Ministerio Público Fiscal intervino de inmediato, y los cinco sospechosos fueron apartados de la población general del penal.
Irá a juicio la presa que cambió de género en la cárcel de Bouwer y fue denunciada por violar a siete reclusas
La Justicia de Córdoba confirmó la elevación a juicio de la causa contra Gabriela Nahir Fernández, acusada de abuso sexual contra siete detenidas en el penal femenino de Bouwer. La imputada, de 34 años, cambió su identidad de género en 2018 y fue trasladada al pabellón de mujeres, donde habría cometido los delitos.
Irá a juicio la presa que cambió de género en la cárcel de Bouwer y fue denunciada por violar a siete reclusas
De acuerdo con la acusación del fiscal Juan Ávila Echenique, Fernández será juzgada como “probable autora penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado (dos hechos) en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante continuado en perjuicio de siete detenidas, calificado por el conocimiento de ser portadora de una enfermedad de transmisión sexual grave”.
Además, en uno de los episodios, se la consideró “coautora de abuso sexual con acceso carnal por la introducción de objetos análogos, calificado por el número de autores”, ya que habría actuado junto a otras dos presas, y se sumó la agravante de “uso de arma en grado de tentativa”.
En la misma resolución, el fiscal imputó a I. R. F. (42 años) y R. B. M. (26 años) como “probables coautoras penalmente responsables de los delitos de abuso sexual con acceso carnal por la introducción de objetos análogos”, en relación con una sola víctima, según información de La Voz del Interior.
El historial judicial de Fernández comenzó en octubre de 2016, cuando ingresó a prisión bajo el nombre de Gabriel y, un año después, recibió una condena de tres años por “lesiones leves calificadas y privación de la libertad calificada”. En noviembre de 2018, manifestó ante la Justicia: “Me autopercibo mujer”, lo que motivó el cambio de identidad de género y su traslado al sector femenino del penal de Bouwer. En ese contexto, rechazó las condenas por violencia de género, argumentando que “no son compatibles con el género al que actualmente estoy arraigada”.
Mientras cumplía condena, en abril de 2019, Fernández fue imputada por “privación ilegítima de la libertad, lesiones leves y amenazas” contra una mujer, y poco después obtuvo la libertad condicional. Hacia finales de 2019 y nuevamente en 2022, enfrentó denuncias que fueron archivadas. Ya en libertad, en 2023, fue denunciada por “privación ilegítima de la libertad, amenazas y lesiones leves calificadas”, y posteriormente por “violación de domicilio, coacción y desobediencia”, lo que derivó en su detención y, en 2024, en la prisión preventiva.
Durante su reclusión en el anexo Sala A del Establecimiento Penitenciario Nº 3, se detectó el abuso contra una compañera de celda. Tras varias sanciones disciplinarias, las autoridades decidieron trasladar a Fernández a otro penal para resguardar a la víctima. Actualmente, permanece en régimen de aislamiento dentro del penal femenino de Bouwer, mientras las tres acusadas continúan detenidas.