Las visitas, comunicaciones con el exterior y las salidas transitorias estarán más vigiladas.
Como resultado de la escalada de la inseguridad y luego de las amenazas al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich anunció un nuevo protocolo para los presos de alto riesgo. La medida busca mayores medidas de seguridad en las cárceles, mayor descentralización en la vigilancia y la toma de decisiones sobre los presos, y disminuir el contacto que mantienen con el exterior.
El protocolo, según el Ministerio de Seguridad nacional, sigue lineamientos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y entró en vigencia el viernes pasado, cuando se comunicó en el Boletín Oficial. Está centrado en presos que tienen los recursos para fugarse, dirigen negocios o mandan a cometer delitos desde la cárcel, intimidar o corromper a funcionarios penitenciarios, entorpecer investigaciones judiciales y coaccionar a otros internos para alcanzar objetivos criminales
“En nuestras cárceles, hay personas que ocupan los eslabones jerárquicos superiores de organizaciones narcos y criminales, cuyas directrices luego cumplen otras personas desde el exterior, en la calle”, dijo Bullrich durante el anuncio en la cárcel de Ezeiza.
Este nuevo plan de acción, dijo la ministra en conferencia de prensa, busca “dar lucha a la inseguridad, el narcotráfico y las mafias”.
El director del Servicio Penitenciario Federal, Julián Curi, dice a Clarín: “Este protocolo está ya operativo en los penales de máxima seguridad federales de Ezeiza y de Marcos Paz, y sobre una población penitenciaria de 150 a 200 reclusos de alto riesgo: tipos que tienen capacidad operativa notoria. Narcos, piratas del asfalto, jefes de bandas de trata de personas”.
Al momento de la presentación del protocolo, más de un cuarto de los reclusos que se consideran de alto riesgo ya han sido notificados de su próximo confinamiento en Ezeiza, el primero en que el protocolo estará activo. Ocho pabellones de esta cárcel ya están en condiciones de recibir a estos reclusos.
El texto que comunica el protocolo especifica que los presos serán alojados en unidades unicelulares. ¿De qué se trata? “Pabellones dedicados puramente a este tipo de población, reclusos muy peligrosos, y en los que trabajará personal penitenciario entrenado para el contacto con éstos. Los trabajadores de estos pabellones lo harán sólo ahí, no rotarán hacia otros sectores con presos que cometieron delitos menores”. ¿Para quiénes están pensados estos pabellones? Curi los enumera: Miguel Ángel “Mameluco” Villalba, Raúl “Dumbo” Rivera, los Cantero.
El narcotraficante Miguel Angel “Mameluco”, uno de los que sería alcanzado por el nuevo protocolo. Foto Archivo / Daniel Dabove
El protocolo intenta extremar los recaudos sin correrse de las garantías de derecho para con los presos. Seguirán teniendo comunicación, pero más acotada. Seguirán teniendo visitas, pero con mayores controles. Y, como es una decisión política, declara Curi, necesita el acompañamiento de la justicia para que haya cumplimiento efectivo del protocolo.
Qué cambia con el nuevo protocolo
El nuevo protocolo dispone que cualquier contacto con visitantes (sólo podrán serlo familiares directos y defensores legales) será mediante un locutorio, sin contacto físico. Todas las comunicaciones telefónicas serán mediante teléfonos públicos unidireccionales, por lo que los presos no podrán recibir llamadas desde el exterior, y también serán monitoreadas.
A su vez, toda petición de salida transitoria del recluso será evaluada en tres pasos: primero, por el profesional que trata al preso durante su reclusión; luego, por el director del área al que ese profesional responde; y, por último, por la dirección del penal.
Ariel “Guille” Cantero, líder de “Los Monos”, también sería alojado bajo las nuevas medidas de seguridad. Foto Ale Bar
También el protocolo prevé medidas respecto al personal y las instalaciones de las cárceles de máxima seguridad. En cuanto al personal penitenciario, hay tres aspectos para mencionar: la rotación constante de los trabajadores y la estipulación de turnos de trabajo menos extensos, así como también la exención de la necesidad de los trabajadores penitenciarios de identificarse con sus datos reales. Para esto último, se establecerán trabajos de encriptación de identidad y el uso de seudónimos.
Respecto de las instalaciones, se prevé la instalación de una mayor cantidad de cámaras de vigilancia en pasillos, talleres y espacios de visitas de las cárceles de máxima seguridad, con el objetivo de no dejar ningún punto ciego. Por otro lado, el protocolo insta a que se instalen cámaras térmicas, aparatos de rayos X y estándares de requisamiento de visitantes similares a los que hay en los aeropuertos.
Raúl Martín Maylli Rivera, más conocido como “Dumbo”.
Consultado acerca de si habrá inhibidores de señales en los pabellones dedicados a estos reclusos, el Servicio Penitenciario Federal declara que no, porque es una tecnología vetusta y que no garantiza la no comunicación, y que, en vez de inhabilitación, prefiere ir por la trazabilidad de las comunicaciones, si es que existen violaciones: saber quién usa un celular, quién viola la regla.
La opinión de los expertos
Gabriel Ganón es abogado especializado en derecho penal, en justicia criminal y en la prevención multiagencial del delito. Además, fue Defensor General de la provincia de Santa Fe, que tiene uno de los mayores índices de criminalidad del país y de la región.
“Lo mejor hubiera sido destinar el financiamiento a construir una prisión destinada a presos de alto riesgo, y no intentar reacondicionar otras cárceles. Si no se hiciera, el esfuerzo resultaría insuficiente porque los que verdaderamente son de alto riesgo tienen aparatos de inteligencia capaces de burlar el protocolo”, comenta Ganón a Clarín.
¿Cuál sería la diferencia entre la adecuación actual que propone el protocolo y la construcción de nuevas cárceles destinadas a presos de alto riesgo? “Por un lado, la estructura de monitoreo que se ejerce sobre los presos, que debe ser de circuito cerrado y sin ningún punto ciego: eso incluye monitoreo constante sobre las mismas celdas, y un control férreo de las comunicaciones”, asevera.
El contraejemplo, según Ganón, lo representan los casos como el Comando Vermelho, una banda narcocriminal brasileña que sigue operando desde el interior de las cárceles. Todo lo que Bullrich quiere evitar, y también la sociedad. Pero para Ganón, la cuestión no termina allí.
Otro aspecto que estima importante es tener claro quiénes son los presos de alto riesgo: son los capos de las organizaciones, no otros integrantes de menor monta. Según Ganón, en ocasiones, se rotula a todos por igual y eso no es conveniente, sino contraproducente.
“Pensémoslo operativamente: la mejor forma es invertir en prisiones de máxima seguridad, como ocurre en Estados Unidos. Hay que crear penales especiales con vigilancia de los presos y de los propios penitenciarios, las 24 horas. Además, si haces esto solamente con los capos, evitás acciones de habeas corpus por la vigilancia permanente en sus celdas. No existiría demasiada legitimidad para que reclamen violaciones a los derechos humanos”, culmina.
Esteban Rodríguez Alzueta es el director del Laboratorio de Estudios Sociales y Culturales (LESyC) sobre Violencias Urbanas del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes. Para él, hay un cóctel que nubla la correcta concepción de lo que es un preso de alto riesgo: están los violentos y están los que tienen capacidades operativas, cosas distintas.
“A las cárceles las ganaron los transas y los narcos, que tienen capacidad operativa, pero no necesariamente ejercen la violencia a la que asistimos. La violencia de estos pibes barderos que entran por algunos años a la cárcel es un mero instrumento para esos narcos”, explica Rodríguez Alzueta
“Acá está el gran problema: tenemos un sistema penal que lejos de resolver los problemas los agrava desde el momento que le sube el precio al delito”, agrega. Ahora bien, para él, sobre estos grises es donde más hay que profundizar. Nunca alcanzarán las medidas que se tomen contra la inseguridad. En los países donde se adoptan continuamente nuevas medidas de máxima seguridad, no se ha logrado detener la expansión de las economías ilegales ni el crimen organizado.
Por esto último, concuerda con Ganón acerca de que una mejor solución sería construir cárceles de extrema seguridad, más que acondicionar las existentes: “Este protocolo retoma el documento de Naciones Unidas y habla de alojamiento unicelulares adaptados a estándares internacionales, y la verdad es que los establecimientos del sistema penitenciario de nuestro país no tienen ese tipo de infraestructura”.
La Universidad de Buenos Aires se ubicó en el puesto 10 de la medición regional y ratificó su posición como la primera del país, pero casi la mitad de las instituciones argentinas cayeron en la lista. La Universidad Nacional de La Plata y la Austral completan el podio nacional
La Universidad de Buenos Aires (UBA) se mantiene como la mejor universidad del país y ocupa el puesto 10 del nuevo ranking QS de América Latina y el Caribe, elaborado por la compañía británica Quacquarelli Symonds. En esta medición, casi la mitad de las universidades argentinas empeoraron su posición: desde QS advirtieron sobre todo por la producción de investigación científica y por la precarización de las condiciones laborales de docentes e investigadores como consecuencia de los recortes presupuestarios.
La UBA se destaca a nivel regional por su prestigio: ocupa el segundo lugar en los indicadores de reputación entre académicos y empleadores internacionales. Luego figura la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que se ubicó en el puesto 21 de la región, y que también se destaca por su reputación académica. El podio nacional se completa con la Universidad Austral, que alcanzó el puesto 25 en América Latina.
Luego aparecen la Universidad Nacional de Córdoba (que se mantiene en el puesto 33) y la Pontificia Universidad Católica Argentina (puesto 40). Doce universidades argentinas figuran entre las 100 mejores de América Latina: la mitad son públicas y la otra mitad, privadas.
Según los indicadores de QS, la mejor universidad de América Latina es la Pontificia Universidad Católica de Chile, seguida de la Universidade de São Paulo (Brasil), la Universidade Estadual de Campinas y el Tecnológico de Monterrey (México). En el quinto puesto regional se ubicó la Universidade Federal do Rio de Janeiro.
Brasil tiene tres universidades en el top 5, mientras que Chile y México tienen dos cada uno. En el top 10 también hay una institución de Colombia, la Universidad de los Andes, en el puesto 8.
Las otras instituciones argentinas que se ubicaron entre las 100 mejores son la Universidad Torcuato Di Tella (puesto 48), Universidad de San Andrés (51), Universidad Nacional de Rosario (62), Universidad Nacional del Litoral (87), Universidad de Palermo (95), Universidad Nacional de Cuyo (97) e Instituto Tecnológico de Buenos Aires (97). De las 45 universidades argentinas rankeadas, 20 empeoraron su posición con respecto al año pasado, mientras que 12 mejoraron y 13 permanecieron estables.
“El sistema de educación superior de Argentina es ampliamente reconocido por su tradición de acceso público y su sólida reputación académica, con la Universidad de Buenos Aires ocupando un lugar destacado entre los académicos y empleadores internacionales y el país disfrutando de algunos de los mejores recursos docentes de la región”, analizó Ben Sowter, vicepresidente senior de QS.
“Sin embargo –continuó Sowter–, los recientes recortes de financiación y la inflación han erosionado los presupuestos universitarios, lo que ha creado presión sobre la capacidad docente y de investigación, que no ha seguido el ritmo de sus homólogos regionales y ha provocado una mayor precariedad laboral del personal”.
El desafío de la investigación
El informe de QS señala que la producción de investigación –medida por el número de artículos publicados por profesor– es uno de los puntos críticos para el sistema universitario argentino: ninguna institución local se encuentra entre las 50 primeras en este rubro. La posición más destacada es para la Universidad Nacional de Mar del Plata, que ocupa el puesto 62 en este indicador (y el puesto 110 en la clasificación general).
El ranking QS destaca a la UBA por su participación en redes internacionales de investigación: ocupa el octavo lugar en este indicador. Pero la universidad experimentó fuertes caídas en las demás métricas de investigación, incluidas las citas por artículo y los artículos por profesor.
“Es un orgullo volver a estar entre las diez universidades más prestigiosas de la región, especialmente destacándonos en dos ítems tan importantes como el de reputación académica y reputación del empleador. Sin embargo, el desfinanciamiento que venimos padeciendo comienza a hacerse sentir en los resultados referentes a investigación científica”, consideró Ricardo Gelpi, rector de la UBA.
“Es una señal de alerta que no debemos desatender y que las autoridades nacionales tienen la obligación de reconocer. La formación de equipos científicos no es algo que se hace de un día para el otro y, si entramos en una espiral descendente en este sentido, va a costar mucho tiempo y esfuerzo recuperarla”, sostuvo Gelpi.
Por otro lado, el sistema universitario nacional logra un buen desempeño en el indicador referido al ratio de profesores por alumno, donde supera la media regional. La UCA se destaca en este punto: ocupa el puesto 5 en América Latina. También sobresalen en este indicador la UADE, la UP, la Austral y la Universidad Nacional de San Luis.
“Revalidar por sexto año consecutivo el liderazgo entre las universidades privadas argentinas y alcanzar el puesto 25 en Latinoamérica es reflejo de un desempeño sostenido. Este logro es fruto de un proyecto de largo plazo y del compromiso diario de docentes, estudiantes, investigadores, graduados y aliados institucionales”, afirmó Julián Rodríguez, rector de la Universidad Austral.
El ranking QS regional evaluó a 491 universidades de 26 países de América Latina y el Caribe. Argentina es el cuarto país más representado, con 45 instituciones, por debajo de Brasil (con 130), México (67) y Colombia (67). En tanto, Chile (41) se destaca por la buena posición relativa de sus universidades.
La medición considera 8 indicadores: reputación académica (30%), reputación entre empleadores (20%), ratio profesor-alumno (10%), citas por artículo (10%), personal con doctorado (10%), redes internacionales de investigación (10%), publicaciones por facultad (5%) e impacto web (5%).
Si bien se basa en los mismos parámetros que el ranking QS global, publicado en junio, la versión regional introduce pequeñas variaciones en los indicadores, que explican algunos cambios en la posición relativa de las universidades argentinas (en el ranking global, por ejemplo, la UBA aparece como la primera universidad de América Latina).
El nuevo ranking QS se dio a conocer en la previa de la Cumbre de la Educación Superior de QS Américas 2025, que se realizará este jueves y viernes en el hotel Hilton en la Ciudad de Buenos Aires. Además de varios expertos internacionales, la agenda del evento incluye intervenciones del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y del rector de la UBA, Ricardo Gelpi.
La policía peruana y argentina rastreó los movimientos de Tony Janzen Valverde a través de sus celulares y lo interceptó oculto en un camión en Pucusana, tras seis días prófugo
La caída de Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido como ‘Pequeño J’, puso fin a una operación policial que mantuvo en vilo a las autoridades de tres países. El joven de 20 años, acusado de ser el autor intelectual de un triple feminicidio en Buenos Aires, fue localizado en el sur de Lima luego de atravesar fronteras clandestinas y desplazarse con ayuda de una red criminal que lo protegía durante su huida.
Su arresto fue posible gracias a un trabajo coordinado entre la Policía Bonaerense y la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del Perú, que lograron rastrear sus movimientos a partir de la señal de sus teléfonos. La fuga, que comenzó en Argentina, incluyó un paso por Bolivia y culminó en la localidad limeña de Pucusana, donde efectivos de civil lo interceptaron escondido en un camión de carga.
¿Cómo logró escapar de Argentina?
El recorrido de ‘Pequeño J’ empezó en Florencio Varela, al sur del Gran Buenos Aires. Tras abandonar esa ciudad, cruzó la frontera por pasos cordilleranos poco vigilados con el objetivo de despistar a las fuerzas de seguridad. Las investigaciones revelan que desde el inicio existía la hipótesis de que su destino final era el Perú, por lo que la policía argentina decidió no alertar a las autoridades bolivianas al considerarlas un territorio de tránsito.
Mientras se desplazaba en territorio argentino, utilizó varios teléfonos celulares para comunicarse con sus contactos y recibir apoyo logístico. Ese detalle resultó clave para reconstruir su ruta, ya que los equipos de inteligencia lograron triangular la señal y anticiparse a sus movimientos. Su habilidad para movilizarse sin documentos oficiales lo mantuvo varios días fuera del alcance policial.
El paso por Bolivia y la entrada irregular al Perú
Una vez en Bolivia, Valverde continuó su fuga utilizando buses de transporte interprovincial y alojándose en lugares discretos para no ser detectado. No existen registros oficiales de su ingreso, lo que confirma que burló los controles migratorios mediante pasos no autorizados. Desde allí se dirigió hacia la frontera sur del Perú, donde se embarcó en un camión que lo trasladaría por la carretera Panamericana.
El seguimiento a través de antenas telefónicas permitió identificar el vehículo en el que se ocultaba. Fue en ese contexto que la policía peruana montó un operativo encubierto, aprovechando que un bloqueo de pescadores en la vía obligó al camión a reducir su velocidad. Esa circunstancia facilitó la intervención de los agentes, quienes lograron detener el transporte sin generar enfrentamientos.
El engaño policial que permitió su captura
La coordinación entre las fuerzas de seguridad de ambos países fue decisiva. Horas antes de la detención de Valverde, la policía ya había arrestado en Lima a Matías Agustín Ozorio, considerado su principal colaborador. Para evitar que ‘Pequeño J’ advirtiera la caída de su socio, los agentes peruanos utilizaron el teléfono de Ozorio y mantuvieron comunicación con él haciéndose pasar por su mano derecha.
Esa maniobra fue determinante, ya que Valverde nunca sospechó que sus mensajes eran respondidos por la policía. Creyendo que se reuniría con Ozorio en el centro de Lima, continuó su trayecto en el camión hasta que fue interceptado en Pucusana. En ese momento se identificó ante los efectivos de la Dirección Antidrogas de la PNP, quienes lo esposaron y grabaron el procedimiento.
Lo que viene tras su arresto
La detención de ‘Pequeño J’ se produjo poco más de una hora después de la de Ozorio. Con ambas capturas, el número de implicados en el triple crimen de Morena Verri, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez ascendió a nueve. El caso provocó gran conmoción en Argentina y mantiene en alerta a las autoridades judiciales de ambos países.
Actualmente, el proceso se centra en los trámites de extradición para que Valverde sea trasladado a Buenos Aires y enfrente los cargos que se le imputan. Mientras tanto, permanece bajo custodia de la Policía Nacional del Perú, a la espera de la resolución que defina su futuro judicial.
En el marco de su conflicto con la entidad, el Gobierno avanzó sobre los aportes que debe realizar los clubes al Estado. Casi duplicó la alícuota e impuso un extra para compensar la pérdida de recaudación.
El Gobierno reavivó su pelea con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), una disputa que se originó ya en el inicio de la gestión de Javier Milei, promotor de las figuras de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que permite el ingreso de inversores privados a los clubes. Ahora volvió a la carga contra un beneficio impositivo que favorecía a las entidades por el cual tenía reducido su aporte al Estado.
El nuevo capítulo, que ocurre días después del duro cruce entre el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el número 2 de la AFA, Pablo Toviggino, se materializó mediante la Disposición 16/2025 del Ministerio de Capital Humano, publicada este lunes en el Boletín Oficial. Más específicamente de la Subsecretaría de Seguridad Social, que aborda el régimen de percepción y retención de aportes y contribuciones con destino a la seguridad social en el ámbito del fútbol profesional.
Guerra Gobierno vs AFA: quitan beneficios y aumentan alícuotas a los clubes
A través de esta medida el Gobierno casi que duplicó la alícuota que se aplica a los clubes por su contribución a la seguridad social. Ya a fines del año pasado la administración de Javier Milei había derogado el régimen que beneficiaba a los clubes y les dio 6 meses para adecuarse mientras se establecía el nuevo formato. Aunque en mayo pasado la AFA logró una cautelar para suspender esa decisión, el Ejecutivo avanzó.
Luego de que Claudio “Chiqui” Tapia fuera reelecto presidente de AFA hasta 2028, el Gobierno le puso fin al Régimen Especial de Seguridad Social, nacido en 2003 durante la presidencia de Eduardo Duhalde y extendido hasta 2019 cuando fue derogado por Mauricio Macri, bajo el argumento de que generaba un desfinanciamiento al Estado nacional. En octubre de 2023 el beneficio fue restituido por Alberto Fernández.
Con ese beneficio los clubes tenían una alícuota especial de 7,5% para tributar los aportes patronales. Ahora, la actual administración determinó que la alícuota de equilibrio del régimen debe ser del 13,06% para cubrir las obligaciones corrientes, y además se estableció una alícuota adicional del 5,56% durante un período de doce meses para recuperar el faltante acumulado, resultando en una alícuota total del 18,62%.
Según el Gobierno, el beneficio que recibieron los clubes generó una pérdida de recaudación para el Estado de casi $20.000 millones en el plazo de un año.
La disposición completa con la que el Gobierno quita beneficios y aumenta alícuotas a los clubes