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Fue el jugador más alto del fútbol argentino en Primera División y a los 45 años decidió volver a las canchas
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Con casi dos metros de estatura, Alejandro Delorte regaló sus goles en más de diez de equipos de la Argentina y del exterior. Pasó por Gimnasia La Plata, Argentinos Juniors y hasta Oriente Petrolero de Bolivia. Ahora volvió en la Liga del Sur, cerca de su querido Olimpo
Al delantero Alejandro Delorte le falta un centímetro para los dos metros y seis meses para cumplir los 46 años, pero los números lo tienen sin cuidado. Volvió a las canchas con la ilusión de siempre: “Disfruto mucho haber vuelto a jugar a los 45 años cuando pensé que ya había dejado para siempre, después de haber hecho una carrera tan larga. Me puse la camiseta de Pacífico de Cabildo, que disputa la Liga del Sur por el llamado de dos amigos, Gabriel Dietrich y Esteban Angelini, que son de ese pueblo como yo y están desarrollando su primera experiencia como técnicos. Qué mejor que poder darles una mano desde adentro y además me hace sentir joven estar con los pibes, que son completamente distintos a como era yo a esa edad. Me gusta estar en el vestuario porque te aggiornás y, como estoy haciendo el curso de técnico, creo que es importante porque me doy cuenta cómo piensan, poniendo mi cabeza en el futuro”.
“Volver a pisar una cancha y estar dentro de un vestuario, son sensaciones maravillosas, no solo por el presente, sino porque te transportan a los inicios y a los esfuerzos que uno hizo a lo largo de la carrera para llegar hasta allí. Un hecho que también colaboró es que la cancha de mi club siempre está hermosa y perfecta, entonces te incentiva. Para ser completamente sincero: las sensaciones que experimenté en este regreso fueron las mismas que viví desde que ingresé por primera vez a un campo de juego. Es una pasión que no termina nunca”
Olimpo ascendió por primera vez a la élite a fines de 2001 y se convirtió en un adversario al que pocos querían enfrentar, sobre todo en su estadio y más que nada con uno en especial: “Fue una situación muy particular con el Boca de Bianchi, porque éramos como un granito para ese gran equipo en esa época. Ganaban todo, pero con nosotros no podían (risas). Parecía que teníamos la fórmula, ayudados porque venir a Bahía era incómodo: no había demasiados vuelos directos y no se usaba tanto el charter. También colaboraba la cancha chiquita y el viento que siempre estaba presente. Nosotros veíamos los noticieros, donde se mostraba cómo la mayoría de los equipos grandes reducían las dimensiones de su terreno de juego en las prácticas para poder adaptarse a la de Olimpo. Era un trabajo psicológico previo que después tratábamos de aprovechar tirando 200 centros (risas)”.
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Haber estado a lo largo de su trayectoria en más de 10 equipos le hizo conocer y tener contacto con muchos personajes del fútbol. Pocos como Ricardo Caruso Lombardi: “A mediados de 2007 asumió en Argentinos Juniors, para su primera experiencia en la máxima categoría. Llegué desde Italia, donde me había comprado ropa de última moda y así fui a conocerlo. Apenas me vio dijo: ‘Yo pedí un nueve, no un actor de cine’ (risas). Fue un año extraordinario, compartido con un gran plantel. Fuimos de gira a Estados Unidos y nos compramos de todo, pero lo mejor fue que Caruso se compró un televisor como de 100 pulgadas, imposible de trasladar (risas). Era un gran motivador, porque llevaba jugadores del Ascenso, con hambre de gloria y en el chamuyo, no le ganaba nadie. Entonces los futbolistas salían a la cancha a comerse el pasto, los rivales y lo que tuvieran por delante”.
Los orígenes del Flaco Delorte, por la zona donde creció, tenían la lógica dualidad entre dos deportes: “Soy de Cabildo, un pueblo cercano a Bahía Blanca, y en toda esta zona, cuando sos alto, te mandan a jugar al básquet. Y a ese deporte me dediqué desde los 13 hasta los 17 en el club Estudiantes, pero siempre estaba el fútbol latente, en este caso, más que nada para seguir en contacto con los que eran los amigos del colegio. La historia cambió cuando se hizo una prueba en Olimpo y quedé seleccionado. Se podría decir que ahí arranca la historia, aunque fue media corta, de apenas un año, porque tenía un técnico que no me quería y me decía que tenía que volver al básquet (risas). A esa edad uno es medio rebelde, largué todo por fastidio y me puse un bar en Sierra de la Ventana, que desde Cabildo son 40 kilómetros, pero por camino de tierra. Era un lugar al que solíamos ir de veraneo, hasta que a un amigo se le ocurrió la idea de abrir el negocio y nos mandamos. Fue una experiencia increíble”.
El fútbol seguía corriendo por sus venas, más allá de lo divertido y placentero que era lo que estaba viviendo: “A los 21 tomé una decisión que fue importante: llamar a Gustavo Echaniz, que había sido el técnico que me había dado lugar en Olimpo la primera vez. Éste si me quería y no me hacía referencias al básquet (risas). Me abrió nuevamente las puertas del club, pero me dejó en claro que tenía tres meses para demostrarle como estaba. Arranqué jugando en la Liga del Sur, me fue muy bien y me hicieron contrato para integrar el plantel profesional, aunque era como el séptimo delantero. Tuve paciencia y me llegó la oportunidad, ya con Gustavo como entrenador interino de la Primera, cuando pude tener continuidad. Fue en el Nacional B 2000/01, cuando había siete descensos y zafamos, quedando justo arriba por un puesto. Ahí los dirigentes tuvieron que armar un equipo para salvarse en la temporada siguiente y fue cuando llegaron tremendos futbolistas, más Gustavo Alfaro como DT, que estaba dando sus primeros pasos en la profesión. El equipo se fue acoplando con el correr del torneo, con la mezcla justa entre la experiencia y la juventud. Cumplí el sueño de llegar a Primera con el cuadro del que soy hincha. Para Bahía Blanca fue histórico y un cambio importante para toda la zona, ya que empezaron a venir los equipos grandes a la ciudad”.
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Una reestructuración de los torneos obligó a Olimpo, más que a un premio por al Ascenso, a un castigo de estar seis meses sin jugar. Fueron los primeros de 2002: “En julio arrancamos, con Falcioni como DT. Sumaba algunos minutos, sentí la diferencia de categoría y el hecho de no haber hecho Inferiores. El comienzo no fue nada bueno y el momento clave fue cuando perdimos feo de locales con Nueva Chicago 3-0 y Julio estuvo a punto de irse. Allí aparecieron los referentes, como Mauro Laspada y Jorge Vivaldo, para darle el apoyo. Fue el arranque de una tremenda campaña, en la que ganamos partidos muy importantes, como contra Racing y Velez de visitantes, nos salvamos del descenso y terminamos en el sexto puesto del Clausura. De ahí, Julio se fue a Banfield para iniciar su gran historia en ese club. A partir de la segunda temporada, me fui asentando, tomando confianza y haciendo goles. En Olimpo todos los años había que armar un plantel nuevo, con distinto cuerpo técnico. Hasta que los refuerzos se adaptaban a la ciudad, muchas veces al hecho de no tener a su familia, se tardaban seis meses. Nos costaba mucho siempre el Apertura y repuntábamos en el Clausura, casi siempre peleando el descenso, con el murmullo de la gente en las tribunas”.
El estadio Roberto Carminatti se iba convirtiendo en una fortaleza, donde era complejo jugar para los rivales. Y casi imposible detener a ese delantero implacable en las alturas: “No podría haber jugado en mejor cancha que la de Olimpo: Mido casi dos metros, dimensiones reducidas, la pelota anda mucho por el aire y a veces con bastante viento. Mis compañeros aprovechaban esas situaciones y éramos conscientes de que en los últimos 20 minutos los rivales no salían del arco, entonces empezaban a llover los pelotazos y los centros. Hasta los laterales llegaban hasta el área (risas). Además, también estaban Mauro Laspada y Fito Páez, todos de 1,90 para arriba y que iban al frente como locos. Sabíamos que teníamos falencias en otros aspectos, pero tratábamos de sacar ventajas de esas cosas”.
Ese delantero flaco y alto, que hacía goles sin parar con la camiseta de Olimpo, llamó la atención de varios equipos Finalmente, se marchó en dirección diagonal, para lucir la camiseta de Gimnasia en el Apertura 2005: “Fue un cambio enorme, porque La Plata es inmensa y era todo nuevo para mí. En Olimpo era uno de los nenes mimados y de golpe la cosa era completamente distinta, porque llegué a una ciudad con mucho fútbol, donde no hay grises: Es Gimnasia o Estudiantes. Y te lo hace saber el verdulero, el kioskero y los vecinos (risas). Tuve que aprender muchas cosas a las que no estaba acostumbrado, como el simple hecho de salir a tomar un café después de un partido, pero si habíamos perdido, no estaba bien visto. El cambio también fue a nivel deportivo: pasé de estar peleando por la permanencia a hacerlo por el título. Pedro Troglio armó un equipazo, en el que teníamos dos excelentes referentes como el Mono Navarro Montoya y el Coco San Esteban. Fue un semestre inolvidable, y se nos escapó por nada el campeonato, que todavía seguimos lamentando cuando hablamos con los muchachos, porque fuimos punteros desde la fecha 10 hasta la 18 y allí fue donde Boca nos alcanzó y nos pasó. Pudimos quedar en la historia del club al darle el primer título”.
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A pesar del subcampeonato y de haber jugado 18 de los 19 partidos, en los que convirtió 4 goles, Alejandro decidió poner fin a su ciclo en Gimnasia de manera sorprendente. O no tanto, si tiene que ver con los afectos: “Me llamaron y regresé a Olimpo. Son cosas que se hacen por amor al club, porque si peleaste el torneo, inmediatamente querés ir por la revancha, eso es lo lógico, pero soy tan enfermo de Olimpo que allí fui, porque estaban en plena lucha con el promedio. Lamentablemente la historia no terminó bien, porque pese a terminar de mitad de tabla hacia arriba, no pudimos evitar la Promoción, donde descendimos contra Belgrano y de locales. Futbolísticamente, de los días más tristes de mi carrera. El que estuvo adentro de una cancha en esa situación, sabe lo que pesan las piernas y lo complicado que es todo el entorno cuando acecha la pérdida de categoría”.
El dolor de haber caído en el Nacional B se compensó de algún modo con la aparición de su primera chance de jugar en el exterior: “Me llamó Gregorio Pérez, a quien había tenido de técnico, estaba en Peñarol. Fue otro terrible cambio, que disfruté muchísimo. Una cosa es saber de la historia y el peso de semejante club y otra es vivirlo. La pasé espectacular en una institución así, con una hinchada grandiosa. Me hubiese gustado estar más que medio año, pero llegó una oferta de Italia y había que pensar en el futuro, pero reconozco que fue una decisión apresurada, porque la adaptación no fue fácil. El error principal fue firmar con el Brescia solo por seis meses, donde además jugué muy poco y el paso no fue bueno. En lo personal, debí quedarme e intentar pelearla, sobre todo pensando en la calidad de vida”.
Son situación que pueden analizar con la perspectiva que da el paso de los años y la madurez que adquieren los seres humanos. A mediados de 2007 estaba de vuelta en el país para sumarse a Argentinos Juniors, con Caruso Lombardi como técnico: “A él siempre le gustaron los jugadores altos, con origen en el Ascenso y por eso armó una banda increíble, en la que todos medíamos de 1,90 para arriba, parecíamos los Globetrotters (risas). Comenzaban a afirmarse Ortigoza, Mercier, Peñalba, Caruzzo, etcétera. Tuvimos una temporada espectacular, en la que les ganamos a Boca y a River y en la última fecha nos clasificamos a la Copa Sudamericana, que se festejó mucho, porque el equipo venía de pelear por la permanencia varios torneos. Era un placer jugar al lado de Ortigoza, que es barrio puro, un talento increíble”. Apenas una temporada en Argentinos Juniors para hacer nuevamente las valijas y emprender la rutina de trotamundos, con escalas en Grecia (Aris Salónica) y Venezuela (Deportivo Táchira), hasta que nuevamente llegó el llamado de su amado Olimpo: “El club cumplía 100 años en 2010 y la idea era tratar de regresar a Primera. El presidente Jorge Ledo se comunicó para pedirme que volviera, pero que no tenía un peso (risas). Era un lindo desafío, que fue ayudado por la suerte y el buen trabajo para lograr el ascenso, cumpliendo el objetivo de festejar los 100 en la máxima categoría. Ser parte de ese sueño fue maravilloso”.
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El periplo de su carrera continuó, siempre con la marca indeleble de su capacidad goleadora en Oriente Petrolero de Bolivia: “Me enamoré de la ciudad, porque en Santa Cruz de la Sierra todo el año es verano y se vive muy bien”. Y más tarde en el fútbol del Ascenso en nuestro país: “Ya me estaba costando, porque tenía 32 años y no encontraba grandes motivaciones. Hasta que, en 2020, ya estando en Sporting de Punta Alta, tuve rotura del tendón de Aquiles, la única lesión de mi carrera, y a los 20 días comenzó la pandemia. Fueron muchos meses de recuperación con 42 años, pero volví con ganas y lo sentí como un regalo que me dio el fútbol. Y dije basta”.
El amor por Olimpo, demostrado en muchas ocasiones, lo cosecha en la actualidad en el día a día: “Hace poco tiempo inauguraron un mural en el estadio, donde están el Ruso Schmidt, el negro Cheiles y Mario Álvarez, todos muy queridos por la gente y yo medio colado (risas). Uno podía ser buen o mal jugador, pero cuando Olimpo me necesitó, dije presente y eso me lo reconocen. Es un pequeño orgullo para la familia que pasa, observa el mural y se emociona”. El mismo sentimiento que se percibe en sus palabras. Las de ese goleador, que cuando las redes adversarias pensaron que ya no lo sufrirían más, se las ingenió para estar allí y escribir un nuevo capítulo de su historia.
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El sugestivo posteo de Nicolás Otamendi tras su gol a Boca Juniors que le permitió a Benfica rescatar un empate en el Mundial de Clubes
Publicado
18 horas atráson
17 junio, 2025Por
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El defensor de 37 años fue el gran protagonista del duelo por el Grupo C con un tanto que gritó de cara a los fanáticos del Xeneize. “Todo el mundo sabe que soy hincha de River”, aclaró
https://www.youtube.com/watch?v=PhdpTzem_S8
Nicolás Otamendi fue el gran protagonista del electrizante duelo que marcó el estreno de Boca Juniors en el Mundial de Clubes. El defensor argentino fue clave para que el Benfica recorte los dos goles que había sufrido en el primer tiempo y se lleve un empate 2-2 sobre el final en el Hard Rock Stadium de Miami en el duelo que marcó el estreno de ambos por el Grupo C.
“Salte capitán”, le firmó su compañero Ángel Di María. “Ídolo”, se sumó el delantero brasileño Arthur Cabral, que acaba de dejar Benfica para disputar el Mundial de Clubes en Botafogo, una transferencia que significó un costo en torno a los 15 millones de euros para el club sudamericano. Entre los “me gusta” del posteo hubo otros jugadores destacados como el arquero de la selección argentina Walter Benítez, el ex guardametas albiceleste Mariano Andújar, el defensor del Manchester United Lisandro Martínez o el ex mediocampista Javier Pastore.
“Todo el mundo sabe que soy hincha de River. Y meter un gol lo festejo como cualquier gol que le convierta a cualquier rival. La verdad que son goles que uno tiene que festejarlos, me tocó festejarlos”, dijo el futbolista de 37 años en zona mixta luego. “Todo el partido me silbaron, se dio que yo tenga que meter el gol y muy feliz. Lo grité mucho como todos los goles que me toca convertir. Más que feliz. Sabíamos la exigencia que nos iban a dar ellos y nosotros también debíamos mentalizarnos en hacerlo bien para poder obtener los tres puntos. El próximo partido para nosotros también tiene que ser una final como hoy”, agregó con mira al duelo ante Auckland.
Al mismo tiempo, se refirió a los pasos a seguir en su carrera, teniendo en cuenta que todavía no se sabe si continuará en Portugal: “Todavía mi futuro no lo tengo resuelto. Estoy disfrutando de esta competición, que es una competición que le gustaría a cualquier jugador”.
El defensor de la Selección fue protagonista también de las tapas de los principales medios deportivos de Portugal. “Capitán América”, lo definió el periódico A Bola, que destacó que además del tanto también fue protagonista del penal que Ángel Di María cambió por el descuento sobre el cierre de la primera etapa. “Nico cala boca”, tituló el Récord en su edición de papel, en un juego de palabras aprovechando al rival. El diario O Jogo no puso una foto de Otamendi en su portada, pero hizo también un juego de palabras: “Amargo de boca” (amargo en la boca), en referencia a que sufrieron dos goles en seis minutos y debieron alcanzar un empate sobre el final.
“Nunca se sabe. Todavía me queda un año de contrato con Benfica y trato por respeto al club estar enfocado siempre acá”, había dicho hace unos meses el General en diálogo con ESPN sobre un posible arribo a River. “Una vez que finalice el contrato se verá que será de mi futuro. No quiero ilusionar a la gente porque sino me cagan a puteadas pero saben que soy hincha, miro todos los partidos, tengo un montón de relación con los dirigentes y con los chicos que están en el club. Dios dirá lo que pasa de acá a mi fin de contrato”, agregó.
Otamendi surgió de Vélez en la temporada 2007/08, pero desde hace 15 años milita en el exterior. Emigró inicialmente al Porto de Portugal, tuvo un breve retorno a Sudamérica para jugar en el Atlético Mineiro de Brasil durante una parte del 2014 pero inmediatamente regresó a Europa para jugar en Valencia de España y posteriormente en Manchester City de Inglaterra, club en el que se asentó como un referente a lo largo de cinco años. Desde 2020 es uno de los pilares del Benfica, aunque todavía no se sabe si seguirá en ese club.

Nico viene de alcanzar los 140 juegos con la camiseta de la selección argentina en la última doble fecha de Eliminatorias para convertirse en uno de los jugadores con más partidos en el combinado nacional. Fue campeón del Mundial de Qatar 2022, bicampeón en la Copa América (2021 y 2024) y completó su vitrina con la Finalíssima del 2022.
Esta temporada fue una de las más agitadas de su carrera, ya que tras ser campeón de la Copa América con la Mayor, viajó a París para ser líder del combinado que disputó los Juegos Olímpicos. Más allá de las competencias locales y la Champions League que disputó con Benfica, tuvo Eliminatorias con la Selección y cerró su calendario en este Mundial de Clubes.
La actividad para ambos elencos seguirá el próximo viernes 20 de junio. Benfica se enfrentará al Auckland City desde las 13:00 (hora argentina), mientras que Boca hará lo propio contra el Bayern Múnich a partir de las 22:00. El Grupo C bajará el telón el martes 24: desde las 16, los dos equipos europeos se enfrentarán entre sí y el Xeneize jugará contra los neozelandeses.
LAS TAPAS DE LOS DIARIOS DE PORTUGAL



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River Plate hizo oficial la venta de Franco Mastantuono al Real Madrid: se irá tras el Mundial de Clubes
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5 días atráson
13 junio, 2025Por
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El Merengue finalmente se quedó con la joya argentina que buscaban los principales clubes de Europa
La novela finalmente terminó. Una promesa de River Plate, que rompe récords y llama la atención de todo el continente, se marcha al Real Madrid, el club que ha transformado la exportación de talento joven en una política de Estado. Franco Mastantuono, a los 17 años, rubricó con su presente un destino reservado solo para unos pocos elegidos.
Los grandes de Europa se codearon por su fichaje, pero fue el Real Madrid quien logró imponerse frente a la tentación que proponía el PSG, reciente campeón de la UEFA Champions League, que incluso desplegó a su director deportivo Luis Campos en Buenos Aires para seducirlo. Tal como anticipó Infobae, el futbolista ya había realizado la revisión médica y acordado un contrato con la institución merengue por seis temporadas (hasta 2031).
En su anuncio, el conjunto de Núñez también aclara que el resto del dinero se dividió de la siguiente manera: € 11,8 millones (USD 13,6 millones) al fisco español, € 1,4 millones (USD 1,6 millones) a Futbolistas Agremiados, € 0,9 millones (USD 1 millón) a Fondos Estructurales AFA, € 3,6 millones (USD 4,1 millones) por el Decreto 510/2023 y € 0,5 millones (USD 0,6 millones) por otras tasas.

La Casa Blanca, por su parte, no profundizó en cuanto a los números de la operación a la hora de anunciar la contratación de la joven joya argentina. “El Real Madrid C. F. comunica que Franco Mastantuono será jugador de nuestro club durante las próximas seis temporadas, desde el 14 de agosto de 2025 hasta el 30 de junio de 2031. Mastantuono se formó en la cantera de River Plate entre 2019 y 2024, y ha formado parte del primer equipo en la pasada temporada 2024-2025. En febrero de 2024, se convirtió en el goleador más joven en la historia de River Plate, equipo con el que ha ganado una Supercopa de Argentina. A sus 17 años, también es el jugador más joven en jugar un partido oficial con la selección de Argentina en toda su historia”, informó.
En el desenlace de su traspaso, otro nombre merece un apartado: Juni Calafat. Para comprender la dimensión de este pase, hay que entender la relevancia que el directivo español tiene en la estructura del Real Madrid. Calafat, de 52 años, Chief Scout y Director de Fútbol Internacional, fue el protagonista silencioso detrás de los fichajes de Vinicius Jr., Rodrygo, Fede Valverde, Militao, Camavinga, Bellingham y Arda Güler, entre otros. Su metodología no reside únicamente en el análisis técnico y el seguimiento de videos, sino en el vínculo personal, la empatía con las familias y la capacidad de interpretar el entorno sudamericano mejor que nadie en Europa.
La intervención de Calafat fue determinante en la puja con el PSG. Ante la avanzada del club francés, el Real Madrid aceleró y envió a Buenos Aires a su principal estratega. El español tomó contacto con el entorno íntimo de Mastantuono, ofreció más que un proyecto deportivo, y tejió el mismo lazo de confianza que supo emplear en anteriores operaciones exitosas. Su presencia, además de ser una declaración de intenciones, inclina hacia el club blanco a casi cualquier talento sudamericano codiciado en el continente.
Fuentes de la negociación indican que Juni fue el principal interlocutor en la fase clave de las charlas con el representante Walter Tamer y la familia Mastantuono. Por eso, el joven acordó un contrato hasta 2031 con el Real Madrid, en una de las operaciones más resonantes de la historia reciente millonaria.
LA HISTORIA DE FRANCO MASTANTUONO:
El informe de Franco Mastantuono en España
La historia de Mastantuono es, ante todo, la de un chico que respiró deporte desde la cuna. Nació el 14 de agosto de 2007 en Azul. Cristian, su padre, fue su guía en los primeros pasos futboleros en River de Azul, la escuelita donde empezó a codearse con la pelota a los tres años, mientras en su casa compartía juegos y rutinas con su madre Sofía y sus hermanos Lucila y Valentín.
Lo extraordinario de su formación radica en que su destino parecía bifurcarse entre dos disciplinas: el fútbol y el tenis. Durante varios años, Franco dividió sus energías entre la genética de un mediocampista incisivo y los movimientos técnicos de un tenista entre los mejores Sub 12 del país. Sus entrenadores en el club Azul lo recuerdan como un talento innato, con una capacidad poco común para resolver situaciones complejas. Físicamente ágil, mentalmente predispuesto y con una táctica asombrosa para la edad, Mastantuono parecía destinado al alto rendimiento sin importar el deporte que eligiera. Ocupaba desde muy chico el top 10 de los juveniles de su categoría, venció a varios de los mejores proyectos nacionales y dejó a los técnicos con la sensación de que en la raqueta también había nacido para estar entre los mejores.
Eligió el fútbol finalmente, no porque el tenis lo haya vencido, sino porque su vocación por la pelota y el césped fue más fuerte. River Plate, a través de un trabajo paciente de su captador Daniel Brizuela, convenció a la familia con argumentos deportivos e institucionales sólidos: “Fue una pulseada de dos años con la familia. Él seguía destacándose en el tenis y nos decían que el fútbol era un juego, pero cuando lo vimos supimos que teníamos que traerlo”, rememoró el encargado de llevárselo a Núñez.
Su llegada formal a River fue en 2019, a los 12 años, aunque la seducción de los cazatalentos millonarios había comenzado antes. En su debut, en la última fecha de una liga local y con apenas un par de entrenamientos en el lomo, jugó como si ya llevara años en el club, contribuyó al título del equipo y rápidamente convenció a todos.

Pocos futbolistas en la historia reciente del fútbol argentino irrumpieron con tanta naturalidad en todas las categorías como Mastantuono. Inicialmente, la zurda exquisita sobresalió en la Séptima y la Octava División, donde no solo fue goleador sino capitán y líder del grupo. Su eventual salto a las Juveniles nacionales llegó rápido: convocado a la Sub 17 y hasta fue llamado por Javier Mascherano a la Sub 20 a los 15 años.
Ya en el club de Núñez, técnicos como Martín Pellegrino y Pablo Fernández coincidieron en cuestiones clave: Franco reúne atributos técnicos superlativos y una mentalidad de competencia fuera de lo usual. Describe Pellegrino: “Es muy vertical, determinante en el uno contra uno, con una pegada formidable; de los que no ves todos los días. Hace rato que no veía a alguien golpear la pelota así”. Fernández, por su parte, le sumó: “Es líder natural, tranquilo, pero de gran personalidad. Y tiene recursos para llegar al gol de todas las formas: pelota parada, media distancia, cabeza”.
La racha de récords, en consecuencia, se dio de manera natural. El 28 de enero de 2024 debutó en Primera frente a Argentinos Juniors, con solo 16 años, 5 meses y 14 días, tercero más joven en estrenarse en el club después de Mateo Mussachio y Tomás Rossi. Apenas un par de semanas después, marcó de zurda un gol ante Excursionistas y se convirtió en el goleador más joven de la historia de River. Luego, su sello ganador se desparramó por todo Sudamérica: en abril de ese año anotó en su primer partido de Copa Libertadores en Asunción, transformándose en el más joven en lograrlo con la camiseta millonaria. Y la obra cumbre: su gol de tiro libre a Boca en el último Superclásico, que le dio a River una victoria memorable y a él el privilegio de ser también el más joven con la banda roja en anotar en ese partido con apenas 17 años, 8 meses y 13 días.
Mientras tanto, en Selección Argentina, la estadística y la historia se rindieron a sus pies. Scaloni lo citó a la Mayor y lo hizo debutar en un partido oficial a los 17 años, 9 meses y 22 días, quedando como el debutante más joven de la historia en ese contexto, superando récords previos de Alejandro Garnacho y Facundo Buonanotte.
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19:20: La pantalla muestra la llegada de Argentina. Primera explosión en un estadio Monumental que comenzaba a llenarse.
Publicado
7 días atráson
11 junio, 2025Por
Admin
La selección de Scaloni mostró carácter en un juego complejo, supo sobreponerse a la desventaja y con uno menos, por la expulsión de Fernández, llegó al empate 1-1.
En un partido cargado de tensión en la previa y que terminó con empujones y muchos nervios, Argentina y Colombia empataron anoche 1-1 en el Monumental por la fecha 16ª de las eliminatorias de Conmebol.
La igualdad premió al campeón del mundo, que nunca bajó los brazos y que cuando se vio en desventaja fue al frente, buscó el gol y no disminuyó en su esfuerzo hasta conseguirlo.
Al mismo tiempo, el resultado castigó a Colombia, porque, después de un inteligente primer tiempo y de irse en ventaja, se quedó sin osadía, se refugió y trató de aguantar sin lograr el objetivo.
La Albiceleste ya sacó su boleto al Mundial 2026 hace rato, pero el juego sirvió para ratificar el presente de Almada y de Álvarez, y mostró que hay equipo para un largo tiempo.
Pegó Colombia
La primera parte tuvo movilidad por ambos lados, una presión alta de Colombia y el intento de manejar con criterio la pelota por el lado de Argentina en cada una de las salidas desde el fondo.
La Albiceleste se vio un poco sorprendida por el juego del Cafetero, quien no le dejó manejar con tranquilidad la pelota y siempre colocó gente cerca de Messi como para que el capitán no pudiera manejar la pelota con simpleza.
La salida rápida y la contra fueron el arma utilizada por el equipo visitante, y desde el juego de James Rodríguez, más la velocidad de Luis Díaz, nació lo mejor del equipo de Lorenzo.
Un par de aproximaciones de los locales hizo que la gente se levantara, pero el campeón no tuvo la precisión habitual en los metros finales.
A los 23, una pelota profunda terminó en los pies de “Lucho” Díaz y el atacante del Liverpool dejó parado a “Cuti”, a Otamendi y a Molina para definir ante la salida del “Dibu”.
La transición paciente y con pases precisos en el campeón del mundo se diluyeron en los metros finales, y aunque hubo un par de buenas combinaciones entre Almada, Julián Álvarez y Messi, el final no fue el soñado por la multitud.
Con el 0-1 colocado en el marcador, los dirigidos por Scaloni se mostraron confundidos y por momentos perdieron la línea.
La chapa del campeón
En la segunda parte, y con la ventaja a su favor, la visita decidió cambiar la manera de jugar y ello fue clave para que el partido tomara un rumbo totalmente distinto, porque el técnico Lorenzo colocó un 4-5-1 y decidió resistir la diferencia.
En su afán por defenderse, dejó en libertad a Messi y el capitán generó juego y, en un par de ocasiones, el equipo estuvo cerca de llegar al gol.
Colombia apostó a una corrida de Díaz, quien en soledad siguió manejando los ataques visitantes y complicando a los locales. Pero pagó la idea de jugar unos metros más atrás.
González exigió a Mier y después el propio González estrelló un remate en el poste. Y cuando Fernández levantó el pie y vio la roja tras pegarle a un adversario y Messi dejó el campo, el campeón siguió jugando mejor, hasta que Almada la clavó cruzada y abajo para poner el empate.
Fue justicia en el Monumental, porque Colombia no se animó a ser protagonista ante Argentina y porque el campeón nunca se da por vencido.


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