La cooperación en temas como narcotráfico, el avance del fentanilo, seguridad, migrantes son parte de una agenda que se ha ignorado o desatendido y urge poner en funcionamiento
La confraternidad entre ambas naciones siempre ha ido más allá de las opiniones o simpatías de los gobiernos de turno.
Las relaciones entre México y Argentina siempre han sido un romance no consumado entre dos países que se admiran y a su vez se recelan. Si bien los lazos han tenido etapas muy cercanas y otras equidistantes, lo real es que la confraternidad entre ambas naciones siempre ha ido más allá de las opiniones o simpatías de los gobiernos de turno
Desde el arribo a México de la primera gran camada de artistas de cine, cantantes y grupos folclóricos, ya sea por problemas políticos durante el primer peronismo o por el boom del cine mexicano de la década del 40 (un tema muy bien relatado por Silvia Mercado en su libro Apold, el inventor del peronismo); la llegada de futbolistas a sumarse a los equipos locales en los 60´s; la corriente intelectual de los 70´s iniciada ante las amenazas de la Triple A y la posterior junta militar; el colectivo del presente siglo en busca de oportunidades laborales, estabilidad economía y el disfrute de las bellezas de sus playas del caribe, siempre México ha significado un destino atractivo para el argentino, así como en los últimos años, principalmente la ciudad de Buenos Aires y Mendoza ha resultado un descubrimiento cultural y turístico muy enriquecedor para el mexicano medio y de clase acomodada.
En materia de relaciones diplomáticas, siempre México, se ha apegado a la Doctrina Estrada (doctrina internacional inspirada en 1930 en el canciller mexicano Genaro Estrada) que señala que el país no anuncia públicamente el reconocimiento diplomático de otros estados o gobiernos como parte de la no intervención en los asuntos internos de otros países,
Sin embargo, durante el golpe del 76 (yo trabajaba en ese momento en la embajada argentina en ese país); México tarda seis meses en reconocer a la Junta Militar, así como condicionó su apoyo durante el conflicto Malvinas a que el gobierno argentino otorgara el salvoconducto para la salida del país del ex presidente y ex embajador en ese país, Héctor Cámpora, asilado poco más de tres años en la sede de la embajada mexicana en Buenos Aires.
Durante estos últimos tiempos, durante el gobierno del presidente Alberto Fernández, a través del Grupo Puebla hubo una afinidad ideológica para profundizar el diálogo político a partir de “un modelo de crecimiento y de desarrollo orientado al bienestar de los sectores menos favorecidos y de una economía inclusiva con justicia social” y la cooperación a través del Acuerdo de Asociación Estratégica México-Argentina, conformado por las comisiones de Asuntos Políticos, de Cooperación y de Asuntos Económicos, Comerciales e Inversión. Para ello, se suscribió una Hoja de Ruta para la reactivación de los mecanismos bilaterales entre México y Argentina en 2021, que jamás operó.
En materia de relaciones comerciales entre ambos países se ubicó en 1.082 millones de dólares en el periodo enero-agosto del 2023, lo cual representó una caída de 17 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Economía.
Cabe destacar que, en los primeros ocho meses de 2023, México exportó a Argentina 569,8 millones de dólares, 14 por ciento menos que en 2022.
De igual manera, las importaciones de productos argentinos tuvieron una caída de 19 por ciento anual.
Solo en el mes de agosto de este año, las mayores exportaciones que realizó México a Argentina fueron:
Automóviles 13,6 millones de dólares)
Autopartes (12,9 millones de dólares)
Artículos farmacéuticos (4,7 millones de dólares)
Vehículos para transporte de mercancías (3,5 millones de dólares)
Preparaciones capilares (3 millones de dólares)
En contraparte, los argentinos vendieron a México los siguientes productos:
Medicamentos / Preparaciones para usos terapéuticos o profilácticos (12,5 millones de dólares)
Manzanas, peras y membrillos frescos (7 millones de dólares)
Aceite de soya (6,2 millones de dólares)
Vehículos de transporte de mercancías (6,1 millones de dólares)
Vino (4 millones de dólares)
Un dato interesante es que la Ciudad de México es el mayor comprador de productos argentinos, pues del total de las importaciones en agosto 2023, el 54 por ciento lo compró la CDMX. O sea, el desenvolvimiento de la sede diplomática y comercial de nuestro país hacia el interior de México y los contactos con las provincias han sido casi nulos.
Mirando un poco el presente y hacia el futuro, el comentario hecho por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, de que los argentinos se metieron “un autogol” con la elección del presidente Milei, es parte del dualismo que la política exterior de México ha sufrido durante este sexenio, donde el presidente ha priorizado la renovación de sus socios comerciales a través del Tratado trilateral del MEC (México, Estados Unidos, Canadá) y curiosamente una relación de armonía y diálogo mucho más fluida con la administración Trump, que con la actual del presidente Biden. Los otros instrumentos internacionales donde México es parte activa, no han tenido mayores protagonismos en este gobierno ya que López Obrador es un presidente que detesta salir al exterior, reunirse con sus pares y ha dedicado sus seis años de gobierno a privilegiar su política interna sobre la exterior.
A pesar de ello, como diría la canción de Vox Dei: “todo tiene un final y todo termina”. En pocas semanas se inicia el proceso de sucesión presidencial, que al viejo estilo priista del siglo XX ya ha tenido el dedazo del presidente saliente para determinar quién será su sucesor. Por primera vez en la historia, todo hace pensar que una mujer, Claudia Sheinbaum, curiosamente de origen judío y no guadalupano, será la candidata ganadora a la presidencia de México marcando una continuidad del proyecto del “modelo de la 4ta Transformación”. Los números marcan que la popularidad con la que abandonará López Obrador su presidencia (arriba del 60 por ciento) y los indicadores del país, hace muy difícil que se produzca un triunfo de la coalición opositora.
Pero al viejo estilo del priismo, no siempre el sucesor es un fiel soldado de quien lo ungió y si bien la obediencia se marcará hasta el último día de gobierno del presidente saliente, ya hay señales que su sucesora está buscando acercamientos y llevar una política exterior más entrada en la modernidad, el realismo y en la coexistencia pacífica. La cooperación en temas como narcotráfico, el avance del fentanilo, seguridad, migrantes son parte de una agenda que se ha ignorado o desatendido y urge poner en funcionamiento. El lavado pronunciamiento de México, en el conflicto Rusia-Ucrania y sobre todo el de Medio Oriente, ha movido a la posible próxima presidenta a buscar desde ahora, canales informales de acercamiento con interlocutores del estado de Israel, mucho más perteneciendo a una colectividad judía económicamente muy poderosa en el país.
Los días que vienen para las relaciones México-Argentina en un nuevo proceso electoral, a nivel presidencial, estatal, municipal y legislativo, marcarán seguramente la necesidad de un seguimiento profundo en el conocimiento de un país, sus actores, el rumbo que tendrá en sus próximos seis años y los beneficios que pueden presentarse en su alianza estratégica comercial de salir a vender, mucho más teniendo en cuenta los números a la baja que se han presentado.
En resumen, la pertenencia histórica y cultural de México y Argentina como parte de América Latina, subrayan la relevancia de la relación entre ambos países, más allá de los dichos del actual presidente López Obrador, para continuar impulsando la integración regional y sobre todo una relación bilateral basada en el libre comercio y comprometida sobre la base de reglas establecidas mediante el consenso de los respectivos países.
(*) Gustavo Ferrari Wolfenson es Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Consultor Internacional en temas de fortalecimiento de gobiernos. Fellow del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Ha trabajado en México como diplomático argentino, académico y consultor de gobiernos nacionales y provinciales de ese país. Ha sido condecorado junto a su familia en dos oportunidades por el gobierno de México por los servicios prestados al país y se ha hecho acreedor del Premio Pontífes de Administración Pública por sus aportes al mejoramiento de la calidad de gobierno
En una visita a un hospital psiquiátrico, un médico notó que dos pacientes gritaban tristes por la memoria María. Ambos estaban enamorados, pero uno había sido su pareja y el otro no. El espejismo de vivir una buena vida cuando se alcanza un objetivo
El médico sanitarista estaba supervisando distintos establecimientos asistenciales. Un día le tocó el turno a un hospital psiquiátrico. Conversó un rato con el director y salieron juntos a recorrer la institución.
En el recorrido, el director le señalaba las principales áreas, quiénes trabajaban ahí, cuáles eran sus roles. En determinado momento le propuso ir al pabellón donde estaban los enfermos.
Pasaron por distintos lugares hasta que llegaron a un lugar en donde estaban los pacientes más enfermos. Cada uno se encontraba solo en un cuarto, el cual tenía las paredes acolchadas por si se querían golpear o autolesionar. Varios, adicionalmente, tenían un chaleco de fuerza, el cual restringía mucho los movimientos, especialmente los brazos, con el mismo fin de intentar protegerlos de sí mismos. Tanto el director como el supervisor observaban por la pequeña ventana que tenía cada habitación para poder ver a los pacientes.
En un momento se escuchaban los gritos de una persona. En la medida que se fueron acercando a esa habitación, se podía escuchar con nitidez los gritos desesperados del paciente.
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Ambos médicos observaron al paciente por la ventanilla, y cuando siguieron caminando, el supervisor le preguntó al director:
-¿Qué le pasó a este paciente?
–Se enamoró de María, pero lamentablemente fue un amor no correspondido. Y quedó totalmente trastornado, fuera de sí.
El supervisor escuchó y los dos siguieron visitando a otros pacientes.
Más adelante, nuevamente se fueron escuchando otros gritos. En la medida que se acercaron, pudieron entender qué decían:
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Al llegar frente a la habitación acolchada, y ver al paciente con chaleco de fuerza, como todos los de ese sector, el supervisor miró al director, buscando un diagnóstico.
-¿Este también fue un amor no correspondido?, preguntó entre risas.
-No. Este hombre también se enamoró de María, solo que en este caso, ella se enamoró de él, así que fue un amor correspondido. Y así quedó…
Dos problemas tiene la vida: no conseguir lo que queremos y conseguir lo que queremos.
Nos pasamos la vida persiguiendo objetivos. Convencidos de que si los logramos, nuestra vida cambiará para siempre. De una vez por todas será buena, como nosotros nos merecemos.
Sin embargo, la realidad nos enseña que al igual que estos dos pacientes, esa mirada es una trampa. Pensar que la vida será buena cuando logremos tal o cual cosa es solo un espejismo.
Si no logramos nuestro objetivo, nos sentimos frustrados. Y si lo logramos, descubrimos que no ofrece la plenitud y felicidad que buscábamos.
¿Entonces? ¿Para qué seguir persiguiendo la línea del horizonte, que se mueve cada vez que nos acercamos?
En EE. UU. habían estudiado cuál era el sueldo que hacía más felices a las personas. Eran 4.200 dólares. O sea que solo servía para satisfacer las necesidades básicas de tener casa, comida, un seguro de salud, una educación. No es poco.
Lo curioso es que de todas las variables que analizaban para medir la felicidad de esas personas (centralmente qué tan tranquilos y contentos vivían), cuanto más ganaban, peor era. O sea que una persona que ganaba 6.000 dólares vivía peor que la que tenía ingresos por 4.000. Y si ganaba 10.000, peor aún.
Pensar que cuando pase este problema o logremos aquel objetivo, finalmente seremos felices, nunca resulta. O somos capaces de ser felices con nuestra vida tal como es, o no lo seremos nunca.
¿Y vos? ¿Cuál es esa trampa inaccesible que te impide ser feliz?
* Juan Tonelli es speaker y escritor. El texto es parte del libro “Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”. www.youtube.com/juantonelli
La madrugada del temporal, la casa y el lugar de trabajo de Evangelina Benítez quedaron bajo casi dos metros de agua. Su hijo menor, que estaba solo en la vivienda, logró salvarse trepando a la terraza con su gato en brazos
La noche del jueves 6 de marzo, Evangelina Benítez cenó con sus dos hijos en su casa de Bahía Blanca. Antes de despedirse, le propuso al menor, Luca, que se quedara a dormir, pero él prefirió volver a su hogar, ubicado en la calle Sarmiento 824, donde vive junto a su padre, Luis Alberto “Titi” Chiaradía, y su hermano mayor, Marco. “Sabíamos que iba a llover porque estaba pronosticado, pero estábamos más pendientes de la posibilidad de que cayera granizo, como había pasado a principios de febrero”, cuenta Evangelina a Infobae.
Horas después, la peor tormenta en la historia de la ciudad dejó la casa familiar, donde también funcionaba su estudio jurídico, sumergida bajo 1,85 metros de agua. “Perdí todo. Desde la terraza, mi hijo vio cómo los expedientes y mis libros flotaban junto a un escritorio donde tenía 10 mil dólares guardados bajo llave en un cajón”, detalla, a una semana del temporal que dejó un saldo de 16 fallecidos y 200 evacuados, según el último parte que emitió el Municipio.
Adelante de la casa funcionaba el estudio jurídico de Evangelina, que es abogada y escribana (Foto/Gustavo Gavotti)
“Mamá, entró agua a casa”
Evangelina tiene 54 años, dos hijos de 19 y 25, y es abogada y escribana. Según recuerda, el viernes pasado se despertó a las 4 de la madrugada con el sonido de la lluvia. Dos horas después, su teléfono sonó. Era Luca. “Mamá, entró agua a casa y ya me llega a los tobillos. ¿Qué hago?”, le dijo el joven, que estaba solo en el domicilio. Desde su casa, en una zona alta de la ciudad, ella intentó tranquilizarlo. “Subí lo que puedas a la mesa, poné todo a resguardo”, le dijo.
Hasta ese momento, lo que más le preocupaba a Luca era su auto: un Ford fiesta azul que había dejado estacionado enfrente de su casa. “Tengo que correrlo porque me lo va a llevar el agua”, pensó. Cuando quiso salir, se dio cuenta de que si abría la puerta el agua entraría de golpe. “Lo que hice fue abrir la ventana del estudio de mi vieja, que daba a la calle, y salí por ahí”, le cuenta Luca a este medio.
Al auto entró por el baúl. Descalzo y en cuero lo llevó hasta una estación de servicio cercana y volvió corriendo. Al regresar, el agua ya le llegaba a las rodillas. “Agarré un balde y empecé a sacar, pero por cada uno que llenaba, entraban cinco más”, detalla. “El agua entraba por todos lados, de a chorros”, dice, todavía incrédulo.
Antes del temporal, Evangelina con sus dos hijos: Luca (19) y Marco (25) (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Desde su domicilio, a unas 25 cuadras, Evangelina intentaba comunicarse con su hijo, pero Luca no contestaba. “Me desesperé: llamaba al padre, que estaba en Monte Hermoso; a mi otro hijo, que estaba en la casa de su novia”, recuerda.
“No le contestaba el teléfono porque estaba hablando con mi viejo”, explica ahora Luca. Según cuenta, su papá intentó calmarlo y le indicó que subiera a la terraza. Cuando se dispuso a hacerlo, el vidrio de la puerta de entrada se rompió y el agua ingresó a la casa con la misma fuerza que cuando se abre una compuerta. “Perdimos todo, perdimos todo”, alcanzó a decirle antes de que la llamada se cortara.
Desesperado y con el agua a la cintura, Luca siguió el consejo de su padre e intentó subir a la terraza. “En el camino me chocaba con la mesa, las sillas, los colchones, todo…”, cuenta. Cuando finalmente llegó a la ventana de la cocina, trató de abrirla, pero estaba trabada. “Ya está, me muero acá”, dice que pensó. Después de forcejear un rato, logró destrabarla, trepó al techo y se metió debajo del tanque de agua. Desde ahí, dice, vio a sus vecinos con sus perros y entonces recordó a su gato, Rocky. Sin pensarlo, volvió a bajar.
“El agua seguía entrando de a chorros”, cuenta. Llegó hasta la cocina y lo vio: estaba subido a la heladera, que flotaba a pocos centímetros del techo. Trató de agarrarlo, pero el animal, aterrorizado, se resistió. Tomó una canasta de mimbre, lo metió adentro y volvió a subir.
Rocky, el gato de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
“Volver a casa fue horroroso”
Mientras Luca estaba en el techo con Rocky, su hermano mayor, Marco, logró contactarse con unos vecinos, que juegan con ellos al rugby en el Club Sportiva Bahía Blanca, para que rescataran al joven. “Cuando me enteré de que estaba a salvo, me calmé un poco, pero hasta que no lo vi con mis propios ojos no estuve tranquila”, cuenta Evangelina.
Al día siguiente, cuando el agua bajó, regresó a la casa. “La sensación fue espantosa. Horrorosa. Estaba todo destruido. De los 16 muertos que reportaron, diez fueron de esa zona. Es que estamos a 40 metros del arroyo Napostá“, indica.
Lo primero hizo apenas ingresó fue sacar sus títulos universitarios y algunos cerificados que se salvaron porque estaban colgados bien altos. “De las carpetas con los expedientes no quedó nada”, lamenta.
“La respuesta de los amigos de mis hijos me emocionó”, aseguró Evangelina (Foto/Gustavo Gavotti)
Así quedó el auto de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Todos somos uno
Además de perder la casa familiar y su estudio jurídico, también se esfumó el dinero que guardaba en su escritorio: 10.000 dólares. “Yo los tenía bajo llave en un cajón y el mueble se fue flotando. Lo peor fue que en el momento que mi hijo me llamó, cuando recién arrancó la tormenta, no se lo comenté porque no se me cruzó por la cabeza. Jamás imaginé que podía pasar algo así. Creo que nadie en Bahía Blanca lo pensó”, dice.
Y sigue: “Es como que uno no termina de caer. El lunes recién me aflojé y me vine a llorar a mi casa para que no me vieran mis hijos. Igual lo mío son todas cosas materiales. El resto, mientras tengamos salud, de alguna manera lo vamos a solucionar”.
Al día siguiente, los amigos de Luca y Marco, del Club Sportiva de Bahía Blanca, fueron a ayudar a limpiar la casa (Foto/Gustavo Gavotti)
Al día siguiente, Evangelina regresó a la casa. Las marcas del agua se ven en la pared y en la tulipa de vidrio de la lámpara (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Entre la angustia por pérdida material, Evangelina dice que sintió una sensación “plancentera y feliz” al saber que sus hijos eran queridos. “La respuesta de sus amigos me emocionó. Al día siguiente, cuando íbamos a empezar a limpiar, comenzaron a llegar de a poco. Eran como 20. En un momento me quedé parada mirando cómo entraban y salían, sacaban, ponían. Me dejó una sensación tan linda”, cuenta y comparte un video de ese día.
En la secuencia, que figura a continuación, se ve cómo los jóvenes acomodan muebles en la vereda, sacan barro con el secador y basura.
“Yo les decía a Luca y Marco: ‘A pesar de todo, ustedes hoy tienen dónde dormir o dónde darse una ducha de agua caliente; pero hay gente a la que no le quedó nada’. Lo importante es poder brindar ayuda a esas personas a las que no les quedó nada”, se despide.
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Video del día después de la inundación
¿Cómo ayudar?
En medio de la emergencia, las campañas solidarias se extendieron a nivel nacional para asistir a las miles de familias que han perdido sus pertenencias, enfrentando ahora condiciones de extrema vulnerabilidad.
Para sumarse como voluntario y colaborar con limpieza, logística (vehículo), salud o clasificación de recursos, carga y descarga hacer click en este link.
Para enviar de dinero, tanto desde Argentina como el exterior del país, siguen habilitados los alias BAHIAXBAHIA y BAHIAXBAHIA.USD. También se habilitó una caja de ahorro en dólares CA U$D 6229-516687/0 CBU: 0140305104622951668702
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.
Fuentes policiales precisaron a Infobae que, alrededor de las 16 horas, un grupo de turistas jugaba con una pelota dentro del área delimitada por boyas. En determinado momento, la víctima perdió la pelota y cruzó la zona habilitada hacia aguas más profundas. Al no hacer pie y no saber nadar, comenzó a ahogarse.
El cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.
Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Hasta el momento, el cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa hoy, confirmaron las fuentes. Las playas de Santa Elena, ubicadas a 150 kilómetros de la capital provincial, tienen una extensión de 300 metros.
El trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Un turista falleció el pasado 4 de febrero en Río Ceballos, Córdoba, convirtiéndose en la novena víctima fatal por ahogamiento del verano en la provincia. Identificado como Lucas Iván Paz, el joven de 24 años ingresó a un río en las proximidades del camino Pozos Verdes, en el barrio La Quebrada, con el objetivo de visitar una cascada junto a su hermana.
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).
Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 años falleció en La Toma.
Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.