Sociedad
Fue a cuatro hospitales, subestimaron los síntomas y la operaron 13 días tarde: el desamparo de emigrar sin red
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- Carolina Camaño trabajaba de moza en Playa del Carmen.
- Internada en terapia intensiva, los costos rondan los 100.000 dólares.
- Sus padres vendieron el auto y recurren a la solidaridad.
Es otoño en el hemisferio norte y Carolina Camaño, cordobesa, 31 años, trabaja de moza desde hace un par de semanas en un bar de Playa del Carmen, en México. Le va bien, disfruta de sus días frente al mar y, sobre todo, se entusiasma con la idea de ahorrar en dólares las propinas que recibe de los turistas. Parece una rutina dulce, gratificante, un buen plan para evitar el vértigo de una Argentina siempre al borde del derrumbe. Pero todo cambia el domingo 26 de noviembre: al atardecer, cuando está por terminar su jornada de ocho horas, de pronto Carolina se descompensa.
Desde el bar le cuentan por teléfono la situación al mejor amigo de la joven, Nicolás Mohn, cordobés como ella y con quien comparte el alquiler del departamento donde viven.
Nicolás, peluquero, llega al parador con Manuel, su pareja. Carolina no está bien, sufre convulsiones y no puede mover las piernas. La llevan en ambulancia al Hospital General de Playa del Carmen. “Ahí los médicos nos dijeron que Caro había tenido un episodio de estrés postraumático. Según ellos, en medio del mareo Caro les había contado que vio un cadáver sobre la arena, cerca del bar donde trabajaba”, cuenta Nicolás desde México.
Para estabilizar a la joven, en el Hospital le dan un ansiolítico y un analgésico. Y le aplican suero. Cinco horas después, la mandan de vuelta a su casa. Pasan dos días. Carolina duerme mucho y no come nada. Y le sigue doliendo la cabeza.
Carolina Camaño está en terapia intensiva luego de ser operada por un aneurisma.
El miércoles 29 de noviembre, cada vez más angustiados de ver que su amiga no mejora, Nicolás y Manuel deciden llevarla al consultorio de una farmacia cercana. El médico que la revisa les dice lo mismo que en el hospital: que Carolina había sufrido un episodio de estrés postraumático. Y les receta un medicamento para controlar la migraña.

Carolina sigue mal. De madrugada, otra vez la llevan al Hospital General de Playa del Carmen. Vuelve a sufrir convulsiones y la acuestan en una camilla. Para hacerle una tomografía la trasladan en ambulancia al Hospital Playa Med. De ahí, para verificar si lo que habían encontrado era un tumor o si se trataba de un accidente cerebro vascular, la derivan al Hospital Joya, donde le hacen una segunda tomografía. En ese centro de salud le diagnostican un aneurisma “del tamaño de una pera”, según comparan los especialistas. Deciden que hay que operarla con urgencia.
Como el Hospital Joya no tiene los recursos necesarios para una intervención quirúrgica, el miércoles 6 de diciembre trasladan a Carolina en ambulancia a una clínica privada de alta complejidad, el Centro Médico de las Américas, en Mérida, a unos 300 kilómetros de Playa del Carmen. En el recorrido por la ruta la acompaña Juan Pablo, de 40 años, hermano mayor de la joven, que había llegado a México tres días antes.
La cirugía se realiza el sábado 9 de diciembre, 13 días después de la primera descompensación. Como el ACV le provocó serias dificultades para respirar, le hacen una traqueotomía. Desde ese día, Carolina permanece sedada en terapia intensiva.
“La situación está muy complicada”, cuenta desde Mérida el papá de la joven, Juan Antonio, jubilado, ex operario de la fábrica Renault. A los 62 años, para llegar a fin de mes también trabaja de remisero. “La recuperación puede llevar semanas, meses, un año…”, agrega Juan Antonio, sin perder la entereza.
Para poder viajar a México junto a Mónica, su mujer, también jubilada, Juan Antonio vendió su auto, un Chevrolet Prisma 2014. El matrimonio llegó a Mérida el domingo 17 de diciembre. “Como mi hijo Juan Pablo ya no podía quedarse allá por sus obligaciones laborales (trabaja en Córdoba en una empresa constructora), vinimos nosotros”, aclara Juan Antonio. Y agrega: “Fue mi primer viaje en avión”.
A Carolina la puede ver “un ratito” tres veces por día. Ella está dormida. “Si le toco la frente puede hacer un pequeño parpadeo, pero no mucho más”, sigue Camaño.
Las donaciones como recurso
Para cubrir los gastos de la operación, la internación y los traslados, la familia Camaño necesitará como mínimo, unos 100.000 dólares. “La operación costó 20.000 dólares. Y cada día de internación en terapia intensiva son 2.800. En principio nos dijeron que iban a ser 21 días, pero ya llevamos más… “, detalla Juan Antonio. Y profundiza: “Por ahora recaudamos unos 26.000 dólares. Entre amigos, vecinos y personas que se solidarizaron sin conocernos, llegamos a los 16.000 dólares. Y nuestros parientes, otros 10.000”.
-¿Cómo planean recaudar lo que les falta?
-Dependemos de la ayuda de la gente… Vamos a seguir organizando rifas de picadas, parrilladas, fernet, turnos en la peluquería… Los datos para los que quieran colaborar están en Instagram, en Todos por Caro Mx. Ahí publicamos los números de las cuentas bancarias de mis hijos y de amigos.

Entre tantas obligaciones, los Camaño recibieron una mano grande de Valentino, un cordobés “de unos 70 años” que vive desde hace más de 30 en Mérida y les prestó una casa para que pudieran vivir un tiempo cerca de Carolina.
Lo conocieron en la clínica. Los primeros dos días, Juan Antonio y su mujer durmieron ahí, en los bancos de la sala de espera. “Al tercer día se acercó este señor, que también tenía un pariente en terapia intensiva, y empezamos a hablar… Entonces nos dijo que, con el consentimiento del dueño, nos podía dar la casa que le cuidaba a una persona que vive en los Estados Unidos. Para ahorrar, los primeros días en la clínica sólo comíamos sándwiches. Pero Valentino se enteró y también nos está dando comida. Se lo voy a agradecer toda la vida”.
En busca de un futuro mejor
Del barrio San Vicente e hincha de Belgrano, Juan Antonio trabajó en la industria automotriz “hasta la crisis del 2001”, cuando fue despedido, y a partir de ahí se las arregló con su remís. “Soy jubilado de la Nación y cobro la mínima…”, señala con resignación.
Juan Antonio y Mónica tuvieron cuatro hijos: Juan Pablo; los mellizos Ariel y Vanesa, de 37; y Carolina, la menor. “Vanesa nos dio tres nietos”, explica él, y le cambia el tono de voz: se emociona. “Siempre fuimos una familia austera, sin grandes lujos, pero feliz”.
Después de terminar el secundario, Carolina empezó a cursar el profesorado de Educación Física, pero lo abandonó cuando ya había aprobado las primeras materias. Cambió de rumbo. Hizo el curso de azafata y, como no conseguía trabajo, hace ocho meses decidió ir a “probar suerte” a Playa del Carmen, motivada por la invitación de su amigo Nicolás Mohn, que se había radicado en la Riviera Maya un año antes.
“Para celebrar en familia las Fiestas y su cumpleaños 32, que fue el 26 de diciembre, Carolina tenía previsto volver a Córdoba en las últimas semanas de 2023”, detalla Juan Antonio.
-¿Qué le pareció que su hija se radicara en Playa del Carmen?
-Bien, en ningún momento pensé que le podía pasar algo así. La Argentina está difícil… Mi hijo Juan Pablo tiene trabajo en Córdoba, pero mi otro hijo, Ariel, también se fue a probar suerte a Israel…
Narcos al acecho
Playa del Carmen es un balneario del estado de Quintana Roo, en la Riviera Maya, centro turístico de la Península de Yucatán. En los últimos años, allí se han vuelto muy frecuentes los crímenes vinculados al narcotráfico. El 25 de enero de 2022, Federico Mazzoni, de 47 años, cordobés que trabajaba como gerente del parador Mamita’s Beach Club, fue asesinado de tres balazos en el baño del complejo: los dos atacantes escaparon por el mar en una moto de agua.
En junio de 2023, la Policía detuvo a Raúl Z, alias “Comandante Oso”, uno de los sospechosos del crimen, que según los investigadores se produjo por la disputa del territorio para la venta de drogas al menudeo.
Meses atrás, ya habían arrestado a Wilbur U, alias “El Molusco”, y a Luis J, apodado “La Changa”, integrante del cartel narco mexicano “Los Pelones”. Poco después del asesinato del cordobés, que vivía en México desde principios de 2000 y había trabajado como chef en distintos hoteles y restaurantes, el diario El País publicó un informe sobre la violencia en esas playas.

“La explosión turística en el Caribe mexicano fue un invento de los gobiernos del PRI de mediados de los años 70′. Cancún, la primera semilla, fue literalmente una ciudad planeada por la secretaría de Turismo en medio de la selva y las ruinas arqueológicas”, señaló.
“La marca Riviera Maya nació en 1998 por el impulso de la patronal de hoteleros. El auge del Caribe como nuevo destino para el turismo internacional coincidió con la decadencia de Acapulco, el lugar de recreo del jet set de Hollywood hasta los 70′. Por sus playas era habitual ver a Bette Davis, Rita Hayworth o Cary Grant. Acapulco se apagó precisamente por la descomposición social derivada de la violencia política y del crimen organizado. Los empresarios de la Riviera Maya ya comienzan a ver también los fantasmas: ‘Ojalá no nos convirtamos en la nueva Acapulco’”.
Lo primero que se dijo luego de que Carolina sufrió el ACV, fue que había quedado shockeada después de presenciar un asesinato en la playa. Hasta ahora, nadie logró confirmar la versión. Incluso, los diarios de la zona, como Quintana Roo, no publicaron noticias de ningún crimen por esos días. Más tarde, los primeros médicos que trataron a la joven comentaron que ella había visto un cadáver y por eso se empezó a sentir mal. “Sí, es todo muy confuso… No se sabe si Carolina vio un cadáver, si se lo imaginó o si alguien le contó que había visto algo de esas características”, avanza Nicolás Mohn.
En Playa del Carmen son los 20.30, tres horas menos que en Buenos Aires. Nicolás, que acaba de terminar de trabajar como “colorista”, dice que extraña mucho a su amiga porque siempre fueron muy compinches. “Nos conocemos desde los cuatro años. Fuimos juntos al jardín de infantes, al primario (Mariano Fragueiro) y el secundario (Domingo Faustino Sarmiento)… Ella estaba muy contenta con su nueva vida en la playa… Y se sentía muy cómoda en el bar donde la habían contratado”.
-¿Era su primer trabajo en un bar?
-No, ya había estado en otros dos lugares parecidos.
-¿Tenía seguro médico?
-No, por eso tuvimos que organizar colectas para cubrir los primeros gastos de internación y de las primeras ambulancias… Para familias como las nuestras, el dinero que se necesita en estos casos es inalcanzable. No lo conseguimos ni vendiendo una casa.

Ataque más que accidente
En octubre de este año, en el cierre del “Primer Foro sobre ACV y su impacto en el sistema de salud argentino”, que reunió a más de 200 profesionales en la Universidad Católica, el neurocirujano Pedro Lylyk señaló: “Hay que dejar de referirse al ACV como ‘accidente cerebro vascular’. Es un ataque. Y de esa manera debe ser abordado”.
En la Argentina, más de 50 mil personas sufren cada año un ACV, que es lo mismo que decir, uno cada nueve minutos. Lylyk, experto de la Clínica La Sagrada Familia, dijo que el ACV no es un accidente porque tiene “causas”, “factores de riesgo” como el tabaquismo, el colesterol, la falta de ejercicio y la presión arterial alta, entre otros.
El especialista también afirmó que, una vez que se produce el ataque, es clave “el tiempo de reacción”: por cada minuto que pasa, el paciente pierde unas dos millones de neuronas. Por eso es muy importante el “circuito de atención”, desde el momento en que la persona siente los primeros síntomas hasta que la trasladan a un centro de salud equipado con los elementos necesarios para abordar este diagnóstico.
Los signos de alarma más habituales suelen ser desviación de la boca, cefalea de inicio súbito, pérdida repentina de visión, dificultad en el habla o falta de fuerza o sensibilidad en brazos y piernas. A veces se subestiman algunos síntomas.
“Con frecuencia las mujeres suelen manifestar síntomas inespecíficos como dolor en el pecho, dificultad para respirar, alteraciones en la atención o memoria, así como síntomas generales como fatiga, náuseas o vómitos. Al presentar estos síntomas no tradicionales, los médicos pueden no identificar la gravedad del cuadro, lo que desemboca en un retraso en la atención”, explicó Andrea Romeo, neuróloga del Hospital Universitario Fundación Favaloro.
El ACV se produce cuando una arteria cerebral se cierra (tipo isquémico) o se rompe (tipo hemorrágico, como le sucedió a Carolina Camaño). A nivel mundial representa la primera causa de discapacidad, y la tercera de muerte. En el foro de la UCA también se sostuvo que, en la Ciudad de Buenos Aires, las ambulancias que asisten un ACV suelen tardar unos 8 minutos en arribar a un domicilio y 40 para llegar al centro de salud.
Héctor Canales, director de la Región Sanitaria XI del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, dijo que “hay una gran inequidad en el Conurbano”. El especialista aseguró que cuentan con un móvil cada 50 mil habitantes y que faltan profesionales. Y esa inequidad se comprueba en que sólo entre el 5% y el 7% de los que sufren un ataque cerebrovascular en la Argentina recibe un tratamiento adecuado.
El apoyo que no llega
Florencia Chincuini, que también vivió un tiempo en Playa del Carmen, utiliza su cuenta de Instagram para actualizar los gastos del tratamiento de Carolina, de quien se considera muy amiga. En la misma red social, Juan Pablo Camaño, hermano mayor de la joven, se mostró muy agradecido con las donaciones que recibió su familia. “Caro sigue luchando por su vida porque ustedes fueron quienes le dieron esta segunda oportunidad. Su atención personalizada tiene un valor imposible de solventar para cualquier familia trabajadora”, publicó.
¿Al Gobierno mexicano le corresponde ayudar de alguna manera a Carolina? Marina Romano, abogada de la familia, sostiene que debería aplicarse la “reciprocidad, un principio fundamental en el derecho internacional”, y las autoridades mexicanas tendrían que “amparar” a la joven.
Por ahora los Camaño tampoco recibieron apoyo del Gobierno argentino. “Nos comunicamos con una tal Ana, de Cancillería, que nos preguntó por la salud de Carolina pero no quedamos en nada en concreto…”, describe Juan Antonio, sin perder las esperanzas de que lo contacten de nuevo.
-¿Por qué no trasladaron a su hija a la Argentina?
-Porque los médicos nos dijeron que, por la gravedad de la situación, Carolina no está en condiciones de soportar el viaje en un avión de línea. Nos hace falta un avión sanitario.
-¿Hasta cuándo piensa quedarse en Mérida?
-Yo me vuelvo mañana a Córdoba (por el jueves 28 de diciembre). La que se va a quedar en México es mi señora. Ella estará con mi hijo Ariel, que llega por estas horas… Preferiría seguir acá con Carolina, pero no me queda otra que hacerlo así, para abaratar los costos.
Juan Antonio habla bajo desde un pasillo de la terapia intensiva de la clínica. La charla se interrumpe abruptamente: “Te tengo que cortar, disculpame… Me están llamando para entrar a ver a mi hija. Primero la vio mi mujer y ahora me toca a mí. Entramos de a uno. Todos los días vengo con la ilusión de hablarle y que ella se despierte”.
Ahora es el viernes 29 de diciembre. Otra vez en Córdoba, después de haber tomado un avión en Cancún con escala en Panamá, Juan Antonio sigue en contacto “permanente” con su esposa y así se mantiene al tanto de la evolución de su hija. “Estar lejos se hace más difícil”, comenta.
-¿En Córdoba vive solo?
-¿De dónde saca las fuerzas para pelear en tantos frentes?
-De mis otros hijos, de mis primos, que son muchos y siempre están a mi lado… Además, si bien no voy a la Iglesia, soy creyente, y tengo mucha fe de que vamos a salir adelante.
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Sociedad
Qué son los exosomas y por qué podrían ser claves en la lucha contra el Alzheimer
Publicado
11 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Un reciente avance científico señala que la función de estas diminutas estructuras celulares resulta decisiva para el intercambio de señales entre neuronas y ofrece nuevas perspectivas para comprender y abordar enfermedades neurodegenerativas hereditarias
Un equipo de la Universidad de Aarhus realizó un hallazgo importante para entender el Alzheimer familiar, una forma hereditaria de esta enfermedad que afecta la memoria y capacidades cognitivas.
El papel de SORL1 y los mensajes celulares
El estudio, dirigido por Kristian Juul-Madsen y Thomas E. Willnow, en colaboración con el Max-Delbrueck-Center for Molecular Medicine de Alemania, se centró en la variante N1358S del gen SORL1. Esta mutación se encontró en casos de Alzheimer de inicio temprano.

El gen SORL1 es responsable de fabricar una proteína llamada SORLA, que tiene la tarea de organizar el transporte de sustancias dentro de las células cerebrales. Hasta ahora se sabía que SORLA ayudaba a evitar la formación de depósitos dañinos relacionados con el Alzheimer, pero los científicos quisieron saber si su función iba más allá de este proceso.
Uno de los grandes descubrimientos es que, aunque la mutación N1358S no cambia la interacción de SORLA con la sustancia relacionada con la formación de placas en el Alzheimer, sí altera el grupo de proteínas con las que suele trabajar.

El análisis detallado reveló que los cambios afectan principalmente a la producción y liberación de exosomas. Estas son pequeñas vesículas que las células utilizan para enviarse mensajes e instrucciones entre sí.
Cuando los científicos compararon células con y sin la mutación, vieron una clara disminución en la cantidad de exosomas liberados por células que tenían la variante N1358S o que carecían del gen SORLA.
Además, los exosomas de estas células eran algo más pequeños y presentaban una consecuencia aún más importante: perdían su capacidad para ayudar en el crecimiento y desarrollo de otras neuronas. En las pruebas, exosomas normales aplicados a neuronas jóvenes estimulaban su maduración, mientras que los provenientes de células con la mutación ya no ofrecían ese beneficio.

El contenido de los exosomas también se vio afectado. Los exosomas de las células modificadas llevaban menos microARNes que apoyan el desarrollo neuronal, y más microARNes con efectos opuestos. Este desequilibrio se asoció con la incapacidad de los exosomas alterados para apoyar la maduración de otras neuronas.
Nuevas pistas para el entendimiento y tratamiento
El descubrimiento llevó a los autores a concluir que SORLA regula la cantidad y la calidad de los exosomas que las células liberan, y que cuando esto falla, la comunicación entre las células se ve interrumpida. Este defecto en el envío de mensajes entre las células cerebrales, y no solo la acumulación de sustancias dañinas, podría estar en el origen del Alzheimer familiar.
La investigación también observó que el papel de SORLA en la fabricación de exosomas existe tanto en neuronas como en microglía, lo que sugiere que su función es amplia dentro del cerebro.
Los investigadores concluyen afirmando que este avance ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas estrategias para diagnosticar y tratar la enfermedad, dirigidas a restaurar la comunicación entre las células cerebrales y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer familiar.
Sociedad
Así luce Britney Spears hoy, a los 44 años
Publicado
12 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
La artista transita una etapa de cambios profundos, con reconciliaciones familiares, vida más reservada en México y nuevos desafíos en torno a su bienestar y privacidad
El 2 de diciembre, Britney Spears celebra su cumpleaños número 44 en medio de una etapa marcada por la transformación y la búsqueda de equilibrio personal. La referente indiscutida del pop desde finales de los 90 festeja un nuevo año de vida tras superar retos personales y familiares, y al iniciar su residencia en México, donde procura mayor tranquilidad y privacidad.
Desde el final de su tutela en 2021, retomó el contacto con sus hijos, Sean Preston y Jayden James, intentando fortalecer los lazos con su familia. Su reciente aparición junto a Kim y Khloé Kardashian en Hidden Hills, California, evidenció su nuevo impulso social y su apertura a vínculos públicos.

En 2025, protagonizó un episodio mediático durante un vuelo privado al encender un cigarrillo y consumir alcohol, lo que provocó una amonestación de las autoridades a su llegada a Los Ángeles. A pesar de estos contratiempos, la cantante asegura estar enfocada en su recuperación y aprendizaje, priorizando su privacidad y salud mental. La búsqueda de autonomía y protección familiar es uno de los pilares en este nuevo capítulo.
Cómo fue la carrera de Britney Spears
Su imagen evolucionó paralelamente a los cambios en la industria y desafíos personales. Spears enfrentó la presión extrema de los medios, factores que propiciaron la tutela legal en 2008. Sin embargo, continuó lanzando música y colaborando con grandes figuras, manteniendo su popularidad y relevancia.

En Las Vegas marcó un precedente al inaugurar una residencia exitosa que inspiró a otros artistas. Talento escénico y espíritu de reinvención permitieron que su figura permaneciera activa durante más de dos décadas en el panorama musical internacional.
Qué le pasó a Britney Spears
En 2008, Britney Spears fue sometida a una tutela que la privó del control sobre sus finanzas y muchas decisiones personales, con el argumento de proteger su salud mental y seguridad. Jamie Spears, su padre, fue nombrado tutor principal, lo que deterioró el vínculo entre ambos.
El arduo proceso legal para terminar la tutela se extendió hasta 2021, convirtiéndose en un caso emblemático de debate público y de movimientos de apoyo. Una vez recuperada su libertad, Spears confesó haber sufrido “daño cerebral” por experiencias traumáticas del régimen legal y expresó sentirse afortunada de “estar viva” tras superar ese periodo adverso. El lanzamiento del libro de Kevin Federline, su exmarido, con nuevas acusaciones sobre la vida familiar, volvió a encender la discusión pública.

Pese a los desafíos prioriza recuperar los vínculos con sus hijos y hermanos, y busca el equilibrio en su salud mental. Después de publicar sus memorias y superar distintas controversias, la artista decidió enfocarse en proyectos personales y mantener distancia de los escenarios por el momento.
Qué se sabe de la vida amorosa de Britney Spears en la actualidad
Tras su separación de Sam Asghari en 2024, Britney Spears optó por la reserva en su vida sentimental. Las noticias actuales no la vinculan con una pareja estable y la cantante protege la intimidad sobre sus relaciones.
Spears privilegia su bienestar y la reconstrucción de su entorno familiar. Eventos sociales como su encuentro con las Kardashian generaron especulaciones en redes, pero la artista evita confirmar novedades amorosas y elige centrarse en su independencia emocional y personal. Su entorno más cercano destaca que respeta su propio tiempo y espacio en esta etapa.

Los premios que recibió Britney Spears a lo largo de su carrera
En más de 20 años de trayectoria, Britney Spears ha sido reconocida con numerosos galardones internacionales. Recibió un Premio Grammy, varios MTV Video Music Awards, y premios en diferentes ceremonias internacionales. Sus discos han alcanzado múltiples certificaciones de platino y oro, consolidando su lugar en la historia musical.
Además de los premios estrictamente musicales, Spears ha sido homenajeada por su impacto en la cultura pop y su influencia en la industria del entretenimiento. Su residencia en Las Vegas revitalizó el formato y sus coreografías y videoclips han dejado huella en varias generaciones. En 2025, sorprendió con el anuncio de su línea de joyería, B Tiny, mostrando una faceta emprendedora y creativa.
Sociedad
Las confesiones de la mujer que fue obligada a casarse a los 3 años con el líder de los “Niños de Dios”: “Mi mamá me entregó”
Publicado
12 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Serena Kelley contó todo lo que vivió en la secta. “Era apenas una ficha dentro de un orden sagrado que solo admitía obediencia”, afirma. Los rastros de la organización de David Berg en Argentina
El tiempo parece no haber pasado en la memoria de Serena Kelley. Al cerrar los ojos, reconoce los pasillos de paredes descascaradas, el olor persistente de sopa recalentada en las cocinas colectivas, las colchas remendadas y los rezos monótonos que llenaban el aire. Pero nada pesa tanto como el día en que, a los tres años, fue obligada por los líderes de la secta Niños de Dios a casarse con su fundador, un hombre de sesenta y siete años llamado David Berg. Aquel “matrimonio” fue una ceremonia fría: nadie lloró, todos aplaudieron, y una multitud de adultos —hombres y mujeres sedientos de redención— entonaron himnos bajo una luz mortecina.
La secta Niños de Dios, nacida en Estados Unidos a finales de los años 60, creció bajo la voluntad absoluta de David Berg, quien exigía la sumisión más extrema y disfrazaba sus violencias con palabras de amor y promesas de salvación. Para los niños, la vida bajo su credo fue una condena: no les fue permitido jugar, dudar, ni siquiera crecer en paz.

Himnos y rutina: el instante donde murió la niñez
La ceremonia sucedió en una sala común, adornada con flores plásticas y mantas mal dobladas. Alguien, con voz solemne, murmuró junto al oído de Serena Kelley:—Sonríe, pequeña. Es un honor. Eres la elegida del profeta.
El trauma de ese instante quedaría suspendido para siempre. “Nunca tuve la sensación de ser una persona. Me percibía como un objeto, un bien que podía cambiar de manos según la decisión de los mayores”, contó Serena más de treinta años después.
La ceremonia no fue el fin, ni el peor de los males. Solo marcó el principio de una vida tejida en abusos, secretos y silencios impuestos por quienes juraban protegerla. Estados Unidos, América Latina y Europa. La secta dispersó a sus fieles en comunidades cerradas donde la infancia era solo un rastro difuso, rápidamente asfixiado.
La doctrina del abuso
David Berg, quien se hacía llamar “Moisés modernizado”, construyó una estructura cerrada e implacable. Sus seguidores —la familia espiritual— se regían por normas estrictas: rezos al despuntar el alba, trabajo doméstico, evangelización y absoluta devoción al profeta. Fueron miles los niños criados en este régimen. Él grababa cassettes y enviaba largas cartas manuscritas que todos debían memorizar.

Un día, en una de estas grabaciones, Berg insistió: “El Señor exige entrega sin peros. Los niños son del rebaño, y nosotros solo guiamos sus pasos hacia Su gracia”.
Cualquier duda, cualquier resistencia, era castigada con dureza. Temían más el rechazo de la comunidad que el afuera desconocido. Por las noches, mientras la oscuridad envolvía las casas comunes, la madre de Serena le susurraba:“Nada temas, hija. Todo ocurre porque Él lo dispone”.
Los juegos, cuando existían, eran premios fugaces por la obediencia, o máscaras detrás de las cuales se ocultaban castigos y pruebas de disciplina.

El despojo gradual: madre, niña y el silencio
Serena tenía prohibido preguntar por qué ya no dormía con otros niños; por qué la llamaban “esposa pequeña” en voz baja y “elegida” en público. Las respuestas nunca llegaban. Solo quedaba el miedo de los pasillos, el frío de las miradas y la certeza de que su madre ya no podía protegerla. “Iba perdiendo mi voz. Me reconocía cada vez menos cuando me miraba a los espejos polvorientos del lugar”, recuerda.
Salían poco a la calle. Cuando lo hacían, era custodiadas por adultos devotos —llamados “tíos” y “tías”—, que evitaban cualquier contacto con el mundo exterior, temerosos de agentes del demonio, curiosos, periodistas o policías. “Aquí afuera está el infierno. Solo la familia es segura, solo nuestro pastor sabe lo que te conviene”, sentenció un día la madre de Serena ante la menor duda.
La expansión de los Niños de Dios: redes de fe y dolor
La secta Niños de Dios nació en California a finales de los años 60, con David Berg a la cabeza. Pronto, su mensaje —una mezcla de carisma, radicalismo y devoción bíblica— logró arrastrar a decenas y luego miles. Prometía una familia extensa, una comunidad capaz de proteger a sus miembros del veneno del mundo.
La realidad era otra. El “amor libre” y la obediencia estricta camuflaban abusos y sometimiento. Cambiaban de ciudad a menudo, mudándose incluso de país, huyendo de las autoridades y de cualquier rumor peligroso para la organización.
La secta se expandió a América Latina y Europa. El horror se replicaba sin distinción geográfica: todos los niños, todas las niñas eran vulnerables. Nadie escapaba al mandato del profeta.

’}En 1993, la Policía Federal argentina realizó siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. La denuncia era de corrupción de menores y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios.
La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Así lo contó la periodista Emilse Pizarro en una nota publicada en 2019 en Infobae.
La vida de una niña rota: años de miedo continuo
A los seis años, Serena Kelley ya no tenía recuerdos de antes de la secta. Cada cumpleaños era solo una fecha en el almanaque; un día igual a todos, con nuevas obligaciones y promesas de mayor entrega. La infancia, para ella y los demás, era solo una palabra.
—Pronto, el profeta te confiará una misión inmensa —le advirtió una vez una tía, con una sonrisa ahogada.
En la comunidad, la obediencia era condición para la supervivencia. El silencio, una manera de sobrevivir. Llorar o rebelarse traía castigos que iban desde la humillación pública hasta la segregación en habitaciones oscuras.
David Berg gobernaba con mano firme. Los niños eran herramientas, símbolos de pureza y objetos de propiedad espiritual y carnal.

La toma de conciencia fue lenta. Adolescente, Serena Kelley comenzó a escribir pequeños relatos y a leer libros clandestinos que circulaban entre los jóvenes rebeldes de la secta. Descubrió que el mundo exterior no era un abismo, sino una opción.
La huida no fue gloriosa. Llevó tiempo, dudas, amenazas de ostracismo y un trabajo minucioso para frenar el adoctrinamiento instalado desde la cuna. “La libertad aterra al principio. Te sientes incompleta, culpable, deseando volver solo para no tener que decidir sola,” cuenta Serena.
Tras su salida, las pesadillas fueron constantes. Los recuerdos volvían con frecuencia. La voz grave de Berg, las miradas de los fieles, las frases envenenadas por la devoción. Nadie la persiguió, pero la vergüenza y la sospecha nunca la abandonaron.
El testimonio y la recuperación
Solo al contar su historia, primero en círculos privados, después en reportajes y foros internacionales de víctimas de sectas, Serena Kelley halló un propósito difícil: luchar por la memoria colectiva y el reconocimiento de los horrores sufridos por los hijos de la secta Niños de Dios.

“No pido piedad ni ira. Solo exijo memoria y verdad, para que ninguna niña tenga que vivir en carne propia lo que a mí me arrebataron”, reclama Serena cada vez que toma un micrófono.
Decenas de personas contaron historias similares. Los patrones se repiten: control total, aislamiento, abuso físico y psicológico. Las estructuras legales no siempre llegaron a tiempo. La secta —dispersa y debilitada tras la muerte de Berg en 1994— sobrevivió en pequeñas células, amparada muchas veces por la inacción judicial y el olvido social.
En una carta pública leída en una conferencia para sobrevivientes de sectas en Los Ángeles, Serena Kelley resumió el sentido de su lucha:
“A quienes me piden que olvide, les digo: sigo siendo una niña de tres años, con un vestido viejo y la promesa del profeta clavada en el pecho. No dejaré que esto se olvide. Hablo por todas las que no pudieron, las que aún callan, las que murieron esperando otra oportunidad de ser libres”.
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