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Salud

Diabetes: la bandera roja de la prediabetes y cuándo y cómo se puede lograr la remisión

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  • La diabetes no se cura, pero puede remitir con cambios de hábitos.

¿Qué gusto tiene la sangre? Probablemente nos cueste describirlo y respondamos en base a los recuerdos de la infancia, a esas experiencias con “cascaritas” desprendidas que los adultos nos decían que no debíamos tocar, rascar, y mucho menos, lamer. “Salada”, nos devolverá la memoria. Algo metálica, dirán los más detallistas. Dulce no. La sangre no debe tener exceso de azúcar.

Sin embargo, cada vez más personas y a edades cada vez más tempranas desarrollan diabetes o prediabetes, es decir que tienen sus niveles de glucosa (azúcar) en sangre elevados lo que, a largo plazo, produce daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.

Eso se traduce en que los adultos con diabetes tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor de infarto de miocardio y ACV. La neuropatía de los pies combinada con la reducción del flujo sanguíneo incrementan el riesgo de úlceras de los pies, infección y, en última instancia, amputación. Mientras que la retinopatía diabética es una causa importante de ceguera. La diabetes, asimismo, se encuentra entre las principales causas de insuficiencia renal.

En Argentina, casi el 13% de los mayores de 20 años vive con diabetes, lo que equivale a unas 4 millones de personas, prevalencia que se encuentra en constante ascenso en las últimas décadas, en consonancia con el crecimiento del sobrepeso, la obesidad, que favorecen el avance de la diabetes mellitus o tipo 2, la más frecuente.

“Lo más preocupante es que el 45%de las personas con diabetes desconoce su diagnóstico y eso hace que no puedan tomar ninguna iniciativa de cuidado respecto a su enfermedad”, advirtió Carla Musso, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).

Pero no solo se ignora el diagnóstico de diabetes. También se subestima o se minimiza el impacto de la obesidad como factor predisponente, destacó Martín Rodríguez, presidente de la SAD.

En Argentina, 6 de cada 10 personas están por encima de su peso saludable. “Algo llamativo, según hemos visto en un estudio, es que el 68% de las personas que tienen sobrepeso u obesidad consideran que su peso es normal o ligeramente elevado, o sea no hay una conciencia de lo que implica la obesidad“.

Rodríguez remarcó que no se debe “banalizar” la obesidad: “Es una condición patológica, al igual que el sedentarismo. Movernos es una condición inherente al ser humano y la hemos ido perdiendo con los años”.

En ese sentido, apuntó que el 65% de las personas con obesidad no realiza la actividad física mínima recomendada y señaló que dada la alta prevalencia de ambos factores (exceso de peso+sedentarismo, sumado a algunos otros), en Argentina, un tercio de la población, aunque lo perciba, presenta “riesgo elevado” de desarrollar diabetes.

medir riesgo desarrollar diabetes tipo 2

A raíz de eso, en una reunión con periodistas de la que participó Clarín en vísperas del Día Mundial de la Diabetes -que se conmemora el 14 de noviembre- Musso y Rodríguez hicieron hincapié en la importancia de conocer el diagnóstico (sobre todo las personas en mayor riesgo de desarrollarla), en que la prediabetes también reviste seriedad, en que hay que salir de la mirada glucocéntrica de la diabetes y en las medidas claves para prevenir la enfermedad. Respondieron también si es posible la remisión, en qué instancia y cómo se logra.

¿Cómo sé si tengo diabetes?

La diabetes no da síntomas hasta que se encuentra en un estadio avanzado, cuando el daño ya es muy severo. Por eso, evaluar en forma periódica los niveles de glucosa en sangre permite arribar a un diagnóstico temprano, lo que abre un mayor margen para adoptar medidas de cuidado que permitan evitar la progresión de la enfermedad y sus consecuencias.

El chequeo es particularmente importante en quienes tienen riesgo elevado de desarrollar diabetes: personas con antecedentes familiares de primer grado (madre/padre con diabetes); con sobrepeso, obesidad o que sean sedentarias; mayores de 35 años con hipertensión arterial, colesterol HDL bajo o que presenten algún grado de depresión; mujeres que haya tenido diabetes gestacional o hijos nacidos con más de 4 kilos.

“Las personas que tengan alguna o varias de esas condiciones deberían acercarse a su médico para que les indique análisis de glucemia o un estudio de glucosa en sangre”, aconsejó Musso.

¿Cómo se diagnostica la diabetes? “El diagnóstico se hace cuando una persona tiene dos glucemias mayores o iguales a 126 mg/dl, es decir, un análisis de sangre con 8 horas de ayuno. O si no, por la prueba oral de tolerancia a la glucosa, que da una glucemia mayor o igual a 200 mg/dl”, precisó la médica endocrinóloga, coordinadora del Servicio de Diabetes de la Fundación Favaloro.

Prediabetes, bandera roja y oportunidad en la frontera

¿Y qué ocurre con quiénes están en el límite? Que no llegan a valores de diabetes, pero que se encuentran en la frontera.

Aquellas personas con factores de riesgo que presenten una glucemia alterada en ayunas entre de 100 y 125 mg/dl o valores de tolerancia a la glucosa entre 140 a 199 mg/dl, se considera que tienen prediabetes, “que no es una preenfermedad, sino una enfermedad en sí misma”, aclaró Musso.

La especialista explicó que “las complicaciones que teóricamente se creía que aparecían en el momento en que había diagnóstico de diabetes, se vio que aparecen ya en esta situación de prediabetes, tanto las macrovasculares (como la enfermedad cardiovascular y el ACV), como las microvasculares (retinopatía, la nefropatía)”.

“Por eso la idea es poder actuar ya en prediabetes. Actuar quiere decir implementar cambios de hábitos para poder evitar la progresión. Y si fuera necesario, indicar medicación, ya que hay fármacos autorizados para esta etapa también”, señaló la vicepresidenta de la SAD.

“Si intervenimos en la prediabetes -donde ya hay riesgo- podemos reducir el pasaje a diabetes. Lo más importante es actuar previamente en la población general atacando la obesidad y el sedentarismo como política de Estado”, subrayó Rodríguez.

La buena alimentación constituye un factor clave en los hábitos saludables. Foto Shutterstock.La buena alimentación constituye un factor clave en los hábitos saludables. Foto Shutterstock.

Para demostrar el impacto que pueden tener esas medidas en el control de los factores de riesgo recurrió a los resultados observados en un estudio del Programa Nacional de Prevención de Diabetes de Estados Unidos: “Sin hacer ninguna intervención o haciendo una intervención mínima, 10% de las personas con prediabetes pasaba a tener diabetes en un año. Mientras que realizar una intervención del estilo de vida -que involucra la realización de dos horas y media de actividad física por semana y bajar del 7% al 10% del peso- redujo en un 58% ese pasaje a diabetes“.

Cómo se previene la diabetes tipo 2

Entre las modificaciones en el estilo de vida que forman parte del tratamiento no farmacológico de la diabetes se resumen en seis variables contenidas en el último consenso la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (AACE), compartido por la SAD.

. Plan de Alimentación sano

“Entre otras medidas, hay que incrementar el consumo de frutas y verduras”, enfatizó Rodríguez, y reducir el de alimentos ultraprocesados.

. Actividad física

“El ejercicio es la verdadera polipíldora para la salud cardiovascular”, afirmó el presidente de la SAD.

“Algunos programas de prevención de diabetes establecieron un mínimo de 150 minutos semanales, o sea, dos horas y media de una actividad aeróbica de intensidad moderada como puede ser caminar a 4 kilómetros por hora“.

“Tal vez no sea estrictamente necesario ir al gimnasio o salir a caminar todos los días una hora (lo cual está muy bien), pero sí levantarnos periódicamente de la silla y caminar dos/tres minutos, usar las escaleras”, recalcó el médico.

“Son fundamentales la actividad física programada y el comportamiento no sedentario. El solo hecho de cambiar de estar totalmente quieto a moverse un poco ya cambia la epidemiología, el riesgo de de muerte, las curvas comienzan a mejorar con un movimiento mínimo. Llegar a 150 minutos/ 300 minutos por semana es el objetivo más importante, pero dejar de estar quietos ya es un avance”.

. Sueño adecuado

“Hoy en día la gente duerme poco y esto también condiciona el riesgo de padecer diabetes, obesidad y también predispone a un mal control.”

. Cesación tabáquica

“Si bien ha bajado el número de personas que fuman, continúa siendo un flagelo”, manifestó el médico.

. Reducción de la ingesta de alcohol.

“Se ha incrementado durante la pandemia y es otra condición que favorece el desarrollo de diabetes, obesidad y su mal control.”

. Abordaje y manejo de la depresión

“Es un trastorno frecuente en la población y más frecuente aún en las personas con diabetes”, destacó el profesional.

La mirada glucocéntrica no va más

Otro de los puntos que destacan desde la SAD es la importancia de mantener bajo control no solo la glucemia, como si la diabetes se tratara de una condición aislada, sino también el colesterol y la presión arterial.

“Sabemos que en la diabetes no se trata solo de controlar la glucosa, hay que salir de esta mirada glucocéntrica que teníamos hace algunos años”, subrayó Musso.

El ejercicio es fundamental. Foto Shutterstock.El ejercicio es fundamental. Foto Shutterstock.

“Hoy sabemos que en la persona con diabetes debemos controlar el colesterol, el peso corporal, la presión arterial y la antiagregación si fuera necesario (evaluar si necesita medicación para evitar la formación de trombos); mirar al paciente como un todo.”

“Los factores de riesgo cardiovascular deben ser evaluados en forma sistemática, por lo menos una vez al año, así como los marcadores de enfermedad renal (la albuminuria es una determinación muy fácil de hacer y da mucha información)”, sumó la endocrinóloga.

Los tratamientos actuales acompañan esa tendencia a salir de la mirada glucocéntrica. “Hoy tenemos nuevas medicaciones que ayudan a disminuir el riesgo de la enfermedad cardiorrenal y para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. Esperamos que esto se traduzca en menores tasas de complicaciones en las personas con diabetes”.

Curación no, remisión sí

¿Es posible la curación de la diabetes? No. Pero la remisión sí, afirman los especialistas.

“Remisión implica no tener que tomar más la medicación y lograr niveles de prediabetes o -idealmente- de normalidad, que es más difícil”, explicó Rodríguez.

¿Por qué no es curación? Porque es una condición reversible. “Aquella persona que logró remitir la diabetes, si vuelve a engordar y a quedarse quieto, la diabetes reaparece”.

¿Cómo se logra la remisión? “Con pérdida de alrededor de 10% del peso a través de cambios en la alimentación y la actividad física. Hoy en día la cirugía bariátrica ha mostrado también buenos avances, pero se limita a un muy pequeño porcentaje de la población, así que la remisión es a través de dieta y ejercicio, no hay otra solución por ahora”.

La remisión no se da en cualquier etapa de la enfermedad. “Es en los estadios más tempranos cuando esta estrategia tiene eficacia, no así cuando un paciente con diabetes ya lleva muchos años de enfermedad”, sostuvo Rodríguez.

Salud

Un cardiólogo que estudia a los “superancianos” identifica el único hábito que garantiza vivir muchos años y con buena salud: “Es lo único que reduce nuestro reloj biológico”

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Tras analizar los factores que comparten los “superancianos”, el reconocido cardiólogo Eric Topol concluye que la longevidad depende, sobre todo, de una costumbre cotidiana

El doctor Eric Topolcardiólogo y genetista estadounidense, lleva décadas investigando los secretos de la longevidad. Su reciente libro, Super Agers: An Evidence-based Approach to Longevity (Superancianos: una aproximación a la longevidad basada en pruebas), recopila los resultados de años de análisis sobre personas que superan los 80 años manteniendo la salud y la vitalidad. La publicación aún no ha salido en español, pero ya ha generado debate en foros especializados y en medios de comunicación de todo el mundo.

Pocas son las personas que consiguen cruzar la barrera de los 90 manteniéndose activos y en buena forma. Lejos de secretos inalcanzables o fórmulas mágicas, Topol defiende que la clave se encuentra “más cerca de lo que creemos” y apuesta por rutinas sencillas. En su recorrido profesional – es reconocido como uno de los diez principales expertos mundiales en longevidad -, el médico afirma que pequeños cambios diarios pueden prevenir enfermedades que encabezan la mortalidad global: cáncer, cardiopatías y trastornos neurodegenerativos.

El deporte es “lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico” (Imagen Ilustrativa Infobae)

El deporte es “lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico”

“Sabemos que estas enfermedades tardan al menos 20 años en desarrollarse, así que estamos en condiciones de prevenirlas, sobre todo en personas con mayor riesgo”, afirma. “Tenemos una oportunidad de evitar esas patologías que surgen con la edad”. Para el especialista, modificar ciertos hábitos no supone un esfuerzo desmedido: “No se trata de pastillas ni de trucos mágicos. Podemos trabajar con lo que ya está en nuestras manos”.

El ejercicio – según Topol – destaca por encima del resto de recomendaciones. Basta con observar cómo se estructura la rutina diaria y plantear cambios sencillos en movimiento, dieta y ocio para encarrilar la salud a largo plazo. El cardiólogo recomienda especialmente aquellas actividades dirigidas a trabajar la musculatura en resistencia y los ejercicios de fuerza de prensión (la capacidad que tiene una persona para apretar o suspender objetos en el aire con las manos), dos prácticas que han mostrado una eficacia notable frente al deterioro físico vinculado al paso de los años.

“Resulta que el ejercicio es lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico. El espacio entre tu verdadera edad y la edad biológica puede ampliarse”, destaca Topol. La recomendación estándar es realizar 30 minutos de ejercicio, cinco días a la semana, aunque el propio cardiólogo reconoce que incluso con dos sesiones semanales ya se obtienen beneficios. “No es sobre volverte más fuerte, es también sobre mejorar tu equilibrio”, insiste. “Nada de lo que podamos hablar supera al ejercicio si hablamos de reducir nuestro proceso de envejecimiento. No lo sabríamos si no hubiese toda esa ciencia detrás”.

Topol subraya que el ejercicio se ha revelado como el hábito más eficaz para mejorar la salud y prolongar la vida. Para quienes buscan una clave en la longevidad de los llamados “superancianos”, el mensaje queda claro: moverse no solo alarga los años, sino que también los llena de salud y vitalidad.

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Qué es el síndrome del “hombro congelado”, la dolencia que afecta principalmente a las mujeres mayores de 40

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Durante la mediana edad, esta condición asociada a cambios hormonales interfiere con rutinas básicas y deteriora el bienestar general, advierten desde National Geographic. Cuáles son los síntomas y por qué es esencial el diagnóstico oportuno

Alcanzar el estante de la cocina, atarse el pelo o solo levantar los brazos pueden ser acciones que, aunque simples, se vuelven un desafío inesperado para muchas mujeres en la mediana edad, especialmente después de los 40 años.

Actualmente, esta condición ganó relevancia debido a su impacto prolongado y a la necesidad de repensar su diagnóstico y tratamiento desde una perspectiva informada y equitativa. Es que el dolor persistente y la rigidez en el hombro afectan de manera desproporcionada a mujeres de mediana edad, con una alta prevalencia e impacto en la calidad de vida.

La capsulitis adhesiva limita elLa capsulitis adhesiva limita el movimiento del hombro y puede prolongarse entre uno y tres años, afectando la calidad de vida (Créditos: Freepik)

El hombro congelado se caracteriza por una restricción progresiva y dolorosa del movimiento en la articulación, tanto en acciones activas como pasivas.

  • Congelación: dolor y rigidez aumentan de forma progresiva.
  • Congelada: disminuye el dolor, pero persiste la rigidez, lo que dificulta las actividades cotidianas.
  • Descongelación: el rango de movimiento mejora de manera gradual.

Este proceso puede extenderse entre uno y tres años. En algunos casos, la recuperación total no se alcanza.

Vale destacar que, en la fase inicial, el dolor suele ser intenso por la noche y la movilidad del hombro se reduce. En la etapa intermedia, la rigidez se acentúa y puede producirse atrofia muscular. Finalmente, durante la recuperación, disminuye el dolor y mejora la movilidad, aunque no siempre se restablece por completo.

Desde Mayo Clinic advierten que, aunque en la mayoría de los casos se resuelven con el tiempo, la afección puede resultar incapacitante durante su evolución.

Cuáles son los factores de riesgo

Tres fases del hombro congelado:Tres fases del hombro congelado: dolor inicial, rigidez persistente y recuperación parcial del movimiento (Créditos: Freepik)

Diversos reportes indican que entre el 2% y el 5% de la población desarrolla capsulitis adhesiva. Su frecuencia aumenta significativamente en mujeres de entre 40 y 60 años, especialmente en la transición menopáusica, profundiza National Geographic.

El mismo medio señala que cerca del 75% de los casos se presentan en mujeres, y más del 70% de quienes atraviesan la menopausia padecen síntomas musculoesqueléticos. Es más, una de cada cuatro desarrolla alguna forma de discapacidad funcional.

Aunque sus causas exactas no están completamente establecidas, se estima que el hombro congelado se origina por un proceso inflamatorio que provoca el engrosamiento y la contracción de la cápsula articular. Sobre este punto, el estudio de Climacteric vincula este mecanismo con la disminución de estrógenos durante la menopausia, lo que contribuye a la aparición de síntomas musculoesqueléticos como el dolor articular y la rigidez.

En cuanto a los factores de riesgoMayo Clinic identifica a los antecedentes de diabetes, trastornos tiroideos, enfermedades neurológicas o cardiovasculares, así como la inmovilización prolongada del hombro.

Vale destacar que la afección presenta mayor prevalencia entre personas de origen asiático, donde se la conoce como “hombro de los cincuenta años”, según relata National Geographic.

Los ejercicios de amplitud deLos ejercicios de amplitud de movimiento, acompañados de un compromiso sostenido con la rehabilitación, son fundamentales para la recuperación (Créditos: Freepik)

Por otro lado, un estudio publicado en Climacteric propuso el término “síndrome musculoesquelético de la menopausia” para describir síntomas asociados al descenso de estrógenos, como capsulitis adhesiva, artralgia y pérdida de masa muscular.

Al tiempo que una investigación publicada en Journal of Clinical Medicine documentó la alta frecuencia de dolor de hombro en mujeres menopáusicas y las barreras diagnósticas que enfrentan.

Contexto histórico y falta de investigación

Durante décadas, el hombro congelado fue una enfermedad poco comprendida y subestimada por la comunidad médica. National Geographic destaca que hasta hace poco existían escasos estudios sobre sus causas y tratamientos, en parte por un sesgo de género en la investigación.

La cirujana ortopédica Jocelyn Wittstein, citada por el medio, afirmó que “el solo hecho de ser mujer es un factor de riesgo para el hombro congelado” y señaló que la mayoría de los cirujanos ortopédicos no experimentan la menopausia, lo que contribuye a la falta de urgencia en el abordaje de esta afección.

Las radiografías permiten descartar patologíasLas radiografías permiten descartar patologías como artritis o lesiones óseas (Créditos: Freepik)

En 2024, Wittstein y su equipo introdujeron el concepto de síndrome musculoesquelético de la menopausia, para describir síntomas como dolor articular, pérdida de masa muscular, disminución de densidad ósea y progresión de la osteoartritis. La revista Climacteric, en ese tono, subrayó la relevancia de esta terminología para aumentar la conciencia médica y social sobre los efectos musculoesqueléticos del climaterio.

Diagnóstico: criterios y relevancia de la detección temprana

Durante años, el hombro congelado fue poco atendido en la práctica clínica. National Geographic vincula esta omisión con un sesgo de género. En ese marco, Jocelyn Wittstein insistió en que el factor de riesgo de ser mujer fue históricamente desestimado y atribuyó esa omisión al desconocimiento clínico de la experiencia menopáusica.

Estas afirmaciones sobre el síndrome musculoesquelético en la menopausia adquirieron respaldo desde la revista Climacteric, ya que se documentó la frecuencia y el impacto de estos síntomas en mujeres en transición hormonal.

El estudio en Journal of Clinical Medicine reforzó esta perspectiva al mostrar la elevada prevalencia de dolor de hombro y la falta de estrategias diagnósticas eficaces, lo que prolonga el sufrimiento y retrasa el tratamiento adecuado.

La detección temprana del hombroLa detección temprana del hombro congelado mejora el pronóstico con tratamientos como fisioterapia e hidrodilatación (Créditos: Freepik)

Lo cierto es que el diagnóstico del hombro congelado es clínico. Se basa en la historia de dolor y rigidez progresiva, y en la limitación del rango de movimiento activo y pasivo. La Cleveland Clinic explica que el examen físico incluye la evaluación comparativa con el otro hombro.

Las radiografías permiten descartar patologías como artritis o lesiones óseas, y técnicas como la resonancia magnética o la ecografía ayudan a confirmar el diagnóstico.

Su identificación oportuna es clave. Intervenir en las primeras fases mejora el pronóstico y acorta la duración de los síntomas. Sobre este punto, y a modo de ejemplo, el estudio publicado en Journal of Ultrasound demostró que la hidrodilatación guiada por ecografía, combinada con fisioterapia, resulta más eficaz si se aplica antes de alcanzar la rigidez completa.

Tratamientos actuales y evidencia disponible

El tratamiento del hombro congelado evolucionó, aunque aún no hay un protocolo unificado. Las estrategias incluyen fisioterapiaanalgésicosantiinflamatorios no esteroideos, corticoides (orales o inyectables), hidrodilatación y, en casos refractarios (resistes a los tratamientos tradicionales), cirugía.

La fisioterapia es el pilar del abordaje conservador. Mayo Clinic y Cleveland Clinic coinciden en que los ejercicios de amplitud de movimiento, acompañados de un compromiso sostenido con la rehabilitación, son fundamentales para la recuperación.

Las infiltraciones con corticoides alivian los síntomas en las etapas iniciales, aunque su efecto es transitorio. La hidrodilatación —inyección intraarticular de solución salina y corticoides guiada por ecografía— mostró buenos resultados, especialmente al combinarse con fisioterapia personalizada.

La investigación clínica reciente priorizaLa investigación clínica reciente prioriza un abordaje integral y temprano del síndrome musculoesquelético en mujeres menopáusicas (Créditos: Freepik)

El trabajo publicado en Climacteric cita estudios clínicos que muestran que estos tratamientos logran buenos resultados si se inician a tiempo, reduciendo la necesidad de intervenciones más invasivas.

Respecto a la terapia hormonal, National Geographic y la revista Climacteric señalaron que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) podría prevenir o aliviar los síntomas musculoesqueléticos, incluido el hombro congelado.

La Dra. Kathleen Jordan, directora médica de Midi Health, afirmó a National Geographic que la TRH es una de las intervenciones más eficaces para el dolor articular vinculado al hipoestrogenismo, aunque debe evaluarse caso por caso.

Las opciones quirúrgicas quedan reservadas, entonces, a cuadros en los que el tratamiento conservador falla. El estudio de Journal of Clinical Medicine advirtió que muchas mujeres menopáusicas no acceden de forma temprana a tratamientos adecuados debido a la subestimación de su dolor, lo que retrasa intervenciones efectivas.

La terapia hormonal y laLa terapia hormonal y la fisioterapia personalizada son clave para aliviar los síntomas del hombro congelado y mejorar la movilidad (Créditos: Freepik)

El reconocimiento del hombro congelado como parte del síndrome musculoesquelético amplió la investigación clínica y mejoró el enfoque terapéutico. National Geographic destacó, en ese sentido, que una nueva generación de especialistas en salud femenina favoreció el acceso a tratamientos basados en evidencia.

En paralelo, Climacteric resaltó el rol de intervenciones complementarias como el ejercicio de resistencia y la suplementación con vitamina Dmagnesio y vitamina K2 para preservar la masa ósea y muscular en mujeres posmenopáusicas. La hidrodilatación guiada y la fisioterapia personalizada continúan como intervenciones de primera línea, sobre todo si se aplican en fases tempranas.

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Andar en bicicleta o caminar, ¿qué es mejor para la salud cardiovascular?

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Ambas prácticas tienen múltiples beneficios para el organismo. En el Día Mundial de la Bicicleta, un repaso por sus efectos en la prevención de enfermedades cardíacas, control metabólico y fortalecimiento muscular

Cada 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca fomentar su uso por sus múltiples beneficios sociales, ambientales y de salud.

En 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un análisis al respecto de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien apuntó: “Caminar y andar en bicicleta mejora la salud y hace que las ciudades sean más sostenibles. Cada paso que damos y cada paseo ayudan a reducir la congestión, la contaminación atmosférica y las enfermedades. No obstante, debemos hacer que los desplazamientos a pie y en bicicleta sean seguros, para que más personas opten por estas opciones más saludables y ecológicas”.

Caminar y andar en biciCaminar y andar en bici son dos actividades saludables y amigables con el medioambiente (Imagen Ilustrativa Infobae)

Caminar o andar en bici: sus beneficios para la salud cardiovascular

Tras analizar a 82.297 personas durante 18 años, el trabajo concluyó que “en comparación con los desplazamientos no activos, el uso de la bicicleta se asoció con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, un riesgo un 24% menor de hospitalización por enfermedades cardiovasculares, prescripción de medicación cardiovascular y prescripción por problemas de salud mental”. En cuanto a la caminata, el mismo estudio señaló que las personas “que caminaban al trabajo tenían un riesgo 10% menor de hospitalización por enfermedad cardiovascular y de recibir medicación para tratarla”.

Sin embargo, el trabajo también advirtió sobre un riesgo mayor de lesiones entre ciclistas: “Quienes se desplazaban en bicicleta tenían casi el doble de riesgo de hospitalización por colisiones de tráfico en comparación con los no activos, aunque este fue un evento relativamente infrecuente (83 hospitalizaciones en 18 años)”. Estos eventos reflejan la necesidad de infraestructuras seguras para garantizar los beneficios del ciclismo sin aumentar riesgos viales.

El ciclismo estimula los músculosEl ciclismo estimula los músculos de las piernas, activando especialmente glúteos, muslos y pantorrillas (Imagen Ilustrativa Infobae)

En 2022, la OMS publicó un informe en el que apuntó: “Andar en bicicleta y caminar puede ayudar a combatir el sobrepeso y reducir la inactividad física. Los desplazamientos activos se asocian con una disminución de aproximadamente el 10% del riesgo de enfermedad cardiovascular y una disminución del 30% del riesgo de diabetes tipo 2″.

Fortalecimiento muscular, según la intensidad que se busca

Tanto caminar como andar en bicicleta activan los músculos de las piernas. Según una revisión de Public Health England, “el ciclismo se asocia con mejoras en la composición corporal” y permite reducir el porcentaje de grasa corporal cuando se lo realiza con frecuencia.

El mismo informe destacó que andar en bicicleta “beneficia la capacidad cardiorrespiratoria en adultos”, lo que implica también un refuerzo de la musculatura involucrada en la resistencia aeróbica. Por su parte, caminar actúa sobre músculos estabilizadores, fortalece los tobillos y las caderas, y mejora el equilibrio, especialmente en personas mayores o con movilidad reducida. Además, se asocia con mejoras en la salud musculoesquelética de mujeres posmenopáusicas y personas con dolor lumbar crónico, según precisó el análisis.

Si bien el ciclismo podría promover un fortalecimiento más marcado debido a la carga mecánica del pedaleo, caminar también ofrece beneficios relevantes, particularmente en términos de mantenimiento de la masa muscular con bajo impacto en las articulaciones, de acuerdo a los expertos.

Bajar de peso: ambas son buenas alternativas

Ambas actividades son aliadas eficaces en estrategias de control del peso. La OMS ha indicado que caminar “durante 30 minutos o andar en bicicleta durante 20 minutos la mayoría de los días reduce el riesgo de mortalidad en al menos un 10%”.

La OMS señala que caminarLa OMS señala que caminar 30 minutos o andar en bicicleta 20 reduce al menos un 10 por ciento el riesgo de mortalidad general (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el informe de Public Health England detallaron que caminar con regularidad genera descensos en el índice de masa corporal, el perímetro de cintura y el peso, particularmente en personas inactivas o con sobrepeso. El ciclismo, por su parte, está significativamente asociado con una menor grasa corporal en estudios de cohorte y ensayos clínicos, lo que lo posiciona como una herramienta útil para reducir el exceso de peso.

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