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Autos Locos en la 9 de Julio: una mezcladora de cemento, una ambulancia y un ataúd en la carrera más bizarra

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  • El evento organizado por Red Bull volvió a Buenos Aires después de 10 años.

Ninguno de los autos que esperan para correr la carrera de sus vidas son, lo que se dice, “normales”. Esa es la consigna que mueve desde hace más 20 años la carrera Red Bull Autos Locos, la misma que este domingo volvió a Buenos Aires luego de su última edición en 2013. Acá los participantes son desafiados a construir un vehículo de carrera desde cero, sin motor, que pueda bajar por una empinada pista llena de obstáculos, curvas y saltos espectaculares.

¿Qué se necesita para ser un auto loco? La respuesta es simple: ser atrevido, ser bizarro y, sobre todo, ser creativo y proponer un concepto a través de una estética bien definida. Todo eso es lo que se puede ver mientras se recorre el espacio que le pertenece a los 30 autos elegidos que desde las dos y media de la tarde protagonizan el evento.

Esta pista de carreras se extendió desde Juncal y Carlos Pellegrini hasta la Avenida Libertador. El evento, al que se pudo acceder de forma gratuita, llegó a concentrar a más de 30 mil personas.

Mate, la grúa de la película Cars, dijo presente en la carrera de los Autos Locos.  Foto Matías Martin CampayaMate, la grúa de la película Cars, dijo presente en la carrera de los Autos Locos. Foto Matías Martin Campaya

Allí todos ovacionaron a cada uno de los autos locos que van apareciendo en escena. Los encargados de esta arenga constante fueron los conductores del evento, Migue Granados y Mica Vázquez.

Pero el verdadero filtro, el jurado que evaluó cuáles son los autos más locos, estuvo compuesto por los influencers Santi Maratea, Ima Rodríguez y la skater profesional Aldana Bertran.

Pasadas las seis de la tarde, la decisión final dice que el triunfo le pertenece a Team Rescate, un equipo integrado por bomberos de Luján.

Los diseños de los autos son personalizados por los competidores. Foto Matías Martín CampayaLos diseños de los autos son personalizados por los competidores. Foto Matías Martín Campaya

“Su auto intentó representar, al menos en parte, la labor diaria que cada uno de los cinco integrantes tienen en el cuartel, en el cual se dedican, nada más y nada menos, a salvar miles de vidas al año“, felicitaron desde la organización de Red Bull Autos Locos.

Y sumaron: “Ellos no solo cruzaron la meta en menos de un minuto, sino que también resistieron los golpes y las embestidas de los obstáculos que había en la pista”.

En el podio lo siguieron The Corner Team, equipo que creó un auto en forma de picada. El tercer puesto lo ocupó Capitanes, quienes armaron su coche con forma de avión.

El vehículo "Loco Dinero". Los diseños de los autos son personalizados por los competidores. Foto Matías Martin CampayaEl vehículo “Loco Dinero”. Los diseños de los autos son personalizados por los competidores. Foto Matías Martin Campaya

Algunos de los autos más locos

Albañiles un viernes, por ejemplo, cumple a la perfección con esa locura a la que hace referencia la competición.

“Somos una mezcla de chicos creadores de contenido dedicados a las máquinas y herramientas que nos decidimos a hacer este proyecto en base a lo que sabíamos y lo que queríamos mostrar, que era esa fiesta que ocurre cuando los albañiles cobran”, explica Diego, uno de los integrantes del team, en diálogo con Clarín.

Algunos de ellos trabajaron anteriormente como albañiles y aseguran que tienen muy presente el oficio porque, incluso, a veces recurren a él para hacer changas. Sus looks acompañan la temática elegida: llevan overoles, cascos, baldes y herramientas.

Albañiles un viernes, el singular auto que hizo un grupo de amigos. Foto Matias Martin CampayaAlbañiles un viernes, el singular auto que hizo un grupo de amigos. Foto Matias Martin Campaya

“Esto es plasmar la euforia del momento ese en que uno cobra un viernes, al final de la obra. Por eso, mostramos una mezcladora de cemento gigante. Fuimos uno de los 30 elegidos, de más de 600 que participaron. Tuvimos chequeos de parte de Red Bull que venía a ver la condición del carro, que estemos al día, que hayamos cumplido con todo”, comenta Diego mientras su equipo hace la previa con música de Taylor Swift.

Son todos de Longchamps, pero la mayoría se conoció a través de redes sociales por profesiones similares: hay herreros, metalúrgicos, torneros. Muchos de ellos son actualmente influencers de herramientas, máquinas y autos, y realizan contenidos por Instagram y YouTube.

Una ambulancia en miniatura hace su aparición, con un grupo que se autodenomina Team Rescate, todos ellos son bomberos voluntarios del cuartel de Luján, provincia de Buenos Aires. La ambulancia tiene su propia sirena, sus luces, y además cuenta con una idea extra: la perfomance de rescate en plena carrera.

“Queríamos representar parte del trabajo que nosotros hacemos a diario. Podíamos hacer una autobomba, podíamos hacer una unidad de rescate, y decidimos hacer una ambulancia retro, porque tenemos varias ambulancias en Luján. Parte del trabajo diario es estar al servicio de las ambulancias”, explica Sebastián, integrante del equipo.

Los bomberos de Luján ganaron con su ambulancia. Foto Matias Martin Campaya Los bomberos de Luján ganaron con su ambulancia. Foto Matias Martin Campaya

El team destaca que la idea nació porque siempre están al tanto de propuestas creativas a las que se puedan sumar. Siempre están en eventos como Día del Niño: “Hay eventos que son a nivel social en la ciudad y siempre estamos preparando cosas para los chicos. Representamos para que los nenes puedan ponerse un traje de bomberos, puedan ponerse un equipito y hacer como un mini rescate ellos”.

La ambulancia se llevó el primer puesto de la competencia de los Autos Locos de Red Bull. Fptp Matías Martin Campaya La ambulancia se llevó el primer puesto de la competencia de los Autos Locos de Red Bull. Fptp Matías Martin Campaya

Con 19 años, Ignacio es uno de los conductores más chicos de la carrera, y su auto muestra que es un fanático de Kick Buttowski, el conocido dibujito del “medio doble de riesgo”. Él, sus amigos y su papá tuvieron la idea de que el coche de este querido personaje de televisión fuera una patineta gigante, la misma que suele usar para sus trucos de acrobacia. Así se llaman, Los medio doble de riesgo.

“Todo surgió desde el 2013, la vez pasada que vinieron. Y siempre como tuve la espinita esa de participar, y tuvimos la oportunidad de anotarnos ahora. Pensé en Kick porque era algo peligroso pero divertido, y siempre lo veía de chico. Le puse al auto La Turbo Patineta”, dice Ignacio.

El Yellow Submarine también compitió. Foto Matías Martin CampayaEl Yellow Submarine también compitió. Foto Matías Martin Campaya

Otro equipo integrado por jóvenes vino directo de Córdoba para competir: Los corner team. La máquina con la que llegaron la pensaron en una noche de fiesta, por eso es una mesa gigante de picada con ruedas.Todos ellos son amigos, pero además son compañeros de trabajo: son mecánicos de la empresa Honda en la capital de esa provincia.

“Hay un claro doble sentido en esta decisión de por qué una tabla de picada. Es un auto de picada. Puede ser de carrera o literalmente como se ve. Estábamos en la mesa comiendo y dijimos ‘che, tiene que ser algo simple, aerodinámico, bien argentino'”, detalla Martín, participante del equipo.

La carrera volvió a Buenos Aires después de 10 años. Foto Matías Martin Campaya La carrera volvió a Buenos Aires después de 10 años. Foto Matías Martin Campaya

Todo el team va a tono con la tabla de picada llena de salamines, quesos y sifones: algunos van vestidos de gauchos, y otros de chinas.

“En marzo nos enteramos de la competencia y dijimos ‘chau, esto es lo nuestro, o sea, nos tenemos que inscribir’. Este evento lo hace Red Bull, pero es Argentina Red Bull, y está bueno que el auto más loco sea bien argentino“, agrega.

El ingenio y la creatividad juegan fuerte en cada una de las propuestas que surgen: desde memes históricos como el del baile del ataúd hasta vehículos en forma de personajes como E.T y otros que hacen referencia a grandes clásicos de los dibujos animados como Futurama y Cars.

El meme del ataúd fue otro de los motivos elegidos. Foto Matias Martin CampayaEl meme del ataúd fue otro de los motivos elegidos. Foto Matias Martin Campaya

La competencia, que tiene más de 20 años de historia, se realizó por primera vez en Bélgica, en el año 2000. A partir de esa fecha, la carrera más divertida ha recorrido todos los rincones del planeta y se ha celebrado en más de 100 oportunidades.

Tokio, Londres, Helsinki, Zagreb, Texas, Madrid, Brasilia y Santiago de Chile han sido algunas de las ciudades sedes y este año Buenos Aires vuelve a ser anfitriona.

MG

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¿La búsqueda de la felicidad es una trampa? La historia de una mujer que enloqueció a dos hombres

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En una visita a un hospital psiquiátrico, un médico notó que dos pacientes gritaban tristes por la memoria María. Ambos estaban enamorados, pero uno había sido su pareja y el otro no. El espejismo de vivir una buena vida cuando se alcanza un objetivo

El médico sanitarista estaba supervisando distintos establecimientos asistenciales. Un día le tocó el turno a un hospital psiquiátrico. Conversó un rato con el director y salieron juntos a recorrer la institución.

Pasaron por distintos lugares hasta que llegaron a un lugar en donde estaban los pacientes más enfermos. Cada uno se encontraba solo en un cuarto, el cual tenía las paredes acolchadas por si se querían golpear o autolesionar. Varios, adicionalmente, tenían un chaleco de fuerza, el cual restringía mucho los movimientos, especialmente los brazos, con el mismo fin de intentar protegerlos de sí mismos. Tanto el director como el supervisor observaban por la pequeña ventana que tenía cada habitación para poder ver a los pacientes.

-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!

Ambos médicos observaron al paciente por la ventanilla, y cuando siguieron caminando, el supervisor le preguntó al director:

-¿Qué le pasó a este paciente?

Se enamoró de María, pero lamentablemente fue un amor no correspondido. Y quedó totalmente trastornado, fuera de sí.

El supervisor escuchó y los dos siguieron visitando a otros pacientes.

Más adelante, nuevamente se fueron escuchando otros gritos. En la medida que se acercaron, pudieron entender qué decían:

-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!

Al llegar frente a la habitación acolchada, y ver al paciente con chaleco de fuerza, como todos los de ese sector, el supervisor miró al director, buscando un diagnóstico.

-¿Este también fue un amor no correspondido?, preguntó entre risas.

-No. Este hombre también se enamoró de María, solo que en este caso, ella se enamoró de él, así que fue un amor correspondido. Y así quedó…

Dos problemas tiene la vida: no conseguir lo que queremos y conseguir lo que queremos.

Nos pasamos la vida persiguiendo objetivos. Convencidos de que si los logramos, nuestra vida cambiará para siempre. De una vez por todas será buena, como nosotros nos merecemos.

Sin embargo, la realidad nos enseña que al igual que estos dos pacientes, esa mirada es una trampa. Pensar que la vida será buena cuando logremos tal o cual cosa es solo un espejismo.

Si no logramos nuestro objetivo, nos sentimos frustrados. Y si lo logramos, descubrimos que no ofrece la plenitud y felicidad que buscábamos.

¿Entonces? ¿Para qué seguir persiguiendo la línea del horizonte, que se mueve cada vez que nos acercamos?

En EE. UU. habían estudiado cuál era el sueldo que hacía más felices a las personas. Eran 4.200 dólares. O sea que solo servía para satisfacer las necesidades básicas de tener casa, comida, un seguro de salud, una educación. No es poco.

Lo curioso es que de todas las variables que analizaban para medir la felicidad de esas personas (centralmente qué tan tranquilos y contentos vivían), cuanto más ganaban, peor era. O sea que una persona que ganaba 6.000 dólares vivía peor que la que tenía ingresos por 4.000. Y si ganaba 10.000, peor aún.

Pensar que cuando pase este problema o logremos aquel objetivo, finalmente seremos felices, nunca resulta. O somos capaces de ser felices con nuestra vida tal como es, o no lo seremos nunca.

¿Y vos? ¿Cuál es esa trampa inaccesible que te impide ser feliz?

* Juan Tonelli es speaker y escritor. El texto es parte del libro “Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”. www.youtube.com/juantonelli

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Es abogada y la inundación destruyó su estudio en Bahía Blanca: “Los expedientes y mi escritorio con 10 mil dólares se fueron flotando”

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La madrugada del temporal, la casa y el lugar de trabajo de Evangelina Benítez quedaron bajo casi dos metros de agua. Su hijo menor, que estaba solo en la vivienda, logró salvarse trepando a la terraza con su gato en brazos

La noche del jueves 6 de marzo, Evangelina Benítez cenó con sus dos hijos en su casa de Bahía Blanca. Antes de despedirse, le propuso al menor, Luca, que se quedara a dormir, pero él prefirió volver a su hogar, ubicado en la calle Sarmiento 824, donde vive junto a su padre, Luis Alberto “Titi” Chiaradía, y su hermano mayor, Marco. “Sabíamos que iba a llover porque estaba pronosticado, pero estábamos más pendientes de la posibilidad de que cayera granizo, como había pasado a principios de febrero”, cuenta Evangelina a Infobae.

Horas después, la peor tormenta en la historia de la ciudad dejó la casa familiar, donde también funcionaba su estudio jurídico, sumergida bajo 1,85 metros de agua. “Perdí todo. Desde la terraza, mi hijo vio cómo los expedientes y mis libros flotaban junto a un escritorio donde tenía 10 mil dólares guardados bajo llave en un cajón”, detalla, a una semana del temporal que dejó un saldo de 16 fallecidos y 200 evacuados, según el último parte que emitió el Municipio.

Adelante de la casa funcionabaAdelante de la casa funcionaba el estudio jurídico de Evangelina, que es abogada y escribana (Foto/Gustavo Gavotti)

“Mamá, entró agua a casa”

Evangelina tiene 54 años, dos hijos de 19 y 25, y es abogada y escribana. Según recuerda, el viernes pasado se despertó a las 4 de la madrugada con el sonido de la lluvia. Dos horas después, su teléfono sonó. Era Luca. “Mamá, entró agua a casa y ya me llega a los tobillos. ¿Qué hago?”, le dijo el joven, que estaba solo en el domicilio. Desde su casa, en una zona alta de la ciudad, ella intentó tranquilizarlo. “Subí lo que puedas a la mesa, poné todo a resguardo”, le dijo.

Hasta ese momento, lo que más le preocupaba a Luca era su auto: un Ford fiesta azul que había dejado estacionado enfrente de su casa. “Tengo que correrlo porque me lo va a llevar el agua”, pensó. Cuando quiso salir, se dio cuenta de que si abría la puerta el agua entraría de golpe. “Lo que hice fue abrir la ventana del estudio de mi vieja, que daba a la calle, y salí por ahí”, le cuenta Luca a este medio.

Al auto entró por el baúl. Descalzo y en cuero lo llevó hasta una estación de servicio cercana y volvió corriendo. Al regresar, el agua ya le llegaba a las rodillas. “Agarré un balde y empecé a sacar, pero por cada uno que llenaba, entraban cinco más”, detalla. “El agua entraba por todos lados, de a chorros”, dice, todavía incrédulo.

Antes del temporal, Evangelina conAntes del temporal, Evangelina con sus dos hijos: Luca (19) y Marco (25) (Foto/Gentileza de la entrevistada)

Desde su domicilio, a unas 25 cuadras, Evangelina intentaba comunicarse con su hijo, pero Luca no contestaba. “Me desesperé: llamaba al padre, que estaba en Monte Hermoso; a mi otro hijo, que estaba en la casa de su novia”, recuerda.

“No le contestaba el teléfono porque estaba hablando con mi viejo”, explica ahora Luca. Según cuenta, su papá intentó calmarlo y le indicó que subiera a la terraza. Cuando se dispuso a hacerlo, el vidrio de la puerta de entrada se rompió y el agua ingresó a la casa con la misma fuerza que cuando se abre una compuerta. “Perdimos todo, perdimos todo”, alcanzó a decirle antes de que la llamada se cortara.

Desesperado y con el agua a la cintura, Luca siguió el consejo de su padre e intentó subir a la terraza. “En el camino me chocaba con la mesa, las sillas, los colchones, todo…”, cuenta. Cuando finalmente llegó a la ventana de la cocina, trató de abrirla, pero estaba trabada. “Ya está, me muero acá”, dice que pensó. Después de forcejear un rato, logró destrabarla, trepó al techo y se metió debajo del tanque de agua. Desde ahí, dice, vio a sus vecinos con sus perros y entonces recordó a su gato, Rocky. Sin pensarlo, volvió a bajar.

“El agua seguía entrando de a chorros”, cuenta. Llegó hasta la cocina y lo vio: estaba subido a la heladera, que flotaba a pocos centímetros del techo. Trató de agarrarlo, pero el animal, aterrorizado, se resistió. Tomó una canasta de mimbre, lo metió adentro y volvió a subir.

Rocky, el gato de LucaRocky, el gato de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)

“Volver a casa fue horroroso”

Mientras Luca estaba en el techo con Rocky, su hermano mayor, Marco, logró contactarse con unos vecinos, que juegan con ellos al rugby en el Club Sportiva Bahía Blanca, para que rescataran al joven. “Cuando me enteré de que estaba a salvo, me calmé un poco, pero hasta que no lo vi con mis propios ojos no estuve tranquila”, cuenta Evangelina.

Acerca del reencuentro con el menor de sus hijos, describe: “Pude reunirme con él cerca de las 17 horas. Yo estaba esperándolo mientras colaboraba con los vecinos que rescataban gente con la moto de agua. Estuve con ellos hasta las 20″.

Al día siguiente, cuando el agua bajó, regresó a la casa. “La sensación fue espantosa. Horrorosa. Estaba todo destruido. De los 16 muertos que reportaron, diez fueron de esa zona. Es que estamos a 40 metros del arroyo Napostá“, indica.

Lo primero hizo apenas ingresó fue sacar sus títulos universitarios y algunos cerificados que se salvaron porque estaban colgados bien altos. “De las carpetas con los expedientes no quedó nada”, lamenta.

“La respuesta de los amigos“La respuesta de los amigos de mis hijos me emocionó”, aseguró Evangelina (Foto/Gustavo Gavotti)
Así quedó el auto deAsí quedó el auto de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)

Todos somos uno

Además de perder la casa familiar y su estudio jurídico, también se esfumó el dinero que guardaba en su escritorio: 10.000 dólares. “Yo los tenía bajo llave en un cajón y el mueble se fue flotando. Lo peor fue que en el momento que mi hijo me llamó, cuando recién arrancó la tormenta, no se lo comenté porque no se me cruzó por la cabeza. Jamás imaginé que podía pasar algo así. Creo que nadie en Bahía Blanca lo pensó”, dice.

Y sigue: “Es como que uno no termina de caer. El lunes recién me aflojé y me vine a llorar a mi casa para que no me vieran mis hijos. Igual lo mío son todas cosas materiales. El resto, mientras tengamos salud, de alguna manera lo vamos a solucionar”.

Al día siguiente, los amigosAl día siguiente, los amigos de Luca y Marco, del Club Sportiva de Bahía Blanca, fueron a ayudar a limpiar la casa (Foto/Gustavo Gavotti)
Al día siguiente, Evangelina regresóAl día siguiente, Evangelina regresó a la casa. Las marcas del agua se ven en la pared y en la tulipa de vidrio de la lámpara (Foto/Gentileza de la entrevistada)

Entre la angustia por pérdida material, Evangelina dice que sintió una sensación “plancentera y feliz” al saber que sus hijos eran queridos. “La respuesta de sus amigos me emocionó. Al día siguiente, cuando íbamos a empezar a limpiar, comenzaron a llegar de a poco. Eran como 20. En un momento me quedé parada mirando cómo entraban y salían, sacaban, ponían. Me dejó una sensación tan linda”, cuenta y comparte un video de ese día.

En la secuencia, que figura a continuación, se ve cómo los jóvenes acomodan muebles en la vereda, sacan barro con el secador y basura.

“Yo les decía a Luca y Marco: ‘A pesar de todo, ustedes hoy tienen dónde dormir o dónde darse una ducha de agua caliente; pero hay gente a la que no le quedó nada’. Lo importante es poder brindar ayuda a esas personas a las que no les quedó nada”, se despide.

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Video del día después de la inundación

¿Cómo ayudar?

En medio de la emergencia, las campañas solidarias se extendieron a nivel nacional para asistir a las miles de familias que han perdido sus pertenencias, enfrentando ahora condiciones de extrema vulnerabilidad.

  • Para sumarse como voluntario y colaborar con limpieza, logística (vehículo), salud o clasificación de recursos, carga y descarga hacer click en este link.
  • Para enviar de dinero, tanto desde Argentina como el exterior del país, siguen habilitados los alias BAHIAXBAHIA y BAHIAXBAHIA.USD. También se habilitó una caja de ahorro en dólares CA U$D 6229-516687/0 CBU: 0140305104622951668702
  • Más información, acá.

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Un turista de 21 años se metió al Río Paraná para buscar una pelota y murió ahogado

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Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas

Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.

El cuerpo no ha sidoEl cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.

Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.

El trágico accidente ocurrió enEl trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)

Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano

Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.

En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).

Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 añosUn turista de 65 años falleció en La Toma.

Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.

Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.

Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.

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