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El “agujero azul”: peligra un proyecto ambiental para proteger la zona del mar donde descansa el ARA San Juan

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  • Es clave para limitar a los pesqueros chinos que operan en alta mar.

Lejos del impacto que producen las imágenes aéreas de “ciudades flotantes iluminadas”, en el silencio de los pasillos legislativos, un proyecto que espera se tratado por el Senado podría ser la llave para limitar las incursiones ilegales de flotas pesqueras internacionales en la milla 201. Pero si no es tratado antes del 30 de noviembre, como tantas otras buenas intenciones que sólo quedan en eso, perderá estado parlamentario y pasará sencillamente al olvido.

Se trata del proyecto de ley para la creación del Agujero Azul, un Área Marina Protegida Bentónica (del griego “bentos”, que significa “profundidad”) que preservará 148.000 km2 de fondos oceánicos. El área se localiza en la Plataforma Continental Argentina extendida, que fue incorporada en 2019 por la Ley N° 27.557. Su protección representaría no sólo un ejercicio de soberanía, sino también un paso clave para la conservación del mar y sus especies.

Para entender de que se habla hay que localizar el caso en los bordes del talud continental. El “Agujero Azul” es una de las cinco áreas geográficas prioritarias de la iniciativa del Gobierno conocida como “Pampa Azul”. La protección del área es impulsada por científicos, referentes de la temática y doce de las organizaciones de la sociedad civil más prestigiosas de la Argentina, agrupadas en el Foro para la Conservación del Mar Patagónico.

Es un lugar caro al sentimiento argentino. Allí descansan los restos del submarino Ara San Juan. Pero lo que se busca sobre todo es restringir la pesca internacional de arrastre de fondo, una práctica industrial de gran escala señalada por la afectación que provoca en el lecho marino y en su biodiversidad. En marzo de este año, Clarín sobrevoló la zona. Allí se apostan cientos de embarcaciones poteras que pescan ilegalmente calamar a espaldas de las autoridades argentinas. Lo hacen con la técnica de arrastre e incurren en un doble juego clandestino: por un lado extraen ilegalmente el recurso y por el otro degradan, de manera significativa, los ecosistemas dominantes.

Especialistas en lo que sucede más allá de la zona económica exclusiva argentina explican por qué el accionar de embarcaciones de China, Corea del Sur, Taiwán y España impacta directamente en la economía y la flora y fauna marina de nuestro país. <br /> <br /> Además, qué herramientas existen a nivel nacional e internacional para terminar con dicha problemática.

La milla 201, como se llama a este límite jurisdiccional entre las aguas territoriales argentinas y el mar que se expande hasta África o la Antártida, se ha convertido en los últimos 20 años en epicentro de la pesca sin ley. Mientras las embarcaciones argentinas parten hacia la zona a comienzos de año, cumpliendo con regulaciones e intentando respetar los ciclos del ecosistema, cientos de barcos de otras banderas migran desde el Índico y el Pacífico a partir de noviembre. Los buques tienen en mayor medida banderas de China, Taiwán, Corea del Sur y España. Mantenerse en el límite jurisdiccional del mar argentino les permite estar cerca como para atraer al calamar con sus luces, pero fuera del área donde deberían pagar una tasa a la Argentina. Los controles de la Prefectura sobre esas embarcaciones son prácticamente nulos.

El proyecto de ley fue impulsado por la diputada Graciela Camaño. Logró media sanción en la Cámara de Diputados en 2022, pero deberá ser aprobado por el Senado de la Nación Argentina antes del 30 de noviembre para no quedar en la nada. Esta situación mantiene movilizadas a diversas organizaciones ambientales.

Pesca de arrastre en la milla 201.Pesca de arrastre en la milla 201.

Consultada por Clarín, Ocaña dice: “La Creación de Agujero Azul es uno de los motivos de creación de Pampa Azul en 2014. Está refrendado por un trabajo científico de casi 10 años que no solo beneficiará al caladero del Atlántico Sur sino que nos permitirá reafirmar una estrategia adecuada en estos momentos para nuestro entorno marino. La extensión de la plataforma lograda por Cancillería en 2016 nos permite aspirar a que el área llegue a cubrir el lugar donde yace el ARA San Juan. Me extraña la reticencia de algunos miembros del legislativo. Máxime cuando fue un proyecto enviado dos veces por el ejecutivo en la agenda de extraordinarias y los funcionarios de todas las áreas se manifestaron de acuerdo”.

En una larga lista aparecen Aves Argentinas, Fundación de Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), Fundación Temaikén, Aquamarina, Greenpeace Argentina, Global Penguin Society (GPS), Fundación Patagonia Natural (FPN), Proyecto Sub, la Fundación Cambio Democrático y WCS Argentina, entre otras.

Un sobrevuelo de embarcaciones en la Milla 201. Un sobrevuelo de embarcaciones en la Milla 201.

La palabra la tienen ahora los senadores. Según pudo saber Clarín, el proyecto no presenta detractores en la Cámara Alta. Si se dieran las condiciones para el tratamiento, existe una idea esperanzada de que la ley finalmente saldrá. Pero la lucha es contra el tiempo y, sobre todo, contra las urgencias de la coyuntura política argentina, que relegan lo ambiental a un segundo o tercer plano. Un ejemplo claro de los fracasos de leyes de este tipo es la tantas veces anunciada Ley de Humedales. Discutida y hasta convertida por el kirchnerismo en slogan de campaña, jamás terminó por ser consumada.

Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) son herramientas claves para proteger especies y ecosistemas. “El Agujero Azul posee ecosistemas marinos vulnerables de alta biodiversidad con potencial valor como reservorio de recursos genéticos. También incluye sistemas de cañones submarinos que permiten la circulación de nutrientes desde la plataforma hacia la cuenca profunda y son importantes para la captación y almacenamiento de carbono, claves en la mitigación del cambio climático. Por todas estas razones, su protección es urgente”, afirma Esteban Frere, investigador del CONICET y de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

La ciudad flotante en pleo Océano Atlántico.La ciudad flotante en pleo Océano Atlántico.

“Es complejo mostrar al mar dañado, herido por nuestras acciones. La mayor parte se encuentra fuera del alcance de nuestra vista. Es conmovedor ver un bosque arrasado por la deforestación, pero es muy difícil mostrar ese mismo daño en el mar, a cientos de metros de profundidad. Es urgente avanzar en acciones que nos permitan comenzar a revertir el daño que hemos ocasionado al mar y sus especies. El Agujero Azul permitirá proteger a perpetuidad un gran sector de nuestra plataforma continental, frenará la destrucción de sus fondos, protegerá cañones submarinos, resguardará sus jardines de corales y todas las especies marinas de ecosistemas profundos vulnerables”, destaca Valeria Falabella, Directora de Conservación Costero Marina de WCS Argentina.

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Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

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La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La meta era desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. El grupo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

Pese a las políticas que desfinancian y buscan desprestigiar al sector de la ciencia y técnica en Argentina, el sector sigue demostrando su altísimo nivel. Diez estudiantes universitarios locales ganaron el mundial aeroespacial que impulsa la NASA. Se trata de la CanSat Competition, un evento anual de relevancia internacional que consiste en desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. Además de subir al podio, el equipo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

El grupo campeón está integrado por Ezequiel Bolzicco, Daniela Maradei, Thomas Marthi y Agustin Pilotto en Estructura y Materiales; Agustin Haarth, Santiago Agosti, Emanuel Albornoz y Rafael Dalzotto en Hardware; Micaela Perillo en Software; Santiago Bolzicco en Operaciones, y Eduardo Barbier como Advisor. Son estudiantes de las carreras de Ingeniería Mecánica, Electrónica, Industrial, Informática y Bioingeniería.

Comenzaron a trabajar en enero, en el marco de una iniciativa extra curricular no obligatoria para participar en la competición internacional de ingeniería organizada por la American Astronautical Society (AAS) con el respaldo de la NASA, Lockheed Martin, Siemens y otras instituciones.

La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La competencia se divide en varias etapas, desde el prediseño hasta la misión final. El equipo argentino alcanzó un 99% de cumplimiento técnico en la primera entrega, lo que les permitió clasificarse como uno de los cinco mejores grupos a nivel global antes de viajar a la ciudad de Virginia, donde el certamen comenzó el 3 de junio y terminó este lunes, con el triunfo.

Un mini satélite

El equipo del ITBA tenía la misión de diseñar, construir y lanzar un satélite funcional del tamaño de una lata de gaseosa. Debía transmitir datos en tiempo real, registrar video aéreo y medir variables ambientales durante su descenso controlado desde una altura de 700 metros.

“El satélite se lanza a 700 metros, se abre y unas aspas comienzan a girar a 18 kilómetros por hora en caída. Va girando como un helicóptero. Nosotros usamos una antena direccional que tenemos que ir apuntando a donde va a estar el satélite y ahí empieza la toma de datos”, explicó antes de la final Thomas Marthi, estudiante de Ingeniería Electrónica del ITBA, en diálogo con Infobae. “El dispositivo no entra en órbita, pero transmite datos como temperatura, presión y posición tras ser lanzado”, detalló por su parte Daniela Maradei, estudiante de Ingeniería Mecánica.

El objetivo de la competición es hacer una simulación de un proyecto real aeroespacial, tal como ocurre en la industria. Por eso los dispositivos fueron evaluados por profesionales con trayectoria en la NASA.

Varios de los ganadores ya habían participado en ediciones anteriores de la competencia, y el ITBA había sido finalista en 2021, 2022 y 2024. Solo faltaba el triunfo definitivo.

Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

Más logros

El triunfo del equipo argentino en Estados Unidos no fue el único logro del área en el último tiempo. A fines de mayo, un equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se ubicó entre los cinco mejores en el mundial de satélites enlatados organizado por la Universidad Nacional de México. El grupo fue seleccionado entre más de 100 equipos participantes.

Los participantes fueron Clara Telesca, Pedro Monczor, Pilar Risso, Santiago Perez Garber y Juan Valle, estudiantes de las carreras de Física y Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
Se habían anotado en diciembre de 2024, y tras superar las primeras cuatro etapas recibieron la premiación que los ubicó entre los mejores cinco equipos de la competencia.

A la Luna

Las promesas universitarias argentinas tienen su correlato en el regreso de la exploración humana del espacio profundo después de más de 50 años, que contará con la presencia de un microsatélite desarrollado por investigadores locales.

Se trata del microsatélite ATENEA, resultado de un esfuerzo conjunto entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e instituciones académicas y científicas, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Todo tiene aún más valor en el contexto de crisis sin precedentes que atraviesa el sector científico, tecnológico y universitario por las políticas de ajuste –a la par de ataques discursivos– del Gobierno nacional.

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Pluriempleo y sobreocupación: las dos caras de la pérdida del poder adquisitivo y la precarización

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En 2024, el pluriempleo tocó un inédito 12,4%, mientras que la sobreocupación -personas que trabajan más de 45 horas semanales- continuó creciendo. Esto demuestra que la sobreexplotación se muestra como una alternativa a los bajos salarios.

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Cayó en default Albanesi, uno de los grandes grupos energéticos del país

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No pagó una pequeña fracción de intereses correspondientes a una deuda de corto plazo de U$S 220 millones. En total adeuda U$S 1100 millones.

El Grupo Albanesi formalizó este jueves el default de su deuda. El hecho, si bien previsible y anunciado un mes antes por la propia empresa, impactó en los medios financieros locales y del exterior y podría derivar en una nueva venta de activos argentinos, cuyo nivel de riesgo aumentará.

El default de Albanesi sucedió una vez vencidos los 30 días de negociaciones entre la empresa y sus acreedores. En realidad, lo que dejaron de pagar las dos subsidiarias de Albanesi –Generación Mediterránea (Gemsa) y Central Térmica Roca– es una fracción (un tramo de los intereses) de una deuda de corto plazo de U$S 220 millones y una total del grupo de U$S 1100 millones.

El recurso de Albanesi

Albanesi envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un texto en el que aseguró: “Vencido el plazo de gracia previsto en los términos y condiciones de las Obligaciones Negociables y no habiéndose efectuado el pago de los intereses correspondientes, se ha configurado un Supuesto de Incumplimiento”.

El incumplimiento corresponde al bono Clase XXXIX, identificado en los mercados por el ticker MR390, con vencimiento en 2031. Se trata de un título que había despertado el interés de los inversores por su tasa del 11% anual en dólaresmuy por encima de los rendimientos promedio del sector energético local.

En el mismo comunicado a la CNV, Albanesi consignó que, con la ayuda de sus asesores financieros y legales, locales e internacionales, inició “un proceso de reordenamiento financiero”. Agregó que “el objetivo final es readecuar la carga de nuestras obligaciones al flujo de caja generado por nuestras operaciones».

También anticipó que está «analizando distintas alternativas para resolver esta situación a la mayor brevedad posible, buscando priorizar la continuidad de su operación y preservar los intereses de sus acreedores».

electricidad albanesi

Tiempo observó dos semanas atrás que el desequilibrio financiero de Albanesi empezó con la decisión del gobierno nacional de pagar acreencias acumuladas con un bono y no con cash. Y que luego se acentuó con la modificación de las condiciones cambiarias, que cortó la bicicleta financiera a la que muchas empresas apelaron para arrancar otra con nuevas condiciones.

Pero en ese cambio, las empresas que tomaron deudas en dólares para transformar esos fondos en pesos y ganar renta con las elevadas tasas de interés, perdieron el beneficio y terminaron quedándose con deudas en dólares a tasas elevadas. Albanesi emitió el bono Clase XXXIX el 30 de octubre de 2024, con un valor nominal de US$ 350,25 millones, y posteriormente realizó una emisión adicional el 8 de noviembre de 2024 por US$ 3,7 millones a una tasa de interés del 11%. Ese nivel de renta solo era pagable con la bicicleta financiera (o «carry trade»,en la jerga del sector). Insostenible.

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