Ariel Basteiro afirmó que si a Matías Rosales no lo atendieron es una “falta grave”.
“Lo dejaron morir en la vereda”, fue la desgarradora frase de Carina, la madre de Matías Rosales, el argentino de 35 años, que viajaba por Latinoamérica y fue asesinado, en la noche del martes, de una puñalada en el pecho en Oruro, Bolivia, en circunstancias que todavía se investigan.
La frase de la madre denuncia la falta de atención de las autoridades sanitarias y podría generar algún tipo de cortocircuito en las relaciones diplomáticas entre Argentina y Bolivia. “Por el momento resulta necesario ser cautos en el caso de que el ciudadano argentino no haya sido asistido en tiempo y forma al momento del hecho, con lo cual es necesario aguardar que se verifiquen diversos extremos en materia probatoria”, expresa un pasaje del comunicado emitido por el Consulado argentino en La Paz.
Matías, que tiene un hijo de 11 años, viajaba por Latinoamérica con Florencia, su pareja, y fue apuñalado en el pecho por un hombre oriundo de Colombia.
“Un colombiano que no conocemos se nos sentó ahí a hablar. No discutieron en ningún momento. No sé. Habían ido a comprar una gaseosa porque ya teníamos que entrar al hotel donde estábamos y volvió así”, relató la joven. Además, dijo que les negaron el traslado en ambulancia y “un teléfono para llamar a emergencias por ser extranjeros”. Después habló la madre Matías y ratificó las denuncias: “Nadie le hizo RCP, ni en la ambulancia ni en el hospital, lo dejaron en la vereda tirado y ahí se murió”.
Ariel Basteiro, embajador argentino en Bolivia, le solicitó a María Renée Castro, ministra de Salud del vecino país, que averigüe cómo fueron los hechos “para establecer la cadena de responsabilidades en caso de que los trascendidos sean corroborados”.
Clarín pudo contactarse con Basteiro, quien respondió. “Pude comunicarme con la ministra de Salud y me confirmó que Matías (Rosales) llegó al Hospital San Juan de Dios, de Oruro, sin signos vitales. Es lo que dijo ella, que se mostró preocupada por la situación. Ahora estamos intentando desentrañar lo que pudo ocurrir, no nos vamos a quedar con una sola versión”, dijo el diplomático, que este viernes se reunirá con el fiscal, la policía y familiares de la víctima.
Ariel Basteiro, Embajador argentino en Bolivia. “Es el pueblo más amistoso con los argentinos”, afirmó.
“Tenemos versiones de los bomberos, que trasladaron en ambulancia a Martín y de los médicos del Hospital, y coinciden en que habría llegado fallecido a la guardia y el protocolo en Bolivia dice que si la persona ya está sin signos vitales, no puede entrar a la urgencia médica, por eso fue trasladado a la morgue de Oruro”, señaló Basteiro. “Ahora bien, si se comprueba lo que dice la familia, especialmente la novia de Martín, Florencia, será una falta grave que habrá que sancionar”.
Sobre otros antecedentes ocurridos en Bolivia con argentinos que no fueron atendidos ante problemas de salud, Basteiro dijo: “A diferencia de otros casos, éste, de confirmarse, sería la primera vez desde que el 4 de julio en Iguazú, en el marco de la Cumbre del Mercosur, se firmó el acuerdo de reciprocidad en la atención médica. De hecho, la ministra de Salud se había comprometido en informar a todos los centros de atención el acuerdo para que no hubiera negativas”.
Después, el Embajador, ante la consulta sobre los hechos repetidos, deslizó que es extraño lo sucedido, ya que “el boliviano es el pueblo más amistoso con los argentinos”. Santiago Odobez, cónsul argentino en La Paz, dio su parecer. “No es el más amistoso, pero tampoco son agresivos. Por supuesto que hay comentarios desafortunados, puede haber discriminación o maldad, pero no es muy diferente de lo que yo viví cuando fui cónsul en Uruguay”.
Sobre el encuentro en julio, en la Cumbre del Mercosur, Basteiro se refería al convenio firmado entre Alberto Fernández y el presidente de Bolivia, Luis Arce, cuando sellaron en Puerto Iguazú el Tratado Juana Azurduy de Hermandad, Integración y Cooperación, que incluye pactos en DDHH, salud y documentación.
“Si bien se firmó en julio el acuerdo, nosotros venimos trabajando desde abril para que exista reciprocidad y le expresamos al Ministerio de Salud de Bolivia -hace dos meses asumió una nueva funcionaria- que extienda la información a todos los hospitales de Bolivia, no sólo de las ciudades de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, sino todas. Nosotros nos propusimos colaborar para que todos los hospitales y salitas estén al tanto, pero nos rechazaron la colaboración. No sé si llegará a ciudades más pequeñas, donde hay una infraestructura más pequeña, esperemos que sí”.
Los mandatarios firmaron, además del Memorándum de Entendimiento para el intercambio de documentos para el esclarecimiento de graves violaciones a los Derechos Humanos, acordaron tanto el reconocimiento específico sobre reciprocidad para asistencia médica, como el reconocimiento recíproco y canje de licencias de conducir. En un tuit el propio Arce destacó, vía Twitter, tel acuerdo por “la asistencia médica en favor de nuestros pueblos”.
Denunciarán a la madre de la víctima
“Como entidad de salud, nosotros no tenemos ninguna preferencia política, de credo, ni religión, ni nacionalidad. Nuestra misión es atender y salvar vidas“, dijo el director del Hospital Corea. “La información que tenemos es que el paciente llegó al hospital sin signos de vida. Es lo que nos dijeron los bomberos, quienes lo han transportado. Entonces un paciente fallecido ya no puede ingresar al hospital porque se produce una complicación jurídica. Además, el personal médico no tiene que intervenir en este tipo de situaciones, porque no hay nada que hacer”.
“Si no hay signos vitales, no hay necesidad de hacer RCP”, respondió el director ante la consulta sobre que Matías no fue asistido. “El RCP se realiza cuando el paciente aún está con vida, cuando hay signos vitales más allá de la gravedad, porque nos puede dar la oportunidad de salvar la vida. En este caso no ameritaba realizárselos, porque requieren un procedimiento y un movimiento de equipos”.
Sobre Carina, la madre de Matías, que acusó a los médicos bolivianos de no atenderlo y dejarlo abandonado fuera del hospital, señaló que “la señora tiene un total desconocimiento de los procesos médicos y en ese sentido estamos molestos, porque ha desprestigiado a la institución y a los profesionales bolivianos que merecen respeto”.
“Por eso creemos que con asesoría legal vamos a tomar cartas en el asunto. No podemos manifestar libremente que no fue atendido y ella está mintiendo, ya que el paciente muró en el lugar del hecho. Está ofendiendo también al país, porque se trata de una noticia internacional. No podemos permitir que venga un extranjero y desprestigie institucionalmente al país”.
“Discriminan a los argentinos”
El 10 de julio de 2022 se conoció la muerte del docente salteño Alejandro Benítez (61), quien sufrió un accidente de tránsito en Cochabamba (Bolivia) y murió luego de que le negaran la atención médica por querer pagar con pesos argentinos.
Alejandro Benítez, el docente jubilado salteño que murió en Bolivia tras sufrir un accidente. Denuncian que le negaron atención médica.
Junto a algunos amigos, Benítez recorría Bolivia en moto y en una curva chocó con un camión. Lograron llevarlo hasta una salita de un pueblo cercano, pero todo se complicó cuando tuvieron que trasladarlo a un sanatorio de alta complejidad y el personal de salud le exigía el pago por adelantado del servicio de ambulancia con pesos bolivianos. Al no tener ese dinero, decidieron no atenderlo y murió.
La familia de Benítez inició acciones legales contra el chofer Marcos Rocha y el personal del Centro Médico de Ivirgarzama (Cochabamba) por abandono de persona en accidente de tránsito.
El gobernador jujeño Gerardo Morales había dicho que “en Bolivia discriminan a los argentinos”. Foto: Fernando de la Orden
Días después de conocida la noticia, el gobernador de Jujuy Gerardo Morales había sido contundente: “Bolivia no está cumpliendo. Ese acuerdo de reciprocidad está vigente, es por cinco años. Una de las cláusulas fija que por cuestiones de emergencia -y define entre las cuestiones de emergencia cuando hay una situación de riesgo de vida- tienen que hacerse cargo y atender”,
Y el gobernador llegó a cruzar a las autoridades del país del norte. “Bolivia nos discrimina. Ve un auto con patente argentina y le cobra más caro el combustible, hay una situación de discriminación”. Con lo cual exigió cambios de inmediato. “Cada extranjero que viene a la Argentina, no importa su nacionalidad, tiene que pagar un seguro de salud. Eso hace Chile, eso exige Francia. Hay que implementarlo, puede ser un seguro estatal o privado”.
En una visita a un hospital psiquiátrico, un médico notó que dos pacientes gritaban tristes por la memoria María. Ambos estaban enamorados, pero uno había sido su pareja y el otro no. El espejismo de vivir una buena vida cuando se alcanza un objetivo
El médico sanitarista estaba supervisando distintos establecimientos asistenciales. Un día le tocó el turno a un hospital psiquiátrico. Conversó un rato con el director y salieron juntos a recorrer la institución.
En el recorrido, el director le señalaba las principales áreas, quiénes trabajaban ahí, cuáles eran sus roles. En determinado momento le propuso ir al pabellón donde estaban los enfermos.
Pasaron por distintos lugares hasta que llegaron a un lugar en donde estaban los pacientes más enfermos. Cada uno se encontraba solo en un cuarto, el cual tenía las paredes acolchadas por si se querían golpear o autolesionar. Varios, adicionalmente, tenían un chaleco de fuerza, el cual restringía mucho los movimientos, especialmente los brazos, con el mismo fin de intentar protegerlos de sí mismos. Tanto el director como el supervisor observaban por la pequeña ventana que tenía cada habitación para poder ver a los pacientes.
En un momento se escuchaban los gritos de una persona. En la medida que se fueron acercando a esa habitación, se podía escuchar con nitidez los gritos desesperados del paciente.
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Ambos médicos observaron al paciente por la ventanilla, y cuando siguieron caminando, el supervisor le preguntó al director:
-¿Qué le pasó a este paciente?
–Se enamoró de María, pero lamentablemente fue un amor no correspondido. Y quedó totalmente trastornado, fuera de sí.
El supervisor escuchó y los dos siguieron visitando a otros pacientes.
Más adelante, nuevamente se fueron escuchando otros gritos. En la medida que se acercaron, pudieron entender qué decían:
-¡María! ¡María! ¡Maríaaaa!
Al llegar frente a la habitación acolchada, y ver al paciente con chaleco de fuerza, como todos los de ese sector, el supervisor miró al director, buscando un diagnóstico.
-¿Este también fue un amor no correspondido?, preguntó entre risas.
-No. Este hombre también se enamoró de María, solo que en este caso, ella se enamoró de él, así que fue un amor correspondido. Y así quedó…
Dos problemas tiene la vida: no conseguir lo que queremos y conseguir lo que queremos.
Nos pasamos la vida persiguiendo objetivos. Convencidos de que si los logramos, nuestra vida cambiará para siempre. De una vez por todas será buena, como nosotros nos merecemos.
Sin embargo, la realidad nos enseña que al igual que estos dos pacientes, esa mirada es una trampa. Pensar que la vida será buena cuando logremos tal o cual cosa es solo un espejismo.
Si no logramos nuestro objetivo, nos sentimos frustrados. Y si lo logramos, descubrimos que no ofrece la plenitud y felicidad que buscábamos.
¿Entonces? ¿Para qué seguir persiguiendo la línea del horizonte, que se mueve cada vez que nos acercamos?
En EE. UU. habían estudiado cuál era el sueldo que hacía más felices a las personas. Eran 4.200 dólares. O sea que solo servía para satisfacer las necesidades básicas de tener casa, comida, un seguro de salud, una educación. No es poco.
Lo curioso es que de todas las variables que analizaban para medir la felicidad de esas personas (centralmente qué tan tranquilos y contentos vivían), cuanto más ganaban, peor era. O sea que una persona que ganaba 6.000 dólares vivía peor que la que tenía ingresos por 4.000. Y si ganaba 10.000, peor aún.
Pensar que cuando pase este problema o logremos aquel objetivo, finalmente seremos felices, nunca resulta. O somos capaces de ser felices con nuestra vida tal como es, o no lo seremos nunca.
¿Y vos? ¿Cuál es esa trampa inaccesible que te impide ser feliz?
* Juan Tonelli es speaker y escritor. El texto es parte del libro “Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”. www.youtube.com/juantonelli
La madrugada del temporal, la casa y el lugar de trabajo de Evangelina Benítez quedaron bajo casi dos metros de agua. Su hijo menor, que estaba solo en la vivienda, logró salvarse trepando a la terraza con su gato en brazos
La noche del jueves 6 de marzo, Evangelina Benítez cenó con sus dos hijos en su casa de Bahía Blanca. Antes de despedirse, le propuso al menor, Luca, que se quedara a dormir, pero él prefirió volver a su hogar, ubicado en la calle Sarmiento 824, donde vive junto a su padre, Luis Alberto “Titi” Chiaradía, y su hermano mayor, Marco. “Sabíamos que iba a llover porque estaba pronosticado, pero estábamos más pendientes de la posibilidad de que cayera granizo, como había pasado a principios de febrero”, cuenta Evangelina a Infobae.
Horas después, la peor tormenta en la historia de la ciudad dejó la casa familiar, donde también funcionaba su estudio jurídico, sumergida bajo 1,85 metros de agua. “Perdí todo. Desde la terraza, mi hijo vio cómo los expedientes y mis libros flotaban junto a un escritorio donde tenía 10 mil dólares guardados bajo llave en un cajón”, detalla, a una semana del temporal que dejó un saldo de 16 fallecidos y 200 evacuados, según el último parte que emitió el Municipio.
Adelante de la casa funcionaba el estudio jurídico de Evangelina, que es abogada y escribana (Foto/Gustavo Gavotti)
“Mamá, entró agua a casa”
Evangelina tiene 54 años, dos hijos de 19 y 25, y es abogada y escribana. Según recuerda, el viernes pasado se despertó a las 4 de la madrugada con el sonido de la lluvia. Dos horas después, su teléfono sonó. Era Luca. “Mamá, entró agua a casa y ya me llega a los tobillos. ¿Qué hago?”, le dijo el joven, que estaba solo en el domicilio. Desde su casa, en una zona alta de la ciudad, ella intentó tranquilizarlo. “Subí lo que puedas a la mesa, poné todo a resguardo”, le dijo.
Hasta ese momento, lo que más le preocupaba a Luca era su auto: un Ford fiesta azul que había dejado estacionado enfrente de su casa. “Tengo que correrlo porque me lo va a llevar el agua”, pensó. Cuando quiso salir, se dio cuenta de que si abría la puerta el agua entraría de golpe. “Lo que hice fue abrir la ventana del estudio de mi vieja, que daba a la calle, y salí por ahí”, le cuenta Luca a este medio.
Al auto entró por el baúl. Descalzo y en cuero lo llevó hasta una estación de servicio cercana y volvió corriendo. Al regresar, el agua ya le llegaba a las rodillas. “Agarré un balde y empecé a sacar, pero por cada uno que llenaba, entraban cinco más”, detalla. “El agua entraba por todos lados, de a chorros”, dice, todavía incrédulo.
Antes del temporal, Evangelina con sus dos hijos: Luca (19) y Marco (25) (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Desde su domicilio, a unas 25 cuadras, Evangelina intentaba comunicarse con su hijo, pero Luca no contestaba. “Me desesperé: llamaba al padre, que estaba en Monte Hermoso; a mi otro hijo, que estaba en la casa de su novia”, recuerda.
“No le contestaba el teléfono porque estaba hablando con mi viejo”, explica ahora Luca. Según cuenta, su papá intentó calmarlo y le indicó que subiera a la terraza. Cuando se dispuso a hacerlo, el vidrio de la puerta de entrada se rompió y el agua ingresó a la casa con la misma fuerza que cuando se abre una compuerta. “Perdimos todo, perdimos todo”, alcanzó a decirle antes de que la llamada se cortara.
Desesperado y con el agua a la cintura, Luca siguió el consejo de su padre e intentó subir a la terraza. “En el camino me chocaba con la mesa, las sillas, los colchones, todo…”, cuenta. Cuando finalmente llegó a la ventana de la cocina, trató de abrirla, pero estaba trabada. “Ya está, me muero acá”, dice que pensó. Después de forcejear un rato, logró destrabarla, trepó al techo y se metió debajo del tanque de agua. Desde ahí, dice, vio a sus vecinos con sus perros y entonces recordó a su gato, Rocky. Sin pensarlo, volvió a bajar.
“El agua seguía entrando de a chorros”, cuenta. Llegó hasta la cocina y lo vio: estaba subido a la heladera, que flotaba a pocos centímetros del techo. Trató de agarrarlo, pero el animal, aterrorizado, se resistió. Tomó una canasta de mimbre, lo metió adentro y volvió a subir.
Rocky, el gato de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
“Volver a casa fue horroroso”
Mientras Luca estaba en el techo con Rocky, su hermano mayor, Marco, logró contactarse con unos vecinos, que juegan con ellos al rugby en el Club Sportiva Bahía Blanca, para que rescataran al joven. “Cuando me enteré de que estaba a salvo, me calmé un poco, pero hasta que no lo vi con mis propios ojos no estuve tranquila”, cuenta Evangelina.
Al día siguiente, cuando el agua bajó, regresó a la casa. “La sensación fue espantosa. Horrorosa. Estaba todo destruido. De los 16 muertos que reportaron, diez fueron de esa zona. Es que estamos a 40 metros del arroyo Napostá“, indica.
Lo primero hizo apenas ingresó fue sacar sus títulos universitarios y algunos cerificados que se salvaron porque estaban colgados bien altos. “De las carpetas con los expedientes no quedó nada”, lamenta.
“La respuesta de los amigos de mis hijos me emocionó”, aseguró Evangelina (Foto/Gustavo Gavotti)
Así quedó el auto de Luca (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Todos somos uno
Además de perder la casa familiar y su estudio jurídico, también se esfumó el dinero que guardaba en su escritorio: 10.000 dólares. “Yo los tenía bajo llave en un cajón y el mueble se fue flotando. Lo peor fue que en el momento que mi hijo me llamó, cuando recién arrancó la tormenta, no se lo comenté porque no se me cruzó por la cabeza. Jamás imaginé que podía pasar algo así. Creo que nadie en Bahía Blanca lo pensó”, dice.
Y sigue: “Es como que uno no termina de caer. El lunes recién me aflojé y me vine a llorar a mi casa para que no me vieran mis hijos. Igual lo mío son todas cosas materiales. El resto, mientras tengamos salud, de alguna manera lo vamos a solucionar”.
Al día siguiente, los amigos de Luca y Marco, del Club Sportiva de Bahía Blanca, fueron a ayudar a limpiar la casa (Foto/Gustavo Gavotti)
Al día siguiente, Evangelina regresó a la casa. Las marcas del agua se ven en la pared y en la tulipa de vidrio de la lámpara (Foto/Gentileza de la entrevistada)
Entre la angustia por pérdida material, Evangelina dice que sintió una sensación “plancentera y feliz” al saber que sus hijos eran queridos. “La respuesta de sus amigos me emocionó. Al día siguiente, cuando íbamos a empezar a limpiar, comenzaron a llegar de a poco. Eran como 20. En un momento me quedé parada mirando cómo entraban y salían, sacaban, ponían. Me dejó una sensación tan linda”, cuenta y comparte un video de ese día.
En la secuencia, que figura a continuación, se ve cómo los jóvenes acomodan muebles en la vereda, sacan barro con el secador y basura.
“Yo les decía a Luca y Marco: ‘A pesar de todo, ustedes hoy tienen dónde dormir o dónde darse una ducha de agua caliente; pero hay gente a la que no le quedó nada’. Lo importante es poder brindar ayuda a esas personas a las que no les quedó nada”, se despide.
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Video del día después de la inundación
¿Cómo ayudar?
En medio de la emergencia, las campañas solidarias se extendieron a nivel nacional para asistir a las miles de familias que han perdido sus pertenencias, enfrentando ahora condiciones de extrema vulnerabilidad.
Para sumarse como voluntario y colaborar con limpieza, logística (vehículo), salud o clasificación de recursos, carga y descarga hacer click en este link.
Para enviar de dinero, tanto desde Argentina como el exterior del país, siguen habilitados los alias BAHIAXBAHIA y BAHIAXBAHIA.USD. También se habilitó una caja de ahorro en dólares CA U$D 6229-516687/0 CBU: 0140305104622951668702
Ocurrió en el balneario municipal de Santa Elena. El joven habría cruzado la zona habilitada, que estaba delimitada por boyas
Un joven de 21 años murió ahogado este martes por la tarde tras adentrarse en las aguas profundas del río Paraná para recuperar una pelota. El trágico accidente ocurrió en el balneario Santa Elena, situado en la ciudad homónima, en Entre Ríos.
Fuentes policiales precisaron a Infobae que, alrededor de las 16 horas, un grupo de turistas jugaba con una pelota dentro del área delimitada por boyas. En determinado momento, la víctima perdió la pelota y cruzó la zona habilitada hacia aguas más profundas. Al no hacer pie y no saber nadar, comenzó a ahogarse.
El cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa.
Si bien un compañero intentó ayudarlo, tuvo que soltarlo debido a que la víctima comenzó a arrastrarlo mientras se ahogaba. El joven fue identificado como Logan Daniel Videla, oriundo de La Matanza, provincia de Buenos Aires. En el caso intervinieron agentes de la Comisaría de Santa Elena, del Departamento La Paz, junto con personal de Prefectura Naval.
Hasta el momento, el cuerpo no ha sido encontrado y la búsqueda continúa hoy, confirmaron las fuentes. Las playas de Santa Elena, ubicadas a 150 kilómetros de la capital provincial, tienen una extensión de 300 metros.
El trágico accidente ocurrió en Río Ceballos (Foto: Prensa Policía)
Alarmante cifra de ahogamientos durante el verano
Un turista falleció el pasado 4 de febrero en Río Ceballos, Córdoba, convirtiéndose en la novena víctima fatal por ahogamiento del verano en la provincia. Identificado como Lucas Iván Paz, el joven de 24 años ingresó a un río en las proximidades del camino Pozos Verdes, en el barrio La Quebrada, con el objetivo de visitar una cascada junto a su hermana.
Según se pudo reconstruir, al notar que no podía mantenerse a flote, comenzó a pedir auxilio. A pesar de los esfuerzos de una persona que logró sacarlo del agua, ya no presentaba signos vitales, según informó El Doce TV.
En lo que va del verano, las víctimas fatales sufrieron accidentes en las localidades cordobesas de La Calera (Sierras Chicas), Nono (Traslasierra), Villa Rumipal (Valle de Calamuchita), Villa Carlos Paz (Valle de Punilla), el dique Piedras Moras (Calamuchita), Mina Clavero (Traslasierra) y Río Tercero (Tercero Arriba).
Las autoridades locales y los organismos de emergencia suelen emitir recomendaciones para evitar accidentes en los cursos de agua. Entre las medidas más comunes se encuentran evitar ingresar a zonas profundas, prestar atención a las corrientes y no nadar en áreas no habilitadas. Sin embargo, los incidentes registrados este verano reflejan que, en muchos casos, estas advertencias no son suficientes para prevenir tragedias.
Un turista de 65 años falleció en La Toma.
Solo dos días antes de la muerte de Lucas Iván Paz, falleció otro hombre identificado como Horacio Quiroga en la ciudad de Río Tercero. La víctima, de 37 años, disfrutaba de una jornada familiar cerca del balneario municipal; cuando ingresó al agua en la zona del predio del Centro Tradicionalista alrededor de las 19 horas. Testigos relataron que, tras lanzarse al río, Quiroga no volvió a salir a la superficie, lo que generó alarma entre los presentes.
Ante la emergencia, las autoridades locales y los Bomberos Voluntarios acudieron rápidamente al lugar. Según detalló Telefe Córdoba, lograron rescatar al hombre y trasladarlo de inmediato al hospital de la localidad. Sin embargo, pese a los esfuerzos médicos, se confirmó su fallecimiento horas después. Habría sufrido un paro cardiorrespiratorio tras ingresar al agua.
Días atrás, un hombre de 65 años, identificado como Norberto Jorge Amadeo, falleció en el balneario La Toma, ubicado en la localidad de Mina Clavero. El turista, oriundo de la provincia de Buenos Aires, resbaló mientras intentaba cruzar el río a nado, golpeó su cabeza contra una piedra y fue arrastrado por la corriente, lo que resultó en su trágico deceso.