Marcó las décadas del 60 y 70, donde se quedó 20 veces el Argentino Abierto de Polo.
Si el polo de nuestro tiempo, y de los últimos, estuvo marcado por un nombre indiscutido (Adolfo Cambiaso) y por la explosión del superprofesionalismo y su internacionalización, el que se vislumbró durante las décadas del 60 y del 70 principalmente tuvo otro nombre excluyente: Juan Carlos Harriott, símbolo de la formación estelar de Coronel Suárez con su hermano menor Alfredo y los hermanos Horacio y Alberto Pedro Heguy. Fue el dueño de un récord formidable con sus veinte conquistas en el Campeonato Argentino Abierto de Palermo, algo así como el Wimbledon del polo. Y, para muchos, el más grande jugador de todos los tiempos. Un hombre que no sólo se destacó por sus virtudes deportivas sino por su personalidad, su sencillez y su aura de auténtico campeón. Una leyenda que falleció ayer a los 86 años.
También había acaparado 15 títulos del Abierto de Hurlingham y 7 de Los Indios-Tortugas. En cuatro oportunidades se llevó la llamada Triple Corona: 1972, 1974, 1975 y 1977. Y su diez de hándicap se mantuvo inalterable por casi dos décadas, entre 1961 y 1980, cuando se despidió de las competiciones.
En cinco oportunidades el Círculo de Periodistas Deportivos le concedió el Olimpia de Plata en su deporte. En 1976, en un marco muy competitivo en el pujaban sus propios compañeros hasta los clásicos rivales de Santa Ana, llegó aún más allá: el Olimpia de Oro, algo que recién volvería con Cambiaso para el polo argentino. Aquellos duelos con Santa Ana constituyeron el segundo y excepcional ciclo de los grandes clásicos que habían surgido anteriormente con El Trébol-Venado Tuerto.
Harriott se había iniciado en este deporte guiado por su padre, del mismo hombre, con quien obtuvo en 7 oportunidades el título de Palermo.
Si los referentes del deporte argentino de los 60 eran De Vicenzo y Demiddi, y posteriormente lo fueron Vilas, Reutemann, Locche o Monzón, junto a los grandes futbolistas, Harriott hijo integraba aquella misma jerarquía.
Adolfo Cambiaso despidió a Harriott.
Después de arrancar en una formación con su padre, Daniel González y Horacio Heguy, la cuarteta de los hermanos Harriott y los Heguy colocó nuevamente en lo más alto a Coronel Suárez: permanecieron juntos durante 14 temporadas (1967-1979), hasta que la Copa de las Américas del 80 marcó la despedida.
Las canchas se colmaron en oportunidad de los grandes encuentros de aquel cuarteto frente a la oposición que planteaba Santa Ana, con los hermanos Dorignac. Durante 17 años se enfrentaron Coronel Suárez y Santa Ana para resolver el Abierto de Polo y en 14 de esos choques el triunfo fue para los de Harriott (el más amplio fue 20-6 en 1976), mientras que Santa Ana consiguió los títulos de 1971, 1973 y 1982, aquí retirados Juan Carlos hijo y Horacio Heguy.
“Fue una rivalidad que nos potenció”, declaró alguna vez. Pero como sucede con otros auténticos grandes de distintas disciplinas, la noche inmediata los convocaba en una misma reunión, en una misma cena, en familia. Y el propio Juan Carlos aceptó alguna vez integrar la formación de Santa Ana para juegos de exhibición en otros países.
Juancarlitos, como le decían para diferenciarlo de su padre, ocupó hasta los 80 el lugar que hace dos décadas ocupa Adolfo Cambiaso.
Recibió múltiples homenajes en los últimos tiempos a pesar de que, por su sencillez y su modestia, trataba de rehuirles. En 2015 se reunió junto a otros nombres que también habían alcanzado el preciado 10 de hándicap: Cambiaso, Alfredo Harriott, Stirling, Miguel Novillo Astrada y Alberto y Eduardo Heguy.
Cumpliendo el mandato familiar, completó sus estudios universitarios y se recibió de abogado. Y también trabajó el campo. Se había casado con Susan Cavanagh, la hija de otro grande de su deporte, Roberto Cavanagh, integrante del cuarteto que obtuvo el oro olímpico en Berlín 1936). Susan falleció cuando estaban por cumplir medio siglo de matrimonio. Tuvieron dos hijas: Marina y Lucrecia.
Además de sus títulos nacionales, Harriot obtuvo la Copa de las Américas en 1966, 1969, 1979 y 1980. Aquella cosecha alcanzó a las 50 conquistas, algunas de ellas internacionales, como la Copa de Oro en los campos de Sotogrande, España. En 2015 fue incluido en el Salón de la Fama y ya disfrutaba de su merecido Konex.
Sobre la despedida llevando la camiseta argentina, señaló: “No fue duro. Ya me costaba ir y venir a Buenos Aires y quería dedicarme a mi familia y al trabajo. No sentí melancolía, aunque seguí jugando torneos locales. Ya la alta competencia no era para mí”.
Y sobre los fundamentos de su deporte, sostuvo: “Para mí era muy importante el amor propio. Cuando andás bien, pegás fenómeno y te funcionan los caballos. Es todo lindo. Pero hay días en los que no salen las cosas. Y ahí es donde tiene más importancia el amor propio”.
Los expertos en polo lo destacaban en su condición de número 3 por su intuición, su poder de anticipación y su velocidad para llegar a las posiciones contrarias.
En su campo en La Felisa, a 15 kilómetros de Coronel Suárez y a 600 de Buenos Aires, trabajaba desde muy temprano. Allí era un auténtico ídolo, con estatua incluida desde febrero de 2017. “No me la esperaba: fue demasiado para mí”, contó.
Harriott con Amilcar Brusa, en una fiesta de Clarín
Estuvo atento a la evolución de su deporte. Seguía por TV el tenis, golf y algo de boxeo: el Zurdo Lausse había sido uno de sus ídolos deportivos, a quien iba a ver al Luna Park.
Nunca dejó de evocar sus clásicos: “Santa Ana llegó a ser lo que fue gracias a Coronel Suárez. Y Suárez fue lo que fue gracias a Santa Ana. Tuvimos la suerte de ganar más veces que ellos, pero tratabas de mejorar todo el año en caballos pensando en Santa Ana. Y ellos hacían lo mismo. Fue una rivalidad que nos potenció”.
Admirado por todos en cada presentación, Juan Carlos Harriott, nacido el 26 de octubre de 1936, ha dejado una huella imborrable. En el polo argentino. Y en todo el deporte.
La Academia superó por penales al Matador y se metió entre los mejores cuatro de la competencia. En semifinales chocará ante Boca
Racing venció a Tigre en una dramática definición por penales y las redes sociales se inundaron de bromas, memes y reacciones. El duelo, válido por los cuartos de final del Torneo Clausura 2025, mantuvo en vilo a los hinchas de ambos equipos en el Cilindro de Avellaneda y finalizó pasada la medianoche tras expulsiones, alargue y una tanda de penales, lo que contribuyó al ingenio de los usuarios. El partido concluyó con una emotiva definición por 4-2 en los penales a favor de la Academia, que avanzó a la semifinal, donde enfrentará a Boca Juniors.
Entre las imágenes más compartidas sobresalió la figura de Adrián Maravilla Martínez, quien algunas varias oportunidades de gol. Los usuarios aprovecharon una bandera que circula en cada partido de Racing en la que se lleva la cuenta de los goles convertidos por el delantero. A esa bandera ahora se le suman chistes sobre las ocasiones que desperdicia el goleador de la Academia o su merma en el nivel tras la salida de Maxi Salas rumbo a River, situaciones que fueron motivo de innumerables publicaciones con referencias a situaciones cotidianas en las que se falla justo antes de alcanzar un objetivo.
El horario de finalización del encuentro fue otro de los focos principales para la creatividad digital. El comienzo a las 21.30 y la extensión del juego hasta entrada la madrugada motivaron imágenes sobre hinchas llegando tarde a sus casas o cómo resistían el sueño.
La actuación de Joaquín Laso, defensor de Tigre y ex jugador de Independiente, también propulsó una ola de comentarios cuando malogró su penal. Tras el fallido disparo, la expresión de Facundo Cambeses, arquero del conjunto de Avellaneda, también se transformó rápidamente en meme.
El árbitro Andrés Merlos recibió atención de los internautas debido a su labor y una noche plagada de polémicas. Parte de los memes, además, anticipaban la conferencia de prensa de Gustavo Costas, director técnico del conjunto de Avellaneda, y las protestas que podría plantear por el desgaste del equipo de cara a la semifinal ante el conjunto de Claudio Úbeda.
Desde lo futbolístico, las acciones más determinantes sucedieron en tiempo suplementario, cuando Racing volvió a marcar un gol que fue anulado por posición adelantada y se produjeron dos expulsiones. Asimismo, los intentos de Tigre fueron fácilmente neutralizados hasta la serie de penales. Allí, Facundo Cambeses se transformó en figura tras atajar dos disparos y garantizar la presencia de su equipo entre los cuatro mejores del torneo.
Con la clasificación, la Academia enfrentará al Xeneize en una semifinal que ya acapara la atención de la mayoría del fútbol argentino. Por la otra parte del cuadro también habrá un emparejamiento electrizante, ya que se librará una nueva edición del Clásico de La Plata: Gimnasia se medirá contra Estudiantes.
En La Bombonera, el equipo de Claudio Úbeda eliminó a los dirigidos por Nico Diez y sumó su sexta victoria al hilo. Espera en semis por el ganador de Racing-Tigre
Boca Juniors avanzó a las semifinales del Torneo Clausura tras vencer por 1-0 a Argentinos Juniors en el estadio Alberto J. Armando (La Bombonera). El único gol del encuentro lo marcó Ayrton Costa en los primeros minutos, asegurando la clasificación del equipo local, que ahora espera por el ganador del cruce entre Racing y Tigre.
El equipo dirigido por Úbeda consolidó su candidatura al título al sumar su sexta victoria en siete partidos. Durante el partido, Agustín Marchesín fue determinante al evitar el empate en varias ocasiones, destacándose especialmente ante remates de Diego Porcel y Alan Lescano.
El Millonario necesitaba que el Granate siguiera en carrera por el Torneo Clausura, pero su derrota ante Tigre lo complicó. Qué necesita para participar del máximo certamen continental
La derrota de River Plate ante Racing por los octavos de final del Torneo Clausura en el Cilindro de Avellaneda, eliminó una de las chances que le quedaban al conjunto dirigido por Marcelo Gallardo para poder clasificarse a la Copa Libertadores 2026. Era la única en la que dependía de sí mismo.
Al no poder ser campeón, la Banda dejó atada a otros tres equipos su suerte para lograr un boleto para la fase previa del torneo internacional: lo conseguirá si se libera un cupo en la tabla anual, donde River Plate terminó en el cuarto puesto.
Sin embargo, una de estas tres posibilidades se esfumó esta noche, con la eliminación de Lanús del Torneo Clausura. Es que con la reciente conquista del Granate en la Sudamericana, la combinación extra a su favor era que el equipo de Mauricio Pellegrino se consagrara campeón del Clausura para liberar un cupo por la Tabla Anual que caería para los de Núñez.
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El artículo 27.10 del Reglamento de la Liga Profesional así lo indica: “Si un equipo argentino resultara Campeón de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, el mismo obtendrá una plaza adicional a la Copa Conmebol Libertadores 2026. Si este equipo ganador de la Copa Conmebol Sudamericana 2025, ya ocupara alguna de las posiciones clasificatorias previstas en los artículos 27.1., 27.2., 27.4., 27.5. o 27.6., su lugar será ocupado por el siguiente equipo mejor ubicado de la Tabla General de Posiciones 2025 (artículo 24), según corresponda (River Plate), produciéndose el reordenamiento de Posiciones en las plazas de la Copa Conmebol Libertadores 2026 de acuerdo a la reglamentación aquí aludida, hasta cubrir la totalidad de las mismas (incluidas la Copa Conmebol Libertadores 2026 y Sudamericana 2026)“.
El equipo de Gallardo ya había visto cerrarse otras vías de clasificación tras ser eliminado de la Copa Libertadores por Palmeiras y de la Copa Argentina por Independiente Rivadavia. Por este motivo, la tabla anual se había transformado en la última esperanza para el club de Núñez. Si no logra el objetivo, River Plate deberá conformarse con disputar la próxima edición de la Copa Sudamericana, un desenlace que marcaría el cierre de un año adverso para la institución.
River Plate fue campeón de la Copa Libertadores en cuatro ocasiones: 1986, 1996, 2015 y 2018, las últimas dos bajo la conducción técnica de Gallardo. Hace siete años la coronación llegó con el valor agregado de vencer en la final a Boca Juniors en el recordado partido disputado en el Estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
Poder estar presente en la venidera Copa Libertadores representa un desafío deportivo por el prestigio del certamen, pero también un objetivo por lo económico. En caso de no conseguirlo por primera vez en doce años River Plate no disputará el principal torneo de clubes del continente.