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Alarma en la Antártida: desapareció un pedazo de hielo del tamaño de Argentina

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Son 2,6 millones de kilómetros cuadrados gélidos en el mar que no se recuperaron en el invierno tras los derretimientos del verano. Advierten que ya nunca podrían recobrarse.

En medio de la ola de calor en el Hemisferio Norte, la Antártida estaría dando las primeras señales de que el cambio climático está haciendo mella en su superficie. Científicos descubrieron que, a pesar de la habitual reconstrucción de hielos en invierno, esta vez el continente austral muestra un faltante de superficie equivalente al tamaño de la Argentina.

El hielo marino antártico cayó a niveles sin precedentes para esta época del año, indicó la CNN.

Todos los años, la superficie marina antártica se mueve al ritmo de las estaciones. Cae a sus niveles más bajos a fines de febrero, en pleno verano, para luego recuperarse y reconstruirse durante el invierno. Pero actualmente está en su nivel más bajo para esta época del año desde que comenzaron los registros hace 45 años.

A esta altura de 2023, sin embargo, la cantidad de hielo muestra un faltante gigantesco, similar a la superficie de la Argentina, que desapareció sin atisbo de regenerarse. En números, son 2,6 millones de kilómetros cuadrados, muy cercanos a los 2,78 millones de kilómetros cuadrados del territorio nacional.

Ahora, los investigadores tratan de explicar el porqué del fenómeno, que cuenta con alarmas adicionales recientes.

La superficie de hielos marinos que perdió la Antártida equivale casi a la extensión del territorio de Argentina. Foto ReutersLa superficie de hielos marinos que perdió la Antártida equivale casi a la extensión del territorio de Argentina. Foto Reuters

En febrero de 2022, un informe de Greenpeace concluyó que el hielo del Continente Blanco cayó de 2,1 millones en 2017 a 1,98 millones de kilómetros cuadrados al 20 de febrero de 2022. Un año más tarde, las cotas se hundieron aún más: 1,79 millones de kilómetros cuadrados.

Esa marca, relativa a la estación más calurosa del año, es el récord de menor dimensión de hielo marino en la Antártida.

Del no al alarmismo al “cambio de juego”: qué dicen los investigadores sobre el faltante de hielo en la Antártida

“Yo digo que no al alarmismo, pero hay que vigilar la situación”, apunta glacióloga del Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimental (Ogs) de Trieste Florence Colleoni. Y añadió que el hielo marino “estaba ‘bajo’ en 2022, en 2023 está muy bajo, muy por debajo de 2010 o antes, pero eso no permite decir si la situación será igual o peor en 2024″.

No es lo mismo que piensa Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado Boulder. Ante la consulta de CNN, habló de un “cambio de juego”.

“El juego cambió. No tiene sentido mantener las mismas probabilidades de que el sistema funcione como solía hacerlo. Esto nos dice que claramente el sistema cambió”, expresó el especialista.

Lo que sucede en la Antártida es un llamado de atención por la eventual interrupción de aquel sistema de reducción y ampliación de hielos que funcionaba hasta el momento. Y que, además, mostraba hasta ahora una situación muy diferente a la del Ártico.

Es que ya existía un estudio que evidencia una pérdida en los hielos del Hemisferio Norte. En la Antártida, por ahora y a pesar de advertencias, eso no sucedía.

Alerta en la Antártida por el nivel de hielos marinos invernales más bajo en 45 años. Foto TélamAlerta en la Antártida por el nivel de hielos marinos invernales más bajo en 45 años. Foto Télam

“Es difícil decir que se está produciendo el mismo fenómeno. Pero podemos afirmar que observamos algo extraordinario“, dijo Colleoni, que completó dos misiones de investigación a la Antártida a bordo del buque de investigación “Laura Bassi”.

“El océano se ha calentado de manera acelerada, pero estamos subestimando esta velocidad. Todavía no sabemos cuál es la influencia del calentamiento global, pero ciertamente amplifica el impacto de algunos fenómenos”, sostuvo la especialista, que distinguió entre los efectos del calentamiento sobre el hielo terrestre (como en el Norte) de los efectos que pesan sobre el hielo marino (como los de la remota Antártida).

Por su parte, Scambos se mantuvo en su posición de alerta. “Este nivel de variación es tan extremo que algo radical ha cambiado en los últimos dos años, especialmente en el último año”, expresó en diálogo con CNN.

Es similar la posición del oceanógrafo Edward Doddridge. “Decir que es algo sin precedentes no es suficiente. Para aquellos interesados en estadística, se trata de un evento de ‘5 sigma’, son cinco desviaciones estándar de la media. Si nada cambiara, veríamos un invierno como este solo una vez cada 7,5 millones de años“, indicó a ABC News de Australia.

Volvió a opinar Colleoni. “El calentamiento global es un problema socioeconómico, no podemos cambiar radicalmente nuestro estilo de vida pero debemos invertir en la búsqueda de energías alternativas y optimizar el uso de la energía, que será la clave en el futuro”, indicó la científica desde Trieste, en dirección a las causas socioeconómicas del fenómeno.

Scambos, en cambio, se explayó sobre los factores naturales: vientos más fuertes desde el oeste y temperaturas más altas de la porción oceánica que rodea a las aguas antárticas. “Probablemente no veamos que el sistema antártico se recupere por un próximo período bastante largo, e incluso es probable que ya no lo que haga nunca“, aseguró.

Temporal o definitiva, la reducción de hielos marinos generaría un efecto multiplicador en las consecuencias del cambio climático: con menos hielo, la luz solar será absorbida por el océano en vez de ser rechazada por las piezas de agua sólida. Se estima que la capa glacial refleja hasta el 90% de la radiación solar que le llega.

De acuerdo a la Coalición Antártica y del Océano Austral, otras dos funciones de los hielos son el almacenaje de agua dulce en estado sólido -con la consiguiente regulación de los niveles del mar- y cumplir el rol de un “termostato global”.

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Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

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La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La meta era desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. El grupo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

Pese a las políticas que desfinancian y buscan desprestigiar al sector de la ciencia y técnica en Argentina, el sector sigue demostrando su altísimo nivel. Diez estudiantes universitarios locales ganaron el mundial aeroespacial que impulsa la NASA. Se trata de la CanSat Competition, un evento anual de relevancia internacional que consiste en desarrollar y poner a prueba un prototipo de satélite. Además de subir al podio, el equipo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) fue el único de América Latina en competir y lograr un puesto en el Top 5.

El grupo campeón está integrado por Ezequiel Bolzicco, Daniela Maradei, Thomas Marthi y Agustin Pilotto en Estructura y Materiales; Agustin Haarth, Santiago Agosti, Emanuel Albornoz y Rafael Dalzotto en Hardware; Micaela Perillo en Software; Santiago Bolzicco en Operaciones, y Eduardo Barbier como Advisor. Son estudiantes de las carreras de Ingeniería Mecánica, Electrónica, Industrial, Informática y Bioingeniería.

Comenzaron a trabajar en enero, en el marco de una iniciativa extra curricular no obligatoria para participar en la competición internacional de ingeniería organizada por la American Astronautical Society (AAS) con el respaldo de la NASA, Lockheed Martin, Siemens y otras instituciones.

La edición 2025 reunió a 40 equipos universitarios: solo 20 provenían de fuera de Estados Unidos. La competencia se divide en varias etapas, desde el prediseño hasta la misión final. El equipo argentino alcanzó un 99% de cumplimiento técnico en la primera entrega, lo que les permitió clasificarse como uno de los cinco mejores grupos a nivel global antes de viajar a la ciudad de Virginia, donde el certamen comenzó el 3 de junio y terminó este lunes, con el triunfo.

Un mini satélite

El equipo del ITBA tenía la misión de diseñar, construir y lanzar un satélite funcional del tamaño de una lata de gaseosa. Debía transmitir datos en tiempo real, registrar video aéreo y medir variables ambientales durante su descenso controlado desde una altura de 700 metros.

“El satélite se lanza a 700 metros, se abre y unas aspas comienzan a girar a 18 kilómetros por hora en caída. Va girando como un helicóptero. Nosotros usamos una antena direccional que tenemos que ir apuntando a donde va a estar el satélite y ahí empieza la toma de datos”, explicó antes de la final Thomas Marthi, estudiante de Ingeniería Electrónica del ITBA, en diálogo con Infobae. “El dispositivo no entra en órbita, pero transmite datos como temperatura, presión y posición tras ser lanzado”, detalló por su parte Daniela Maradei, estudiante de Ingeniería Mecánica.

El objetivo de la competición es hacer una simulación de un proyecto real aeroespacial, tal como ocurre en la industria. Por eso los dispositivos fueron evaluados por profesionales con trayectoria en la NASA.

Varios de los ganadores ya habían participado en ediciones anteriores de la competencia, y el ITBA había sido finalista en 2021, 2022 y 2024. Solo faltaba el triunfo definitivo.

Pese al cientificidio, Argentina sigue destacándose: diez estudiantes ganaron el mundial aeroespacial impulsado por la NASA

Más logros

El triunfo del equipo argentino en Estados Unidos no fue el único logro del área en el último tiempo. A fines de mayo, un equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se ubicó entre los cinco mejores en el mundial de satélites enlatados organizado por la Universidad Nacional de México. El grupo fue seleccionado entre más de 100 equipos participantes.

Los participantes fueron Clara Telesca, Pedro Monczor, Pilar Risso, Santiago Perez Garber y Juan Valle, estudiantes de las carreras de Física y Química de la Facultad de Ciencias Exactas.
Se habían anotado en diciembre de 2024, y tras superar las primeras cuatro etapas recibieron la premiación que los ubicó entre los mejores cinco equipos de la competencia.

A la Luna

Las promesas universitarias argentinas tienen su correlato en el regreso de la exploración humana del espacio profundo después de más de 50 años, que contará con la presencia de un microsatélite desarrollado por investigadores locales.

Se trata del microsatélite ATENEA, resultado de un esfuerzo conjunto entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) e instituciones académicas y científicas, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Todo tiene aún más valor en el contexto de crisis sin precedentes que atraviesa el sector científico, tecnológico y universitario por las políticas de ajuste –a la par de ataques discursivos– del Gobierno nacional.

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Pluriempleo y sobreocupación: las dos caras de la pérdida del poder adquisitivo y la precarización

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En 2024, el pluriempleo tocó un inédito 12,4%, mientras que la sobreocupación -personas que trabajan más de 45 horas semanales- continuó creciendo. Esto demuestra que la sobreexplotación se muestra como una alternativa a los bajos salarios.

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Cayó en default Albanesi, uno de los grandes grupos energéticos del país

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No pagó una pequeña fracción de intereses correspondientes a una deuda de corto plazo de U$S 220 millones. En total adeuda U$S 1100 millones.

El Grupo Albanesi formalizó este jueves el default de su deuda. El hecho, si bien previsible y anunciado un mes antes por la propia empresa, impactó en los medios financieros locales y del exterior y podría derivar en una nueva venta de activos argentinos, cuyo nivel de riesgo aumentará.

El default de Albanesi sucedió una vez vencidos los 30 días de negociaciones entre la empresa y sus acreedores. En realidad, lo que dejaron de pagar las dos subsidiarias de Albanesi –Generación Mediterránea (Gemsa) y Central Térmica Roca– es una fracción (un tramo de los intereses) de una deuda de corto plazo de U$S 220 millones y una total del grupo de U$S 1100 millones.

El recurso de Albanesi

Albanesi envió a la Comisión Nacional de Valores (CNV) un texto en el que aseguró: “Vencido el plazo de gracia previsto en los términos y condiciones de las Obligaciones Negociables y no habiéndose efectuado el pago de los intereses correspondientes, se ha configurado un Supuesto de Incumplimiento”.

El incumplimiento corresponde al bono Clase XXXIX, identificado en los mercados por el ticker MR390, con vencimiento en 2031. Se trata de un título que había despertado el interés de los inversores por su tasa del 11% anual en dólaresmuy por encima de los rendimientos promedio del sector energético local.

En el mismo comunicado a la CNV, Albanesi consignó que, con la ayuda de sus asesores financieros y legales, locales e internacionales, inició “un proceso de reordenamiento financiero”. Agregó que “el objetivo final es readecuar la carga de nuestras obligaciones al flujo de caja generado por nuestras operaciones».

También anticipó que está «analizando distintas alternativas para resolver esta situación a la mayor brevedad posible, buscando priorizar la continuidad de su operación y preservar los intereses de sus acreedores».

electricidad albanesi

Tiempo observó dos semanas atrás que el desequilibrio financiero de Albanesi empezó con la decisión del gobierno nacional de pagar acreencias acumuladas con un bono y no con cash. Y que luego se acentuó con la modificación de las condiciones cambiarias, que cortó la bicicleta financiera a la que muchas empresas apelaron para arrancar otra con nuevas condiciones.

Pero en ese cambio, las empresas que tomaron deudas en dólares para transformar esos fondos en pesos y ganar renta con las elevadas tasas de interés, perdieron el beneficio y terminaron quedándose con deudas en dólares a tasas elevadas. Albanesi emitió el bono Clase XXXIX el 30 de octubre de 2024, con un valor nominal de US$ 350,25 millones, y posteriormente realizó una emisión adicional el 8 de noviembre de 2024 por US$ 3,7 millones a una tasa de interés del 11%. Ese nivel de renta solo era pagable con la bicicleta financiera (o «carry trade»,en la jerga del sector). Insostenible.

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